Marcos Guigou, director de ADP, analizó el momento y las perspectivas del sector, que se apoya en los buenos precios, la incorporación de tecnología y la sustentabilidad
Hay una “madurez interesante en el sector (agrícola), y los jugadores que están tienen un conocimiento del negocio y han logrado relaciones de mediano y largo plazo con los propietarios de tierras y proveedores de servicios. Es algo que está muy bien armado. El nivel de inversión es muy fuerte y está direccionado en la búsqueda de altas productividades”, dijo a VERDE el director de ADP (Agronegocios del Plata), ingeniero agrónomo Marcos Guigou.
Destacó que la agricultura uruguaya “viene de años interesantes” porque luego del quiebre de precios en 2014, se registró un reacomodo de actores y planteos productivos, y eso “se está notando en el interior”, con la “intensidad” de las actividades. [um_loggedin]
Al sistema “lo veo muy bien”, dijo, y agregó que mucho tiene que ver con lo que ha realizado el propio sector, además del marco del país. En ese sentido, planteó que si bien Uruguay sigue siendo caro, tiene muchos puntos valiosos al compararse con la región.
Guigou valoró que “el sector agrícola está maduro, luego de haber pasado momentos difíciles. Hace siete u ocho años muchos productores y empresas argentinas se fueron para apostar nuevamente a su país. En ese momento quedaron huecos que se fueron cubriendo de muy buena forma. Las personas y empresas que tomaron esos lugares están muy preparadas, tienen mucha calidad, y han funcionado muy bien con modelos de producción agrícola que son muy interesantes”, acotó.
Consideró que para el que quiera entrar a la agricultura está “mucho más difícil que hace 20 años atrás”. Y recordó que cuando se dio el ingreso de inversiones argentinas a la agricultura uruguaya “el sistema estaba mal”, los productores “habían quedado muy mal” luego de una serie de hechos muy complejos, a los que luego se sumó la crisis del año 2002.
“Probablemente estábamos haciendo los deberes para el largo plazo, pero estábamos muy mal en el corto plazo”, recordó. A la vez, señaló que en Argentina, “los productores fueron pesificados asimétricamente tres a uno, las deudas quedaron en uno y la soja valió tres. Contra eso hubo que competir”.
Pero esa no es la realidad actual, y “el modelo en Uruguay está muy bien armado, tiene sustento agronómico, financiero, y empresarial. Los actores que forman parte del sistema agrícola están haciendo las cosas muy bien”, afirmó el director de ADP.
Guigou consideró que los modelos agrícolas que se están desarrollando en Uruguay “demuestran que son muy buenos”, y ya no se discute sobre la agricultura continua. “Está muy claro que Uruguay tiene condiciones para realizar un área agrícola importante y los resultados en las mejores zonas, ya sea por el lado de los números, la productividad o el cuidado de los suelos, muestran que no hay que tenerle miedo a ese modelo; después dependerá de la decisión de cada uno”, dijo.
“Estamos utilizando la última tecnología disponible, no tenemos un rezago, la puerta está abierta para su incorporación. Veníamos algo atrasados con la aprobación de eventos biotecnológicos, pero se organizó”, destacó.
Guigou sostuvo que “hay interés por invertir” y “seguramente habrá ingresos en la agricultura”, pero será en una actividad “que pedirá lo correcto por esas inversiones”. Al tiempo que reconoció un posible “recalentamiento” del negocio agrícola, porque “es algo que siempre pasa después de años buenos”.
El panorama para el negocio agrícola se muestra favorable al cierre de la campaña 2021/22. Este año, tanto en invierno como en verano, “se dio una buena combinación” entre clima y precios, y “hay que disfrutarla”, porque en otros años “hubo buenos precios, pero acá no llovía”, recordó el empresario.
Agregó que los márgenes del ejercicio “serán parecidos” a los que se alcanzaron en otro ciclo de buenos precios, pero “la diferencia está en la composición. Hoy son varios los componentes (más granos y ganadería) que sustentan esos márgenes. Anteriormente eran soja y trigo, pero la oleaginosa era la que más incidía en los resultados”, repasó.
En cuanto a las expectativas para el ejercicio 2022/23, dijo que “son buenas”. Pensando en el futuro cercano, el empresario se refirió al impacto del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia en la producción de granos en esos países, especialmente por la “firmeza especial” que genera en los valores del trigo, de la cebada, del girasol y de los aceites.
De cara a la zafra 2022/23, en un escenario con insumos que tienen valores más altos y con una agricultura moderna que demanda mucha inversión, “hay que ser muy cuidadosos con los costos, pero las perspectivas marcan un mejor panorama frente al que teníamos hace algún tiempo”, analizó.
En el caso de Uruguay, que “siempre es un país caro, tener precios altos es como la solución perfecta”, porque “no hay otra cosa que arregle los costos altos”, enfatizó.
En ese marco, “todas las tecnologías que optimizan el uso de insumos, como la siembra variable y la fertilización variable”, además de un “buen mapeo” de nutrientes, “poder usar el banco de fósforo del suelo”, así como “utilizar el potasio en el lugar correcto y no desperdiciarlo”, apuntar a un manejo de malezas con la aplicación selectiva de herbicidas, se justifican para enfrentar la suba de esos costos, acotó.
Guigou consideró que “los precios” de los productos agrícolas “seguramente bajen”, pero “tampoco tengo claro que eso ocurra ya”. Los alimentos son claves para todos los países y no tenerlos genera un problema, por eso la demanda está “muy fuerte”, y el mundo está buscando comprar más alimentos, dijo.
Respecto a la zafra de invierno y el arranque del ciclo 2022/23, el director de ADP señaló que el productor “apuntó a la colza, porque la siembra arranca primero y es el cultivo que se pisa menos con la soja siguiente”.
Además, remarcó que “la mejor soja de segunda viene después de colza”, y demanda menos nutrientes, como nitrógeno, porque el cultivo anterior “deja más en el suelo”.
Indicó que la superficie de trigo estará influenciada por “la cama de siembra que deje la cosecha de soja” y se mostró optimista sobre el crecimiento del área de trigo, que “puede ser interesante”, dijo.
Guigou sostuvo que el piso de hectáreas que tiene la zafra de invierno “es grande”, que “la colza ocupó el primer casillero y va a tener más superficie, la cebada mantiene cierta estabilidad de área y el trigo es el jugador que puede crecer”.
Planteó que si las condiciones climáticas son buenas “se va a sembrar bastante trigo”, considerando “los precios y las perspectivas”. Al tiempo que afirmó que “dejar el campo vacío no es una opción atractiva ni para el negocio ni para el ambiente”.
Respecto a la próxima zafra de verano, Guigou valoró la posibilidad de un “crecimiento interesante en el área de maíz”, por la demanda y por los precios “muy buenos”. La genética y la tecnología en los híbridos “es espectacular” y “se necesita más maíz” para mejorar la relación de superficie con la soja, opinó.
El director de ADP analizó que “si no se siembra mucho trigo puede llegar crecer en el área de maíz de primera”; y en caso de concretarse un avance en la superficie de trigo, puede crecer la siembra de maíz de segunda. “El trigo con maíz de segunda es un tándem muy bueno”, resaltó.
En el caso del área de soja, Guigou vaticinó que “algo va a crecer”, considerando los precios de la oleaginosa, pero “no sé si hay una decisión de expandirse, porque la ganadería está muy bien y fuerte”, planteó.
Colza: más demanda, más información
“Más de 100.000 hectáreas de colza contarán este año con la genética provista por ADP, que es fruto del trabajo de investigación y selección de campañas anteriores”, dijo en AgroRedes, la publicación de ADP, el ingeniero agrónomo Enrique Ferrari, responsable de Innovación, Investigación y Desarrollo de semillas de esa empresa.
Al referirse a la propuesta comercial de semillas de colza de la compañía, agregó que “nuestro trabajo no termina en la selección del cultivar queremos ampliar la información disponible para el productor, generando seis puntos de desarrollo en el país”.
Señaló que “los nuevos puntos se ubican en zonas que representan la mayor realidad productiva del país: norte, noreste, centro, sur y litoral sur; que además abarcan distintas fechas de siembra y tratamientos, lo cual nos da más solidez a la hora de recomendar nuestras variedades”.
Comentó que en cada punto se podrán encontrar “nuestras dos variedades primaverales: el lanzamiento Guyunusa INTA, destacado en rinde, que viene a complementar nuestro caballito de batalla, que es la ya conocida Igranola 103, cuya fortaleza es la estabilidad. El objetivo es generar más información, que aporte más productividad al país”, remarcó. [/um_loggedin]
Son los materiales NK 870 y NK 842, ambos en versión Viptera3, de ciclos intermedios a cortos, que se destacan por su alto potencial de rendimiento y por su buena sanidad
Yalfín y Syngenta lanzan para este año dos nuevos híbridos de NK, “que ya estuvimos testeando en esta zafra en Uruguay. Hicimos muchos testeos a nivel experimental y prueba de campo, además de la información que tenemos de Argentina. Los dos híbridos nuevos son NK 870 y NK 842, ambos en versión Viptera3”, informó a VERDE el técnico de Yalfín, Gabriel Castiglioni.
“Los dos tienen ciclos intermedios a cortos, algo que estábamos buscando para ampliar el portafolio”, comentó. Describió que el NK 870 Vip 3 “es un híbrido de muy alto potencial, con muy buena sanidad de planta, posicionado sobre todo para siembras de primera y ambientes de alto potencial de rendimiento”. [um_loggedin]
Comentó que, en líneas generales, “demanda un manejo similar a los otros materiales”. Explicó que para determinar las densidades hay que analizar los ambientes donde se va a sembrar. Después, el manejo de herbicidas y la fertilización “sigue la dinámica que se hace para cualquier maíz de alta tecnología”.
Comentó que el NK 842 Vip 3 “es un poco más corto” que el NK 870 Vip 3. “Es un híbrido con una sanidad de planta muy buena, estable, rústico y con potencial. Por sus características se posicionará tanto en siembras tempranas como tardías y de segunda. Tiene una fecha de siembra muy amplia”, señaló.
También destacó que “tiene muy buen perfil sanitario, muy buen potencial de rendimiento, es estable, con un manejo de densidad que puede ir de bajas a altas poblaciones”.
Castiglioni agregó que “es un maíz prolífico, por lo tanto, si la situación de densidad y ambiente ameritan, habrá una segunda espiga que contribuya al rendimiento. Eso permite jugar con las densidades y en algunos casos ser conservador. Y si el año y el ambiente vienen mejores, esa segunda espiga contribuye a levantar el rendimiento. Y también se puede plantear en ambientes un poco más flojos, con poblaciones más bajas, en siembras de segundas o tardías”.
Castiglioni destacó que “los dos híbridos tienen un muy buen perfil sanitario, algo que se hace bastante más importante en Uruguay en siembras tardías y de segunda.
Portafolio de maíz
Estos dos nuevos híbridos se suman al portafolio que ya ofrecía Yalfín en Uruguay, integrado por: NK 979 Vip 3, NK 875 Vip 3 y NK 897 Vip 3, tres híbridos que se posicionaban en siembras de primera.
“El NK 875 Vip 3 es un híbrido muy conocido por los productores posicionado para siembras de primera; NK 897 Vip 3 también tiene muchísimo potencial y se ha consolidado en ambientes de riego, porque resalta su rendimiento. Y NK 979 Vip 3 es un híbrido de ciclo largo, que ha tenido un mercado muy interesante en maíz para silo de planta entera o grano húmedo, ya sea en ambientes con riego, donde puede expresar todo su potencial, o en secano, porque es muy estable”, describió.
Agregó que “el otro híbrido que también es muy conocido por los productores, el más usado en siembras de segunda en Uruguay, es el NK 840 Vip 3, que continúa, porque se ha ganado un lugar en siembra tardía y de segunda. El NK 842 Vip 3 es su versión mejorada”.
Balance de la zafra de maíz
Castiglioni destacó que para la reciente zafra de maíz “tuvimos un muy buen volumen de venta de semilla; estamos muy conformes”. En cuanto a los resultados, señaló que la siembra de primera “fue bastante afectada por el clima; y en los cultivos de segunda muchos híbridos todavía no se han cosechado”.
“La fecha de siembra contribuye a darle una mayor estabilidad al sistema y al rendimiento del maíz, lo cual nos lleva a pensar que la siembra de maíz de segunda se va a seguir reforzando. Además, esto se asocia con la alta siembra de cultivos de invierno, que dejaría más área para hacer maíz de segunda”, señaló.
Destacó que se ve un incremento del maíz más allá del planteo exclusivamente agrícola. “Lo veo sobre todo en las zonas centro y este de Uruguay. Cuando empecé a trabajar en Yalfín el área de maíz para grano era bastante baja en la zona, donde los suelos se los consideraba marginales para el cultivo. Y hace cuatro o cinco años, con el ingreso de las nuevas tecnologías que permiten el control de herbicidas y de insectos, productores que no tenían en su cabeza al maíz empezaron a sembrar; es algo que año a año se está viendo. Ese productor normalmente repite al año siguiente, sigue haciendo el cultivo porque el manejo tecnológico ha mejorado mucho, y los rendimientos han levantado su piso”, remarcó.
Una solución para el sorgo: SProtect
En sorgo, Yalfín representa al semillero Tobin, de Argentina. En ese cultivo hay una problemática “que está en boca de todos”, y es que “hace dos años apareció el problema del pulgón de la caña de azúcar, que es una plaga importante”, confirmó Castiglioni.
Detalló que “el daño es como el de cualquier pulgón, pero tiene una característica que es el crecimiento exponencial de sus poblaciones, que lo hace muy difícil de controlar; y si uno no hace un buen monitoreo y controles, las pérdidas pueden ser importantes”.
Recordó que “hace dos años estábamos haciendo una recorrida en Salto y desde Tobin nos avisaron que había aparecido la alerta de este pulgón en Argentina. Automáticamente la lanzamos en Uruguay, empezamos a prestar atención y confirmamos que estaba presente”.
Dijo que “este año en Florida y Durazno tuvo una incidencia importante, y generó preocupación en productores y técnicos, por problemas de rendimiento y vuelco de plantas”.
Pero valoró que “en Argentina este año Tobin lanza la tecnología SProtect, la patente de tolerancia genética con la que ya venían trabajando”. En ese sentido, se va a realizar un lanzamiento en Argentina, de híbridos para silos, forrajeros, graníferos o doble propósito. “Esta es la forma más eficiente de control, en base a la tolerancia genética”, subrayó.
Agregó que “este año en Uruguay vamos a tener el híbrido TOB 72 con SProtect. Es un sorgo granífero de alto potencial, doble propósito, un híbrido muy interesante, que es el que hoy podemos comercializar”. Además, anunció que este año realizarán la red de evaluación del resto de los sorgos.
Sobre SProtect, dijo que “aporta tolerancia, eso no significa que no vayamos a ver pulgón en los cultivos tolerantes, sino que minimiza el crecimiento exponencial de las poblaciones”. “Eso hace que no se tengan que hacer aplicaciones de insecticidas o que el margen de tiempo de aplicaciones sea mucho más grande, y que los cultivos no se incendien”, graficó.
A su vez, destacó que “esto se logra con mejoramiento genético. Son genes del mismo sorgo que generan tolerancia. En Estados Unidos, cuando surgió este problema, se logró solucionar en tres o cuatro años con tolerancia genética de sorgos. Pero vale aclarar que el sorgo no es transgénico”.
Colza
En relación al cultivo de colza, Yalfín empezó a trabajar con Great Seeds de Paraguay. “El año pasado hicimos las evaluaciones e introdujimos a Uruguay semillas de una colza de variedad primaveral, corta, para siembra de mediados de mayo a mediados junio, llamada Yellow Sea”, recordó Castiglioni.
El producto se comercializó por primera vez este año, y “estamos muy conformes por el volumen logrado. Vamos a seguir los cultivos este año y ver su comportamiento; pero estamos muy contentos por el nivel de ventas de esta variedad”, comentó.
Girasol
Marcelo Jacques, integrante de Yalfín, dijo a VERDE que el balance de la zafra de girasol a nivel general “es bueno”, pero en particular hubo variaciones de rendimiento, dependiendo de la zona y de las fechas de siembra, por la escasez de lluvias en diciembre y primera quincena de enero.
“En función de lo que venimos viendo de nuestros materiales, considerando que participamos en cerca del 85% del mercado, entre las siembras más tempranas y más tardías, en el la zona norte el rendimiento fue de unos 1.200 kilos por hectárea; en la zona centro, Young y Mercedes, entre 1.800 y 2.000 kilos por hectárea, con picos de 2.600 a 2.700 kilos; y en el sur, de José Enrique Rodó hacia Colonia, de unos 2.400 kilos por hectárea en promedio. El área creció y se acercó a las 20.000 hectáreas”, detalló.
En relación a la propuesta de Yalfín con los híbridos de NK, comentó que “son de los mejores híbridos disponibles en el mercado, en cuanto a sanidad, rendimiento y porcentaje de aceite, que es un componente muy importante a la hora de recibir el pago por parte de la industria. Tiene de 55% a 56% de aceite en promedio, y eso hace que sume entre 15% y 16% por encima del precio base”. Enfatizó que entre un material con 48% de aceite y los de NK que aportan 56%, “hay una diferencia importante en el ingreso por hectárea”.
En cuanto al portafolio de productos de este cultivo, recordó que en la zafra pasada se ofrecieron tres materiales: El NK 3975 CL alto oleico; el NK 3970 CL; y el NK 3990 CL. Y se unieron algunas bolsas de un material nuevo, el híbrido NK 3969 CL, del que este año habrá más disponibilidad. “Es un material que tiene mayor potencial de rendimiento que el NK 3970 CL y que el NK 3990 CL”, explicó Jacques.
La recomendación de siembra es “a partir de los primeros días de octubre. Generalmente tiene mayor potencial de rendimiento, aunque este año se dio al revés, por el clima; pero fue un tema muy puntual”. En cuanto a la densidad, dijo que “tratamos de lograr unas 55.000 plantas por hectárea, y para eso se siembran entre 58.000 y 60.000 plantas por hectárea”.
Para todos los materiales las recomendaciones son muy similares en población y sanidad. “Es importante el tema del vuelco, un capítulo a combatir, para defenderse de los pájaros, que es otro aspecto importante de estos materiales. Todos tienen esa característica, que es muy deseada”, destacó.
Esta será la cuarta zafra de Yalfín en el mercado de girasol. “Hubo una mejora de sanidad y sobre todo en Phomopsis, la enfermedad que terminó con el cultivo en Uruguay”, recordó.
Valoró que “hubo una mejora genética, pero además de manejo. Hacer girasol y al siguiente verano volver con el mismo cultivo es algo que no se recomienda, y antes siempre se hacía. Ahora, al haber más área ocupada por la soja o si se hace maíz, se baja el inóculo del suelo, y entonces hay menos probabilidad de tener problemas sanitarios en el girasol”.
Y en cuanto a los pájaros, dijo que “también hubo una mejora importante, porque la genética marca que el capítulo se vuelque y entonces se defiende muy bien contra los pájaros”. [/um_loggedin]
Así lo analizó Álvaro Ferrés, directivo de Aupcin, en la reunión de ACG celebrada en Rocha; el empresario sostuvo que el negocio pasó de ser especulativo a productivo
Uruguay “se dirige hacia el modelo australiano”, donde se obtienen las máximas productividades en carne, así como en Estados Unidos, sostuvo Álvaro Ferrés. El directivo de la Asociación Uruguaya de Productores de Carne Intensiva Natural (Aupcin), realizó una presentación en el marco de la reunión especial de precios de la Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG), celebrada en el local de la Sociedad Agropecuaria de Rocha.
Allí afirmó que “la ganadería en Uruguay ha tenido cambios muy rápidos, en relación a lo que era cuando yo era joven”, y seguirá cambiando, sostuvo. Ahora “el protagonista del agro es otro; ya no son las familias con campo; hoy el perfil de productor es distinto. El perfil agropecuario ha cambiado, pasó a ser un negocio productivo más que especulativo. Y se está trabajando para que esos cambios lleguen rápidamente a la cadena productiva”. [um_loggedin]
Dentro de las causas de cambio de la producción en Uruguay, señaló a los mercados, con el protagonismo de China.
Sobre la producción ganadera en Australia, Ferrés señaló que ese país tiene casi 23 millones de cabezas, 10 millones de vacas y produce 8,3 millones de terneros, con más del 80% de tasa de destete. “Eso es lo que a nuestro entender pasará en Uruguay. El tema no es importar vacas en pie de Argentina para que tengan 65% de extracción. El problema se resuelve de dos maneras: que las vacas produzcan más y que las vaquillonas se entoren más jóvenes”, dijo.
El productor señaló que “cuando bajamos la edad de faena el rodeo se achica, y tenemos un stock más productivo. ¿Por qué Uruguay no puede tener 5 millones de vacas de cría y faenar 4 millones de cabezas? Técnicamente se puede”.
También se preguntó: “¿Por qué destetamos terneros a los seis meses con 150 o 160 kilos? En un sistema de recría intensivo podemos perfectamente llevar ese ternero a 350 o 400 kilos, entrando a los corrales de engorde en diciembre, para faenarlos en marzo del año siguiente. Animales de 16 meses ya están en peso de faena. Y los que quedaron para atrás entran en ese invierno. Eso a nivel de pasturas son ganancias diarias de 500 o 700 gramos”.
Afirmó que “Australia tiene alta faena y alta exportación en pie. Si se exportan muchos terneros no nos quedamos sin ganado para faenar. En un sistema extensivo sí, pero si incrementamos la producción no hay problema de exportar en pie. Está demostrado. No pasa nada que se vaya ganado en pie. La exportación es reguladora del precio y es fantástica. El tema es adoptar tecnología para acelerar la producción”.
Señaló que en Australia hay capacidad de engordar 1,5 millones de cabezas. Por lo tanto, tiene la posibilidad de producir 3 millones de cabezas, o más, en los corrales de engorde; además de la faena de ganado de pasturas.
Los números de Uruguay
Según el Anuario Estadístico del Instituto Nacional de Carnes (INAC), el stock de ganado sigue en 11,8 millones de cabezas vacunas y 6 millones de ovinos; y el año pasado se faenaron 2,638 millones de vacunos.
El peso promedio de la canal de vacunos en 2021 fue de 277 kilos y esa fue una de las razones que motivaron cambios en los parámetros del Novillo Tipo. “Este no es un dato menor, porque explica lo que muchos no entendíamos sobre lo que está pasando en la industria frigorífica”, dijo Ferrés.
Además, destacó que cada vez es más importante la exportación de carne de Uruguay, que en 2021 alcanzó cifras récord. “Es importante este cambio porque la poszafras se empiezan a desdibujar. Antes la poszafra era importante porque la producción de carne era básicamente para el consumo doméstico”, dijo.
El directivo de Aupcin también destacó que Uruguay aumentó su tasa de extracción, considerando el aumento de la faena en relación al stock ganadero, pasando de una ganadería extensiva a una intensiva. “Los países extensivos tienen una tasa de extracción menor a 20%. Un ejemplo práctico es Brasil, que tiene 200 millones de cabezas de ganado y faena 38 millones al año, quiere decir que su tasa de extracción es menor al 20%; y el sistema de producción extensivo es de base pastoril”, describió. Sin embargo, “Estados Unidos tiene 96 millones de cabezas y faena 34 millones, tiene una tasa de extracción de 35%, ese es un sistema intensivo de producción”, planteó.
En tal sentido, Ferrés destacó que “Uruguay pasó de un sistema extensivo, que era típico hace 15 años, a un sistema súper intensivo, como el de Estados Unidos o Australia. Esto llegó de la mano de la modificación del negocio, que pasó de ser especulativo a productivo”.
Agregó que “la faena se empieza a incrementar, no como consecuencia de una liquidación de stock, sino porque genuinamente Uruguay está produciendo más y mejor. Y eso se ve reflejado en el peso promedio de faena. Por eso cambió el Novillo Tipo”. Por lo tanto, “si faeno más y aumento el peso de faena, produzco más carne”, dijo.
Agregó que esto está pasando tanto con los novillos, como con las vaquillonas y vacas. “El año pasado nadie pensaba que el ganado valiera lo que valió, entonces vendíamos lo que viniera y la industria lo compraba. No llegábamos a terminar los ganados y todo valía. Nadie pensó que esto iba a durar tanto”, admitió.
Ferrés también se refirió a la baja en la edad de faena. “Eso empieza a explicar la mejora en la tasa de extracción. Cada vez se faenan novillos más jóvenes y el stock de novillos viejos empieza a caer. Si Uruguay quiere mantener una faena de 2,6 o 2,7 millones de cabezas al año, o incluso crecer, seguirá disminuyendo la edad de faena. Se irá quemando el stock de novillos viejos y la única manera de mantener la faena es con animales jóvenes”, destacó.
Por otra parte, remarcó la valorización de la hembra. “Antes la vaquillona, a igual peso, valía entre la vaca y el novillo, pero hoy vale igual que el novillo. Eso es lo que pasa en los países desarrollados”, valoró.
Corrales en Uruguay
Ferrés también se refirió a los registros oficiales de la faena de animales de corral en Uruguay. Si bien se indica que en 2021 fueron 354.551 animales terminados a granos los que se faenaron, en Aupcin consideran que la cifra correcta “duplicó ese volumen. Pensamos que se faenan unos 60.000 animales de corral por mes, mayoritariamente novillos, pero también vaquillonas”, planteó.
“Eso explica que el 70% de los animales que se faenan son de menos de cuatro dientes, sino es imposible que en los primeros cuatro meses del año se faene más de 1 millón de cabezas con esa edad, viniendo de una terrible seca en los últimos tres meses del año pasado”, razonó.
En ese sentido, destacó a los corrales como otro de los grandes cambios en Uruguay. El número cada año es mayor, y genera negocios de arrastre en las recrías”, afirmó.
“En Uruguay hay 118 corrales de engorde registrados, pero hay 166 que tienen una capacidad instalada total de 302.747 cabezas. Esto explica por qué hay tantos corrales de engorde en Uruguay. Pero son solo siete los que tienen una capacidad mayor a 5.000 cabezas de forma instantánea, y la mayor parte le pertenece a la industria frigorífica”, informó Ferrés.
Dijo que “los corrales de engorde de la industria frigorífica han generado este cambio, son protagonistas y contribuyeron a que los productores revaloricen el negocio de la recría o reposición”.
Pero sostuvo que esos corrales de la industria “no son responsables del 50% de los ganados de corral que se faenan en Uruguay. Cada vez hay más corrales que están afuera de la industria. En su momento los corrales de la industria tuvieron su protagonismo, pero ahora es menor”.
El precio debería sostenerse
“¿Por qué el ganado gordo no puede seguir valiendo más de US$ 5?”, se preguntó Ferrés. Y agregó: “Escuchamos decir que el precio tiene que bajar, que tiene que valer US$ 4,80, pero al precio lo marca el mercado internacional. En Australia, que es la alternativa de producción de Uruguay, los ganados valen más de US$ 5”.
El integrante de Aupcin señaló que “el precio de la carne a nivel internacional dio un salto de valor. Y Uruguay está en el momento y el lugar adecuado, porque tiene para exportar, porque los países a los que le compra China están con problemas, como Argentina o Australia. Y además China está creciendo”.[/um_loggedin]
Guillermo Pérez, director de LAAI, se refirió a las características de la oleaginosa cosechada este año y cómo se posiciona frente al producto de los países de la región
En un año con perspectivas alentadoras para la producción de soja, debido a la valorización de la oleaginosa en el mercado internacional, uno de los aspectos clave es la calidad comercial del grano, para lograr mejores resultados productivos y económicos.
“En general estamos frente a una zafra sin problemas de calidad”, y se puede afirmar que se constató “buena calidad en el grano”, dijo a VERDE el director del Laboratorio Analítico Agro Industrial (LAAI), Guillermo Pérez.
Un aspecto a considerar es el vinculado al contenido de proteína en la soja, pese a que no es un indicador previsto en los contratos entre el productor y el exportador como una exigencia, “sí lo es en la mayoría de los contratos entre los exportadores y quien compra la soja”, donde están fijados “niveles mínimos de proteína”, según el técnico.
Informó que en esta zafra la soja está en “niveles por debajo de la media normal” que tiene la proteína en la producción sojera uruguaya. Esos niveles son de “0,5% a 0,6%” inferiores a lo habitual. En años anteriores la última parte de la oleaginosa cosechada generalmente lograba aumentar el nivel de proteína en el grano, lo que puede mejorar el panorama general, comentó.
Y recordó que “históricamente la media de proteína (en soja) para Uruguay es de 33,5%/34,0%, en base tal cual”.
Considerando que en años anteriores los exportadores se manejaban con bases de 34% o 33,5% de proteína en los contratos de exportación, Pérez planteó la dificultad que se daría en este ciclo comercial para llegar a ese nivel, aunque no descartó la posibilidad de que se logre.
El nivel de proteína en soja durante los últimos años en los países de la región “ha sido bastante estable”. En la grilla se puede observar que “Uruguay siempre está a mitad de tabla”, mientras que “Argentina está por debajo y Paraguay con niveles bastante más altos” que los del grano uruguayo.
“Aunque eso se viene revirtiendo”, expresó Pérez, y acotó que zafra a zafra la soja paraguaya viene registrando una “baja constante en los niveles de proteína”; hace unos años estaba en torno al 35,5% en base tal cual, y ahora está entre 34% y 34,5%.
Agregó que “Argentina está más cerca de promediar 32,5% que 33,5% en base tal cual”; mientras que Brasil “no le da demasiada importancia, porque no está dentro de Anec 41, que es un contrato de comercialización brasileño”. Pero históricamente “ha mostrado niveles de proteína similares a los de Uruguay”, señaló el director de LAAI.
Sobre la calidad comercial, considerando que “para la soja básicamente casi todos los contratos” están basados en Anec 41, está “por un lado la calidad física” y “como parámetro no físico está el contenido de aceite”, explicó.
Eso es lo que “la mayoría de los productores tienen firmado dentro de los criterios de calidad para la entrega del grano”. Allí, “básicamente están: grano dañado (hongueados, picados), materia extraña y el contenido de aceite”.
Esta es una “zafra sin problemas de calidad”, porque “en términos generales el grano dañado llega a un media nacional que está en torno de 1,5%, un valor muy bueno”, destacó.
Añadió que en la mayor parte de los contratos está previsto un máximo de 8% de grano dañado, y en años anteriores fue “complicado” estar dentro de esos niveles.
En cuanto a materia extraña, “estamos un poco por encima de la media de otros años”, al igual que en presencia de “malezas”. En ese sentido, indicó que “fue un buen año para el desarrollo de los cultivos, pero para las malezas también lo fue”.
Respecto a los niveles de materia extraña en los granos de soja cosechados hasta el momento, Pérez señaló que “varía, dependiendo de cada chacra y de cada situación, pero la media está por encima de los niveles de otros años. Se observan muchos viajes con niveles por encima del 1%, que es lo máximo permitido en la mayoría de los contratos”. Enfatizó que “la variabilidad es importante”, al comparar los resultados de los granos de diferentes chacras y zonas productivas.
El técnico planteó que hay una “mayor presencia” de malezas, destacándose “fundamentalmente el sorgo de Alepo dentro de las prohibidas” por China, como lo marca el protocolo de exportación hacia ese destino.
Pérez se refirió a la importancia del acondicionamiento del grano ante ese tipo de situaciones, específicamente en la “pre limpieza”, en el momento de entrada a planta, o de “segregación, cuando van a mercados que toleran algún tipo de malezas y otros no”.
“Todo está dentro de lo manejable y solucionable”, dijo. Lo que es “distinto a situaciones en las que hay problemas por mucho grano dañado y hay que hacer malabares para ver cómo se pueden cumplir las especificaciones”, explicó.
Al ser consultado sobre el contenido de aceite en la soja ya cosechada, el director de LAAI dijo que “la norma Anec 41 establece una referencia de 18,5%, en base tal cual”, que “en Uruguay generalmente siempre se alcanza sin ningún tipo de problemas, y esta zafra no ha sido la excepción”.
El nivel actual está dentro de “lo normal”, con “una media nacional de entre 18,5% y 19,2%” de aceite en grano, precisó.
Pérez agregó que la zafra sojera también ha sido buena para la producción de semillas, donde el único punto débil que se ha observado es la humedad, “porque se ha cosechado, en términos generales, con 14% o algo más”.
Desde lo sanitario y la viabilidad, “la semilla está en muy buenas condiciones”, confirmó. Y planteó que “los lotes que se puedan cosechar con 13% de humedad van a andar muy bien para generar semilla”.
Cambios en norma en Brasil, ¿momento de hacerlo en Uruguay?
Guillermo Pérez indicó que Uruguay “viene ganando una visualización internacional como generador de granos, por lo cual, más allá del tamaño y los volúmenes, debería contar con una norma nacional para la comercialización de la soja entre productores y exportadores”.
Recordó que en Brasil desde hace un tiempo se habla de ajustes a la norma Anec 41 (por la que también se comercializa la soja en Uruguay), que apunta a cumplir con las exigencias de China y otros mercados.
En caso “de aprobarse la modificación prevista, se generaría un diferencial con la soja argentina, que sería positivo para Uruguay, que podría alcanzar un estándar de calidad superior considerando las características de sus cosechas”, destacó.
“Entiendo que puede ser momento de desmarcarnos de los estándares de calidad previstos en Anec y generar una normativa propia, con mayor grado de segregación por calidad, que debería ir en línea con la modificación de Anec e incluso hasta algo más ajustada, contemplando criterios de inocuidad, apuntando a ajustarse a los criterios de China”, planteó.
“Es importante el compromiso de todos los actores para generar una norma que apunte a lograr una correcta segregación, que nos permita acceder a nichos de mayor calidad y generar valor con la trazabilidad y confianza de nuestro producto”, acotó.
Recientemente, en Mercosoja 2022, se anunció que Brasil apunta a modificar las normas de comercialización de la soja y generar tres categorías (Grupo I: para consumo humano directo. Grupo II: para elaboración de harina, pellets, aceite, alimentos para consumo animal, biodiesel, entre otros. Y Grupo III: para usos especiales, con niveles de aceites por encima de 20% y de proteína por arriba de 40%).
El portal Bichos de Campo informó que dentro del Grupo II (donde está contemplada la mayoría de la soja que produce Uruguay) habría cinco categorías de calidad. La más elevada cuenta con hasta un 4,0% de granos ardidos/fermentados, hasta 1,0% de materia extraña y hasta un 8,0% de grano verde.
“La reducción de la humedad implica una mejor conservación de los granos, razón por la cual algunos importadores prefieren adquirir soja estadounidense, que tiene una base de recibo de humedad del 13,0%”, explicó Chantal Baeumle Gabardo, directora de Calidad y Biotecnología de ANEC, la entidad que agrupa a las principales compañías exportadoras de granos de Brasil.
Baeumle Gabardo indicó que categorizar las calidades de las diferentes partidas de soja con destino a industrialización implica adaptar el estándar brasileño al presente en China, donde se establecen también cinco parámetros de clasificación.
Además, indicó que “sería deseable que la norma sume otros criterios no contemplados en la propuesta oficial, como la proteína, dado que la soja brasileña tiene un porcentaje muy superior al de Estados Unidos, lo que representa una ventaja competitiva que podría ser aprovechada en el mercado internacional”.
Es de los principales objetivos de la organización para este año; una empresa tiene avanzada la inversión en un horno, mientras aguardan por autorizaciones ambientales
Con el objetivo de responsabilizarse de la adecuada recolección y el debido tratamiento de los envases de los fitosanitarios y fertilizantes utilizados en el agro, la asociación civil Campo Limpio lleva adelante desde el año 2013 un plan aprobado por la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea, antes Dinama), de cobertura nacional, y permite que la cadena agrícola cumpla con las obligaciones previstas en el decreto 152/013, sobre el manejo y el destino final de los envases.
Este plan se enmarca en la preocupación del sector por una producción cada vez más sustentable con el medio ambiente y la sociedad. Actualmente el programa tiene más de 85 empresas importadoras y/o formuladoras asociadas, siendo el único programa referente para el sector.
La regulación nacional también incluye la gestión de los productos obsoletos, para los cuales Campo Limpio tiene aprobado un plan desde el año 2020, que aún no se ha podido poner en funcionamiento. La principal limitante es que, al día de hoy, Uruguay no cuenta con un horno autorizado para incinerar este tipo de productos de manera controlada, que asegure emisiones ambientalmente satisfactorias, dijo a VERDE el gerente de la organización, Aldo Invernizzi.
El ingeniero agrónomo acotó que una opción podría ser sacarlos del país, exportándolos a hornos en Europa, pero los requisitos para el transporte de sustancias peligrosas a nivel mundial y los costos de logística lo hacen inviable. Ante esa situación, Campo Limpio trabaja desde hace un tiempo en coordinación con la Dirección de Medio Ambiente, para encontrar una solución a esa situación.
Invernizzi comentó que “este año venimos bien encaminados, ya que estamos trabajando a nivel local con una empresa privada, que está dispuesta a realizar la inversión en el horno y las autorizaciones ambientales se encuentran en los procesos finales.
“Hay productores que tienen estos productos guardados de zafras de 10 a 20 años para atrás, que ni siquiera se sabe lo que tienen, lo que es un gran problema”, expresó.
El gerente de Campo Limpio hizo especial hincapié en “no llegar a la generación de un producto vencido”, para lo cual “se está trabajando con el canal de ventas” en hacer un “buen control de los stocks” de fitosanitarios.
Explicó que “el sistema será distinto al que se aplica para el tratamiento de los envases”, que son recibidos en los centros de acopio. Para los fitosanitarios obsoletos se organizarán jornadas de recolección en distintas zonas del país. “Nuestra tarea es avisar con antelación, para que los productores estén al tanto y puedan planificar la entrega de los productos obsoletos”, señaló.
El productor deberá enviar previamente ciertas informaciones sobre los productos, ya que “es un tema muy delicado; y hay que tener mucho cuidado en el manipuleo, acopio y transporte”, remarcó.
La recolección de productos obsoletos será gratuita para los productores, que para acceder a más información deberán contactarse a través del teléfono 29254539 o del correo electrónico info@campolimpio.org.uy
A reciclar
Sobre la operativa actual del tratamiento de envases, el gerente de Campo Limpio dijo que hay 20 centros de acopio, que están distribuidos en diferentes puntos del país, desde Bella Unión hasta Montevideo, para dar cobertura a las zonas donde es mayor la utilización de los fitosanitarios y fertilizantes.
Invernizzi recordó que a finales del año pasado se habilitó un centro de acopio en Cardona (Soriano) y que en 2022 se sumó otro en Ombúes de Lavalle (Colonia).
Dijo que actualmente la asociación recolecta el 37% de los envases que se vuelcan en los campos anualmente y “cerca del 98% de lo recolectado termina reciclado”.
El destino del reciclado final depende del material de los envases, ya sea como tablas o madera plástica, que vuelven a ser utilizados por las empresas del agro. “Hay una pequeña fracción, que son los envases que no se pueden lavar o quitar el resto del producto a través de la técnica del triple lavado, y deben ser destruidos”, indicó.
Planteó que “si bien se incrementaron los kilos de envases recogidos, se mantuvo estable el porcentaje total”, lo que “preocupa” a Campo Limpio, ya que “no se generó un crecimiento real”. Uruguay “se ubica a mitad de tabla” con su política de manejo, recolección y reciclaje de envases, informó.
“Brasil nos lleva 20 años de experiencia en ese tipo de tareas, con casi 90% de recuperación de los envases; Colombia llega al 60%; y hay otros países latinoamericanos que no tienen legislación al respecto y no llegan al 10% ”, comparó.
Invernizzi resaltó la importancia de avanzar en este tema, por el factor ambiental. Otro de los asuntos que preocupa es la utilización de los envases para otros destinos, entrando en contacto con personas, especialmente niños.
El área de siembra se incrementó 8% frente al año anterior; el 62% del cultivo en Uruguay se ubicó en los departamentos de Colonia, Soriano, Río Negro y Paysandú
Del análisis que Urupov (Asociación Civil Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales) realiza zafra a zafra para el cultivo de soja a través del uso de imágenes satelitales provenientes del sensor Sentinel, se concluye que el área estimada de siembra en la zafra 2021-22 fue de 1,165 millones de hectáreas. Se observa un crecimiento del 8% frente a la zafra precedente, luego de tres campañas donde la superficie se había mantenido estable en el entorno de 1,08 millones de hectáreas.
El 62% del área total de soja se ubicó en los departamentos de Colonia, Soriano, Río Negro y Paysandú. “Estos cuatro departamentos representaron el 60% del área sembrada en los últimos seis años, cuando se realizó el estudio de teledetección”, indicó a VERDE el director ejecutivo de la organización, Diego Risso. [um_loggedin]
El informe de Urupov también marca que en los últimos seis años se destinaron 2,7 millones de hectáreas a la producción de soja. Eso significa que en esa superficie y en ese período, al menos una vez se sembró soja. “El 50% de dicha superficie se ubica en 13 suelos con diferentes Índice Coneat. Existen 2,15 millones de hectáreas que poseen esos suelos y que no han sido destinadas para el cultivo en los últimos seis años”, acotó.
A nivel nacional, “los productores que siembran soja se han mantenido estables en estos años; el promedio es cercano a las 2.900 razones sociales”, informó el director ejecutivo de Urupov.
Risso indicó que el trabajo de la institución permitió disponer de información con respaldo. “Se explica la metodología y el margen de error, para que cada uno que acceda al informe haga sus propias consideraciones, entendiendo el grado de confianza que poseen los datos que construyen la información presentada”, dijo.
Sobre Urupov
Urupov es una institución sin fines de lucro, que cuenta con 55 empresas socias, con diversos perfiles. “Desde pequeñas y medianas hasta grandes, nacionales y multinacionales, incluyendo cooperativas, sociedades de fomento y al INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria)”, dijo el director ejecutivo.
Urupov trabaja con las principales especies vegetales sembradas en Uruguay (soja, arroz, trigo, cebada, colza, lupino, vicia, forrajeras y hortifrutícolas). Se fundó en 1994 con el objetivo de representar a las empresas semilleras, donde su hilo conductor es la propiedad intelectual que gira alrededor de las variedades protegidas, atendiendo también otros aspectos de la producción y comercio de semillas. “Desde esa época venimos generando mucha información, como resultado de los servicios proporcionados a nuestros socios. Nuestra gestión está basada en procesos, lo que nos ha llevado a invertir mucho en el desarrollo de software a medida, permitiéndonos acumular información a lo largo de los años y generar estadísticas de relevancia para el sector”, explicó Risso.
Agregó que “actualmente estamos desarrollando un software de inteligencia comercial, que nos permite trabajar en tiempo real con bases de datos y así disponer de información relevante para la toma de decisiones”.
Teledetección
Con la premisa: “no se puede gestionar lo que no se logra medir”, y “frente a la necesidad de conocer qué superficie de soja se siembra con semilla de origen legal, en la zafra 2015/16 se comenzó a invertir en la teledetección de área de soja por imágenes satelitales”, dijo.
La ingeniera agrónoma Rossina Aunchayna –profesional a cargo de esa área en Urupov, que tiene una formación específica en la materia–, procesa esas imágenes, con software especializado, algoritmos y días de trabajo, marcando dónde está ubicada la superficie sembrada de soja padrón por padrón.
Todo este trabajo posee otro pilar que le brinda fortalezas y confiabilidad, y es el respaldo a los técnicos de Uurpov a nivel de campo, que les permite verificar dicha información generada en gabinete, detalló.
“Gracias a todos estos esfuerzos, hoy tenemos información precisa y confiable. En base a estas mediciones se puede pensar en planes de acción para mejorar el sector semillerista y el uso de semilla de calidad superior”, acotó el ingeniero agrónomo.
Cabe destacar que en la zafra 2021-22 el 44% del área cultivada se sembró con semilla etiquetada, tanto categoría comercial como certificada, mientras que más del 42% se sembró con semilla de uso propio, dentro del Sistema de Valor Tecnológico (SVT) que lleva adelante Urupov.
Con estos números, “si bien es alentador saber que se logró bajar 4% el área ilegal respecto a la zafra anterior, fueron casi 170.000 hectáreas que se sembraron con semilla de origen ilegal y uso propio, que no se declaró y registró bajo el SVT”, lo cual nos lleva a redoblar los esfuerzos en consolidar un mercado transparente y justo para los distintos actores, donde se respeten los derechos de los obtentores y los productores accedan a variedades vegetales con genética y tecnología de punta”, sostuvo el director ejecutivo.
En el caso de soja, “el mercado de semillas ha tenido subas y bajas en la legalidad. En los últimos tres años veníamos con subas en la ilegalidad, cuyo pico llegó a 19% en la zafra pasada. Este año esa cifra bajó a 14%, o sea que el mercado legal llegó a 86%”, acotó.
En su informe, Urupov destaca que “Uruguay sigue siendo referencia a nivel internacional en lo que respecta al reconocimiento de la propiedad intelectual y el valor de la genética. Aunque estos números plantean un gran desafío a nivel nacional, ya que un 14% de ilegalidad y subdeclaración de la semilla usada es un desestímulo al desarrollo y lanzamiento de variedades y sus tecnologías asociadas”.
En esa línea, Risso indicó que la parte medio llena del vaso está representada por el nivel de legalidad, que “es muy alto al compararnos con la región y otros países”. El vaso medio vacío es que “hay unos 11 millones de kilos de semillas de soja que se siembran de forma tal que no reconocen los derechos de los obtentores e incluso gran parte no cumple con la normativa vigente”, lamentó.
El director ejecutivo de Urupov, entiende que la mejora en el área legal es multifactorial. “Los productores agropecuarios, las empresas semilleristas, el canal de distribución, Inase (Instituto Nacional de Semillas) y la institucionalidad –donde participa Urupov y otras instituciones semilleristas–, trabajamos para mejorar el mercado; por eso los resultados tienen un mérito compartido”.
En ese marco, dentro de las actividades que lleva adelante Urupov, está la inversión realizada en marcadores moleculares, para la identificación de variedades de soja, en un proyecto conjunto con Inase, para poner a punto dicha técnica. “La propuesta ha sido muy exitosa, cuando observamos la precisión de la tecnología y la velocidad de respuesta vemos que los análisis son entregados rápidamente y con resultados extremadamente precisos”, comentó.
En el último año Urupov realizó una inversión en el desarrollo y la utilización de los marcadores moleculares en el laboratorio de biología molecular de la Universidad de Buenos Aires. “Se mandan muchas muestras para analizar. Eso permite que, frente a una muestra ciega de soja, el laboratorio nos diga de qué variedad es. Hasta hace poco sabíamos si la variedad era Intacta o no en tiempo real, con el uso de tirillas reactivas. Hoy ya sabemos de qué variedad se trata, con una probabilidad superior al 99%; casi no hay margen de error. Eso ya está operativo”, remarcó.
Esta tecnología que hoy es usada por Urupov, las empresas y los productores, “ha otorgado grandes beneficios al sector. En el caso de los productores puede suceder que al guardar semillas haya mezclas, y con esta prueba rápidamente se sabe qué es, eso les permite tomar decisiones antes de la siembra, que les evitarán sorpresas en el cultivo. Es un servicio que está disponible y ya lo usa el productor”, describió Risso.
Destacó que Uruguay debe seguir mejorando su mercado de semillas de soja. “El negocio de la genética es de confianza; Uruguay, para posicionarse en el exterior –que es de donde toma gran parte de la genética que siembra–, tiene que demostrar que respeta la propiedad intelectual y el valor de la genética”, enfatizó.
Eso “permite que las empresas quieran llegar con su germoplasma a nuestro país, ya sea de forma directa o a través de representantes comerciales”, dijo.
En el caso de soja, el principal cultivo del país y uno de los principales rubros en la generación de divisas, “un alto porcentaje de la genética es de origen extranjero; por eso es clave el respeto por esa genética, para que sigan llegando los últimos avances”, planteó.
Agregó que es por eso que “Uruguay accede todos los años a más y mejores variedades y también llega la biotecnología. Tenemos que seguir en la misma línea; siempre tratando de mejorar”.
En el caso del trigo, la ilegalidad no supera al 5% del mercado; y la semilla de uso propio se ubica en torno del 50% del total.
OTROS CULTIVOS
Risso informó que muchas variedades de colza se encuentran dentro del sistema de valor tecnológico, por el cual los productores pagan una regalía por uso propio. “Son las variedades las que están dentro del sistema, al tiempo que los híbridos van por otro carril. Pero también manejamos la información y se comenzarán a construir las mismas estadísticas que se elaboran para soja y trigo. Vamos a invertir en imágenes satelitales en colza. Ya hicimos un proyecto piloto para dos departamentos y los resultados fueron muy buenos”, anunció.
Reconoció que en las especies forrajeras “debemos trabajar mucho; todos los actores tenemos un debe compartido en este segmento”.
URUPOV creó un grupo de trabajo en forrajeras, donde se generará “una agenda propia, que defina la línea de acción, entendiendo que debe mejorarse la situación de mercado; sabiendo que es más complejo generar estadísticas, así como lograr un control efectivo. Nos cuesta medir la realidad de ese mercado, y allí lo más complejo es el caso de la avena”, señaló.
Los grupos de trabajo de Urupov se dividen según las especies: Arroz, Cebada, Forrajeras, Soja, Trigo y Colza; también está el de Hortifruticultura (manzana) y el de Refugios en soja. A través de estos grupos se espera seguir creciendo como asociación, brindando servicios a sus socios y contribuyendo al fortalecimiento de la cadena de valor del sector semillerista. [/um_loggedin]
Es importante manejar el éxito de los buenos resultados económicos de este ejercicio, y capitalizar los beneficios fiscales que ofrecen, por ejemplo, los proyectos de inversión
Cr. Guillermo Moller Docente de Tributaria en UdelaR y UM; socio de AMG Servicios Profesionales *
Para la agricultura y ganadería el ejercicio 2021-22 ha sido para encuadrar. Los cultivos de invierno y verano alcanzaron rindes y precios excelentes; y la ganadería también logró precios históricos, que han acompañado durante todo el ejercicio.
Sin dudas, en la gran mayoría de los casos este será un ejercicio con un resultado económico altamente positivo, que permitirá acomodar las finanzas y los balances de zafras pasadas, que han castigado al productor. Además, brindará –a los más prolijos– la posibilidad de acumular reservas para los próximos ejercicios. Como se sabe en el sector, ya sea por condiciones climáticas o de precios, vendrán de ejercicios malos en algún momento.[um_loggedin]
El productor agropecuario está acostumbrado a realizar planificaciones en su esfera productiva, como por ejemplo, cuando se enfrenta a un pronóstico de año Niña y está proyectando los cultivos de verano. En ese caso toma medidas agronómicas preventivas y paliativas ante la posibilidad de escasez de lluvias y minimizar el impacto de una probable sequía.
Para el caso de los impuestos y el inminente cierre de ejercicio económico al 30 de junio de 2022, es necesario planificar de la misma forma. Porque cabe la posibilidad de que se presente la necesidad de tomar medidas preventivas o paliativas en caso de que se logre un muy buen resultado económico, para minimizar el impacto fiscal en la empresa.
Un muy buen resultado económico es altamente positivo y deseable en la vida de cualquier empresa, y eso luego repercute en todos los integrantes de la cadena, como proveedores de insumos, transportistas, exportadores y comercios del interior. Sin embargo, esa alta rentabilidad también da lugar a la eventualidad de tributar un alto impuesto a las ganancias.
Esta carga fiscal, la cual en su sano juicio toda persona física o jurídica querría minimizar dentro de las posibilidades legales existentes, es por la que el productor agropecuario en este escenario debería preocuparse y planificar el cierre de ejercicio.
Al igual que lo hace desde el punto de vista agronómico, debería tomar medidas financieras, económicas y hasta productivas para intentar minimizar su impacto.
Estas decisiones dependen de la situación particular de cada empresa, sin embargo, muchas de ellas se repiten y son aplicables en la mayoría de los casos.
Proyectos de inversión
La herramienta que tiene un mayor impacto en Uruguay para la reducción del Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE) son los proyectos de inversión.
¿Los proyectos de inversión son un dolor de cabeza o una herramienta que permite reducir impuestos? El marco de incentivos tributarios por inversiones en Uruguay dado por la Ley 16.906 de 20 de enero de 1998, en especial el establecido en el Capítulo III, otorga beneficios fiscales a proyectos de inversión declarados promovidos por el Poder Ejecutivo.
La reglamentación de dicho capítulo actualmente está dada por el decreto 268 del 30 de setiembre de 2020, que modificó mecanismos de aplicación que ya habían sido establecidos desde el año 2007 en adelante, adaptándolos a la situación de pandemia y necesidad de reactivación que tenía el país al momento de emitir este nuevo decreto reglamentario.
Los proyectos de inversión han tenido una amplísima aceptación por parte de los empresarios e inversores en Uruguay, en todos los sectores de actividad. Tal es así que, como ejemplo, en 2019 se aprobaron proyectos por US$ 1.060 millones (ya descontada la inversión de UPM 2); en 2020 fueron por US$ 475 millones (primer año en de la pandemia); en 2021 por US$ 534 millones (segundo año de la pandemia); y en los primeros tres meses del 2022 ya van aprobados proyectos de inversión por US$ 170 millones.
Con estos proyectos se logra principalmente, entre otros beneficios fiscales, la exoneración del IRAE como porcentaje de la inversión comprometida en el proyecto presentado. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a través de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (COMAP), efectúa un análisis de los proyectos a la luz de una matriz de indicadores, en virtud de la que otorga estos beneficios.
¿Quiénes pueden acceder y qué inversiones pueden incluirse? Todos los contribuyentes de IRAE, incluso los de IRAE ficto; no así los contribuyentes del Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios (IMEBA).
En términos generales, todas las inversiones en bienes muebles corporales destinadas a la actividad de la empresa, que integren el activo fijo, son elegibles para la obtención de beneficios fiscales.
Son elegibles, por ejemplo, las inversiones en maquinaría, vehículos utilitarios hasta US$ 30.000 valor CIF; en obra civil (construcción de bienes inmuebles, galpones, celdas y demás), no así la compra de inmuebles (compra de campos).
Para reducir los impuestos de este ejercicio es clave y necesario ingresar el proyecto de inversión antes del cierre del 30 de junio de 2022, y se considerarán como inversiones elegibles aquellas realizadas a partir del inicio del ejercicio 1° de julio de 2021 y hasta las facturadas y realizadas a fines de octubre de 2022 (fecha de presentación de la declaración jurada de impuestos anuales 2021-22).
¿Qué indicadores puedo comprometer en el agro? En términos simplificados y resumidos, el sector agropecuario básicamente debería sumar puntaje en alguno de los siguientes indicadores: generación de empleo; descentralización; inversión en tecnologías limpias; e inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).
Y un indicador sectorial entre: inversión en adaptación al cambio climático; certificaciones de calidad; encalados de suelos; mejora de la empleabilidad del personal; contribución a las exportaciones; e inversión en energías renovables.
Los más utilizados en el agro han sido la adaptación al cambio climático y tecnologías limpias, a través del manejo y gestión del agua (proyectos de riego, tanques, represas, pozos); aumento de exportaciones indirectas comprometiendo una mayor producción de determinados granos o carne; descentralización; maquinaria con un uso más eficiente y menos contaminante de insumos; montes de abrigo; alambrados; y aumento de empleo.
¿Qué beneficios obtengo? El principal es una exoneración de IRAE, determinada como un porcentaje de las inversiones elegibles. Como mínimo se obtiene un 30% de la inversión como exoneración de IRAE para utilizar en un plazo mínimo de cuatro ejercicios. Desde ese valor se puede aumentar hasta porcentajes muy altos, dependiendo la formulación y los indicadores comprometidos en el proyecto.
Otros instrumentos
Existen otros instrumentos fiscales para minimizar el impacto del IRAE en las empresas agropecuarias. A aquellas empresas que tuvieron una facturación bruta menor a aproximadamente US$ 1,2 millones en el ejercicio anterior se les permite descontar 40% o 60% de determinadas inversiones como gasto en el presente ejercicio, si se realizan antes del 30 de junio de 2022.
Dichas inversiones pueden ser en: maquinaria agrícola, en mejoras fijas (pozos, represas, tajamares, tanques australianos, bombas, balanzas, entre otras); en camiones, remolques, zorras; y en fertilizantes fosfatados para praderas permanentes.
Asimismo, las inversiones en alambrados, implantación de praderas permanentes, bosques protectores, construcción de tajamares, tanques, pozos, bombas, molinos, bebederos, si bien son un activo, una inversión, a los efectos de los impuestos se permiten considerar como gasto completamente en el ejercicio en que se realizan. Por lo tanto, si se realizan antes del 30 de junio también se podrán considerar como pérdida y reducir la ganancia fiscal para el IRAE.
En el caso de los cultivos de invierno, por más que estén en pleno proceso de desarrollo al cierre del ejercicio, todo lo que se logre avanzar antes del 30 de junio de 2022 se considera como gasto y, por lo tanto, reduce el IRAE actual.
Es decir que, todo lo que se pueda adelantar en la siembra, fertilización y aplicaciones en los cultivos de trigo, cebada, colza y otros, permitirá reducir la carga fiscal correspondiente al ejercicio 2021-22, a pesar de que esos cultivos se cosecharán en el correr del ejercicio 2022-23.
* El autor es contador público de la Universidad de la República (UdelaR). Máster en Contabilidad y Finanzas de la UVA en España. Máster en Tributación por la UdelaR. Socio en AMG Servicios Profesionales, un estudio profesional radicado en Soriano y Montevideo. Docente de la Facultad de Ciencias Económicas en la Cátedra de Tributaria desde 2009. Y docente en el Posgrado de Tributaria de la Universidad de Montevideo. [/um_loggedin]