Sector cárnico está en un “punto de inflexión”, según informe de Ceres
La cadena y el país “necesitan un impulso” y “superar los obstáculos que lo frenan es posible”, sostiene el estudio presentado en la jornada de cierre estadístico 2024 de INAC.
Uruguay se posiciona de buena forma ante una demanda global de carne que se proyecta pujante. Por un lado, porque el país produce carne de la mejor calidad a nivel global, en un entorno natural, en base a pasturas nativas, ideal para la cría de animales. Por otro, por la sostenibilidad y trazabilidad de su producción, altamente valorada por mercados exigentes, como el europeo.
Pero para dar un salto en la producción y la productividad hay que ser más competitivos. El sector cárnico en Uruguay se encuentra en un punto de inflexión, donde para superar la estabilidad se deben dar cambios que logren mejorar las expectativas de toda la cadena de valor. Para lograrlo es imperante alivianar la carga arancelaria, aprovechar los nichos de mercado con altos precios y promover mayor diferenciación y valor agregado a lo largo de la cadena productiva.
Con las señales actuales, la baja productividad seguirá conviviendo con una capacidad ociosa elevada en la fase industrial y altos aranceles que perjudican la competitividad y desincentiva aumentos de producción. El sector y el país necesitan un impulso para la actividad más tradicional de Uruguay, y superar los obstáculos que lo frenan es posible.
Así lo sostiene un un informe especial titulado Estado actual, impacto y potencial del sector cárnico del Uruguay, elaborado por el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) y presentado en el marco del cierre estadístico 2024 del Instituto Nacional de Carnes (INAC).
En ese documento también se destaca el impacto económico y social de la cadena, y plantea los desafíos necesarios para superar el “estancamiento productivo” que atraviesa el sector desde hace años, garantizando la sostenibilidad y competitividad en el mercado global.
El informe fue presentado por el director ejecutivo de Ceres, Ignacio Munyo, y por el coordinador de investigación de dicho centro, Martín Alesina. El estudio muestra la estabilidad en indicadores clave del sector como el stock bovino, que se estabilizó en 11,3 millones de cabezas, y la faena, que anualmente se ubica alrededor de 2,4 millones de cabezas de la especie bovina.
Entre los factores que explican este concepto de estancamiento se encuentran la elevada carga arancelaria efectiva en mercados clave y la necesidad de mejoras en eficiencia productiva, tecnología, inserción externa y logística. Y se enfatizó que sin estas transformaciones Uruguay no logrará un crecimiento significativo, sobre todo al tener competidores con acuerdos comerciales más favorables y menores costos de transporte.
El sector cárnico emplea directamente a cerca de 90.000 personas y tiene un impacto significativo en la economía. Su impacto directo y todos los encadenamientos que genera en diferentes sectores (impacto indirecto) supera el 10% del Producto Bruto Interno (PBI). En tanto, su aporte impositivo –analizado por impuesto y por fase en el estudio– totaliza casi US$ 700 millones al año entre impuestos directos e indirectos.
El informe destaca que un crecimiento del 20% en la producción podría generar un aumento del 1,5% en el PBI y la creación de unos 3.000 empleos adicionales. Experiencias como la cuota 481 han demostrado que, ante señales claras de demanda, el sector puede responder con incrementos en la producción.
Con una parición récord de más de 3 millones de terneros proyectada para 2025, Uruguay tiene la oportunidad de superar los desafíos actuales y consolidar su posición en los mercados de alto valor.
Nota de Revista Verde N°119