Evolución hacia la diversificación y logística propia, con alta tecnología
La empresa Gustavo Kent realiza agricultura y ganadería en Soriano, con rotación de cultivos, un corral de engorde y planta de silos, empleando a más de 100 personas
Actualmente la empresa Gustavo Kent tiene un sistema de producción “bastante diferente” al que tenía hace cinco años, cuando sembraba fundamentalmente trigo y soja, comentó a VERDE Rodrigo Kent, integrante de esa empresa familiar que transita la tercera generación. Rodrigo dirige la empresa junto a sus dos hermanos, Bernardo y Agustín, y a sus padres Gustavo Kent e Inés Acosta. “Ahora sembramos una mayor variedad de cultivos: en verano soja, maíz de segunda; y en cultivos de invierno, donde se hacía prácticamente solo trigo actualmente tenemos proporciones iguales de trigo, cebada, colza y semilleros de forrajeras. Después está el corral, que se ha ampliado bastante”, detalló.
Prácticamente la totalidad de las chacras de la empresa están en el departamento de Soriano. “Tratamos de llegar al 80% del área en doble cultivo. Esa rotación se ajusta año a año, en función del clima. Si se retrasan las fechas de siembra en invierno se cambia el cultivo. Porque después de colza y cebada va soja; y siempre sembramos trigos cortos, donde luego se siembra el maíz de segunda”, describió.
Enseguida comentó que “solo la producción de maíz está destinada al corral. La cebada que se siembra tiene como destino la industria maltera, el volumen de rechazo va a exportación o al corral, pero en general se vende todo”. Por otra parte, “en trigo también se apunta a lograr una buena calidad para exportación, así como la colza. Los precios de los cultivos de invierno tienen que estar 20% o 25% por debajo del maíz para que convenga usar trigo o cebada en el corral”, indicó.
La soja de primera representa alrededor del 20% del total, y corresponde al área que sale de maíz de segunda, “va sobre ese rastrojo y ahí tenemos un plus de rendimiento”, indicó el productor.
Kent consideró que gracias a esas rotaciones hubo una mejora en los campos, que repercutió en una mejor producción. Pero planteó que “hemos tenido años climáticamente muy buenos, entonces es muy difícil saber si los mejores resultados obedecen a la rotación o al clima”.
De todos modos, opinó que ese nivel de intensificación “nos ayuda mucho con la logística de la maquinaria, para poder cumplir las planificaciones en tiempo y forma. Al hacer tantos cultivos tenemos diferentes fechas de siembra, con diferentes períodos críticos, diferentes momentos de cosecha, lo que brinda una diversificación de riesgos, tanto por la parte climática como de mercados”.
La reciente cosecha de verano, según el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) dejó un rinde promedio nacional de 600 kilos de soja y 1.400 kilos de maíz por hectárea. Kent confirmó que “fue la peor” zafra de verano “de la historia de la empresa”, pero económicamente “no impactó tanto como la de 2018, cuando ya veníamos de varios años malos”. Explicó que “esta vez nos encuentra saliendo de una de las mejores zafras de verano y de una muy buena zafra de invierno, entonces el golpe económico no fue tan duro”. Además, comentó que la empresa tenía asegurado el 100% del área de soja, algo que lo viene haciendo desde 2018.
Tecnología, rendimientos y costos
Consultado sobre la inversión en tecnología, respondió que “mientras se pueda seguir renovando maquinaria eso es algo que se hace, porque la tecnología juega un rol fundamental”. Citó como ejemplo que en el último año se incorporaron pulverizadores nuevos, que “nos permitieron mejorar mucho frente a los que teníamos, cuya antigüedad llegaba a los 10 y 15 años”. Y remarcó que “es abismal la diferencia”, ya que estos nuevos equipos “tienen 50% más productividad, la aplicación es mucho mejor, se puede monitorear desde el celular, ver qué están haciendo, cuántos litros y donde están aplicando, la dosis, el desvío, ver la dirección y velocidad del viento, los mapas se cargan desde la computadora, se puede delimitar el área donde se quiere aplicar y dónde no, el equipo va cortando solo y de forma automática las aplicaciones, no es manual como antes”.
También se refirió a la siembra variable, que por ahora solo la utilizan para maíz. Esta tecnología permite ahorrar semillas y tener la población justa en cada ambiente. Y la fertilización variable solamente la realizan en las aplicaciones nitrogenadas, tanto en los cultivos de invierno como en los maíces.
A propósito de las relaciones de precios, comentó que en las últimas zafras de invierno “hemos sacado buenos rendimientos” y para este año “la ecuación da”. Señaló que los precios de la urea “son de los más bajos de los últimos años”. El año pasado “compramos urea a US$ 1.100 y en esta zafra hemos comprado a US$ 390 (por tonelada)”. Por lo tanto, afirmó que “en invierno la ecuación cierra y apuntaremos a aumentar el rendimiento. Se trata de no escatimar en la inversión, siempre que la ecuación sea positiva, pero también si se ajusta por ajustar eso repercute en la productividad”.
Al detallar las estimaciones para cada cultivo, dijo que en este ciclo 2023/24 la colza es el que está con números más acotados, y “el rendimiento de equilibrio se ubica en 1.630 kilos por hectárea, considerando un precio de US$ 430 por tonelada”. Por otra parte, el trigo y la cebada tienen rendimientos de equilibrio “de 3.300 y 3.400 kilos por hectárea, con media renta incluida”, comentó.
En cuanto a los cultivos de verano, dijo que “los números se ajustan con respecto al año pasado, cuando la soja estaba a US$ 500 o US$ 550 por tonelada, y ahora está a US$ 450. Eso nos deja un rendimiento de equilibrio de 2.400 a 2.500 kilos por hectárea para la soja de primera, y para la de segunda de 1.700 a 1.800 kilos. El maíz de segunda depende del precio, pero estamos entre 3.600 y 4.000 kilos por hectárea”.
Kent consideró que “son números alcanzables, sobre todo para la soja de segunda y maíz”. En cambio, los números de la soja de primera “están justos”. En los últimos años, salvo el último, “han venido sorprendiendo los rendimientos del maíz, lo que se debe a la tecnología y el manejo incorporado”.
Indicó que el maíz de segunda se presupuesta con 4.000 kilos por hectárea, y comentó que hace dos años que la empresa no siembra maíz de primera. Por otra parte, la soja de primera se presupuesta con 2.200 kilos y la de segunda con 2.000 kilos por hectárea, señaló. “Si el clima acompaña es probable que esas estimaciones de productividad sean bajas, pero es preferible cubrirse, sin apuntar a un año medio o bueno”, comentó.
En la empresa de Kent el presupuesto del trigo se estima con una productividad promedio de 3.800 kilos por hectárea, y la cebada con 4.000 kilos. “Hace dos o tres años eran rendimientos muy buenos, pero ahora con la tecnología que se está aplicando, la fertilización, entre otras, estamos superando los 4.000 kilos, lo que marca una suba del piso de la productividad” en los cereales de invierno, reconoció.
Por otra parte, admitió que en colza “estamos estancados, no hemos tenido rendimientos muy buenos”. Señaló que “en algún caso muy puntual llegamos a 2.800 kilos por hectárea, pero en general estamos entre 1.800 y 2.000 kilos por hectárea. Estamos teniendo problemas con las heladas, tanto en la etapa de implantación, donde nos mata plantas, como en floración, cuando mata las silicuas y abortan granos”.
En ese sentido, explicó que se están buscando variedades más largas, “que se puedan sembrar entre el 20 de abril y el 10 de mayo”. Y dijo que no han probado híbridos invernales, porque “el costo de la semilla es alto y el paquete tecnológico que se debe aplicar para tener buen rendimiento también tiene su costo”. A la vez, señaló que el plus de rendimiento que tienen “no justifica atrasar la siembra de verano”. Puntualizó que “si no se acorta el ciclo no encaja en nuestra rotación”.
Corral y planta de silos
El corral de la empresa Gustavo Kent tiene una capacidad instantánea para 5.000 cabezas y un área de recría para 1.300 animales. “El corral le aporta diversificación a la empresa, y ayuda a darle más valor a los granos que no tienen colocación en la industria o en la exportación, así como a los subproductos de la planta de silos”, explicó Rodrigo Kent.
Afirmó que la gestión y la logística “juegan un papel importante en la empresa” y que “es fundamental para poder hacer más con lo mismo”. El empresario aseguró que “tener más cultivos permite diluir costos, porque tenés dos zafras al año y son casi iguales. Antes era solamente soja, y hoy los cultivos de invierno tienen casi la misma importancia que los de verano”. Señaló que en la empresa “estamos haciendo 1,8 cultivos por año”.
En total la empresa siembra algo más de 7.000 hectáreas físicas, además de otras 1.000 hectáreas que se destinan a la ganadería. En ella trabajan más de 100 personas.
“Antes se hacía mucha más área, pero no estábamos tan diversificados. Ahora hacemos todo, desde los servicios de maquinaria, flete, acondicionamiento de granos y demás. El 100% de nuestros granos pasan por nuestra planta, en Palmitas, donde son acondicionados si es necesario y de allí a su destino”, detalló.
También produce sus semillas de cultivos de invierno y verano, salvo maíz y algún material nuevo que se incorpora al portafolio de variedades. “Hay muchos productores que no quieren hacer cebada cervecera, ya sea por los descuentos o costos de flete si rechazan algún viaje. En nuestro caso la industria maltera nos recibe la cebada en nuestra planta y en caso que se rechace algún viaje ya queda allí; después puede ir al corral o se acondiciona y va a exportación. Esto hace que el cultivo se ajuste muy bien a nuestra estructura”, comentó el productor a modo de ejemplo.
Nota de Revista Verde N°108