Cuatro Hojas: el ciclo 2022-23 muestra una reducción en los resultados proyectados
Un análisis de la consultora Cuatro Hojas señala que la suba de costos, donde sobre salen fertilizantes y glifosato, reduciría un 60% los márgenes esperados de la zafra que arranca
El ingeniero agrónomo Emiliano Uribe director de la consultora Cuatro Hojas dijo a VERDE que la zafra de invierno presenta un escenario “muy complejo”, porque “tenemos la dicotomía entre la buena zafra de verano que se avisora y el pasaje a una que será totalmente peligrosa y muy riesgosa”.
Agregó que los cultivos de invierno casi que duplicaron los costos, “todos están por encima de los US$ 1.000 por hectárea y los márgenes proyectados para todo el ciclo 2022-23 caen en torno del 60%” frente al ejercicio precedente (ver cuadros). Además, se suma “un panorama global que está muy complicado y no se sabe a ciencia cierta cuál será el precio final de venta que tendremos”. A medida que “vamos comprando los fertilizantes nos damos vuelta y vamos vendiendo colza, cebada o trigo”. [um_loggedin]
Consultado sobre si esa situación puede modificar la superficie de siembra del ciclo 2022-23, Uribe consideró que existen dos realidades, “hay dos perfiles de productores”. El que viene desde hace años “sacando números, cálculos”, ese es el que tiene claro el tema de los costos, por ende “mantiene o incrementa levemente el área”, pero luego “hay otro perfil de agricultor, que comenzará a sembrar en este momento”. Eso “arranca a complicar” el movimiento de las rentas, porque se pone “muy difícil” el mercado de los arrendamientos.
Consideró que el área de invierno se incrementará de la mano de empresas y productores que no venían sembrando cultivos de invierno y en muchos casos empresas que no estaban en el negocio agrícola. “Hay productores que tenían un área muy baja en invierno y ahora sembraran más y después se suman a la agricultura agentes que no estaban en el sector, “gente de afuera que saca dos números y piensa que la agricultura es un negocio fácil. Entran con la ola, el tema es cuando la ola caiga, seguramente perderán mucha plata”.
Indicó que dicho movimiento comenzó la soja de la zafra 2021-22 y ahora se está incrementando por el precio que tienen los cultivos de invierno. Por esa situación, “se viene dando un encarecimiento de los arrendamientos y se escuchan rentas de 1000 o 1200 kilos de soja, pero el productor y las empresas que están desde hace varios años en agricultura, no los convalida, porque sabemos que no podemos pagarlos”.
Uribe recordó que en el último año los arrendamientos se han incrementado “desde 200 hasta 400 kilos por hectárea”. Un campo que estaba en los 600 kilos de soja, “hoy llega a los 800 o incluso 900 kilos de soja”. En tanto, un campo de 800 u 850 kilos, llegó a 1.200 kilos de soja por hectárea”. Por eso “es muy difícil competir por un campo. Al ponerle los números reales, se observa que los márgenes no compensan el riesgo”.
Cuatro Hojas es una consultora que trabaja con agricultores y ganaderos, pero también realiza agricultura propia, “en ambos casos tratamos de trabajar con alquileres largos”. En “nuestro caso entendemos que no se pueden pagar más kilos, esto es cíclico y sabemos lo que terminará pasando”, aunque nos determina “la perdida de algún campo”.
En Cuatro Hojas “buscamos contratos de cuatro años o más, ese es un lineamiento de trabajo que tenemos para la agricultura propia y la asesorada, sin eso no podemos armar una estrategia empresarial, el año a año, te mata”.
El área productiva de la consultora “no crece” y “estamos viendo que nuestros productores asesorados tampoco lo harán”. El objetivo es esperar un par de años para que las rentas bajen y allí en la medida que exista un margen interesante, volveremos a crecer. No podemos enloquecernos por crecer porque el golpe puede ser muy grande”.
A la vez, con los insumos “buscamos aprovechar los precios que tienen los granos, cuando consideramos que hay una ventana de precios interesante por algunos insumos, tratamos de comprar para el área propia y la de los productores que asesoramos. La urea se compró a principios de febrero, prácticamente al 50% de lo que cuesta hoy (12 de abril), con el fósforo hicimos algo parecido y lo calzamos con el precio de los granos de invierno para bajar el riesgo”. Con el glifosato “quisimos hacer algo parecido y nos comentaron que Ucrania había cancelado muchas compras que en un par de meses iba a llegar a precios más bajos que los actuales, por eso no compramos”.
Ese mecanismo “lo tenemos para la compra de fertilizantes y glifosato, que representa el 40% de los costos, pero es clave seguirlo de cerca”. La zafra de invierno comenzó con US$ 340 por la cebada, más de US$ 700 por la colza y US$ 300 por el trigo, “son valores muy interesantes que permiten ir calzando algún insumo que también cuentan con precios muy altos. Si te caes, caes de un décimo piso”, acotó.
En trigo y cebada “nos animamos a comprometer hasta 2.000 kilos por hectárea” pero hay algunos productores que no les gusta vender tanto. Mientras que en colza llegamos hasta los 1.000 kilos sin problemas”.
Sobre el manejo, Uribe resaltó que se debe apuntar a planteos de alta tecnología, “eso no está a discusión”. El debate debe ser: “siembro o no siembro”, pero “nunca puede pasar por el paquete tecnológico”. “Es mucho peor sembrar un cultivo y machetearle, que sembrarlo e invertirle lo que demanda, siempre será mucho más rentable para el propio cultivo, pero también para la rotación”.
Uribe dijo que la planificación productiva marca una rotación “bastante fija, eso le cuesta a muchos productores”. Con lo cual “sabemos que cultivo va en cada lugar de aquí a 10 años, entonces no se discuten las áreas”. En invierno la colza, el trigo, la cebada y las coberturas “ocupan aproximadamente un 25% del total”. En tanto, “en verano un 50% del área es soja de segunda, un 25% de maíz o sorgo segunda y un 25% de cultivos de primera, fundamentalmente soja”. Ese programa “es muy estable en el tiempo, es una estrategia empresarial definida y se realiza en el 95% del área que está distribuida en Soriano, Colonia, Río Negro, San José y Flores. Hay algunos cambios en zonas como Durazno, Canelones, Treinta y Tres o Maldonado, donde hay menos invierno y más cultivos de cobertura. [/um_loggedin]