Al Grano

Juan Baroffio: “estamos muy abocados a la producción, porque es la forma de cuidar el negocio”

31 de enero de 2024

La expectativa pasa por una mejora de los márgenes agrícolas luego de un ejercicio “extremadamente malo”, dijo en entrevista con VERDE el gerente de Ingleby Farms & Forests, Juan Baroffio. Valoró el avance que muestra la productividad de los cereales de invierno y también en los cultivos de verano, influenciados por el riego. Sobre el negocio ganadero indicó que la producción de carne por hectárea defenderá los márgenes en un escenario de precios bajos frente a los que había hace un tiempo atrás. Agregó que la empresa está abocada a la producción, porque “entendemos que es la forma de cuidar nuestro negocio”.

Ingleby Farms & Forests es una empresa internacional con 25 años de trayectoria, con sede en Dinamarca. Está presente en siete países, donde abarca un total de 100.000 hectáreas, pero su mayor área de producción está en Uruguay, donde opera desde 2009 y actualmente cuenta con 27.217 hectáreas distribuidas en siete establecimientos ubicados en Paysandú, Río Negro, Soriano, Flores y Durazno. En esos campos realiza agricultura y ganadería pastoril, cada vez más especializada, sustentada en las pasturas naturales y en la raza Angus. 

También tiene su propia marca de carne, que se ofrece en la plaza local y en los principales mercados internacionales. La empresa cuenta con varias certificaciones destacándose: Carne Natural con aprobación del USDA; en Bienestar Animal, con el sello Certified Humane; y la certificación Never Ever 3.

Ingleby Farms & Forests empezó su actividad en Estados Unidos, produciendo pistachos, y después se expandió a Australia, Nueva Zelanda, Rumania, a los Países Bálticos, Argentina, Uruguay y Perú. Baroffio destacó la inversión en riego y la apuesta al crecimiento porteras adentro, con un fuerte foco en el cuidado de los recursos naturales.

¿ Cómo se define el sistema de producción que lleva adelante Ingleby en Uruguay?

La empresa lleva adelante un sistema agrícola-ganadero típico, o ganadero-agrícola por la superficie utilizada, adecuado a los campos que se explotan. Los suelos que tienen potencial agrícola están en agricultura con rotaciones. Mientras que campos agrícolas de menor aptitud, si estaban en agricultura pasaron a una fase de pasturas más larga. El campo natural se conserva como tal, resguardando y protegiendo ese ecosistema. En toda esa área de campo natural y de pasturas se realiza ganadería de ciclo completo. A la vez, el sistema de producción incluye en el área agrícola una rotación que contempla la diversificación de cultivos que el Uruguay permite y tiene, incluyendo cultivos invierno, de verano, de renta y de servicio.

¿ Cómo definen el esquema de rotaciones?

Si bien tiene ciertas variaciones, en promedio en torno al 20% o 25% del área agrícola está en rotación con pasturas, a veces varían según la duración, pero en líneas generales es así y se mantiene bastante estable.

¿Qué evolución muestra la productividad de los cultivos?

Hemos mejorado los niveles de productividad, sobre todo en los cultivos de verano como maíz y soja, de la mano de la incorporación y la expansión del riego en nuestro sistema de producción. En los cultivos de invierno venimos de dos zafras excelentes que permiten augurar una buena tendencia de mejora de los rendimientos. En cebada, la zafra 2022-2023 fue la mejor de nuestra historia, la 2023-2024 se estuvo por debajo, pero en los últimos tres años el promedio productivo se ubicó en 5.000 kilos por hectárea (kg/ha). En trigo, la última zafra fue mejor que la 2022-2023, y en los últimos tres años la media productiva está por encima de los 5.000 kilos por hectárea. En colza la productividad ha sido más errática, el rendimiento de la zafra pasada fue flojo y promedió 1.500 kg/ha. 

¿Cómo encaja la colza en el sistema de producción de la empresa?

Para nosotros la colza es un cultivo más entre las opciones de cultivos de invierno. Obviamente que tenemos la flexibilidad de haberle dado un poquito más de área el año pasado, porque era tentador el precio y la ecuación, pero en la zafra pasada le dimos menos superficie, y eso fue positivo porque no fue un buen año para la colza. En la superficie de invierno sembramos cultivos de renta y cultivos de cobertura o de servicio. Entre las áreas de cultivos de renta la colza tiene presencia, lo que varía es la proporción. En la campaña 2023-2024 ocupó un 25%, el trigo 50% y la cebada 25% del total. En otras campañas el área de dichos cultivos ha sido más equilibrada.

¿Qué superficie está bajo riego?

Actualmente estamos finalizando la ejecución de obras del quinto proyecto que suma 540 hectáreas, con el que llegaremos a 3.000 hectáreas bajo riego. No de forma instantánea, porque son sistemas de equipos móviles, pero permite tener riego en el período crítico de cada cultivo, según la adecuación de las fechas de siembra y la rotación. Sobre fines de diciembre casi todas las represas estaban completas, excepto una, cuya relación cuenca y área regada es mucho más baja y no se alcanzó a captar el volumen de área necesario. De nuestra capacidad de almacenaje de agua llegamos a un nivel de 90% de acumulación.

¿En maíz y soja qué muestra la evolución productiva?

En ambos cultivos el incremento de la productividad responde a la influencia del riego. El maíz es el cultivo que ha mostrado más ajustes tecnológicos que se han ido incorporando al manejo. Hay un trabajo muy fuerte de Regadores Unidos del Uruguay (RUU) donde se han explorado variables a ajustar para mejorar y estabilizar la productividad. El manejo del agua durante el riego ha sido una variable muy importante, porque un manejo incorrecto puede llevar a no lograr las respuestas en rendimiento esperadas y en consecuencia un uso ineficiente de los recursos. Se han ajustado los temas operativos para llegar con el riego en tiempo y forma. También el manejo del nitrógeno ha sido otra variable que ha permitido potenciar el cultivo. Es decir, adecuar la oferta de nitrógeno al potencial y a la demanda del cultivo. En tercer lugar, posicionar la oferta de híbridos, los materiales para cada situación y su respectivo manejo, ese fue otro aspecto que permitió potenciar al maíz. Dichas variables han motivado una mejora de la productividad.

¿Qué promedio se está logrando?

Dejando de lado la zafra anterior, cuando no pudimos completar riegos por el déficit de agua en las represas, en promedio estamos por encima de 12.000 kg/ha, lo que nos deja muy conformes porque lograr promedios tan altos en áreas grandes es un desafío. El maíz también está incluido en los planteos de secano, porque creemos que es un componente muy importante en la rotación, por la diversificación y el aporte agronómico. Más allá de las cuestiones económicas que a veces van y vienen, o de las expectativas de resultado económico-productivo que pueden ser mejores o peores según varían los precios o los pronósticos climáticos, el maíz ha estado siempre en nuestras rotaciones. 

¿Cuál es la situación de la soja bajo riego?

En soja, como muestran los datos de Regadores Unidos del Uruguay, ha sido más difícil ajustar las variables que se relacionan directamente con mejoras de productividad. Hay una línea de trabajo vinculada con la fecha de siembras más tempranas, con grupos de madurez más cortos. Hay un tema con la implantación de los cultivos en fechas de siembra temprana, suelos fríos, problemas sanitarios, excesos de agua, entre otros. Vemos que en algunas situaciones se obtienen excelentes rendimientos que alientan bastante esa práctica, pero en otras zafras vemos que aparecen todos estos problemas, que terminan limitando el potencial. A nivel sanitario y nutricional se viene trabajando sin tanta claridad para identificar las medidas de manejo que nos permitan una diferenciación mayor en rendimiento. Si bien los rindes son buenos, vemos que la brecha a nivel experimental y en los modelos de simulación frente a lo que pasa en el campo es más grande de lo que debería ser. Hasta ahora no hemos podido superar consistentemente la barrera de los 4.000 kg/ha, salvo en algunas chacras excepcionales que con esa estrategia se han alcanzado 5000 kg/ha.

¿Cómo evolucionó la productividad en secano?

En maíz está bastante estabilizado. Si uno mira una serie larga de años encuentra pocas zafras con muy buenos rendimientos de maíz con fechas de siembras tempranas. Hay que aclarar que sembramos en planteos de primera y no de segunda. Con fechas de siembra en setiembre vemos que hay pocos años en los que se obtuvieron muy buenos resultados y varios años en los que se lograron promedios entre 5.000 y 6.000 kg/ha. En esa secuencia histórica hay varios años secos y muy duros. Hacemos más maíz de primera que de segunda por una definición que marca la rotación, buscamos diversificar el momento crítico de los cultivos, porque en soja ya sea de primera o segunda la definición de rendimiento está en febrero y marzo. El maíz de segunda también tiene su etapa crítica en esa fecha, por eso se busca diversificar el riesgo climático con la rotación y aprovechar la oferta de lluvias de diciembre o enero. Del área de maíz de primera se realiza 40% o 50% bajo riego y el restante 50% o 60% en secano. Aunque eso depende de cada zafra, pero generalmente no tenemos menos del 40% bajo riego.

¿Y en soja?

En soja la mayoría se hace en secano. Veníamos con una curva ascendente en los rendimientos, pero creo que estos últimos tres años hay que relativizarlos, porque fueron muy contrastantes, sobre todo las últimas dos zafras. Hay que aclarar que la zafra 2021-2022 fue excelente y pasamos a una extremadamente malo, lo que altera los resultados. Estábamos observando un crecimiento en la productividad, debido a los ajustes en las variedades, grupos de madurez, fechas de siembra y demás.

¿ Cómo se visualiza el negocio agrícola en este ciclo 2023-2024 con la primera parte del ejercicio ya finalizada?

En cultivos de invierno los resultados fueron muy cambiantes, lo que provocó que algunos márgenes que podrían haber sido muy buenos finalmente no lo fueran. Probablemente sigan siendo positivos, pero no como esperábamos, como en el caso de la colza. Los resultados en trigo son positivos y en cebada también, pero el número está más relacionado con la calidad de lo cosechado y los precios logrados. Los cultivos de verano, a pesar del alto nivel de resiembra, en términos generales se están instalando de manera correcta. Los precios todavía son bastante inciertos. Aún es difícil poder afirmar si será un muy buen ejercicio. Sin dudas será mejor que el anterior y eso alivia, pero todavía hay que manejarse con cautela. 

¿Qué área ocupa la agricultura continua y qué nivel de intensidad tiene?

Estamos con 7.000 hectáreas de agricultura, y la intensidad se ubica entre 1,7 y 1,8 cultivos por año, donde se incluyen los de renta y los de servicio.

¿Qué estrategia tiene la gestión del riesgo, ya sea de precios o clima?

No especulamos mucho con los precios. Tratamos de defender lo mejor posible los precios que obtenemos por nuestra producción, pero sin un uso muy sofisticado de herramientas como las coberturas y demás. Estamos muy abocados a la producción, porque entendemos que es la forma de cuidar nuestro negocio. Para el riesgo climático nuestra estrategia pasa por la diversificación de cultivos y fechas de siembra. Y sobresale la inversión en riego, una herramienta que es fundamental para mitigar los riesgos en los años secos, y en los extremadamente secos es un desafío porque es muy difícil que los rindes se vean imperturbados. Pero en las zafras medianamente secas se pueden estabilizar muchísimo los resultados, los rendimientos y el ingreso de las empresas.

¿Piensan seguir incrementando la superficie bajo riego?

Sí, en la medida que los proyectos sean viables es una estrategia definida.

¿Cómo está viendo al negocio ganadero?

Está con los precios planchados, lo cual no permite visualizar un bueno resultado, pero somos optimistas y sabemos que productivamente los campos y las pasturas sembradas están mostrando una excelente performance y eso defenderá los márgenes de la producción de carne en nuestros sistemas. Obviamente nos gustaría ver algún precio más parecido a los que tuvimos en otros momentos para tener un mejor resultado.

¿Qué producción de carne por hectárea tiene el sistema pastoril de Ingleby?

En nuestro ciclo completo, dejando de lado el año anterior, cuando la sequía tuvo grandes consecuencias, la producción venía estabilizada entre 115 y 120 kilos de carne por hectárea. El sistema se caracteriza por tener una presencia mayoritaria de pastoreo sobre campo natural, con una estrategia cautelosa en cuanto a cargas para asegurarnos de no degradar ese recurso. 

¿Cómo ven el clima de negocios?

En Uruguay hay estabilidad y las reglas son claras. Es un país donde se hacen negocios con reglas transparentes y constantes en el tiempo, y eso se valora mucho.

¿Los planes de inversión apuntan a más superficie o crecer porteras adentro?

Estamos en una muy buena escala para trabajar. Hoy el objetivo es consolidar la fase de crecimiento porteras adentro, con riego y mejoramiento de los campos.

TARJETA PERSONAL

Juan Carlos Baroffio tiene 37 años, es ingeniero agrónomo egresado de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República en el año 2008, cuenta con un posgrado en Alta Dirección en Agronegocios y Alimentos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina. Es gerente de Ingleby Farms & Forest Uruguay desde setiembre de 2019, compañía en la que trabaja desde el año 2010.

 

Nota de Revista Verde N° 112 – Sección AL GRANO: Juan Baroffio, gerente de Ingleby Farms & Forest Uruguay

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