Soja sin problemas de calidad, pero con dificultad en niveles de proteína
Guillermo Pérez, director de LAAI, se refirió a las características de la oleaginosa cosechada este año y cómo se posiciona frente al producto de los países de la región
En un año con perspectivas alentadoras para la producción de soja, debido a la valorización de la oleaginosa en el mercado internacional, uno de los aspectos clave es la calidad comercial del grano, para lograr mejores resultados productivos y económicos.
“En general estamos frente a una zafra sin problemas de calidad”, y se puede afirmar que se constató “buena calidad en el grano”, dijo a VERDE el director del Laboratorio Analítico Agro Industrial (LAAI), Guillermo Pérez.
Un aspecto a considerar es el vinculado al contenido de proteína en la soja, pese a que no es un indicador previsto en los contratos entre el productor y el exportador como una exigencia, “sí lo es en la mayoría de los contratos entre los exportadores y quien compra la soja”, donde están fijados “niveles mínimos de proteína”, según el técnico.
Informó que en esta zafra la soja está en “niveles por debajo de la media normal” que tiene la proteína en la producción sojera uruguaya. Esos niveles son de “0,5% a 0,6%” inferiores a lo habitual. En años anteriores la última parte de la oleaginosa cosechada generalmente lograba aumentar el nivel de proteína en el grano, lo que puede mejorar el panorama general, comentó.
Y recordó que “históricamente la media de proteína (en soja) para Uruguay es de 33,5%/34,0%, en base tal cual”.
Considerando que en años anteriores los exportadores se manejaban con bases de 34% o 33,5% de proteína en los contratos de exportación, Pérez planteó la dificultad que se daría en este ciclo comercial para llegar a ese nivel, aunque no descartó la posibilidad de que se logre.
El nivel de proteína en soja durante los últimos años en los países de la región “ha sido bastante estable”. En la grilla se puede observar que “Uruguay siempre está a mitad de tabla”, mientras que “Argentina está por debajo y Paraguay con niveles bastante más altos” que los del grano uruguayo.
“Aunque eso se viene revirtiendo”, expresó Pérez, y acotó que zafra a zafra la soja paraguaya viene registrando una “baja constante en los niveles de proteína”; hace unos años estaba en torno al 35,5% en base tal cual, y ahora está entre 34% y 34,5%.
Agregó que “Argentina está más cerca de promediar 32,5% que 33,5% en base tal cual”; mientras que Brasil “no le da demasiada importancia, porque no está dentro de Anec 41, que es un contrato de comercialización brasileño”. Pero históricamente “ha mostrado niveles de proteína similares a los de Uruguay”, señaló el director de LAAI.
Sobre la calidad comercial, considerando que “para la soja básicamente casi todos los contratos” están basados en Anec 41, está “por un lado la calidad física” y “como parámetro no físico está el contenido de aceite”, explicó.
Eso es lo que “la mayoría de los productores tienen firmado dentro de los criterios de calidad para la entrega del grano”. Allí, “básicamente están: grano dañado (hongueados, picados), materia extraña y el contenido de aceite”.
Esta es una “zafra sin problemas de calidad”, porque “en términos generales el grano dañado llega a un media nacional que está en torno de 1,5%, un valor muy bueno”, destacó.
Añadió que en la mayor parte de los contratos está previsto un máximo de 8% de grano dañado, y en años anteriores fue “complicado” estar dentro de esos niveles.
En cuanto a materia extraña, “estamos un poco por encima de la media de otros años”, al igual que en presencia de “malezas”. En ese sentido, indicó que “fue un buen año para el desarrollo de los cultivos, pero para las malezas también lo fue”.
Respecto a los niveles de materia extraña en los granos de soja cosechados hasta el momento, Pérez señaló que “varía, dependiendo de cada chacra y de cada situación, pero la media está por encima de los niveles de otros años. Se observan muchos viajes con niveles por encima del 1%, que es lo máximo permitido en la mayoría de los contratos”. Enfatizó que “la variabilidad es importante”, al comparar los resultados de los granos de diferentes chacras y zonas productivas.
El técnico planteó que hay una “mayor presencia” de malezas, destacándose “fundamentalmente el sorgo de Alepo dentro de las prohibidas” por China, como lo marca el protocolo de exportación hacia ese destino.
Pérez se refirió a la importancia del acondicionamiento del grano ante ese tipo de situaciones, específicamente en la “pre limpieza”, en el momento de entrada a planta, o de “segregación, cuando van a mercados que toleran algún tipo de malezas y otros no”.
“Todo está dentro de lo manejable y solucionable”, dijo. Lo que es “distinto a situaciones en las que hay problemas por mucho grano dañado y hay que hacer malabares para ver cómo se pueden cumplir las especificaciones”, explicó.
Al ser consultado sobre el contenido de aceite en la soja ya cosechada, el director de LAAI dijo que “la norma Anec 41 establece una referencia de 18,5%, en base tal cual”, que “en Uruguay generalmente siempre se alcanza sin ningún tipo de problemas, y esta zafra no ha sido la excepción”.
El nivel actual está dentro de “lo normal”, con “una media nacional de entre 18,5% y 19,2%” de aceite en grano, precisó.
Pérez agregó que la zafra sojera también ha sido buena para la producción de semillas, donde el único punto débil que se ha observado es la humedad, “porque se ha cosechado, en términos generales, con 14% o algo más”.
Desde lo sanitario y la viabilidad, “la semilla está en muy buenas condiciones”, confirmó. Y planteó que “los lotes que se puedan cosechar con 13% de humedad van a andar muy bien para generar semilla”.
Cambios en norma en Brasil, ¿momento de hacerlo en Uruguay?
Guillermo Pérez indicó que Uruguay “viene ganando una visualización internacional como generador de granos, por lo cual, más allá del tamaño y los volúmenes, debería contar con una norma nacional para la comercialización de la soja entre productores y exportadores”.
Recordó que en Brasil desde hace un tiempo se habla de ajustes a la norma Anec 41 (por la que también se comercializa la soja en Uruguay), que apunta a cumplir con las exigencias de China y otros mercados.
En caso “de aprobarse la modificación prevista, se generaría un diferencial con la soja argentina, que sería positivo para Uruguay, que podría alcanzar un estándar de calidad superior considerando las características de sus cosechas”, destacó.
“Entiendo que puede ser momento de desmarcarnos de los estándares de calidad previstos en Anec y generar una normativa propia, con mayor grado de segregación por calidad, que debería ir en línea con la modificación de Anec e incluso hasta algo más ajustada, contemplando criterios de inocuidad, apuntando a ajustarse a los criterios de China”, planteó.
“Es importante el compromiso de todos los actores para generar una norma que apunte a lograr una correcta segregación, que nos permita acceder a nichos de mayor calidad y generar valor con la trazabilidad y confianza de nuestro producto”, acotó.
Recientemente, en Mercosoja 2022, se anunció que Brasil apunta a modificar las normas de comercialización de la soja y generar tres categorías (Grupo I: para consumo humano directo. Grupo II: para elaboración de harina, pellets, aceite, alimentos para consumo animal, biodiesel, entre otros. Y Grupo III: para usos especiales, con niveles de aceites por encima de 20% y de proteína por arriba de 40%).
El portal Bichos de Campo informó que dentro del Grupo II (donde está contemplada la mayoría de la soja que produce Uruguay) habría cinco categorías de calidad. La más elevada cuenta con hasta un 4,0% de granos ardidos/fermentados, hasta 1,0% de materia extraña y hasta un 8,0% de grano verde.
“La reducción de la humedad implica una mejor conservación de los granos, razón por la cual algunos importadores prefieren adquirir soja estadounidense, que tiene una base de recibo de humedad del 13,0%”, explicó Chantal Baeumle Gabardo, directora de Calidad y Biotecnología de ANEC, la entidad que agrupa a las principales compañías exportadoras de granos de Brasil.
Baeumle Gabardo indicó que categorizar las calidades de las diferentes partidas de soja con destino a industrialización implica adaptar el estándar brasileño al presente en China, donde se establecen también cinco parámetros de clasificación.
Además, indicó que “sería deseable que la norma sume otros criterios no contemplados en la propuesta oficial, como la proteína, dado que la soja brasileña tiene un porcentaje muy superior al de Estados Unidos, lo que representa una ventaja competitiva que podría ser aprovechada en el mercado internacional”.
Nota de Revista Verde N°101