Agricultura

Además de ser muy buen productor, hay que ser muy buen empresario, sostiene Julio Gottero

22 de agosto de 2022

La experiencia agrícola-ganadera de Julio Gottero, quien siembra 5.000 hectáreas de cultivos, produce pasturas, y recría y engorda ganado Holando a corral en Colonia

El Chasco es la empresa agrícola-ganadera que dirige Julio Gottero, en la región de San Pedro, departamento de Colonia. Allí predomina la agricultura, pero también se recrían y engordan animales Holando. La empresa siembra unas 5.000 hectáreas por año, con cebada, trigo y canola en invierno, y maíz y soja en verano. Casi 70% del área es doble cultivo, porque “es lo que nos deja más rentabilidad”, dijo el productor al ser visitado por VERDE. 

Además, en los campos propios se realizan unas 250 hectáreas de pasturas al año, con el objetivo de mejorar la tierra, y allí se realiza ganadería. La empresa también cuenta con un encierro para 500 animales, donde se termina ganado una o dos veces al año. [um_loggedin]

Entre campo propio y arrendado, El Chasco maneja unas 3.200 hectáreas,1.800 son propias y las demás arrendadas; y los campos están ubicados en un radio de 100 kilómetros.

“Cumplí 64 años el 1° de agosto y siempre me costó mucho ser empresario. Pero hoy primero hay que ser empresario y después productor. Si uno es empresario y no productor, deja muchas cosas por hacer, no produce bien; y si uno produce bien y no es buen empresario, trabaja en vano. Las dos cosas van de la mano, hay que ser buen empresario y buen productor”, sostuvo Gottero.

A propósito, agregó que “hoy tenemos mucha proyección, es importante saber cuáles son los costos, las perspectivas de rinde, el punto de equilibrio. Hay que tener muy claras esas cosas”. 

AGRICULTURA

“En agricultura venimos de dos años muy buenos. La cosecha de trigo y cebada de 2020 fue la mejor que recuerdo, los precios no eran tan buenos, pero sí hubo mucho rinde y calidad. Después vino una zafra de soja que no fue tan rendidora (2021); y posteriormente una zafra de trigo, cebada y canola un poco menor en rendimiento, pero se plantó con bajos costos y se vendió a muy buenos precios; y la reciente cosecha de soja tuvo un rendimiento histórico y también el precio”, resumió Gottero sobre los resultados de las últimas zafras. 

Recordó que ya había tenido otro año con muy buenos rendimientos y precios en soja, pero destacó que no habían coincidido en un mismo año una zafra de invierno y de verano tan buenas.

Sobre las decisiones empresariales que requiere la agricultura dijo, a modo de ejemplo, que “este año plantamos un tercio del área con trigo, el otro con cebada y el otro con canola. Son unas 650 hectáreas de cada uno. Bajé un poco el área de trigo y aumenté la de canola. No sé si hice lo correcto, pero trato de poner los huevos en varias canastas, no arriesgarnos con un solo cultivo”. 

Sostuvo que esto le permite hacer una rotación “bien planificada”, y destacó que una de las ventajas de la canola es que permite sembrar soja en fecha de primera. Recordó que “el año pasado empezamos a cosechar el 20 de octubre, y tuvimos que esperar unos días para empezar a plantar soja, porque era demasiado temprano; eso diversifica la fecha de siembra”. 

Por lo tanto, la rotación de la empresa consiste en colza, soja, cebada y trigo, alternando con diferentes grupos de soja. “Cuando salimos de la pradera sembramos maíz de primera, y en el campo que está más castigado sembramos maíz de segunda. Venimos plantando unas 2.200 hectáreas de soja y unas 500 hectáreas de maíz”, detalló Gottero. 

El productor comentó que integra un grupo Crea, donde tienen una rotación que casi todos los integrantes la siguen. “Es importante la rotación; no repetimos nunca un cultivo y somos muy respetuosos de esa planificación. No cambiamos porque valga más o menos un cultivo de forma circunstancial”, dijo. 

Sobre el promedio de rinde comentó que “viene subiendo todos los años”. Destacó que “nuestra gráfica viene hacia arriba en todos los cultivos, y será difícil seguir subiendo. Tenemos toda la maquinaria, hacemos de lo primero a lo último, no contratamos ningún servicio, salvo en un momento puntual que estemos complicados por los tiempos”. 

Comentó que en maíz de primera más segunda se ubica en más o menos 6.000 kilos por hectárea, en secano. En trigo el rendimiento promedio es de 4.700 kilos por hectárea; en cebada de 5.000 kilos por hectárea; y en soja este año fue 3.500 kilos de promedio en 2.100 hectáreas. El promedio histórico de la empresa en soja se ubica en 2.800 kilos por hectárea. 

“En maíz lo que nos hace falta es el agua, las tierras las tenemos, el fertilizante está. Este año los cultivos de segunda anduvieron muy bien. Tuvimos maíces demostrativos de 13.000 kilos por hectárea”, comentó el productor. 

Gottero admitió que la tecnología “juega muchísimo” en la agricultura actual. “Ahora le estamos poniendo JD Link a toda la maquinaria, estamos haciendo fertilización variable y también siembra variable de maíz, que es importante. Y en trigo y cebada somos de echarle bastante semilla; en trigo de 130 kilos por hectárea hacia arriba, y en cebada al menos 120 kilos por hectárea”, detalló.

La empresa también produce semillas para terceros. “Hacemos lotus, festuca, dactylis, alfalfa. Achicamos el área ganadera, porque tenemos muy buenos precios por los cereales, y agrandamos el área agrícola”, comentó. 

Admitió que “la agricultura nos gusta”, y que la ganadería “es un engranaje más del establecimiento. Sé que el ganado vale hoy, pero la agricultura es más fácil de manejar y me apasiona más”. 

Gottero dijo que la ganadería la heredó de su suegro, “y no la puedo dejar, pero ando arriba de los tractores desde que tenía 8 años, por eso me apasiona la agricultura. Siempre le digo a mi señora que estamos en el rubro correcto, porque producimos comida”. 

FERTILIZACIÓN CON NITRÓGENO

Sobre la fertilización, explicó que “al nitrógeno lo repartimos en tres veces en todos los cultivos”. Pero comentó que recientemente hizo una prueba en maíz. Agustín Barrios (su yerno), hizo una maestría en Rosario, y vio que en Argentina se incorpora el nitrógeno a la tierra antes de sembrar. “Este año echamos menos nitrógeno, pero incorporado a la tierra, con las arañas de las sembradoras”, señaló. 

En trigo, dijo que en general el nitrógeno se aplica tres veces, dependiendo de cómo venga el cultivo; y también usa fertilizante foliar. “Allí se encuentra gran parte de la respuesta en la suba de los rindes”, afirmó. 

Gottero admitió que se le ha ido perdiendo el miedo a la fertilización con nitrógeno, y consideró que “es algo que hay que hacer”. Pero también señaló que la genética ayuda mucho en el resultado final, porque “hay un mejoramiento genético muy importante en todos los cultivos”.

En cuanto a las malezas, dijo que “se van controlando”. Y en ese sentido destacó la importancia de estar presente en todos los detalles de la empresa. “Como dice el refrán: el ojo del amo engorda el ganado. Todo lo cerca que podamos estar, es mejor. Hay muchos detalles que a uno se le escapa si no está, también en el momento de tomar decisiones. Hoy cuesta mucho hacer una siembra incorrecta, por ejemplo”, planteó. 

También consideró que al estar presente el personal se siente respaldado, seguro. “Acá trabajan 17 personas, y yo soy quien abre y quien cierra el portón todos los días”, remarcó. 

INVERSIONES

Sobre las inversiones, Gottero dijo que hasta hace poco se priorizó invertir en campo, pero reconoció que ahora está más difícil, ya que la suba de los precios de los granos incrementaron las expectativas de los vendedores, lo que lo llevó a hacer una pausa. 

Comentó que hace seis años la empresa tenía un proyecto de riego, que se estaba por concretar, pero apareció un área de 176 hectáreas muy cerca del establecimiento y eso fue “mucho más tentador, porque un campo así no es fácil de encontrar en esta zona. Después compramos otras áreas, y ahora se ha puesto difícil, pero el proyecto de riego está ahí”. 

En cuanto a maquinaria, comentó que compró dos cosechadoras nuevas, una retroexcavadora y un fertilizador nuevo. “Estamos apostando a renovar el parque. Además, todas las máquinas que compramos ya vienen con cámara, para tener 100% de eficiencia”, destacó. 

Recordó que cuando comenzó en la actividad, “teníamos con mi padre una Case de arrastre, de seis pies de corte; y hoy tenemos una de 40 pies. Estas máquinas nuevas se regulan tres veces por minuto, y estar en ellas es más lindo que estar en el living de casa. El cambio ha sido abrumador”. 

En 1994 el suegro de Gottero, con quien trabajaba, le dijo que se haga cargo de las chacras, mientras que él seguía con la ganadería. “Al principio fue duro. Hacía algo más de 1.000 hectáreas, y su consejo era: paga todo lo que puedas, porque sino después no te queda nada; y seguí sus consejos”, dijo. 

Comentó que en aquel entonces “no era fácil pagar todo y quedar con la cosecha. Hoy todo lo que tenemos sembrado ya es nuestro. Aunque utilizamos financiación, por las oportunidades que brinda, la usamos como una herramienta y para tener solvencia, no tanto por necesidad”.

Recordó que en enero de este año la soja valía más de US$ 600 por hectárea, y la urea estaba a US$ 640. “En ese momento compramos, cuando la relación era prácticamente 1 a 1. La relación que considero siempre es 1 kilo de soja – 1 kilo de fertilizante. Muchas veces compramos 2 a 1 o 3 a 1, con 3 kilos de soja compramos 1 kilo de fertilizante. Por lo tanto, cuando la relación es 1 a 1 es cuando tratamos de comprar todos los insumos”, explicó. 

Consideró que “el problema es cuando pedís crédito hacia adelante, para pagar con la cosecha, es que no sabemos a cuánto vamos a vender la producción. Pero cuando uno tiene todo pago ya se queda tranquilo, porque el precio puede afectar la rentabilidad, pero no mueve a la empresa”. 

También advirtió que “tenemos que tener cuidado con las inversiones que hagamos a futuro, hay que planificar con menos margen del que tenemos hoy. Así ya vamos poniendo el escudo, porque es muy difícil pensar en volver a tener una rentabilidad como la de este año. Tenemos que valorar que nos sirvió para tapar muchos agujeros”. 

A propósito, dijo que “se está invirtiendo mucho para tener el margen de hace dos años. El riesgo crece, pero ganamos lo mismo que ganábamos antes. Desde que mi suegro me dejó la chacra, lo que hice fue ir reinvirtiendo, para mejorar la producción. Creo que lo demás viene solo. Si quiero tener algo tengo que producir bien, para que esa producción me dé eso otro que quiero tener”. 

En ese sentido, dijo: “no puedo comprarme una camioneta de último modelo y dejar de echar fertilizante en un campo, por ejemplo. Primero hay que tener los campos lo mejor posible, bien poblado de animales, bien fertilizado, aplicarle toda la tecnología; todo eso me va a permitir disfrutar después”. 

Gottero remarcó que “una vez que los campos se degradan hay que levantarlos, porque después es mucho más difícil recuperarlos, y mucho más caro. Así que vamos a seguir en esa línea. Aunque tengamos menor margen, y cuando vengan las cosas buenas estaremos preparados para dar el salto”. 

Advirtió que “si castigamos los campos, porque tenemos poco margen, cuando podamos hacer la diferencia no estaremos preparados. Entonces, creo que en fertilización, herbicidas y demás, no hay que escatimar”. 

GANADERÍA

La producción ganadera de El Chasco comienza con la compra de terneros Holando recién paridos a varios tambos de la zona. “Tenemos una guachera donde recriamos los terneros durante 5 o 6 meses, luego le damos un impulso en la recría a corral y después van a campo, para después volver a la terminación a corral”, detalló el productor. 

Los animales entran por primera vez al corral pesando con 150 o 160 kilos, salen del corral con 220 o 230 kilos y después siguen a pasto. Más adelante, dependiendo de la época, vuelven al corral, con un peso de 370 o 380 kilos, donde se terminan de engordar. 

“La guachera y el encierro nos permiten comprar cualquier categoría”, explicó Gottero. Si los animales son chicos van a la guachera, y si son un poco más grandes van al encierro o directamente al campo”, señaló. 

La empresa embarca a frigorífico cerca de 1.000 animales por año. “Es un negocio interesante. Con 90 días en el corral, nos pagan el Holando como ganado de carne; y el Holando se compra más barato que el animal de carne, unos US$ 0,40 menos por kilo. Estamos rodeados de tambos y es muy fácil acceder aquí a ganado Holando”, comentó. 

El empresario recordó que “antes vendíamos los animales a US$ 1,70 por kilo, y tenía que vender 400 animales, porque no alcanzaba el pasto. Cuando hicimos el corral vendimos a US$ 2,20 el kilo. Comían 16 kilos de materia seca por día, vinieron de INIA a verlos porque era impresionante lo que comían, y convirtieron 1,7 kilos de promedio por día. Fue una experiencia abrumadora”. 

Además, comentó que “seguimos haciendo las cosas de la misma manera, con maquinaria más grande (mixer, tractor con pala, grapo y demás), y apostamos a tener la mejor calidad de comida que sea posible. Ahora tenemos silo de planta entera, grano de maíz y burlanda de soja”. 

Para cerrar la entrevista, VERDE le consultó a Gottero cómo veía al país en términos generales, a lo que respondió: “cada vez que salgo del país quiero más al Uruguay. No me iría de Uruguay nunca”. [/um_loggedin]

Nota de Revista Verde N°102

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