El rendimiento promedio del arroz aumentó 100 kg/ha/año en 20 años

By Cristina Fumero,

La zona este lidera el avance en productividad, en tanto las regiones norte y este, por la incidencia de las rotaciones, presentan dificultades para consolidar un crecimiento

Los modelos indican que durante los últimos 20 años la productividad media del arroz subió 100 kilos por hectárea y por año (kg/ha/año) cada zafra, indicó el ingeniero agrónomo (PhD) Federico Molina, investigador del Instituto Nacional de Investigacióin Agropecuaria (INIA), durante su presentación en el XX° Taller de Evaluación de la zafra de arroz. A la vez, el ingeniero agrónomo Daniel Gonnet, de Casarone Agroindustrial, indicó que esa evolución marca un crecimiento de 32% de la productividad en dos décadas. Este aumento, según indicó Molina, es más pronunciado en el este de Uruguay, zona que también este año presentó los mejores desempeños. 

La zona norte, que solía estar a la cabeza en los últimos años “no acompañó el incremento” de los rindes, probablemente por “incidencia de la rotación”, dijo Molina. La zona centro del país aún presenta dificultades para incrementar sucesivamente los rendimientos obtenidos, y se plantea como un desafío para el diseño de los sistemas y la adaptación de las variedades.

El taller de INIA se realizó en el contexto de una de las cosechas de arroz más complicadas desde el punto de vista climático. Eso no fue impedimento alguno para contar con un ambiente de optimismo unánime entre los representantes del sector arrocero, que presentaron sus evaluaciones y perspectivas en la estación experimental de Treinta y Tres. 

A pesar de las adversidades, la actual zafra de arroz cerró con un rendimiento promedio de 8.828 kilos por hectárea (kg/ha), la cuarta mejor zafra de la serie histórica –el rendimiento en el ejercicio 2022-2023 fue de 9.647 kg/ha–, y el gerente técnico de Coopar SA, el ingeniero agrónomo Gonzalo Rovira, consideró que se puede catalogar como una “pérdida de eficiencia” frente al año anterior. 

El taller de arroz de INIA analizó la información de 124.960 hectáreas, en tanto que la superficie total durante la zafra 2023-2024 se ubicó en 148.629 hectáreas, según datos de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA). 

GENÉTICA NACIONAL 

La zafra 2023-024 estuvo marcada por un impedimento para completar la cosecha (antes de la realización del taller), por el exceso de precipitaciones en el último trimestre y el alargamiento del ciclo del cultivar más sembrado: INIA Merín. 

El uso masivo de este cultivar de ciclo largo retrasó la cosecha y la llevó a momentos críticos para entrar a las chacras, según explicó el director del Programa de Mejoramiento de Arroz, el ingeniero agrónomo Álvaro Roel. 

Este cultivar ocupa, áreas que en los distintos molinos van del 41% hasta el 58% del total sembrado, explicaron los distintos representantes del sector industrial. Su calidad de grano, sumado a su gran potencial de rendimiento lo han consolidado como una variedad estrella. 

No obstante, también se reportaron muy buenos rendimientos en INIA Gurí (muy utilizado como cabecera de siembra) y otras variedades de ciclo corto, como INIA Tacuarí o INIA Olimar, esta última es la preferida para las siembras del norte. Todas ellas, producto del mejoramiento genético nacional desarrollado por INIA.

La calidad no fue un problema en esta zafra, gracias al buen desempeño varietal. La consolidación de las variedades nacionales es un hecho. Se comparó que en las primeras ediciones del taller se utilizaban tres variedades, que ahora son varias más. 

La jornada no estuvo exenta de intercambios, donde el nuevo cultivar INIA Cuareim se puso en foco del debate, por su buena capacidad de macollaje y potencial para establecerse como alternativa de ciclo largo, según explicó el ingeniero agrónomo Fernando Pérez de Vida, investigador de INIA, en uno de los espacios de intercambio.

En cuanto al atraso provocado por el alargamiento del ciclo de INIA Merín en la cosecha, los disertantes bregaron por la incorporación de variedades de ciclo corto al sistema, que a la vez sean consistentes en rendimiento y calidad, que permitan cosechas en marzo. 

El ingeniero agrónomo Muzio Marella, de Saman, dijo a VERDE que es posible que INIA Merín haya llegado “a su tope” de área sembrada, y que a pesar de su buen desempeño es un inconveniente su eventual cosecha tardía. Una opción complementaria, según el profesional, podría ser la variedad 9193, a pesar de ciertos problemas con mancha de hoja.

DECISIONES DE MANEJO

Los expositores coincidieron en cuanto a una baja en la densidad de siembra. En relación con el barbecho, se observó que viene aumentando el laboreo reducido. En lo que refiere al tratamiento de enfermedades, a pesar de las resistencias adquiridas por el mejoramiento genético –especialmente al hongo conocido como Bruzone–, el uso de fungicidas viene en considerable aumento: dos veces y media con años en los que se aplica hasta en 100% del área, según reportó el ingeniero agrónomo Felipe García, de Adecoagro. También los otros disertantes coincidieron en la aplicación de fungicida en casi la totalidad del área. El uso de curasemilla con bioestimulante también viene en aumento, indicó Gonnet. 

CLIMA Y FERTILIZACIÓN

La siembra de arroz en la zafra 2023-2024 no pudo comenzar en setiembre por el exceso hídrico, indicó el ingeniero agrónomo Diego Gauna, integrante de la empresa Dambo. Luego se vio frenada entre fines de octubre y la primera quincena de noviembre por las mismas razones, según reportaron los representantes de los molinos. No obstante, hacia noviembre se había logrado sembrar un 90% del área. Esto también generó dificultades para la inundación de las chacras antes de los 35 días postsiembra. 

Y en lo que refiere al uso de fitosanitarios, los vientos provocaron que las ventanas de aplicación fueran acotadas. 

En tanto, una constante en las presentaciones de los molinos fue admitir un aumento de hasta tres veces más en el uso de fertilización nitrogenada, consolidándose como imprescindible en la etapa de macollaje. 

De todas formas, en esta zafra el clima generó que se vean obligados a recurrir a aplicaciones aéreas, que por su elevado costo generó que no se puedan realizar tantas aplicaciones como las deseadas. Por otra parte, también se considera cada vez más necesaria la fertilización potásica. Esto tiene como causa principal el uso de soja como cultivo antecesor. 

LAS ROTACIONES

Un cambio abrupto de los últimos 20 años ha sido el abandono paulatino de la siembra de arroz sobre retornos de pradera y el aumento del área de soja como cultivo antecesor. La oleaginosa le permite al cereal tener mejores rendimientos. También se ha mantenido baja la siembra proveniente de campo natural. Y aún preocupa la considerable porción del área proveniente de arroz (hasta 41% en el caso de Coopar), que se desempeña con rendimientos menores y con problemas de enmalezamiento. 

García informó sobre el aumento en el uso de graminicidas, tema al que también se refirió el ingeniero agrónomo Agustín Platero, de Arrozal 33. Platero apuntó particularmente al problema del arroz rojo, maleza que persiste con resistencia adquirida en las chacras. Una alternativa que está siendo muy utilizada es el arroz Clearfield, con resistencia a imidazolinonas. A su vez, Marella dijo que estas deben usarse “en la medida justa”. 

USO DE LA TIERRA

García también se refirió a aspectos socioeconómicos que afectan al sector. A propósito, explicó que hubo una disminución en el número de productores con los que trabaja el molino. De los que continúan, 48% mantiene el área total con la que trabajaba y el resto ha concentrado su superficie, que prácticamente se ha duplicado, ya que el promedio pasó de 210 a 405 hectáreas. La forma de tenencia de la tierra permanece incambiada; casi la totalidad de los productores (90%) trabaja bajo el régimen de arrendamiento. 

Por su parte, Gonnet abordó las complicaciones derivadas del régimen de arrendamiento en la zona norte del país, “por la inestabilidad de las relaciones contractuales”. Recordó que el año pasado, con las lluvias de setiembre, que permitieron completar las represas, “se quiso hacer un poco más de área, pero no es lo mismo hacerla sin planificar que con planificación”. Y menos aún en una zona donde existen “relaciones precarias” con el dueño del campo. 

“Creo que es una zona que merece un foco especial para identificar los problemas reales y trazar estrategias para superarlos”, planteó. A propósito, afirmó que si bien se cultiva arroz en diferentes regiones del país, “tiene diferencias importantes entre zonas que deben ser consideradas”.

La demanda de infraestructura y apoyo interinstitucional para la construcción de embalses y sistemas de riego fue un asunto reclamado en varias presentaciones. En particular, Gauna remarcó la necesidad de estabilizar el flujo de agua en la zona norte. Y García señaló que la electrificación está masificada en su uso y que los bombeos a diésel prácticamente han desaparecido. 

TRABAJO EN EQUIPO

Los disertantes destacaron la importancia de trabajar en conjunto y generar información. Gauna resaltó que estos 20 años del Taller de evaluación de la zafra de arroz “han sido una instancia fundamental” para mostrar, comparar y evaluar los resultados técnicos y productivos de cada zafra. 

También hizo énfasis en la importancia de incrementar el área de seguimiento para lograr “una robustez importante” de la información, ya que “es un insumo fundamental para el avance del sector arrocero”, afirmó.

Consideró que este taller “ha apoyado indirectamente la mejora de la base de datos en cada zafra, lo que obliga a generar buena información para el sector y para las empresas, mejorando la cantidad y calidad de información presentada en cada taller, enriqueciendo aún más el conocimiento compartido”.

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Equipos especializados: la base de crecimiento de Dufour Commodities

By Cristina Fumero,

Comenzó con la originación de granos y se transformó en una compañía de servicios en diferentes áreas de negocios, con la cercanía a sus clientes como un “sello diferencial”

La empresa Dufour Commodities experimentó un crecimiento importante en sus nueve años de actividad. Comenzó con la originación de granos y se transformó en una empresa de servicios. Walter Dufour, gerente de la compañía, destacó a VERDE que “el éxito se atribuye a la formación de equipos especializados en cada área y con la camiseta puesta, lo que garantiza un servicio personalizado, de alta calidad y cercanía, que es nuestro sello diferencial”. 

El foco de la actividad está en el litoral, en Dolores y Palo Solo (Soriano), pero Dufour Commodities se está expandiendo hacia otras regiones. Cuenta con presencia en Paysandú y San José, y proyecta instalarse en el este del país. “Con el crecimiento de la empresa van surgiendo clientes en otras regiones y, para poder atenderlos con el diferencial que nos caracteriza, hay que tener presencia comercial”, comentó al respecto.

La empresa cuenta con más de 20 colaboradores y con equipos formados en las diferentes áreas de trabajo. En el comienzo se apuntó a la originación de granos, pero con los años “se fueron ampliando las áreas de trabajo y nos hemos convertido en una empresa de servicios para el productor”, explicó Dufour.

Hoy opera en la originación de granos, la comercialización de insumos, financiación, compraventa de maquinaria, consignación de ganado –es integrante de la Asociación de Consignatarios de Ganado– y sumó el asesoramiento para la venta y arrendamiento de campos. “Tenemos un área muy fuerte de insumos y el asesoramiento agronómico ha sido un pilar fundamental en la financiación a productores, así como para afianzar las relaciones con los clientes”, acotó.

Dufour indicó que en el litoral-sur se encuentra su principal área de trabajo, pero también se está buscando desarrollar la actividad en otros puntos del país. “No es algo que se logre de la noche a la mañana, es un proceso que se viene dando desde hace un tiempo, con el crecimiento de la empresa han surgido nuevos clientes en otras zonas”, puntualizó.

La modalidad de trabajo para satisfacer las demandas de los nuevos clientes comienza con la presencia de una persona vinculada al área comercial. “Si vemos que tiene potencial, buscamos el desarrollo de la zona con una oficina o un galpón de insumos. Eso es lo que está previsto en Paysandú para este año; allí hace más de un año que hay un (agente) comercial trabajando”, explicó Dufour. Al tiempo que en San José “ya tenemos un galpón de insumos” y en el este contamos con una persona trabajando en el área comercial, “con el objetivo de avanzar en esa región”.

Planteó que otro aspecto importante es “estar cerca del productor”, ya que “no pasa por vender insumos y que después te venda el grano”. En esa línea, resaltó el trabajo de la parte técnica de Dufour Commodities, donde se realizan los presupuestos para los diferentes cultivos y planteos, “a partir de reuniones e intercambios con productores”. En esas instancias se abordan temas como los precios, las opciones de cada cultivo, las posibles rotaciones, entre otros. “Todo eso aporta un plus”, consideró. Y posteriormente, se recorren los cultivos de los clientes en varias oportunidades. “Es un modelo de negocio basado en la cercanía con el productor”, destacó el gerente.

Para Dufour, el soporte agronómico “es clave”, tanto para la comercialización del grano como para la financiación, porque “le permite a ambas partes mitigar riesgos”. Comentó que a partir de la sequía del 2018 “comenzó a crecer el área técnica de la empresa, que lidera el gerente de Producción y Desarrollo, Emiliano Álvarez, con el objetivo de sumar más gestión al negocio”. 

“Además de tener toda la documentación correspondiente y realizar un estudio sobre la línea que se otorgará, recorremos la chacra de los productores tres o cuatro veces durante el cultivo. Eso nos permite conocer la evolución que va teniendo el ciclo productivo”, dijo.

Dufour consideró que el área técnica es una herramienta fundamental para acercar nuevos negocios, y se ha transformado en un pilar importante para el crecimiento.

Al tener una cartera de servicios muy amplia, señaló que “no hay un perfil definido”, de cliente. Comentó que “se pueden hacer negocios con productores de 50, 100, 300 o 5.000 hectáreas”, aunque admitió que “por nuestra forma de trabajar, y por el servicio que brindamos, tenemos mucho valor para aportar al productor pequeño y mediano”. Agregó que las empresas más grandes tienen otras formas de trabajar y, por la escala con la que operan, “tienen sistematizados otros elementos del negocio”.

La empresa tiene su base logística del área de insumos sobre la ruta 105, en Dolores, donde está construyendo sus nuevas oficinas, que estarán operativas en octubre, informó. En ese predio opera desde hace un tiempo un galpón de insumos, que “fue un avance importantísimo para nosotros”, destacó el ejecutivo. 

Comentó que la idea original era hacer el galpón primero, la planta después y por último las oficinas, pero “las prioridades fueron cambiando”, ya que el equipo fue creciendo y “hoy es una prioridad tener las oficinas y poder estar todos juntos”.

EL NEGOCIO

Dufour afirmó que el negocio agrícola “viene muy golpeado y con rentabilidades bajas o nulas en los últimos años”. Analizó que “hoy las empresas tienen estructuras más grandes”, pero el negocio es incierto a nivel productivo, donde el costo de los arrendamientos de campos “es elevado”, además del dólar, que “está muy bajo”. Consideró que todo eso “pega directamente en los costos”, y hace que los números sean “justos”.

Consideró que el negocio agrícola está enmarcado en un escenario que tiene mucha volatilidad, donde el productor se está volviendo cada vez más profesional. “Debe conocer el mercado y estar al tanto de los precios para poder capturar las oportunidades de negocio, porque es ahí cuando se hace la diferencia”, opinó. Agregó que “si el productor no tiene cabeza de empresario es muy difícil que le den los números”. A esto se suma el riesgo de ser una producción a cielo abierto, lo que implica que “por más que se haga todo bien en el campo, en tiempo y forma, nunca sabemos cómo nos va a ir”, indicó.

A su vez, Dufour reiteró la importancia de estar atentos para aprovechar las oportunidades comerciales, ya que “puede ser la diferencia para alcanzar cierto nivel de rentabilidad”. En ese sentido, destacó que Dufour Commodities cuenta con una Mesa de Granos donde permanentemente se está monitoreando el mercado y los precios para trasladarle a los clientes las mejores opciones de venta. “Muchas veces el productor está concentrado en sembrar y en otras tareas, dejando este aspecto en segundo plano, pero es igual o más importante que todas las tareas del campo”, concluyó.

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La ganadería, en sus fases primaria e industrial, representa el 15% del PBI

By Cristina Fumero,

El sector aporta el 30% del total de las exportaciones de bienes del país, genera 107.500 empleos e invirtió US$ 1.000 millones en los últimos años, informó Uruguay XXI

El sector ganadero, al contemplar la fase primaria y la industrial, contribuye con 15% al Producto Interno Bruto (PBI) del país, según indica un trabajo de Uruguay XXI, presentado a principios de julio. En 2023 el sector primario representó 8% del PBI y se destacó como una parte significativa de la economía, que “no solo genera ingresos directos, sino que también tiene un impacto crucial en la seguridad alimentaria y en la creación de empleo en zonas rurales”, destaca el informe. 

La fase industrial representa 12% del PBI. Al contemplar las dos fases bajo el paraguas de la agroindustria, se puede observar que “no solo tiene un impacto directo en la economía, sino que también genera efectos multiplicadores en otros sectores, ya que aumenta la demanda de servicios de transporte, almacenamiento, producción de insumos, telecomunicaciones, entre otros, además de que luego se utilizan sus productos como materia prima en otras industrias. En particular, la actividad ganadera está estrechamente vinculada con la industria frigorífica, los alimentos cárnicos y la producción de cueros”, acota el informe, que está disponible en la web www.uruguayxxi.gub.uy.

El trabajo analiza la performance de la ganadería vacuna de carne y leche, el rubro ovino, porcino y aviar. “El análisis se basa en información pública y oficial, al tiempo que forma parte de los informes sectoriales”, dijo a VERDE Mariana Ferreira, gerente de Inteligencia Competitiva de Uruguay XXI. A la vez, agregó que “la ganadería es un sector muy importante en la matriz productiva del país”.

INVERSIÓN

El análisis marca que entre 2010 y 2020 el sector agropecuario acumuló US$ 4.700 millones de inversión; de los cuales unos US$ 1.000 millones se han invertido en el sector ganadero. Allí el 13% correspondió a inversiones en tambos e industria láctea, 9% en frigoríficos y producción de carne, mientras que el restante 1% fue a la fabricación de cueros y lana. 

En octubre de 2020 quedó operativa una actualización en Ley de Inversiones (Nº 16.906), que generó un impacto positivo en la cantidad de proyectos y el capital invertido. Los proyectos presentados ante la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap) pasó de un promedio de 431 aprobados anualmente entre 2016 y 2020, a superar los 723 en el período de 2022 a 2023. “Esta nueva regulación impulsó especialmente los proyectos vinculados con el sector, que representaban el 11% del total en 2020 y aumentaron a 19% en 2023, la mayor variación interanual (74%) entre los sectores económicos”, según Uruguay XXI.

Luego de esa implementación, la Comap aprobó 406 proyectos relacionados con el sector agropecuario, lo que hizo subir el porcentaje de inversiones agropecuarias aprobadas en el total de la Comap, de 7% en 2020 a 18% en 2023. De todos los proyectos agropecuarios aprobados en este período (2020-2023), 56% corresponden al sector ganadero, por un total de US$ 78 millones.

EMPLEO

El informe señala que en 2023 el mercado laboral empleó a 1,65 millones de personas. Al tiempo que el sector de agronegocios dio empleo a 217.000 personas, de las cuales aproximadamente 133.500 trabajaban en el sector agropecuario, representando el 8% de la población ocupada del país. Por otro lado, 83.500 personas trabajaron en industrias relacionadas, lo que constituye el 5% del total empleado.

En 2023 trabajaron en el sector ganadero 107.500 personas, al contemplar las actividades de la fase primaria e industrias relacionadas. De ese total, el 73% se desempeñó en la actividad primaria, mientras que el 27% restante fueron empleados por la industria.

Además, se informó que en 2023 las actividades de cría y recría de ganado emplearon a aproximadamente 70.000 personas. Por otro lado, “la actividad industrial ganadera dio empleo a unas 29.000 personas, de las cuales el 60% trabaja en la industria frigorífica. La industria láctea fue el segundo sector industrial con más empleados en 2023, con 6.500 puestos de trabajo”.

EXPORTACIONES

Uruguay XXI señala que el sector ganadero mantuvo su liderazgo como el principal exportador del país, generando ingresos por US$ 3.148 millones en 2023. “Casi el 30% de la exportación de bienes proviene desde la ganadería”, aclaró Mariana Ferreira.

Dentro de las exportaciones del sector ganadero, los productos cárnicos totalizaron US$ 2.653 millones en 2023, correspondientes a 693.000 toneladas. La carne bovina, los subproductos cárnicos y el ganado en pie fueron los principales componentes de las exportaciones del sector ganadero. 

El 94% de las exportaciones correspondieron a productos procesados industrialmente, entre los cuales la carne bovina representó el 65%, el 15% fueron subproductos cárnicos, mientras que la lana y los cueros, entre otros, representaron el 4% cada uno. Las colocaciones de ganado en pie constituyeron el 8% restante. 

Las exportaciones uruguayas de productos ganaderos en 2023 alcanzaron casi 100 destinos, con una destacada presencia en Asia y Medio Oriente, regiones que absorbieron el 41% del total; seguidos por Europa con el 20%; y América del Norte con el 17%.}

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En Mato Grosso se proponen regar más de 3 millones de hectáreas

By Cristina Fumero,

El estado brasileño realiza investigaciones sobre la tecnología y trabaja en el mapeo de sus acuíferos; el avance del riego permitiría incorporar una tercera cosecha de granos

Luego de una sequía extrema, que comenzó en 2023 y continuó en 2024, el riego de cultivos se ha convertido en la apuesta para que el estado brasileño de Mato Grosso alcance su tercera cosecha en el año, pasando de 300.000 a 3 millones de hectáreas irrigadas en “muy pocos años”, indicó Celso Miranda, presidente del Instituto de la Carne de Mato Grosso (Imac) y secretario de Desarrollo Económico de Mato Grosso (Sedec).

El ambicioso proyecto cuenta con el apoyo de investigaciones sobre riego y el mapeo de los acuíferos del estado, que están en marcha con la participación de la Universidad de Nebraska (Estados Unidos), la Universidad Federal de Viçosa (UFV) y otros institutos de Mato Grosso, informó Globo Rural.

La convocatoria de colaboración con institutos brasileños fue publicada en enero de este año. En su momento, la Secretaría informó que Mato Grosso tenía potencial para alcanzar 1 millón de hectáreas irrigadas en 10 años, pero la previsión actual indica que se pueden superar los 3 millones de hectáreas. De confirmarse, el Estado podría producir tres cosechas de granos.

“Hoy tenemos alrededor de 300.000 hectáreas irrigadas y contamos con los medios para que, organizando la financiación adecuada y autorizando la forma correcta de preservar el medio ambiente, podamos alcanzar entre 3 y 4 millones de hectáreas de superficie irrigada en poco tiempo. Esto nos permitirá hablar de una tercera cosecha y, cuando tengamos un problema con el régimen de lluvias, como lo tuvimos este año, podremos minimizar esos impactos a través del riego”, agregó Miranda.

Destacó que no puede garantizar el plazo para avanzar, porque los estudios no están finalizados, pero mencionó que el impulso se dará en 10 años. En los próximos dos años la investigación le costará al gobierno estatal 7,5 millones de reales (US$ 1,4 millones), para cartografiar las cuencas del río Das Mortes y del Alto Teles Pires en esta primera fase.

Para Miranda, la expansión solo es posible con el riego, mediante un gran apoyo estatal y alianzas con países como China, para instalar multinacionales y fomentar la competencia de la región centro-oeste en ese segmento.

El secretario, que inauguró el Foro de Cadenas Productivas, evento que forma parte de la 56ª Expoagro de Cuiabá, destacó que “sin Mato Grosso habría una crisis global”, mencionando la producción de 45 millones de toneladas (mt) de soja y 52,5 mt de maíz en la cosecha 2023-2024.

A la fecha no hay un cálculo de cuánto serían las inversiones del Estado en riego. Sin embargo, Miranda dijo que ya se trabaja con cooperativas y entidades para crear líneas de crédito específicas para financiar inversiones en los próximos años. Aún con las consecuencias de la sequía y una pérdida de 15 mt de soja y maíz en esta cosecha, ve con optimismo y aceleración los proyectos para ampliar la producción en aproximadamente 10 millones de hectáreas de pastizales degradados.

“Podemos duplicar nuestra producción en los próximos 10 años sin talar ningún árbol, y el riego es parte de este proyecto”, dijo, atribuyendo que el salto en la producción dependerá del uso estratégico del agua en el estado.

El 70% de los productores tiene grandes dificultades para contratar mano de obra

En Mato Grosso, principal productor de granos de Brasil, más del 70% de los productores rurales tienen grandes dificultades para contratar mano de obra, según una investigación publicada por el Instituto de Economía Agrícola de Mato Grosso (Imea).

El mayor desafío es la necesidad de calificación técnica, citada por el 57,91% de los entrevistados. “La importancia de la formación y la cualificación técnica de los empleados es evidente para responder a las demandas del sector, cada vez más tecnológico”, afirma el Imea en un boletín.

De un total de 392 productores consultados, el 36,99% indicó que la principal necesidad es encontrar operadores para la maquinaria. Otro 20,66% declaró que la dificultad es conseguir peones de campo, y 10,71% enfrenta desafíos a la hora de seleccionar profesionales del campo.

La permanencia en el cargo también resultó ser un problema, ya que el 25,26% marcó que existe una alta rotación de trabajadores. La inmensa mayoría de los productores (84,18%) busca profesionales a través de referencias, otro 11,99% recurre a sindicatos rurales y el 7,91% intenta contratarlos mediante servicios de agencias de empleo.

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Aviación concentra la demanda de los biocombustibles sostenibles

By Cristina Fumero,

El mercado exige que los granos que se usan como materia prima muestren el ciclo del carbono, no compitan con los alimentos y no se produzcan en áreas deforestadas

Gran parte del crecimiento de la demanda de granos se explica por la producción de biocombustibles para el transporte pesado, maquinaria y la industria de la aviación. Esto “cambiará la matriz de uso y motivará que el consumo de los biocombustibles siga creciendo; hay cosas que son una alternativa y aparecen como una solución” a los desafíos que tiene el mercado de commodities agrícolas, consideró el gerente de Cargill Uruguay, Gabriel Di Giovannantonio. 

En la conferencia sobre agricultura, del primer ciclo de eventos AgroNegocios Magnolio, el ingeniero agrónomo realizó la presentación titulada “Qué podemos esperar del mercado de granos”. Allí señaló que las proyecciones de demanda de etanol para mezclar con las naftas indican que irá disminuyendo, al igual que el biodiésel, que si bien hoy tiene una demanda creciente, también tenderá a perder terreno frente a otras tecnologías. 

En cambio, planteó que “la gran demanda estará en el combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), porque hoy no hay tecnologías para pensar en un avión eléctrico”, ejemplificó.

Di Giovannantonio explicó que la mayoría de los proyectos de biocombustibles renovables que se están ejecutando “carecen de suficiente materia prima”. Aunque hay suficiente soja en el mundo, “muchos proyectos no permiten su uso”, porque compite con la alimentación humana. Además, otras materias primas, como el aceite usado o la grasa vacuna “se acaban”. En cambio, “se buscan otros productos como la carinata y la camelina para la producción de biocombustibles, y llegarán otros que hoy no conocemos”, afirmó.

La producción de biocombustibles con la actual tecnología no permite generar un producto de costo similar al de los combustibles fósiles, eso significa que “estamos vendiendo alternativas” para reducir la contaminación, pero nadie pagará tres o cuatro veces más sin información”. Además, “debe mostrar el ciclo del carbono, que no compite con alimentos y que no viene de áreas deforestadas”, señaló. 

El gerente de Cargill Uruguay recordó que en el auge de los biocombustibles, que inició a principios de los años 2000, “nadie preguntaba de dónde ni cómo venía” el maíz para producir etanol. Sin embargo, en la nueva era, y con la revolución de los biocombustibles renovables, “eso cambió y ya lo estamos viendo” en las distintas exigencias que marcan los demandantes, confirmó.

Para producir biocombustibles se requiere de inversiones significativas en industrias y la demanda surge por cortes establecidos por leyes gubernamentales. Recordó el caso de Uruguay, donde “el corte para biocombustibles” encarecía el precio del gasoil, lo que llevó al gobierno a reducirlo. 

En esa línea, Di Giovannantonio consideró que la demanda de granos para alimentos o forraje “es genuina”, pero la demanda para biocombustibles “puede estar como no puede estar”, porque si los precios de los granos se disparan las exigencias de corte con biocombustibles “pueden variar”.

La diferenciación

Uruguay enfrenta desafíos importantes en términos de competitividad, principalmente por los altos costos de producción y logística. El gerente de Cargill Uruguay dijo que la obtención y promoción de sellos comerciales “es esencial para diferenciar la producción agrícola” uruguaya y “satisfacer las demandas” de un mercado global cada vez “más enfocado en la calidad, la sustentabilidad y la inocuidad”. Adaptarse a esas exigencias mediante “un férreo sistema de trazabilidad no solo garantiza la competitividad, sino que también abre nuevas oportunidades”, planteó.

Durante su exposición indicó que “la percepción de calidad varía significativamente” entre los consumidores. “Cada uno tiene expectativas distintas” sobre lo que representa la calidad en los productos alimenticios y energéticos, dijo. Y resaltó que “el cliente siempre tiene la razón”, y que “es fundamental adaptarse a estas demandas para competir en el mercado”. 

Las certificaciones van desde la huella de carbono, libre de deforestación, sin transgénicos, hasta la huella de agua, entre otras. 

Di Giovannantonio explicó que hace dos años, cuando hubo un volumen de producción muy importante de canola, tres factores fueron fundamentales para comercializar esa producción. Uno fue el perfil de ácidos grasos de la canola para destacar la calidad del producto. Además, el hecho de contar con la certificación 2BSVS permitió ingresar al canal de producción de biocombustibles sostenibles. Y el tercer factor fue el mapeo exhaustivo de agroquímicos, que certificó que la canola uruguaya estaba libre de residuos nocivos para el consumo humano. 

“Estos procesos pueden parecer tediosos, pero fueron fundamentales para colocar nuestra canola en el mercado global, demostrando que Uruguay puede competir con éxito a través de la calidad y las certificaciones”, valoró.

Hacer los deberes

El gerente de Cargill Uruguay sostuvo que “para producir bien, sin generar impactos negativos en los recursos naturales, estamos en el lugar y en el momento correcto”. Sin embargo, “debemos informar muy bien lo que producimos”, planteó. 

Enfatizó sobre “la importancia de demostrar la sostenibilidad” de la producción uruguaya, y dijo que a pesar de que Uruguay “produce de manera sostenible y sin necesidad de deforestar, muchas veces falta certificar y comunicar” estas prácticas de “manera efectiva”. 

“Mi miedo es que nos confiemos demasiado y nos quedemos quietos. Tenemos que hacer los deberes, los vecinos y los competidores ya los están haciendo”, advirtió.

El mercado agrícola global enfrenta una mayor volatilidad de precios, lo que exige una eficiencia constante en todos los eslabones de la cadena productiva. Di Giovannantonio subrayó que la eficiencia no se trata solo de gastar menos, sino de gastar bien, optimizando cada recurso y proceso. Además, resaltó la rápida evolución tecnológica, que obliga a una adaptación continua.

Para el ejecutivo, la optimización de recursos naturales –como el suelo, el agua y la energía– son fundamentales para la producción agrícola en Uruguay. 

También señaló que la incorporación de tecnologías como Big Data e inteligencia artificial “prometen transformar la agricultura”, pero “es necesario abordar la desinformación y mejorar la comunicación sobre las prácticas productivas”.

Cantidad versus calidad

El ejecutivo fue escéptico en cuanto a esperar “picos en la demanda de alimentos” para alimentar a los 10.000 millones de personas que tendría el mundo –según una proyección de la Organización de las Naciones Unidas sobre el crecimiento poblacional–, porque después de la pandemia aparecieron datos que muestran que la tasa de natalidad “está cayendo y la población se envejece”. 

Actualmente en el mundo viven cerca 8.100 millones de personas y un estudio reciente liderado por HSBC marca que “el pico de la población mundial” podría alcanzarse en 2039, con aproximadamente 8.400 millones de personas. Con esa proyección “vemos que la población crecerá menos y hay muchos factores que lo explican”, señaló. 

Además, con una población de edad avanzada “habrá un menor consumo de calorías” y el aumento de la población se proyecta para zonas “de menor poder adquisitivo”. Este nuevo escenario presenta un desafío en términos de “calidad versus cantidad” en la producción agrícola, “hoy producimos cantidad” y “no calidad”, sostuvo Di Giovannantonio. En ese contexto, señaló que se puede ver afectado el consumo de carne y “gran parte de los granos se producen para eso”.

Competencia y mercados

Di Giovannantonio destacó el crecimiento significativo de Brasil, donde la producción se ha cuadruplicado desde el año 2000, impulsada por altos niveles de precios y la adopción de nuevas tecnologías. 

Mientras Argentina se encuentra actualmente estancada, Brasil continúa expandiendo su producción sin necesidad de deforestar ni de afectar áreas sensibles. La proyección marca que el área de soja y maíz seguirá creciendo, porque hay unos 200 millones de hectáreas de pasturas, y pasturas degradadas. Señaló que Brasil ha ido pasando a área de pasturas degradadas y “se vende como un negocio sustentable”, bajo el modelo de agricultura regenerativa y captura de carbono. 

A la vez, la competencia en trigo está en los países del mar Negro, fundamentalmente en Rusia y Ucrania, donde la guerra ha ralentizado su crecimiento en área, pero no en rendimiento, y tiene “todo para crecer”. Esa región cuenta con la ventaja comparativa de estar “muy cerca de la demanda y de la producción de fertilizante”, lo que “baja costos con mayor simplicidad logística”.

Nota de Revista Verde N°115

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Urraburu: “Uruguay sufre un atraso cambiario que afecta la rentabilidad de sectores vitales”

By Cristina Fumero,

Ángel Urraburu, presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo sostuvo que la debilidad del dólar “viene de Estados Unidos”, y aseguró que “no hay que estar cerrado a la intervención del mercado de cambios”

Uruguay “sufre un atraso cambiario que afecta la rentabilidad de sectores vitales para la economía del país, como el agro”, sostuvo el presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo, Ángel Urraburu. En esta entrevista con VERDE, el director de Urraburu e Hijos Corredores de Bolsa, consideró que esta situación “desincentiva la inversión y limita un crecimiento económico que ya venía diezmado”. A su entender, la debilidad del dólar en Uruguay “viene de Estados Unidos”, y aseguró que “no hay que estar cerrado a la intervención del mercado de cambios” para brindar señales.  

¿Cómo está viendo el clima de negocios en Uruguay?

La situación en el país no es la mejor. Creo que no podemos cargarle el pequeño trancazo que vemos en el proceso de inversión en Uruguay al año electoral. Ya hace unos meses que estoy encontrando algún indicio de saturación del mercado inmobiliario. Creo que acá se ha construido mucho, se han logrado índices de ocupación del sector de la construcción altísimos, y saludo eso, que la gente tenga trabajo creo que es lo más saludable. Pero cuando uno produce un bien que está pasándose del límite de la demanda y sigue produciéndolo, puede llegar un momento de saturación del mercado. 

¿Es una especie de burbuja?

No sé si es una burbuja. El metro cuadrado construido en Montevideo es el más caro de Sudamérica. El sector de la construcción no tiene conflictos, porque es uno de los sectores donde es más fácil traspasar el aumento de salarios al precio de venta. Hubo una Ley de promoción social para la construcción de viviendas, que para mí fue muy bien ideada y generó un boom de la construcción. Aunque no sé si al final esas viviendas llegaron al destino planteado en la Ley, pero en definitiva se construyó mucho, se dio trabajo y se dio movilidad en la sociedad, cosa que saludo absolutamente. Vemos propaganda permanentemente de empresas de la construcción. Hubo un problema con un emprendedor en Canelones, lo que genera un pequeño manto de duda, sobre todo en un sector que estaba creciendo mucho a partir de la venta en pozo, la cual tiene un riesgo porque no está hecha la vivienda. Por lo tanto, la construcción para mí está mostrando algún indicio de saturación del mercado, ojalá que no se concrete, porque es en cualquier economía uno de los motores más importantes para el empleo y para la demanda. El producto bruto interno (PBI) del Uruguay en el primer trimestre del año subió 0,6%, y en 2023 fue 0,3%, también casi nada. Por lo tanto, el país está sin crecimiento, por no ponerle otras palabras. Hay un atraso cambiario que es evidente y que el propio Banco Central del Uruguay (BCU) reconoce. Ese atraso cambiario provoca que la rentabilidad de los sectores básicos de la economía esté dañada seriamente.

¿Eso frena el crecimiento?

Seguro. Primero porque desincentiva la inversión en los sectores. Pienso en el agro, que fue, es y será el motor de la economía en el Uruguay. Más allá de que haya otros sectores pujantes, el agro es el rubro básico en un país como el Uruguay. La lechería, la ganadería y la agricultura tuvieron en los últimos dos años dificultades notorias, ya sea climáticas, de mercados, de precios o por falta de instrumentos a la hora de financiar la producción, que tampoco los hay en forma fluida. Por lo tanto, la ecuación económica los sectores exportadores en su totalidad –del agro y otros– está dañada, y no solamente por el teórico el atraso cambiario del 15% que reconoce el BCU.  Si la rentabilidad de los sectores básicos de la economía está dañada, esto inmediatamente se transmite en el crecimiento de la economía en su totalidad, por lo tanto, estamos en problemas. Un inversor que mire al Uruguay, verá un país con las características de siempre: respeto a los contratos, disciplina fiscal –aunque no la prometida, pero disciplina fiscal al fin–, seriedad en el manejo de las cuentas públicas, un país serio, con la mejor nota de calificación de riesgo en América Latina. Todo esto no es poca cosa, es mucho, hace que el inversor mire al Uruguay con afinidad, con simpatía y con cercanía. Pero este es un país que no ofrece rentabilidad. 

¿Cómo calza todo ese escenario en un año electoral?

No podemos cargarle al año electoral todos los problemas del país, porque seríamos muy injustos. Estuve en un evento dentro de la Semana Conaprole, escuchando varias conferencias y dialogando con muchos productores. El gran problema en este momento, como si no fueran pocos, es el endeudamiento que generaron los tambos por la sequía del año pasado. Eso es una mochila pesadísima, que está presente y que no podemos desconocerla. La agricultura también tiene que haber salido endeudada de la sequía, porque no se logró cosechar ni cerca de lo que se pretendía. La ganadería va flotando con un precio del ganado que subió un poco en este último mes y medio, pero que en los últimos 7 u 8 meses no tuvo valores maravillosos. Si a todo esto le agregamos el atraso cambiario, la ecuación es muy limitada. Por lo tanto, si soy inversor y miro a Uruguay veo todas las ventajas macro, que no son poca cosa, pero también veo que la rentabilidad en este momento está seriamente dañada. Además, estamos en un año electoral y hasta ahora los candidatos no están hablando del sector productivo. No escuché a nadie que esté pensando en el crecimiento de la economía. A algunos los escucho hablar permanentemente de la redistribución, como si la redistribución no fuera una consecuencia del crecimiento, pero no hablan del crecimiento. ¿Cómo vamos a lograr el crecimiento? ¿Cómo vamos a levantar el atraso cambiario? ¿Cómo vamos a nivelar el déficit fiscal? ¿Cuál será nuestra política salarial? La respuestas a esas preguntas no las encuentro. A esto le agregamos que hay un plebiscito que genera una aventura en Uruguay, un país que es ampliamente democrático y participativo, que permite estas cosas, porque es una verdadera aventura y un salto a lo desconocido, algo totalmente negativo. Tenemos al sector productivo con dificultades en la línea de rentabilidad y un año electoral con más sombras que luces, con muy pocas propuestas vinculadas a lo productivo, lo que provoca que no estemos encontrando grandes procesos de inversión en este momento en el país, salvo los que se realizan a través de Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones), pero son emprendimientos que ya están instalados.

¿Cuál es su visión del atraso cambiario?

El atraso cambiario no es algo que dependa exclusivamente del Uruguay. En estas últimas semanas se está dando un ejemplo contundente de lo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo, y es el caso de Brasil. Allí está subiendo el dólar de forma casi sistemática. Lo está haciendo porque el presidente Lula (Luiz Inácio Lula da Silva) se está portando mal –y lo digo entre comillas– desde el punto de vista de la ortodoxia económica. Brasil tiene un déficit fiscal claramente superior al de Uruguay, de cerca del 8% del PBI brasileño. Lula aflojó el presupuesto del Estado para lograr más gastos en otras áreas. Esos gastos generan inflación y deben financiarse. Brasil no tiene grado inversor, y por lo tanto la deuda que toma es claramente más cara que en Uruguay. Las tasas de interés allí están infinitamente más desalineadas que en el Uruguay. En Brasil tienen una inflación de 3,8% o 3,9% y tasas de interés del 10,5%. Acá tenemos una inflación de 4,5% y una tasa de referencia de 8,5%. Esto fue muy criticado en Uruguay. Pero al atraso cambiario en el Uruguay hay que deducirle la baja de la inflación, porque en definitiva lo que tenemos que analizar es el tipo de cambio real, que bajó porque lógicamente perdimos el 15%, pero la inflación también lo hizo y eso se ganó en competitividad, lo que para el país es positivo. A veces hay que sacrificar mucho para lograr poco, pero hay que lograrlo. Para analizar el precio del dólar en un país hay que hablar del mundo, no solamente de ese país, a menos que el presidente se esté “portando mal”, como es el caso de Lula. Acá se están portando relativamente bien. Por otro lado, hay un aumento de la base monetaria en Estados Unidos, que fue terrible a partir de la pandemia del 2020, ya que la cantidad de dólares emitidos más que se duplicó. Es decir, que hay muchos más dólares, pero esos dólares no quedaron en Estados Unidos sino que se repartieron por el mundo. En este momento el dólar muestra debilidad frente al euro, al yen, al USDX, al real hasta el último mes, y frente a las principales monedas del mundo, incluyendo los pesos colombiano, chileno, uruguayo y mexicano. Pero esa debilidad viene de Estados Unidos, donde se emite el dólar. 

¿El peso más importante del atraso cambiario para usted está ahí?

Una economía sin déficit fiscal como la de Milei (Javier Milei, presidente de Argentina) no la comprendo y no sé si existe en algún lugar. Estados Unidos tiene un déficit fiscal superior al 6,5% del PBI, y Uruguay tiene 4,3%, o sea que estamos mejor en ese aspecto.

¿El financiamiento de ese déficit fiscal no impacta en la cotización del dólar?

No. El financiamiento del déficit fiscal no se da a través de las Letras de Regulación Monetaria (LRM), sino a través de la deuda que se emite en el exterior y a más largo plazo. Las LRM regulan la cantidad de dinero que circula. El déficit fiscal tiene alguna incidencia, pero es marginal. Y planteo este escenario de acá hasta fin de año. La Reserva Federal de Estados Unidos está anunciando desde hace varios meses una baja en la tasa de interés, que la han ido aplazando, que será de menor magnitud y más diluida en el tiempo. Pero esa baja tiene que venir, porque con 5,5% de tasa Estados Unidos no puede mantener el nivel de actividad. La pregunta es qué pasará con el dólar cuando empiecen a bajar las tasas. Cuando el dólar afloje, porque bajaron las tasas que vinculan al dólar con la inversión, ¿vamos a culpar al nivel de tasas de las LRM? No digo que no haya que tocar nada respecto de las tasas que tienen las LRM, pero soy crítico cuando dogmáticamente me dicen que el BCU no puede intervenir en el mercado de cambios. Los dogmatismos nunca me gustaron en ningún lado. La última intervención del BCU en el mercado de cambios fue en agosto del 2021, hace tres años, y no intervino más. A veces el BCU debe intervenir. No digo de forma sistemática ni en el largo plazo, pero creo que debe intervenir para dar señales. Las mismas señales que se tratan de dar cuando se reúne el Comité de Política Monetaria (Copom) para fijar las tasas de referencia que afectan las expectativas de los agentes que son formadores de precios en la economía. Esas mismas expectativas deberían llevar al BCU a realizar ajustes en momentos de bajas coyunturales, como las que tuvimos hace tres meses cuando el dólar llegó a $ 37,20, porque ese valor tampoco era real. Que el BCU comprara US$ 10 millones a $ 37,50 no afectaba a nadie, y daba una señal, era como decir: hasta acá te dejo llegar. El BCU no puede comprar todos los días porque empieza el carry trade, vienen de afuera y se termina generando una política monetaria para el exterior, donde me venden los dólares y me colocan los pesos, con todo lo que eso conlleva. Pero me parece que no se debe estar tan cerrado a la intervención en el mercado de cambios. 

¿Y las tasas de las LRM?

El nivel de interés de las LRM quizás se puede bajar un poco más, pero ojo que la inflación en Brasil y en Uruguay en los últimos 12 meses subió un poquito. Ahora se esperan tres meses más de suba en Uruguay. En Brasil también subirá por el incipiente descontrol en el gasto y las inundaciones, que son inflacionarias porque se perdieron alimentos, entre otras cosas. Los bancos centrales de Brasil y Uruguay en las últimas reuniones del Copom interrumpieron el proceso de baja de tasas. Ahora la pregunta es: ¿las tasas se mantendrán o empezarán a subir de vuelta? Es muy difícil de pronosticar. Lo que sí está más claro es que cuando la tasa de interés en Estados Unidos baje, eso impactará en el dólar. Y allí quiero saber cómo la gente que sostiene que el dólar está flojo por el nivel retribución de las LRM justificará el nuevo nivel del dólar en el mundo, no solo en Uruguay. Si me hablan del precio del dólar me están hablando de la moneda mundial, entonces no puedo limitarme a decir que se debe a que en el Uruguay suceden determinadas cosas, porque también bajó en otros países del mundo. Los desvíos del dólar no están vinculados a los niveles de tasas locales; en Brasil subió porque el presidente está apuntando a más gasto.

Usted mencionó el tema del financiamiento para el sector productivo, ¿es posible crear algún mecanismo a través de la Bolsa de Valores?

Toda la vida fue nuestro sueño, pero depende 100% del sector productivo y del sector privado. Acá no hay ninguna institución pública que se pueda dedicar a eso. Me parece que, con la figura legal del fideicomiso y con sus tres formas, se puede trabajar, porque hay flujos en el agro que son suficientemente importantes y predecibles para alimentarlo y al mismo tiempo, en la otra punta, emitir papeles contra esos flujos. El instrumento está, el tema es generar las condiciones para que algún privado, como Capital Oriental que ha mostrado interés, puedan crear alguna propuesta. 

¿Y el inversor está dispuesto a invertir en el agro mediante estos mecanismos?

Me gusta llamarlos ahorristas, porque en el Uruguay los grandes inversores son extranjeros que ya vienen con el financiamiento del exterior. Pero creo que hay una gran cantidad de ahorristas que se volcaron a las empresas ganaderas que ofrecen rentabilidad a través del ganado. Si a esas empresas, con los controles que aplica el BCU en el mercado de valores, se les genera la figura del fideicomiso y se pone al lado de esas propuestas o de otras que se puedan generar, fortalezco muchísimo el sistema. Siempre a través de la Bolsa de Valores y cumpliendo con los controles del BCU, que le dan seguridad al ahorrista, generando además una cultura de la información que es necesaria e imprescindible. No solamente para las empresas del sector productivo, sino también para las empresas públicas, que es lo que falta en este país. Si se juntan las empresas que se dedican a captar inversores para negocios ganaderos, con la figura de un fideicomiso, con todos los mecanismos de regulación que el país tiene y que deben ser respetados, se podrían lograr cosas importantes.

¿En qué quedó la iniciativa que estaba dentro de la LUC de poder abrir el capital de las empresas propiedad estatal?

No se pudo avanzar nada. He tenido algunas reuniones con actores del gobierno y no han avanzado. Acá es necesaria una decisión política para poder llevar esa iniciativa adelante, que no pasa por un artículo de la LUC (ley de urgente consideración). Esto quedó en la letra fría de la ley, quizás sea porque el costo político que eso podría implicar respecto de la izquierda se valoró como demasiado alto. No lo sé, pero la verdad es que hubiera sido para el país un paso hacia adelante muy fuerte, muy importante, sobre todo a la hora de generar esa transparencia y esa información tan necesaria en un país oscuro, en un país que no logra niveles de participación de los ahorristas por la oscuridad. Si todos cotizaran en la Bolsa de Valores y estuvieran presentando información trimestral al BCU y a la Bolsa de Valores, habría mucha más inversión productiva en el país a través de los ahorristas. Los inversores son fuertes, se manejan con otros criterios, pero cada vez más se van a ir acercando a estos procesos, porque a ellos también los fortalece. Esta iniciativa de emisión de acciones de Zorzal Inversiones Tecnológicas quizás se pueda replicar en el sector agropecuario. Es una alternativa que voy a tratar de promover a través del sector privado que la está encabezando. 

¿Ese “lado oscuro” que le señala a Uruguay lleva a que los ahorristas direccionen sus inversiones a otros mercados?

Sin duda, y eso es lo que más me lastima, pero que a veces es inevitable. No solamente se da por la oscuridad que hay sino por el importante desfasaje impositivo. Cuando se saca el dinero del país el argumento que se le ofrece a la gente es que en el exterior no se paga IRPF (Impuesto a la Renta de las Personas Físicas). Y eso es cruel, porque está poniendo en pie de desigualdad las inversiones en el exterior con las inversiones locales, lo que favorece la salida del dinero. Lo he hablado con gente del gobierno, no con la ministra de Economía (Azucena Arbeleche), porque ya es hora de tomar una resolución política que genere transformaciones, pensando en que las inversiones locales, los papeles locales que se ofrecen a los ahorristas, que son muy pocos al cabo del año, estén exonerados de IRPF. La renuncia fiscal que implicaría esa medida no supera los US$ 15.000 por año, es muy poco, y puede ser una herramienta promocional que junte más gente y que nos permita presionar a todos para que el oscurantismo desaparezca de nuestras empresas productivas.

TARJETA PERSONAL

Ángel Urraburu tiene 70 años, desde 1985 es director de Urraburu Corredores de Bolsa, empresa que fue fundada por su padre en 1975. Desde 2017 es presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo –antes fue presidente en tres períodos consecutivos de 2005 a 2011–. Además, es empresario agropecuario y lechero en el departamento de Florida, por esa razón está de lunes a miércoles en Montevideo y el resto de la semana en el campo.

Nota de Revista Verde N°115 – Sección Al Grano

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Comasa: Central de Inteligencia procesa información de los equipos y datos agrónomicos

By Cristina Fumero,

La oficina recibe información de monitoreo, la ordena, procesa y la pone a disposición de los usuarios para que tengan la oportunidad de tomar decisiones rápidas y asertivas

Luego de varios años de validación, Corporación de Maquinaria (Comasa) presentó su Central de Inteligencia donde convergen los datos que surgen del monitoreo de los equipos. Enzo Viera, responsable de Agricultura de Precisión de Comasa, explicó que gracias a la telemetría, la información de los equipos está disponible en dicha central, donde los datos se ordenan, procesan y se ponen a disposición de los usuarios, para tomar decisiones más rápidas y asertivas. 

A la Central de Inteligencia llegan todos los datos que pueden generar el equipo. De la motorización: revoluciones, presión y temperatura. De la parte operacional: velocidad de cosecha, pérdidas y consumo de combustible, entre otros. Y del área agronómica: mapas de rendimiento, información del suelo, distribución de productos. 

Luego de su análisis, los datos quedan disponibles en el portal web o de la aplicación para celulares, para que el productor pueda utilizar esa información. De todas formas, aclaró que un aspecto relevante es “la protección de los datos”. El cliente “puede elegir qué datos mostrar y cuáles no; o directamente no mostrar ninguno”, aclaró. 

Viera consideró que esta información generada “es muy útil, tanto para el productor como para la empresa”. En la parte mecánica, por ejemplo, explicó que el cliente puede pedir que la Central de Inteligencia esté monitoreando el equipo en tiempo real. Eso le permite a Comasa ver los parámetros de trabajo y advertir al productor si el equipo está funcionando por fuera de lo normal. Si una maquina empieza a tomar temperatura, por ejemplo, “nos alerta y enseguida alertamos al cliente”, explicó. 

Por la electrónica de los equipos, las fallas “están documentadas con un código”, con lo cual se puede disparar un prediagnóstico. Eso posibilita que al enviar el soporte técnico al campo, en caso de ser necesario, “ya puede llevar el repuesto que se necesita y así evitar demoras”.  Destacó que esto “minimiza los tiempos de máquina parada”, algo que es “muy importante” para eficientizar las ventanas de trabajo. Desde el punto de vista agronómico, en tanto, con la información generada en la chacra se pueden tomar muchas decisiones en tiempo y forma. 

Desde hace cinco años Comasa realiza el monitoreo de los equipos. En ese periodo “se buscó ajustar la tecnología” a la realidad que demandan los sistemas de trabajo en Uruguay. “Se probaron en el campo para estar seguros de que los datos que ofrece fueran certeros y confiables, y eso nos llevó un tiempo de validación”, acotó Viera.

Luego de ese análisis se presenta la Central de Inteligencia de Comasa. “Hoy estamos muy seguros de la confiabilidad que aporta la herramienta y del potencial” que tiene para el productor, porque “aporta más eficiencia, respaldo y maximiza las cortas ventanas de trabajo” en cada zafra. 

El responsable de Agricultura de Precisión de Comasa afirmó que toda la línea de productos que ofrece la empresa puede formar parte de la central de inteligencia. “Lo que varían son los parámetros que se ofrecen, porque son distintos los de un tractor a los de una cosechadora o un pulverizador”, explicó. 

Agregó que hay una serie de equipos que “ya cuentan” con el sistema de monitoreo incorporado desde fábrica, pero los que no lo tienen “también se pueden equipar”. La Central de Inteligencia de Comasa monitorea más de 200 equipos de forma activa, pero el potencial está para todo el parque de maquinaria.

NOVEDADES EN SIEMBRA

Damián Vence, encargado del área de Siembra de Comasa, dijo a VERDE que los motores eléctricos en la siembra han “revolucionado” el mercado, porque “más allá de la precisión agronómica” que aportan, “tienen importantes beneficios económicos” en mantenimiento y rapidez de trabajo, dado que “se eliminan ejes, engranajes, cadenas, embragues, compresores, entre otros, y todo eso se reduce a un motor eléctrico”. 

Agregó que dicha tecnología está disponible en las marcas Great Plains y Cruccianelli. En la plantadora Great Plains de 12 metros ese motor eléctrico tiene dos baterías con un alternador hidráulico que las va cargando, y “se independiza” del sistema eléctrico del tractor. Eso para el área de servicios de Comasa “es muy bueno, porque nos permite diferenciar la plantadora del tractor”. 

A su vez, Vence destacó la precisión que tiene un motor eléctrico en la siembra y remarcó el sistema hidráulico de presión al suelo, que “empareja los tiempos de nacimiento de las semillas, evitando la competencia de nutrientes y los problemas de luminosidad”. Agregó que, en maíz de 12.000 kilos, ese emparejamiento en los tiempos de nacimiento permite una diferencia en productividad de 500 kilos por hectárea, ejemplificó.  

Nota de Revista Verde N°115

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