“La situación es buena, la exportación y el mercado interno están con demanda, agregando productos y trabajando con otros productores”, dijo el gerente de la empresa láctea Claldy, Hermann Quiring, el miércoles 10 en el programa Punto de Equilibrio en Carve y revistaverde.com.uy.
Señaló que fue una “sorpresa” el incremento en los precios internacionales registrados en los remates de la plataforma de Fonterra. Esos valores en nuestra región “todavía no han sido capturados, pero sí estamos buscándolos y negociándolos”, comentó.
Claldy estaba enfocada a exportar a Brasil, pero ese país redujo la demanda por factores cambiarios, entonces pasaron a concentrarse en México y en algún otro mercado.
Quiring reconoció que los clientes “están más abiertos a negociar con precios más altos” a los registrados hasta hace poco tiempo, pero que aún “no se trata de valores similares a los de Fonterra”.
Los precios que paga el mercado mexicano por los quesos “son buenos, aunque la rentabilidad de esos negocios es más acotada que la obtenida por la venta de leche en polvo”, explicó.
Sobre el precio al productor que paga Claldy, el ejecutivo dijo que la empresa viene acompañando la evolución del mercado al igual que otras firmas del sector.
La remisión mensual de Claldy está en torno de los tres millones de litros de leche. Yogures, quesos procesados y leche son los productos más importantes de la empresa en el mercado local, mencionó.
Otro aspecto destacado por Quiring es la necesidad de mejorar en inserción internacional, principalmente en China y también en la región.
En cuanto al clima de inversión en Uruguay consideró que tiene una condición “muy favorable por la estabilidad” y es un país “atractivo”.
De este modo buscan seleccionar genética con más rendimiento, sanidad y calidad, para los distintos ciclos productivos y adaptada a los ambientes de Uruguay
El departamento de Investigación y desarrollo (I+D) de Barraca Erro y Don Mario, “evalúan por año alrededor de 450 variedades de trigo, incluyendo ciclos intermedios, largos y cortos. “Esto significa que la evaluación y cosecha incluye más de 1.300 parcelas distribuidas en dos localidades (Norte y Sur), para generar la interacción de genotipo por ambiente y afinar aún más la selección”, dijo a VERDE la ingeniera agrónoma Lucia Camelo, responsable de I+D de Barraca Erro.
Agregó que “el foco es lograr variedades que rindan más que las que están en el mercado, pero además debe estar acompañado de una buena sanidad y calidad en grano”.
Además, señaló que la calidad “se ha vuelto cada vez más nuestro objetivo, dada las exigencias de los molinos y de la cadena agroexportadora. Hacemos los ensayos de manejo, variedad por fecha de siembra y por densidad, para detectar el mejor rango de adaptación”.
Comentó que “a la información generada por nuestra red de ensayos de investigación se suma nuestra una red de macro parcelas, en las diferentes zonas trigueras del país, con el manejo que el productor o el técnico realiza en el resto de la chacra. Todo es cosechado y pesado con balanzas de precisión, para asegurar un correcto análisis y datos confiables”.
También destacó que “desde hace tres años, entre Erro y Unicampo realizamos un plan nutricional, con el que logramos acompañar al productor durante el ciclo del cultivo, para que logre maximizar el potencial de la genética en más kilos y con calidad”.
Portafolio de productos
La responsable de I+D de Barraca Erro describió el portafolio de variedades de trigo de la compañía, integrado por: DM Sauce, DM Ñandubay, DM Pehuén, DM Ceibo y DM Audaz. “Es muy completo. Incluye un amplio rango de fechas de siembra, excelente potencial, sin descuidar calidad, además de un manejo ajustado a los ambientes productivos de Uruguay”.
DM Sauce es un material intermedio-largo, que fue lanzado en la zafra pasada. “Tiene un altísimo potencial de rendimiento, con un buen balance de calidad y buena sanidad. Es la variedad para arrancar el plan de siembra, sobre el 15 o 20 de mayo, y su límite de siembra está en torno al 15 de junio”, indicó. Sobre la población, dijo que “recomendamos lograr 40 plantas por metro lineal”.
DM Ñandubay, en tanto, “es un trigo de ciclo intermedio, muy plástico, líder en rendimiento en todos los ensayos oficiales donde se evaluó (INIA-INASE 2017-2019, y en el Programa de Caracterización de Cultivares de Trigo de FAgro, EEMAC-Paysandú en 2018 y 2019)”. Sigue consolidándose entre los que tienen más rinde en los resultados de nuestra red de ensayos de desarrollo y en los datos de manejo de la zafra pasada, con DM Sauce”.
Agregó que su fecha óptima de siembra comienza el 20 o 25 de mayo y se extiende hasta el 20 o 25 de junio. En cuanto a la población, comentó que “tiene un rango más flexible, porque presenta una alta capacidad de macollaje, por lo cual la recomendación apunta de 35 a 45 plantas por metro lineal”.
Planteó que es una variedad que demuestra “una gran adaptabilidad y buen comportamiento a las condiciones de producción, que son tan influenciadas por las variables climáticas, y mantiene un buen perfil sanitario”.
Indicó que “son dos variedades de ciclo intermedio-largo de alto potencial de rendimiento, con buen comportamiento sanitario, y tienen bajo requerimiento de frío”.
A propósito, comentó que “DM Sauce requiere un poco más de frío, y por eso acotamos su fecha de siembra hasta mediados de junio. DM Ñandubay tiene un atributo que lo diferencia de otros trigos del mismo ciclo: la flexibilidad en fecha de siembra. Sobre todo cuando por motivos climáticos se ve afectada la planificación. Sabemos que mantendrá un buen rendimiento, a pesar de que se retrase la fecha de siembra”.
Camelo informó que los datos de rendimiento de la última zafra fueron muy buenos y que se destacó “la zona Sur, que tuvo mejores condiciones climáticas, con algún milímetro más de lluvia durante el llenado de grano. Allí los rindes estuvieron en torno de 6.000 kilos por hectárea (kg/ha), con muchas chacras que presentaron niveles productivos bastante más altos. Son materiales que tienen un potencial de rendimiento muy alto y cuando se dan las condiciones lo expresan. Se acercan a los potenciales que se logran normalmente en los ensayos, en situaciones de áreas más pequeñas y más controladas, cosa que no es habitual”.
Avanzando en ciclos, la responsable de I+D de Barraca Erro se refirió a DM Pehuén, material de ciclo intermedio, que también fue lanzado en la zafra pasada. “Es un trigo de mayor porte, buen perfil sanitario, y se destaca por su buen comportamiento a Roya de la hoja y a Roya Estriada. La fecha óptima de siembra comienza a fines de mayo y se extiende hasta fines de junio. Se caracteriza por su rusticidad y puede ser una buena opción para siembra en ambiente de media a baja productividad”, detalló.
Entre los ciclos intermedio-cortos del portafolio de Barraca Erro se destaca DM Audaz, “una variedad que reúne muy buenos atributos agronómicos. Presenta un altísimo potencial de rinde para su ciclo, lo que se observa en el período 2016-2018 de INIA-INASE, ubicándose entre los mejores, con casi 7.000 kilos de rendimiento promedio para las tres zafras”.
En el Programa de Caracterización de Cultivares de Trigo (PCCT), de Facultad de Agronomía (EEMAC-Paysandú), de la zafra 2018, “año que fue excelente para los cultivos de invierno, estuvo a la par de DM Ñandubay y rindió más de 8.000 kg/ha. En nuestra red sigue demostrando su potencial, y su máxima ventaja se da en las siembras más tardías”.
Puso como ejemplo los resultados de uno de los ensayos de la empresa. “El más tardío, con fecha de siembra del 15 de julio, alcanzó la media de 4.200 kg/ha; y DM Audaz fue el ganador consolidado, con 5000 kg/ha”.
Pero además de rendimiento, el producto “tiene una excelente calidad de grano y, en general, buena sanidad de hoja, destacándose por su fortaleza frente a la fusariosis de la espiga”.
Dentro de los trigos intermedios-cortos, “DM Audaz es el más precoz de nuestro portafolio, y me atrevería a decir que del mercado. Tiene un atributo que no es fácil de lograr en una variedad de trigo: el balance entre rendimiento, sanidad y excelente calidad panadera. Por eso, es una variedad Urutrigo (que exige tener al menos 1 W de 250 y 11,5% de proteína base seca).
La ingeniera agrónoma sostuvo que el mercado nacional e internacional tiene una demanda creciente de variedades de trigo con mayor calidad panadera, y esa es la razón de por qué ese aspecto tiene mucho peso a la hora de seleccionar.
La fecha óptima de siembra comienza entre el 10 y 15 de junio, extendiéndose hasta el 15 de julio. “Claramente es la variedad con la que cerraríamos el plan de siembra, pero sin perjuicios en cosecha, y el cultivo de segunda se siembra en fecha óptima”, valoró.
En los ciclos intermedios-cortos, Camelo recordó que DM Ceibo “es una variedad que tiene varios años en el mercado, pero sigue siendo muy demanda por el productor, gracias a su excelente rendimiento y también por su calidad panadera que viabiliza su comercialización. Al igual que Audaz, es una variedad Urutrigo, con los beneficios que eso generar para su comercialización”.
Explicó que la fecha de siembra recomendada se extiende desde el 8 o 10 de junio al 10 de julio. “Presenta un comportamiento sanitario intermedio para enfermedades de hoja, aspecto que hay que cuidar, dado que es un trigo que ya tiene varios años en el mercado. Es un material que se puede manejar muy bien, y su mayor ventaja es el aporte en rinde y calidad”, comentó. Para los materiales DM Ceibo y DM Audaz, la población recomendada se ubica entre 40 y 45 plantas por metro lineal.
Colza
En semillas de colza, Barraca Erro continúa trabajando fuertemente en la búsqueda de híbridos con potencial y sanidad, adaptados a Uruguay. “Tratamos que además tengan la tecnología Clearfield (CL), sobre todo por la seguridad que brinda frente al carry o apilamientos de herbicidas (del grupo ALS), que podemos tener en las rotaciones frente a la problemáticas de malezas que hoy se encuentran en las chacras”, señaló.
Además se refirió a las características destacables de los materiales, como vigor híbrido, homogeneidad en la implantación, maduración a cosecha y rendimiento.
Sobre el portafolio de productos del cultivo, señaló que está integrado por tres híbridos que ya se vienen comercializando desde hace algunas zafras. Para comenzar el plan de siembra, dijo que la opción es Smilla; recomendado para siembras a partir del 1° de mayo hasta mediados de junio.
Del 15 de mayo en adelante se puede sembrar Hyola 575 CL e Hyola 433, ambos son híbridos de ciclo intermedio más corto, y el primero cuenta con tecnología CL.
Además, Erro este año estará testeando un nuevo híbrido invernal CL pero de ciclo muy corto, llamado Phoenix CL. “El objetivo es aprovechar las siembras tempranas del mes de marzo a la primera quincena de abril, luego de la cosecha de maíz de primera. Es un híbrido que tiene muy buenos atributos en cuanto a potencial de rendimiento y contenido de aceite a lograr, buen perfil sanitario y baja o nula dehiscencia, lo que significa una gran ventaja para la cosecha directa”, destacó.
Camelo señaló que desde hace más de dos años “se puso mucho foco en la investigación y en el desarrollo de este cultivo, y participamos del programa de screening y en la selección de la genética de la empresa DSV”.
El objetivo “pasa por lograr híbridos modernos, de alto potencial en grano y aceite, con una fuerte adaptación local y un buen comportamiento sanitario. Este aspecto no es menor, dado que estamos viendo un incremento en el área de este cultivo y, por lo tanto, es de esperar que se empiecen a ver mayores problemas sanitarios. Eso demandará híbridos con un buen comportamiento a diversas enfermedades, como por ejemplo Phoma. Seguramente esta nueva dinámica deberá ser acompañada con algún tratamiento de fungicida, como en los otros cultivos de invierno”.
En la zafra pasada “evaluamos 146 híbridos entre los ensayos de screening y los del programa de selección genética, en dos localidades: Young y Dolores. Estamos convencidos de que las colzas primaverales ocupan un rol muy importante en la rotación de cultivos y en el sistema”, sostuvo.
Consideró que “se le está perdiendo el miedo al cultivo, van aumentando las tecnologías, como el sistema de siembra de precisión con barre rastrojo. Este sistema brinda mayores garantías al momento del establecimiento del cultivo, se implanta más rápido y uniforme, garantizando una planta más fuerte y con mayores hojas antes de que se den las primeras heladas en el otoño”.
Agregó que “esto se vio mucho en la zafra pasada. A partir de los primeros días de junio se registró una seguidilla de heladas de gran magnitud, que hizo que se perdieran grandes áreas o zonas de la chacra”.
“Donde hubo mala distribución y acumulación de rastrojo, la helada permaneció más tiempo sobre el cultivo, afectado el área foliar e incluso llegando a causarle la muerte. Otra de las ventajas de este sistema de siembra y de la correcta distribución de las semillas, es que se puede apuntar a rangos de poblaciones menores, lo que determina un ahorro en la semilla”, concluyó.
El consultor argentino Fernando Canosa planteó que el protagonista será el sistema de producción basado en pasturas, ya que es el insumo más importante para bajar costos
Todos los años tienen sus vicisitudes, y si uno se queda llorando por todas las cosas que están mal, se pierde lo que está bien”, dijo a VERDE el consultor en agronegocios, Fernando Canosa. El analista argentino llamó a “mirar la película”, ya que “no podemos perder de vista que hubo un cambio en el mundo a partir de 2012, cuando China y todo el Sudeste Asiático entraron con fuerza en el mercado de las carnes”.
Recordó que “hace por lo menos ocho años que esa región del mundo viene traccionando fuerte en la demanda de carnes”, y consideró que “esto seguirá creciendo”, ya que “no alcanza la carne que hay en el mundo para abastecer la cantidad de gente que se suma al consumo”.
Subrayó que “hay una demanda estructural de carne en el mundo que seguirá insatisfecha, porque los países del Sudeste Asiático no tienen capacidad de producir carne”.
Agregó que “los países que tienen la capacidad de producir más carne, proteína animal y en especial carne vacuna, son los del Mercosur. Esta es la única región del mundo que tiene posibilidades de crecer. Es algo que no hay que perder de vista, más allá de los problemas de la pandemia, del cambio en los precios de los commodities agrícolas y de cualquier precio relativo”.
El pasto
Para Canosa, la suba de precios de los granos “puede ser una oportunidad y una obligación para todos los que producimos carne a pasto. En el Mercosur producimos fundamentalmente a pasto, después tendremos que dar una terminación con mayor o menor cantidad de granos, con más o menos días, con más o menos suplementación, con o sin encierro, pero la forma de bajar los costos y mejorar las rentabilidades de los planteos ganaderos es poner todas las fichas en el aumento de la producción de carne a pasto”.
Consideró que “cuanto más pasto tengamos, que es el recurso más barato para el productor ganadero, más kilos vamos a poder producir. Y si eventualmente tenemos que producir los últimos kilos a grano, a pérdida o con un empate técnico, cuanto más kilos de carne gane a pasto, será menos dolorosa esa última parte a pérdida”.
Planteó que, desde que se entora una vaca hasta que sale la carne a la góndola, “el 90% de la producción de ese animal se produce a pasto. Entonces, lo que tenemos que hacer los ganaderos es preocuparnos cada vez más por producir más pasto, desarrollando una altísima tecnología, porque es la forma de aumentar la producción, bajar costos e independizarnos del precio del maíz”.
Comentó que “Uruguay tiene clarísimo que es uno de los países que puede aumentar la producción de carne, viene liderando en esto y aprovechando oportunidades que Argentina no aprovechó políticamente. Hoy, por suerte, Argentina está de vuelta en el negocio ganadero”.
Precios de los granos
Para Fernando Canosa, la suba de precios de los granos afecta sobre todo a las carnes de cerdo y pollo, y genera un aumento de precio de esos productos. “Uno puede esperar aumentos de los precios de las carnes de cerdo y pollo, de lo contrario habría una disminución de la producción en aquellos países productores. A la corta o a la larga los precios de las carnes seguirán a los commodities agrícolas. Eso está claro, porque nadie va a producir a pérdida”.
En tal sentido, enfatizó que “la máquina más generosa de la naturaleza para poder consumir celulosa son los rumiantes”. Especificó que estos son los vacunos, ovinos, caprinos, y no así los animales de la especie porcina y aves. Por lo tanto, el analista señaló que “el costo final del bife, cuando es 90% producido a pasto, y si ese recurso no aumenta de precio como los granos, tendrán una ecuación final más favorable”.
Comunicación
El analista argentino consideró que la ganadería debe comunicar mejor, con una actitud más frontal, “sin sentirnos culpables de nada”.
A propósito, sostuvo que “la producción ganadera es totalmente amigable con el ambiente, sobre todo la producción a pasto. El ciclo de los rumiantes en general toma carbono del aire, lo largamos a través del metano, pero vuelve a capturar carbono a través del pasto”.
Allí, marcó la diferencia con los combustibles fósiles, que “sacan carbono de la tierra, lo convierte en energía y no vuelve a capturar”, enfatizó. “Tenemos una ventaja competitiva fenomenal, que la tenemos que comunicar. Lo que pasa es que para los intereses económicos generados por el cambio climático es mucho más fácil echarle la culpa a las vacas, que tienen responsabilidad en apenas 4% o 5% de las emisiones, frente al 80% que le corresponde a los combustibles fósiles”, sostuvo.
Por lo tanto, opinó que “hay que ser muy claros y contundentes, en que la producción de los rumiantes no es contaminante sino amigable con el ambiente, y que puede ser más lo que captura de lo que emite. O sea, que producir carne es amigable con el ambiente”.
La devaluación del real permitió que la oleaginosa fuera un buen negocio aún cuando los precios internacionales eran bajos; esta zafra promete resultados extraordinarios
El tipo de cambio en Brasil fue clave para la consolidación del cultivo de soja en el país, que pasó a ser el principal productor mundial de la oleaginosa, aún en momentos de precios internacionales deprimidos. El área de soja viene creciendo año tras año. En la zafra 2010/11 se sembraron 24,25 millones de hectáreas (Mha) en el país, y se produjeron 73,61 millones de toneladas (Mt); y en el ciclo 2020/21 se sembraron 38,2 Mha y se producirían 133 Mt, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Desde diciembre de 2010 a diciembre de 2020, el dólar aumentó 225% y la inflación un 73,99%. En ese periodo en Uruguay el dólar aumentó 112% y la inflación 122,13%.
Considerando la evolución de ambos indicadores desde el quiebre de precios, del año 2014 y hasta diciembre de 2020, el dólar en Brasil se incrementó 96%, y la inflación 37%. En Uruguay, en el mismo lapso, el dólar subió un 75% y la inflación 62%.
El consultor brasileño en agronegocios, Daniel Pasculli, destacó a VERDE que en la zafra pasada los productores del país vecino quedaron con la sensación de haber alcanzado un gran lucro, superior al de años anteriores. Cabe recordar que la mayoría de los negocios en Brasil se concretan en moneda local y la soja mayoritariamente en dólares.
El analista consideró que “en la zafra pasada se notó el aumento del precio en reales, por la depreciación de la moneda brasileña, y el productor tuvo mejor rentabilidad frente a zafras anteriores. Ese claro sentimiento positivo entre los productores permitió que en esta zafra se mejore la fertilización, aumente la superficie y crezcan las áreas marginales que estaban dedicadas a las pasturas”.
Insumos
Pero como suele ocurrir cuando los precios de los granos suben, también aumentan los costos de los insumos. Pasculli confirmó que “hubo una gran valorización de los fertilizantes para la zafra que viene, por el escenario internacional de los fertilizantes fosfatados, que impactarán mucho en los precios de la próxima zafra”.
Agregó que las industrias de agroquímicos tuvieron una pérdida de lucro por el tipo de cambio, que impactaron directamente en sus costos en la zafra pasada. Y, por lo tanto, las ventas de productos para el año que viene buscan recuperar esos márgenes, y es la razón de los aumentos de hasta 20% en los precios de algunos productos.
También dijo que se observa un impacto en el precio de la maquinaria, tanto nueva como usada. “Debido a la pandemia hay dificultades de producción, muchos de los componentes de las máquinas son importados y hubo una disminución de oferta. Hoy es muy difícil conseguir maquinaria nueva. Todo esto significará un aumento de costos para las empresas que el año que viene aumentarán el área y necesitarán nuevos equipos y herramientas. Está muy difícil conseguir maquinaria y, cuando se puede comprar, el plazo de entrega es de más de seis meses”, afirmó el analista radicado en el estado de Mato Grosso.
Considerando todo esto, calculó que “los costos de producción pueden llegar a aumentar 15% o 20%”. Aunque también reconoció que depende mucho de la negociación, porque hay grupos que logran comprar de forma anticipada, aprovechan distintas situaciones y no tendrán tanto impacto en su estructura de costos.
Sin embargo, el productor promedio, que pide crédito y compra insumos en plena zafra, “tendrá un aumento de costos significativo”.
De todos modos, descartó que esta situación impida el incremento de área para la zafra 2021/22. “Lo que nos preocupa son los problemas hídricos en el inicio de esta zafra. Las lluvias llegaron atrasadas y eso impactó en la fecha de siembra de la soja. En algunas regiones hubo que resembrar, y pueden haber casos de quiebra de zafra en regiones del Centro-oeste y Sur del país”, advirtió.
El analista planteó que “si logramos conseguir los volúmenes, no hay problema”, pero advirtió que “habrá muchos productores que tendrán dificultades para cumplir sus contratos. Les será difícil conseguir los volúmenes necesarios y los plazos de entrega, lo que generará estrés en la zafra y en la capitalización de esos productores. Ese panorama preocupa”.
Comentó que en Brasil el productor compra los insumos a pagar después de terminar la zafra, y consideró que no habría problemas para que paguen. De todos modos, advirtió que “todo esto disminuye el lucro final del productor”.
Zafra actual y perspectivas
Pasculli insistió en que el retraso de las siembras fue lo que dificultó el aumento de área de soja en Brasil. “Como hubo que resembrar, creo que el área no aumentó mucho en esta zafra. Tal vez para la zafra que viene, con una situación normal, estos precios que tenemos para la soja serían un estímulo para que aumente el área”, consideró.
A propósito, agregó que el aumento de la demanda mundial de soja va a estimular a que los productores aumenten sus áreas. Pero advirtió sobre una limitante: “en Brasil tenemos dificultades legales para ir hacia un área mayor. Creo que el aumento podría ser del 5% del área, tal vez, pero no más que eso”.
El consultor, que trabaja en el estado de Mato Grosso –principal productor de soja y de ganado en Brasil–, dijo que allí “hay mucha área de pasturas degradadas, que necesitan un cambio”. Destacó que existe una simbiosis entre las dos actividades productivas, facilitado por el gran desarrollo de la siembra directa y de cultivos otoñales en las rotaciones.
Señaló que otros estados donde podría crecer el área de soja son: Paraná, Goiás, el Este de Bahía y el Sur de Pará.
Maíz zafrinha y algodón
En el período que Brasil conoce como zafrinha (zafrita en portugués) se cultiva maíz y algodón. “Nuestro algodón es un cultivo de segunda, a fines de diciembre comienzan las primeras cosechas de soja en un año normal, y enseguida se planta algodón”, explicó.
Comentó que el maíz de Mato Grosso no lograba buenos precios por cuestiones logísticas, pero desde hace dos o tres años, con el advenimiento de las industrias de etanol en base a maíz en el interior del estado, buena parte de ese producto se consume a nivel local, y los precios “se han vuelto interesantes” y permitió que “el panorama del cultivo en el estado cambie bastante”.
Agregó que el maíz es un cultivo importante en las rotaciones, pero que “no tenía un retorno financiero interesante”; sin embargo, destacó que “hoy también es un buen negocio”.
Tendencias
Consultado sobre qué tendencias visualiza en la agricultura brasileña, el consultor respondió que en el estado de Mato Grosso se percibe gran inversión en tecnología, y afirmó que “la agricultura 4.0 ya es una realidad”.
Describió que allí hay dos tipos de agricultores muy diferentes: por un lado los grandes grupos, “que son gigantes (algunos siembran más de 150.000 hectáreas), y que tienen todas las tecnologías posibles”; y por otro los pequeños y medianos productores, de 100 hasta 5.000 hectáreas, “que son la gran mayoría”, y que “han invertido mucho en tecnología”.
También destacó el intercambio sobre tecnología que surge en ámbitos como Aprosoja o en las agremiaciones rurales. “Los productores conversan bastante, intercambian mucho sobre estos temas, también sobre gestión, que creo que es lo que más ha impactado en las cuentas”, opinó Pasculli.
Agregó que “hoy el productor es un empresario, y desde hace alrededor de 10 años mejoró mucho la gestión, se invirtió mucho. El productor tradicional le está dejando lugar a los hijos, que están más formados, lo que ha impactado mucho porteras adentro”.
Y de porteras afuera se refirió a la parte comercial, de transporte y logística, además del financiamiento, que también ayudó a este crecimiento. “Estamos viviendo un momento de cambios muy grandes, que se podrán capitalizar en los próximos cinco años”, consideró.
Agregó que esto no solo ocurre en Mato Grosso, sino también en las regiones productoras del Cerrado, que también están en este proceso. “En muchas partes de Brasil tenemos áreas arenosas, de pasturas degradadas, que podrán permitir un aumento del área de soja en los próximos cinco años, sin que tenga que haber deforestación. Será un aumento de área de forma sustentable, lo que es muy bueno. Así que para los próximos años prevemos un aumento en la productividad y del área plantada”, sostuvo.
Relación con el gobierno
Sobre la relación del sector productivo con el gobierno que encabeza el presidente Jair Bolsonaro, Pasculli respondió que las autoridades nacionales están hace dos años en el poder y han demostrado que “tienen ganas de trabajar”. De todos modos, destacó que “este escenario se construyó en los últimos 10 o 15 años”, y que “todos los gobiernos contribuyeron”.
Daniel Pasculli destacó que “hoy vemos muy buena voluntad del gobierno, que está bastante alineado con el sector productivo, con los productores rurales, así que hay una tendencia de consolidar esto. Ya lo vimos con el crecimiento del área agrícola y de la infraestructura, que mejoró bastante. También vemos muy buena voluntad del Ministerio de Agricultura en apoyar al sector, liberando tecnología y productos fitosanitarios que estaban encajonados desde hace largo tiempo, así que todo esto es muy positivo”.
La logística de la soja en Mato Grosso
El consultor brasileño Daniel Pasculli comentó a VERDE que es muy interesante ver cómo creció la logística para sacar la soja de Mato Grosso hacia los puertos.
Explicó que en la actualidad, aproximadamente la mitad de la soja que se produce en ese estado (35 Mt) sale por el Arco Norte, y la otra mitad por carretera y vía férrea hacia el sur, por los puertos de Santos y Paranaguá.
Desglosó que de la zona de Cuiabá hacia el Sur, “la soja baja por el Sur”; y de la ruta BR 163 hacia el Norte, “sale por el Arco Norte. La del Oeste se divide, parte sale por el Norte, parte por el Sur y otro poco por Rondonia”.
Para salir por el Arco Norte se utiliza la BR 163, para llegar al puerto de Miritituba, en el municipio de Itaituba. Otra salida es por Rondonia, por la margen del río Madeira.
“Esto reduce el costo de transporte. Mato Grosso es el estado que más produce soja, y está en el centro estratégico de Brasil. Las distancias a los puertos del litoral son muy grandes (más de 2.000 kilómetros), y como la infraestructura de carreteras era muy variable, y los costos eran gigantescos”, comentó.
También mencionó que en Mato Grosso tenemos salidas por vías férreas, en la parte Sur del estado hasta Rondonópolis, “y eso ayuda bastante”; y hacia el Norte del estado la hidrovía.
La producción del Oeste del estado sale por Rondonia, y el Valle de Araguaia, utilizan la terminal ferroviaria de Tocantins, que sube la soja hasta Maranhao.
“Como Brasil es un país de tamaño gigantesco, la logística impacta mucho, y la tendencia es a mejorar cada vez más este aspecto”, enfatizó.
Indicó que el costo de sacar la soja por el puerto de Paranaguá es de 240 kilos por hectárea, mientras que los costos logísticos por el Arco Norte dependen mucho del lugar de salida de la soja, pero se ubican entre 150 y 180 kilos por hectárea. Incide mucho el tramo que se tenga que hacer en camión hasta la hidrovía. Hay proyectos para construir una vía férrea, lo que posibilitaría una reducción interesante de costos. Pero hoy la situación logística de quienes están cerca de la BR 163, cerca de Diamantino, ya es más interesante para salir por la región norte”.
Para la próxima siembra se prevé un incremento del área a sembrar, impulsado por los resultados de la zafra pasada y las expectativas que genera el negocio agrícola
Si bien aún es prematuro para “ponerle un número al área de la próxima zafra”, es evidente el entusiasmo que hay por los cultivos de invierno, dijo a VERDE el gerente de Cargill Uruguay, Gabriel Di Giovannantonio. A propósito, agregó que el trigo “es sumamente necesario para todo el negocio agrícola, por la distribución del riesgo y la dilución de costos a lo largo de toda la cadena”.
La superficie en el ejercicio pasado estuvo en torno de las 225.000 hectáreas y “pensar en un crecimiento de un 30% no sería algo alocado”, consideró el ejecutivo. Agregó que habrá que ver cómo culminan los cultivos de verano, pero estimó que “el objetivo país debería ser recuperar las 300.000 hectáreas de trigo”.
El trigo ha mostrado una suba de precios explicada por problemas productivos en varios países exportadores y movimientos de la demanda por el lado de importadores acompañando la suba de otros granos. “Uruguay tuvo una excelente campaña de invierno. El trigo y la cebada pudieron capitalizar buenos precios y muy buenos datos de rendimiento, acompañado de una buena calidad”, acotó.
La zafra anterior, de acuerdo a los datos oficiales, tuvo un rinde promedio cercano a los 4.200 kilos por hectárea (kg/ha), y el gerente de Cargill Uruguay estimó un saldo exportable que estaría en el eje de las 450.000 toneladas.
En relación a los mercados, indicó que Brasil es un destino muy importante, “pero no es el único. Se ha comercializado a Chile y este año en particular Argelia, que será un destino importante, pese a tener algunos requerimientos de calidad física especiales, que requieren de un trabajo de segregación”.
Consideró que Uruguay “tiene que seguir trabajando en la búsqueda de destinos, porque al ser un país exportador que no está siempre en el mercado, los comparadores no nos tienen tan presente”.
A propósito, dijo que se está trabajando con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) “para seguir afianzando los requerimientos fitosanitarios y poder exportar a más destinos en el Sudeste Asiático, como Blangadesh; y a otros mercados de América, sobre el pacífico, como Ecuador. Este es un mercado que tiene algunas particularidades, pero alguna mejora en los acuerdos fitosanitarios nos permitirá exportar”.
Di Giovannantonio señaló que, del saldo exportable, entre 60% y 70% ya tiene precio. “La mayoría del trigo se va a comercializar antes de que arranque la cosecha de soja, aunque existe la posibilidad que quede algo una vez que se exporte la soja. Dependerá del mercado, pero la realidad es que los precios han sido muy buenos. Tiene que haber un incentivo claro para llevar el trigo hasta después de la soja, cuando entran otros orígenes a competir, como el trigo de Rusia”.
Recordó que en el trigo, desde 2013 o 2014 hacia la fecha, “vemos que se concretan muy pocos negocios previo a la cosecha, algo que se explica en gran medida por la incertidumbre que genera la calidad, algo que queda claro una vez que arranca la cosecha”.
Comentó que “en la zafra pasada el productor logró rendimientos altos y buen precio, por encima de los U$S 200 por tonelada, y eso hizo que los márgenes mejoraran notoriamente, superando lo presupuestado, y eso hizo que las ventas fueran muy aceleradas”.
Agregó que a Uruguay le cuesta vender su trigo al exterior. “En el pasado se cometieron errores que aún influyen en los importadores, aunque también nos ha costado mantener una oferta estable en volumen y calidad”, y eso motiva que la venta al exterior no tenga el dinamismo deseado, explicó.
Valoró que “se ha ido colocando nuestro trigo de una manera satisfactoria”, pero reconoció que “nos falta el dinamismo que tenemos con otros granos”.
TRIGO PLUS
Desde hace varias zafras Cargill lleva adelante el programa Trigo Plus, propuesta que es “un caballito de batalla de la compañía”, dijo Di Giovannantonio. “Fuimos uno de los pioneros en poner el tema calidad de trigo nuevamente sobre la mesa. Cargill sigue apostando fuerte y ahora estamos buscando un recambio varietal, algo que siempre es necesario, ya que es muy importante contar con una paleta de variedades para los distintos modelos productivos”, explicó el ejecutivo.
En la zafra pasada “se tuvo buena calidad” a nivel general, pero “los trigos que están dentro del programa se destacan, principalmente por sus niveles de proteína y fuerza panadera (W)”. Todo eso nos da un espaldarazo, porque al mirar los datos vemos que en Uruguay se siembran más variedades que aportan calidad, algo que perseguimos cuando presentamos Trigo Plus”, acotó.
Para la próxima zafra triguera, Trigo Plus ofrece determinadas variedades y un sobreprecio por el grano producido. con un sobreprecio. Esto requiere de un fuerte trabajo de segregación, en función de las variedades y calidad. En la campaña anterior ocupó 7% del área del cultivo a nivel nacional.
CANOLA
La canola es un cultivo que cada vez está tomando más importancia. El área viene de alcanzar las 100.000 hectáreas y Di Giovannantonio considera que “puede haber un incremento”, aunque “dependerá del final que tenga la zafra de soja, de los rastrojos y de cuánta área nueva se destine al cultivo”.
Destacó que la canola “está calzando muy bien en la rotación, con distintos planteos tecnológicos, y los productores destacan el tándem soja-canola”.
Resaltó que permite maximizar el uso de la maquinaria, “se arranca la siembra de soja de primera, luego viene la canola y, por último, la soja de segunda, luego de trigo o cebada. Lo mismo con la cosecha; y al igual que los otros cultivos de invierno diluye riesgos y eficientiza a todo la cadena”.
Desde el punto de vista comercial tiene una referencia en el mercado de MATIF, en Francia, “lo que brinda al negocio una transparencia tremenda. Europa es el mercado que debemos cuidar”, sostuvo el gerente de Cargill Uruguay.
De cara a la próxima zafra, señaló que “estamos trabajando con Cargill Europa para definir un programa más importante que el del año anterior”. Recordó que en la zafra pasada “tuvimos un volumen muy importante, que superó lo que marcaba el plan, pero igual se pudo colocar”.
También repasó que la canola, “si bien no pudo concretar todo el potencial de rendimiento por los problemas, principalmente de heladas, los rindes fueron buenos y los precios también”.
Valoró que en muchos casos “los seguros trabajaron de muy buena forma y el productor pudo compensar los kilos perdidos”. El manejo productivo, “ya sea de alta o de baja tecnología, va evolucionando y se nota, y el cultivo está encontrando su nicho”, subrayó el gerente de Cargill Uruguay.
“En el ciclo 2020/21 teníamos varios desafíos muy importantes: el crecimiento de 50% en el área, productores entrando al sistema en un cultivo que tiene ciertas particularidades, el volumen a recibir que demanda una logística acorde con una necesidad de acondicionamiento que es mucho más compleja que en otros granos y no todas las plantas de acopio se adecuan”, repasó.
También señaló que estaba planteado el cumplimiento de los requisitos de Europa y la comercialización de un volumen de canola nunca visto en Uruguay. “La realidad marca un balance muy positivo en todos los niveles”, consideró.
Sobre las necesidades de Europa, destacó el trabajo conjunto del sector público-privado. “Veníamos trabajando con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en la búsqueda de las mejores prácticas, que permitiera exportar un producto que cumpliera con las exigencias europeas”.
El MGAP difundió la importancia del correcto uso de desecantes sin prohibirlos, “porque todavía se necesitan para el control de malezas en barbecho, y se hizo una campaña muy importante del correcto uso de los herbicidas”, destacó.
En tanto, el sector comercializador montó un programa de auditoría de chacras y “entre las principales empresas que exportamos a Europa empleamos a más de 50 agrónomos para controlar cada uno de los cultivos que iban a ser cosechados”, informó.
Di Giovannantonio resaltó que fue algo sin precedentes en la agricultura. “Hubo todo un monitoreo chacra a chacra y cuando informamos en Europa sobre los controles a realizar, el destino final nos dio un voto de confianza para agrandar el programa. Pudimos maximizar la pequeña escala de Uruguay, haciendo una trazabilidad desde la chacra hasta el destino final, y quedar muy bien posicionados”, subrayó.
Agregó que Uruguay tendrá un saldo exportable de unas 100.000 toneladas de canola, y que “estamos pasando a ser un jugador importante en el comercio mundial. Además jugamos en Europa, que es la liga mayor. Tenemos que seguir trabajando y apostando a ese mercado, para posicionarnos como un origen confiable, ya sea para el consumo humano como para la producción de biocombustibles”.
Sobre el aspecto comercial, informó que en torno del 98% de la producción ya está comercializada. El precio local copió la curva de valores que tuvo MATIF, por lo cual el rango se ubica entre US$ 370 y US$ 430 por tonelada, más bonificaciones.
Consideró que al cumplirse con los principales desafíos que presentaba la zafra pasada, quedaron los cimientos para la nueva campaña.
CLIMA DE NEGOCIOS
Gabriel Di Giovannantonio aseguró que Cargill sigue apostando a Uruguay. “Desde sus inicios ha realizado varias inversiones y las sigue haciendo”, sostuvo. Recordó que el año pasado “inauguramos una nueva planta de fertilizantes en Nueva Palmira (Colonia), con el objetivo de brindar un mejor servicio a nuestros productores. Se trata de una planta de primera línea, con varias ideas tomadas de Cargill Canadá, que son expertos en fertilizantes”.
Informó que aporta alta eficiencia en la recepción de fertilizantes que llegan de los buques, y además “cuenta con un sistema de desterronado, zaranda y de mezclado de primera generación, acompañado de un embolsado que busca satisfacer la necesidad del productor en el pico de la demanda”.
Además, señaló que “se han mejorado nuestras plantas de acopio. Hace dos años mejoramos todo el servicio de calado y recepción de Nueva Palmira, adecuándonos a los nuevos requerimientos. Ahora estamos instalando un nuevo calador para afrontar la cosecha de soja con más agilidad. También incrementamos los servicios para los camioneros en nuestras playas de estacionamiento”, acotó.
Cargill “sigue apostando fuerte a Uruguay porque creemos mucho en el país y en los productores”, sostuvo el gerente.
A nivel general, “el clima de negocios muestra un optimismo interesante y estarían las condiciones para consolidar un pequeño crecimiento agrícola en invierno y en verano, algo que ayudaría a diluir el costo de estructura de las distintas empresas, y que pese menos por tonelada producida y exportada”, planteó.
Dijo, además, que aunque “Uruguay es un país caro comparado con la región, estamos esperando un ajuste en el costo de los combustibles, que si bien en dólares han bajado, esperamos que sea mayor. El precio del gasoil es una variable que tiene un impacto mayúsculo en la producción agrícola y en toda la cadena asociada, porque se usa para mover granos, insumos, siembra, cosecha, pulverización, fertilización, todo”, enfatizó.
El sector agrícola ha estado estancado desde 2014, cuando cayeron los precios de las materias primas. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) prevé que los ingresos de los productores de maíz, soja, ganado y cerdos serán de US$ 111.400 millones.
La cifra se ubica 20% por encima del promedio de los últimos 10 años y US$ 20.400 millones por encima de la del año 2020, a pesar de una fuerte reducción de los subsidios federales.
El año pasado los pagos federales directos a todo el sector productivo fueron récord: US$ 46.300 millones. Las exportaciones agrícolas estadounidenses alcanzarían un récord de US$ 157.000 millones, en 2014 al final del auge de los commodities, Estados Unidos exportó US$ 152.300 millones.
Los ingresos agrícolas y el valor de la tierra aumentaron en los últimos meses de 2020, impulsados por precios más altos de las materias primas y los grandes pagos federales. Además, se espera que persista el repunte de las materias primas, motivando un buen escenario para la economía agrícola, luego de varios años, según los bancos regionales de la Reserva Federal en Chicago, Kansas City y Mineápolis
“En general, las condiciones agrícolas en el primer trimestre de 2021 son las mejores desde 2013”, dijo la Reserva Federal (Fed) de Kansas City en su informe trimestral.
La Fed de Mineápolis estima “un mayor crecimiento en los ingresos e inversiones agrícolas”; y la Fed de Chicago dijo que los precios de las tierras agrícolas del Medio Oeste subieron 6% en 2020, “la mayor rentabilidad desde 2012”. También señalo que las tasas de reembolso de los préstamos mejoraron y menos prestatarios necesitaron extensiones o renovaciones, según reportó agricutlure.com.
“Los pagos del gobierno brindaron un amplio apoyo durante todo el año y, junto con los recientes aumentos de precios, las perspectivas a corto plazo para el sector agrícola mejoraron drásticamente”, dijo la Fed de Kansas City. Fue un cambio radical “después de casi ocho años de deterioro”.
“Por primera vez desde el primer trimestre de 2011, la mayoría de los integrantes de los banqueros que integran dicha institución estimaron que los valores de las tierras agrícolas subirían”, dijo la Fed de Chicago.
En el distrito de Kansas City, que cubre Nebraska, Kansas, Oklahoma, Wyoming, Colorado y partes de Missouri y Nuevo México, el valor de la tierra aumentó 4% en comparación al de hace un año. Se trata del “aumento promedio más alto en todos los tipos de tierra en cualquier trimestre desde 2014”.
BIOCOMBUSTIBLES
Golpeada por la pandemia, la industria del etanol de Estados Unidos se autodenominó como el combustible de automóvil ecológico del futuro. Las autoridades dijeron que podría pasar un año antes de que las rezagadas ventas de biocombustibles se recuperen por completo del coronavirus.
“El etanol de maíz sin emisiones de carbono está por llegar”, dijo Geoff Cooper, director ejecutivo de la Asociación de Combustibles Renovables. “Pero se necesitarán políticas y regulaciones inteligentes para lograrlo, y de creatividad y determinación para garantizar que se permita que el etanol alcance su potencial”, sostuvo.
El etanol produce la mitad de gases de efecto invernadero que el combustible fósil, dijo, y con un uso más amplio reduciría las emisiones de carbono del sector del transporte, responsable del 28% de las emisiones estadounidenses.
La EPA “debería eliminar las barreras para producir E15, una mezcla al 15% de etanol en gasolina, que reemplace a la mezcla tradicional al 10%”, indicó Cooper.
La adopción de un estándar de combustible bajo en carbono a nivel nacional o un requisito de combustibles de mayor octanaje, sería el siguiente paso junto con la producción de vehículos de combustible flexible, capaces de quemar mezclas más altas de etanol, como el E85. En la actualidad, solo el 9% de los automóviles y camionetas en las carreteras de Estados Unidos están aprobados para mezclas más ricas en etanol.
“Eso significa que necesitaremos un compromiso serio de los fabricantes de automóviles o, más probablemente, nuevas medidas de política para garantizar que la producción de vehículos de combustible flexible aumente rápidamente para hacer un uso más amplio de mezclas más altas con combustibles”, dijo Cooper.
El director ejecutivo de la Asociación de Combustibles Renovables dijo que el Congreso tendría que promulgar un estándar de combustible bajo en carbono.
Manuel Artigas, responsable del área Semillas de ADP, repasó cuáles son las principales recomendaciones a tener en cuenta para la próxima campaña de trigo, cebada y colza
Si bien se puede considerar que es temprano para pensar en la zafra de invierno, “es necesario empezar a proyectar la estrategia a seguir”, dijo a VERDE el ingeniero agrónomo Manuel Artigas, responsable del área de Semillas de Agronegocios del Plata (ADP).
Destacó que “el escenario es especial, con expectativas y realidades muy diversas, y no sabemos qué pasará, porque son muchos los factores sobre la mesa”. Pero sí dijo que se pueden “tomar los aprendizajes de campañas anteriores, que sirven de guía para las decisiones”.
Precios y clima
Analizó que, “quizás el factor más conversado y atractivo sea el precio, que nos aporta más optimismo y podemos proyectar un negocio más factible en el Excel. Pero nunca se puede perder la objetividad y, más allá de lo que pase, hay que ser muy criteriosos al tomar decisiones”.
Agregó que “si se presta mucha atención al precio podemos cometer errores que perjudiquen al negocio (malezas, patógenos y demás)”.
Señaló que “ya están los primeros modelos predictivos sobre las condiciones climáticas para la próxima campaña, sin mucho consenso entre los centros de investigación. Si bien la capacidad predictiva puede ser cuestionada, es información disponible para tener presente”.
El sistema
Artigas señaló que los cultivos de invierno se han convertido en una herramienta funcional al sistema, más que en un importante negocio per se. “Poco a poco han ido madurando para sostener rotaciones sustentables, aportando materia orgánica a los sistemas, cubriendo el suelo, rotando nutrientes y ayudando a diluir costos. En las rotaciones participan alternadamente distintas especies, que se vuelven más productivas y estables. Permiten diluir el riesgo global del sistema y aspirar a conseguir un margen económico”, comentó.
Agregó que “en la coyuntura actual aparecen nuevas señales que pueden inducirnos a desear aprovechar las oportunidades que otorga el mercado, pero hay que ser prudentes”.
Se proyecta que el área de invierno crecerá, “eso es muy importante para el sector, pero debe mantener el criterio para no descuidar el sistema. Para tener trigos o cebadas rindiendo más de 6.000 kilos, como pasó en la campaña pasada, es necesario además de buenas condiciones climáticas, realizar buenos manejos”.
Sostuvo que “paulatinamente han ido desapareciendo las siembras fuera de fecha, el trigo sobre trigo, el carry de herbicidas, entre otras. Los cultivos de invierno hicieron sus aportes al sistema, y hoy está la expectativa de que también aporten más desde lo económico”.
Insistió en que “la experiencia generada permite resaltar medidas de bajo costo y alto impacto, evitando situaciones que normalmente tienen consecuencias negativas sobre los cultivos de invierno y el sistema”.
Evitar fechas tardías
Artigas llamó a evitar fechas tardías, y enfatizó que la elección del cultivar adecuado para cada fecha de siembra es de suma importancia, no solo para ese cultivo sino también para el siguiente. “Al analizar la información de varias campañas, vemos que las siembras en fecha terminan rindiendo muy por encima de las que se realizan fuera de fecha, por ser demasiado tempranas o demasiado tardías”, afirmó.
Agregó que “si bien en las primeras cada cultivar tiene su fecha óptima de siembra, es un riesgo por las heladas en períodos sensibles de los cultivos, algo que representaría un riesgo menor que una siembra demasiado tardía, ya que no sólo se estaría exponiendo al cultivo de invierno a peores condiciones de llenado de grano, consumiendo más agua de lo normal, sino que además está comprometiendo el balance hídrico y, por ende, el éxito del cultivo siguiente. Por eso, es importante saber qué sembrar y hasta cuándo”, dijo.
Evaluar si es conveniente repetir especies
El integrante de ADP llamó a evaluar muy bien la conveniencia de repetir especies. “Aunque es un concepto muy abordado, sobre todo el famoso trigo sobre trigo, muchas veces las situaciones de oportunidad hacen que, para aprovechar una coyuntura, se arriesgue más de la cuenta. Si bien es verdad que en algunas situaciones ha sido un buen negocio, la realidad es que se trata de una estrategia que acarrea un nivel de riesgo muy alto”, aseveró.
Explicó que “la mayoría de las experiencias de colza sobre colza han sido malas y muy malas. Por eso, tal como lo afirma la literatura en general, es conveniente esperar bastante más que un par de ciclos de cultivos para repetir la especie en el mismo potrero”, sostuvo.
Para el caso de los cereales, dijo que “las experiencias nos llevan a pensar que entre un invierno o dos sin presencia de la especie son suficientes para evitar sembrar en situaciones de alto riesgo de incidencia de enfermedades. Se puede repetir siempre y cuando se entienda que el riesgo de tener un problema es alto, y para solucionarlo habrá que invertir más, y habrá situaciones sin solución”.
Insistió en que “el riesgo es mayor en colza que en cebada y trigo. Si bien hay cultivares que se adaptan mejor, o activos que funcionan muy bien, no creo que sean suficientes en caso de que las condiciones sean predisponentes”.
Evaluar el carry de herbicidas
Una amplia gama de activos han sido aplicados para afrontar la compleja situación de malezas. Cada herbicida tiene particularidades sobre su actividad en el suelo y persistencia, y esta depende de muchos factores. “De algunos activos tenemos más información acumulada, pero de otros muy poca. La recomendación es consultar a los especialistas en la materia. Sabemos que el efecto del carry presenta daños clínicos y subclínicos de importante magnitud, por lo que es importante analizar cada situación para evitarlo”, dijo Artigas.
Señaló que “hay cultivos que son más resistentes a determinados activos, por lo que se puede usar este criterio para ayudar a asignar las especies a los distintos antecesores”.
Evaluar la siembra en suelos bajos
Para el responsable del área de Semillas de ADP, ese es un punto clave a la hora de planificar el sistema. “Tras varios años de acumulación de información vemos que los cultivos de invierno sembrados en zonas bajas, salvo puntuales excepciones, son superados por los sembrados en topografías más altas”, sostuvo.
Planteó que “esto tiene varias explicaciones, ya que los cultivos de invierno en las zonas bajas son expuestos a condiciones más extremas. Cuando se siembran los bajos, los cultivos pasan más tiempo encharcados, es donde generalmente golpean más las heladas, tanto por su posición topográfica como por la acumulación de residuos de cultivos anteriores. El riesgo es doble, ya que las heladas tardías pueden disminuir considerablemente la población de plantas, y afectar la fijación y llenado de granos”.
Indicó que “desde hace un tiempo practicamos y sugerimos la separación de los bajos del campo. De esta manera evitamos un fracaso productivo en invierno y aprovechamos un excelente ambiente para cultivos de verano. Un ejemplo son los maíces de alto potencial”.
Evaluar el riesgo de heladas tempranas
Artigas sostuvo que los cultivos de invierno “generalmente soportan muy bien el efecto de las heladas”, y es consistente que “los inviernos más heladores (fríos y secos) son muy buenos” para estos cultivos. Pero advirtió que “el efecto puntual de la helada puede ser algo difícil de cuantificar cuando evaluamos su impacto en chacras enteras”.
A propósito, dijo que “vemos que cuando el año es muy frío la sobreproducción en la ladera compensa con creces la merma de producción de los bajos, y muchas veces pasa desapercibido, porque hablamos del promedio de la chacra y no de la dispersión de rindes en las chacras”.
Por lo tanto, detalló que “cuando profundizamos en el análisis de los mapas de rendimiento, se puede corroborar que el daño está, es medible y en ocasiones es importante”. De todos modos, reconoció que “hay situaciones en que el daño de la helada temprana ocurre en toda la chacra”.
“Generalmente las chacras que sufren daño se caracteriza por muerte de plántulas, vienen de soja de segunda y mantienen una alta cantidad de rastrojo en superficie. El cultivo que sufre más este problema es la colza, pero puede pasar en cierta medida también en cereales. Es ahí donde podemos actuar y utilizar algunas estrategias que permiten evitar el problema”, señaló el ingeniero agrónomo.
Entre otras, recomendó “anticipar la fecha de siembra, para tener plantas más desarrolladas y menos sensibles a las heladas. Es imprescindible elegir bien el ciclo del cultivar a sembrar. Usar barrerastrojos para desplazar el colchón del surco de siembra, o usar alguna herramienta mecánica que permita incorporar al suelo la excesiva acumulación de residuos en superficie”.
Sostuvo que “estas medidas, bien aplicadas pueden significar un impacto positivo importante sobre la tasa de implantación y posteriormente sobre el rinde”.
Las opciones para sembrar en el invierno
El invierno presenta varias opciones productivas, pero “lo importante es conseguir herramientas adecuadas para articular de manera óptima el plan de siembra”, dijo el responsable de Semillas de ADP, Manuel Artigas.
La empresa cuenta con una amplia gama de productos. En canola destaca la variedad Igranola 103. “Este cultivar de ciclo primaveral ha demostrado su adaptación a nuestras condiciones, así como una elevada plasticidad en fechas de siembra. Puede sembrarse desde fines de abril hasta principios de junio, siempre teniendo en cuenta los riesgos en ocurrencia de heladas en los periodos susceptibles, en las fechas extremas”.
En trigo ADP presenta una paleta diversificada. Curupay es un cultivar de ciclo largo, que “se caracteriza por combinar de buena manera estabilidad productiva, potencial de rendimiento y calidad de grano. Es un material de calidad superior, que otorga muy altos valores de proteína y peso específico, y está clasificado como Urutrigo”, destacó.
Destacó que “es resistente a roya anaranjada y de tallo, y de aceptable comportamiento a roya estriada. En términos de rendimiento, dijo que tiene potencial productivo medio, pero una muy interesante estabilidad a través de los distintos ambientes.
En el segmento de ciclo medio, señaló: Guayabo y Jacarandá. “Están consolidados, demostraron un potencial productivo muy elevado y un completo paquete sanitario“, valoró.
Guayabo tiene un ciclo más largo que Jacarandá. Se puede sembrar del 10 de mayo hasta principios de junio, mientras que Jacarandá se recomienda desde el 15 de mayo hasta 15 de junio.
“En ambos materiales hay que manejar la calidad, con mucha precisión, para lograr cultivos que rindan mucho y a su vez tengan calidad. Es indispensable hacer manejos con niveles de nutrientes adecuados y cosechar sin demoras cuando el cultivo esté pronto”, sostuvo.
En ciclo corto, ADP realiza el prelanzamiento de un nuevo cultivar Olivo. “Este material viene a ocupar un lugar muy interesante en la paleta, ya que desde hace mucho tiempo no teníamos novedades en este ciclo. Es de alto potencial, con un perfil sanitario muy completo, demostrando excelente comportamiento al complejo de royas y manchas foliares. En términos de calidad tiene muy buen peso específico y alcanza valores de proteína muy buenos, siempre que se lo acompañe con un manejo nutricional adecuado”, detalló.
Artigas declaró que “la paleta de productos de ADP apunta a ofrecer una amplia gama de herramientas que permitan enfrentar la próxima campaña de la mejor manera”.