Nidera impulsa un recambio varietal en trigo; en soja diversifica con genética de Argentina y Brasil

By Cristina Fumero,

Nidera impulsa un recambio varietal con Baguette 525 y Baguette 610; lanzó el maíz NS 7765 Viptera 3, y en soja combina materiales con genética de Argentina y Brasil.

En ese contexto, el representante de Nidera en Uruguay, Andrés Nogueira, conversó con VERDE sobre las novedades más relevantes del portafolio de la compañía en trigo, maíz y soja, con foco en el recambio varietal, el manejo eficiente y la adaptación a los distintos ambientes del país.

La empresa viene impulsando un recambio varietal que incluye dos nuevos materiales Baguette 525 y Baguette 610, ambos de ciclo intermedio, aunque con posicionamientos específicos.

El Baguette 525, de ciclo intermedio corto, se destacó en un año desafiante como 2024, cuando muchas siembras debieron realizarse más tarde de lo habitual, por lluvias intensas. “Anduvo muy bien”, aseguró el técnico, quien recomendó sembrarlo a partir de junio. Es un material que responde a manejos técnicos ajustados, sobre todo en lo que refiere a la fertilización nitrogenada.

Por su parte, el Baguette 610 llega como sucesor del ya clásico Baguette 620, lanzado en 2019, que tuvo su pico de uso a nivel país y ahora comienza a ceder protagonismo. “El 610 lo mejora en rendimiento y principalmente en peso hectolítrico”, subrayó Nogueira. La diferencia es significativa: más de tres puntos en promedio de pH, un atributo clave para el negocio del trigo de calidad. 

Describió que su ciclo es similar al del 620, con siembra recomendada entre el 5 y el 15 de junio. Y aporta mejoras sanitarias y mejor estabilidad en la calidad industrial. Agregó que se recomienda fraccionar la aplicación de nitrógeno, comenzando en Z30 y completando entre Z33 y Z40, para preservar el contenido proteico.

El Baguette 11, una variedad con casi dos décadas de presencia, continúa en el portafolio porque “el productor lo sigue pidiendo”, indicó. 

Lanzamiento en maíz

Con la cosecha de maíz de primera entrando en su tramo final, y con buenos rendimientos en el balance, Nidera pone la lupa sobre un nuevo híbrido que busca ganar protagonismo: el NS 7765 Viptera 3. “Los números que muestra son excelentes, incluso en ambientes de media-baja productividad”, afirmó Nogueira. Este nuevo híbrido supera al NS 7626 Viptera 3 CL, que sigue liderando, y puede considerarse una evolución mejorada del NS 7818 Viptera 3.

La propuesta de posicionamiento apunta a los ambientes típicos del país, tanto en fechas tempranas como de segunda. Sus fortalezas están en la estabilidad, sanidad y una respuesta pareja en diferentes condiciones. Además, tiene un ciclo algo más corto que sus predecesores, lo que brinda flexibilidad en las decisiones agronómicas.

Soja suma genética y tecnologías adaptadas

En soja, la apuesta de Nidera se concentra en la diversificación del origen genético, combinando materiales provenientes de Argentina y de Brasil, y en el aprovechamiento de tecnologías aún vigentes en Uruguay. 

“Venimos con dos lanzamientos”, comentó Nogueira. Uno es NS 5023 STS, un material RR-STS de ciclo corto, pensado para ambientes buenos en secano o bajo riego. El otro es Conkesta 6223 CE, que incorpora la tecnología Conkesta-Enlist. “Vamos a fondo con esa variedad”, afirmó, luego de una primera presentación en bajo volumen.

También se suma la NS 5922 Ipro, una variedad brasileña con tecnología Intacta, que mostró “muy buenos rendimientos” en esta campaña. “Este es el momento en que tiene que demostrar y generar el plus frente a otras, y lo está logrando”, evaluó Nogueira.

El interés por materiales brasileños responde a la vigencia local de tecnologías que en Argentina ya han sido desplazadas. “Intacta hace tiempo que allí se dejó de utilizar, pero en Uruguay sigue siendo una tecnología que suma”, indicó. 

Gracias a los programas de mejoramiento de Nidera, con presencia regional, se están evaluando materiales de Río Grande do Sul especialmente adaptados para el este y noreste del país, zonas donde predominan las rotaciones con arroz y los suelos bajos. “Tenemos tres o cuatro más en evaluación”, adelantó, con foco en seleccionar “la élite” dentro de los grupos de madurez 5 largos, 6 cortos y 6 medios.

La estrategia de Nidera busca aprovechar tecnologías disponibles en países vecinos y adaptarlas a las condiciones locales, diversificando un portafolio que sigue creciendo en volumen y en sofisticación.

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Las recomendaciones de manejo para sembrar camelina en Uruguay

By Cristina Fumero,

LDC pretende llegar a 15.000 o 20.000 hectáreas este año, y que el cultivo se conozca cada vez más en el país; el producto se destina al biocombustible para aviación.

La camelina es una Brasicácea, especie conocida en Uruguay por la colza y carinata, pero tiene ventajas frente a estos dos cultivos, como la tolerancia a heladas y menores costos de producción. El responsable del cultivo para Argentina, Uruguay y Paraguay de Camelina Company, Matías Asinari, explicó a VERDE las principales recomendaciones de manejo. 

Para la siembra se recomiendan 8 kilos de semilla por hectárea, que vienen tratadas con un estimulante y con Apron Maxx, producto con dos fungicidas. Se busca una densidad de 250 a 300 plantas por metro cuadrado, para que cumpla su función como cultivo de servicio, y a su vez explore los rendimientos potenciales. 

Algo básico a tener en cuenta a la hora de sembrar es que los lotes sean bien drenados, que no se aneguen. “Es un cultivo rústico, pero no le gusta el encharcamiento”, señaló. La segunda medida a considerar son ciertos herbicidas, que pueden provenir del cultivo antecesor. “Hay que estar atentos a los preemergentes del cultivo anterior. Creemos que, con las precipitaciones de los meses de verano, otoño e invierno se lavan muy bien, así que no debería de haber problema”, dijo. 

Asinari comentó que se le hace un cuestionario al productor, donde se pregunta qué cultivo antecesor tuvo y qué activos usó. “Estamos atentos a una aplicación posemergente que se pueda haber hecho en soja, en maíz, que tal vez acorte la brecha entre la aplicación y la siembra de camelina. Pero el año pasado sembramos 4.700 hectáreas y no tuvimos ningún problema”, destacó. 

El integrante de Camelina Company indicó que “en todo momento llevamos la trazabilidad del cultivo”, porque el producto se destina al biocombustible, y para esto debe cumplir reglamentaciones específicas de la aeronáutica. 

“Para trazar todo esto tenemos un equipo detrás de cada lote, asesorando a cada productor y tomando nota de todo lo que se vaya aplicando. El año pasado hicimos una fertilización defensiva, conociendo el cultivo y teniendo la experiencia de otros países en cuanto a reposición. Hoy la tonelada de camelina se lleva 10 kilos de azufre, 30 kilos de fósforo, 30 kilos de potasio y 40 kilos nitrógeno”, detalló. 

Por eso, la empresa planteó “una recomendación básica de reposición, y en esta campaña, con ensayos y experiencia, nos animamos a un poco más de nitrógeno, entre 60 y 80 unidades; de 120 a 150 kilos de urea; y de 50 a 80 kilos de fósforo”, indicó. Y dijo que “si el cultivo se implanta bien, esas densidades objetivo compiten muy bien con las malezas”.

Además, indicó que enfermedades y plagas “tampoco son un problema por el momento”. De todos modos, no descartó que, en la medida que escale el área, puedan aparecer algunos problemas. “El año pasado tuvimos algunos lotes con ataques de pulguilla de colza, a fin de ciclo se ve algo de mildiu, pero nada preocupante. No tenemos umbrales de insecticidas ni de fungicidas, no vemos plagas ni enfermedades que afecten el rendimiento”, afirmó. 

Una de las estrategias para la cosecha de camelina, considerando que tiene una semilla mucho más chica que las de colza y carinata, es ajustar el viento (de la cosechadora) al mínimo posible, porque sino se puede volar la semilla por la cola de la máquina. Por eso la camelina “se suele cosechar con algo de impureza, algo de cascarilla, pero es muy livianita”, comentó. 

Se puede usar una cosechadora convencional y setearla a modo colza. La humedad recomendada es entre 6% y 8%, “allí ya entra en madurez fisiológica, en un color verde limón y termina marrón”, explicó. “Cuando las silicuas, que es el fruto, se tornan marrones, pierde humedad muy rápido; es muy fácil alcanzar esas humedades, y se puede cosechar a los tres o cuatro días”, agregó. 

Variedades y mejoramiento genético

Asinari informó que en esta zafra tendrán dos variedades. “El año pasado también fueron dos, pero este año se reemplazará una, y trajimos una nueva, que creemos que tiene mayor potencial. Tenemos una variedad de ciclo medio y otra de ciclo medio-corto, pensando en ampliar las fechas de siembra, en sembrar más temprano, desde el 15 de mayo, y extendernos hasta los últimos días de junio o primeros días de julio”, explicó. 

“Si se siembra en la fecha que está en el catálogo, se cosecha siempre antes del 15 de noviembre. Y la otra variedad igual, la única diferencia es que son distintos ciclos. Camelina se rige por sumas térmicas, a medida que va sumando grados, días en base cero, va avanzando en ciclo”, detalló. 

También indicó que al ser una semilla chica, “se siembra entre 1 y 2 centímetros, entonces sabemos que también se va rápido esa humedad”. 

Asinari consideró que el mejoramiento genético “es fundamental”. Informó que en Argentina tienen 20 variedades registradas, en Uruguay hay dos y se está registrando la tercera. “Tenemos todavía muchas en carrera para seguir trayendo. La genética viene desde Estados Unidos y Madrid, donde tienen base las empresas y están los bancos de germoplasma”, comentó. 

Señaló que el enfoque de la selección está en los herbicidas. “Estamos trabajando en variedades tolerantes a ALS para los próximos años, para que el productor tenga alternativa, tanto en preemergencia como en posemergencia, para poder controlar malezas, o también evitar algún carry over”, adelantó. 

También dijo que hay pisos y techos de rinde para seguir explorando, pero que en estas primeras etapas de desarrollo del cultivo “tenemos que hacer mucha escuela en manejo, de la mano con genética”. 

El año pasado, en las 4.400 hectáreas que se cosecharon en Uruguay, el rinde promedio fue de 1.000 kilos por hectárea. “Era lo que buscábamos. Con nutrientes sabemos que podemos explorar rindes muchos más altos. Tuvimos medias de 1.400 kilos donde nos animamos a ir un poco más con nutrientes”, señaló. 

En Argentina se han logrado rendimientos de 2.700 kilos por hectárea, y el promedio de la zafra anterior fue de 2.000 kilos. “Creemos que en Uruguay tenemos mucho potencial, porque tenemos agua, lo que faltó en la campaña pasada fueron nutrientes”, admitió. 

Este año la empresa apunta a sembrar entre 15.000 y 20.000 hectáreas en Uruguay. Y en Argentina, donde el año pasado se sembraron 25.000 hectáreas, este año espera extenderse a 75.000 hectáreas. “Creemos que el cultivo tiene potencial, es un desafío para todo el equipo conseguir esas hectáreas. La demanda mundial es infinita para este tipo de aceites, y necesitamos expandir el cultivo lo más rápido posible”, comentó. 

Biocombustibles: “un camino sin retorno”

“No tengo ninguna duda” de que la política de biocombustibles es un camino sin retorno, más allá de quién esté en el gobierno de Estados Unidos”, sostuvo el head regional de Oleaginosas de LDC para Latinoamérica Sur y Oeste, Fernando Correa. El ejecutivo consideró que “vamos a tener vaivenes, momentos en que los cambios de gobierno en Europa, Estados Unidos, Brasil y China –que dictan la dirección global– pueden generar algo de volatilidad, es ineludible”. 

Analizó que en los últimos 10 años “hubo momentos de crecimiento, algunos con más y otros con menos fuerza, pero la tendencia siempre es súper clara. Así que si uno quiere proyectar a 20 años, que es lo que miramos como compañía, los cultivos sustentables como la camelina, así como el crecimiento de la demanda para biocombustibles, llegó para quedarse y para seguir creciendo”. 

El año pasado fue la primera experiencia con el cultivo en Uruguay, el grano se molió en la planta de Cousa y se exportaron los subproductos de aceite a Neste, una de las principales empresas productoras de biocombustible de aviación. “Esto abrió las puertas para este tipo de aceite al mercado europeo, que es un hito para nosotros. El objetivo es producir más de 500.000 hectáreas entre los dos países de acá a cinco años. Es un crecimiento muy agresivo, pero creemos que a nivel productivo los países son capaces. A nivel estructura LDC puede desarrollarlo, y para atender a la demanda es poco”, planteó.

Correa señaló que “hay cada vez más aeropuertos a nivel global que exigen combustible de aviación sustentable en un porcentaje para cada flota de avión. Además de las empresas, que tienen sus propios objetivos”. Y después dijo que están los gobiernos. Este año Europa tiene como obligación el corte de 2% con combustible de aviación sustentable, y el objetivo es ir a 5% de acá a dos años. 

“Cuando hablan de 5%, por ahí se considera que es muy poco, pero en cuanto a demanda de toneladas de aceite no hay camelina que pueda abastecerla. Mismo que no crezca como pensamos que podrá crecer inicialmente, sobra la demanda considerando los cortes que establecen los gobierno de Europa para el crecimiento que estamos proyectando en la región”, advirtió. 

Además, dijo que la demanda “también puede surgir de cualquier otro sector que utilice combustible, como el marítimo”. Señaló que en Brasil la demanda de biodiesel es para todo el transporte pesado, en ese caso más enfocado en combustibles de grado uno, que son elaborados con aceites de soja y canola. Los combustibles de aviación y marítimo están más enfocados en los aceites de grado dos y tres, que “son los más sustentables”, porque “no compiten contra alimentos, ese es el valor agregado que tiene la camelina”, comentó Correa.

Remarcó que para LDC la sustentabilidad “es uno de los pilares sobre los cuales apalancamos el crecimiento y el avance en nuestra estructura de originación”. Sostuvo que en ese aspecto “siempre fuimos pioneros en la región, y esto nos llevó a explorar el cultivo de la camelina”. Subrayó que a nivel global LDC “tiene un claro mandato de no deforestar y trazar de punta a punta todos los cultivos que movemos y exportamos; creemos que es fundamental la estrategia de sustentabilidad para la región”. 

Convocatoria a productores

LDC realizó un ciclo de jornadas sobre camelina en Durazno, Young, Dolores y Colonia Valdense, donde se convocó a los productores que sembraron el cultivo el año pasado y también a quienes tengan interés en conocer más sobre camelina.

“El año pasado se sembraron unas 4.700 hectáreas en Uruguay, quedamos muy conformes con el área, incluso teníamos más superficie para sembrar, pero debido a la oferta de semillas no pudimos hacer más”, comentó a VERDE el líder comercial de Macro Seed –la marca de semillas de LDC– en Uruguay, Luis Morales. 

Agregó que el balance “fue muy positivo”, porque el cultivo “entra muy bien en la rotación, por tratarse de una especie de ciclo muy corto, que este año la estamos recomendando a partir del 15 de mayo, con ventanas de siembra hasta fines de julio”. Recordó que el año pasado “nos jugó a favor la fecha de siembra, por el retraso en la cosecha, y no fuimos a siembras de julio, incluso en agosto. Logramos rindes promedios de 1.100 kilos por hectárea, que fue parte de lo que presupuestamos”. Para este año se aspira a mayores rindes, con nuevas recomendaciones de fertilización y más datos generados de la experiencia de 2024. 

El objetivo de LDC es intentar llegar a 15.000 o 20.000 hectáreas este año, y que el cultivo empiece a conocerse cada vez más en el país. La condición comercial está atada al mercado de la soja en Chicago, en la posición enero 2026, más US$ 50 de premio. “Después hay premios por volumen, de acuerdo al nivel de toneladas que se hagan. Hicimos una escala de 100 a 200 toneladas con US$ 10 de premio por tonelada, y más de 200 toneladas con US$ 20. El plazo de fijación de precio es hasta el 20 de diciembre, y el volumen máximo para fijar precio previo a la cosecha es de 400 kilos por hectárea. El recibo es en Montevideo, en Tres Bocas y Nueva Palmira”, detalló. 

La semilla, que se importa de Argentina, es otorgada sin costo al productor, ya curada y con un bioestimulante. “Hay un interés notorio de los productores, más que nada por las características agronómicas, que son tres. La primera es el ciclo corto, que permite una siembra de soja en fecha de primera. La segunda son las heladas en estado vegetativo, el año pasado tuvimos 10 heladas consecutivas en ese período, con dos hojas, y no le impactó para nada. Y después el bajo costo, que es de US$ 400 o US$ 420 por hectárea, mientras que los demás cultivos tienen costos mayores”, detalló Morales.

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La empresa Proquimur comenzará a operar comercialmente en Brasil

By Cristina Fumero,

La industria ubicada en Juanicó, Canelones, tiene 133 empleados y espera la autorización de registros en el país vecino para iniciar su actividad en mayo, ofreciendo 10 productos.

La empresa uruguaya de agroquímicos Proquimur comenzará a operar en Brasil, una de las principales potencias de la agricultura mundial, anunció a VERDE el director comercial de la compañía, Antonio Bazzino. “A partir de mayo tendremos estructura comercial, que estará liderada por Juan Manuel Ugarte, junto a un gerente comercial, que cuenta con experiencia en el desarrollo de mercado de fitosanitarios en ese país”, detalló.

El ejecutivo acotó que “adquirimos el registro de un producto de una empresa brasileña que tiene a Proquimur como formulador y, ni bien se transfiera, podremos comenzar con la actividad comercial”. A la vez, “estamos esperando la autorización de otros registros”, y en una primera instancia “contaremos con 10 productos en nuestra oferta”, informó.
En el ejercicio 2025-2026 “estaremos iniciando la actividad comercial en Brasil con registros propios, lo que será una cosa muy buena para Proquimur”, consideró. La empresa está ubicada en Juanicó, Canelones, emplea a 133 personas y cuenta con más de 40 años de trayectoria.

Bazzino indicó que la estrategia de introducción al mercado brasileño “estará basada en grandes distribuidores y con los pies sobre la tierra”. Si bien “sabemos que es un mercado que puede tener una gran demanda, eso implica determinados riesgos”, por lo cual “seremos muy medidos con las ambiciones, y lo haremos de manera firme, sin sumar riesgos”, sostuvo.
En tal sentido, dijo que “queremos participar de ese mercado, y llevamos muchos años preparando esta llegada, pero lo haremos como se ha hecho en otros mercados importantes”.

Informó que hoy la capacidad industrial de Proquimur permite afrontar el desafío que marca Brasil, y para algunos productos, como los hormiguicidas, que puede ver incrementada su demanda, se está desarrollando un proyecto de ampliación industrial.

“Ojalá que las oportunidades del mercado nos inviten a tomar riesgos en materia de producción, que lleve a nuevas inversiones para crecer”, expresó.

Para Proquimur la exportación durante el ejercicio 2024-2025 tuvo un comportamiento “muy bueno” en términos de volumen, participación y nuevos productos, indicó Bazzino.

Paraguay y Argentina
Proquimur exporta el 40% de su producción. Opera de manera consolidada en Paraguay, y continúa creciendo en Argentina, con las dificultades de ese mercado, pero con buenas expectativas. Con la liberación del dólar, a priori, se espera que se terminen de cobrar las cuentas generadas antes de la asunción de Javier Milei, por lo cual “es una buena noticia”.
Indicó que en el actual período de gobierno en Argentina también hubo algunas situaciones complejas para la cobranza, pero más vinculadas con el comportamiento del propio mercado, y no con cuestiones de acceso a los dólares para poder pagar.
El sector de los insumos en Argentina atraviesa una situación desafiante, generado por los cambios económicos registrados y por cuestiones propias del mercado. En ese contexto, Bazzino sostiene que “puede haber oportunidades” para una empresa como Proquimur, como para cualquier empresa industrial uruguaya que quiera participar de mercados importantes.
“Hoy Argentina para nosotros es un mercado muy importante, y ojalá logre consolidarse y tener tranquilidad para trabajar, que es una de las cosas que se destacan de Uruguay”, comentó el ejecutivo.

Mercado uruguayo
Bazzino consideró que es un momento “para tener mucha cautela, debemos ser pacientes, porque vivimos un escenario muy volátil”. Dijo que se espera cerrar un “buen año” agrícola, que había comenzado de manera “muy difícil”. Planteó que “lo más importante es que el productor pueda culminar con buenas cosechas y buenos niveles productivos, porque eso genera cambios de cara al futuro, desde el ánimo hasta la planificación, que impacta en el dinamismo del negocio”, afirmó.
El ejercicio 2024-2025 tuvo precios “sensiblemente más bajos” para los agroquímicos, de entre “15% y 20%” frente a los registrados en el ciclo precedente. “Las empresas de agroquímicos tuvimos que trabajar con precios muy bajos y en muchos casos con inventarios comprados a valores más altos. Hubo momentos que para participar del mercado hubo que adecuarse y resignar dinero. Fue un año complejo. Si bien se esperaba una reacción en los precios, eso no pasó, lo que puede haber generado alguna situación preocupante en el sector”, señaló.

En el caso particular de Proquimur indicó que “cerraremos un buen año”, con las características propias que tuvo el sector de los fitosanitarios. Para llegar a los valores de facturación de 2023-2024 “se tenía que vender más volumen, porque la baja de precios fue muy importante”, puntualizó.

La zafra de verano registró “ventas similares” a las de campañas anteriores, “salvo algún fungicida puntual, que tuvo mayor participación”, indicó. En invierno “hubo menos ventas”, porque los cultivos tuvieron un “muy buen comportamiento sanitario”.

A su vez, “la venta estuvo contra la demanda de uso, una situación distinta a la registrada en años anteriores”, acotó el director comercial de Proquimur.

Los precios
Por el momento, la guerra arancelaria “no ha generado reacción en los precios” a nivel general, y “aun no hay un análisis claro” de cómo repercutirá en el mercado. Desde las compañías chinas “se marca la necesidad” de una reacción en los precios, porque a nivel industrial “no se puede trabajar” con los actuales valores.
Bazzino indicó que hubo movimientos en los precios de algunos productos, como el Clethodim, que presenta inconvenientes de disponibilidad en el mercado, pero “no podemos saber si será firme y permanecerá en el tiempo”, comentó.
También dijo que los valores de los fitosanitarios a nivel global responden al escenario existente de oferta y demanda. Luego del Covid, en China se amplió la capacidad de producción de agroquímicos para generar mayores recursos y en el mundo bajó la demanda. “Las empresas están con inventarios más cortos, lo que ha provocado un sobrestock de productos, que lleva a una depresión de los precios”, puntualizó.
Se está hablando de acuerdos entre fabricantes de determinadas moléculas, también de industrias que han bajado su producción y, a la vez, aparecen las exigencias ambientales del gobierno chino, que generan que algunos fabricantes tengan que limitar los volúmenes producidos. “Hoy no hay nada que permita augurar una situación clara, que lleve a una recuperación de los valores”, explicó.

El director comercial de Proquimur comentó que estuvo en China en marzo, y en ese momento “hablaban de lo bajo que estaban los fletes y que a partir de mayo o junio podrían comenzar a subir”. Ahora, con la guerra comercial, “los fletes marítimos seguramente bajen sus cotizaciones”, analizó. De todos modos, admitió que el panorama “no está claro, ni firme, salvo en moléculas puntuales”.

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El PBI agropecuario tiene potencial para crecer en US$ 1.800 millones

By Cristina Fumero,

Se alcanzaría si Uruguay explotara todos sus recursos al máximo, señaló el consultor Diego Varalla, director de Apeo; planteó que se puede marcar 75% o 78% de terneros

El producto bruto agropecuario de Uruguay aumentaría de US$ 4.800 millones a US$ 6.600 millones si se explotaran todos sus recursos al máximo en forestación, agricultura y pasturas, señaló el consultor Diego Varalla, director de Apeo, aunque admitió que esos máximos difícilmente se puedan lograr. 

Durante su participación en la jornada Angus Day, organizada por la Sociedad de Criadores de Aberdeen Angus del Uruguay el lunes 17 de marzo, explicó que este potencial del uso del suelo se desprende de un análisis estático, donde las relaciones de precios no cambian. 

Destacó que Uruguay tiene potencial agroecológico para crecer en agricultura, pasturas y forestación, que son los rubros que generan más producto bruto por hectárea respecto a un sistema ganadero tradicional, sobre campo natural. “Así como en 1970 parecía inviable tener la superficie de pasturas, agricultura y árboles que tenemos hoy, en 2025 podemos pensar en que tenemos ese potencial para crecer y podemos llegar. Lentamente Uruguay viene transitando el camino de la intensificación de sus recursos”, valoró.

Ganadería

Uruguay produce 88 kilos de carne por hectárea en promedio, y aplicando las tecnologías actuales, sin modificar el uso del suelo, puede llegar a 108 kilos por hectárea, que significa un aumento del 22%, afirmó Varalla. Y planteó que aumentando los niveles de producción “hay lugar para todos”, en referencia a la exportación en pie, a la faena, a la agricultura y a la forestación.

También afirmó que en Uruguay se puede marcar 75% o 78% de terneros, que son los niveles que alcanzan las empresas que integran la Federación Uruguaya de Grupos Crea (Furea). Aseguró que en Uruguay “hacer las cosas bien paga”, y que hay una transferencia de precios “casi perfecta” entre los diferentes eslabones de la cadena cárnica. 

El ingeniero agrónomo recordó que desde 1995 el peso promedio de las vacas en Uruguay aumentó de 400 a 465 kilos. En aquel entonces había una gran variabilidad en las preñeces pero, a partir de la habilitación de la exportación de ganado en pie y con la adopción de tecnologías como el destete precoz y el destete temporario, el porcentaje de marcación creció y luego se estabilizó en 67%.

También señaló que hace 20 años los fenómenos climáticos afectaban mucho más el resultado de las preñeces, y valoró que subieron los mínimos de marcación. 

Relaciones de precios

Varalla graficó el equilibrio de las relaciones de precios al señalar que el valor que recibe el productor por el ganado gordo está apenas US$ 0,03 por kilo por debajo del que debería y, por lo tanto, lo consideró “genuino”. Así como el ternero, que está US$ 0,07 arriba de su relación con el novillo gordo. “Está apenas inflado, considerando la coyuntura de abundancia de pasto”, dijo. También analizó que el escenario de precios marca que los criadores deberían ir absorbiendo los campos de los invernadores ineficientes. 

Agregó que “es súper seguro” tener 30% o 40% del área con pasturas mejoradas en Uruguay, y afirmó que “los precios no te van a hacer echar para atrás”. Analizó que por esa razón aumentó el área de pasturas en el país, porque “el productor es inteligente”. 

Las variables de mayor impacto

Varalla se refirió a cinco variables que considera como las de mayor impacto en la cría. La primera es tener más vacas de cría por hectárea; la segunda es que al criador “lo que le mueve la aguja es la cantidad de kilos de vaca que vende”; en tercer lugar se refirió al porcentaje de marcación; en cuarto lugar al precio del ternero; y como quinto punto indicó el precio de la ternera.

Sobre el primer punto, valoró que el número de vacas entoradas por hectárea creció, a pesar de que el sector perdió un área importante frente a la forestación y a la agricultura. Señaló que hoy se entoran 0,34 vacas por hectárea, cuando hace 20 años eran 0,20 vacas por hectárea.

A propósito del segundo ítem, dijo que “hay que estar más contento porque la vaca vale US$ 2 que porque el ternero vale US$ 3,15”. Explicó que el 59% de los kilos que vende un sistema criador con 80% de preñez corresponde a vacas y, por lo tanto, “cuanto más sube el precio de la vaca, más impacta en el sistema criador”, remarcó. 

Salida de machos del sistema

El 57% de los machos que salen del sistema ganadero se va a faena, 20% a corrales, 20% para la exportación en pie y 7% muere en el predio. En total son 1,5 millones de cabezas. 

En los últimos años se encontraron oferta y demanda, con 2,8 millones de terneros, obteniéndose 67% de marcación con 4,2 millones de vacas de cría. Varalla analizó que si la marcación fuera del 75% se necesitarían 3,75 millones de vacas de cría.

Los activos y su valorización

El 75% del activo de una empresa ganadera es la tierra, el 20% la hacienda y 5% el capital efectivo para funcionar. El valor de la tierra se compone del mercado y también por el valor operativo. En los últimos 10 años la valorización de la tierra fue 0%, y esto hace que el resultado operativo sea importante. Pero también señaló que en los últimos 20 años la tierra tuvo una valorización anual promedio de 9%. 

El promedio de rentabilidad móvil de la tierra es de 7% en 10 años, desde la década de 1970. En esos 50 años el negocio por tenencia en general es mayor a cero y menor a 7,5%. 

Por otra parte, considerando los resultados por tenencia, la valorización del ganado en los últimos 10 años fue de 5,6%. El valor del stock criador en Uruguay crece al 7%, mientras que el de la hacienda –en general– crece a una tasa de 5% anual.

Varalla analizó que cada vez hay menos vaquillonas de más de 2 años y más de 1 a 2 años. Y señaló que la eficiencia de la recría y la demanda de los corrales hicieron que la estructura de hembras jóvenes sea mayor.

El ingeniero agrónomo comentó que en Uruguay el 50% de los entores se realizan en hembras de 3 años, pero enfatizó que la cría tiene mejor resultado económico si se entoran hembras más jóvenes, aún considerando los costos de suplementación. 

También subrayó que preñar más genera un mayor resultado económico en las empresas criadoras. En tal sentido, aconsejó a recriar mejor, entorar más temprano y preñar más.

Aprendizajes

El consultor también se refirió a los aprendizajes en estos años de trabajo con las empresas que asesora Apeo. El primero fue que a mayor producción de carne, mayor margen bruto. El otro fue que más pasturas equivalen a mayor producción. El tercero, que el agua en la parcela también permite aumentar la producción. Y el cuarto, tener un sistema ganadero definido. 

Sobre este último punto, explicó que no es necesario andar atrás de los precios de compra o de venta, sino que es más importante “cosechar mejor el pasto”. 

Detalló que el valor del kilo producido es de US$ 2, “de los más altos de la historia, pero no puedo dejar de producir porque hay relaciones de precios justas con la carne”. Insistió en que a más producción de carne, mayor es el margen bruto, algo que lo demostró Giprocar, lo confirmó Fucrea y también Apeo. 

“Siendo el gurú del mercado no logras sistemáticamente resultados altos. La variabilidad está en producir más, de manera eficiente, cosechando pasto”, subrayó. 

El director de Apeo analizó que algo que está pasando es que “el ingreso de capital no da para todo”, y “por eso el crecimiento es lento”. Y sostuvo que “el 92% de la variabilidad del precio de la tierra depende del producto bruto que generamos”.

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Maíz bajo riego logró diferencial de 7.000 kilos frente a los sembrados en secano

By Cristina Fumero,

“No quedó equipo sin funcionar” en esta zafra de verano para regar las chacras, dijo a VERDE el gerente de la división riego de Corporación de Maquinaria, Felipe Lecueder

La utilización de sistemas de riego en las chacras pasó a jugar un papel clave en la producción agrícola uruguaya, con resultados significativos en la cosecha, que fueron favorecidos por el factor climático y otros aspectos. “Todos los años son diferentes, y se plantean de forma diferente”, dijo a VERDE el gerente de la división riego de Corporación de Maquinaria, Felipe Lecueder.

Señaló que una vez más la zafra inició “registrando riegos significativos en cultivos de invierno, en primavera se presentaron secas por momentos, o después de alguna aplicación de fertilizantes, donde se utiliza el sistema de riego para generar ese plus” de productividad.

Y después, en la zafra de verano, al considerar los resultados y los balances hídricos, “se notaron claramente los cultivos regados en diciembre y enero”, que fue el foco de las necesidades de riego, “sobre todo en maíz de primera, que es lo que está dando “mayores diferenciales de rendimiento”, destacó. 

Al respecto, Lecueder dijo que el rinde del cultivo de primera regado ha obtenido “entre 7.000 y 7.500 kilos por hectárea de diferencia” en comparación con el maíz de secano. Puntualizó que esos son los “datos preliminares que tenemos de rendimiento de una cosecha que se está desarrollando en estos días”. 

“Por cómo se presentó el año y los registros de lluvias, esta fue de las zafras en que los cultivos se regaron muy bien, y que el período crítico coincidió con una época de pocas lluvias, que es cuando se registran los mayores diferenciales de rendimiento”, explicó. 

Y comparó que eso “no ocurrió en soja de primera y de segunda, ni en maíces de segunda, porque se registraron lluvias importantes y muy importantes, sobre todo en febrero en el litoral-sur del país. Eso permitió que los cultivos tengan el excelente estado que hoy vemos en el campo, tanto en las chacras con riego como sin riego. Esto permite avizorar una muy buena cosecha”.

Pero señaló que en soja “no hay tanto diferencial de rendimiento entre cultivos regados y no regados”. 

Consultado respecto a si todos los sistemas de riego independientemente de la zona tuvieron que ser utilizados o alguna región pudo sortear esta situación climática en parte del verano, Lecueder respondió que “todos los sistemas fueron utilizados en esa época, que es la de mayor demanda atmosférica y de los cultivos”. 

“No quedó equipo sin funcionar en ese momento, y fue la época más crítica de la zafra, donde realmente no se podía parar de regar”, sostuvo.  

Tecnologías combinadas

En cuanto al grado de utilización de esta tecnología, el técnico de Corporación de Maquinaria comentó que “no se registran grandes volúmenes de riego en términos de milímetros aplicados totales”, específicamente en el litoral, donde llovió en febrero. 

Eso permitió que “los maíces tengan entre 250 y 300 milímetros regados”. Señaló que “no hay valores tan altos milímetros regados en la zafra”, porque “se pudo compensar con un febrero más lluvioso, en un momento clave y concentrado del período de cultivo”. 

Entre los principales beneficios del riego, Lecueder valoró la importancia de “tener la seguridad de contar con el agua cuando más se la precisa”, considerando que “a veces la rotación y la lógica productiva de cada campo hace que haya más componente de maíz de primera o doble cultivo en algunos sistemas”. 

“Independientemente de eso, y de cómo se presente la zafra y cuándo caigan los períodos más lluviosos o más secos, lo importante es contar con una herramienta que permita asegurar determinada fecha de siembra, ser más eficiente en la aplicación de algunos fertilizantes a través de los equipos, o por la posibilidad de aplicar una orilla y después regar”, planteó.

Lecueder dijo que “hay un montón de tecnología de cultivo asociada”, que al estar “combinadas” permiten “explorar potenciales” que hoy los productores agrícolas están recogiendo en el campo.

Todo eso supone una ganancia en resultados económicos y productivos, pero también en conocimiento para quienes se dedican a la agricultura, sin olvidar la necesidad de mejorar en la productividad de los cultivos.

Nota de Revista Verde N°121

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Las perspectivas y propuestas para optimizar el ecosistema Agtech

By Cristina Fumero,

América Latina y el Caribe “tienen enorme potencial”, pero “necesitan más articulación” entre actores, financiamiento adaptado y estrategias inclusivas de adopción tecnológica

La digitalización en la agricultura es clave para la competitividad y sostenibilidad del sector agroalimentario en América Latina. Sin embargo, el ecosistema Agtech enfrenta barreras estructurales, como desconexión entre actores públicos y privados, falta de modelos de financiamiento adaptados, brechas de infraestructura y dificultades de los productores para adoptar nuevas tecnologías. 

Este informe analiza los desafíos y oportunidades para optimizar el ecosistema Agtech y dinamizar la digitalización, proponiendo recomendaciones estratégicas para mejorar la articulación, fomentar la adopción y garantizar un desarrollo responsable de la transformación digital agropecuaria. Se basa en ideas y conceptos planteados en diferentes ediciones de la Semana de la Agricultura Digital del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que reunió una gran diversidad de actores involucrados a la innovación digital en el sector agropecuario.

Diagnóstico del ecosistema Agtech

En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe la digitalización del agro carece de una estrategia gubernamental clara, y se fragmenta entre diferentes ministerios (agricultura, economía, telecomunicaciones), lo que genera falta de coordinación y limita el acceso de las Agtech a información clave, financiamiento y espacios de colaboración pública. 

Una de las características de los ecosistemas Agtech en la región es la desarticulación institucional, especialmente con instituciones cuya naturaleza dista del sector agropecuario, como telecomunicaciones y economía, y entre diversos ámbitos como el público, privado, académico y organismos internacionales. 

Esta fragmentación se traduce en el desarrollo de soluciones en paralelo, sin complementariedad, donde muchos ministerios e institutos diseñan herramientas digitales sin considerar las Agtech existentes. Aunque tanto el sector público como el privado pueden generar innovaciones relevantes y sostenibles, es esencial promover complementariedad y sinergias. Además, la promoción pública de la innovación digital agropecuaria es escasa: una encuesta realizada en 2024, durante la Semana de la Agricultura Digital, reveló que el 33% de las Agtech reportó que ninguna política ha influido en su desarrollo.

Innovación y financiamiento adecuados

La creación de valor y el financiamiento son aspectos críticos para la evolución de las Agtech y el desarrollo de soluciones sostenibles adaptadas a la diversidad agrícola regional. Aunque el modelo de capital de riesgo estilo Silicon Valley ha sido exitoso en otras industrias, su foco en retornos rápidos y escalabilidad inmediata no se ajusta al agro. Las Agtech requieren largos períodos de desarrollo, prueba, adaptación y validación en campo antes de comercializarse. 

El financiamiento también depende de una propuesta de valor clara, que no siempre se presenta de forma evidente. En este contexto, las Agtech deben evaluar si el modelo de Silicon Valley se adapta a su realidad o si conviene explorar otros esquemas. Entre las alternativas emergen el capital mixto o “paciente”, que combina recursos públicos y privados con expectativas de retorno realistas, alineadas al ritmo de adopción agropecuario; los fondos promovidos por productores y asociaciones, como el caso de Innventure, impulsado por Aapresid; y mecanismos para reducir riesgos de adopción mediante incentivos económicos, regulatorios o sociales, que aseguren viabilidad y accesibilidad para los productores.

El rol de los institutos de investigación

Los institutos nacionales de investigación agropecuaria, como INIA e INTA, desempeñan un papel fundamental en la generación de conocimiento y tecnologías, aunque deben reconfigurarse ante la irrupción de startups, fondos de inversión y aceleradoras en el ecosistema Agtech. 

Estos institutos tienen funciones clave, como la validación y certificación de tecnologías, ofreciendo respaldo institucional que facilita la adopción. También brindan apoyo técnico para adaptar las soluciones digitales al contexto agropecuario, mentorean y cocrean tecnologías con emprendedores, y suplen vacíos de mercado, desarrollando herramientas esenciales para segmentos productivos que el sector privado no atiende por limitaciones comerciales. 

En la región varios institutos han conformado redes y proyectos, como la Red Iberoamericana para la Digitalización de la Agricultura y la Ganadería, o iniciativas del Programa Cooperativo para el Desarrollo Tecnológico Agroalimentario y AgroIndustrial del Cono Sur (Procisur), que promueven acciones estratégicas como la creación de protocolos para validación de Agtech y laboratorios vivos para evaluación tecnológica.

Innovación responsable y socioética

La transformación digital del agro debe considerar no solo los impactos económicos, sino también los sociales. Sin una estrategia integral pueden surgir efectos adversos, como la exclusión de productores con baja alfabetización digital o sin acceso a conectividad, y un aumento de costos sin beneficios tangibles. 

Para avanzar en una innovación integradora es fundamental asegurar la interoperabilidad tecnológica, garantizando que dispositivos y servicios se conecten entre sí, evitando la dependencia de pocos proveedores. También es clave diseñar productos que no solo digitalicen procesos convencionales, sino que impulsen modelos sostenibles de producción y buenas prácticas, como el manejo eficiente de insumos y la conservación de la biodiversidad. 

Además, deben evaluarse los efectos secundarios de la digitalización sobre la equidad y el acceso a tecnología.

Recomendaciones estratégicas

Para construir un ecosistema Agtech sostenible se requiere colaboración efectiva entre actores públicos y privados, que fortalezca tanto la oferta como la demanda informada y capacitada. Se precisa un enfoque de innovación responsable que atienda problemas concretos del agro y prevea riesgos sociales y ambientales. 

Las condiciones habilitantes para la adopción tecnológica no se limitan a disponer de soluciones avanzadas, sino a mejorar los factores que permiten su implementación. Esto implica formar habilidades digitales en productores, técnicos e ingenieros agrónomos; promover conectividad en zonas rurales dispersas, mediante infraestructura o tecnologías alternativas; e integrar el conocimiento tradicional de los productores con herramientas digitales basadas en datos. 

Al mismo tiempo, es necesario fortalecer la propuesta de valor de las Agtech, asegurando que sus soluciones sean funcionales, operen en contextos de infraestructura limitada y respondan a problemas reales. Algunas estrategias eficaces incluyen el codesarrollo con productores, el uso de plataformas de acceso masivo como WhatsApp o SMS, el diseño de tecnologías robustas y reparables localmente, y la colaboración con asesores técnicos e institutos de investigación para adaptar productos a realidades productivas concretas.

En la formulación de políticas públicas los ministerios de agricultura deben liderar la digitalización agropecuaria, evitando la dispersión entre carteras. Se recomienda establecer agendas sectoriales claras, como en Brasil; generar vínculos institucionales con el ecosistema Agtech; implementar instrumentos como la compra pública de innovación y fondos concursables con criterios de articulación entre actores; y promover una digitalización responsable, desde políticas e institutos. 

Y se requiere diversificar modelos de financiamiento. La digitalización del agro necesita mecanismos adecuados a sus tiempos y ciclos. Algunas opciones incluyen fondos sectoriales respaldados por productores y cooperativas, modelos de inversión por etapas, que reduzcan la presión de escalamiento inmediato, y créditos con apoyo técnico para facilitar la adopción por pequeños y medianos agricultores.

Conclusión

El ecosistema Agtech en América Latina y el Caribe tiene un enorme potencial, pero necesita mayor articulación entre actores, financiamiento adaptado y estrategias inclusivas de adopción tecnológica. 

La región combina ventajas únicas: alta capacidad productiva, biodiversidad, redes públicas de investigación y una comunidad creciente de emprendimientos Agtech. Con una mayor colaboración público-privada, políticas claras y modelos financieros sostenibles, es posible consolidar un entorno propicio para la innovación agropecuaria regional.

Autores: Laurens Klerkx (Universidad de Talca, Chile | Wageningen University, Países Bajos), Federico Bert (IICA, Costa Rica), Andrea Gardeazabal (CIMMYT, México), Jenny Melo (Huella Delta, Colombia), Mónica Rodrigues y Octavio Sotomayor (CEPAL, Chile), Carlos Ruíz Macho y Alice Alcántara Gomes Lima (IICA, Costa Rica).

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Lluvias fueron claves para una zafra récord que se acerca a los 4 millones de toneladas de soja

By Cristina Fumero,

La mayoría de los actores cree que el rendimiento se ubicará en unos 3.000 kg/ha, sustentado en precipitaciones, luz y temperatura. La lluvia es algo bueno, así es el nombre de una canción de Luke Bryan, que dice: “Mi papá pasó su vida mirando al cielo, maldiciendo, pateando el polvo, diciéndome hijo, está demasiado seco. En la ciudad se nubla, el meteorólogo se queja. Pero de donde yo vengo, la lluvia es algo bueno. La lluvia hace crecer el maíz”. 

Salvo excepciones, en esta zafra de verano la lluvia no faltó en Uruguay. Según los datos reportados por Smartway, el promedio acumulado de lluvias en el área sembrada de soja fue de 638 milímetros (mm), desde la siembra hasta la cosecha. Entre los registros máximos se destacan 700 mm en Paysandú, 680 mm en Soriano, 660 mm en Flores y 650 mm en Río Negro, con valores también relevantes en Colonia y Durazno. 

En contrapartida, Andrés Feuer, de Smartway, advirtió que en departamentos como Canelones y San José las precipitaciones fueron “bastante inferiores”, con apenas 435 mm en el primero, lo que impactó negativamente en los rendimientos. Tanto los excesos como los déficits de lluvias afectaron la productividad. Dado que “en parte de Paysandú se vieron comprometidas las condiciones de siembra y el desarrollo de los cultivos por el momento en que ocurrieron las precipitaciones”.

En 2011, cuando el país no tenía 10 años de historia con el cultivo de soja, en el nuevo esquema agrícola, VERDE realizó un relevamiento con los principales referentes para saber cuáles eran los elementos que impedían un crecimiento del rinde promedio nacional, que no llegaba a 2.000 kilos por hectárea (kg/ha).  En ese momento, el asesor agrícola Federico Ritorni, respondió: “Tu pregunta en los últimos años es ¿qué se debe hacer para tener más rinde? Y mi respuesta recurrente es: hacer llover”. 

Y esto en los últimos ha quedado bastante marcado. Nuestros mejores suelos acumulan de 150 a 160 mm, y la demanda de la soja es de unos 400 mm. Por lo que el éxito pasa por que llueva durante el ciclo, y con una distribución que satisfaga las necesidades del cultivo. La soja no es un cultivo sencillo. Uruguay tiene un clima mediterráneo y los suelos hasta en la zona agrícola tienen muchas variaciones. Entonces, la agricultura uruguaya es “aguadependiente”, dijo entonces Ritorni. 

Y con agua fue otra cosa. La zafra 2024-2025, que tuvo una superficie de 1,26 millones de hectáreas. Según Estadísticas Agropecuarias, oficina del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), puede marcar un doble récord para la producción de soja: a nivel país y en rendimiento promedio por hectárea. 

Con un avance de cosecha que se aproxima al 80% del área, la mayoría de los actores considera que el rendimiento promedio se ubicaría en torno a los 3.000 kg/ha, sustentado en las lluvias de mediados de enero hacia adelante, sumadas a la temperatura, luminosidad y humedad en marzo y abril. La fecha de siembra también fue clave.

Si el país logra consolidar un rendimiento promedio cercano a los 3.000 kg/ha puede marcar una productividad récord, y también un volumen total histórico, ya que podría superar los 3,7 millones de toneladas (Mt), cifra que solo se alcanzó en las zafras 2012-2013 y 2013-2014.

En esas campañas Uruguay tuvo sus picos de crecimiento en la producción de soja, con volúmenes superiores a 3,5 Mt. En 2012-2013 se alcanzaron 3,70 Mt, con una superficie sembrada de 1,4 millones de hectáreas y un rendimiento promedio de 2.634 kg/ha. En 2013-2014, la producción fue estimada en 3,67 Mt, sobre 1,5 millones de hectáreas sembradas, con un rinde de 2.450 kg/ha, según datos de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), del MGAP.

En cambio, las campañas 2016-2017 y 2018-2019 se destacaron por sus altos rendimientos por hectárea, que marcaron nuevos récords productivos. En 2016-2017 se logró un récord histórico de 2.951 kg/ha, con una superficie estimada en 1,2 millones de hectáreas y una producción ajustada de 3,5 Mt. En 2018-2019, el rendimiento fue de 2.928 kg/ha, con una superficie sembrada de 1 millón de hectáreas y una producción total de 2,92 Mt.

LOGÍSTICA

Uno de los temas que generaba preocupación antes de la cosecha era la logística. El responsable de la producción agrícola de ADP, Diego Guigou, reconoció que estaba previsto que, por el volumen y la capacidad de trabajo, faltarían camiones y que sería necesario tomar medidas complementarias, como “no ir a puerto”, dejar el grano en plantas de silos y embolsar, para “descomprimir”. 

En tanto, Pablo Engelhardt director de Nuevo Surco, comentó que “la logística estuvo tensa, pero no llegó a quebrar, porque las plantas de silo no trancaban; al no llegar demasiada mercadería con altos niveles de humedad, los camiones descargaban rápido”. 

Desde ahora (mediados de mayo) la actividad se centrará en culminar la cosecha y ver la evolución comercial, dado que la mitad de la cosecha, que algunos operadores la estiman entre 3,8 y 3,9 Mt, no ha sido comercializada, lo que impacta en el programa de buques y en el movimiento de las primas. 

En un contexto donde influyen varios elementos, si bien el embolsado jugó papel protagónico, las plantas de acopio están llenas y se incrementan las tarifas. Hay una oferta muy grande de soja en la región, y el sector exportador está en la búsqueda de nuevos mercados para la soja uruguaya. Además, un actor relevante, como la Reserva de Granos de China, protagonista en demanda y precios, no ha operado en el mercado uruguayo. Y otro aspecto a considerar es la suba de los peajes para los barcos que salen desde Nueva Palmira, Colonia.

EL MERCADO

Desde una perspectiva estructural la soja atraviesa un escenario de mercado pesado, con una oferta global abundante. Sin embargo, no se descartan oportunidades si se presentan dificultades en la campaña estadounidense, señaló Nicolás Udaquiola, director de AZ Group.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) estima que esta zafra perderá cerca de 1 millón de hectáreas, cifra que ya representa un recorte significativo. A esto se suma la volatilidad climática, que siempre genera incertidumbre”, indicó. Esa combinación de factores podría generar “ruido” en la oferta y abrir ventanas de oportunidad, aunque advirtió que la demanda también está mostrando un comportamiento distinto.

China continúa siendo el principal actor del lado comprador, pero ha modificado su estrategia, y busca intervenir con menor impacto en los mercados. “Esa actitud ya fue clara en otros cultivos, como el sorgo, el trigo o el maíz, donde su presencia fue menos visible. En soja también necesita abastecerse, pero lo hace con una postura distinta. No desaparece del mercado, pero actúa de forma más selectiva, eligiendo bien cuándo y dónde comprar”, explicó el consultor. Es una lógica de “activo, pero selectivo”, que evita anticiparse a las cosechas y espera los momentos de mayor disponibilidad para ingresar con fuerza al mercado.

Analizó que ese comportamiento, predominante en los últimos años, probablemente se mantenga, en tanto no haya alteraciones productivas. “Si aparecen ruidos climáticos, desvíos en la superficie sembrada o complicaciones logísticas, eso podría acelerar la toma de decisiones y modificar el ritmo de las compras. Pero en condiciones normales la demanda seguirá esa lógica de eficiencia, esperando el momento adecuado para actuar, buscando mejores condiciones comerciales”, evaluó Udaquiola.

PRECIOS VOLÁTILES Y POCA VENTA

En cuanto a los precios, el director de AZ Group afirmó que se observa un escenario de fuerte volatilidad, aunque dentro de rangos relativamente acotados. “Eso no permite alcanzar valores objetivos, que activen una mayor dinámica comercial. Por eso el productor vende poco: siempre parece faltar un poco más de valor en el producto disponible”, explicó.

De cara al próximo trimestre, el director de AZ Group prevé una mayor volatilidad, impulsada por la debilidad del dólar, las condiciones climáticas en Estados Unidos y otras variables globales. “Ese contexto podría ofrecer oportunidades de corto plazo, sin grandes saltos, tanto para decidir sobre el grano disponible que se está cosechando, como para evaluar los números del negocio hacia la nueva campaña”, sostuvo.

La nueva campaña ya comenzó en Estados Unidos, donde la siembra está en marcha. En Brasil y Paraguay no se esperan recortes de superficie, pero sí se prevé una caída del área sembrada en Estados Unidos, así como una reducción en Argentina, tras una zafra en la que se sembró bastante más. “Desde ese punto de vista, el clima volverá a aportar volatilidad, pero no se observa por ahora una demanda que ajuste significativamente los stocks”, concluyó.

Redacción: Ruben Silvera – Revista Verde N°121

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