Ganadería

Conexión Ganadera busca financiar proyecto de ganadería regenerativa

7 de agosto de 2024

Creó un producto de inversión para desarrollar 50.000 hectáreas con divisiones, agua en la parcela y forestación, que aumentará la productividad y generará bonos de carbono

Uruguay representa apenas el 0,06% de las emisiones de carbono del mundo, pero el 65% de ese 0,06% es emitido por la ganadería. Sin embargo, “cada regla de juego nos deja cada vez más solos como candidatos en este mercado”, destacó el empresario Pablo Carrasco, director de Conexión Ganadera. 

En la primera edición del ciclo de eventos AgroNegocios en Magnolio Sala, Carrasco comentó que le entusiasma mucho ver que el tema de la sustentabilidad y el mercado de los bonos de carbono “le cayó como anillo al dedo a Uruguay y su ganadería”. 

Analizó que en el siglo XIX el producto estrella fue el oro, en el siglo XX el petróleo y en el XXI la fotosíntesis, y sostuvo que en fotosíntesis Uruguay es lo que Arabia Saudita es al petróleo.

“Vemos que hay un mercado que transa secuestros de carbono en toneladas o emisiones que se evitan en toneladas, que tiene una demanda de empresas obligadas a comprar, de muy mal humor. Y hay dinero por todos lados para que aparezca la oferta, productores individuales que hacen cosas voluntarias para eso”, señaló. 

A propósito, indicó que en la última reunión Celac-Unión Europea (en julio de 2023) se aprobaron 45.000 millones de euros para promover proyectos de secuestro de carbono en América Latina. 

Carrasco puntualizó que el mercado de carbono requiere de instituciones creíbles. “Tenemos que conseguir un socio, una empresa auditora, que es a quien el mundo le cree si dice que tengo bonos de carbono. Nos llevó mucho tiempo conseguirla, se trata de la empresa suiza Ecosecurities, que es nuestra tarjeta de presentación más importante”, informó.

Conexión Ganadera resolvió crear un producto de inversión para desarrollar un proyecto ganadero de 50.000 hectáreas, que aumente la productividad y genere bonos de carbono que se puedan vender en ese mercado. “Eso está pronto”, dijo Carrasco. 

El proyecto consiste en comprar tierras degradadas, reciclarlas y ponerles un paquete tecnológico de ganadería regenerativa, que consiste en divisiones, con agua en la parcela y 5% de forestación, que actúa como cortina de sombra y abrigo, no se considera comercial. “Vamos a recorrer el mundo buscando esa plata”, comentó.

El origen

En el Acuerdo de París, en 2015, se crearon las reglas de juego del mercado de carbono. Se listaron las 2.000 empresas que en Europa son responsables del 80% de las emisiones, se las midió y se las obligó a suscribir una agenda para bajarlas a la mitad en 2030. Esas emisiones se siguen midiendo todos los años y la empresa que no las consigue bajar está obligada a comprarle bonos a otra que generó carbono, para compensar lo que no consiguió. Allí está la demanda cautiva, señaló Carrasco. 

Transformación ganadera

Carrasco dijo que le preocupa “la sangría silenciosa” de pequeños productores ganaderos, que “no es de este gobierno, esto lleva muchos años”. Señaló que el 90% de las ventas de campos son de extensiones menores a 500 hectáreas. “Y si uno hace el análisis en la planilla Excel, esos productores tienen toda la razón de salir del rubro, porque no cierran los números con la productividad y el tipo de cambio actual”, reconoció. 

Por eso, planteó que en este negocio sería bueno que participe todo el país, ya no solo su empresa. “Esto tiene un costo aproximado de US$ 1.000 de inversión inicial (por hectárea). Es mucho menos de lo que se invierte en lechería, pero son 13 millones de hectáreas”, señaló. El empresario enfatizó que “nadie hace esta inversión para poner una vaca en cada parcela, así que el aumento de producción es casi obligatorio, y eso es muy auditable y tangible”.

Carrasco mostró un mapa mundial que graficaba el potencial de secuestro de carbono a través de pastizales, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2022, el que calificó de “impactante”. 

Allí señaló que Uruguay tiene el máximo potencial de secuestro, que es de más de 600 kilos por hectárea al año, y que son pocos los lugares en el mundo que tienen ese potencial. “Por eso digo que este es el petróleo de este siglo”, insistió.

Explicó que la productividad equivale a secuestro, y eso es una oportunidad, porque hay que hacer, lo mismo para generar bonos de carbono que para salir del pozo productivo de 100 kilos de carne por hectárea.

Subrayó que “no hay que elegir ser ambientalista o productivista. En este caso vamos exactamente en el mismo sentido. La buena noticia es que este paquete tecnológico aplicado a 13 millones de hectáreas incrementa 73% la producción nacional de carne, 118% las exportaciones, 40% el ingreso per cápita y eso nos pone al nivel de España”. 

El empresario destacó que ese aumento de la productividad permitiría neutralizar el carbono de 75 millones de personas solo a partir de la ganadería. “Nuestro proyecto de 50.000 hectáreas equivale a neutralizar todos los viajes de Iberia de aquí para adelante, ida y vuelta con avión lleno. Cada vez que viajan a Europa están emitiendo 1 tonelada de carbono. Esto lo neutraliza”, señaló Carrasco. 

Indicó que las 500.000 hectáreas del Instituto Nacional de Colonización (INC) permitirían neutralizar el carbono de todo el Uruguay, y el resto sería un nuevo producto de exportación.

Considerando la productividad y el ingreso de capital promedio de las Carpetas Verdes del Instituto Plan Agropecuario en los últimos 10 años, y la canasta de Búsqueda, se necesitan 500 hectáreas para que una familia de cuatro integrantes pueda vivir dignamente, recordó Carrasco. 

Con la aplicación intensiva de una ganadería regenerativa ese promedio pasaría a 100 hectáreas. El empresario enfatizó que sería el final de este problema “silencioso, interminable e intolerable”, e insistió en que “esto se destranca con un crédito que financie esa inversión de US$ 1.000 por hectárea”.

Financiación

Carrasco afirmó que las herramientas financieras disponibles no alcanzan para este proyecto, pero destacó que la novedad es que los bonos de carbono y los dineros del mundo podrían ser la gran palanca de esta inversión y transformación. Propuso darles a esas empresas los bonos de carbono, que en 10 años generarían unos US$ 1.500 por hectárea, a cambio de la financiación. “Están los clientes, el operador, los productores, lo que nos falta es ponernos la ropa necesaria para secuestrar el carbono”, planteó el empresario. 

No es para todos

Durante su presentación, Carrasco aclaró que este sistema de producción “lamentablemente no es para todos”. Puntualizó que “el operador que administre un financiamiento de este tipo tiene que estar muy cerca”. Agregó que los plazos tienen que ser los adecuados y se tienen que considerar los fenómenos climáticos extremos. 

También planteó que “la inversión gradual es el enemigo”, tiene que realizar al contado y desde el primer día. “Por eso no es para cualquiera, no le puede faltar ganado, porque ese productor va a duplicar su carga y el financiamiento tiene que ser sobre el total de la superficie. El asesoramiento técnico está”, dijo. 

Por otra parte, Carrasco declaró que no está conforme con la agenda agropecuaria del actual gobierno. “Me pareció simplificada y poco fermental”, y “tengo miedo de que en el próximo gobierno pase lo mismo”, comentó. Explicó que por eso no se reunió con ningún partido para presentar este proyecto como un programa de gobierno. 

Nota de Revista Verde N°115

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