La tendencia marca que las siembras de primera crecerán al ritmo del riego; en secano se fortalecen las tardías, que predominan en la superficie total del cultivo en Uruguay
El área de siembra de maíz en los próximos años puede llegar a 300.000 hectáreas en Uruguay. “En todos lados el maíz está cambiando como cultivo”, porque “los niveles de productividad son llamativos respecto a lo que pasaba hace unos 10 años”, cuando “era un cultivo de alto riesgo y de rendimientos no tan buenos para las condiciones uruguayas”, comentó a VERDE el director de Unicampo Uruguay, Esteban Hoffman.
Agregó que “ahora tenemos cultivos bajo riego, que pueden ser comparables con los de Estados Unidos”, ya que “hay productores que sacan de 14.000 a 16.000 kilos”, por hectárea, “algo no esperable”, dijo en el XI Simposio de Maíz, organizado por Yalfín y NK Semillas en el hotel Sheraton de Colonia.
Comentó que se va a “siembras más tardías”, lo que es “más seguro y de menor costo”, entonces “en los últimos años el maíz no solamente crece, sino que baja su dependencia climática, la variación de rendimiento entre años se reduce y eso baja el riesgo a un cultivo caro”, porque es el que demanda la mayor inversión del sistema agrícola de secano.
Indicó que “el año pasado se sembraron casi 190.000 hectáreas de maíz”. Y si se pone en perspectiva al área de soja –que es un poco más de 1,2 millones, según Urupov–, sumada a la superficie de maíz, de sorgo y algún área mínima que no se siembra en verano, “estamos en cerca de 1,5 millones de hectáreas en agricultura, donde las gramíneas de verano ocupan entre un 12% y 14%”, planteó.
Hoffman destacó la evolución del maíz y “la necesidad que tiene el sistema” por ese cereal. Señaló que influye “la velocidad con que cambia el cultivo en la región, donde se ha transformado en un maíz de estación corta, porque gran parte del cultivo en secano se siembra tarde”. Más allá de lo que pueda pasar este año por la coyuntura climática, Hoffman sostuvo que “pensar nada más que en 20% del área agrícola de verano de Uruguay con maíz es pensar en 300.000 hectáreas”.
Afirmó que, en general, “la mayoría de los operadores está de acuerdo. Si hacemos bien los deberes y tenemos un poco de suerte, porque siempre hay que tenerla, el país está preparado perfectamente bien para alcanzar ese objetivo”.
La tendencia de los últimos años en la región, sin contemplar a Bolivia, está mostrando un aumento del área sembrada de maíz y una migración a siembras tardías, porque “en proporción crecen más los maíces tardíos, ya sean de primera o de segunda, porque hay maíz de primera que se siembra tarde”, acotó.
El director de Unicampo señaló que el año pasado el 65% de la superficie de maíz fue sembrada “tarde”, algo que también ya ocurrió en Argentina y está ocurriendo en Brasil. Explicó que las razones tienen que ver con que es un cultivo “más barato, sembrado tarde, con menos población y menos nitrógeno”. Pero por sobre todo está el momento crítico, ya que la primera etapa del llenado de grano se registra cuando “el riesgo hídrico es más bajo”, argumentó.
Hoffman consideró que en Uruguay “los maíces de primera y en condiciones de secano tienen su etapa crítica en un momento muy agresivo para un cultivo muy dependiente del agua, y nuestros suelos tienen un vaso muy chico”, y planteó que “con riego la situación es otra”.
La tendencia tecnológica “marca que hay menos maíz de secano sembrado en fecha temprana”, ya que en secano “el maíz se siembra tarde”. Con riego “es distinto, crece el área de primera, por más que hay situaciones de riego en maíces sembrados después de trigo o colza con muy buenos resultados”, confirmó.
El ingeniero agrónomo describió que en la zafra 2021/22 “el 25% del área de maíz de primera se hizo bajo riego. Ese es un indicador muy fuerte. A medida que la superficie bajo riego crece, el maíz de primera acompaña ese proceso”. En tanto, el maíz en condiciones de secano va hacia las fechas de siembra tardías”.
Sobre el ajuste del manejo, sostuvo que en Uruguay “se está aprendiendo mucho”. Dijo que “se está apuntando a poblaciones mucho más bajas”, que se observan “siembras con 50.000 o 55.000 plantas” sembradas tarde, “cambiando la distancia entre hileras, ajustando la fertilización de ese cultivo”; pero también reconoció que “queda mucho por aprender”.
A la vez, indicó que “hay híbridos que se adaptan muy bien a las fechas de siembra tardías”, pero aclaró que “no son todos”.
LOS CULTIVOS BAJO RIEGO
“Los sistemas bajo riego son bastante particulares” y representan unas “35.000 hectáreas”, siendo un “3% del área total” de cultivos agrícolas, lo que es “poco”, consideró. De todas maneras, los rendimientos muestran “incrementos de 200% respecto al maíz de secano”, y que en años de sequía esa diferencia “puede multiplicarse por cuatro”, destacó a VERDE el asesor agropecuario y de la asociación Regadores Unidos del Uruguay (RUU), Santiago Arana.
El ingeniero agrónomo se refirió a estos temas en el XI Simposio de Maíz, donde hizo hincapié en la estabilidad de los sistemas agrícolas bajo riego y en la baja disponibilidad de agua por las tres sequías consecutivas que perjudicaron a la producción agropecuaria en Uruguay.
Destacó que los rindes de maíz bajo riego “solamente bajaron un 10%” en ese contexto, alcanzando un promedio de 11.500 kilos por hectárea, que fue “el más bajo de los últimos siete años”; mientras que los de secano llegaron a un promedio de 1.450 kilos. “Se derrumbaron a resultados ruinosos respecto a los rendimientos históricos de maíz”, comparó el asesor de RUU.
Arana dijo que todos los ensayos y la base de datos se hace a partir de los resultados de las chacras de productores, que en total abarcan unas 18.000 hectáreas de maíz y permiten hacer un contraste con las de secano. Informó que “el 10% de las chacras que más rinden promedian los 14.000 kilos” por hectárea, y que además hay chacras “puntuales” que llegan a 18.000 kilos por hectárea.
Señaló que el área de riego se divide en dos: el de los sistemas fijos, que están en una posición y riegan un cultivo por año; y los pivotes móviles, que riegan una posición temprana que por lo general es maíz, y luego se mueven para una posición tardía para regar otro cultivo, que es soja.
Con esa distribución, en RUU la relación maíz-soja total “tiende a emparejarse”, explicó. En la zafra anterior “el área de riego de maíz alcanzó las 18.000 hectáreas y de soja fueron unas 20.000 hectáreas”, detalló.
El cultivo de maíz bajo riego registra un “punto de equilibrio” que depende de ciertos factores vinculados con el manejo particular, que impactan en el costo, y también a las diferencias en su cálculo. Pero sostuvo que se puede estimar en unos “6.000 kilos” por hectárea.
De cara a la próxima siembra, advirtió que la “enorme mayoría de las represas ha tenido dificultades con el almacenamiento de agua”, debido al déficit hídrico de los últimos años. Y que eso ha motivado que en los casos donde no se pudo llegar al volumen óptimo, la superficie de maíz temprano con tecnología de riego tiende a bajar.
MÁS ÁREA Y NUEVOS HÍBRIDOS
“En los últimos años viene creciendo la superficie de siembra de maíz en Uruguay”, y en estos años cambió la proporción de siembra “hacia las siembras de segunda”, señaló el responsable de Desarrollo de Yalfín, Pablo Leiva. Agregó que el año pasado el área del cultivo llegó a unas 200.000 hectáreas y que “este año se prevé un aumento en la intención de siembra, lo que dependerá de la evolución del clima y el impacto en las condiciones de siembra”.
Explicó que la superficie de siembra de la zafra pasada estimada por Yalfín surge de la declaración de ventas del Instituto Nacional de Semillas (Inase), el área que informó la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) y el saldo estimado por las cámaras de comerciantes y galpones de los productores, porque “el año pasado quedó mucha área sin sembrar, por la seca”.
En el XI Simposio de Maíz, de Yalfín y NK Semillas, se realizó el lanzamiento de los híbridos NK 870 Vip 3 y NK 842 Vip 3, que ya se había presentado en 2022 pero con poca disponibilidad de semilla. Leiva sostuvo que ambos híbridos “acortan el ciclo” frente al resto del portafolio de NK y Yalfín. “Eso es muy importante porque se adelanta la cosecha y quedan en condiciones similares al resto de los competidores”, consideró.
En cuanto a los rendimientos, dijo que “son muy buenos, tanto en ambientes restrictivos como medios”. Señaló que NK 842 Vip 3 está “mejor posicionado para ambientes de alto potencial, bajo riego” y que para el resto de los ambientes ambos “son muy similares”.
Sobre el manejo de esos híbridos, Leiva comentó que “hay una base de datos muy grande, donde se ajustan las poblaciones”, y que la población “siempre depende del híbrido en cuestión y del ambiente a donde lo vamos a sembrar”. Explicó que “en una misma situación NK 842 Vip 3 llevaría algo más de plantas que NK 870 Vip 3, que está más adaptado a bajas poblaciones”.
El responsable de Desarrollo de Yalfín hizo foco en el concepto “plasticidad reproductiva”, y marcó que NK 842 Vip 3 “es un híbrido prolífico”. Sobre NK 870 Vip 3 dijo que “cuenta con espiga flex, que permite bajar poblaciones para ambientes restrictivos”, pero si mejoran las condiciones de precipitaciones en el período crítico, “con estos dos híbridos podemos capitalizar esas mejoras ambientales”.
El portafolio de maíz de Yalfín para la próxima zafra está compuesto por: Syn 979 Vip 3, que es de ciclo medio largo y está posicionado para el segmento silero, con siembras de primera; Syn 840 Vip 3, el material con “mejor comportamiento de la caña frente a quebrado y vuelco, recomendado para siembras de segunda”; NK 842 Vip 3 y NK 870 Vip 3, recomendados tanto para siembras de primera como de segunda; y para un planteo de silo planta entera la recomendación es utilizar NK 842 Vip 3.
A dos años del lanzamiento del sistema Enlist en Uruguay, Rutilan y Corteva realizaron una actualización sobre las prácticas de manejo para sacarle el mayor provecho, maximizando el cuidado y la sustentabilidad de la tecnología. El intercambio técnico denominado Enlist 360° se realizó en 12 localidades de Uruguay, con foco “en el manejo de la tecnología para maíz y soja, aportando los últimos conocimientos generados a nivel de chacra para el control de nuevas malezas, como las crucíferas resistentes o capines, buscando a la vez un uso responsable, con un manejo eficiente y que sea sostenible en el tiempo, explicó a VERDE, el ingeniero agrónomo Juan Martín Sorrondegui, integrante del departamento técnico de Rutilan, representante de Corteva en Uruguay.
Uno de los objetivos del ciclo, del que participaron más de 500 técnicos, “fue repensar qué ajustes se podrían realizar a nivel de dosis, mezclas, compatibilidades y estrategias, buscando una nivelación entre los técnicos para que un correcto uso de la tecnología Enlist, y así lograr su mejor aprovechamiento”, señaló.
En función de las preguntas realizadas en esas actividades, se detectó que las principales malezas que están afectando al cultivo de soja son: amaranthus, capines y en tercer lugar –dependiendo de la zona– lo ubican las crucíferas o carnicera. “Hace unos años la carnicera tenía una incidencia mayor, pero al manejarla en el otoño y en el invierno, se llega al verano sin mayores problemas”, destacó Sorrondegui.
En el caso del maíz, la principal maleza es el capín, que al ser una gramínea cuenta con menos herramientas de control en relación al amaranthus, que tiene más alternativas.
Explicó que el control del maíz Enlist guacho se logra con clethodim, como “si fuera cualquier otro maíz”. Por otra parte, las sojas Enlist tienen capacidad de detoxificar el 2,4-D y parcialmente al Starane, un herbicida que quedó en una situación intermedia y no se puede usar como herramienta controladora. “Lo que sí podemos usar para el control de las sojas Enlist guachas es todo el resto de los auxínicos, como Dicamba, Tordon o cualquier producto que contenga Arylex”, indicó.
Sorrondegui acotó que la modalidad de trabajo virtual de los talleres “fue muy interesante, ya que no solo se presentó información a los participantes sino que estos pudieron interactuar, generándose una experiencia muy favorable. A dos años del lanzamiento de Enlist, tanto en soja como en maíz, se había generado información adicional vinculada a nuevas malezas, como el caso de las crucíferas resistentes o capines, ambas con desafíos de crecientes de control”.
En las actividades también se lanzó la tecnología Conkesta Enlist en soja, que este año estará disponible a nivel comercial. “A las herramientas herbicidas ya conocidas del sistema Enlist, le suma la proteína Bt para el control de insectos”. En el caso del maíz la novedad fue el lanzamiento en volumen de PowerCore Ultra Enlist. “Hasta el año pasado la tecnología Enlist estaba disponible en una versión inferior para el control de insectos. Si el productor quería máxima protección en insectos, tenía disponible la tecnología PowerCore Ultra, pero si quería mayor cantidad de herramientas para el control de malezas debía usar el PowerCore Enlist. Este año ya tenemos el 80% del portafolio de híbridos de Pioneer con la versión PowerCore Ultra Enlist, teniendo el mejor control de malezas con el mejor control de insectos en el mismo híbrido”, explicó.
En el caso del maíz, comentó que Pioneer ofrece un refugio Enlist para sus híbridos Enlist, con la posibilidad de utilizar “prácticamente todas las herramientas”, como glifosato, Verdict Max y Enlist, pero por ahora no glufosinato de amonio. Se puede implementar casi la misma estrategia que en un híbrido Ultra Enlist, pero marcando las áreas de refugio para que no se vea afectado por el glufosinato”.
El técnico de Rutilan aseguró que la compañía ya está trabajando para poder lanzar la tecnología completa y también los refugios. “El evento ya está desregulado, solo falta tener el híbrido pronto, pero suponemos que para la zafra 2025 vamos a tener un refugio resistente a glifosato, Verdict Max, Enlist y a glufosinato de amonio”, detalló. El área de refugio en el cultivo de maíz debe ser del 10%.
En cuanto a soja, la tecnología Conkesta Enlist requiere un refugio de 20%, al igual que en el resto de las biotecnologías para el control de insectos, que debe ser una soja Enlist, que permite la utilización de glifosato, 2,4-D y glufosinato de amonio.
La evolución
Sobre el desempeño que ha tenido el sistema Enlist en Uruguay, Sorrondegui aseguró que Rutilan y Corteva están “muy conformes” con el manejo, sabiendo que “siempre hay aspectos para ajustar”. Dijo que en la agricultura uruguaya se observa “una evolución en el manejo de malezas resistentes, que nació con la incorporación de herramientas residuales que permitieron avanzar en las estrategias de desecación, de reseteo de malezas complicadas”.
Luego se sumó la tecnología Enlist, que posibilitó “un salto en el manejo”, valoró. Sostuvo que hoy el productor utiliza el sistema Enlist “como herramienta aditiva a ese conocimiento existente”. Por más que Enlist permita la utilización de herbicidas posemergentes, potentes y flexibles, “no podemos prescindir” de un manejo residual adecuado”, enfatizó, ya que son “sinérgicos” uno con el otro. Destacó que “el mejor resultado de Enlist se logra haciendo bien las cosas en la presiembra, con un paquete de residuales ajustado”.
Si bien consideró que el productor “está haciendo un buen manejo” de las tecnologías disponibles, sostuvo que “son importantes” estas instancias, porque “permiten realizar los ajustes necesarios en función de los nuevos conocimientos y de las experiencias que se han generado en estos dos años”, acotó el integrante del departamento técnico de Rutilan.
El Sistema de Control de Malezas Enlist está compuesto por tres elementos: los eventos biotecnológicos en soja y maíz, el herbicida Enlist Colex-D y el manual de buenas prácticas Enlist Protect. En Uruguay, “se generó un manual de acuerdo con las condiciones, productos y rangos de dosis” que se pueden utilizar en el país, y “ajustado a las malezas presentes”, comentó. Agregó que incluso “interacciona con la parte regulatoria, donde se manejan dosis registradas, períodos de carencia para los residuos en grano y la consecuente inocuidad del producto que se exporta”.
El manual contiene pautas para la elección de tecnologías de aplicación, boquillas, recomendaciones para el lavado de tanque, información de compatibilidad entre herbicidas, así como otros elementos de gran importancia para la sustentabilidad de la tecnología. “Incentivamos su uso”, resaltó.
En Uruguay se comenzó a trabajar con el sistema Enlist en 2012, nueve años antes de su lanzamiento. “Hubo mucha investigación para ajustar el programa y la tecnología a nuestra realidad. El trabajo es continuo, ya que el comportamiento de las malezas es muy dinámico y demanda nuevas exigencias de control”, por lo que “es relevante actualizar la información”, sostuvo Sorrondegui.
Es el momento de las buenas prácticas
Estos dos años de utilización de la tecnología Enlist “han sido muy exitosos y permitieron conocer y caracterizar mejor la herramienta para poder homogeneizar la información para cada zona del país”, dijo a VERDE el ingeniero agrónomo Diego Sorrondegui, director de Rutilan SA.
Consideró que la época de los manejos “simples ya terminó”, y que el nivel de complejidad con el que se vienen manejando los cultivos genera que en la actualidad “no sea tan difícil hablar de buenas prácticas y que el productor sea consciente de la importancia del buen uso de las tecnologías para que perduren en el tiempo”.
A su vez, destacó la importancia de “no borrar” los conocimientos previos sino incorporarlos al manejo de la nueva tecnología. “Nadie discute el manejo de los productos residuales, de los múltiples modos de acción y demás. Una gran cantidad de conceptos hoy forman parte de lo que se debe realizar para que las tecnologías duren y podamos seguir produciendo”, puntualizó.
A su entender, la adopción de Enlist en soja “superó las expectativas”. En el caso del maíz recordó que el año pasado los eventos estaban separados y sorprendía la “priorización” del sistema Enlist frente al control total de insectos. Sin embargo, este año con PowerCore Ultra Enlist el productor no tendrá que elegir entre el control de insectos o el control de malezas, por lo que “se espera una alta adopción”.
Sorrondegui señaló que más del 80% del germoplasma de Pioneer está convertido a PowerCore Ultra Enlist, que “es la máxima tecnología disponible”, y subrayó que “el pasaje de la base genética fue una decisión que Corteva tomó hace tiempo”.
En el caso de la soja Corteva trabaja con la marca Pioneer y licenciatarios como Don Mario, Nidera, Stine, LDC, entre otros, donde el foco está puesto en el buen uso de la tecnología para que permanezca.
Sorrondegui resaltó que las buenas prácticas son una parte esencial en la producción agrícola, por el cuidado de las tecnologías, los esquemas de producción y los productos que se generan en el campo.
Dijo que cada vez se hace más énfasis en las ventanas de aplicación, dosis, condiciones, entre otros aspectos, porque hay multiplicidad de cultivos y de destinos, cada uno con sus restricciones. Recordó que “hace 10 o 15 años no se hablaba de estos temas, pero hoy los técnicos saben que hay ciertos productos que se tienen que manejar de determinada forma, mirar cosas que antes no se miraban, para cuidar la inocuidad del producto”.
A nivel agronómico dijo que hablar de buenas prácticas también es más sencillo, porque el productor tomó conciencia de su importancia para obtener mejores resultados.
La capacidad de acopio de Mato Grosso es inferior al 50%; los productores de ese estado sostienen que quienes guardan los granos en su predio tienen más libertad económica
La zafra de soja 2023/24 inicia con un potencial de producción de 163 millones de toneladas (Mt), según se anunció en la reciente inauguración nacional de la siembra de la oleaginosa en Brasil. La actividad, denominada Cosecha 2023/24, se realizó en Jaciara, al sur de Mato Grosso, y fue organizada por el proyecto Soja Brasil. En esa instancia se destacó que en 2024 se cumplirán 100 años de la llegada de la soja a ese país.
En ese marco, el presidente de la Asociación de Productores de Soja de Mato Grosso (Aprosoja-MT), Fernando Cadore, destacó que Brasil pasó de ser un importador de alimentos a un granero mundial en pocas décadas.
Recordó que Brasil produjo 315 Mt de cereales en la cosecha 2022/23, y que 155 Mt fueron solo de soja, pero advirtió que el gran problema que persiste es la falta de almacenes. Planteó que algo que podría ser una solución para el país termina siendo un problema, y sostuvo que ese déficit supera el 60% a nivel nacional. “Es uno de los principales cuellos de botella en el estado de Mato Grosso y en Brasil. En el mayor estado productor del país, la capacidad de almacenamiento es inferior al 50%”.
Cadore sostuvo que la disponibilidad de crédito en Brasil no fue creada para que el productor tenga almacenamiento en su propiedad. “Si se rompe una correa de una cosechadora y el agricultor intenta reponerla, puede salir de una concesionaria con una máquina nueva, pero construir un acopio no tiene las mismas facilidades”, lamentó.
Para ilustrar el problema, dijo que “producir sin tener acopio es lo mismo que tener una heladería con congelador para sólo el 50% del stock de helado”.
Según el representante de la entidad, el problema también afecta la conciencia del productor. “Es necesario reducir la evolución de la compra de máquinas y pensar en el almacenamiento. De nada sirve tener máquinas nuevas si el camión está en la cola por falta de espacio para almacenar la producción”, enfatizó.
La directora ejecutiva de CASP Industria y Comercio, Anelise Marques, señaló que “la tasa de interés para la infraestructura de almacenamiento en Estados Unidos es del 3,6%, pero si en Brasil un productor logra una tasa del 8,5% “es un milagro”. “No tenemos una política seria para reducir la burocracia en el acceso al crédito para este problema”, lamentó.
Agregó que en Estados Unidos el 66% de los almacenes se encuentra en los establecimientos de los productores, y que en Brasil sólo llega al 15%. Al tiempo que enfatizó que “el productor que almacena en su predio tiene libertad económica”.
El contexto
El analista Vlamir Brandalizze, de Safras & Mercados, afirmó que el productor está cometiendo el mismo error que en la cosecha anterior al momento de comercializar. “Ahora tenemos menos del 20% de cosecha futura negociada, cuando lo normal sería entre el 35% y el 40%. Llegaremos a marzo, abril y mayo con mucha soja para comercializar nuevamente, lo que no sería un problema si tuviéramos capacidad de almacenamiento y portuario”, dijo.
El mundo produciría alrededor de 400 Mt de soja en esta próxima cosecha, según estimaciones de Safras & Mercados. Según el analista, el exceso de oferta, la presión de Chicago y las primas hacen que la tendencia marque precios negativos para 2024. “Sin embargo, no tenemos ningún problema de demanda. Nos sorprende que China le compre más de lo esperado a Brasil. Deberíamos cerrar 2023 con exportaciones en torno de los 98 Mt”.
Brandalizze destaca que las granjas porcinas chinas tenían una capacidad de entre 200.000 y 220.000 cerdos en 2022, mientras que las nuevas estructuras permiten hasta 600.000 cerdos. “La escala y la demanda están creciendo, y con la soja y el maíz baratos la demanda de carne aumentará”, opinó.
Representantes del gobierno, analistas y productores coincidieron en reconocer que la aplicación de riego es la única herramienta con capacidad de impactar en la tasa de crecimiento de tendencia en Uruguay. También señalaron que es difícil imaginar alguna política que pueda ser tan efectiva y que alguien pueda estar en contra. Según las proyecciones esperadas, hablaron de un gran impacto económico del riego, de casi un 5% del producto bruto interno (PBI) en 2030. Pero alertaron sobre los obstáculos, y plantearon que la primera acción debe ser removerlos, sobre todo aquellos que son innecesarios y de carácter burocrático.
En el marco de la Expo Prado 2003 se realizó la conferencia titulada Riego, la tecnología para cambiar la matriz productiva del Uruguay, organizada por la Asociación Rural del Uruguay, Regadores Unidos del Uruguay (RUU), radio Carve y revista VERDE. Allí se desarrollaron las ponencias Evolución del riego en Uruguay –a cargo de los ingenieros agrónomos Santiago Arana y Gastón Sebben, asesores de RUU– e Impactos del riego en la economía uruguaya –a cargo del economista Ignacio Munyo–.
En esa instancia también se realizó una mesa redonda cuyo tema fue: El riego en los diferentes sistemas de producción, el rol de la energía para regar más hectáreas. Allí participaron el productor Ignacio Goicoechea; Daniel Gonnet, gerente agronómico de Casarone Agroindustrial; Julio Luis Sanguinetti, vicepresidente de UTE; y Daniel Rubio, de RUU.
limitaciones, beneficios y falta de adopción
Rubio destacó “el importante crecimiento” del riego en los últimos 30 años del agronegocio en Uruguay, con fuerte adopción de tecnología e inversiones. “Esto nos permite ser optimistas con relación al impacto de potenciar este proceso a través de la adopción significativa del riego. Existen los recursos hídricos, energéticos y financieros necesarios para proponerse metas como las que se plantean en el trabajo de Ceres”.
Agregó que “la incorporación del riego representa un fuerte incremento en la productividad de todos los factores de producción, y que permitiría canalizar importantes inversiones sectoriales y extrasectoriales si se levantan restricciones actuales y se incorporan los estímulos adecuados, como los establecidos en la Ley de Riego 19.553”.
Rubio enfatizó que el riego “es la única herramienta que conocemos con capacidad de impactar en la tasa de crecimiento de tendencia del Uruguay (menor al 2%), con guarismos muy superiores al crecimiento máximo que se estima con la información disponible (2.9%)”.
Sostuvo que los beneficios económicos generados por el riego “se distribuyen enteramente dentro de las fronteras del país y algunos precios relevantes pasan de la paridad de importación a la de exportación, perjudicando a los productores de granos, pero beneficiando a las cadenas productivas”.
También valoró que la tasa de adopción del riego “sigue casi perfectamente la curva de precios de los productos obtenidos, al menos en la agricultura”, que “es rehén de la rentabilidad”. Remarcó que la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap) “ha sido una herramienta relevante para contribuir al incremento de la rentabilidad de las inversiones en riego”. Y también, aunque en menor medida, “las bajas tasas de interés de los últimos años”, señaló.
Tomando como referencia la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Rubio señaló que el área potencialmente regable en Uruguay es de 1,8 millones de hectáreas. “Podemos identificar algunas causas de la falta de adopción masiva del riego a pesar de su rentabilidad a nivel predial y del impacto que se obtendría a nivel país. No se trata de una adopción relativamente simple, como la mecanización más eficiente o la tecnología digital, más aun en un país donde llueve mucho”, explicó.
Rubio precisó que “en muchos casos la dificultad y demora para el acceso a la energía eléctrica, con altos costos de inversión fija y costo del megavatio por hora, es el costo operativo más relevante”. Agregó a esta lista la “posibilidad de tributación por el Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios (Imeba) para productores mayores de 100 hectáreas Coneat conspira contra la inversión y la adopción de tecnología, entre otras la de riego”.
Propuestas para levantar restricciones
Consultado sobre qué medidas se proponen para levantar las restricciones identificadas, Rubio dijo que “en primer lugar, para lograr una escala que pueda definirse como cambio de la matriz productiva del Uruguay, debe existir una política de Estado, que lejos de sustituir la iniciativa privada, le remueva obstáculos y la promueva. Deben romperse viejos paradigmas y mitos que han condicionado las decisiones de inversión de empresas públicas y de privados”.
Enfatizó en que “para promover fuertemente el desarrollo del riego en Uruguay, recorriendo el camino de mínima resistencia, la primera acción debe orientarse a remover obstáculos innecesarios, de carácter burocrático (complejidad de trámites, tiempos de resolución de permisos de riego, demora para la aprobación de proyectos en Comap, entre otros)”.
También planteó “cuidar muy especialmente que las exigencias para la implementación de proyectos de riego, que tengan “amplia base científica”. Planteó como ejemplo la implementación de “proyectos con adecuados lineamientos ambientales y no que los lineamientos ambientales dirijan los proyectos”.
“La Ley de Riego con destino agrario, largamente estudiada y discutida, debe ser reglamentada lo antes posible para levantar una serie de restricciones a la adopción y para promover la inversión en riego”, sostuvo.
Rubio entiende que “para robustecer más esa figura se dispone que se pueda transmitir a sus socios el crédito generado por la Ley de Promoción de Inversiones, a prorrata de su participación en la inversión realizada”. Así como “incorporar nuevas figuras jurídicas como la creación del operador de sistema de riego, que contribuye fuertemente a profesionalizar los servicios asociados al riego. Se trata de personas privadas a quienes les interesa cofinanciar, construir y operar el sistema durante el tiempo de la concesión a cambio de una remuneración. También concesiones condicionadas y gravámenes voluntarios y acordados contractualmente por disponibilidad”, detalló.
Instrumentos a estudiar
Agregó que “se habilita expresamente la conducción de agua a través de los cursos naturales, respetando los caudales establecidos en el permiso o concesión. Ello viabilizaría muchos proyectos que implican transportes a largas distancias, desde el acopio al campo donde se utiliza el agua. Permite embalsar en zonas de menor valor agronómico, mayor eficiencia topográfica y menor riesgo ambiental por eutrofización”. También señaló que “hay otros instrumentos a estudiar, como los bonos utilizados en Italia durante la pandemia, que pueden viabilizar la inversión en riego de medianos y pequeños productores, en la medida que es imprescindible que no sean excluidos del proceso de adopción”.
Rubio destacó que hay estudios a nivel de anteproyectos en los ríos San Salvador y Yi, “donde UTE está trabajando y usando como modelos para ajustar metodología”. Insistió en que “hay privados dispuestos a invertir, con el marco de la Ley de Riego, y que se han presentado ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)”.
“En el contexto que se plantea parece muy importante que el Ministerio de Ambiente no maneje criterios exageradamente precautorios, particularmente con relación a los caudales ambientales. Para definir los criterios desde un ángulo técnico, se debe invitar a participar a los ámbitos académicos como el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la Universidad de la República, entre otros”, planteó.
Rubio sostuvo que el desarrollo del riego en Uruguay pasa “necesariamente por el represamiento del agua, para lo cual las modalidades de financiamiento –en términos de plazos y condiciones de pago– son de una importancia central”.
Finalmente, destacó que la divulgación y promoción de las ventajas de la aplicación del riego “deben ser una causa nacional, para que los operadores tengan conocimiento cabal de la aplicación de la tecnología, sus riesgos y beneficios, para tomar las decisiones en forma objetiva y correcta, de acuerdo con sus posibilidades”.
La actualidad del riego en Uruguay
Arana detalló que hasta la zafra pasada el área de RUU comprendía unas 33.000 hectáreas –con más de 550 equipos de riego– que representa el 87% del área total de cultivos regados en el país. En cuanto a los cultivos regados, dijo que el maíz representa aproximadamente el 50% y la soja el otro 50%. Destacó que en los últimos tres años se duplicó esa tasa, y “ya estamos en un aumento del 13,5% anual, calculada sobre el área total. Cualquier proyección que hagamos del área regada del país parte de la base de que es un rubro que está creciendo a tasas importantes. Si uno proyecta esa tasa de crecimiento puede asegurar que va a continuar”.
Arana señaló que el riego se hace para lograr mayor producción, entre otras cosas. Informó que en las últimas siete zafras los rendimientos de RUU en maíz se ubicaron en un promedio de 11.000 kilos por hectárea. “Esto marca una diferencia entre el riego y el secano de 6.700 kilos por hectárea, es más que importante. Y otro aspecto que es característico del riego es que reduce la variabilidad interanual. Podemos ver que el riego tiene coeficientes de variación del 8,4%, mientras que el secano es cuatro veces más alto, arriba del 35% de variación”, indicó el asesor de RUU.
Sobre los rendimientos de soja bajo riego, dijo que el promedio fue de 3.620 kilos por hectárea, mientras que en secano fue de 2.500 kilos por hectárea. “Esto marca una brecha de más de 2.000 kilos por hectárea, y en este caso se mantiene una menor variabilidad de los datos. Si lo analizamos desde el punto de vista del insumo, vemos que lo que está haciendo variar estos rendimientos es el agua”, afirmó.
La asociación RUU calcula que la eficiencia del uso del agua para el maíz está en el eje de 29 kilos de granos por milímetro regados, y para la soja es de 9 kilos de grano por milímetro regado. “Son valores absolutamente esperables”, comentó.
El agrónomo enfatizó que, “en términos promedio, el maíz con riego rinde 2,5 veces más que el maíz de secano” y en años secos “la relación entre secano y riego se va a cuatro veces más”. Y en soja la producción bajo riego “es casi el doble que la no regada”, destacó.
Arana dijo que “quien controle el manejo del agua en febrero podría tener una brecha de rendimiento del 57% en soja”, porque en ese mes se ubica el período crítico del cultivo. “Podemos decir entonces cuánto y cuándo regar”, algo que “resulta fundamental para obtener mejores resultados”.
Señaló que entre 2017 y 2022 RUU desarrolló una herramienta con la Agencia Nacional para el Desarrollo. Se trata de un sistema de balance hídrico web, que consiste en un modelo de simulación que permite cateterizar el suelo de la chacra, la ubicación geográfica y define qué base climática va a utilizar para calcular la demanda de la atmósfera.
“Lo que logramos con esto fue tener una herramienta objetiva para el manejo del agua, porque el riego sigue siendo el principal factor de la producción de los rendimientos. En los últimos 50 años la productividad en los alimentos aumentó más de 2,5 veces. Esto en parte se ve explicado por el 20% de la superficie total de los cultivos del mundo que es regada, donde se produce el 40% de los alimentos”, comentó Arana.
Atributos del riego
“El carbón orgánico del suelo regado aumenta, sobre todo en profundidad. En sistemas agrícolas de secano nos es muy difícil, o casi imposible, lograr ese aumento de carbono orgánico sin pasturas, sin embargo con riego lo estamos logrando”, destacó el asesor de RUU.
Con relación al calentamiento global, comentó que si uno piensa cuáles son las grandes diferencias entre los gastos de energía asociados a la producción con riego, el más importante es la energía eléctrica asociada al bombeo. Señaló que en 2022 UTE generó el 90% de la energía eléctrica con fuentes renovables. Por lo tanto, “la energía eléctrica asociada al incremento de la producción bajo riego provendría de una fuente renovable, y el impacto sobre calentamiento global sería mucho menor”, destacó.
Impacto económico
“Estamos convencidos de que el riego sería de esas políticas con jerarquía nacional y que hay una gran oportunidad para aumentar la productividad con inversión”, dijo el economista Ignacio Munyo, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres). Sostuvo que está la base jurídica necesaria para poder multiplicar el riego, que hay 3% del área regada y un objetivo realista es multiplicar por 10, unas 300.000 hectáreas, en un tiempo razonable”.
Agregó que “los datos que tenemos cerrados, que son los de maíz y soja (de las últimas seis temporadas) casi un 90% aumenta la productividad del maíz con riego y casi un 40% en la soja. Los números son contundentes. También es económicamente viable”.
Munyo sostuvo que “el riego es el seguro más efectivo que puede existir para la producción. Más allá de la coyuntura, de lo que hemos vivido el último año, hay un factor que es clave: el abaratamiento del riego por hectárea. Se solía escuchar: ¿para qué voy a regar si es más barato comprar una hectárea que regarla? Eso ya no es así. En promedio regar una hectárea agrícola equivale a comprar un tercio de la hectárea, los costos han caído de manera significativa”.
El director ejecutivo de Ceres agregó que el aumento de la productividad de maíz y soja con riego muestra “números contundentes” y “es económicamente viable”. Señaló que “hoy tenemos casi 40.000 hectáreas bajo riego, si consideramos una tasa de crecimiento promedio cercano al 30% de riego, podríamos llegar a las famosas 300.000 hectáreas en 2030, con una producción adicional de US$ 1.000 millones en ocho años”.
“Estamos hablando de un empuje importante de producción y productividad en el país, porque existe la disponibilidad hídrica. Uruguay tiene la posibilidad de hacerlo con las represas; existe el agua disponible sin afectar objetivos ambientales”, indicó.
Comentó que si a 2030 se pudiera aumentar significativamente el riego en ganadería, y llegar a 200.000 regadas, “estaríamos hablando de una producción adicional de US$ 1.300 millones en ocho años, lo que significa una ganancia sustancial”.
Atendiendo directamente al impacto económico, el economista precisó que si se diera ese proceso de incorporación de áreas regadas a 2030, la producción de maíz, soja y ganadería tendría un impacto económico “muy grande”, de US$ 2.500 millones, cifra que haría crecer 3,1% el PBI.
“Esto tiene un impacto directo e indirecto que es muy importante, porque estamos hablando de un sector y subsectores que tienen un gran efecto multiplicador, ya que todos los servicios aumentan el movimiento económico. El impacto inducido consiste en personas que trabajan y cobran salarios, y esos salarios se vuelcan nuevamente a la economía, con mayor demanda y poder de compra”, valoró.
Además dijo que “hay que sumarle el impacto de la inversión para poder regar esas 300.000 hectáreas, que suma otros US$ 1.300 millones, 1,7% del PBI”. Por lo tanto, “estamos hablando de un gran impacto económico de casi un 5% del PBI en el 2030 solo por regar”.
El economista sostuvo que “es difícil imaginar alguna política que pueda ser tan efectiva y quién podría estar en contra”. Afirmó que “acá no hay perdedores, hay que hacer inversiones y hay costos que cubrir, y ese es el punto que habrá que discutir”. Señaló que “hay muchos establecimientos que no acceden y hay que buscar la forma de financiamiento, porque la ganancia es muy grande y el repago muy corto”.
Producción de carne y leche
Munyo explicó que el proyecto de ganadería “significa regar para mejorar la alimentación, y aumentar la tasa de procreo”. Indicó que esas proyecciones se obtuvieron en base a simulaciones con información especializada, y que la tasa de procreo pasaría del 66% al 80%, con un incremento de 56% en kilos de carne por hectárea al aplicar riego “en magnitudes relativamente razonables”.
El economista puntualizó que allí el aumento de la productividad es menor que los de maíz y soja, y que el tiempo de repago solo aumenta un año. De todos modos, afirmó que el riego en ganadería “también es muy rentable” y que la productividad “es mucho mejor que en secano”.
El director ejecutivo de Ceres informó que se está trabajando para ver el impacto del riego en la lechería. “Con la seca fue tremendo el costo que tuvieron los tamberos. Los predios que tienen riego logran una ganancia de productividad gigantesca, del 153%, por un aumento de la capacidad de alimentación, con un aumento de costo del 25%”, por lo tanto, “vale la pena”, sostuvo. Destacó que el riego permite mejorar la productividad y aumentar el volumen de leche remitida al final del proceso”.
Costo-beneficio de UTE
Munyo explicó que el costo de la electricidad no radica en el “pago de la tarifa, sino en la infraestructura para poder regar esas 300.000 hectáreas”, por las conexiones que se deben realizar. A propósito, planteó que una parte de la inversión la tendrá que hacer el productor y la otra UTE.
“Estuvimos trabajando en los últimos meses con Peusa –empresa que se dedica a realizar obras de ingeniería–, que hizo un cálculo en colaboración con UTE sobre la estimación del costo de llegar a todos los puntos del país con conectividad eléctrica para poder regar. Y señaló que UTE tendría un costo total de US$ 32 millones, pero el aumento de recaudación por el consumo de esta energía sería mayor”, por lo tanto el ente “tendrá una ganancia”, enfatizó.
El economista consideró que “estamos ante una gran oportunidad”, valoró que en los últimos tiempos se generó “conciencia del problema” y planteó que “hay que pensar que siempre es mejor regar, no solo cuando ocurren eventos como el que vivimos”.
Insistió en que esta “realmente es una buena política de Estado, porque se gana a nivel país y se genera un impacto que trasciende por mucho el impacto en cada establecimiento productivo”.
Y concluyó que para que esta sea una política de Estado “es importante que eso salga de cuatro paredes del agro” y sea un objetivo nacional, “como en su momento fue la política forestal, que generó cambios importantes en la producción del país y depende de la articulación de muchos sectores para que se pueda concretar”.
La gran experiencia del arroz en riego
En referencia al proyecto del riego como política de Estado, el ingeniero agrónomo Daniel Gonnet, gerente agronómico de Casarone Agroindustrial, enfatizó que “para nosotros esta es la madre de todas las propuestas productivas que tiene el Uruguay en el futuro cercano. No identificamos ninguna alternativa tecnológica que tenga el impacto que tiene esto, y es transversal a los principales rubros, como la agricultura y la ganadería”.
Comentó que “en la cuenca de la laguna Merín tenemos algunas características particulares y diferentes a lo que se realiza en todo el país”. Señaló que “tenemos condiciones de suelo con un horizonte impermeable, que lo hace muy adaptable a los cultivos que son inundados y presentan limitantes para los que no resisten inundación. Ahora tenemos tecnologías nuevas que corrigen eso, lo que permite mejorar el drenaje y la entrada de agua, potenciando la inclusión de nuevos cultivos como soja y maíz».
Las represas fueron “de los grandes aprendizajes del arroz”, sector que tiene la represa más grande del país”, con “capacidad para regar 8.000 hectáreas de arroz”. El trayecto de 40 años de trabajo conjunto permitió que el año pasado, a pesar de la crisis hídrica, el sector logre uno de los rendimientos más altos del mundo, gestionando una demanda 30% mayor al promedio. Las represas son claves para el avance del riego, consideró.
Agua para asegurarse buenas pasturas
“Cuando uno cruza los datos económicos”, como el incremento de la producción de pasto y la calidad de esas pasturas, “nos deja el kilo de materia seca más o menos en el mismo costo que en secano, pero produzco el doble”, destacó el productor Ignacio Goicoechea. El ingeniero agrónomo agregó que “en estos meses” los sistemas con riego produjeron “más del doble que en secano”.
Por eso, enfatizó que “la gran ventaja” es que permite planificar y brinda estabilidad, para producir “lo que pienso que voy a producir en el momento que quiero producirlo”. Agregó que así “puedo construir el sistema que me conviene, tanto en lechería como en ganadería, y esa es una ventaja enorme”, porque “todos sabemos lo que significa cuando me quedo sin pasto, sin reservas”.
Y remarcó la importancia de la calidad del pasto que se obtiene, con las oportunidades que ofrece para lograr determinadas pautas de manejo. “Es espectacular y estable. Eso para la lechería, por ejemplo, es sumamente importante”, valoró.
Goicoechea insistió en que “hay una serie de fortalezas que tiene el riego”, como la posibilidad de poder “planificar el pasto que voy a producir en un área de pivot”, en el caso de poder hacerlo en un área donde plantear un sistema de agricultura continua “no es una opción”.
“No nos podemos olvidar que Uruguay tiene 16 millones de hectáreas explotables para la agropecuaria, de los cuales la agricultura ocupa 1,5 millones”, repasó. Agregó que en el resto del área hay fundamentalmente campo natural, con “una serie de matices en el medio” y lo más importante es “lograr conservar ese suelo”.
“Lo que permite el riego es planificar y suplementar, y en suelos de desarrollo medio hacer rotaciones agrícolas largas o directamente pasturas”, de esa forma “logro incrementar el carbono del suelo y la materia orgánica”, describió el ingeniero agrónomo.
Consultado sobre cómo imagina la evolución del riego en pasturas, dijo que “el país tiene un potencial gigante con el campo natural”. Sostuvo que “el manejo de las pasturas siempre está primero que cualquier otra cosa”, pero también dijo que “hay que tener cuidado con pensar que el riego salvará al Uruguay”.
Opinó que el riego “es un complemento muy bueno para seguir incrementando el manejo”, que “va a avanzar en los suelos promedios del Uruguay, donde se podrían regar 2 o 3 millones de hectáreas y seguramente eso tenga más impacto en el desarrollo de los productores”.
Agregó que en la lechería el impacto sería gigante, porque “cuando uno tiene pasto y sabe dónde está y cómo será la calidad, el negocio cambia”, y “los números así lo marcan”. Consideró que la expansión de esta tecnología “va a llevar un tiempo”, pero afirmó: “no tengo dudas de que en 2030 vamos a estar regando 10 veces más que hoy”.
El rol de UTE en el desarrollo tecnológico
El vicepresidente de UTE, Julio Luis Sanguinetti, se refirió a cómo se está preparando el ente estatal para atender una mayor demanda de energía por parte del riego. Señaló que UTE “recibió en este período la instrucción de trabajar al lado del sector productivo”.
Enfatizó que “para este gobierno es una prioridad y sabíamos que el costo de la energía era parte de la competitividad internacional del país”. Por tal motivo, “desde el primer día empezamos a trabajar” en el tema, y “UTE hace tres años que está planificando y tratando de organizar políticas, con el sector productivo, con Regadores Unidos Uruguay y otras organizaciones”.
Agregó que las inversiones necesarias para atender esa mayor demanda no representan “números significativos para UTE”, que pasó de invertir US$ 80 millones en la distribución y trasmisión a US$ 120 millones. “Hemos aumentado las inversiones en distribución y trasmisión porque es la robustez de la calidad del servicio, asociada a una demanda cada vez mayor del sector productivo”, dijo.
“Estamos trabajando en un proyecto que en enero comienza la construcción de la línea de la ruta 14, en el corazón de la producción de granos del país. La ruta 20 tiene otro piloto, y como consecuencia de eso todos vamos a tener un aprendizaje muy importante”, afirmó.
Sin embargo, Sanguinetti señaló que “UTE necesita de parte del sector productivo y de los regantes la planificación para generar cuentas”. Insistió que “es muy importante que podamos localizar geográficamente los lugares donde hay que hacer las inversiones. Tenemos que concentrar esas inversiones donde tengamos la posibilidad de brindar el mejor servicio”. Y opinó que “esto debería convertirse en una política de Estado para que pueda fortalecerse”.
Consultado sobre su visión sobre la factibilidad del uso parcial de las represas que actualmente generan energía hidráulica, ya que UTE actualmente tiene producciones que extraen aguas de los embalses y cobra por eso, respondió: “poniéndonos de acuerdo lo veo posible”. A propósito, agregó que “es importante evaluar de dónde se hace la toma”, y aseguró que UTE “va a ser parte de las soluciones y no del problema”.
Plan estratégico para el próximo gobierno
La implementación de un plan de desarrollo estratégico del riego en el sector agropecuario, que pueda ser impulsado por el Estado junto a actores privados, quedará postergado para los próximos años, informó Agro de Búsqueda en su edición del 14 de setiembre.
Bajo la apremiante emergencia hídrica provocada por la sequía, el presidente Luis Lacalle Pou encargó al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) la elaboración de una política integral del riego con lineamientos estratégicos, que comprendan medidas a mediano y largo plazo.
“El segundo piso (para una mayor producción del agro) solamente vendrá si damos un salto de productividad en base a tener más área regada, tenemos agua, pero tenemos que tener sistema y la obra pública sería muy importante”, dijo el principal del MGAP, Fernando Mattos.
Señaló que para eso tiene “encomendado por el propio presidente la realización de un plan estratégico de gestión del agua, para proponerle y dejarle pronto al próximo gobierno”.
El plan “requerirá financiación internacional”, afirmó, y consideró oportuno “instalar este tema ahora, que estamos saliendo de la sequía y en la sociedad está la idea de que estamos en un nivel alto de vulnerabilidad, no solo para los sistemas productivos sino también en el agua para abastecer a Montevideo”.
“De sequía venimos hablando hace años, pero nunca se generó tanta sensibilidad como cuando se le dijo a la ciudadanía que quedaba agua para 20 días”, sostuvo. Y argumentó: “ahí se encendieron todas las alarmas y la gente se preocupó, aprovechemos esta circunstancia para decir que tenemos una vulnerabilidad y tenemos que cambiar”.
En el sector agrícola hay dudas respecto a que se llegue a elaborar efectivamente un plan de riego oficial e incluso, hay una visión crítica respecto a la falta de acciones concretas de la actual administración para impulsar el desarrollo de sistemas y obras de riego en la producción, así como a los requisitos legales y burocráticos vinculados al medio ambiente y a la instalación de infraestructura para regar, declararon fuentes del sector privado.
Destaca lanzamientos en trigo, colza y maíz; además desarrolla su área de nutrición con Ager, atendiendo a clientes en sus nuevas oficinas y centro logístico en Mercedes
La “columna vertebral” de 3Agro es la genética, que está apoyada en tres pilares: “Limagrain, una cooperativa francesa que hoy es el cuarto semillero mundial, es nuestro socio principal con maíz, trigo y girasol”; Santa Rosa Semillas con el cultivo de soja; y el INTA con la genética para colza, de la que “tenemos dos variedades, Macacha y Delfina, que fue lanzamiento de este año”, comentó a VERDE el director de 3Agro, Facundo Capandeguy.
Agregó que “de nuestras líneas estratégicas la nutrición es otro segmento que estamos desarrollando” y que 3Agro “apunta a la nutrición específica”. Explicó que “cuando hablamos de nutrición hablamos de nutrientes puntuales o productos de origen biológico, como bioestimulantes, donde hay una cantidad de aportes para hacer y desarrollar”.
A propósito, indicó que Ager es “nuestro proveedor en productos de nutrición y productos biológicos”. Comentó que es una empresa que está en la región, y que hace tres años que “ofrecemos sus productos en el mercado; hemos lanzado un producto por año”.
En esa línea, recordó que Nutrition Grow fue el primero de esos productos que 3Agro presentó al mercado, iniciando su trabajo en el segmento de los bioestimulantes. “A Nutrition Grow lo posicionamos como el bioestimulantes más completo del mercado, porque tiene tres fases que son: micro–macronutrientes, aminoácidos de origen vegetal y extractos de algas, por lo cual se puede utilizar en varias situaciones, ya sea para revertir diferentes tipos de estrés y también para acompañar fungicidas, entre otros”, acotó.
Luego la empresa lanzó Nutrition Amonio, “un sulfato de amonio sólido, altamente soluble, una tecnología ya validada, conocida en el mercado, que mejora la performance de fitosanitarios, en especial de herbicidas”. Señaló que “uno de los problemas más grandes de la agricultura pasa por el control de malezas. Con una inversión muy chica estamos ayudando en esa temática, con un activador fisiológico de herbicidas. Generalmente el uso más grande es en barbecho con glifosato, 2.4D, glufosinato y también con clethodim”.
Indicó que el producto aporta una “solución logística”, porque generalmente “los activadores de herbicidas demandan mucho volumen de aplicación, en cambio Nutrition Amonio se aplica en 250 gramos por hectárea, con una formulación microgranulada muy cómoda”.
Capandeguy informó que el último lanzamiento de esta línea de productos fue Nutrition Zinc. Se trata de un “Zinc acomplejado con lignosulfonatos, lo que brinda más eficiencia en el uso del nutriente. Los lignosulfonatos son polímeros orgánicos biodegradables, de origen natural, que favorecen la disponibilidad para los cultivos”.
Comentó que la deficiencia de zinc se ve en muchos análisis de suelos de diferentes chacras. “Hay respuestas claras al zinc en trigo, cebada, maíz, entonces es un producto que viene acompañando bien”. La dosis de aplicación de Nutrition Zinc se ubica entre 200 y 300 centímetros cúbicos por hectárea. “Por cómo actúa ese nutriente y los procesos que desencadena, la recomendación es la aplicación temprana y también en semilla, lo que nos brinda un efecto starter importante; pero en general en ese momento no permite suplir la deficiencia posterior”, explicó.
Capandeguy puntualizó que la dosis “es todo un tema”, porque existe una cantidad de productos en el mercado con distintas formulaciones y concentraciones, lo que influye en rango “muy amplio” de dosis. Destacó que 3Agro y Ager trabajan mucho en investigación y desarrollo (I+D) en todos los cultivos, “testeando toda una serie de dosis para llegar a una recomendación correcta”.
Nuevos materiales
En cuanto a las novedades en genética, el ingeniero agrónomo señaló que este año se presentó LG Moro, un trigo intermedio-largo que “completó la paleta” de trigos de la empresa. Capandeguy agregó que para el año que viene “estamos multiplicando para lanzar el LG Picazo, que es un intermedio-corto”.
El portafolio de trigos de 3Agro quedará integrado con LG Zaino y LG Picazo en cortos, el intermedio LG Arlask –la primera variedad que lanzó en Uruguay– y LG Moro como intermedio-largo.
El ingeniero agrónomo destacó particularmente que el programa de trigo de Limagrain “tiene más de 15 años en la región, y en ese trayecto se ha podido observar la potencia y la tecnología involucrada en el mejoramiento, lo que se traduce en un programa maduro y con variedades destacadas en las distintas características que marcan al cultivo”. Además, enfatizó que la producción de semillas de trigo “se realiza en un 100% en Uruguay”.
En colza 3Agro sumó a Delfina, una variedad de INTA. “Habíamos comenzado con Macacha INTA, que fue la primera variedad que registró INTA en su programa de mejoramiento, y la segunda es Delfina. Macacha es un ciclo intermedio-largo, que permite sembrar más temprano que el resto de las variedades primaverales”. A la vez, Delfina “es un poco más corta, pero es de otra generación en rendimiento y estabilidad”, detalló.
En maíz 3Agro está prelanzando el híbrido LG 30695 Vip3, ya que la presentación con volumen se realizará el año que viene. “Limagrain transformó toda su paleta de materiales a Viptera 3, y todos los nuevos lanzamientos serán sobre esa base tecnológica”, destacó Capandeguy.
El portafolio de maíces de 3Agro quedará compuesto por SRM 566 VT3P, “nuestro caballito de batalla”, porque se utiliza en todos los ambientes y también para picar, resaltó Capandeguy. Luego sigue SRM 6620 VT3P, “un material que se usa para los planteos de mejores ambientes, ya sea bajo riego o en los más exigentes”; y la oferta se completa con el LG 30680 Vip3, un híbrido de “los más lindos para siembras de segunda, porque tiene buena curva de secado, es sano, con buena caña y es corto”, describió.
El director de 3Agro señaló que el trabajo con Santa Rosa permite evaluar muchas variedades, incluso materiales convencionales (no GMO). “Contamos con seis variedades de soja, en un año que será de crecimiento de las ventas. El volumen fuerte de semillas se pudo hacer en Uruguay, pero también pudimos importar algo de Argentina”, informó.
Nuevas oficinas y centro logístico
En julio de 2022 3Agro inauguró sus oficinas y su centro logístico en un predio de 2,5 hectáreas, ubicado en el kilómetro 276 de la ruta 2, en Mercedes, departamento de Soriano. Esa inversión fue calificada por Capandeguy como “un hito y un salto importante, porque ganamos en comodidad, en imagen y desde el punto de vista operativo”.
El empresario destacó la construcción de un depósito de 750 metros cuadrados, con una estructura raqueada, que cumple con las normativas actuales y se adelanta a lo que se pide respecto a la prevención, seguridad y cuestiones ambientales”. Valoró que “logramos tener toda la mercadería en este espacio, bien ordenada y fácilmente disponible para productores y distribuidores”.
La compañía gestiona unas 15 empresas locales que operan en distintos rubros; desembarcó en el agro con la adquisición del 70% de las acciones de Agroenfoque
Redacción Mauro Florentín
Con 12 años en el mercado uruguayo, la compañía IBF Negocios marcó un camino de crecimiento en inversiones al llegar a gestionar en la actualidad unas 15 empresas locales, que operan en distintos rubros y que cuentan con potencial de futuro. Así lo destacó a VERDE el director de la firma, Hugo Benedetti, quien se refirió a las características del proceso de posicionamiento en el mercado, de las adquisiciones de empresas, entre otros aspectos del emprendimiento.
“Cuando me retiré de la corporación donde trabajé 20 años” y “desempeñé funciones con responsabilidad regional, decidí conformar esta empresa”, relató. Dijo que se trata de una compañía que se dedica a invertir y adquirir empresas, “pensando en que los inversores participantes puedan obtener una renta interesante, pronosticable y sostenible en el tiempo, que brinden dividendos” para los accionistas.
Consultado sobre cómo se elige una empresa y cómo se desarrolla el proceso de adquisición, Benedetti comentó que “la mayoría de las empresas que se venden en Uruguay lo hacen por razones sucesorias o societarias, a veces el dueño, la familia del propietario o los socios van llegando a una determinada etapa en sus vidas y no ven una sucesión clara entre los herederos”, por lo que plantean la posibilidad de vender, y “a veces son aspectos societarios” de diversa índole, señaló.
Mientras que en otros casos es por “una buena oportunidad para una cosecha”, ya que “es una empresa exitosa”, y entonces “eso hace que las empresas lleguen a IBF o que nos acerquemos a ellas” con una propuesta.
Hasta el momento la compañía gestiona unas 15 empresas y el perfil del inversor generalmente es “uruguayo, en un 80% de los casos, y un poco menos del 20% son argentinos”. El monto promedio de inversión es de US$ 100.000 a US$ 250.000 en cada uno de los negocios, y la idea surgió como una firma de inversión de familiares y amigos para llevar un negocio, comentó.
Sobre el acercamiento hacia el sector agropecuario, Benedetti recordó que “hace unos tres años, en una reunión de estrategia estaban seleccionado rubros prioritarios para invertir, y ahí se eligió al agro porque está muy consustanciado desde el punto de vista estratégico hasta la definición de Uruguay como país”.
“Ya teníamos en ese momento una empresa que estaba vinculada” a los agronegocios, que se dedicaba a la distribución de productos veterinarios, y uno de las características era la ganadería; a partir de ahí decidimos otras inversiones en el sector”, indicó.
Además, destacó que “hoy el agro es uno de los tres sectores clave que definió la compañía junto con alimentación y productos veterinarios”, y el desembarco se dio con la “adquisición del 70%” de las acciones de la empresa Agroenfoque, que tiene “más de 20 años de historia” y en los más recientes tuvo un “crecimiento interesante”. El empresario José Orrico se mantiene como socio del negocio en ese emprendimiento, acotó.
Desafíos y profesionalismo
Respecto al desafío que plantea la necesidad de superar problemas productivos, como los provocados por la reciente sequía en el campo, el responsable del área Agronegocios de la compañía, Carlos Ameneiros, dijo a VERDE que “de alguna manera todos los que hemos estado en la actividad empresarial de Uruguay algún contacto hemos tenido con el agro”, porque esta producción forma parte de lo que es el país. Valoró que eso “permite no arrancar de cero, sino tener algún conocimiento sobre de qué va la cosa”.
Además, destacó “el hecho de que Orrico se haya mantenido en la empresa como socio, y en la gestión de área, lo que nos permitió entrar muy rápido al negocio, con un altísimo esfuerzo de aprendizaje”.
Agroenfoque cuenta con un personal integrado por 40 funcionarios, de los cuales 20 de ellos son ingenieros agrónomos, entonces “toda discusión en el seno (de la empresa) es riquísima” para entender el negocio, dijo.
Al ser consultado sobre si le sorprendió la forma de trabajar en el agronegocio uruguayo, Ameneiros resaltó el “nivel de profesionalismo” de los actores del sector, y que generalmente se señala “una de las herencias dejada por los productores argentinos”, que decidieron producir en Uruguay hace más de una década, especialmente en el litoral oeste.
“El productor tradicional uruguayo, en la mayoría de los casos, pasó a ver el negocio de manera empresarial”, entonces “hoy no te sentás a hablar con un productor agropecuario de un cultivo en particular, sino de un negocio”.
“Esto le da una madurez al contexto en el que la actividad se desarrolla, más allá de que el negocio en los últimos años fue muy bueno para los productores”, ahora “vivimos una situación complicada por el clima, y sin embargo el sector sigue siendo sólido y las viejas historias de incobrabilidad y de dificultades no se están visualizando. Eso es producto de algunos años interesantes, pero fundamentalmente del profesionalismo en el manejo del negocio”, reconoció.
También se refirió a “la necesidad de competir, a la conciencia por el medio ambiente, la aplicación de las tecnologías de información, ser responsables en el manejo de los recursos y empezar a ver los cultivos como un proceso del negocio”, además de la importancia de la “recambio generacional”, aspectos que impactaron en la evolución del agro uruguayo.
Un “factor realmente importante” es que hubo un incremento en las técnicas de producción, en los rendimientos y en general hemos disfrutado un auge de los precios, lo que facilita la tecnificación, los procesos de profesionalización y agregarle valor a los negocios, porque el agro ganó en volumen en cuanto al crecimiento de las exportaciones, de precios y de los rindes de los cultivos agrícolas, que muestran gráficas ascendentes, recalcó Benedetti, sobre este punto.
Ameneiros, por su parte, consideró que Uruguay “diversificó mercados” de destino para las exportaciones de productos agropecuarios, como madera, granos y carne, lo que “ayudó a que esto se mire con una perspectiva distinta”.
También destacó “el motor de China en los últimos 10 años”, que “no ha sido un tema menor en el negocio y en la diversificación de mercados”, con “un crecimiento permanente”, lo que permitió “tener un propósito detrás de todo el esfuerzo de lo que significa tener una actividad a cielo abierto”, sostuvo.
Coincidió en que “Agroenfoque marcó una línea de comportamiento en las inversiones” de IBF Negocios, porque “fue la primera inversión”. Comentó que “no solo es atractiva por ser una inversión rentable”, sino porque además “es un pilar que condiciona el desarrollo del negocio”, ya que “en el agro se pueden tomar múltiples caminos”, y en el caso de esta empresa tiene un “enfoque en la nutrición vegetal, que permite imaginarse una integración de cadena de valor”.
“Estamos visualizando una gran oportunidad para el negocio y para IBF” en “integrar una propuesta de valor para el productor, que cubra toda la cadena”, y cuando se habla de cultivo “comienza desde la siembra, la semilla, la preparación de la tierra, la fertilización, el acompañamiento del cultivo y la comercialización del grano”, enfatizó.
Mencionó igualmente el caso de la producción de carne, que arranca con “el alimento para el ganado, que hace participar de todo el proceso, y hacia donde nos estamos orientando, con la construcción de una cadena de valor completa”. Apuntó que “en esa dirección, Agroenfoque trabaja en el tratamiento del suelo, del cultivo y la fertilización”. Y anunció que “en breve vamos a concretar la adquisición de una empresa de semillas”, lo que “hace dar el primer paso hacia la integración y formación de la cadena”. Benedetti precisó que ese negocio se concretará en pocas semanas.
Clima de negocios
Respecto a si hay diferencia entre el perfil de los inversores en el agro y el de los de otros rubros, el ejecutivo dijo que hay un vínculo “cercano” con los inversionistas y es “como hacer negocios dentro de un círculo grande”, donde se reúnen e intercambian opiniones e ideas. Hay una “repetición bastante importante de inversores en diferentes negocios”, lo que es una “fuerte recomendación” nuestra, porque “la clave es la diversificación, por más que te guste o entusiasme un sector, por una razón de acotar riesgo es mejor participar de varios negocios”, señaló.
Planteó que la “hipótesis preferida” de IBF es que siempre que resulte posible y conveniente se pueda “mantener” en la dirección de la empresa “a quienes la llevaron al éxito”, por eso en la mayoría de los negocios se hace así, como será seguramente con la firma de semillas.
Benedetti habló de la intención de adquirir empresas uruguayas, y además dijo que en un futuro es “altamente probable” que IBF vaya a invertir en países de la región, como parte del desarrollo del agro y de la diversificación geográfica.
“El clima de negocios en Uruguay, en términos generales es bueno y positivo. Viví 20 años en el exterior, en Argentina y en Brasil. Cuando vivimos en Uruguay nos quejamos permanentemente por lo que falta, lo que está mal, por los costos del Estado. No digo que esos no sean problemas, pero si los comparamos con los de la región de repente no estamos muy mal”, advirtió.
El empresario se refirió especialmente a la “atmósfera política” del Uruguay y a que “la gobernabilidad está garantizada”, ya que las “reglas son relativamente estables”, y los “cambios se conocen con antelación”, lo que “no ocurre en la región”. De todos modos, admitió que “Uruguay es un mercado más pequeño, con ciertas mezquindades y un techo que está ahí nomás”.
Además opinó que “en Uruguay hay pocos emprendedores”, y que si bien “ya no es tanto un país de empleados públicos”, creo que “somos muy educados en base a la seguridad del ingreso y del salario”, lo que “nos hace bastante conservadores”.
Es probable que este año los productores agrícolas planten más maíz que en otras ocasiones debido, en parte, a los pronósticos de El Niño. Hay una “intención de aumentar” el área de siembra de maíz en la próxima zafra de verano, aunque el productor está a la espera y atento, porque las lluvias hasta ahora no fueron las esperadas, dijo a VERDE el responsable de Innovación, Investigación y Desarrollo de Agronegocios del Plata (ADP), Enrique Ferrari.
Considerando esa posibilidad de mayor área de siembra, el técnico señaló que tiende a cambiar la proporción de área de primera y de segunda en el cultivo de maíz. En 2022 la proporción fue de 75% de área de siembra de segunda y el resto de primera, y para la próxima zafra de verano ganaría espacio la siembra de primera, adelantó.
Híbridos y soluciones
Respecto al portafolio de ADP y la marca Stine en híbridos de maíz, Ferrari destacó la disponibilidad de tres materiales en respuesta a las necesidades del productor, mediante un proceso de “testeo de híbridos experimentales”, que luego se lanzarán al mercado y este año habrá “muchas novedades”.
“Como siempre, probamos mucha cosa, y cuando encontramos algunas ventajas se las transmitimos a los productores agrícolas”, dijo el responsable de Innovación, Investigación y Desarrollo de ADP.
Comentó que, con su variabilidad en maíz la empresa cuenta con “20 a 25 ensayos internos” del cultivo por año, “probando densidades de siembra, comparativo de rendimiento versus híbridos del mercado, velocidad del secado de los híbridos”, entre otros aspectos analizados.
El foco de ADP en esa línea de trabajo apunta primero que nada a “que el cultivar rinda”, y dependiendo del sistema se necesitan materiales de ciclo corto o largo, o si está previsto para cultivos bajo riego con pivot móvil, entre otras alternativas, sostuvo. Las premisas son: “tener rendimiento, buen comportamiento sanitario y luego lo demás se ajusta de acuerdo a las características de los híbridos experimentales testeados y a lo que el productor pueda necesitar”, indicó.
Ferrari detalló que para esta campaña de maíz ADP tiene tres híbridos comerciales, uno en cada segmento, que son: ST 9910-20 Vip3 (ciclo largo, con 121 días de madurez relativa, perteneciente al segmento de “Las Bestias”), ST 9820-20 Vip3 (segmento de “Los Petisos”, en este caso con 118 días de madurez relativa) y ST 9741-20 Vip3 (figura entre los híbridos “Cortos” y con “excelente potencial” para su ciclo).
En cuanto a la fertilización, el técnico destacó ese aspecto de relevancia y para esta campaña actualmente la empresa planifica ensayos; entre ellos hay uno que apunta a “cruzar densidad de siembra por fertilización”.
En soja ADP salió masivamente en la campaña pasada con una variedad de Stine, del grupo de madurez 4.5, que es “muy rústica para su grupo de madurez”, y que está posicionada para planteos de alta productividad. En esta campaña presenta la variedad TMG 2260 Ipro, que es del grupo de madurez VI, que “pasó excepcionalmente los testeos”, indicó.
Además, se refirió a que la base genética de ADP en cultivos de verano, donde destacó que “es amplia”, porque se trabaja con tres orígenes. Indicó que “los materiales de maíz y soja de Stine mayoritariamente proceden de Argentina y Brasil, las sojas TMG llegan desde Brasil y Bioceres nos aporta sojas de origen argentino. Eso nos otorga variabilidad a la hora de seleccionar”.
La empresa cuenta con cuatro materiales en soja que abarcan grupos de madurez 4 a 6 medios. El portafolio que ofrece ADP para la próxima campaña queda conformado de los materiales: Bioceres 6.21, Bioceres 5.21, Stine 45EB52 STS (Enlist) y el lanzamiento de TMG 2260 Ipro.
Sobre la disponibilidad de semillas, Ferrari comentó que “se está trabajando fuertemente en testeos de germinación y vigor de las semillas que se guardaron”. Señaló que “por el momento tenemos buenas noticias en los resultados, más allá de los problemas iniciales que tuvo todo el sector semillerista”, debido al impacto negativo de la sequía en la zafra de verano pasada. Pero “vamos a tener buena disponibilidad de semillas”, aseguró el responsable de Innovación, Investigación y Desarrollo de ADP.