La expectativa pasa por una mejora de los márgenes agrícolas luego de un ejercicio “extremadamente malo”, dijo en entrevista con VERDE el gerente de Ingleby Farms & Forests, Juan Baroffio. Valoró el avance que muestra la productividad de los cereales de invierno y también en los cultivos de verano, influenciados por el riego. Sobre el negocio ganadero indicó que la producción de carne por hectárea defenderá los márgenes en un escenario de precios bajos frente a los que había hace un tiempo atrás. Agregó que la empresa está abocada a la producción, porque “entendemos que es la forma de cuidar nuestro negocio”.
Ingleby Farms & Forests es una empresa internacional con 25 años de trayectoria, con sede en Dinamarca. Está presente en siete países, donde abarca un total de 100.000 hectáreas, pero su mayor área de producción está en Uruguay, donde opera desde 2009 y actualmente cuenta con 27.217 hectáreas distribuidas en siete establecimientos ubicados en Paysandú, Río Negro, Soriano, Flores y Durazno. En esos campos realiza agricultura y ganadería pastoril, cada vez más especializada, sustentada en las pasturas naturales y en la raza Angus.
También tiene su propia marca de carne, que se ofrece en la plaza local y en los principales mercados internacionales. La empresa cuenta con varias certificaciones destacándose: Carne Natural con aprobación del USDA; en Bienestar Animal, con el sello Certified Humane; y la certificación Never Ever 3.
Ingleby Farms & Forests empezó su actividad en Estados Unidos, produciendo pistachos, y después se expandió a Australia, Nueva Zelanda, Rumania, a los Países Bálticos, Argentina, Uruguay y Perú. Baroffio destacó la inversión en riego y la apuesta al crecimiento porteras adentro, con un fuerte foco en el cuidado de los recursos naturales.
¿ Cómo se define el sistema de producción que lleva adelante Ingleby en Uruguay?
La empresa lleva adelante un sistema agrícola-ganadero típico, o ganadero-agrícola por la superficie utilizada, adecuado a los campos que se explotan. Los suelos que tienen potencial agrícola están en agricultura con rotaciones. Mientras que campos agrícolas de menor aptitud, si estaban en agricultura pasaron a una fase de pasturas más larga. El campo natural se conserva como tal, resguardando y protegiendo ese ecosistema. En toda esa área de campo natural y de pasturas se realiza ganadería de ciclo completo. A la vez, el sistema de producción incluye en el área agrícola una rotación que contempla la diversificación de cultivos que el Uruguay permite y tiene, incluyendo cultivos invierno, de verano, de renta y de servicio.
¿ Cómo definen el esquema de rotaciones?
Si bien tiene ciertas variaciones, en promedio en torno al 20% o 25% del área agrícola está en rotación con pasturas, a veces varían según la duración, pero en líneas generales es así y se mantiene bastante estable.
¿Qué evolución muestra la productividad de los cultivos?
Hemos mejorado los niveles de productividad, sobre todo en los cultivos de verano como maíz y soja, de la mano de la incorporación y la expansión del riego en nuestro sistema de producción. En los cultivos de invierno venimos de dos zafras excelentes que permiten augurar una buena tendencia de mejora de los rendimientos. En cebada, la zafra 2022-2023 fue la mejor de nuestra historia, la 2023-2024 se estuvo por debajo, pero en los últimos tres años el promedio productivo se ubicó en 5.000 kilos por hectárea (kg/ha). En trigo, la última zafra fue mejor que la 2022-2023, y en los últimos tres años la media productiva está por encima de los 5.000 kilos por hectárea. En colza la productividad ha sido más errática, el rendimiento de la zafra pasada fue flojo y promedió 1.500 kg/ha.
¿Cómo encaja la colza en el sistema de producción de la empresa?
Para nosotros la colza es un cultivo más entre las opciones de cultivos de invierno. Obviamente que tenemos la flexibilidad de haberle dado un poquito más de área el año pasado, porque era tentador el precio y la ecuación, pero en la zafra pasada le dimos menos superficie, y eso fue positivo porque no fue un buen año para la colza. En la superficie de invierno sembramos cultivos de renta y cultivos de cobertura o de servicio. Entre las áreas de cultivos de renta la colza tiene presencia, lo que varía es la proporción. En la campaña 2023-2024 ocupó un 25%, el trigo 50% y la cebada 25% del total. En otras campañas el área de dichos cultivos ha sido más equilibrada.
¿Qué superficie está bajo riego?
Actualmente estamos finalizando la ejecución de obras del quinto proyecto que suma 540 hectáreas, con el que llegaremos a 3.000 hectáreas bajo riego. No de forma instantánea, porque son sistemas de equipos móviles, pero permite tener riego en el período crítico de cada cultivo, según la adecuación de las fechas de siembra y la rotación. Sobre fines de diciembre casi todas las represas estaban completas, excepto una, cuya relación cuenca y área regada es mucho más baja y no se alcanzó a captar el volumen de área necesario. De nuestra capacidad de almacenaje de agua llegamos a un nivel de 90% de acumulación.
¿En maíz y soja qué muestra la evolución productiva?
En ambos cultivos el incremento de la productividad responde a la influencia del riego. El maíz es el cultivo que ha mostrado más ajustes tecnológicos que se han ido incorporando al manejo. Hay un trabajo muy fuerte de Regadores Unidos del Uruguay (RUU) donde se han explorado variables a ajustar para mejorar y estabilizar la productividad. El manejo del agua durante el riego ha sido una variable muy importante, porque un manejo incorrecto puede llevar a no lograr las respuestas en rendimiento esperadas y en consecuencia un uso ineficiente de los recursos. Se han ajustado los temas operativos para llegar con el riego en tiempo y forma. También el manejo del nitrógeno ha sido otra variable que ha permitido potenciar el cultivo. Es decir, adecuar la oferta de nitrógeno al potencial y a la demanda del cultivo. En tercer lugar, posicionar la oferta de híbridos, los materiales para cada situación y su respectivo manejo, ese fue otro aspecto que permitió potenciar al maíz. Dichas variables han motivado una mejora de la productividad.
¿Qué promedio se está logrando?
Dejando de lado la zafra anterior, cuando no pudimos completar riegos por el déficit de agua en las represas, en promedio estamos por encima de 12.000 kg/ha, lo que nos deja muy conformes porque lograr promedios tan altos en áreas grandes es un desafío. El maíz también está incluido en los planteos de secano, porque creemos que es un componente muy importante en la rotación, por la diversificación y el aporte agronómico. Más allá de las cuestiones económicas que a veces van y vienen, o de las expectativas de resultado económico-productivo que pueden ser mejores o peores según varían los precios o los pronósticos climáticos, el maíz ha estado siempre en nuestras rotaciones.
¿Cuál es la situación de la soja bajo riego?
En soja, como muestran los datos de Regadores Unidos del Uruguay, ha sido más difícil ajustar las variables que se relacionan directamente con mejoras de productividad. Hay una línea de trabajo vinculada con la fecha de siembras más tempranas, con grupos de madurez más cortos. Hay un tema con la implantación de los cultivos en fechas de siembra temprana, suelos fríos, problemas sanitarios, excesos de agua, entre otros. Vemos que en algunas situaciones se obtienen excelentes rendimientos que alientan bastante esa práctica, pero en otras zafras vemos que aparecen todos estos problemas, que terminan limitando el potencial. A nivel sanitario y nutricional se viene trabajando sin tanta claridad para identificar las medidas de manejo que nos permitan una diferenciación mayor en rendimiento. Si bien los rindes son buenos, vemos que la brecha a nivel experimental y en los modelos de simulación frente a lo que pasa en el campo es más grande de lo que debería ser. Hasta ahora no hemos podido superar consistentemente la barrera de los 4.000 kg/ha, salvo en algunas chacras excepcionales que con esa estrategia se han alcanzado 5000 kg/ha.
¿Cómo evolucionó la productividad en secano?
En maíz está bastante estabilizado. Si uno mira una serie larga de años encuentra pocas zafras con muy buenos rendimientos de maíz con fechas de siembras tempranas. Hay que aclarar que sembramos en planteos de primera y no de segunda. Con fechas de siembra en setiembre vemos que hay pocos años en los que se obtuvieron muy buenos resultados y varios años en los que se lograron promedios entre 5.000 y 6.000 kg/ha. En esa secuencia histórica hay varios años secos y muy duros. Hacemos más maíz de primera que de segunda por una definición que marca la rotación, buscamos diversificar el momento crítico de los cultivos, porque en soja ya sea de primera o segunda la definición de rendimiento está en febrero y marzo. El maíz de segunda también tiene su etapa crítica en esa fecha, por eso se busca diversificar el riesgo climático con la rotación y aprovechar la oferta de lluvias de diciembre o enero. Del área de maíz de primera se realiza 40% o 50% bajo riego y el restante 50% o 60% en secano. Aunque eso depende de cada zafra, pero generalmente no tenemos menos del 40% bajo riego.
¿Y en soja?
En soja la mayoría se hace en secano. Veníamos con una curva ascendente en los rendimientos, pero creo que estos últimos tres años hay que relativizarlos, porque fueron muy contrastantes, sobre todo las últimas dos zafras. Hay que aclarar que la zafra 2021-2022 fue excelente y pasamos a una extremadamente malo, lo que altera los resultados. Estábamos observando un crecimiento en la productividad, debido a los ajustes en las variedades, grupos de madurez, fechas de siembra y demás.
¿ Cómo se visualiza el negocio agrícola en este ciclo 2023-2024 con la primera parte del ejercicio ya finalizada?
En cultivos de invierno los resultados fueron muy cambiantes, lo que provocó que algunos márgenes que podrían haber sido muy buenos finalmente no lo fueran. Probablemente sigan siendo positivos, pero no como esperábamos, como en el caso de la colza. Los resultados en trigo son positivos y en cebada también, pero el número está más relacionado con la calidad de lo cosechado y los precios logrados. Los cultivos de verano, a pesar del alto nivel de resiembra, en términos generales se están instalando de manera correcta. Los precios todavía son bastante inciertos. Aún es difícil poder afirmar si será un muy buen ejercicio. Sin dudas será mejor que el anterior y eso alivia, pero todavía hay que manejarse con cautela.
¿Qué área ocupa la agricultura continua y qué nivel de intensidad tiene?
Estamos con 7.000 hectáreas de agricultura, y la intensidad se ubica entre 1,7 y 1,8 cultivos por año, donde se incluyen los de renta y los de servicio.
¿Qué estrategia tiene la gestión del riesgo, ya sea de precios o clima?
No especulamos mucho con los precios. Tratamos de defender lo mejor posible los precios que obtenemos por nuestra producción, pero sin un uso muy sofisticado de herramientas como las coberturas y demás. Estamos muy abocados a la producción, porque entendemos que es la forma de cuidar nuestro negocio. Para el riesgo climático nuestra estrategia pasa por la diversificación de cultivos y fechas de siembra. Y sobresale la inversión en riego, una herramienta que es fundamental para mitigar los riesgos en los años secos, y en los extremadamente secos es un desafío porque es muy difícil que los rindes se vean imperturbados. Pero en las zafras medianamente secas se pueden estabilizar muchísimo los resultados, los rendimientos y el ingreso de las empresas.
¿Piensan seguir incrementando la superficie bajo riego?
Sí, en la medida que los proyectos sean viables es una estrategia definida.
¿Cómo está viendo al negocio ganadero?
Está con los precios planchados, lo cual no permite visualizar un bueno resultado, pero somos optimistas y sabemos que productivamente los campos y las pasturas sembradas están mostrando una excelente performance y eso defenderá los márgenes de la producción de carne en nuestros sistemas. Obviamente nos gustaría ver algún precio más parecido a los que tuvimos en otros momentos para tener un mejor resultado.
¿Qué producción de carne por hectárea tiene el sistema pastoril de Ingleby?
En nuestro ciclo completo, dejando de lado el año anterior, cuando la sequía tuvo grandes consecuencias, la producción venía estabilizada entre 115 y 120 kilos de carne por hectárea. El sistema se caracteriza por tener una presencia mayoritaria de pastoreo sobre campo natural, con una estrategia cautelosa en cuanto a cargas para asegurarnos de no degradar ese recurso.
¿Cómo ven el clima de negocios?
En Uruguay hay estabilidad y las reglas son claras. Es un país donde se hacen negocios con reglas transparentes y constantes en el tiempo, y eso se valora mucho.
¿Los planes de inversión apuntan a más superficie o crecer porteras adentro?
Estamos en una muy buena escala para trabajar. Hoy el objetivo es consolidar la fase de crecimiento porteras adentro, con riego y mejoramiento de los campos.
TARJETA PERSONAL
Juan Carlos Baroffio tiene 37 años, es ingeniero agrónomo egresado de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República en el año 2008, cuenta con un posgrado en Alta Dirección en Agronegocios y Alimentos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina. Es gerente de Ingleby Farms & Forest Uruguay desde setiembre de 2019, compañía en la que trabaja desde el año 2010.
Nota de Revista Verde N° 112 – Sección AL GRANO: Juan Baroffio, gerente de Ingleby Farms & Forest Uruguay
La Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) informó que la producción de trigo alcanzó un rendimiento de 5.037 kilos por hectárea y es el máximo histórico logrado por Uruguay.
Sobre la superficie, Diea señala que se ubicó en 267.000 hectáreas, un 11,6 % menos que en la zafra anterior cuando se sembraron 302.000 hectáreas, con lo cual la producción total se estimó en 1,34 millones de toneladas, un 5% por encima de la zafra pasada. Desde el sector privado se estima que la superficie superó las 300.000 hectáreas.
Para la cebada Diea estimó un rendimiento promedio nacional de 4.789 kilos por hectárea sembrada, valor similar a la zafra 2020 cuando se alcanzó el máximo para el cultivo. La producción por su parte alcanzó las 914.000 toneladas, de las cuales 684.000 toneladas fueron para maltería y 231.000 no alcanzaron la calidad necesaria y tuvieron destino forrajero.
El área sembrada entre Colza (Brassica napus) y Carinata (Brassica carinata) alcanzó en ésta zafra 132 mil hectáreas, con un rendimiento promedio de 1.596 kilogramos por hectárea, informó Diea.
Según Diea, la superficie total sembrada con cultivos de invierno fue estimada en 607.246 hectáreas, un 29,5% menos que en la zafra del invierno anterior, cuando se concretaron 860.997 hectáreas de cultivos de invierno.
Analizó que lo logrado en el viaje oficial a China “nos acerca más al TLC” y planteó que es necesaria una reforma profunda de las instituciones vinculadas a la política exterior
Ruben Silvera ruben@infoagro.com.uy
A poco de retornar del viaje oficial a China, acompañando al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, ministros y empresarios, VERDE dialogó con el director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Ignacio Bartesaghi, quien realizó un balance muy positivo de esa misión. Destacó el avance del relacionamiento entre ambos países a una asociación estratégica integral, la firma de acuerdos en diversas áreas, además de la mención específica a un tratado de libre comercio (TLC). Ahora se esperan señales del Mercosur, que podría plantear otro escenario con la presidencia de Javier Milei en Argentina. “En caso de lograr el visto bueno del Mercosur, Uruguay y China podrían firmar un TLC en ocho o nueve meses”, estimó.
El académico lamentó que en Uruguay no se debata la posibilidad de abandonar el Mercosur, considerando el gran estancamiento que significa para el país en materia de acuerdos internacionales. Afirmó que otra cosa sería plantear tratados bilaterales saliendo del Mercosur o cambiando el tipo de pertenencia al bloque, porque Uruguay “recuperaría su soberanía comercial”.
Además, dijo que Uruguay tiene que mejorar mucho en promoción comercial a nivel internacional y realizar una profunda reforma en su estructura de las relaciones exteriores, en Cancillería, embajadas, consulados, otros ministerios y Uruguay XXI, con foco en la carrera de los diplomáticos y funcionarios.
¿Qué balance hace de la reciente visita oficial a China?
El balance es muy bueno, porque definitivamente Uruguay alcanza un nuevo nivel en la relación con China, pasando de una asociación estratégica a una asociación estratégica integral. Esto implica que China ahora nos considera en otro nivel estratégico, y le dará más fluidez a proyectos de mediano y largo plazo, fomentando más inversiones en Uruguay, más cooperación, impulsando el comercio de bienes y servicios. A todas las cosas que puedan estar trabadas o demoradas se les da mayor impulso a la relación bilateral, y ese es el gran éxito alcanzado. Además están los 24 acuerdos en áreas muy diversas. Y el tercer punto que hace que esta visita haya sido muy exitosa tiene que ver con la mención específica al Tratado de Libre Comercio (TLC) y que China considera que se puede acelerar el proceso para cerrar ese acuerdo de forma bilateral. Me parece que se consiguió lo que se podía conseguir en la visita.
¿Se pasa a otra velocidad en la negociación del TLC?
Lo que se necesitaba era mantener la puerta abierta, porque Uruguay no depende de sí mismo para iniciar esta negociación. Depende de un cambio de contexto en la región y de que China reciba las señales del Mercosur para dar el siguiente paso. Lo que tenía que hacer Uruguay lo hizo y lo hizo muy bien, que fue ratificar nuestro interés en avanzar bilateralmente, y explicar las dificultades que existen en el Mercosur para avanzar conjuntamente. Y ahora hay que esperar el cambio de contexto con el nuevo gobierno en Argentina. Pero naturalmente se está más cerca, porque Uruguay está en una mejor situación con China. Durante una semana se estuvo hablando de Uruguay en China, con reuniones de alto nivel, se firmaron acuerdos, hubo una conversación entre Lacalle Pou y Xi Jinping, y se avanzó de categoría en la asociación estratégica integral. Todo eso te acerca un poco más al TLC.
En caso de obtener el visto bueno del Mercosur, ¿qué plazos demanda la firma de un acuerdo de estas características?
Este es un acuerdo que se puede cerrar en ocho o nueve meses. En caso de que el nuevo gobierno de Milei en Argentina habilite que Uruguay avance unilateralmente, porque todo indica que no estará interesado en cerrar un TLC con China. Además conocemos la posición de Lula respecto a China, más allá de ir todo el Mercosur junto una vez que se cierre el acuerdo con la Unión Europea, al final no hay ni una cosa ni la otra. Quizás Lula tendrá que ceder para que el Mercosur cierre algún acuerdo marco, alguna declaración con China, y que Uruguay avance bilateralmente.
¿Ve más viable que se concrete un TLC entre Uruguay y China luego de los recientes cambios políticos en la región?
Si ganaba (Sergio) Massa era prácticamente imposible que Uruguay cerrara un TLC con China, porque Lula iba a empoderarse en su posición y Massa plantearía la clásica postura argentina del ‘no se puede’. Ahora con Milei esto cambia. Imaginar que esto implica la apertura de negociaciones el año que viene es muy riesgoso. Con la posición que ha manifestado Milei sobre el Mercosur, y con un desarrollo mayor que hemos escuchado de parte de Diana Mondino, su canciller, cabe pensar que hay posibilidades de que ese contexto cambie, de darle señales a China para que dé el siguiente paso. Pero decir que eso es lo que va a pasar es muy difícil, porque hacer prospectivas en relaciones internacionales se dificulta cada vez más. De todos modos, no tengo dudas de que estamos más cerca de lo que estábamos hace algunas semanas.
¿Qué pasa con las negociaciones en curso del Mercosur? ¿Puede haber novedades?
No espero noticias en las negociaciones con la Unión Europea. La Comisión Europea muestra una voluntad política de cerrarlo, pero no logra torcer la posición de (Emmanuel) Macron, que además la confirmó recientemente en Dubai. Lula hace cierta retórica con todo esto. Por un lado indica que quiere cerrar el acuerdo, pero luego los negociadores de Brasil plantean ofertas que no están en línea con esas declaraciones del presidente brasileño. Plantean un ‘no’ a los compromisos ambientales adicionales, y a su vez reabren negociaciones en otros capítulos, como los de Propiedad Intelectual y en el de Compras Públicas. Por suerte Milei y Mondino han sido muy claros en decir que están a favor de este acuerdo. Entonces Argentina no sería en este caso el responsable. De parte de Lula y Macron no creo que tengamos noticias. Es posible que se anuncie un acuerdo con Singapur, que ya se cerró hace un año y medio pero se revisó porque Argentina y Brasil tenían algunas diferencias. Después no hay avances en las negociaciones con Corea del Sur, que están prácticamente paralizadas, tampoco con Canadá, ni con el Líbano. Se habla de acercamientos con Vietnam e Indonesia, pero eso es retórica pura. Son declaraciones pomposas que nada tienen que ver con la realidad, porque no se está negociando nada. Pasan los meses y el Mercosur sigue estancado.
¿Cómo queda posicionado Uruguay para lograr un mejor acceso a los mercados?
Uruguay se juega mucho en la apertura internacional. Lamentablemente hoy la realidad del Mercosur está afectando nuestra estrategia de desarrollo, impidiendo que nuestros empresarios hagan más negocios con el exterior, afecta la posibilidad de captar inversiones y la modernización de nuestra legislación vinculada con los negocios internacionales. Tenemos perjuicios muy importantes por estar en el Mercosur, que ha dejado de ser un elemento favorable para el desarrollo económico del Uruguay. Tenemos que seguir insistiendo con lo bilateral, con China, esperar una reacción del CPTPP (Acuerdo Transpacífico), aunque también es difícil, y si no se cierra el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea plantear avanzar bilateralmente. Si Uruguay no tiene inconvenientes con las cláusulas ambientales adicionales, ¿por qué no puede firmar bilateralmente ese acuerdo? Si Argentina y Brasil necesitan más tiempo que se tomen más tiempo. Este gobierno ha dado señales muy claras de que no quiere discutir la pertenencia de Uruguay al Mercosur, tampoco va a discutir cambiar a la categoría de Estado asociado o irse del Mercosur, por lo tanto tendrá que seguir insistiendo con los acuerdos bilaterales.
¿Hace falta más decisión política de Uruguay para acelerar estos acuerdos?
Hace falta una negociación con los socios, porque Uruguay plantea los acuerdos bilaterales pero siendo parte del Mercosur. Una cosa es plantearlo saliendo del Mercosur o cambiando el tipo de pertenencia al bloque, ahí un acuerdo bilateral toma otra fuerza, porque Uruguay recuperaría su soberanía comercial.
¿Esa postura de Uruguay es la que le impide avanzar en inserción internacional?
Es la misma postura de hace muchos años, y hay que ser sinceros: no ha tenido éxito. Seguimos impulsando lo que llamamos el camino del medio, pero estamos encontrando muchas dificultades para que eso tenga éxitos concretos. Porque no terminamos las negociaciones con China, no termina de aceptarnos el CPTPP, lo de Turquía perdió fuerza porque era una negociación muy complicada, en paralelo el Mercosur no avanza en su agenda externa. Por eso planteo que si seguimos así es natural y hasta razonable pensar si no sería mejor cambiar de estrategia y pasar a otra. Eso supone discutir su pertenencia al Mercosur.
Pero el espectro político no plantea cambios en ese sentido.
Hoy no aparecen cambios, hay un consenso entre los partidos políticos. Quizás algún sector del Partido Nacional podría tener algún interés mayor en apretar el acelerador, pensando en la discusión electoral. Pero incluso en las cámaras empresariales y gran parte de los académicos no quieren discutir sobre esto. No se puede hablar de que Uruguay cambie la pertenencia al Mercosur y mucho menos que abandone el bloque. No sé qué piensa la opinión pública, quizás haya que hacer nuevas encuestas sobre este tema. Hay muy pocas personas que lo plantean. Lo he planteado muchas veces y me siento bastante solo en esto. Mucha gente por lo bajo me dice que es insostenible, que hay que cambiarlo, pero para cambiarlo hay que tomar decisiones drásticas, que no se quieren tomar por el momento. El Mercosur ya tiene más de 30 años y lo que nos da son señales muy peligrosas, porque no resuelve los problemas que tenemos en la familia y ahora decide expandirse, sumando a Bolivia como miembro pleno, con indicios de que vamos hacia una politización mayor y que dejamos de lado los temas que tenemos que discutir. Para mí vamos a chocarnos contra una pared, y en algún momento la sociedad, los políticos y los empresarios estarán en condiciones de discutir si vale la pena seguir formando parte del Mercosur.
¿Hay interés de otros países o bloques en cerrar acuerdos con Uruguay?
No tengo dudas de que sí. El hecho de que China quiera firmar un TLC bilateral con Uruguay lo deja bien claro. Hay cantidad de acuerdos bilaterales entre economías grandes y economías pequeñas, que tiran por la borda eso que dicen muchos académicos y políticos, que nadie tendría interés en firmar un acuerdo comercial con Uruguay. En Uruguay hay una especie de negación de lo que ocurre en el mundo. No queremos asumir los cientos de acuerdos que se han cerrado en los últimos años, no queremos darnos cuenta del rol que juegan algunas economías pequeñas en economías grandes, que no tienen que ver con el mercado. Está claro que China no quiere un TLC con Uruguay por nuestro gran mercado; es evidente que no está pensando en hacer negocios, está pensando en otras cosas, y está bien que así sea. Los países se mueven por intereses, China tiene intereses en Uruguay y por eso quiere un TLC bilateral. Si resolvemos el problema del Mercosur vamos a empezar a cerrar acuerdos rápido. Tenemos una competitividad muy fuerte en el sector agroindustrial, en algunos sectores de servicios, y tenemos una industria que ya se abrió en su momento. Con la creación del Mercosur en la década del 90 el golpe que recibieron las industrias que no eran competitivas ya fue muy fuerte. Argentina y Brasil siguen siendo economías muy proteccionistas. Por otra parte, si Uruguay se suma al CPTPP estará cerrando de una jugada un TLC con 12 miembros. Imaginemos lo que sería eso para quienes hacen negocios en Uruguay. Acá hace 20 años que tenemos las mismas preferencias arancelarias, más allá de los acuerdos que ha logrado cerrar el Mercosur en su momento con Egipto e Israel. Hace mucho que el Mercosur no cierra un acuerdo, hay que ver si se termina de anunciar lo de Singapur.
¿Con el CPTPP pasa lo mismo que con China? ¿Se necesita el aval del Mercosur?
Es bastante más complejo que eso. Cuando hablás con algunos negociadores uruguayos te dicen que algunos tienen una percepción demasiado positiva del apoyo de los miembros del CPTPP al ingreso de Uruguay. Por lo que he hablado con académicos y embajadores no es tan fácil. Además el CPTPP está en una situación muy incómoda, tiene que definir qué va a hacer con China, con Taiwán, con Costa Rica y con Ecuador, que están antes que nosotros. Después viene Uruguay y Ucrania. Además está Corea del Sur, que todavía no solicitó el ingreso pero está haciendo todos los cambios internos que necesita para avanzar.
¿En qué sector sería interesante recibir inversiones chinas en Uruguay?
El sector agroindustrial sigue teniendo un potencial enorme, porque la seguridad alimentaria para China es fundamental, y Uruguay se ha ganado un lugar como proveedor de alimentos de calidad. Después están las energías renovables, donde China también está liderando. Uruguay tiene megaproyectos como el del hidrógeno verde. Y en obras de infraestructura que Uruguay todavía necesita, algunas de las que todavía están en discusión. Uruguay tiene que pensar en dónde puede invertir China, pensar en esta nueva etapa que inicia en la relación. O pensar en las financiaciones que otorga China a través del nuevo Banco de Desarrollo o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, de los que Uruguay forma parte.
¿Hay que barajar y dar de nuevo en la inserción internacional de Uruguay?
En estos años del gobierno de Lacalle Pou se puede decir que se hizo todo para avanzar. El contexto no lo favoreció, por el covid, la guerra en Ucrania y ahora se sumó la guerra entre Israel y Hamás. Las tensiones entre Estados Unidos y China tampoco son buenas para que un país chico pueda desplegar su estrategia. Y el cambio de contexto en Brasil también fue muy fuerte en la estrategia con China, porque una cosa es con (Jair) Bolsonaro y otra muy distinta es con Lula. Ahora hay que ver si con Milei volvemos a enderezar un poco la estrategia, aunque seguirá estando Lula para terminar de convencerlo. Lo que habría que cambiar es la discusión sobre el Mercosur. El próximo gobierno debería discutir, si todo sigue igual, qué debemos hacer con el tratado, porque es insostenible. Aparte Uruguay tiene que mejorar mucho en promoción comercial. No estamos observando con claridad lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo. Uruguay desconoce totalmente lo que pasa en África o en algunos mercados del Sudeste Asiático, Asia Central o Medio Oriente. Hay una gran cantidad de aspectos que no tienen que ver con aranceles, sino con no tener miedo a invertir en promoción comercial, porque eso después redunda en beneficios de negocios. Uruguay no termina de asumir que es un país con un desarrollo que amerita a tener otra lógica de promoción comercial, invertir más, ser más agresivo, para ver si puede captar nuevos mercados y nuevos negocios. Todo esto va de la mano con otra necesaria discusión que tiene que dar el país, que es la reforma de las instituciones asociadas con la política exterior, no solo en Cancillería. Hay mucho por hacer, especialmente en las embajadas, en la relación de los consultados con las embajadas, en la toma de decisiones para mejorar la inserción internacional.
¿Cree que Uruguay tendría que impulsar una reforma en la estructura de las relaciones exteriores?
Por lo menos discutir la estructura de la toma de decisiones en política exterior. Para mí tendría que haber una reforma urgente en Cancillería, en las características de los embajadores, la formación, la carrera interna de los diplomáticos para llegar a sus cargos, el personal permanente que está en Montevideo, la posibilidad de tener asesores, algo que hoy se dificulta. Cuando abrimos una embajada en un país, la abrimos solo con un embajador, prácticamente sin personal, sin una planificación, sin objetivos para los próximos 10 años.
¿Tendrían que relocalizarse embajadas?
No me cabe la menor duda de que hay que revisar eso, pero lo más importante es la carrera de especialización de los funcionarios, que muchas veces saltan de un lado a otro y no necesariamente siguen una carrera de especialización, que redunda después en los beneficios de tener un diplomático que realmente conoce un mercado. Hay una brecha enorme entre los destinos a los que van los diplomáticos y donde se están necesitando. Uno lo dice con todo respeto, siendo un observador de comercio internacional desde hace mucho tiempo, siguiendo a la Cancillería y el trabajo y esfuerzo de embajadores y diplomáticos a nivel mundial. Siempre reconozco su trabajo, pero eso no quita la posibilidad de hacer cambios, no solo en la Cancillería sino también en el rol del Ministerio de Economía y Finanzas, que también es muy activo en la política exterior y de eso se sabe muy poco. Además del rol de otros ministerios que tienen que ir creciendo, así como su personal técnico, para apoyar la política exterior. El propio Uruguay XXI, que es cada vez más relevante en términos de promoción comercial, apoyando a las embajadas en información técnica para los usuarios.
¿Y el sector privado qué rol juega?
Tiene que reclamar más y cuidar menos los posicionamientos. Entiendo que una cámara empresarial tenga que ser cauta y tener planteos más diplomáticos, pero me llama la atención cómo las gremiales empresariales no impulsan más los cambios. No es solo esperar que algún día se cierre un acuerdo comercial, sino reclamar, impulsar, trabajar mucho en que los asociados tengan más información sobre cómo hacer negocios con el exterior. También hago un mea culpa desde la academia, que quizás tenga que ser más activa en todo esto. Los sindicatos también tendrían que tener una visión en algunos casos más moderna de cómo enfrentar la política internacional. En Uruguay todos tenemos una visión de luces cortas. Nos falta elevar la mira, viajar más, observar las tendencias, para después no caer en las discusiones locales que caen en el prejuicio y desconocimiento, que después no favorecen al país.
¿Eso no termina impidiendo la capacidad de desarrollo del país?
Por supuesto. Hablamos de grandes reformas, como la de la seguridad social, del Estado o de la educación, pero otra reforma que todos estamos esperando es la apertura de Uruguay al mundo. Dimos un gran salto con el Mercosur y después nos quedamos ahí. Tener acuerdos comerciales te permite tener legislación más moderna, captar inversiones, que los empresarios puedan hacer más negocios de bienes y servicios, que el entorno de negocios y la imagen del país mejore en el mundo.
El empresario informó que se instalarán oficinas para desarrollar acciones concretas en esa región, con base comercial en Filipinas y base operacional en Kuala Lumpur, Malasia
El futuro “está en la región de los países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean)” y el gobierno uruguayo “debe relocalizar algunas de sus embajadas hacia los países del sudeste asiático”, sostuvo el presidente de la Cámara de Comercio Mercosur-Asean por Uruguay, Diego Martínez Bernié.
En esta entrevista con VERDE, el empresario dijo que “no podemos seguir especulando con la firma de un tratado de libre comercio (TLC) del Mercosur con la Unión Europea o con otros mercados, cuando podemos hacer un esfuerzo para encontrar nuestros propios mercados, que están ahí”. Adelantó que la cámara trabaja para instalar una base comercial en Filipinas y una operacional en Kuala Lumpur, Malasia. “El mundo se mueve y ese es el lugar más dinámico”, subrayó.
Entre los días 21 y 31 de mayo una misión empresarial realizó una gira por Malasia, Tailandia y Filipinas, con el objetivo de ampliar el relacionamiento con los países integrantes de la Asean. El bloque está integrado por 10 países: Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei Darussalam, Camboya, Laos y Myanmar.
¿Qué balance realizan de la misión comercial al sudeste asiático?
Muy positiva. En los tres países que visitamos se asentó el relacionamiento con los gobiernos, que en todos los casos hicieron un esfuerzo para recibirnos y asegurarnos que la misión fuera fructífera. Además de los privados que nos recibieron, nos ofrecieron cosas, se interesaron, nos preguntaron e informaron.
¿Cómo puede ser el flujo comercial en el corto y mediano plazo?
Tenemos una gran oportunidad, porque son mercados que requieren lo que tenemos. Nos pueden enseñar sobre sus hábitos de consumo y productos que no tenemos. Nos dan la oportunidad de presentarnos en medios diferentes, alternativos y muy abundantes en términos de consumo. Ya tenemos casos de empresas que, por estar ahí, de alguna forma salieron de la zona de confort (siempre iban a la misma feria a promover sus productos) y encontraron canales alternativos de comercialización que están trabajando. O sea que hay oportunidades, y el trabajo lo estamos haciendo. Como en cualquier emprendimiento empresarial con países extranjeros, necesitamos el trabajo del Estado, y Uruguay no está presente en todos los países. Es diferentes cuando hay una embajada. Vinimos a contar qué encontramos, cuáles son las oportunidades, qué hay de verdad en estos mercados alternativos, capaz que no necesitamos un TLC con China para sobrevivir. Quizás lo que necesitamos antes son algunas cosas aprobadas, de bastante menos complejidad que un TLC. No podemos seguir especulando con la firma de un TLC entre el Mercosur y la Unión Europea, o con otros mercados, cuando hay otras cosas para hacer antes. Podemos hacer un esfuerzo para encontrar nuestros propios mercados, que están ahí.
¿Cuán importante es el Mercosur para esa expansión?
Esta pregunta merece dos respuestas. Cuanto más lejos estás, más chiquito sos. Por lo que más importante se hace el Mercosur. Sobre todo cuando no hay una embajada de Uruguay y las otras embajadas, en particular la argentina, está ahí para ayudarte. Hacés más ruido con el Mercosur que solo como Uruguay. Pero una vez que tenemos los contactos y las relaciones, como uruguayos les podemos vender.
¿Cómo ven el trabajo del gobierno uruguayo en el sudeste asiático?
Como privado a uno le gustaría poder hacer todo sin tener que pedirle al Estado o al gobierno, pero con la ayuda del gobierno hay una diferencia. Esta misión fue una inversión de privados, costó US$ 250.000. No tuvimos ningún soporte ni subsidio de nada, y está bien que así sea. Pero también es cierto que a donde fuimos y había presencia de nuestro gobierno, en particular en Malasia, las cosas fueron mucho más fluidas y fáciles, porque estuvo el soporte de una embajada. En especial de esta embajadora (Valeria Csukasi), que es muy proactiva y hace su trabajo con todas las letras, allí se nota la diferencia. En Filipinas no hay embajada de Uruguay. Ese es un país super importante, con 120 millones de habitantes y con una cultura que se siente absolutamente vinculada a la nuestra, a tal punto que en una reunión empresarial de la Cámara China nos pusieron (la canción) Despacito, cantada por una filipina. Allí tampoco tenemos nuestros productos habilitados. Me parece mucho más importante un país con casi 114 millones de habitantes y 99% de importación de lácteos que un país pequeño de Europa donde tenemos embajada. Deberíamos hacer cambios apuntando para donde va el mundo, porque el 60% de la población del mundo está ahí. Están cambiando sus hábitos de consumo, comiendo más carne, más lácteos, porque están logrando acceder a eso. Como privados entendemos que no es un abrir y cerrar de ojos, que depende de la burocracia, de las aprobaciones, pero el objetivo está ahí. Estamos enfrentando a una cantidad de mercados saturados, donde nos ponen condiciones para entrar, nos ponen cuotas y acá está todo para ganar.
¿Tiene que haber una reorganización de la inserción internacional del Uruguay, con relocalización de embajadas en función de la demanda?
No tengo dudas. Hace falta dar un golpe de timón y mirar con realismo al mundo y ver ese 60% de la población mundial, la clase media que está ahí, es donde está el futuro. Ves la actividades, ves la gente, el patrón de consumo, lo que quieren, es gente joven. Hasta para la exportación cultural hay oportunidades en Filipinas. Hay una cantidad de servicios que no necesitan ningún TLC. La base debe ser Filipinas. Ya estamos pensando en una oficina de privados. Ellos recuerdan la ruta de los galeones, algo que no nos enseñaron en historia. Era la ruta entre Filipinas y México, una vinculación permanente de la colonia española. Ellos tienen eso en la sangre y te lo hacen ver. Lo más exótico que tienen para mostrarte es la ciudad vieja, que se llama Intramuros. Todo eso tiene que ver con nuestra historia y nuestro origen.
¿Están pensando instalar una oficina en Filipinas y desde ahí atender al resto de los países que integran la Asean?
Sí, porque ahí hay muchas cosas para hacer. Hay cosas que no tienen que ver con TLC sino con servicios. No es fácil, pero es un camino por andar y una posibilidad enorme.
¿Las oportunidades son importantes para los bienes que Uruguay produce?
Claro. Puedo mencionar lácteos, granos, carne, vinos, aceite de oliva. Podemos colocar allá todos nuestros productos. Pero además servicios: artísticos, profesionales, financieros y tecnología de la información. Hay muchas empresas uruguayas que pueden complementarse con las filipinas en términos de tecnología de la información, y ofrecer servicios para Estados Unidos o para el resto de Asia.
¿Cómo está el intercambio comercial con esa región del mundo?
El más importante es con Tailandia; está todo por hacer. Es como una zona desconocida para nosotros, pero no es más lejos que China.
¿Entre los países que integran Asean hay perfiles diferentes?
Sí. Aprendieron a convivir y permiten que uno firme un TLC sin que los otros lo firmen. Hay países musulmanes, católicos como Filipinas, hay países como Tailandia o Vietnam que son budistas. Hay una buena mezcla. Los musulmanes son los más difíciles en términos de la certificación halal, y Malasia hace mucho énfasis en eso, no solamente para la carne sino también para otros productos. Pero para Uruguay es algo que no puede postergarse. Además, en esos países hay comunidades chinas importantes y otras que no son musulmanas y no consumen productos halal. No es un problema. Hay hotelería donde perfectamente pueden consumir nuestra carne, vinos y otros productos.
¿Qué país del Mercosur tiene mayor penetración en esos mercados?
Brasil, porque es un país grande, necesita mover sus productos y ha hecho un trabajo grande en todo este tiempo. Brasil es poderoso ahí y lleva ventaja. Esa es una región conformada por casi 700 millones de personas y los países más poblados son Indonesia –que es como si fuera Brasil pero musulmán–, Filipinas y Vietnam –que tienen más de 97 millones de personas–, y después Tailandia –que tiene más de 70 millones–. Hay cuatro países menos desarrollados: Brunei Darussalam –que es un sultanato–, Camboya, Laos y Myanmar. Son países más pobres pero que están en proceso de crecimiento. Laos, que es un país budista y muy influido por China, tiene una inversión creciente.
¿Cuáles de esos países son los más avanzados y con economías más potentes?
El país con mayor producto bruto interno (PBI) per cápita es Singapur. Es un país más pequeño que Montevideo, el segundo puerto de Asia. Malasia es una máquina de trabajar, es increíble lo moderno y potente que es, un país con 33,5 millones de habitantes. Otro país de los que más rápido crece es Vietnam, al igual que Singapur y China, con una forma de gobierno dirigido; no son claramente democráticos, tienen un solo partido. Después están creciendo a velocidad más moderada Tailandia y Filipinas, y los otros vienen atrás. Indonesia es enorme y muy difícil de descifrar, pero tiene muchas posibilidades. Uruguay tiene embajada en Vietnam, Malasia e Indonesia.
¿Los menos desarrollados están en un proceso similar al de China en los años 80 y 90, captando inversiones, cambiando los hábitos de trabajo y hasta alimenticios?
Sí, eso se está dando. Hay inversiones y tercerizaciones de China en esos países; van fábricas. Ese es el lugar más dinámico del mundo. Está en un andarivel de funcionamiento a velocidad, no están con problemas religiosos o raciales, van para delante. En Singapur, Kuala Lumpur, Bangkok o Yakarta ves ciudades con un modernismo que no se ve en otras partes. Una arquitectura y empuje que no ves en Europa. También es de destacar que se sienten cómodos negociando con nosotros, se sienten de igual a igual, y eso es algo muy profundo. Y lo exteriorizan, como la forma en que la gente de Bangladesh celebró el campeonato del mundo de Argentina.
¿Eso podría darle velocidad a cualquier tipo de expansión comercial?
Totalmente, porque el concepto es que acá hay un diálogo sur–sur, que no necesitamos intermediadores del norte. No necesitamos a las viejas potencias ni a los países que tienen controles de algunos parámetros en el mundo. Esto permite otro tipo de diálogo.
¿Cómo son las influencias de Europa, China, Estados Unidos o de Australia en la zona?
Depende de los países. En Filipinas vi una influencia norteamericana muy fuerte, como cuando uno estaba en el Panamá de los años 90. Más ahora, esos países terminan siendo como un collar rodeando a China. Si bien tienen una gran interacción con China, que es un país grande, poderoso, que tiene sus bases militares allí, va un poco a contramano del interés que tiene China de tenerlos bien relacionados. Y la contrapartida es, en particular, Estados Unidos o países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá o India, que es un rival de China. Esos países son parte de un equilibrio delicado. La influencia está, pero creo que hay una oportunidad muy grande para América Latina. Vamos a empezar con algunas iniciativas concretas de integración. Estamos cerrando una organización de profesionales en Asia, que va a estar vinculada con nosotros y con todos esos países. Iniciaremos el desarrollo de oficinas de negocios de nuestros empresarios para posicionarse de manera activa y concreta en esos países. Tendremos actividades de vinculación y de recepción de misiones y de funcionarios de esos países en los próximos meses. En mayo de 2024 vamos a volver a la región a visitar los otros tres países, con la posibilidad de volver a uno de estos que ya fuimos, porque tenemos contraparte, tenemos oficinas e intereses. Esto continúa, no es una cuestión aislada. Mantengo reuniones virtuales con el sudeste asiático todas las semanas. Esto está bajo el paraguas de la Cámara Mercosur–Asean. La base comercial debe estar en Filipinas, y la base operacional en Kuala Lumpur, Malasia.
La Junta Directiva del Instituto Nacional de Semillas (Inase) en su sesión del día de ayer, resolvió autorizar como excepción y únicamente para la zafra 2023/24 la comercialización de semilla de soja fuera de estándar en el valor de germinación, estableciéndose un valor mínimo del 70%.
La semilla que se comercialice en el marco de esta excepción deberá estar claramente identificada a través de sus rótulos, indicando la condición de semilla fuera de estándar y autorizada a comercializarse con un mínimo de 70% de germinación.
En una comunicación difundida este lunes 24 de abril, Inase señala que la semilla que se encuentre dentro de los valores del estándar específico vigente se comercializará como de costumbre, aclarando que el estándar no cambia y se mantiene en 80%.
Con la idea de que el agro “no se detenga” y encare con “optimismo” la zafra de invierno pese a las consecuencias de la seca, el Banco de la República (Brou) ha resuelto un esquema de financiamiento para apoyar a aquellos clientes, productores y empresas vinculadas al sector agrícola, dijo a VERDE, el presidente de la institución, Salvador Ferrer.
El directorio del Brou aprobó un “marco general” para atender las necesidades de refinanciamiento del sector que “le permita hacer frente al impacto de una frustrada cosecha de verano”.
En ese contexto, Ferrer indicó que aquellos clientes con dificultades de pago de los financiamientos tomados para la zafra de verano “podrán refinanciar el mismo en un plazo de hasta 4 años, además de poder financiar su siembra de invierno”.
Asimismo, aquellos clientes del Brou que hayan tomado financiamiento con proveedores, o sea un tercero, para la siembra de verano, “podrán recibir apoyo del Brou para la cancelación del mismo, bajo el esquema de refinanciación hasta 4 años de plazo” y “financiando la siembra de invierno con el Brou”.
En esa línea, Ferrer indicó que en el sector agrícola la mayor parte del financiamiento proviene de proveedores de insumos, acopiadores o exportadores de granos, por lo cual, “productores clientes o no clientes que quieran acercarse al Brou, van a poder acceder a este refinanciamiento a plazo de lo que no se podrá repagar en esta zafra y al mismo tiempo de financiar la siembra de invierno”.
Aclaró que esa medida implica el análisis “caso a caso” del cliente o potencial cliente, “no es algo que sea automático”. El cliente “tiene que poder demostrar” capacidad de pago del financiamiento.
Ferrer señaló que la iniciativa tiene un “doble objetivo”, por un lado, brindar apoyo al sector “para que no se detenga” y por otro buscar “reposicionarnos en el financiamiento” de la agricultura de secano, que es uno de los sectores donde la banca “ha perdido pie” desde hace algunos años.
El presidente del Brou indicó que se está previendo, dentro del mismo esquema, la posibilidad de proveedores de insumos o acopiadores, que puedan enfrentar dificultades con el repago de sus créditos por el impacto de la seca en las cuentas de sus clientes, “podrán acceder” a igual tipo de financiamiento para “reestructurar” su situación.
El negocio de la carinata en Uruguay se muestra dinámico, se está “trabajando fuerte y creciendo”, con ensayos en varios lugares para buscar los híbridos con “mayor potencial” y adaptados a los diferentes sistemas de producción, señaló el director de IPB Semillas, Pablo Uteda, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y revistaverde.com.uy.
Dijo que esa actividad comprende un proyecto “muy ambicioso” en varios países, como Argentina, Brasil y Uruguay, con un fuerte foco en la investigación y el desarrollo de híbridos. En ese sentido, Uteda comparó el caso con lo realizado por IPB Semillas en colza, un cultivo que ha tenido un fuerte impulso en la agricultura uruguaya.
Nuseed, que tiene un acuerdo de asociación estratégica con IPB Semillas desde hace 10 años para el desarrollo de diferentes especies, adquirió a nivel global a la principal empresa de semillas de carinata. Y hace un año la IPB Semillas asumió el plan de negocios de carinata cuyo destino final es la elaboración de biocombustibles para la industria del transporte aéreo, lo que brinda sostén comercial porque esa demanda viene en ascenso, acotó.
Para la zafra de invierno, el objetivo es atender dos frentes, uno es el desarrollo de investigación y el otro es el comercial. En 2022 el plan comercial copiaba el 90% del precio de la colza febrero 2023 (Matif). Este año la novedad es que el precio de la carinata será el 100% del valor de la colza en el mercado europeo de referencia, anunció.
En cuanto al aspecto logístico, el empresario comentó que la carinata se recibirá en Montevideo y Nueva Palmira. Hay un incremento en la cantidad de recibos para brindar “más eficiencia” a la cadena productiva. La operativa comercial y de exportación es realizada por la empresa Kumagro, dijo.
Uteda habló de la posibilidad de duplicar el área de siembra de carinata, e incluso que pueda ser bastante más respecto a la superficie sembrada el año pasado. El objetivo es llegar a “10.000 hectáreas”. La producción de carinata se realiza bajo contrato y con normas de certificación medioambientales, afirmó.