En Brasil alcanzaron 10 millones de hectáreas regadas y siguen creciendo
Experto visitó Uruguay y repasó las claves del desarrollo de la herramienta en su país, sostuvo que regar pasturas para producir carne y leche es más rentable que en granos.
En Brasil han crecido notoriamente los sistemas de riego, a una tasa de 1 millón de hectáreas por año en los últimos seis años. El sistema que más está creciendo es el de pivot, “que ya era importante pero creció aún más”, confirmó a VERDE el profesor de la Universidad Federal de Visosa, en el estado de Minas Gerais, Luis Cesar Dias Drumond.
El experto, quien también asesora empresas en Brasil, Colombia y países de África, participó de una actividad organizada por la empresa Deltariego, en Florida, Uruguay. Dias Drumond también desarrolla proyectos de riego de pasturas con pivot, que suman unas 100.000 cabezas de ganado de carne y leche. El profesional ha escrito 23 libros y capítulos de libros sobre riego de pasturas, y fue redactor técnico de la ley que define la aplicación de efluentes en sistemas de riego en Brasil. Además, es productor agropecuario en el estado de Piauí.
Durante su diálogo con VERDE comentó que en Brasil muchas áreas de cultivos que no se pensaban regar hoy están regando, por la seguridad productiva que genera esta herramienta. Confirmó que en su país se están regando aproximadamente 10 millones de hectáreas, de las cuales 6 millones de hectáreas se riegan con pivotes.
Indicó que no solo se riegan cultivos, sino que también avanza muy fuerte el riego de pasturas. “Los productores están convencidos de que la producción de carne o leche bajo riego es más rentable que la producción de granos, incluso considerando el sistema agrícola de Brasil, donde se hacen 2,2 zafras por año”, sostuvo.
Opinó que un establecimiento ganadero que hoy no tiene riego, “seguramente lo va a tener en los próximos cinco años, porque la sequía en Brasil ha sido muy dura”. Señaló que “ahora estamos pasando por la peor sequía de los últimos 44 años”. “Es tremenda, va desde Amazonas hasta San Pablo, pero la región que más produce en Brasil, que es el Cerrado brasileño, que abarca los estados de Tocantins, sur de Piauí, Maranhão, parte de Bahía, parte de Pernambuco, San Pablo, Minas Gerais, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso y Goiás, está sufriendo demasiado”, afirmó.
Dias Drumond comentó que Brasil ha desarrollado “muchos sistemas de manejo integrados, con clima, suelo y plantas, que llamamos de manejo combinado, porque con esta crisis hídrica el agua tiene que ser utilizada con mucha eficiencia”. Advirtió que “eso nos preocupa”, porque “en muchas zonas donde había agua en abundancia hoy ya no la hay”. Por lo tanto, utilizar riego “exige mejorar la eficiencia del uso del agua y además mejorar la eficiencia del uso de energía y del bono”.
Permisos
Comentó que en Brasil hay limitaciones para el uso de aguas subterráneas. “Existen comités de cuencas que determinan licencias conjuntas a productores linderos. Este es un tema bastante estudiado en Brasil, con fotos satelitales para el monitoreo. Toda la tecnología que existe se utiliza, incluso la inteligencia artificial”, informó.
Esas licencias dependen de la región, y hay zonas donde no existen licencias. “Donde vivo, por ejemplo, que es la del río Paranaíba, en el estado de Minas Gerais, entre Uberaba y Belo Horizonte, donde hay grandes productores de zanahoria, remolacha, ajo y repollo. En esa zona hay muchos pivotes y ya no es posible otorgar más licencias. En consecuencia, el valor de las tierras con licencia de riego explotó”, describió. Y comentó que en esas zonas se están haciendo grandes represas para acumular agua de lluvia, que “es la única manera de crecer en riego”.
El profesional participó de un un estudio técnico que indica que el potencial de riego en Brasil está entre 50 millones de hectáreas y 61 millones de hectáreas. “Todavía tenemos mucho por crecer”, afirmó.
Consideró que “el fuerte crecimiento se basará en represas, que no solo pueden ser abastecidas por lluvia sino también por un río o agua subterránea”. Afirmó que ese estudio “tuvo una base muy fuerte de investigación, datos satelitales e incluso de disponibilidad de energía eléctrica”.
También confirmó que hay incentivos para invertir en riego en Brasil, como tasas de interés más bajas y beneficios en la tarifa de la energía eléctrica, que en la noche, entre las horas 21 y 6, “cuesta el 20%”.
De importar a ser el principal exportador
En 30 años Brasil pasó de importar alimentos a ser el principal exportador mundial. “Las claves fueron la investigación y el entrenamiento de la gente”, consideró Dias Drumond. Señaló que hace 30 años, cuando el país estaba en una situación de inseguridad alimentaria para su población, “hubo mucha investigación, sobre todo de las universidades federales y Embrapa (Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria)”, y eso llevó a que el productor hoy sea “el principal productor y exportador mundial de varios alimentos”. “Estas cosas solo se pueden lograr con investigación, entrenamiento y educación”, remarcó.
También destacó el liderazgo muy importante del exministro de Agricultura Alysson Paolinelli –fallecido el año pasado–, fundador de Embrapa. “Ahí Brasil despegó, fue un antes y un después para el país”, sostuvo.
Planteó que “todos los países dependen mucho de la política”, y que Brasil “ha atravesado momentos muy buenos desde el punto de vista político, integrado a la producción agropecuaria, y otros no tan buenos”. Analizó que eso termina teniendo una interferencia en la inversión del productor, porque “confía o no en el gobierno”. Y analizó que ahora Brasil “está en un buen momento agropecuario, independientemente de la política, porque los productores están muy capitalizados”.
Peso del riego en la producción
Dias Drumond sostuvo que en la ganadería el riego “puede hacer crecer más de 10 veces la productividad”, mientras que en la agricultura “puede multiplicar por tres” la producción de granos. Aseguró que “cuando se incorpora un sistema de riego a un establecimiento le cambia la vida” a la empresa, porque “es como tener un predio dentro de otro predio”.
“No puedo concebir un campo, aunque sea pequeño, sin un área con riego, porque es una cuestión de seguridad. Con riego se puede planificar, pero sin riego no, porque la producción depende del tiempo, del clima”, comentó el experto brasileño.
Describió que en la lechería no se pueden vender las vacas cuando hay sequía y comprar cuando llovió y hay pasto. “Es un rubro mucho más sensible a la sequía, por eso un sistema de riego en lechería funciona de una manera mucho más decisiva que en la producción de granos, porque en agricultura puedo optar por no sembrar o retrasar la siembra, sin embargo, en la lechería las vacas tienen que seguir produciendo leche”, finalizó.
Los pivotes “llegaron para quedarse”
El riego “vino para quedarse en Uruguay, está con un crecimiento sostenido y hay varias oportunidades”, afirmó Raúl Batista, director de Deltariego. La empresa es proveedora de pivotes Valley y tiene unas 15 personas trabajando de forma directa, fundamentalmente en la zona agrícola, donde se concentra el mayor mercado para esta tecnología.
“Tenemos varios proyectos y hay varios más para el año que viene”, anunció el empresario, quien destacó que sus técnicos reciben permanente capacitación de Valley, ya que la tecnología “está evolucionando mucho”.
“Buscamos estar siempre muy cerca del productor, cubriendo sus necesidades, que cada vez son más grandes. Esto es como hacer un traje a medida, cada proyecto es diferente”, comentó. Describió que lo primero que se hace antes de empezar a desarrollar un proyecto es una visita al campo, para ver la viabilidad de los recursos naturales, como suelo y agua, así como de la energía.
Sobre el costo operativo dijo que “tiene varios factores”, y que “depende mucho de la geometría del campo”, porque en Uruguay hay campos con grandes ondulaciones, pendientes y en esos casos el costo puede ser un poco mayor, porque requiere levantar el agua, con bombas de mayores potencias.
Agregó que después de la visita a campo se elabora un anteproyecto de viabilidad, con diferentes opciones de riego para ese campo en particular, y se estudia en conjunto con el productor, analizando su necesidad específica. Luego de varios análisis se define el proyecto, considerando desde las fuentes de agua hasta varias configuraciones de máquinas de pivotes que puedan funcionar, sean fijas o móviles.
Confirmó que en Uruguay “hay preferencia por equipos fijos”, y señaló que quienes instalan equipos móviles después suelen pasarse a pivotes fijos. Comentó que inicialmente los hacen móviles para bajar el costo de inversión por hectárea, pero en un horizonte de mediano plazo lo llevan a fijo, porque “la tecnología es muy buena” y porque para cubrir dos posiciones con un equipo móvil “a veces se queda corto” si quiere hacer un cultivo de primera, por ejemplo, ya que si se tiene un maíz con un equipo móvil en dos posiciones “a veces es complicado llegar a regarlo bien, y algo se deja en el camino”.
Agregó que, al instalarse un equipo móvil “generalmente se piensa en maíz y soja”, porque difieren los momentos de riego, pero “a veces llega tarde a la soja”. Sin embargo, con equipos fijos, “si tengo dos círculos con maíz voy a poder regar bien”, explicó.
Consultado sobre el costo de la inversión en un equipo de riego, respondió que “está entre US$ 4.000 y US$ 4.500 por hectárea, considerando todo el sistema, los equipos de riego, la fuente de agua, la energía eléctrica y la sistematización de las chacras”. Señaló que, con los beneficios de la Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones) “la amortización se puede lograr en tres o cuatro años”, y sino en unos “siete años”.
Indicó que el costo operativo “está entre US$ 0,60 y US$ 0,80”, dependiendo de la altimetría del proyecto, de la cercanía o lejanía de los pivotes a la fuente de agua. Si se agrega la amortización del sistema de riego, el costo se acerca más a US$ 1.
Destacó que el incremento productivo del maíz con riego, según datos de grupos regantes, está entre 6.000 y 8.000 kilos por hectárea, y se pueden lograr 14.000 kilos de maíz por hectárea. Y el costo operativo se lleva entre 1.000 y 1.500 kilos de maíz por hectárea de ese incremento diferencial.
Comentó que la demanda es tanto de productores que no riegan y quieren comenzar a regar, como de productores que ya riegan y quieren incrementar el área con riego. “El productor que ya tiene riego y quiere ampliar es el que más fácil hace esta inversión, porque ya conoce la herramienta y sabe de su valor, porque le genera un incremento de producción”, dijo Batista.
Pero también señaló que “hay muchos proyectos nuevos, impulsados por productores nacionales y extranjeros, porque hay mucha inversión en tierras en Uruguay, y muchos deciden esas compras considerando las posibilidades de riego de esas tierras”. Agregó que esa viabilidad de riego “implica tener entre 30% o 40% del área con esa posibilidad”.
El año pasado la empresa lanzó Deltariego 365 “para ayudar al productor a regar mejor”, comentó el empresario. Agregó que “el productor riega mejor cuando hace un mantenimiento de los equipos y aplica tecnología para hacer un uso eficiente de la herramienta”. A propósito, destacó que “mediante la instalación de estaciones meteorológicas, sensor de humedad en los equipos, se logra hacer un uso eficiente de riego, para saber cuándo y cuánto regar”.
“Buscamos que se haga un uso sustentable de la herramienta, en cuanto a los recursos de suelo, agua y energía, porque eso, en definitiva, le significa un ahorro en costos y más rentabilidad”, afirmó.
Nota de Revista Verde N°118