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Las perspectivas y propuestas para optimizar el ecosistema Agtech

10 de junio de 2025

América Latina y el Caribe “tienen enorme potencial”, pero “necesitan más articulación” entre actores, financiamiento adaptado y estrategias inclusivas de adopción tecnológica

La digitalización en la agricultura es clave para la competitividad y sostenibilidad del sector agroalimentario en América Latina. Sin embargo, el ecosistema Agtech enfrenta barreras estructurales, como desconexión entre actores públicos y privados, falta de modelos de financiamiento adaptados, brechas de infraestructura y dificultades de los productores para adoptar nuevas tecnologías. 

Este informe analiza los desafíos y oportunidades para optimizar el ecosistema Agtech y dinamizar la digitalización, proponiendo recomendaciones estratégicas para mejorar la articulación, fomentar la adopción y garantizar un desarrollo responsable de la transformación digital agropecuaria. Se basa en ideas y conceptos planteados en diferentes ediciones de la Semana de la Agricultura Digital del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que reunió una gran diversidad de actores involucrados a la innovación digital en el sector agropecuario.

Diagnóstico del ecosistema Agtech

En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe la digitalización del agro carece de una estrategia gubernamental clara, y se fragmenta entre diferentes ministerios (agricultura, economía, telecomunicaciones), lo que genera falta de coordinación y limita el acceso de las Agtech a información clave, financiamiento y espacios de colaboración pública. 

Una de las características de los ecosistemas Agtech en la región es la desarticulación institucional, especialmente con instituciones cuya naturaleza dista del sector agropecuario, como telecomunicaciones y economía, y entre diversos ámbitos como el público, privado, académico y organismos internacionales. 

Esta fragmentación se traduce en el desarrollo de soluciones en paralelo, sin complementariedad, donde muchos ministerios e institutos diseñan herramientas digitales sin considerar las Agtech existentes. Aunque tanto el sector público como el privado pueden generar innovaciones relevantes y sostenibles, es esencial promover complementariedad y sinergias. Además, la promoción pública de la innovación digital agropecuaria es escasa: una encuesta realizada en 2024, durante la Semana de la Agricultura Digital, reveló que el 33% de las Agtech reportó que ninguna política ha influido en su desarrollo.

Innovación y financiamiento adecuados

La creación de valor y el financiamiento son aspectos críticos para la evolución de las Agtech y el desarrollo de soluciones sostenibles adaptadas a la diversidad agrícola regional. Aunque el modelo de capital de riesgo estilo Silicon Valley ha sido exitoso en otras industrias, su foco en retornos rápidos y escalabilidad inmediata no se ajusta al agro. Las Agtech requieren largos períodos de desarrollo, prueba, adaptación y validación en campo antes de comercializarse. 

El financiamiento también depende de una propuesta de valor clara, que no siempre se presenta de forma evidente. En este contexto, las Agtech deben evaluar si el modelo de Silicon Valley se adapta a su realidad o si conviene explorar otros esquemas. Entre las alternativas emergen el capital mixto o “paciente”, que combina recursos públicos y privados con expectativas de retorno realistas, alineadas al ritmo de adopción agropecuario; los fondos promovidos por productores y asociaciones, como el caso de Innventure, impulsado por Aapresid; y mecanismos para reducir riesgos de adopción mediante incentivos económicos, regulatorios o sociales, que aseguren viabilidad y accesibilidad para los productores.

El rol de los institutos de investigación

Los institutos nacionales de investigación agropecuaria, como INIA e INTA, desempeñan un papel fundamental en la generación de conocimiento y tecnologías, aunque deben reconfigurarse ante la irrupción de startups, fondos de inversión y aceleradoras en el ecosistema Agtech. 

Estos institutos tienen funciones clave, como la validación y certificación de tecnologías, ofreciendo respaldo institucional que facilita la adopción. También brindan apoyo técnico para adaptar las soluciones digitales al contexto agropecuario, mentorean y cocrean tecnologías con emprendedores, y suplen vacíos de mercado, desarrollando herramientas esenciales para segmentos productivos que el sector privado no atiende por limitaciones comerciales. 

En la región varios institutos han conformado redes y proyectos, como la Red Iberoamericana para la Digitalización de la Agricultura y la Ganadería, o iniciativas del Programa Cooperativo para el Desarrollo Tecnológico Agroalimentario y AgroIndustrial del Cono Sur (Procisur), que promueven acciones estratégicas como la creación de protocolos para validación de Agtech y laboratorios vivos para evaluación tecnológica.

Innovación responsable y socioética

La transformación digital del agro debe considerar no solo los impactos económicos, sino también los sociales. Sin una estrategia integral pueden surgir efectos adversos, como la exclusión de productores con baja alfabetización digital o sin acceso a conectividad, y un aumento de costos sin beneficios tangibles. 

Para avanzar en una innovación integradora es fundamental asegurar la interoperabilidad tecnológica, garantizando que dispositivos y servicios se conecten entre sí, evitando la dependencia de pocos proveedores. También es clave diseñar productos que no solo digitalicen procesos convencionales, sino que impulsen modelos sostenibles de producción y buenas prácticas, como el manejo eficiente de insumos y la conservación de la biodiversidad. 

Además, deben evaluarse los efectos secundarios de la digitalización sobre la equidad y el acceso a tecnología.

Recomendaciones estratégicas

Para construir un ecosistema Agtech sostenible se requiere colaboración efectiva entre actores públicos y privados, que fortalezca tanto la oferta como la demanda informada y capacitada. Se precisa un enfoque de innovación responsable que atienda problemas concretos del agro y prevea riesgos sociales y ambientales. 

Las condiciones habilitantes para la adopción tecnológica no se limitan a disponer de soluciones avanzadas, sino a mejorar los factores que permiten su implementación. Esto implica formar habilidades digitales en productores, técnicos e ingenieros agrónomos; promover conectividad en zonas rurales dispersas, mediante infraestructura o tecnologías alternativas; e integrar el conocimiento tradicional de los productores con herramientas digitales basadas en datos. 

Al mismo tiempo, es necesario fortalecer la propuesta de valor de las Agtech, asegurando que sus soluciones sean funcionales, operen en contextos de infraestructura limitada y respondan a problemas reales. Algunas estrategias eficaces incluyen el codesarrollo con productores, el uso de plataformas de acceso masivo como WhatsApp o SMS, el diseño de tecnologías robustas y reparables localmente, y la colaboración con asesores técnicos e institutos de investigación para adaptar productos a realidades productivas concretas.

En la formulación de políticas públicas los ministerios de agricultura deben liderar la digitalización agropecuaria, evitando la dispersión entre carteras. Se recomienda establecer agendas sectoriales claras, como en Brasil; generar vínculos institucionales con el ecosistema Agtech; implementar instrumentos como la compra pública de innovación y fondos concursables con criterios de articulación entre actores; y promover una digitalización responsable, desde políticas e institutos. 

Y se requiere diversificar modelos de financiamiento. La digitalización del agro necesita mecanismos adecuados a sus tiempos y ciclos. Algunas opciones incluyen fondos sectoriales respaldados por productores y cooperativas, modelos de inversión por etapas, que reduzcan la presión de escalamiento inmediato, y créditos con apoyo técnico para facilitar la adopción por pequeños y medianos agricultores.

Conclusión

El ecosistema Agtech en América Latina y el Caribe tiene un enorme potencial, pero necesita mayor articulación entre actores, financiamiento adaptado y estrategias inclusivas de adopción tecnológica. 

La región combina ventajas únicas: alta capacidad productiva, biodiversidad, redes públicas de investigación y una comunidad creciente de emprendimientos Agtech. Con una mayor colaboración público-privada, políticas claras y modelos financieros sostenibles, es posible consolidar un entorno propicio para la innovación agropecuaria regional.

Autores: Laurens Klerkx (Universidad de Talca, Chile | Wageningen University, Países Bajos), Federico Bert (IICA, Costa Rica), Andrea Gardeazabal (CIMMYT, México), Jenny Melo (Huella Delta, Colombia), Mónica Rodrigues y Octavio Sotomayor (CEPAL, Chile), Carlos Ruíz Macho y Alice Alcántara Gomes Lima (IICA, Costa Rica).

Nota de Revista Verde N°121

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