Zafra 2023/24: el 85% del área de soja se sembró con grupos de madurez 5.5 y 6.5

By Cristina Fumero,

Encuesta de INIA muestra que la tecnología Intacta se plantó en 27% de la superficie de primera y 25% de la de segunda, y Enlist se utilizó en 39% y 35%, respectivamente.

El 85% del área de soja está sembrada con variedades de los grupos de madurez 5.5 y 6.5, señaló el ingeniero agrónomo Sebastián Mazzilli, director de la Unidad Agrícola Ganadera del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), en el 13° Encuentro de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO). 

Agregó que en la encuesta realizada por INIA para el Observatorio de los Oleaginosos, “el 90% de los productores declara tener del 80% a 90% de grupos madurez 6 y algo de grupo madurez 5”, lo que marca una concentración del período crítico en febrero, “un aspecto que podría discutirse si se busca cambiar el potencial del cultivo”.

Por otro lado, destacó la creciente adopción de nuevas tecnologías en la producción de soja. “El 50% del área sembrada tenía algún evento nuevo”, lo que surge del informe de Urupov. Al tiempo que, según el Observatorio de Oleaginosos para la zafra 2023-2024, “27% de la superficie de soja de primera y 25% de la de segunda usaron tecnología Intacta”. También señaló que “en 39% del área de primera y 35% de la soja de segunda se declaró usar sojas Enlist”, lo que significa la introducción de “un cambio significativo en el manejo de malezas y plantea nuevos desafíos en el uso de agroquímicos”, dijo Mazzilli.

La información de Urupov y la del Observatorio de Oleaginosos coinciden en que “40% de la semilla utilizada en la zafra 2023-2024 fue de uso propio”, tanto en soja de primera como de segunda. 

Mazzilli explicó que, a pesar de los avances tecnológicos y los cambios en el costo de la semilla, “no se han registrado cambios importantes en la cantidad de semillas que se utilizan”, que se mantuvo estable desde 2019 en “67 kilos para siembras de primera y 72 kilos por hectárea (kg/ha)” para la siembra de segunda. La tecnología de la semilla y el uso de mejores máquinas “no han provocado todavía una reducción en la densidad de siembra, como algunos podrían haber anticipado”.

Agregó que desde 2018, al tener más maíz en los sistemas agrícolas, se reduce la participación de los cultivos de servicios como antecesor de la soja de primera, que hoy ocupan el 59%. A la vez, en un 25% del área quedan los rastrojos de maíz como antecesor de la soja de primera. En el caso de la soja de segunda la proporción de cultivos previos, como trigo, colza y cebada “se mantuvo sin grandes cambios” en comparación con años anteriores, siendo “trigo y colza los más comunes”, aunque anticipa que “habrá ligeras variaciones” en función del comportamiento del área de colza.

Sobre el cultivo antecesor en el verano anterior surge que en el 83% del área de soja de primera y en el 89% de la superficie de soja de segunda hubo soja. “Estamos repitiendo soja sobre soja en una proporción importante del área, algo diferente a lo que ocurre en invierno, que presenta más diversidad”, observó. Donde “no hubo soja, hubo maíz”, aunque la encuesta para el Observatorio de Oleaginosos no contempló el área del este del país, “donde aparecería el arroz como antecesor”.

Sobre la fertilización, Mazzilli señaló que no se registran grandes cambios respecto a las últimas zafras, y se aplican en torno a los 46 kg/ha de P2O5 (fósforo) para soja de primera y unos 35 kilos en soja de segunda. A la vez, se agregaron 69 kilos de K2O (potasio) por hectárea para soja de primera y 48 kilos en soja de segunda. También se fertilizó con 7 y 5 kilos de S (azufre) para primera y segunda respectivamente, y “eso ha estado estable a pesar de las variaciones en los rindes”. 

Al analizar ese nivel de fertilización y el rendimiento promedio para soja de primera, el balance de nutrientes es positivo en fósforo (16,2 kg/ha) y negativo en potasio (-11,2 kg/ha), en tanto en soja de segunda también es positivo para fósforo (7,5 kg/ha) y negativo en potasio (-26 kg/ha).

Agregó que, en la encuesta, 50% de los participantes declaró que usa algún tipo de micronutrientes en soja de primera y 25% en soja de segunda. Y 9% de los productores aplicó alguna corrección de pH, pero “aún sigue siendo marginal” en términos de área, acotó.

LAS APLICACIONES  

El investigador y director en INIA mostró que “no hubo cambios importantes” con un promedio de “2,2 aplicaciones en preemergencia de la soja de primera y una aplicación en soja  de segunda. En posemergencia de la soja de primera hay 2,3 aplicaciones y lo mismo en soja de segunda. La cantidad de aplicaciones se ha mantenido, “lo que cambia es lo que está adentro del tanque”.

Indicó que “el 99% del área declara haber tenido aplicaciones preemergentes”, especialmente debido a problemas con malezas como el Amaranthus palmeri, Conyza spp y Echinocloa colona, donde se utilizan: S-Metolaclor más Flumioxacin, Sulfentrazone más Metribuzin, S-Metolaclor más Metribuzin, entre otros.

Añadió que “las actuales mezclas de herbicidas” son un tema a discutir, especialmente por su impacto en la “sostenibilidad de las secuencias de cultivos”, cuando se incluyen cultivos como colza, trigo o cebada.

La aplicación de herbicidas posemergentes en la zafra pasada se ubicó entre “1,8 y 1” por hectárea para soja de primera y de segunda respectivamente. Las aplicaciones de insecticidas por hectárea se mantienen en “2,4 y 2,2 aplicaciones por hectárea” en soja de primera y de segunda respectivamente. A la vez, en la última zafra hubo 1,5 aplicaciones de fungicidas en posemergencia de la soja de primera y una aplicación para soja de segunda. “Casi toda el área tuvo fungicida de forma preventiva, es un dato para tener en cuenta”, acotó.

En tanto, señaló que “65% de los productores declara el uso de fungicidas en semilla”, mientras que “solo 11%” declara el uso de insecticida en semilla para soja de primera y “7% para segunda”.

LA SIEMBRA

Mazzilli dijo que la siembra de soja en la zafra pasada inició “inusualmente temprano”. Señaló que esto se debió a que “había quedado sin sembrar bastante área de iniverno y que había mucha área de cultivo de servicio, además del anuncio de un año Niño”. 

Según el relevamiento realizado, el 44% de la soja de primera “se arrancó a sembrar en la primera década de octubre”, entre el 21 y el 31 de ese mes se sembró el 7% del área. Continuando el resto “como normalmente se siembra, en noviembre, allí en los primeros 10 días de ese mes se arrancó a sembrar 35% del total, en el resto de noviembre se sembró otro 9% y 5% en diciembre, la mayoría en la segunda quincena”.

LA SOJA DE SEGUNDA

Para la soja de segunda el panorama fue diferente, debido a las condiciones climáticas y la lluvia. “Una proporción muy importante del área se empezó a sembrar bastante tarde”, con “el 80% recién después del 20 y 30 de noviembre”, indicó. Y en diciembre se sembó el 9% del área total.

Mazzilli señaló que en años anteriores “el inicio de siembra de soja segunda, muchas veces sobre colza, fue mucho más temprano”, lo que marcó una distribución de siembra más amplia que en otras campañas.

Sobre los modos y fechas de siembra, en base a las encuestas, “más del 90% declara siembra directa”, destacó el director. Agregó que, igualmente, según su consideración “existe bastante laboreo a nivel nacional”.

El cambio en las fechas de siembra afectó también las de cosecha. Mazzilli explicó que “una proporción grande del área empezó a cosecharse temprano, en abril”, coincidiendo con el área que se sembró muy temprano. Sin embargo, advirtió que “36% de las chacras” comenzaron la cosecha “recién en la primera década de mayo”. En soja de segunda, aunque hubo cosechas en abril, “la mayor parte inició en mayo”, es decir, tarde.

En este período, la cosecha fue “muy complicada”, consideró Mazzilli. Explicó que fue “largo”, con “13 semanas de reporte de cosecha de soja de primera y 11 de soja de segunda”. 

Respecto al tipo de siembra, mencionó que “el 60%, tanto en primera como en segunda, declara usar una plantadora”. Esto representa un avance en términos de calidad de siembra, diferenciándola de la siembra de chorrillo, que se utiliza en el 40% restante. Este dato es favorable desde el punto de vista de la “implantación del cultivo”, comentó. 

VARIABILIDAD DE RENDIMIENTOS EN SOJA 

“Existe un incremento en la variabilidad de rendimientos de la última década” para el cultivo de soja en el Uruguay, sostuvo el investigador de la Unidad de Economía Aplicada del INIA, Enrique Fernández. Enfatizó que eso “es preocupante desde el punto de vista de la sostenibilidad a largo plazo”, ya que una mayor amplitud en los rendimientos puede tener efectos negativos sobre la estabilidad del sector.

El promedio de rendimiento de la zafra, según la encuesta, fue de 2.412 kilos por hectárea (kg/ha), frente a los 707 kg/ha de la zafra precedente. El investigador consideró que no fue malo, ya que se ubicó como “el quinto” más alto de los últimos 20 años. De todos modos,  está “unos 500 kg/ha por debajo del rendimiento máximo, que se registró en el 2018-2019”. 

Mencionó que se mantiene “una diferencia de unos 200 kg/ha entre la siembra de primera y la de segunda, que ha sido bastante constante en los últimos años”, con un rango de “2.300 kg/ha en soja de segunda a 2.500 kg/ha en soja de primera”.

La variabilidad interanual de los rendimientos se ha incrementado notoriamente en la última década. El análisis de la heterogeneidad de rendimientos por región mostró diferencias significativas. Fernández comentó que “en las sojas de primera el litoral norte (2.879 kg/ha) y el litoral centro sur (2.808 kg/ha) se diferenciaron del resto del país”. En contraste, el noreste se presentó como la zona con los rendimientos más bajos, al lograr un promedio de 1.866 kg/ha, mientras que en el centro se lograron 2.434 kg/ha, y en el este se llegó a 2.128 kg/ha.

En la soja de segunda el litoral-norte promedió 1.758 kg/ha, el litoral-centro y sur llegaron a 2.513 kg/ha, el centro del país logró 2.131 kg/ha y el este alcanzó un promedio de 1.965 kg/ha. La superficie fue de 1,34 millones de hectáreas, el 48% del área fue de primera y el 53% de segunda.

Respecto a la producción total de soja, destacó que “llegó a los mismos niveles que habíamos tenido en la zafra 2021-2022, de 3,3 millones de toneladas”.

PROBLEMAS EN POSCOSECHA Y CALIDAD

El investigador comentó que “el exceso de precipitaciones complicó la calidad del grano y la cosecha hacia fines de la zafra”. El retraso en la entrada del grano a acopio desplazó “el pico de entrada de mayo hacia junio”, debido a las condiciones climáticas. Como consecuencia del exceso hídrico, hacia fines del ciclo del cultivo la humedad promedio del grano se ubicó en 17% y el 75% del grano cosechado requirió secado.

En regiones como el centro y el litoral norte “casi el 90% de la cosecha requirió algún tipo de secado”, y el costo de este proceso fue el más alto de las últimas zafras, ubicándose “en US$ 12 por tonelada de grano secado”.

Fernández reportó que el grano dañado se ubicó en 4%, y la proteína promedio fue 32%, el menor valor de las cuatro zafras. El valor de materia grasa fue 20%. Y el 45% del grano cosechado fue a prelimpieza, con un incremento por materias extrañas, que llegó a 34%, y una menor prelimpieza por malezas cuarentenarias: 20%.

En la zafra pasada el costo de la soja de primera estuvo en US$ 747 por hectárea, incluyendo el costo del puente verde. A la vez, en el caso de la soja de segunda el costo llegó a “US$ 640 por hectárea”. El costo total de producción se mantuvo estable respecto a la zafra pasada, aunque hubo cambios en la composición, por una baja fuerte de los precios de los fertilizantes y fitosanitarios. Pero a la vez se registró un incremento en los costos relacionados con el rendimiento, como flete y secado.   

Por otra parte, indicó que el precio de la soja al final de la zafra “cerró con un promedio de US$ 414 por tonelada”, se redujo 20% con relación a la zafra anterior, cuando fue de US$ 515 por tonelada. 

Otra diferencia con respecto a la zafra 2022-2023 fue que en aquel momento se vendió mucha soja al principio, a precios más altos, y menos al final; mientras que en esta zafra no hubo variaciones de precios muy importantes.

Los márgenes de la soja de primera fueron “mejores” que los del año pasado, cuando el margen “fue negativo” por la sequía. Durante la última campaña la soja de primera llegó a US$ 302 por hectárea, antes de pagar arrendamientos, y la soja de segunda alcanzó US$ 310 por hectárea”. 

Según la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), el costo promedio del arrendamiento de tierra fue de US$ 323 por hectárea al año. En Soriano y Colonia fue de US$ 400 por hectárea, en Río Negro US$ 368, en Flores US$ 298, en Canelones US$ 292, en San José US$ 285, en Paysandú US$ 263 y en Durazno y Florida US$ 248 por hectárea.  

Al contemplar esta variable, la soja de primera generó “un margen negativo o cercano a cero”, indicó. Mientras que la soja de segunda, al asignarle “la mitad de esa renta, el margen se acerca a US$ 150 por hectárea”. 

También detalló que el 76% de los arrendamientos está fijado en kilos de producto, el 13% en precio fijo y el 11% en medianería o aparecería.  

Fernández también mencionó que las zonas del litoral y centro tuvieron buenos desempeños, mientras que el noreste “se vio bastante afectado” por motivos climáticos durante la cosecha. En cuanto al contrato de seguros, detalló que “72% contrató seguro de resiembra, 50% de granizo e incendio, de rendimiento y seguía 29%, por falta de piso 25% y viento 18%”. Y destacó que “todos los productores que contrataron seguros afirmaron que volverían a contratarlo”, lo que refleja “confianza” en esa herramienta.

Nota de Revista Verde N°118

  Filed under: Agricultura
  Comments: None


Syngenta presentó Verdavis para el control de chicharrita y otras plagas

By Cristina Fumero,

En el lanzamiento, el especialista Alejandro Vera destacó el aprendizaje adquirido, la red de monitoreo y la aparición de nuevas herramientas para el manejo de Dalbulus maidis.

El maíz “es un elemento trascendente en la sustentabilidad” de sistemas agrícolas, por lo cual “el desafío consiste en aprender a convivir con la plaga y reducir su incidencia, sin comprometer el rol del maíz en la rotación”. La chicharrita (Dalbulus maidis) “vino a instalarse, tenemos que saber manejar bajas poblaciones y no habrá problemas” para producir maíz, dijo a VERDE el especialista en Zoología Agrícola e investigador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de la provincia de Tucumán, Argentina, Alejandro Vera, en el lanzamiento en Uruguay realizado por Syngenta y Grupo Macció.

Vera sostuvo que en Brasil y Paraguay, a los dos años de haber emergido la crisis de la chicharrita, avanzaron fuerte en el manejo. En Uruguay y en Argentina “se va por el mismo camino, dado que ya está la red de monitoreo, se sigue minuto a minuto la dinámica poblacional y se lanzan productos para el control”. La clave se encuentra en “contar con productos registrados”, dijo. Al tiempo que destacó que hasta hace menos de un año “no existía nada para controlar Dalbulus maidis”.

El especialista resaltó el papel de las condiciones climáticas, afirmando que “las heladas del invierno permitieron moderar la dinámica”, contribuyendo a una reducción significativa de la población de chicharritas y presentando un escenario “diametralmente opuesto al de la campaña pasada”.

Sobre el manejo de la plaga, Vera describió que es “multifactorial” y “lo que más aprendimos es que se trata de una mesa de cuatro patas, que busca evitar la propagación de un vector de enfermedades”. El primer paso crucial es la eliminación de los “maíces guachos”, evitando que el insecto encuentre alimento y refugio en épocas en que no debería haber presencia de maíz. En tanto, el “monitoreo continuo” se ha convertido en una práctica esencial en todo el Cono Sur, como parte del “manejo cultural”. Es importante seguir la cantidad de chicharritas y si están enfermas o no. 

Otro aspecto clave para el especialista es la “selección de germoplasma”, el uso de materiales tolerantes permite que el maíz resista el período de latencia de la enfermedad. El manejo químico “no está para apagar incendios”, dijo, sino que “es un complemento efectivo en la medida que se cumpla el manejo cultural”.

El investigador indicó que el umbral de control de la chicharrita “es muy bajo”, por su condición de vector de enfermedades. “La presencia de una chicharrita es suficiente para actuar”, indicó. Para lograr un control eficaz, sugirió tomar decisiones de aplicación cuando “hay un promedio de 0,5 chicharritas en 10 plantas”. Recomendó realizar un monitoreo constante, “cada cinco o siete días”, con estaciones de muestreo y examen directo de las plantas, lo que permite actuar cuando la densidad poblacional aún es baja. También resaltó que es “esencial” que la semilla esté tratada para proteger al cultivo en las primeras etapas: V1 y V2. 

Sobre Verdavis, dijo que combina lambdacialotrina con un nuevo modo de acción isociclo, el Plinazolin. Una de las principales virtudes del nuevo producto es su “alta persistencia”, resaltó. Según Vera, Verdavis tiene la capacidad de controlar un amplio espectro de plagas, incluyendo lepidópteros, homópteros y hemípteros, y está diseñado específicamente para los primeros estadios fenológicos. Y recomendó “hacer una sucesión de dos aplicaciones” para “dar protección en las hojas bajas”.

Dijo que “es necesario interrumpir el ciclo de la plaga para evitar su propagación y multiplicación”, algo que facilita el control en etapas posteriores. “Si cortamos el ciclo ya solo queda actuar contra los adultos”, explicó. En esa etapa “es posible aplicar un producto de contacto”, de acción rápida, para mantener un control efectivo, comentó Vera.

Los resultados obtenidos en Argentina con el manejo químico de la chicharrita son prometedores. Incluso con las “características particulares” de la última campaña, el uso temprano de productos como Verdavis “mostró una eficacia superior al 60%, son resultados notables considerando las dificultades de control de esta plaga”, acotó. 

Consultado por la evolución genética, Vera señaló que el problema de la chicharrita es que el desarrollo de germoplasmas tolerantes requiere “al menos entre cinco y seis años” de breeding (mejoramiento genético). Comentó que muchos programas ya se encuentran “en más de la mitad” del proceso y que, aunque no se espera un germoplasma tolerante para la campaña 2024-2025, los materiales precomerciales podrían estar listos en las etapas experimentales finales “para la campaña 2025-2026”.

PRESENTACIÓN DE VERDAVIS

Syngenta lanzó un nuevo insecticida denominado Verdavis, para el control de la chicharrita en maíz y de otras plagas en soja. Se trata de un producto que no precisa receta profesional y que “viene con varias zafras” en Brasil y Paraguay, comentó a VERDE el gerente de ventas de Syngenta en Uruguay, José Inciarte.

Agregó que es un insecticida basado en la nueva molécula Plinazolin de Syngenta. Se trata del segundo producto en base a esa molécula y tiene un “alto” poder de volteo, que permite que la plaga “cese inmediatamente” de alimentarse de la planta, además de contar con una “larga” residualidad, detalló. Es “un aporte de Syngenta” al control químico de la chicharrita y suma alternativas al manejo de la plaga, sostuvo.

Para maíz se recomiendan dos aplicaciones de 200 centímetros cúbicos, la primera a partir de V2 (dos hojas expandidas) y cuando se detecte la presencia de la plaga; y la segunda se debe realizar a los siete días de la primera. Al igual que Vera, Inciarte remarcó que “no hay umbral”, y que ni bien se ve la chicharrita ya hay que hacer una aplicación y continuar monitoreando, ya que esto último “es clave”. 

A la vez, informó que en soja, Verdavis tiene su foco principal en chinches, pero también “suma un excelente control de trips, arañuelas y varias lagartas”. La dosis recomendada es de 150 centímetros cúbicos, desde la aparición de chinches en R4 o R5, “destacándose el poder de volteo y la alta residualidad”, comentó. Para este cultivo la residualidad es de 25 días.

LA EXPERIENCIA PARAGUAYA

En Paraguay, el período de transición fue “importante”, debido a la resistencia inicial de algunos productores a implementar las medidas necesarias para el combate de esta enfermedad, señaló a VERDE el gerente de Desarrollo de Syngenta para Bolivia y Paraguay, el ingeniero agrónomo Eduardo Rodríguez. 

La crisis de la chicharrita en Paraguay ocurrió en la zafra 2015-2016, y partir de ese momento se generaron cambios profundos en el uso de híbridos y en el control químico, “similar al proceso registrado en Brasil y al que se está realizando actualmente en Argentina y Uruguay”, indicó.

Señaló que al principio “faltaban herramientas y un programa de manejo”, se fue trabajando en eso y, a la vez, el cambio para los productores fue desafiante, porque se pasó de media aplicación a varias aplicaciones en intervalos de siete días. La incorporación de este ajuste, junto al manejo integrado “fue fundamental para mantener el área de siembra”, sostuvo. Detalló que este manejo incluye híbridos tolerantes y no tolerantes, la planificación precisa de las épocas de siembra y el monitoreo. 

Consultado por los resultados de Verdavis en Paraguay, el gerente de Desarrollo de Syngenta explicó que el producto se inserta en un manejo integrado contra la chicharrita y “por sus características viene con resultados sobresalientes”.

Nota de Revista Verde N°118

  Filed under: Agricultura
  Comments: None


Valoran los beneficios de diversificar con colza, carinata y camelina

By Cristina Fumero,

“Vamos a estar sembrando desde abril, mayo y con la inclusión de camelina”, llegar a sembrar “hasta mediados de julio”, dijo Germán Bremermann, de Barraca Erro.

La producción agrícola de Uruguay parece entrar a una nueva fase, a partir de los desafíos de una mayor diversificación de cultivos en cuanto al manejo de un abanico de opciones de granos, apuntando a la demanda de biocombustibles. Productores, exportadores, técnicos y otros actores del sector coincidieron en redoblar la apuesta en ese sentido, y advirtieron una oportunidad de negocios y de mitigar riesgos.

Estos y otros aspectos fueron analizados en el 13° encuentro de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos, realizado el miércoles 9 de octubre, bajo el concepto de ir explorando oportunidades más allá de la soja, específicamente en los cultivos de colza, carinata y camelina.

En una instancia de diálogo, en esa ocasión, el gerente general de Cargill, Gabriel Di Giovannantonio, se refirió a los aportes de colza, carinata y camelina para la agricultura uruguaya. “Cualquier cultivo que podamos explorar en Uruguay, principalmente en invierno, que nos permita una diversificación productiva de logística y de mercados, es bienvenido”, dijo.

Planteó su posición respecto a “separar canola, un cultivo ya más establecido en Uruguay”, respecto a camelina y carinata. El 20% del aceite que se produce a nivel mundial hoy va para biocombustibles, y para seguir con “dos conceptos claros”, se empiezan a ver cada vez “más análisis que marcan que la población está llegando a un techo más abajo de lo que se pensaba y más temprano” también, señaló.

Comentó que para los países que producen granos, que son alimentos y energía, cada vez más hay que “atender este segundo mercado, que es el que crece, el de los biocombustibles”. Sugirió que “producir aceite en invierno es una muy buena diversificación”, y también se produce en verano, con la soja, pero esta tiene “más componente proteico en la harina que en el aceite”. Acotó que producir aceite es bienvenido, porque “es una fuente de energía y más si es en invierno”, cuando “estamos muy concentrados en cereales”. 

Esa “tendencia mundial de crecimiento, principalmente en la demanda de aceite para biocombustibles, genera alternativas que aportan ventajas al Uruguay a través de la diversificación en mercados y en precios”, sostuvo.

Para este ejecutivo, los componentes de los otros dos cultivos de invierno, como trigo y cebada, “van muy atados”, porque el precio del trigo y de la cebada tiene la referencia de la bolsa de Chicago, entonces más allá de la parte productiva, el componente de precio estaba “muy poco diversificado”.

Destacó que la canola “es un cultivo fácilmente escalable”, y que Uruguay, “al ser libre de organismos genéticamente modificados (OGM), puede entrar al mercado más exigente”. Señaló que “el que mejor paga”, y “con mejor liquidez” es “Europa”, donde se pudo colocar “desde producciones chicas, de medio barco, hasta en año récord volúmenes realmente interesantes”. Y a la liquidez de precio “se le suma la desestacionalidad”, dijo.

Valoró que, “después de Australia, somos el segundo mayor productor y exportador de ese grano en el hemisferio sur, o sea que cuando todo el resto no está produciendo, nosotros teníamos una capacidad de venta”. Y enfatizó que “las ventajas de la canola a nivel operativo, comercial y logístico son varias”.

Además, planteó que los otros dos granos surgen como una “alternativa” en un mundo que requiere más aceite para producir biocombustibles. Agregó que los biocombustibles de “nueva generación, permiten a Uruguay particularmente aprovechar nichos, que para países como Argentina, Brasil o Paraguay son complicados por su dinámica, por su tamaño”, comparó.

Agregó que esto “permite descomoditizar parte” de la producción, agregándole valor y también operar “en toda la cadena que trabaja mucho en la confianza y en el conocimiento”.

Hay una “buena interacción” entre las instituciones, y eso sin dudas es más difícil en otros países”. Afirmó que “si cualquiera quiere venir y decir que pretende desarrollar este cultivo, y Uruguay es apto, es un buen piloto para hacerlo, y aparte nos potencia como país sustentable”.

Di Giovannantonio hizo hincapié en que la “mayoría de estos productos van a consumidores finales que quieren pagar más ese biocombustible”, porque “los biocombustibles salen más caros que los combustibles”, ya que “son más amigables con el medioambiente”.

Uruguay puede asegurar eso, ya que para la producción “no hace falta deforestar, es amigable con las políticas, con la sociedad” y demás, indicó.

Experiencia y evaluación

A su turno, el ejecutivo de Barraca Erro, Germán Bremermann, quien participó de este evento en representación de la Asociación de Comerciantes de Granos, habló de la “diversificación de riesgos”, que aporta tener más cultivos de invierno. Coincidió con el expositor anterior en cuanto a que “hay que ir separando algunos temas respecto a la colza”, que es el cultivo de estas características con el que “tenemos más información y experiencia”.

Dijo que hay “quizás 20 años trabajando en colza”, pero también señaló que cuando se la compara con los clásicos cultivos de invierno, como trigo y cebada –sobre todo en trigo– “tenemos más de 100 años”, por lo cual “hay una diferencia importante”.

Ahora en invierno, además de trigo y cebada, hay “tres oleaginosos”, entonces “se podrán tener cinco cultivos de invierno”, lo que “ayuda muchísimo”, considerando “la intensificación agrícola en la rotación” con el manejo de malezas y enfermedades. “Vamos a estar sembrando desde abril, mayo, y con la inclusión de camelina”, se llegará “hasta mediados de julio”, avizoró.

Ante la Mesa Tecnológica de Oleaginosos planteó “un tema no menor, que debería analizarse pensando en INIA: estamos viendo que hay un cierto efecto sobre las propiedades físicas del suelo”, principalmente en colzas de “alto rendimiento”, que “terminan rindiendo por encima de 2.000 kilos y 2.500 kilos” por hectárea. Indicó que, cuando se mide y se siembra una soja de segunda sobre esa colza, se ven “rendimientos bastante interesantes y superiores”, comparando con cebada y trigo.

Se refirió a algunos estudios sobre este asunto, realizados a nivel comercial y no de investigación, y el resultado “siempre juega a favor de colza”, dado que la “soja rinde más sobre el rastrojo de colza”, incluso “con rendimientos que pueden llegar a estar en 400, 500 o 600 kilos” por hectárea, “dependiendo del ambiente y de la situación”.  Por lo cual “es necesario mirar con atención al sistema colza-soja”, afirmó.

Bremermann también mencionó el caso de las colzas invernales, que se cosechan más tarde, sobre principios de diciembre, en las que se advierte una “respuesta de rendimiento sobre el maíz de segunda respecto al rastrojo de trigo”. Y agregó que “en el siguiente cultivo de trigo o cebada también hay respuesta en el rinde por haber tenido colza”.

Alur y el productor

El gerente general de Alcoholes del Uruguay (ALUR), Álvaro Lorenzo, también resaltó la “gran oportunidad” en los biocombustibles, especialmente el combustible sostenible de aviación (SAF, por su sigla en inglés).

Se refirió a las “rutas tecnológicas” para satisfacer las necesidades es la ruta HEFA (aceites vegetales y grasas animales hidrotratados), donde surge el diésel renovable y se puede llegar también al SAF, pero “se estanca primero por falta de materias primas, por restricciones regulatorias de los mercados de destino, donde ya Europa sacó el aceite de palma, la soja va camino a irse” y “la canola pica por ahí”.

Entonces, las alternativas como camelina y carinata, que “no compiten con los alimentos”, son “muy relevantes” y también “estamos trabajando e investigando con colegas y con empresas que están desarrollando el cultivo, como Nuseed o Chacra Servicios, entre otras, que tienen genética”, dijo.

Comentó que Alur busca “otras alternativas que no son cultivos anuales, sino perennes, también como fuente de aceite vegetal oleaginoso”. Afirmó que “hay una oportunidad enorme y la está viendo todo el mundo”.

Y aludió a un reciente encuentro con técnicos brasileños, donde se indicó que Brasil tiene “180.000 hectáreas de canola”, que tendrá “300.000 hectáreas el año que viene” y en 2030 alcanzará “1 millón de hectáreas”. Mientras que en Argentina el cultivo está creciendo, y también en Paraguay, advirtió.

Sostuvo que “hay una oportunidad comercial más allá de las ventajas que tiene en todo el ciclo de cultivo y en el sistema”.

Desde la mirada del productor habló el empresario agrícola y presidente de la Asociación Agropecuaria de Dolores (AAD), Enrique Carlos Oyharzábal, quien se refirió a los “beneficios” del cultivo. En lo agronómico, “empezamos a ver que la canola venía a participar a un sistema que estaba muy sobrecargado de gramíneas en invierno; vimos una oportunidad para la rotación con un cultivo que tenía una dinámica” y un “comportamiento totalmente diferente”, describió.

Consideró que esto vino a “solucionar varios problemas” respecto a temas de enfermedades, porque “con una rotación en la cual la cabeza puede ser un maíz de primera o una soja de primera, acompañado en el primer invierno por una colza invernal o primaveral, ya se arranca con un sistema limpio”. Para “después incluir gramíneas de invierno, se pueden llegar a suceder hasta tres gramíneas invernales sin generar problemas ni conflictos de enfermedades entre sí”, sostuvo. Acotó que “sí de malezas, pero no de enfermedades”. 

Destacó que esa es una “fortaleza muy grande”, porque “empezamos a manejar rastrojos más sanos y eso hace al sistema agrícola”. Señaló que “en un mundo que mira cada vez más la inocuidad eso es muy importante”.

Consideró que el sistema “estaba muy cargado de malezas gramíneas, con muchos rastrojos C4, que complicaban la siembra posterior, y la canola descomprimió esa situación, generando efectos positivos en la productividad poscanola”.

El presidente de la AAD valoró que desde el punto de vista empresarial, hacer un cultivo que “permite usar otros principios activos para controlar malezas” posibilita “usar menos fungicidas y, a la misma vez nos potencia los rendimientos de los cultivos de verano entre 10%, 15% y hasta 20% en algunos”, y destacó que ese efecto también “continúa en el invierno siguiente”. 

Remarcó que “todo eso trae un plus de productividad, que impacta favorablemente en los números de las empresas”. Y consideró que esa mirada al sistema, más allá del cultivo, “marca el camino”.

Nota de Revista Verde N°118

  Filed under: Agricultura
  Comments: None


Conaprole, Cargill y UPM destacan entre los mayores exportadores, que reconoce el BROU

By Cristina Fumero,

El ránking de las mayores empresas exportadoras de bienes de 2024 es liderado una vez más por Conaprole, seguida de la granelera Cargill Uruguay y en tercer lugar figura UPM-Forestal Oriental, conforme con los resultados del reconocimiento al esfuerzo exportador, que realiza el Banco República (BROU) cada año.

En un acto realizado el miércoles 4 de diciembre y con la presencia del presidente Luis Lacalla Pou, este banco otorgó los premios correspondientes a las diferentes categorías.

Y entre las mayores empresas exportadoras de los 20 mayores rubros figuran en primer lugar el frigorífico Tacuarembó-Grupo Marfrig en carne, en segundo puesto UPM en celulosa, en el tercero Cargill en oleaginosos, en cuatro quedó Saman en arroz y en quinto está Conaprole en lácteos, según el comunicado divulgado por el BROU.

Indica que en el grupo de mayores empresas exportadoras desde zonas francas están: UPM, Montes del Plata, Pepsico Uruguay y Megalabs, en ese orden.

El podio de las empresas exportadoras de servicios es liderado por Tata Consultancy Services, seguida de Mercado Libre.

Como ya es tradicional, la participación del rubro agroindustrial predomina en la mayoría de las categorías del reconocimiento de la entidad bancaria pública.

  Filed under: Actualidad
  Comments: None


Mejoraron todos los resultados de las empresas de Fucrea, pero no es para “tirar manteca al techo”

By Cristina Fumero,

En Fucrea el resultado del último ejercicio de los diferentes rubros del agro fue “mucho mejor” que el de 2023, que estuvo marcado por el impacto negativo de la sequía, ya que en 2024 se “recuperó” la situación, los “ganaderos mejoraron sensiblemente pero tampoco es un año para tirar manteca al techo”, al pasar de poco más de U$S 70 a casi US$ 100 por hectárea de ingreso de capital, dijo el coordinador general de esta gremial, Martín Aguirrezabala, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.

Comentó que “todos los resultados mejoraron” y “mejoró la productividad”, en el caso de las empresas agrícola ganaderas el ingreso de capital fue de US$ 266 por hectárea, con una rentabilidad de 2,10%, en las empresas lecheras fue de US$ 445 por hectárea, con una rentabilidad de 4%, y las empresas ganaderas lograron una rentabilidad de 3,70%.

 En cuanto a productividad, el coordinador indicó que en la ganadería se llevan 15 años de crecimiento y el promedio del área destinada a la ganadería superó los 150 kilos de carne este año.

“Las rentas están altas y no todo el capital de las empresas es propio”, pero “se logró acomodar el recado que venía bastante desacomodado”, afirmó.

Advirtió que “los números están complicados en la agricultura” porque la cosecha de cultivos de invierno fue relativamente “buena”, pero hubo “problemas de calidad en cebada y de fusarium en trigo”.

Ahora la zafra de verano se inició “muy bien” pero los precios están “muy deprimidos” respecto a los valores históricos, por lo que hay “muchas incertidumbres”, sostuvo.

Escuche a Martín Aguirrezabala

 

  Filed under: Actualidad
  Comments: None


Retorno de China y compras de Argelia inciden en suba de precios de lácteos, dijo analista de MilkPoint

By Cristina Fumero,

El índice de las licitaciones de lácteos en la plataforma Global Dairy Trade, de Fonterra, registró un nuevo incremento el martes 3 de diciembre, y en el caso del valor de la leche en polvo entera aumentó 4,1% para ubicarse en casi US$ 4.000 la tonelada.

En el mercado internacional de la leche hay un “retorno de China”, donde hubo un envío de “muchas vacas a faena”, al mismo tiempo “Argelia hizo compras de unas 30.000 toneladas”, principalmente leche en polvo, y otros países de Asia también volvieron al mercado. Así lo señaló el analista de la consultora MilkPoint, Valter Galán, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.

Dijo que se está ingresando en una baja de producción de leche en Nueva Zelanda y también en el Mercosur, por lo que hay “poca oferta mundial y más demanda” y los precios suben.

El escenario previsto es de “mantener o aumentar” los valores de los productos lácteos en los próximos meses en el mercado internacional del sector, afirmó.

Comentó que en este momento se está en la zafra lechera en estados del norte y centro de Brasil, pero se entró en una fase de disminución de la producción en el sur del país norteño.

Se refirió igualmente al impacto de la devaluación “fuerte” del real brasileño frente al dólar en la lechería brasileña, donde el precio de la leche al productor es de “US$ 0,46 a US$ 0,47 por litro”.

 Galán habló además de los costos de producción en los tambos, que dificultan la situación de los establecimientos más pequeños.

Escuche a Valter Galán

 

  Filed under: Lechería
  Comments: None


Hubo aumento “significativo” en exportaciones de “todos los tipos” de lanas, según el SUL

By Cristina Fumero,

En lanas se destacó el aumento “significativo” en volumen físico registrado en los últimos 12 meses móviles, de octubre de 2023 a noviembre de 2024, en cuanto a los kilos exportados de “todos los tipos”, lana sucia, lavada y peinada, dijo el técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.

Señaló que con “China como principal destino” hubo un incremento en las exportaciones de lanas sucias, lo que “ayudó a destrabar” la colocación de este producto que estaba en manos de los productores, además apareció “India en segundo lugar” en los mercados.

Países europeos, como Italia, Alemania, Turquía y otros, figuran entre los principales mercados para las exportaciones de lana peinada de Uruguay, comentó.

Se refirió a que la brecha en las lanas finas se achicó, específicamente entre las más finas de 17 a 21 micras, con cierta “estabilidad” en los valores de referencia para este tipo de lana.

Para las lanas de 25 micras en adelante no se prevén “mejoras sustanciales” en los precios en el mercado internacional; en tanto que el panorama se presenta más auspicioso para la venta de carne ovina, consideró.

Abella advirtió una disminución en la faena de ovinos en el mercado uruguayo, con una mayoría de corderos entre las categorías faenadas en los frigoríficos.

Escuche a Ignacio Abella

  Filed under: Ganadería
  Comments: None