MOSA tuvo una zafra “desafiante” y deberá importar materia prima
El rendimiento promedio en chacra fue de 4.700 kilos por hectárea, pero por problemas de calidad recibió solo 230.000 toneladas, necesita entre 280.000 y 300.000 toneladas
La zafra de cebada 2023-2024 “fue desafiante”, de esas que “nos hacen pensar” y “planificar cosas para el futuro”, dijo a VERDE el supervisor de Semillas y Granos de Maltería Oriental SA (MOSA), Vladimir Bentancor. Durante el ciclo del cultivo se tuvieron condiciones que permitieron rendimientos en chacra en torno de los 4.700 kilos por hectárea, sin embargo la cebada maltera para el abastecimiento de la planta industrial tuvo un rendimiento promedio significativamente inferior, de 2.700 kilos; en la zafra 2022-2023 había rendido 3.800 kilos.
Bentancor confirmó que la producción de esta campaña no alcanzará para cubrir las necesidades de MOSA. “Buscaremos la cebada que nos falta en los mercados regionales o de otros países. Lo recibido estará en el orden de las 230.000 toneladas de cebada industria y se precisan de 280.000 a 300.000 toneladas”, señaló.
El porcentaje de rechazo se ubicó entre 30% y 32%, cuando normalmente ronda entre 10% y 15%. “Este nivel de rechazo tan alto se dio sobre todo al inicio de la cosecha y estuvo provocado principalmente por el parámetro de calibre, también hubo rechazos por niveles altos de proteína”, acotó.
El supervisor de MOSA explicó que un nivel de rechazo más elevado era esperable, pero fue mayor al estimado en un principio. Las dificultades de calibre están asociadas a siembras más tempranas y “a cultivos que no se llevan tan bien con estas siembras”.
A medida que fue avanzando la cosecha, el porcentaje de rechazo fue bajando. “Se encontraron los mejores cultivos y el calibre fue mejorando”, describió. Sin embargo, en la recta final de la cosecha, debido a las lluvias, comenzaron a surgir nuevos problemas asociados al pregerminado y al falling number, como también le pasa al trigo, y “generalmente los materiales de origen europeo son más sensibles al pregerminado”, dijo.
En cuanto al calibre, dijo que es un parámetro “más complejo”, que está asociado a varios aspectos como elementos varietales y sanitarios. En esta zafra hubo problemas con mancha en red que afectaron al cultivo a lo largo de todo el ciclo, con una alta correlación con los problemas de calibre, sostuvo.
Bentancor recordó que el sector venía de tres años muy buenos, en la zafra 2021-2022 se registró un récord de rendimiento. “Veníamos de años favorables a nivel de la producción y de la calidad de recibo, pero en esta zafra El Niño causó problemas importantes al final de la cosecha”, comentó.
El integrante de MOSA afirmó que la compañía sigue apostando “a las 100.000 hectáreas de siembra, que son las que demanda el abastecimiento del complejo industrial que cuenta con tres malterías que trabajan al mismo momento”, y que forman parte del proceso de expansión que se inició hace unos años.
El programa de mejoramiento de MOSA busca materiales, sobre todo de origen europeo, que se adapten a las condiciones que tenemos en Uruguay. A su vez, remarcó que trabajan con la Mesa de Cebada, con materiales de origen nacional, que promueve el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) con un alto grado de adaptabilidad a nuestros sistemas.
Bentancor explicó que la proporción varietal de los materiales europeos ocupa entre el 25% y 30% del área de influencia de MOSA, y los nacionales entre el 75% y 70% del total. “Lo que buscamos es estabilidad en la producción y en el rendimiento, que nos permita proyectarnos en el mediano y en el largo plazo, porque es la forma de mejorar el negocio agrícola”, indicó.
Precios, ventas y parámetros de recibo
El plan comercial de MOSA se lanzó en marzo y “hubo fijaciones a precios muy buenos”, y luego “se fue dando un ajuste a la baja”. Agregó que el precio promedio de la primera liquidación, que comprendió un volumen total de 210.000 toneladas, promedió US$ 225 por tonelada.
Debido a los problemas de calidad en esta zafra, a mediados de noviembre MOSA anunció flexibilizaciones en los parámetros de calibre, pasando del 85% al 74%. Posteriormente se anunció que se recibirían materiales europeos con un calibre de hasta el 70%, mientras que los materiales de origen nacional se mantuvieron en 74%. Esas flexibilizaciones permitieron captar un volumen mayor de cebada.
A pesar de las flexibilizaciones, la calidad se pudo mantener en niveles aceptables, acorde a lo que requiere el complejo industrial. “Así como tenemos parámetros de cebada, los compradores tienen parámetros para la malta, que lógicamente están correlacionados”, comentó.
Nota de Revista Verde N°112