Daniel de Mattos: “La sociedad entre ganadería y agricultura es necesaria para lograr altos niveles de extracción”
El ejecutivo destacó la gran evolución productiva de la ganadería uruguaya en los últimos años y planteó los desafíos a superar para que estos niveles se consoliden
Daniel de Mattos, asesor del directorio del frigorífico Breeders and Packers Uruguay (BPU), que pertenece a la empresa japonesa NH Foods, analizó la evolución de la producción de carne durante los últimos años en Uruguay, en todos los eslabones de la cadena. Durante esta entrevista con VERDE planteó que la sociedad entre ganadería y agricultura “seguirá siendo muy buena y con mucha potencia, porque es necesaria para lograr estos niveles de extracción tan altos”.
A propósito, valoró que Uruguay se va acercando al 28% o 30% de extracción que tienen las ganaderías más desarrolladas, como las de Australia y Estados Unidos. Al tiempo que enfatizó que tener carcasas más pesadas agrega bastante eficiencia a la industria frigorífica.
¿Cómo analiza lo que está pasando con la ganadería uruguaya?
Está demostrando el potencial que tiene en todo sentido. Hay tres o cuatro cosas que son muy destacables. La primera es la capacidad de gestión y el conocimiento que tiene el productor uruguayo para poder invertir y aumentar su capacidad de producción. Eso no es menor, porque es una capacidad que no existe en cualquier lugar del mundo. Varios países intentaron dar un salto productivo, cuantitativo y cualitativo, y no han podido por una falta de capacidad de gestión a nivel productivo. Otra cosa es el gran potencial genético que tiene Uruguay, en cuanto a calidad y capacidad de generar productos que se adapten a los mercados mundiales de forma muy flexible. Y tercero las condiciones del Uruguay en cuanto al marco normativo existente, a la calidad de las instituciones y el prestigio sanitario del país, que nos permite acceder a los mercados. Todo esto ha generado esta revolución productiva que nos lleva cada vez más cerca a las ganaderías de primer mundo, muy desarrolladas. Consideremos que la tasa de extracción, incluyendo la exportación en pie y faena, cerró el año agrícola arriba del 25%, fue históricamente alta para Uruguay.
¿Están dadas las condiciones para consolidar este 25% de extracción y apuntar al 28%?
Las condiciones de mercado están. Tienen alguna luz amarilla por la altísima dependencia de un solo mercado (China), y cualquier cosa que haga variar la demanda o los niveles de precios puede llegar a afectar esta curva de crecimiento enorme que tiene la ganadería. Pero Uruguay está dando pasos para mejorar su acceso a los mercados, que viene de la mano de un probable tratado de libre comercio (TLC) con la Unión Europea. Además es probable que se firme un TLC con China, y lo más destacado es la voluntad que tiene Uruguay de unirse al Tratado Transpacífico.
¿Esa dependencia de China se basa en que es el mercado que paga más?
Es un tema de precios, pero no solo eso. Ese mercado tiene dos condiciones más: no está cuotificado y no tiene pico arancelario. Esas dos condiciones son, quizá, más importantes que el precio, porque puedo tener muy buenos precios en el mercado europeo o en el mercado estadounidense, pero estoy cuotificado. Y por encima de esa cuota que tengo asignada, tengo que pagar aranceles que varían entre el 26% y el 40%. Por lo cual, el hecho de que se generen mejores precios en los mercados alternativos no es una condición suficiente y tiene que darse también una mejora de acceso.
¿Por eso es fundamental que Uruguay pueda concretar el ingreso al Tratado Transpacífico?
Este acuerdo está integrado por países que serían mercados estratégicos. No hay que olvidar que también se está integrando el Reino Unido, que ya está Canadá y probablemente también accedan países como China y Corea. Son cosas muy definitorias, que pueden acelerar los procesos productivos de la ganadería.
¿Cómo visualiza la demanda de carne vacuna en los próximos años?
Vemos que la demanda está creciendo en cantidad y en calidad en Asia, y eso hace aún más importante mejorar el acceso a esos mercados.
¿Cuál de los indicadores de la ganadería tiene mayor potencial para mejorar?
Creo que la ganadería uruguaya no tiene ninguna limitante tecnológica por la cual no pueda desarrollar su tasa de reproducción, su velocidad de crecimiento o calidad de producto. Esas cosas están solucionadas o en vías de solución, y no son la restricción más importante. Lo que necesitamos, y quedó demostrado en estos dos o tres últimos años, es acceso a mercados y volumen. Con eso se soluciona todo. El productor sabe adoptar tecnología, se adapta rápidamente, y aumenta todos los indicadores en cualquier nivel de la cadena.
¿Se cayó el mito: a mayor producción, menor valor?
Sí. Ese mito se cayó porque hoy no tenemos un mercado cuotificado y todo lo que se produce se vende. La importancia de acceder a China es esa, no estar limitado en cantidad ni arancelariamente. De todos modos, un acuerdo arancelario sería muy importante, porque hay competidores de Uruguay que no pagan el 12% como lo pagamos nosotros. El mercado chino derriba ese mito de mayor producción-menor precio. Eso hoy no existe, se sacó la tapa de la olla a presión, y eso hizo que la ganadería se desarrolle.
¿Cómo analiza la interacción agrícola-ganadera y el crecimiento de los corrales de engorde?
Este es un proceso que tiene muchísimos años en Uruguay y que siempre ha tenido una limitante que ha sido la cuota 481. Ese cupo fue muy beneficioso, transformó la ganadería uruguaya, y aprovechó la interacción con la agricultura. Ese cupo se está cayendo, cada vez tenemos menos acceso en cantidad y cada vez nos estamos limitando más en las semanas en que podemos acceder a través de esa ventana. Sin embargo, ya se están desarrollando negocios de más largo plazo, con acuerdos importantes en los países asiáticos, por lo que esa sociedad entre ganadería y agricultura seguirá siendo muy buena y con mucha potencia, porque es necesaria para lograr estos niveles de extracción tan altos.
¿Qué le aporta la carne producida a corral a la industria frigorífica?
Previsibilidad, calidad de producto, homogeneidad y más que nada tener planificada las faenas con animales que sabemos que vendrán con determinados parámetros de calidad, que son importantes.
¿Cuánto juega la producción de carne a corral en el aumento de la extracción ganadera?
Cada vez se hace más importante, pero no solo la producción de carne a corral es la que puede capitalizar una asociación con la agricultura sino también las otras etapas del ciclo de producción. Llegar a tasas de extracción tan altas requiere de un aumento de la cantidad de energía que se consume en la cría, en la recría y en el engorde. La utilización de destetes temporarios, destetes precoces, creep feeding y recrías más aceleradas es muy necesario para todo esto. Entrar al corral con novillos diente de leche o máximo dos dientes, con 400 kilos, y lograr carcasas que se acerquen a los 300 kilos, como tienen esas ganaderías, es un paso que se está viendo consolidado.
¿Ese tipo de animal también le agrega eficiencia a la industria?
Le agrega mucha eficiencia. No hay que olvidar que en Uruguay nos enfrentamos a costos muy altos de procesamiento, tanto a nivel primario como industrial, pero especialmente a nivel industrial. En Uruguay tenemos un uso intensivo de mano de obra, con costos salariales altos y productividad baja. Eso nos pasa cuando comparamos a Uruguay con países de la región pero también con países como Australia, donde el costo de mano de obra por kilo procesado es menor, a pesar de que los salarios son comparables o incluso más altos. Por lo tanto, tener carcasas más pesadas agrega bastante eficiencia.
¿Hoy cómo se divide la torta de mercados del ganado terminado a corral?
La cuota 481 tiene una participación cada vez menor, lamentablemente es así. Miramos cada vez más a mercados como Asia. Y en ese mercado tenemos que competir con Estados Unidos y con Australia, ganaderías que procesan animales bastante más pesados, y para competir tenemos que pensar en un aumento de los pesos de carcasa.
¿Cómo viene la tendencia en peso de carcasa?
Venimos en un aumento significativo. En el primer semestre de este año, que tuvo una faena acelerada, presentó animales un poco más livianos, pero fue algo coyuntural.
¿Hacia dónde debe apuntar la diferenciación de la carne uruguaya para posicionarse en los diferentes mercados? ¿Hay una marca construida o hay que trabajar en ese proceso?
Este es un proceso continuo. Uruguay tiene un muy buen nombre en el mercado europeo, en el mercado estadounidense y en el mercado asiático estamos empezando. Cuando comenzamos a vender en el mercado japonés nos decían que lo primero que teníamos que hacer era que se conozca el país, después el desarrollo de marcas privadas y penetración de mercado. Asia es una región muy vasta, y requiere de inversiones importantes para posicionar la marca país como una marca diferenciada. En cuanto a las estrategias, el mercado asiático nos permite valorizar cortes que tradicionalmente no estábamos acostumbrados a valorizar. Antes los cortes que se valorizaban era el bife, el lomo, el cuadril, y lo demás era industrial.
¿Cómo está posicionado Uruguay en el tema de la huella ambiental de la producción de carne?
Uruguay tiene ventajas comparativas muy importantes con respecto a los países de la región y también frente a los grandes competidores en el mundo. Es un país donde todavía prima mucho el campo natural, donde en lugar de deforestar para producir más aumentamos el área forestada; incluso se está agrandando el área de monte nativo. Si se suma la Ley de Conservación de Suelos y las formas responsables de producción que tiene Uruguay, creo que estamos muy bien posicionados. Eso es algo que lo empezamos a trabajar, tanto a nivel oficial como de las empresas para poder diferenciarnos en el mercado internacional.
¿Cómo vienen trabajando con la producción de carne carbono neutro?
Es un proceso muy lento, que implica un trabajo a nivel primario para caracterizar los sistemas de producción, luego certificarlos, y cuando se empieza a tener volumen posicionar esas marcas en los mercados. Ese posicionamiento requiere de un volumen grande y continuo de animales certificados y un trabajo de hormiga a nivel de procesadores como de consumo final en supermercados.
¿Cómo está la competitividad de la industria frigorífica?
Está bastante amenazada. Tenemos costos muy altos, baja productividad, un tipo de cambio que nos está amenazando continuamente. Y por otro lado existe una capacidad de producir mucho más de lo que hoy tenemos. Eso también impone costos adicionales que no se ven. Pero como ventaja Uruguay tiene una industria de muy buen nivel, que está posicionada y reconocida a nivel de todos los mercados.
¿A qué nivel de capacidad han estado operando en estos dos últimos años en BPU?
BPU tiene más o menos 70% de la capacidad utilizada en este momento, con algunos altibajos, pero tenemos capacidad de crecer un poco más.
Hubo un fuerte ajuste en los precios del ganado ¿Que se puede esperar para fines de 2022 y el arranque de 2023?
El mercado estará más calmado que en el primer semestre. Está incidiendo lo que pasa con nuestro gran demandante, que es China, que viene con stock altos de carne. Espero una demanda más lenta, por las restricciones de China por el Covid. Todo eso ha bajado el consumo y ha enlentecido la cadena de pagos, algo que estamos sufriendo con esta baja del precio y de los volúmenes demandados.
Tarjeta personal
Daniel de Mattos es ingeniero agrónomo (Udelar), con maestría en Ciencia Animal y Lechera (M.Sc.) y doctorado (Ph.D.) en Cría y Genética Animal (Universidad de Georgia, EEUU). Es asesor del directorio NH Foods Uruguay (BPU), representa a la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay (ADIFU) en la junta directiva del INAC. Fue gerente general de BPU y miembro del Consejo de Administración de NH Foods Australia; gerente de la Sociedad Criadores de Hereford y de Carne Hereford del Uruguay; asesor técnico de empresas agroindustriales; y jefe del Programa Nacional de Investigación en Ganadería de INIA.
Nota de Revista Verde N°103- Sección Al Grano