El Instituto Plan Agropecuario está con “dificultades presupuestales que se están tratando de solucionar para poder seguir con el funcionamiento del equipo de trabajo, pero con ganas de trabajar”, dijo su presidente, Santiago Scarlato, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.
Respecto al proyecto denominado Procría, que lanzó la nueva administración, Scarlato que se trata de un programa de promoción de la innovación para la ganadería de cría, del Ministerio de Ganadería (MGAP) que será liderado por el Plan Agropecuario junto con la Dirección de Desarrollo de esa secretaría de Estado.
El programa en cuestión pretende “apoyar desde el punto de vista de asistencia técnica, con un formato de asesoramiento individual y mensual, sumado a la estrategia de trabajo en grupo”, a productores ganaderos criadores, de “entre 100 y 1.250 hectáreas”, comentó.
Enfatizó que el objetivo es la “mejora de los índices reproductivos pero con una mejora en la producción y un enfoque de sostenibilidad”, en cuanto a un “mejor manejo de los recursos naturales”.
En el “corto y mediano plazo” lo que se espera es llegar a unos “1.000 predios” ganaderos con ese perfil, y tratar de “mantener los costos controlados para que la mejora en productividad se traduzca en mejora de ingresos”, sostuvo.
Destacó que para la actual administración del MGAP este programa será el “buque insignia”, respecto a las políticas públicas en el sector pecuario.
Agroenfoque y Omya proponen Calciprill, una herramienta “para mitigar y neutralizar estos la acidez y generar zonas buffer”, para aplicar en la línea de siembra y cobertura.
Uruguay, por su ubicación, su régimen hídrico y la formación de sus suelos, no está dentro de la “zona roja” de suelos ácidos. Estos suelos se concentran en regiones tropicales, como Brasil, Colombia, Ecuador, zonas de África y Australia, señaló a VERDE el gerente técnico de Agroenfoque, Rafael Pastorino.
No obstante, aclaró que el país sí cuenta con zonas que, por su formación, presentan suelos ácidos, como en ciertas partes de Rivera y Tacuarembó, así como suelos de origen cristalino, donde este problema ya está identificado.
En la zona agrícola tradicional, a orillas del río Uruguay, desde Paysandú hasta Canelones, por formación esa no sería la realidad. Sin embargo, “con las intervenciones se están acelerando ese proceso de acidificación de los suelos, que es algo natural”, sostuvo.
Comentó que los suelos, a medida que envejecen, van perdiendo las bases de intercambio –como calcio, potasio y magnesio–, y en esos lugares se van fijando hidrogeniones, lo que provoca la acidificación. “Por tener cultivos agrícolas en secuencia, con altas producciones, y un uso intensivo de insumos, se acelera la acidificación, un proceso que es natural”, afirmó el ingeniero agrónomo.
El uso de nitrógeno “es la intervención humana que más está acidificando los suelos, porque el nitrógeno, cuando se nitrifica, libera estos hidrogeniones a la solución del suelo, y al lixiviarse las bases, con los nitratos, estos ocupan su lugar en la capacidad de intercambio catiónico. Por lo tanto, es preciso ser más eficientes en la utilización del nitrógeno”, indicó.
Para mitigar este efecto, recomendó el uso de un inhibidor de nitrosomonas, de forma que la planta “pueda consumir amonio”, y que así se modifique la relación amonio-nitrato del suelo. Hoy esta relación es de 95-96 nitrato y 4-5 amonio, y se busca pasar a un 80/20”.
Asimismo, remarcó la importancia de realizar diagnósticos precisos, chacra a chacra, ajustados a la realidad de cada sistema. Y señaló que las estrategias para enfrentar esta situación requieren una “mirada integral del sistema”, así como realizar “diagnósticos con lupa, chacra a chacra”, con el fin de obtener información precisa, ya que de lo contrario “vamos a cometer errores importantes”.
Por otro lado, advirtió que “estamos incorporando cada vez más cultivos de leguminosas, como la soja, que hoy ocupa más de 1 millón de hectáreas en Uruguay, y que antes no estaban”. Sostuvo que el proceso de fijación biológica de nitrógeno “también produce acidificación de los suelos”.
Soluciones
De la mano de Agroenfoque y Omya llegan soluciones a esta problemática. Calciprill es una herramienta “para mitigar y neutralizar estos problemas de acidez y generar zonas buffer”, indicó Pastorino. Son productos que se pueden aplicar tanto en la línea de siembra como en cobertura, “lo que es una gran ventaja para el sistema productivo uruguayo”.
“No debemos olvidar que uno de los principales problemas de los suelos uruguayos es la erosión. Por eso, insistió en que cualquier acción correctiva para atacar la acidificación debe integrarse en una visión de manejo sustentable y de largo plazo. Debemos cuidar lo mucho que hemos aprendido en el manejo de cultivos bajo el sistema de siembra directa, y seguir evolucionando hacia una agricultura más consciente y eficiente”, concluyó el gerente técnico de Agroenfoque.
En casi 50 años la tecnología permitió el desarrollo de campos donde antes solo se producían 40 kilos de carne por hectárea, y hoy se cultivan arroz, soja, maíz y praderas.
El rol del riego como dinamizador de la producción tiene más de 50 años de trayectoria en la zona de Rincón de Ramírez, en Treinta y Tres. El productor Martín Gigena comentó a VERDE cómo fue la evolución de la zona, donde antes solo se producían unos 40 kilos de carne por hectárea en ganadería, y actualmente se siembra arroz, soja, maíz y la ganadería incluso puede superar los 200 kilos de carne por hectárea.
En su establecimiento Arroyito, ubicado a 5 kilómetros de Vergara, Gigena comentó que los suelos son “de muy baja fertilidad natural”, señaló que “no tenían mucha producción”, eran bañados, suelos “difíciles de manejar” en su estado natural. El campo fue adquirido por su familia en 1971, donde en principios se hacía ganadería, “con muy bajos niveles de producción”, hasta que un vecino hizo una represa y desde entonces “empezamos a plantar arroz y a hacer ganadería con arroz”, comentó. Luego, la empresa sumó diversificación, con otros productos como la soja y ahora el maíz.
Actualmente la rotación en el establecimiento se compone con: un año de arroz, al siguiente soja, luego vuelve el arroz, posteriormente se vuelve a hacer soja, y finaliza con tres o cuatro años de pradera.
“No estoy sorprendido con la evolución productiva desde el año 1971, porque la veo todos los días”, dijo Gigena. Agregó que “hemos sido participes siempre de esto, con la ayuda de mi hijo, que desde hace 20 y pico de años trabaja conmigo, desde que se recibió de agrónomo. Su aporte ha impactado muchísimo, porque ha acelerado los procesos”.
“Pero si pensamos con retrospectiva lo que eran estos campos y lo que producen ahora es algo que impacta. De tener que llegar a caballo a la manguera a hoy poder entrar en cualquier auto, sin problema”, dijo.
Destacó que el arroz y el agua “transformaron Rincón de Ramírez”, que “era una zona muy pobre en materia de productividad”. “El agua nos cambia la vida”, afirmó el productor.
“Vine a trabajar acá, después de haber estado trabajando en un tambo durante muchos años, porque aquí se hizo agua, se hizo un canal que pasó por ahí y empezó a regar estos campos, ese fue el cambio fundamental”, recordó.
A propósito, sostuvo que el riego “es la oportunidad que tenemos para aumentar la productividad”. “Necesitamos aumentar el producto bruto interno (PBI), seguimos siendo productores de materia prima, de commodities. Eso ya descomoditiza, porque agrega valor a lo que se hace. Tenemos cuencas hidrográficas muy importantes en todo el país, que se pueden ir usando criteriosamente, tratando de no enviar agua dulce al mar, para uso humano y productivo, con criterio medioambiental”, afirmó.
El impacto de las rotaciones
Destacó que esta rotación ha impactado muy positivamente en la productividad del arroz, sobre todo por el manejo de los suelos, a través de la tecnología de nivelación, del riego, y por supuesto la genética, que han permitido asegurar una productividad de arroz de unas 9 toneladas o 9,5 toneladas por hectárea, “que es más o menos lo que cubre los costos, dependiendo del precio”, señaló.
El productor recordó que “cada vez que hubo una crisis de precios tuvimos problemas, y por eso la diversificación”. Además, destacó que tener otro rubro también le permite usar más la maquinaria del arroz, que “está muy subutilizada”. Puntualizó que el arroz tiene un mes óptimo para la implantación del cultivo, y así expresar los mejores rendimientos. Para ello hay que sembrar entre fines de agosto y fines de octubre, y eso requiere de “muchísima disponibilidad de maquinaria instantánea”.
Sembrar otros cultivos dentro del área además permite dejar mejores rastrojos y evitar las malezas propias del arroz. En ese sentido la soja cumple una alternativa al uso de herbicidas, y permite mayor estabilidad en el arroz. A eso se agrega el precio de la soja, “que en algún momento fue muy bueno y nos permitió tener buena rentabilidad”, valoró.
Más allá de los vaivenes de precios, Gigena comentó que los productores tienen que tratar de asegurarse rendimientos, “hasta ahí podemos llegar los productores, para que los avatares de los precios no nos golpeen tanto”.
El productor comenzó haciendo soja en las laderas, en las lomadas de algún campo arrendado. “En los suelos bajos, del arroz, empezamos hace seis años, con toda esta tecnología nueva de geonivelación, que permite el drenaje del campo, usando el RTK como fuente de datos, mejorando cada vez más los sistemas de riego”, explicó.
Enfatizó que es importante “regar cuando hace falta y sacar el agua cuando hace falta, son dos cosas claves; soy obsesivo con sacar el agua de las chacras”. Explicó que regar el arroz “es fácil”, porque hay que “meterle agua y ya está, salvo en los primeros 20 días del cultivo, que son de secano”, porque el agua “hace mucho daño a partir de le emergencia del arroz”, y a la soja y el maíz “se los mata definitivamente”.
Recordó que a regar y drenar el agua “fue lo primero que aprendí hace 46 años, cuando empecé a plantar arroz acá”. El proceso fue “un aprendizaje y una mejora continua”, y ahora, con estas nuevas metodologías, “estamos logrando muy buenos resultados”, destacó.
El productor sigue plantando soja en las lomadas, regando con un sistema por pivot, donde la producción en promedio es de unos 4.000 kilos por hectárea. En los bajos la soja se riega por surco, y la productividad es del orden de 3.000 kilos por hectárea, e incluso más, indicó. Y también siembra algo de soja en secano, pero en ese caso puntualizó que los resultados dependen del año, aunque aclaró que en esos suelos no se logran más de 2.500 kilos por hectárea de promedio.
“Tenemos campos propios y otros campos arrendados, donde hacemos arroz, y donde tenemos algún contrato de largo plazo, donde podemos hacer soja de secano, donde hemos tenido suerte variable”, comentó.
Consultado por los costos, respondió que una soja con riesgo y drenaje “para nosotros tiene un costo “del orden de los US$ 1.000 o US$ 1.100 por hectárea”. Agregó que “en general se abarata un poco, porque como hacemos arroz, soja y el segundo año de arroz tiene menos costos, porque se hace sin mover la tierra. Y después hacemos nuevamente soja, y es mejor hacer pradera sobre rastro de soja, que de arroz”.
Ganadería
En las praderas la empresa de Gigena produce alrededor de 120 kilos de carne por hectárea, “llegamos a producir más de 200 kilos cuando hacíamos un poco menos de agricultura, pero en estos son campos que originalmente no producían más de 40 kilos de carne por hectárea”, enfatizó.
La producción ganadera se hace comprando terneros de 150 kilos que luego se venden a corrales de engorde. La firma analiza la oportunidad de mejorar la productividad ganadera con un encierro de terneros, tecnología que ya aplica parcialmente, ya que el riego por pivot permite producir mucho alimento.
Maíz
Gigena opinó que el cultivo de maíz “es muy bueno”, y planteó que “es una alternativa para ir rotando”, porque “es mejor rastrojo para cualquier cosa que venga después”, además de ser “menos extractivo que la soja”. Analizó que la soja deja un rastrojo “más parejo”, pero “es más minera” y “hay que reponer mucho fertilizante con productividades altas de soja, sobre todo potasio”.
Por lo tanto, consideró que el rastrojo de maíz “es un mejorador de campo” y tiene “muy buena cabida”. Aclaró que no plantea “hacer todo maíz, ni todo soja, pero ir más en esa línea; de acuerdo al campo irle dando espacio al maíz”.
Destacó que hay ejemplos en la zona de productividades de maíz que son “realmente impactantes”, considerando el potencial de los suelos de esa región de Treinta y Tres, donde se producen maíces que pueden rendir hasta 10 toneladas por hectárea. “¡Es algo sensacional!”, comentó.
También señaló que actualmente hay más demanda de maíz, por el alto precio de la carne. “De hecho, el precio subió y tenemos bastantes racioneros haciendo cola para comprar maíz en la zona”, dijo.
Desafíos
El productor analizó que “este es un momento desafiante para el sector”, porque “estamos en un período de baja de precios de los commodities, salvo la carne”, y “hay una incertidumbre muy grande, no sabemos qué va a pasar con los precios”. Señaló que hay una presión de oferta muy grande de los países de la región, sobre todo de Brasil, que “es una máquina de producir”.
Desde el punto de vista tecnológico sostuvo que “el desafío más grande ya sabemos cómo resolverlo”, en referencia al riego y la diversificación productiva. “Es importante aumentar la productividad a nivel de predio, porque es lo que te asegura al menos cubrir los costos”, remarcó el productor.
Y desde el punto de vista económico planteó buscar maneras de bajar los costos de producción, como abaratar los costos logísticos, y explorar la oportunidad de salir al puerto Río Grande, a través de la hidrovía de la laguna Merín. Además de mejorar la colocación de los productos que se exportan.
El country manager de Gentos Uruguay, José Lizarralde, dijo que “es clave contar con un abanico amplio de productos que permitan ofrecer soluciones precisas a cada productor”.
Hace 10 años, “el simple hecho de desarrollar genética en la región nos otorgaba un diferencial enorme”, recordó el el country manager de Gentos Uruguay, José Lizarralde. El ejecutivo, que se incorporó a la empresa semillerista en 2014, agregó que “esa era nuestra carta de presentación y nos abría las puertas a determinados mercados”. Pero analizó que “el mercado ha cambiado, es mucho más competitivo y han aparecido nuevos jugadores que solo importan semillas desde el exterior, convirtiéndose en competidores directos”.
Con la oportunidad de asumir nuevas responsabilidades y una mirada en tres niveles –local, regional y global–, se refirió a los principales desafíos del sector. Habló del valor del caudal genético, del rol de la tecnología y del negocio de la exportación de semillas forrajeras; todo esto en un contexto más exigente.
“Estamos explorando nuevos caminos, como la incorporación de tecnología, la mejora en los servicios y el uso de inteligencia artificial para dar ese salto de innovación”, comentó.
Explicó que el negocio hoy apunta a un “mercado de especialidades”, donde es clave contar con un abanico amplio de productos que permitan ofrecer soluciones precisas a cada productor. En ese sentido, destacó el rol del equipo comercial y de desarrollo de Gentos, que por su cercanía con el productor permite identificar con mayor precisión lo que cada sistema necesita.
Lo que ocurrió años atrás en la agricultura, con un fuerte proceso de especialización, ahora está llegando también a la ganadería en muchas regiones. “El productor ya no elige cualquier forrajera: busca exactamente lo que su sistema necesita”, sostuvo.
En línea con los objetivos estratégicos de la empresa, Lizarralde destacó que Gentos cuenta con “el banco de germoplasma más grande de la región en semillas templadas”. Subrayó además la importancia del desarrollo genético realizado localmente, tanto en Argentina como en Uruguay, donde la empresa dispone de múltiples puntos de evaluación y ensayos on farm (en el establecimiento, en inglés).
“Eso nos da un diferencial claro: todos nuestros cultivares son desarrollados bajo condiciones reales de pastoreo animal. Presionamos al máximo la selección con el objetivo de obtener materiales que realmente funcionen en sistemas pastoriles, que es donde se utilizan. No es algo común en el mundo de las forrajeras, donde lo habitual es seleccionar bajo corte. En nuestro caso, el proceso de breeding lleva más de 12 años y se basa en identificar los mejores materiales sometidos a la presión directa del pastoreo, lo que garantiza cultivares adaptados a la realidad productiva”, explicó.
Entre las novedades, en leguminosas, Lizarralde destacó el lanzamiento de alfalfas privadas de genética propia, presentadas el año pasado. “Contamos con materiales de distintos grupos de latencia, desde grupo 6 hasta grupo 9, con un diferencial genético muy marcado”, señaló. Y subrayó que esas alfalfas “tienen un potencial enorme para sistemas lecheros y ganaderos”.
Además, mencionó el trabajo que Gentos desarrolla desde hace más de 10 años junto al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), enfocado en el desarrollo de un lotus ganadero adaptado a los sistemas pastoriles de la región. “Este año obtuvimos el primer producto de ese programa, que seguramente estaremos comercializando el próximo año”, adelantó. También comentó que ese material “viene mostrando un muy buen desempeño en la Evaluación Nacional de Cultivares”.
En gramíneas perennes, de cara al próximo año, anunció la llegada de Forza 100, una nueva festuca de ciclo intermedio, que viene a ocupar el lugar de la tradicional Taita. “Es una festuca que se adapta muy bien a diferentes tipos de suelo y manejo, cuyo diferencial es un salto importante en calidad y producción respecto a su antecesor, lo que la convierte en una excelente opción para sistemas lecheros o de recría, la vemos volando en los ensayos on farm”, afirmó.
Lizarralde también se refirió al mercado del sorgo, al que calificó como “interesante” dentro del panorama forrajero. Explicó que, si bien el sorgo granífero ha perdido protagonismo en los últimos años, debido a la competencia con otros cultivos agrícolas, el sorgo forrajero mantiene un rol clave en los sistemas ganaderos. “Sigue siendo una herramienta estratégica por su rusticidad, su capacidad de adaptación a condiciones limitantes y su buena respuesta en volumen de producción”, describió.
En ese marco, destacó el avance sostenido de materiales como Gentos 135 BMR, un sorgo que combina doble tecnología: BMR, que mejora la digestibilidad, y FS (fotosensitivo), que permite extender el período vegetativo y flexibilizar el manejo. “Es un material que viene creciendo año a año en adopción”, aseguró.
La Escuela de Pastores de Gentos comenzó hace más de 10 años en Argentina y ya va por su quinta edición en Uruguay. “Es una iniciativa muy valiosa, no solo por su aporte técnico, sino también por su función social, ya que brinda capacitación al peón rural, que muchas veces no ha tenido otras oportunidades de formación”, señaló el country manager.
Remarcó que se trata de “una capacitación fundamental que ofrecemos a los empleados de nuestros clientes y no clientes”, con el objetivo de mejorar el manejo de pasturas y fortalecer las competencias prácticas del personal de campo, en contacto directo con los animales.
Este año se realizarán ediciones en dos puntos del país: Artigas y Río Negro. Las jornadas están distribuidas en tres instancias: mayo, agosto y noviembre. “El impacto es claro: al mejorar el manejo, mejoran los ingresos de los sistemas. Y cuando eso sucede, todos ganan”, concluyó.
Consultado sobre el rol de la exportación, Lizarralde señaló que “en un mercado acotado como el uruguayo, exportar es clave y siempre va a tener un papel importante”. En el caso de las semillas forrajeras, explicó que la exportación cumple una doble función: por un lado, como mercado de valor, con producciones en contraestación destinadas a Europa, Estados Unidos y otras regiones con alta demanda; y por otro, como una válvula de escape, útil para gestionar los excedentes en campañas como la actual, donde abunda la oferta de semilla de algunas especies.
En este segundo frente, Brasil viene jugando un rol creciente, especialmente en el sur del país, una zona con características productivas similares a las de Uruguay, donde hay espacio para desarrollar el negocio.
Recordó que años atrás China fue un destino dominante, capaz de absorber toda la oferta disponible. Pero tras la caída de esa demanda, Brasil resurgió como mercado estratégico. “En ese destino el diferencial no está solo en la genética, sino también en el know-how forrajero que podemos aportar como empresa”, afirmó.
Respecto a los mercados de valor, subrayó el potencial de crecimiento en Estados Unidos y Europa, y planteó que el gran desafío para las empresas está en comprender a fondo esos mercados, para poder capturar oportunidades.
En el marco de la estrategia exportadora, Lizarralde relató que el año pasado visitó el estado de Oregón, en Estados Unidos, una región clave en la producción de semillas forrajeras. Observó que la comercialización se concentra en el centro de Estados Unidos, mientras que el consumo está más enfocado en la región este.
“Cuando uno empieza a comprender los distintos actores de la cadena, surgen oportunidades concretas para agregar valor, especialmente en lo que refiere a producción en contraestación y know-how”, señaló.
En ese sentido, planteó que Gentos puede aportar experiencia desde climas más exigentes. “En Estados Unidos se produce mucho y con gran estabilidad, pero en condiciones desafiantes, como las que enfrentamos en nuestra región, y es allí donde nuestro conocimiento realmente marca la diferencia”, sostuvo.
Agregó que las tecnologías están ayudando a limitar muchas variables de la producción, pero que el agua sigue siendo uno de los factores más determinantes. “El riego está desarrollado, ahora el desafío está en los costos y en cómo hacerlo viable”, concluyó.
El director ejecutivo de Aupcin dijo que el mercado local debe “madurar” e incorporar herramientas para que el negocio tenga más certezas, como el futuro de novillo
Uruguay “tiene todo para producir 4 millones de terneros o más”, afirmó el director ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Productores de Carne Intensiva Natural (Aupcin), Álvaro Ferrés. El empresario analizó el presente y las perspectivas de la ganadería intensiva, destacando el buen momento del negocio, los desafíos de inversión y la necesidad de madurez en el uso de herramientas de gestión de riesgo.
“Tenemos que estar muy contentos, porque hay varios factores que nos llenan de optimismo”, manifestó Ferrés. En primer lugar se refirió al clima “espectacular”, con un “régimen hídrico que ha favorecido la producción de pasturas y de cultivos agrícolas”, que sirven de insumo para alimentar al ganado en los corrales.
Destacó, además, que “estamos viviendo un nivel de precios muy bueno por lo que producimos, ya sea novillo gordo, novillo de reposición o ternero”. Y reconoció que “ninguno de nosotros pensaba que, en este momento, iban a estar valiendo lo que están valiendo”.
Otro tema que comentó fue la evolución del precio del dólar en el mercado local, porque “si vemos lo que pasaba en julio, agosto o septiembre del año pasado, ahora estamos con un mejor tipo de cambio”, aunque en las últimas semanas viene bajando.
“Todo eso nos hace ver un año muy optimista desde el punto de vista del negocio ganadero”, lo que se refleja en “inversiones en el sector, en el precio de los campos y en los arrendamientos”, valoró.
Ferrés también hizo especial hincapié en la situación internacional y los factores que inciden en los precios de la carne. Si no ocurre nada inesperado, vinculado con las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a nivel mundial “parece que se van a mantener”. “Si Uruguay, un país que exporta el 80% de su producción al mundo, va a tener un mercado demandante, con buenos valores, en este sector hoy no podemos pedir más”, afirmó.
En cuanto a las relaciones de precios en el mercado ganadero, el director ejecutivo de Aupcin calculó que, considerando un novillo gordo para ingresar al corral en US$ 2,50 o US$ 2,60, porque un ternero vale entre 15% y 25% más, “parecería ser una relación muy buena, que se sustenta en los buenos valores del ganado gordo, aunque también está incidiendo la exportación de ganado en pie”, analizó.
En eso influye también el clima. “Cuando tenemos pasto nos gusta que el ganado se lo coma”, comentó. Y a esto se suma la escasez de reposición, que se traduce en precios altos para las categorías de novillos de sobreaño, de 2 a 3 años, y para la vaquillona. “Por eso muchos corrales de engorde están viendo al ternero como una alternativa de reposición”, indicó.
Sobre las exportaciones de ganado en pie dijo que “son un negocio que viene muy bien” para el eslabón de la cría, y explican –junto a los otros factores– que, a pesar de haber una “cosecha récord de terneros” en esta zafra, los valores mantengan una muy buena relación porcentual respecto al ganado gordo, comparó.
Sobre la tasa de extracción esperada para este año, Ferrés consideró que la faena de vacunos se ubicará entre 2,2 y 2,4 millones de cabezas, y “no más que eso”. Estimó que si hay una mejora frente al año pasado será por el lado de la exportación en pie, no por la faena, “a no ser que vengan de los corrales de engorde, y que haya mucha intensificación”, comentó.
No obstante, el empresario proyectó una tasa de extracción de “valores similares a los de años anteriores, o tal vez algo más alta”. Pero subrayó que “el gran desafío” para la ganadería de Uruguay “es parecerse a los países más desarrollados en producción de carne”, como Australia, que tiene una tasa de extracción del 30%.
“Uruguay tiene todo para producir 4 millones de terneros o más, para faenarlos, exportarlos en pie, que haya mucho más ingreso de divisas, y que los sistemas de producción estén trabajando a full”, expresó.
La nueva ganadería
Pensando en avanzar hacia una “nueva ganadería” uruguaya, Ferrés se mostró convencido de que “es posible lograr ese objetivo”, porque “hay muchas cosas que ya están y otras en las que tenemos que madurar”.
“Si los valores acompañan, si la tecnología está, entiendo que perfectamente podemos avanzar”, enfatizó. Y se preguntó: “¿Qué nos falta? ¿Qué nos da miedo a los productores para ir a producir más?”. La respuesta, dijo, “está en el riesgo”. Ferrés sostuvo que “cuando uno invierte para producir más, empieza a correr un riesgo económico mayor”, en relación al sistema natural de producción de forraje, por ejemplo, en el campo natural.
La intensificación implica inversión y, a su vez, la inversión “representa un riesgo”, señaló. Entonces, “cuando tenemos que invertir para producir más, necesitamos algún sistema que nos asegure que si hay más, después no valga menos”, sostuvo.
Para el directivo de Aupcin “ahí es donde el mercado uruguayo debe empezar a madurar e incorporar el uso de herramientas que ayuden a tener más certezas”. Opinó que “tenemos que parecernos mucho más a la agricultura en cuanto al manejo del riesgo de precio, con el mercado de futuros”.
Consultado sobre la posibilidad de incrementar la utilización de esas herramientas, Ferrés respondió afirmativamente y consideró que el mercado de futuros para el novillo debe desarrollarse como sucede con la soja. “El tema es que somos productores, y muchas veces los productores somos timberos de alma, y nos gusta timbear, porque pensamos que el ganado va a subir”, admitió.
A modo de ejemplo, comentó que por estos días ya hay un “valor de ganado espectacular y estamos ganando más. O sea, si la vaca vale US$ 4,30, US$ 4,50 o US$ 4,80 (por kilo a la carne), siempre estamos esperando US$ 5, y en algún momento baja”, advirtió. “Si el precio sirve y genera margen, hay que vender, pero los productores somos así”, reconoció.
Pero el empresario consideró que, “cuando el negocio pase a ser más productivo que especulativo, se va a madurar para que los instrumentos de manejo financiero, entre otros, empiecen a tener una utilización cada vez más grande, y veamos que minimizar el riesgo es mejor negocio que muchas veces timbear”.
Consideró que el productor ganadero en Uruguay “está empezando a madurar”, porque los valores de los campos “ya son otros”, y la exigencia de producir más “se hace necesaria para justificar esos valores, y generar un negocio rentable”.
Consultado sobre si el hecho de producir más y temer que valga menos quedó atrás, respondió que sí. “Ha madurado el mercado para que eso pase”, dijo, pero aclaró que “no es sólo lo que yo piense, el tema es lo que piensen muchos, y que haya una apuesta colectiva para producir más”. Por eso, insistió en que instrumentos como el mercado de futuros, la exportación de ganado en pie, entre otros, “deben permanecer en el tiempo, sin interrupciones, para que generen confianza y certezas, y que los productores y empresarios apuesten a invertir y producir más”.
“Estamos en ese proceso que apunta a una intensificación productiva e incremento de la tasa de extracción. El tema está en la decisión de invertir para llegar a eso más rápido”, subrayó. En ese camino hacia la intensificación, el director ejecutivo de Aupcin consideró que los corrales de engorde jugarán “un papel fundamental”, y que su participación “debería crecer año a año”. Pero advirtió que hoy la reposición limita la rentabilidad del corral, con márgenes que difícilmente superan los US$ 40 o US$ 60 por animal.
“El novillo de reposición está caro, porque hay escasez y porque hay pasto”, resumió. A la vez, señaló que “muchos agricultores están apostando al encierro, ya que les resulta más rentable transformar su grano en carne que venderlo directamente”, y eso “genera una mayor demanda, que también presiona sobre los precios”.
“Por más que tengamos un buen precio de venta, los márgenes están ajustados y eso puede frenar decisiones de encierro”, señaló. Sin embargo, proyectó que los corrales “seguirán creciendo” y que “deberán absorber categorías de animales viejos, que aún permanecen en el campo natural, para que salgan rápido del sistema”.
Cuando eso suceda, estimó que Uruguay “podrá dar un salto productivo y especializarse en cría, recría y engorde, consolidando un sistema ganadero más eficiente”. Y ese cambio “se verá reflejado en el aumento de vacas de cría y animales de recría, en una menor presencia de animales viejos, y en una mejora de la tasa de extracción, tanto por faena como por exportación en pie”, concluyó.
La sinergia busca acercar al mercado uruguayo una propuesta integral, que apunte a resultados, con respaldo técnico y una fuerte orientación hacia la sustentabilidad
Con el foco puesto en soluciones sustentables y eficientes para el agro, Amauta Agro y CPY Agronegocios concretaron una alianza estratégica que apunta a sumar innovación y resultados concretos para los productores uruguayos. Esta sinergia busca acercar al mercado local una propuesta integral en nutrición vegetal, con respaldo técnico y una fuerte orientación hacia la sustentabilidad.
“Es un paso estratégico para Amauta en Uruguay”, afirmó Manuel Félix, Líder Comercial Latam de Amauta Agro. Explicó que la empresa tiene origen argentino y fue creada en 2016 dentro del ecosistema de negocios de FYO (Futuros y Opciones), compañía que integra el Grupo Cresud entre sus accionistas.
“Hoy somos una unidad de negocios con foco en especialidades de FYO. Como sabemos, Uruguay tiene un sistema productivo muy técnico, con productores abiertos a nuevas tecnologías, y es un desafío para nosotros seguir creciendo”, indicó.
En ese camino, la alianza con CPY Agronegocios les permite acercar sus soluciones de nutrición vegetal a un mercado que valora tanto la eficiencia como la sustentabilidad. “Esta alianza nos permite estar cerca del productor uruguayo, acompañarlo con productos de calidad, respaldados por investigación y con un fuerte componente técnico”, sostuvo Félix.
Una de las principales características de Amauta Agro es su propuesta integral, que no solo incluye fertilizantes de alta tecnología con macro y micronutrientes, sino también formulaciones que incorporan aminoácidos libres en combinación con los nutrientes clave para aplicaciones foliares.
“Esto mejora la absorción y eficiencia de los nutrientes en su utilización por parte de los cultivos”, señaló. A ello se suma un sólido trabajo de diagnóstico y asesoramiento técnico, apoyado por numerosos ensayos en diferentes cultivos. “Nuestro objetivo es claro: ayudar a que el productor obtenga mejores resultados hoy, sin comprometer el suelo ni el sistema a futuro”, aseguró.
Amauta Agro trabaja con un enfoque específico para cada cultivo. Su línea está pensada para cultivos extensivos como maíz, trigo, girasol, papa, cebada y soja, adaptando los productos y el soporte técnico a las particularidades de cada uno.
El gerente comercial de CPY Agronegocios, Guillermo Castillo, valoró la incorporación de productos diferenciados que combinan nutrición y bioestimulación. Uno de ellos es Microquel Amin Ziman, diseñado para prevenir y corregir deficiencias de Zinc y Manganeso.
“A diferencia de otros quelatantes, como los que tienen ácido etilendiaminotetraacético (EDTA), Ziman utiliza aminoácidos libres (aminoatos), que mejoran la penetración foliar, aumentan la estabilidad del producto y estimulan procesos metabólicos clave como la fotosíntesis”, explicó. En ese sentido, remarcó que se trata de un producto que “no solo corrige deficiencias, sino que impulsa la eficiencia fisiológica del cultivo”.
Otro de los productos destacados es Microquel Amin Cuaje, un fertilizante formulado especialmente para la etapa de cuajado de frutos. “Aporta boro, fósforo y molibdeno, esenciales para la floración y el desarrollo de frutos, junto con aminoácidos que potencian estas fases críticas”, detalló Castillo. Entre sus beneficios se encuentran el aumento del número de granos, la mejora del desarrollo del fruto y un mayor aprovechamiento del nitrógeno. Se recomienda su aplicación en prefloración, con dosis de hasta 1,5 kilos por hectárea (kg/ha). “En cultivos como la colza ha demostrado muy buenas respuestas en el rendimiento”, afirmó.
Sobre lo que puede esperar el productor uruguayo de esta propuesta conjunta, Félix señaló: “Tecnología validada, respaldo técnico y compromiso con la sostenibilidad. Nuestro modelo es acompañar al productor, desde el diagnóstico hasta el resultado”.
En la misma línea, Castillo destacó que se suman al portafolio productos “diferenciados y con resultados comprobados”, y que el productor notará una mejora en la performance de sus cultivos, especialmente en etapas críticas como el cuajado o frente a deficiencias nutricionales, que impactan sobre la fotosíntesis. “Y como siempre, desde CPY, con el respaldo técnico en cada paso”, subrayó.
La alianza entre Amauta y CPY recién comienza, pero ya proyecta un trabajo sostenido. “Seguiremos acompañando desde el terreno, con ensayos locales y una escucha activa del productor uruguayo”, adelantó Félix. “Esto recién empieza. Hay mucho potencial por delante”, concluyó Castillo.
El grupo Bauer, de Austria, se posiciona en el mercado uruguayo mediante un acuerdo con la empresa Pertilco, para la comercialización de lo último en tecnología que permita proveer de soluciones a los productores del sector agropecuario. Bauer lleva casi 100 años de trayectoria, nació en la ciudad austríaca de Voitsberg, como una iniciativa de productores para desarrollar tecnología, dijo a VERDE el gerente de Latinoamérica para el grupo Bauer, José Ignacio Campos.
Esta compañía está colocando en el mercado uruguayo tecnología novedosa, con cuatro líneas “potentes de soluciones” para el agro: tecnología y telemetría, riego por pivot, manejo de efluentes de tambo y también enrolladores o carretes de riego.
“Todos esos productos con la calidad y estándares que ha caracterizado a Bauer” por casi un siglo de operativa. El acuerdo con Pertilco establece que esa empresa será su figura comercial en Uruguay.
Campos indicó que este grupo europeo ya tiene proyectos que están andando en Uruguay, pero más allá de la satisfacción de esto, ahora se pretende “dar un salto en lo que es diferenciarnos frente a la competencia”. En tal sentido, “cerramos sobre fines de febrero la distribución oficial en Uruguay con otro grande que es Pertilco”, valoró.
“Básicamente lo que queremos es que la tecnología, la calidad del grupo Bauer y el servicio de ingeniería esté también de la mano con un grande, y todo también enfocado en la posventa de nuestros clientes”, señaló.
Al ser consultado sobre las diferencias con la competencia en el mercado, el ejecutivo dijo que para estas empresas “tecnología, calidad, acompañamiento y posventa son los valores y pilares fundamentales”.
El objetivo principal es que “el cliente se preocupe de producir y nosotros nos preocupemos de regar”, porque “la tecnología es muy buena, pero tenemos que saber llevarla con productos de calidad, con un seguimiento, con un acompañamiento al productor y con productos, obviamente que cumplan los altas estándares que los productores uruguayos requieren y están pidiendo”, afirmó.
El gerente de Latinoamérica del grupo Bauer comentó que el back up de tecnología de control inalámbrico de los equipos que tiene la compañía es “único en el mercado”. “Tenemos varias características de comunicación propia”, remarcó. También señaló que otro diferencial interesante que ofrece el grupo Bauer es que toda la tecnología que ofrece en el mundo “es creada y diseñada en Latinoamérica para Latinoamérica”, dijo.
Expansión
Respecto a la expansión regional del grupo, Campos sostuvo que Bauer tiene un plan “bastante interesante”. Indicó que está desembarcando nuevamente en Argentina, de la mano de “otro grande” de ese mercado, que es la empresa Criolani, y que además tiene planes comerciales en otros países de la región.
El grupo opera en Brasil hacer alrededor de 22 años, donde comenzó con un market share “bastante estable”, y actualmente “es líder”. El objetivo de la empresa es transmitir esa experiencia en Brasil y Europa en otros países de Latinoamérica.
Campos comentó que en la actualidad “el riego está en boca de todos”, y que “gran parte de Latinoamérica tiene una escasez hídrica”, por lo que la labor de gran parte de estos países es producir en la misma área, pero de manera más eficiente y hacerlo de manera amigable, con conciencia de los recursos que estamos utilizando”.
Para el gerente del grupo Bauer en Latinoamérica “es necesario tener en cuenta que no en todas partes tienen la misma realidad”, por lo tanto, “más que soluciones masivas, queremos soluciones exclusivas, a lo que cada uno de nuestros clientes requiere, como productos de alta calidad, con ingeniería de alta eficiencia”, y también “socios como Pertilco y otros que estén a la altura de lo que el cliente requiere y estima”.
Sobre las posibilidades de ofrecer líneas de financiación a los productores interesados en las tecnologías del grupo, Campos aclaró que “una cosa es la ingeniería, otra cosa es el producto, y un pilar importante de la estrategia comercial es el financiamiento”.
Bauer cuenta con dos líneas financieras principales: una de grandes proyectos, que viene directamente de Austria; y en segundo lugar tiene el financiamiento de Brasil, con el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes); además de operar con agentes locales en Uruguay, indicó. En tal sentido, el ejecutivo aseguró que el grupo empresarial podría financiar proyectos en el país.
Redacción: MauroFlorentín – Nota de Revista Verde N°121