Agricultura

El rendimiento promedio del arroz aumentó 100 kg/ha/año en 20 años

5 de agosto de 2024

La zona este lidera el avance en productividad, en tanto las regiones norte y este, por la incidencia de las rotaciones, presentan dificultades para consolidar un crecimiento

Los modelos indican que durante los últimos 20 años la productividad media del arroz subió 100 kilos por hectárea y por año (kg/ha/año) cada zafra, indicó el ingeniero agrónomo (PhD) Federico Molina, investigador del Instituto Nacional de Investigacióin Agropecuaria (INIA), durante su presentación en el XX° Taller de Evaluación de la zafra de arroz. A la vez, el ingeniero agrónomo Daniel Gonnet, de Casarone Agroindustrial, indicó que esa evolución marca un crecimiento de 32% de la productividad en dos décadas. Este aumento, según indicó Molina, es más pronunciado en el este de Uruguay, zona que también este año presentó los mejores desempeños. 

La zona norte, que solía estar a la cabeza en los últimos años “no acompañó el incremento” de los rindes, probablemente por “incidencia de la rotación”, dijo Molina. La zona centro del país aún presenta dificultades para incrementar sucesivamente los rendimientos obtenidos, y se plantea como un desafío para el diseño de los sistemas y la adaptación de las variedades.

El taller de INIA se realizó en el contexto de una de las cosechas de arroz más complicadas desde el punto de vista climático. Eso no fue impedimento alguno para contar con un ambiente de optimismo unánime entre los representantes del sector arrocero, que presentaron sus evaluaciones y perspectivas en la estación experimental de Treinta y Tres. 

A pesar de las adversidades, la actual zafra de arroz cerró con un rendimiento promedio de 8.828 kilos por hectárea (kg/ha), la cuarta mejor zafra de la serie histórica –el rendimiento en el ejercicio 2022-2023 fue de 9.647 kg/ha–, y el gerente técnico de Coopar SA, el ingeniero agrónomo Gonzalo Rovira, consideró que se puede catalogar como una “pérdida de eficiencia” frente al año anterior. 

El taller de arroz de INIA analizó la información de 124.960 hectáreas, en tanto que la superficie total durante la zafra 2023-2024 se ubicó en 148.629 hectáreas, según datos de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA). 

GENÉTICA NACIONAL 

La zafra 2023-024 estuvo marcada por un impedimento para completar la cosecha (antes de la realización del taller), por el exceso de precipitaciones en el último trimestre y el alargamiento del ciclo del cultivar más sembrado: INIA Merín. 

El uso masivo de este cultivar de ciclo largo retrasó la cosecha y la llevó a momentos críticos para entrar a las chacras, según explicó el director del Programa de Mejoramiento de Arroz, el ingeniero agrónomo Álvaro Roel. 

Este cultivar ocupa, áreas que en los distintos molinos van del 41% hasta el 58% del total sembrado, explicaron los distintos representantes del sector industrial. Su calidad de grano, sumado a su gran potencial de rendimiento lo han consolidado como una variedad estrella. 

No obstante, también se reportaron muy buenos rendimientos en INIA Gurí (muy utilizado como cabecera de siembra) y otras variedades de ciclo corto, como INIA Tacuarí o INIA Olimar, esta última es la preferida para las siembras del norte. Todas ellas, producto del mejoramiento genético nacional desarrollado por INIA.

La calidad no fue un problema en esta zafra, gracias al buen desempeño varietal. La consolidación de las variedades nacionales es un hecho. Se comparó que en las primeras ediciones del taller se utilizaban tres variedades, que ahora son varias más. 

La jornada no estuvo exenta de intercambios, donde el nuevo cultivar INIA Cuareim se puso en foco del debate, por su buena capacidad de macollaje y potencial para establecerse como alternativa de ciclo largo, según explicó el ingeniero agrónomo Fernando Pérez de Vida, investigador de INIA, en uno de los espacios de intercambio.

En cuanto al atraso provocado por el alargamiento del ciclo de INIA Merín en la cosecha, los disertantes bregaron por la incorporación de variedades de ciclo corto al sistema, que a la vez sean consistentes en rendimiento y calidad, que permitan cosechas en marzo. 

El ingeniero agrónomo Muzio Marella, de Saman, dijo a VERDE que es posible que INIA Merín haya llegado “a su tope” de área sembrada, y que a pesar de su buen desempeño es un inconveniente su eventual cosecha tardía. Una opción complementaria, según el profesional, podría ser la variedad 9193, a pesar de ciertos problemas con mancha de hoja.

DECISIONES DE MANEJO

Los expositores coincidieron en cuanto a una baja en la densidad de siembra. En relación con el barbecho, se observó que viene aumentando el laboreo reducido. En lo que refiere al tratamiento de enfermedades, a pesar de las resistencias adquiridas por el mejoramiento genético –especialmente al hongo conocido como Bruzone–, el uso de fungicidas viene en considerable aumento: dos veces y media con años en los que se aplica hasta en 100% del área, según reportó el ingeniero agrónomo Felipe García, de Adecoagro. También los otros disertantes coincidieron en la aplicación de fungicida en casi la totalidad del área. El uso de curasemilla con bioestimulante también viene en aumento, indicó Gonnet. 

CLIMA Y FERTILIZACIÓN

La siembra de arroz en la zafra 2023-2024 no pudo comenzar en setiembre por el exceso hídrico, indicó el ingeniero agrónomo Diego Gauna, integrante de la empresa Dambo. Luego se vio frenada entre fines de octubre y la primera quincena de noviembre por las mismas razones, según reportaron los representantes de los molinos. No obstante, hacia noviembre se había logrado sembrar un 90% del área. Esto también generó dificultades para la inundación de las chacras antes de los 35 días postsiembra. 

Y en lo que refiere al uso de fitosanitarios, los vientos provocaron que las ventanas de aplicación fueran acotadas. 

En tanto, una constante en las presentaciones de los molinos fue admitir un aumento de hasta tres veces más en el uso de fertilización nitrogenada, consolidándose como imprescindible en la etapa de macollaje. 

De todas formas, en esta zafra el clima generó que se vean obligados a recurrir a aplicaciones aéreas, que por su elevado costo generó que no se puedan realizar tantas aplicaciones como las deseadas. Por otra parte, también se considera cada vez más necesaria la fertilización potásica. Esto tiene como causa principal el uso de soja como cultivo antecesor. 

LAS ROTACIONES

Un cambio abrupto de los últimos 20 años ha sido el abandono paulatino de la siembra de arroz sobre retornos de pradera y el aumento del área de soja como cultivo antecesor. La oleaginosa le permite al cereal tener mejores rendimientos. También se ha mantenido baja la siembra proveniente de campo natural. Y aún preocupa la considerable porción del área proveniente de arroz (hasta 41% en el caso de Coopar), que se desempeña con rendimientos menores y con problemas de enmalezamiento. 

García informó sobre el aumento en el uso de graminicidas, tema al que también se refirió el ingeniero agrónomo Agustín Platero, de Arrozal 33. Platero apuntó particularmente al problema del arroz rojo, maleza que persiste con resistencia adquirida en las chacras. Una alternativa que está siendo muy utilizada es el arroz Clearfield, con resistencia a imidazolinonas. A su vez, Marella dijo que estas deben usarse “en la medida justa”. 

USO DE LA TIERRA

García también se refirió a aspectos socioeconómicos que afectan al sector. A propósito, explicó que hubo una disminución en el número de productores con los que trabaja el molino. De los que continúan, 48% mantiene el área total con la que trabajaba y el resto ha concentrado su superficie, que prácticamente se ha duplicado, ya que el promedio pasó de 210 a 405 hectáreas. La forma de tenencia de la tierra permanece incambiada; casi la totalidad de los productores (90%) trabaja bajo el régimen de arrendamiento. 

Por su parte, Gonnet abordó las complicaciones derivadas del régimen de arrendamiento en la zona norte del país, “por la inestabilidad de las relaciones contractuales”. Recordó que el año pasado, con las lluvias de setiembre, que permitieron completar las represas, “se quiso hacer un poco más de área, pero no es lo mismo hacerla sin planificar que con planificación”. Y menos aún en una zona donde existen “relaciones precarias” con el dueño del campo. 

“Creo que es una zona que merece un foco especial para identificar los problemas reales y trazar estrategias para superarlos”, planteó. A propósito, afirmó que si bien se cultiva arroz en diferentes regiones del país, “tiene diferencias importantes entre zonas que deben ser consideradas”.

La demanda de infraestructura y apoyo interinstitucional para la construcción de embalses y sistemas de riego fue un asunto reclamado en varias presentaciones. En particular, Gauna remarcó la necesidad de estabilizar el flujo de agua en la zona norte. Y García señaló que la electrificación está masificada en su uso y que los bombeos a diésel prácticamente han desaparecido. 

TRABAJO EN EQUIPO

Los disertantes destacaron la importancia de trabajar en conjunto y generar información. Gauna resaltó que estos 20 años del Taller de evaluación de la zafra de arroz “han sido una instancia fundamental” para mostrar, comparar y evaluar los resultados técnicos y productivos de cada zafra. 

También hizo énfasis en la importancia de incrementar el área de seguimiento para lograr “una robustez importante” de la información, ya que “es un insumo fundamental para el avance del sector arrocero”, afirmó.

Consideró que este taller “ha apoyado indirectamente la mejora de la base de datos en cada zafra, lo que obliga a generar buena información para el sector y para las empresas, mejorando la cantidad y calidad de información presentada en cada taller, enriqueciendo aún más el conocimiento compartido”.

Nota de Revista Verde N°115

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