Ganadería

El negocio ganadero tiene la posibilidad de capitalizar una oportunidad histórica, dijo Bernardo Mendiola

19 de mayo de 2022

Las turbulencias políticas, sanitarias y económicas del mundo también afectan a la ganadería. Bernardo Mendiola, asesor de empresas ganaderas, analizó la situación actual, en la conferencia El nuevo punto de equilibrio del negocio agrícola-ganadero, realizada en Trinidad, Flores. 

“Estamos frente a una oportunidad histórica para el negocio ganadero, pero el escenario global es de mucha incertidumbre. El desafío pasa por acortar ciclos y aumentar el procreo. Estamos bien posicionados como país para capitalizar la oportunidad. Tenemos acceso a mercados, tecnología para producir más, sistemas de producción con potencial para crecer y un stock vacuno estabilizado. El nuevo escenario demanda mayores capacidades para desarrollar los sistemas de producción y menor margen para errores”, sostuvo el asesor ganadero. [um_loggedin]  

Señaló un “aumento importante de los cotos, las pasturas aumentaron entre 40% y 50%. También aumentaron los costos de los granos forrajeros y subproductos; y en menor medida los costos fijos como salarios y la tierra”.

Dijo que en este escenario cada vez más turbulento y cambiante, “es importante no descalzarse, porque el riesgo de cambios bruscos es alto”. En tal sentido, recomendó tener momentos de compra-venta lo más cercanos posible, y manejar la posibilidad de hacer acuerdos de precio con la industria. 

También recomendó utilizar tecnología de precisión, la planificación de los sistemas, fijar objetivos, proyectar resultados, evaluar costos y analizar alternativas. Producir sobre pasturas, con un buen manejo de la fertilización, malezas y plagas. Además de plantear esquemas de suplementación, alimentos disponibles, categorías, respuestas esperables y costos. 

“Venimos a una velocidad alta y tirando curvas. Hay aumentos de ganancias que están tironeados por los costos. El mercado alienta hacia adelante, promueve hacer más cosas, pero también hay costos que no deja que los márgenes exploten, y se necesita más capital. Los riesgos exigen más cautela o consideración”, comentó. 

A propósito, mostró que en 2021 se necesitaban US$ 1.040 para encerrar un novillo, y en 2022 se necesitan US$ 1.361, considerando el costo de la reposición y de la alimentación. 

Mendiola valoró la buena sintonía entre la industria frigorífica y los productores, porque “a todos les está yendo bien”. Destacó que el incremento de la demanda y de los precios internacionales contribuyeron a que aparezcan más objetivos en común y a que se desarrollen acuerdos de remisión de haciendas a faena, con precios y condiciones predefinidas, profesionalizando el abastecimiento de las industrias. 

Señaló que los consumidores son cada vez más exigentes e informados, y además de calidad de producto exigen bienestar animal, productos más sofisticados, certificaciones como huella de carbono, libre de uso de antibióticos, carne a pasto o de corral. 

Destacó el aumento de las exportaciones en un 23% en 2021 respecto al promedio de los últimos tres años, puntualizando que el 2020 no fue un año normal, por efecto de la pandemia. También subrayó que los precios están 23% por encima del promedio de los últimos tres años en la tonelada de carne bovina de exportación; que la faena aumentó 20%; y la exportación en pie 32% frente al promedio de los últimos tres años. 

Por otra parte, dijo que el stock ganadero, a pesar de la mayor faena y exportación, tiene “relativa estabilidad”. Señaló que el Plan Agropecuario prevé leves caída en el stock, sobre todo en vacas de invernada y novillos de más de 3 años, manteniéndose el stock de vacas de cría en 4,3 millones de cabezas. Además, se prevé una faena mayor a la de 2021. 

Destacó que el precio del ganado en Uruguay es 25% superior al promedio de los últimos dos años, acercándose a los niveles de la Unión Europea y Estados Unidos. 

Agregó que la tasa de extracción de los últimos tres años es de 20% y que se ha ido incrementando el peso medio de faena, que se ubica en un promedio de 254 kilos en los últimos tres ejercicios.

De todos modos, la tasa de extracción de Uruguay está muy por debajo de las de Australia y Estados Unidos, donde llegan al 30% o 35%. “Esto muestra que hay un potencial de crecimiento para lograr mayores volúmenes de producción y exportación de carne”, dijo.

Para lograrlo, “el primer punto es acortar ciclos de producción, recría y engorde más cortos, además del procreo, que es del 67%. La posibilidad de acortar ciclos consistiría en bajar la edad de faena, hubo una reacción en los últimos años en ese sentido. Y además está el porcentaje de corrales de engorde, que tienen la posibilidad de contribuir fuerte para intensificar la producción. Uruguay produce 15% de su ganado a corral; Australia entre 50% y 55%; y Estados Unidos entre 90% y 95%”. 

En cuanto al procreo, comentó que “67% parece un porcentaje bajo frente a los países de referencia; incluso en Uruguay hay productores de punta que superan el 80% de procreo”. Planteó que si se sacan novillos de los campos puede haber más espacio para las vacas y así se pueden corregir estos indicadores. “Hay tecnología disponible y también hay muy buenos precios por los terneros”, destacó. 

Mendiola sostuvo que “la intensificación pasa a ser una necesidad”. Recordó que entre 2000 y 2021 “los ganaderos perdieron 1 millón de hectáreas, frente a la agricultura y la forestación. Los campos para ganadería son cada vez más caros, y por eso es clave intensificar”. En este marco, “la interacción entre ganadería y agricultura se hace imprescindible”, sostuvo. 

Valoró que las rotaciones de cultivos y pasturas, “aportan sustentabilidad y alta productividad a la ganadería”, y que la difusión de la agricultura generó la oportunidad de utilizar cultivos forrajeros como fuentes de alimentos para sistemas de engorde y recría, contribuyendo a cortar ciclos de producción. 

Enfatizó que “la agricultura promueve la intensificación ganadera, diversifica los ingresos de las empresas y exige a los sistemas ganaderos con un alto costo de oportunidad”. 

Por su parte, la forestación “aporta área de pastoreo de menor costo, genera el desafío de aprender a manejarlas y brinda la oportunidad de realizar certificaciones de carne carbono neutro”, señaló.

Afirmó que otro punto para capitalizar es el aumento de la producción acorral, que acorta ciclos de producción, permite hacer volumen de faena más rápidamente, brinda la posibilidad de negocios de recría a pasto, tener un mercado fluido para el novillo de 350 a 400 kilos y traslada la demanda por ganado gordo hacia la escalera de reposición. 

Mendiola calculó si en una hectárea de pradera es más rentable invernar o recriar. “Con los números de hoy la recría es interesante, porque genera un valor del kilo producido similar al del engorde (US$ 2,06 por kilo frente a US$ 2,08)”, explicó.

También recordó que en las primeras etapas los corrales eran vistos como una amenaza que desplazaría al invernador tradicional. 

Vea la conferencia

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Nota de Revista Verde N°100

Foto: Nicolás Udaquiola, Alberto González, Marcos Uranga, Nicolás Martínez y Bernardo Mendiola.

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