Los precios de exportación de la carne vacuna argentina mostraron movimientos acotados entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre, con bajas en los cortes Hilton, una recuperación en el valor promedio de la Cuota USA y estabilidad casi total en los envíos hacia China, Brasil e Israel.
Los cortes premium destinados a la Unión Europea fueron los que registraron los ajustes más notorios. El RAL Hilton bajó de US$ 18.800 a US$ 17.500 por tonelada, una reducción de 6,9%, mientras que el bife ancho Hilton descendió de US$ 19.800 a US$ 18.500, lo que implicó una caída de 6,6%. según los datos de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (Apea).
Dentro del mismo bloque europeo, la Cuota 481 no mostró cambios y permaneció en US$ 10.900 por tonelada, al igual que la tapa de cuadril para Brasil, que se mantuvo en US$ 14.000 por tonelada.
En los mercados de Chile e Israel predominó la estabilidad. El paquete de 16 cortes para Chile tuvo un leve ajuste al alza, pasando de US$ 7.200 a US$ 7.250 por tonelada (+0,7%), mientras que el delantero para Israel continuó en US$ 9.750 por tonelada.
El movimiento más relevante fuera de Europa se registró en Estados Unidos. El valor promedio de la cuota USA subió de US$ 8.700 a US$ 9.000 por tonelada, un incremento de 3,4%, indicó Apea.
En el caso de China, principal destino en volumen, los valores permanecieron sin variaciones. Los precios de garrón y brazuelo, bola y cuadrada, el set de 17 cortes, el set de 6 cortes y el chuck and neck se sostuvieron exactamente en los mismos niveles que un mes atrás, dentro de un rango de entre US$ 4.700 y US$ 5.900 por tonelada.
El presidente estadounidense Donald Trump anuló el viernes los aranceles aplicados a más de 200 productos alimenticios —incluidos café, carne vacuna, plátanos y jugo de naranja— en medio de la creciente preocupación de los consumidores por el encarecimiento de los alimentos.
Las exenciones entraron en vigor de forma retroactiva a la medianoche del jueves y representan un cambio significativo en la estrategia comercial del gobierno, que hasta ahora defendía que los aranceles aplicados a comienzos de este año no incidían en la inflación, según informó Reuters.
Consultado sobre la decisión a bordo del Air Force One, Trump reconoció que “en algunos casos, podrían” aumentar los precios, aunque sostuvo que, en términos generales, Estados Unidos “prácticamente no tiene inflación”. Según la Casa Blanca, la medida responde a “importantes avances” en las relaciones comerciales bilaterales y busca aliviar presiones en la cadena de suministros.
Los datos más recientes del Índice de Precios al Consumidor muestran fuertes incrementos interanuales en los cortes de carne: en septiembre, la carne picada era casi 13% más cara y los filetes se encarecieron cerca de 17%, los mayores aumentos en más de tres años, desde el pico inflacionario registrado durante la administración de Joe Biden, indicó Reuters.
Aunque Estados Unidos es uno de los principales productores de carne bovina a nivel global, la oferta ajustada de ganado en los últimos años ha sostenido precios elevados en el mercado doméstico. Con la eliminación de estos aranceles, el gobierno busca amortiguar parte del impacto en los consumidores y moderar la presión inflacionaria en los alimentos.
Germinando es una empresa de producción agrícola, que realiza “una agricultura intensa, sobre la base del doble cultivo, lo único que queda sin otro cultivo es el rastrojo de maíz de segunda”, comentó a VERDE Joaquín Maness, uno de sus directores.
El objetivo sigue siendo el del inicio: “mover la empresa de servicios agrícolas”, por eso el doble cultivo “genera un plus” y “no nos sirve ver un rastrojo vacío”,
Explicó que un 40% del área de verano es destinada al maíz, la mitad corresponde a siembras de primera y la otra mitad de segunda, luego de trigo y carinata. La soja de primera va sobre rastrojos de maíz de segunda y lo que sale de pasturas; mientras que la soja de segunda se siembra después de camelina y colza, al tiempo que el girasol completa el esquema de verano. En invierno la empresa siembra trigo, cebada, colza –sobre rastrojos de maíz de primera–, camelina y carinata.
La diversificación de cultivos “es clave, parte del seguro es diversificar los cultivos”, puntualizó. El empresario comentó que “hace dos zafras que venimos con cinco cultivos en invierno y ojalá tuviéramos más cultivos para meter en verano”.
Informó que el año pasado “hicimos bastante colza” en proporción al mercado, porque era un año cuando “nadie quería sembrar”, y “fue el mejor año”, incluso “en productividad”. “Nos costaba mucho superar los 1.800 kilos (por hectárea) de promedio y logramos 2.200 kilos por hectárea, nunca habíamos sacado ese promedio”, destacó. El área del cultivo fue de 1.200 hectáreas. “Todavía queremos saber por qué”, dado que “no se hizo un manejo diferente”, dijo el productor.
En cebada y trigo el rendimiento “se anduvo bien”, en torno a los 5.500 kilos por hectárea. “No fue como en 2023”, después de la seca los rindes “volaron”, recordó. Señaló que en aquella oportunidad los trigos lograron casi 7.000 kilos por hectárea de promedio, y destacó que en parte de algunas chacras se los rindes llegaron a 9.000 kilos por hectárea. “Parecía que trillabas maíz, nunca había visto una cosa igual”, subrayó.
Y en está zafra de invierno, estimó que, “si no pasa nada raro, veo muy bien a la colza, a la carinata y la camelina”, pero “no soy muy optimista” con trigo y cebada.
Maness dijo que las camelinas “se ven muy buenas”. Comentó que el año pasado “hicimos 400 hectáreas y este año 1.600 hectáreas”, donde se logre “achicar renta ya es un éxito”. Los rastrojos de camelina “quedaron muy limpios, fáciles de operar y tuvieron un plus de producción en soja, mejor aún que el de colza”. Señaló que el año pasado “llovió bien, y creo que en un año seco la camelina tiene más aporte que la colza, es tan rápido (su desarrollo) que no consume tanta agua como la colza”.
A propósito de la zafra de verano anterior, describió que “productivamente anduvimos muy bien, con rindes nunca vistos, con sojas que se acercaron a los 3.700 kilos de promedio, con un 65% del área que fue de segunda”. Y agregó: “Ojalá se repita, aunque es difícil poder ver algo igual. A pesar de los precios bajos, el número sirvió, sería mal agradecido si le pongo una crítica al año pasado”.
La producción de maíz de la zafra pasada “también anduvo muy bien”, confirmó. Recordó que en producción de kilos la zafra 2023-2024 fue la mejor, cuando la empresa logró 9.500 kilos por hectárea con el maíz de primera y en secano, pero los precios bajaron “muchísimo”, llegando a US$ 160 por tonelada. En la zafra 2024-2025 la empresa logró unos 1.000 kilos menos por hectárea, y los precios fueron “más parejos a lo largo del año, en torno a los US$ 200 y US$ 215” por tonelada.
En maíz, al tener muchos kilos por hectárea, el impacto de cualquier movimiento en precios es muy alto, “US$ 10 por tonelada te mueven el número”, subrayó.
Maness analizó que la productividad “viene aumentando en todos los cultivos, por tecnología aplicada, por genética y también porque muchas chacras, sobre todo en los campos donde trabajamos, vienen mejorando por la rotación”. En su momento, “agarramos campos muy degradados y hoy están produciendo más”, por la rotación de cultivos y el manejo que se realiza, sostuvo.
“Todos vamos aprendiendo, la genética va aportando y los suelos van mejorando, lo que se ve en los análisis de suelos que vamos haciendo. Una agricultura bien hecha mejora suelos, una pastura bien hecha también mejora suelos, pero si tenés una pastura por decir que las tenés y no tiene un buen uso y manejo, no vas a mejorar el suelo, al contrario, puede ser peor”, advirtió.
Por eso, enfatizó que “es más importante hacer las cosas bien, que seguir los libros”. “A veces dice: hay que pasar a praderas, pero si se hace mal, no te va a aportar nada, y si tenés un maíz de 4.000 kilos (por hectárea) tampoco te aporta nada. Entiendo que el tema pasa por la materia orgánica, la rotación, la fertilización, tener el campo limpio, buen manejo”, afirmó.
Señaló que en maíz de segunda, “estamos incorporando urea en el surco, sembramos con la urea al costado, pero incorporada, y no le entramos más” a ese cultivo, “entramos para la cosecha”. Indicó que en vez de usar 350 kilos de urea, “lo hacemos con 180 kilos incorporada y no corregimos más”.
Afirmó que “el rendimiento que buscamos lo alcanzamos con ese nivel de urea”. Esa modalidad permitió que en la zafra pasada “nos acerquemos a los 9000 kilos por hectárea. También sostuvo que eso “demuestra que en años anteriores la limitante no fue el nitrógeno”, sino que “puede haber sido el suelo, la luz o el agua”.
EL MOMENTO
Más allá de los precios, lo que genera “mucha preocupación” es el costo que tiene el productor de soja o maíz, sostuvo el socio-director de Germinando. “Tenemos un problema de costos y no tanto de precios”, afirmó.
Maness agregó que, “cuando comenzamos a sembrar soja, costaba unos US$ 450 por hectárea, y hoy está arriba de US$ 700”, lo que genera que “un año malo te cueste mucho más tiempo poder acomodarlo, que hace 10 años atrás”.
“Es mucha la plata que se está poniendo” por hectárea, “si hay buen precio por supuesto que ayuda un montón, pero también es cierto que una soja muy cara también encarece todo el sistema, el equilibrio es fino”, razonó.
En este contexto, el empresario indicó que “se busca tener el costo más bajo posible, estamos arriba de las cosas, y eso nos posiciona muy bien frente a la competencia”, dijo. Advirtió que “cuando te sobredimensionas y no le das corte a 30 hectáreas que te quedaron feas, ahí empieza el problema”.
Recordó que cuando prestaba servicios vio “empresas venirse para atrás”. “Eran las que nos mandaban a sembrar y no mandaban a nadie a ver la siembra”, dijo. Por eso, insistió que “cuando le dejas de dar importancia a 10 hectáreas, tenés que abrir los ganchos, porque significa que te pasaste de rosca”. Esa es la razón por la que “hemos intentado no hacer más de lo que podemos ocuparnos”, explicó.
ASEGURAR LA DEMANDA DE MAÍZ
Por otra parte, Maness comentó que la empresa está incursionando en la lechería, porque “le estamos buscando la vuelta a la colocación del maíz”. Entre 30% y 35% del área de verano que siembra la empresa corresponde a maíz, y el productor reconoció que tiene “miedo”, porque cuando se masifique el riego del cultivo el volumen de oferta crecerá exponencialmente.
Comentó que “desde hace varios años el número de maíz nos viene dando mejor que el de la soja, y si nos pasa a nosotros, seguramente le pase a todos”. Si bien reconoció que hay más consumo del grano, porque hay más corrales de engorde de ganado, el crecimiento de la producción de maíz “será mayor a la demanda interna, entonces tengo bastante miedo a lo que pueda ocurrir con el precio”.
Estimó que la producción del cereal crecerá por el avance del área regada, y porque “el productor le está perdiendo el miedo” al cultivo, ya que “los resultados que viene dejando son muy buenos”.
Recordó que “en el año de la seca grande, con lo único que empatamos fue con el maíz de primera, con el resto perdimos plata”. Insistió en que “había un cuco con el maíz, y se le está perdiendo el miedo”.
Explicó que debido a esa proyección que realiza, “intentamos incrementar la demanda interna del establecimiento, y por eso empezamos con la lechería, para consumir la mayor cantidad de maíz dentro de la empresa”.
También comentó que se evaluó la instalación de un corral, pero “le tengo cierto temor, por las relaciones de precios de compraventa”, y porque “está todo el mundo embalado con los corrales”. Consideró que “es bravo ir a favor de la corriente”, aunque no lo descarta, ya que una alternativa puede ser la producción de recría, y no la terminación de ganado.
“Cerramos el negocio por el 50% de un tambo de cama caliente, nos asociamos a un establecimiento que hace 30 años está produciendo leche y la idea es producir toda la comida que podamos”, explicó.
El tambo cuenta con 550 vacas en ordeñe y el objetivo es que aumente a 700 vacas, que es su capacidad máxima. También señaló que la recría de hembras lecheras consume mucho maíz, y además valoró que el establecimiento está cerca del área donde hacen agricultura con riego, y eso “nos viene bárbaro”.
Maness comentó que “cuando le vendimos maíz al tambo, sembramos de primera, lo picamos en diciembre y enseguida sembramos uno de segunda”. Valoró que en esos pivots “hicimos dos maíces en el mismo verano; nos duplica el área regada”. Recordó que en su momento “nos mató la chicharrita, que impactó en los maíces de segunda”. Y señaló que “ahora vamos a volver a sembrar bajo ese esquema, donde se producen entre ambas fechas de siembra en torno a 20.000 kilos por hectárea, llevado a grano”.
El RIEGO
El productor consideró que el riego continuará creciendo y desarrollándose rápido. “El tema pasa por aprender a usarlo. Nosotros hace tiempo que estamos y no sé si sabemos regar, creo que nos falta mucho por aprender. Como toda cosa intensiva, si le erras te sale carísimo. Habrá un período de adaptación y aprendizaje a nivel general, de mucha gente, y a la vez, el área regada se va ir para arriba, sobre todo si se mantienen los incentivos mediante proyectos de inversión”, comentó.
Agregó que el rol de los bancos está siendo importante en el financiamiento de inversiones para riego. Destacó que “fue importante cómo el Banco República (BROU) se puso en competencia”, ya que “es un actor relevante en el mercado, y tiene una mirada diferente; es una tranquilidad saber que el BROU está”.
Además, comentó que los propietarios de tres campos que arrienda su empresa “están con la idea del riego”, lo que les permitiría poder desarrollar nuevos proyectos. “Hay interés y los proyectos de inversión ayudan muchísimo para que se pueda avanzar”, remarcó.
Mencionó que en un caso “la inversión en riego la concretamos nosotros, con un arrendamiento a largo plazo, a más de 10 años, al generar un vínculo de confianza con el dueño del campo”. Señaló que allí se planteó un proyecto de inversión que “calzaba para nuestra empresa”.
Destacó que esa modalidad de acuerdos permite “bajar mucho el riesgo a las dos partes, porque el dueño del campo se asegura que cobra la renta y que la producción va a estar”.
Agregó que la idea se genera rápido, pero sostuvo que “avanzar con el riego es un proceso lento”.
EL ORIGEN Y EL PRESENTE
Germinando es una empresa de producción agrícola liderada por Raúl Sarasua, Gabriel Mazzilli y Joaquín Maness, con el asesoramiento técnico del ingeniero agrónomo Nicolás Silveira. Comenzó brindando servicios agrícolas y luego, con el transcurso de los años y de los momentos, pasó a la producción.
Además, es representante de Erca para Uruguay, “algo que empezó por casualidad” y hoy “estamos encantados con ese negocio y los estamos disfrutando”, comentó Maness a VERDE. En total, la empresa cuenta con 40 colaboradores, y casi la mitad “nos acompaña desde el arranque”, señaló.
A comienzos de los años 2000 Maness era prestador de servicios, fundamentalmente forrajeros. En 2005 comenzó a trabajar con su suegro, Alberto Zarazua, quien también prestaba servicios en toda la zona de Risso (Soriano), cuando ocurría la transición de la producción ganadera a la soja. “Para juntar 1.000 hectáreas, las tenías que hacer con 10 o 15 productores, ahí comenzó el boom de la soja”, recordó Maness.
En ese entonces sembraba con una sembradora Tatú, de 15 líneas, a 15 centímetros, y hacía 12 hectáreas por día. Al tiempo pasó a tener tres JD 1590, que sumaban 90 hectáreas por día, y en ese entonces “era un disparate alcanzar ese nivel”, recordó.
En ese momento “nos focalizamos en los servicios de siembra, pero hacíamos casi todo: laboreo, fertilización, fumigación, menos cosecha; recién ahora tenemos cosechadoras para nuestra área”, comentó.
Sobre el pasaje de los servicios a la producción propia, explicó que “la empresa tomó una gran dimensión y empezamos a asumir riesgos que en un principio nos los teníamos”. Señaló que “pasamos de tener unos 15 clientes a tres, sembrábamos mucha área para pocos clientes. Empezamos a financiar todo a cosecha, y si al agricultor le iba bien no había problemas, pero en caso contrario sentíamos los impactos, porque los pagos se pasaban para adelante”.
Hasta que en 2014-2015 se empezó a consolidar la retirada de los grandes grupos agrícolas, por la evolución que tomaba el negocio, y el quiebre de precios de la soja que ocurrió en ese momento. “Eso generó que los contratistas empezaran a competir por área, algo que no había pasado hasta ese momento, y eso dificultaba proyectar un crecimiento en los servicios”, detalló el empresario.
Fue en ese momento que la empresa arrendó las primeras 30 hectáreas, que estaban “pegadas a nuestro galpón, en Risso”. Y a partir de entonces “empezamos a crecer, en área de productores uruguayos a los que en algún momento le hicimos servicios, sobre la base de la asociación o del arrendamiento, gente muy cercana”, comentó.
Explicó que el objetivo era tener una empresa de servicios en funcionamiento, y con eso “nos brindábamos servicios a nosotros mismos”. Con esa modalidad “rápidamente alcanzamos unas 1.000 hectáreas”, destacó. “Muchos productores que fueron ganaderos y arrendaron a grupos de siembra quedaron sin arrendatarios y eso nos abrió posibilidades de crecimiento”, relató Maness.
Con el avance del área agrícola, registrado a partir de 2003 y 2004, “se fue desarmando la producción ganadera, y en 10 años prácticamente desapareció la infraestructura” de ese rubro en la zona, dijo. “Tampoco había personal”, entonces “esos campos siguieron en agricultura, hubo un hueco y se trató de aprovechar. Eran campos que venían de rastrojo de soja, no había muchas chances, y el cambio fue brusco, los dueños no esperaban quedarse sin agricultor de un momento para el otro”, recordó.
En ese contexto fue creciendo la producción agrícola de la empresa, “siempre tratando de bajarle el riesgo al negocio, y asegurarnos el servicio”, sostuvo.
Maness señala que “desde el día uno se empezó a trabajar con los seguros de inversión”, que en aquel momento permitían asegurar 1.800 o 1.900 kilos de soja por hectárea “llenos”. “Siempre fue caro, pero brindaba esa tranquilidad, y en un año malo no quedabas debiendo, de última quedabas debiendo una parte de los servicios propios, siempre buscamos tener revancha, porque es la forma de seguir marchando”, comentó.
La sequía del año 2017-2018 “fue complicada para el sector, y por estrategia establecida en la empresa, nos surgieron más campos y pudimos crecer, para llegar a unas 3.000 hectáreas; siempre con seguro”, señaló.
En la sequía de 2022-2023 “teníamos unas 4.000 hectáreas, pero con un buen seguro”. Y “después de eso aparecieron más oportunidades y pudimos crecer”, comentó.
Actualmente la empresa siembra unas 8.000 hectáreas físicas, en su mayoría arrendadas. De su propiedad son unas 350 hectáreas, donde se riegan 250 hectáreas. También cuentan con riego en parte del área arrendada.
“Del total, 10% se destina a la ganadería, que comenzó el año pasado. La agricultura nos permite tener una ganadería intensiva en el área que rota con pasturas, que es muy baja”, describió. También señaló que “desde que arrancamos a sembrar no hemos perdido área, salvo alguna fracción que se vendió; eso nos deja contentos”.
La producción ganadera se compone de un rodeo de cría, pero el objetivo de la empresa es dedicarse a la recría intensiva. “Ahora el negocio se está dando para la compra de vacas preñadas, para mitigar el riesgo precio, pero el objetivo es la recría bien intensiva, que ya la hacemos en las pasturas que rotan con la agricultura, y se suplementa con los granos y la cebada de rechazo”, explicó.
El sistema es “bien intenso, tenemos cinco cabezas por hectárea; compramos la reposición con 160 kilos y están hasta los 370 o 380 kilos, para los corrales, que están con alta demanda, y es lo que sostiene esa dotación”, detalló.
Maness destacó que el grupo de trabajo “es muy importante, y si no lo tuviéramos, no estaríamos haciendo lo que hacemos”. Valoró que se ha creado un equipo “de absoluta confianza”. “Por supuesto que pasan cosas, como nos pasan a todos, pero no pasan por falta de ganas o no tener los cuidados. El equipo va a hacer lo mejor que puede, siempre. La gente es determinante. Podés tener maquinaria, tecnología, pero sin gente comprometida no funciona como debería”, afirmó.
Gabriel Mazzilli “es el agricultor de la empresa”, dijo Maness. “Yo hago agricultura, pero no soy agricultor, soy más un contratista, un gestor, que trata de ejecutar bien lo que el equipo marque. Junto las puntas, entre lo que pide el equipo técnico y lo que sé que la gente puede brindar”, comentó.
La parte contable es liderada por la esposa de Maness (Paula Zarazua), quien “desde hace 20 años trabaja con nosotros y nos ha dado una mano brutal”, valoró. Destacó que “hay un equipo contable que influye muchísimo más de los me había imaginado”, algo que “es una tranquilidad enorme”, porque en agricultura “manejas números muy grandes, y todos son ajenos”, entonces, “si la parte administrativa y contable no está aceitada, derrapás y te vas para afuera”.
“No tener clara la parte administrativa es igual de grave que no tener controlada la parte productiva”, recalcó.
LA TECNOLOGÍA
Maness dijo que su empresa “ha sido de las últimos en incorporar toda la tecnología, recién ahora estamos con motores eléctricos en la sembradora, con rastreo satelital en cosecha, en siembra”. Sostuvo que “la tecnología sirve si le podés sacar el jugo”. Planteó que “si se pierde humedad en siembra o momentos en cosecha, porque estás parado, porque no te funciona la tecnología, es contraproducente”. Opinó que “hay que incorporar lo necesario, pero no llenarse de tecnología. Ha pasado que están con trabajo para hacer y esperando que te atiendan el teléfono, porque se trancó un sistema”.
La formación del rendimiento del maíz está fuertemente condicionada por un conjunto de factores agronómicos, pero “el clima y la fertilización nitrogenada son los que más inciden”, con un peso del 27%, cada uno, en el resultado final. Así lo señaló Emiliano Acosta, integrante del área de desarrollo de Supra Semillas, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy, al presentar la pirámide de construcción del rinde en maíz que utiliza la compañía.
El técnico explicó que, por detrás de esos factores, la elección del híbrido adecuado para cada ambiente productivo representa otro componente central, con una incidencia del 19% en la formación del rendimiento.
Agregó que la densidad de siembra y la población —en línea con el híbrido elegido— también influyen de forma relevante, al igual que la rotación de cultivos, con un impacto del 10% en cada caso.
Acosta indicó que en la parte superior de la pirámide se ubican factores como la sanidad y el manejo de malezas, entre otros, que explican entre 4% y 5% del rendimiento final. Aunque su incidencia es menor, forman parte de las decisiones agronómicas que terminan definiendo la performance del cultivo en cada zafra.
Estos conceptos fueron presentados en el marco de la jornada “Maíz de segunda: ¿cómo capitalizar la oportunidad?”, organizada por Procampo Semillas y Supra el miércoles 12 en Nueva Helvecia, donde Acosta también repasó los híbridos disponibles en el mercado local y su adaptación a distintos ambientes productivos.
Explicó que en planteos de “alta productividad”, en los mejores lotes “se posiciona KWS 16 607 y KM 3916, ambos Viptera 3”. A la vez, en los sistemas “donde es necesario aumentar pisos de rinde, en chacras más heterogéneas, ingresa KWS 19 120 Vip 3”.
“Todos cuentan con una versatilidad en la densidad de siembra acorde al planteo que debemos enfrentar y a la expectativa de rinde”, acotó.
En su más reciente Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), publicado en octubre de 2025, titulado La economía global en transición, las perspectivas permanecen moderadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presenta un escenario de marcada cautela. El organismo proyecta que el crecimiento mundial, estimado en 3,3% para 2024, se desaceleraría ligeramente hasta el 3,2% en 2025 y 3,1% en 2026. Estas cifras se mantienen por debajo del promedio histórico de 3,7%, registrado entre 2000 y 2019.
El impacto de las tensiones comerciales, especialmente las medidas proteccionistas impuestas por Estados Unidos, sigue pesando sobre las perspectivas económicas globales. Sin embargo, la resiliencia en ciertos sectores, como la inversión en inteligencia artificial (IA), aporta un elemento de optimismo, señala un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario, elaborado por Giuliana Dellamaggiore, Franco Ramseyer y Emilce Terré.
El FMI subraya que el año 2025 ha estado marcado por una notable volatilidad, en gran medida impulsada por la aplicación de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos a la mayoría de sus socios comerciales, establecidos a partir del Liberation Day (2 de abril).
Siendo esta la mayor economía global en términos de producto interno bruto (PIB), sus políticas comerciales han tenido un impacto significativo en la economía mundial.
No obstante, el FMI destaca que la economía global ha mostrado una resiliencia inesperada durante el primer semestre de 2025. Esto se atribuye, por un lado, al hecho de que el aumento de tarifas, en términos generales, resultó inferior al que se esperaba el día del anuncio.
Por otra parte, influyeron factores transitorios, como la acumulación adelantada de stocks y la concentración de inversiones por parte de las empresas, que buscaron anticiparse al impacto de la plena entrada en vigor de las tarifas. Pese a ello, el organismo advierte que, a medida que estos factores transitorios se desvanezcan, es esperable que comiencen a surgir datos más débiles, que reflejan el impacto de las nuevas fricciones comerciales.
En este contexto, entre los principales riesgos a los que se enfrenta la economía global, el informe señala, en primer lugar, un alto grado de incertidumbre sobre la política comercial, lo que podría generar reducciones en el consumo y la inversión, así como también disrupciones en las cadenas globales de valor, que afecten negativamente al crecimiento mundial de productividad. También se señalan shocks en la oferta de mano de obra, derivados de políticas de inmigración más restrictivas.
La contracara de lo anterior podría venir por el auge de la inversión en IA, que está actuando como un motor de crecimiento mediante el impulso de sectores tecnológicos y de innovación. El impacto más positivo esperado de la IA es que podría mejorar la productividad total de los factores. Sin embargo, el informe tampoco descarta el riesgo de que, en caso de no cumplirse las elevadas expectativas de ganancias en las firmas del sector, pueda producirse una caída en los mercados accionarios, similar a lo ocurrido con las puntocom en el año 2000-2001.
La desaceleración no es homogénea, ya que las economías avanzadas enfrentarían un crecimiento más moderado, mientras que los mercados emergentes y las economías en desarrollo presentarían, en términos generales, tasas de crecimiento más elevadas.
Economías avanzadas
Para el grupo de las economías avanzadas, el FMI proyecta un crecimiento modesto, del 1,6%, tanto para 2025 como para 2026.
En Estados Unidos se espera una desaceleración desde el crecimiento de 2,8% de 2024 a 2,0% en 2025, recuperándose parcialmente a 2,1% en 2026. Se espera, por un lado, que la elevada incertidumbre comercial ponga un freno al consumo y a la inversión, adoptando los agentes económicos una actitud cauta frente a la falta de certezas.
Otro aspecto central que se destaca es el de una menor oferta laboral, que resulta de políticas migratorias más restrictivas. El artículo cita informes que sugieren que los flujos netos de inmigración a Estados Unidos podrían quedar en 2025 entre 1 millón y 1,6 millones por debajo del registrado en 2024, y 2,5 millones menos que en 2023.
En el informe se proyecta una inflación de 2,7% para 2025, 3% por debajo de la del año previo, por la caída de la actividad económica, pero muy superior a la que se esperaba en el WEO de octubre de 2024 (1,9%).
Además, se espera que el nivel general de precios enfrente presiones alcistas en la segunda mitad de 2025, por el pass-through (impacto económico) del aumento de aranceles, el cual ya no sería compensado por el shock de oferta transitorio del primer semestre.
Para la Zona Euro las perspectivas también se mantienen por debajo de lo que se esperaba el año anterior, proyectando un crecimiento del 1,2% en 2025, y del 1,1% en 2026, golpeado también por la incertidumbre y las tarifas.
Dentro del bloque, se espera que Alemania crezca solo un 0,2% en 2025, pero el aumento de los salarios reales y una política fiscal expansiva mejorarían la situación para 2026.
Por su parte, se proyecta que Japón crezca 1,1%, mejorando notoriamente con respecto al crecimiento de 2024 (0,1%), traccionado por buenos indicadores en las exportaciones de automóviles, un sólido gasto de capital y salarios reales en aumento. Para 2026, en tanto, el crecimiento de la economía japonesa se moderaría a 0,6%.
Cerrando el análisis de las economías avanzadas, Reino Unido crecería 1,3% en 2025 impulsado, entre otros factores, por un acuerdo comercial con Estados Unidos, anunciado en mayo. Aquí también preocupa el crecimiento de la inflación, que ascendería a 3,4% este año, aunque para 2026 se espera que la flexibilización del mercado laboral ayude a que la misma retroceda al 2,5%.
Economías emergentes y en desarrollo
Las economías emergentes y en desarrollo han mostrado una resistencia inicial en el panorama económico actual, atribuible a una combinación de sólidos marcos de política internos y mejoras institucionales, junto con condiciones financieras externas favorables, estas últimas apoyadas por la depreciación del dólar.
Sin embargo, las condiciones externas se están volviendo más desafiantes, y el impulso interno se está desacelerando, marcando una perspectiva menos favorable a mediano plazo. La reducción de la demanda externa, como consecuencia de las medidas arancelarias, tiene profundas implicancias para economías orientadas a la exportación, mientras que la incertidumbre de la política comercial desincentiva la inversión de las empresas. Adicionalmente, un limitado margen de maniobra fiscal en estos países reduce la capacidad de los gobiernos para estimular la demanda interna.
Para el grupo de países de bajo ingreso, su débil crecimiento se ve afectado negativamente por la escasez de flujos de financiamiento externo y los recortes de ayuda internacional.
En este contexto las proyecciones de crecimiento en el corto plazo para este grupo de economías giran en torno al 4,2% en 2025, y al 4,0 % en 2026. Esto constituye una revisión al alza en comparación con informes anteriores, atribuibles a la producción agrícola récord en Brasil, la sólida expansión del sector de servicios en India y la resistencia de la demanda interna en Turquía.
A nivel individual el desempeño de los países de este grupo es heterogéneo. Se espera que el crecimiento en Asia emergente y en desarrollo disminuya del 5,2% en 2025 al 4,7% en 2026.
Para China, el pronóstico del PIB prevé un crecimiento del 4,8% en 2025, y de 4,2% en 2026. A pesar de ser el país más afectado por las políticas arancelarias, la moderada disminución del crecimiento se debe a la depreciación del tipo de cambio real, a un aumento anticipado de las exportaciones hacia los socios asiáticos y europeos, y a cierta expansión fiscal, la cual permitió mantener un sólido consumo interno.
India exhibe una expansión robusta, con proyecciones de crecimiento del 6,6% en 2025 y 6,2% en 2026, impulsada por una sólida expansión del sector de servicios.
Para América Latina y el Caribe se proyecta un crecimiento estable de 2,4% en 2025 y 2,3% en 2026, reflejando los cambios en la política comercial. En el caso particular de Argentina el organismo estima un crecimiento de 4,5% en 2025, lo que representa una reducción de 1% respecto de la proyección de abril, y una expansión del 4,0% para 2026, en ambos casos por encima del promedio de la región.
En Europa emergente y en desarrollo se prevé un crecimiento del 1,8% en 2025 y del 2,2% en 2026, mientras que en Medio Oriente y Asia Central se espera una aceleración del crecimiento, debido al fin de las interrupciones en la producción de petróleo en países clave como Arabia Saudita.
El grupo de países en desarrollo de bajos ingresos enfrenta el escenario más difícil, con un crecimiento débil y perspectivas socavadas por la disminución de los flujos de financiamiento externo y los recortes a la ayuda internacional.
En suma, la economía global transita hacia un crecimiento moderado y por debajo del promedio prepandemia. La resiliencia del primer semestre de 2025 habría sido transitoria, y en la segunda mitad del año empezarían a verse los efectos adversos de la incertidumbre comercial. Y los emergentes resisten algo mejor, con tasas de crecimiento superiores a la media global.
En adelante, lo que ocurra con las políticas comerciales entre países marcará si se anclan expectativas y cae la incertidumbre, o si sucede lo contrario.
La evolución reciente de los precios de la soja, tanto a nivel internacional como local, generó “algún movimiento” en las decisiones de venta del productor, y se realizaron “algunas compras” a valores de “US$ 380 por tonelada y algún dólar más”, dijo el gerente comercial de Granosur, Lucas Falabella, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.
Aclaró que ese movimiento “no es algo masivo” y recordó que el precio promedio de la zafra pasada se ubicó entre US$ 365 y US$ 370 por tonelada, y si bien la suba reciente “mejoró el rinde” de equilibrio, “no ha motivado un gran movimiento de fijaciones”.
Sobre la colza, Falabella señaló que el “avance de la cosecha” en el norte está cerca del 50%, mientras que en el sur es menor, por lo que “a nivel nacional sería de 35% a 40%”.
Las fijaciones se han ubicado “arriba de los US$ 490” por tonelada, lo que “dejará un margen mayor que en trigo y cebada”, destacó.
El ejecutivo comentó que el valor de referencia del “trigo es de US$ 185 a US$ 190 la tonelada”; la “cebada maltera se ubica en torno a los US$ 200 por tonelada”; y en “cebada forrajera para exportación, el precio ronda los US$ 180, libre de malezas”.
LDC proyecta que la producción de trigo se ubicará en torno a 1,4 millones de toneladas (Mt), dijo el trader de la compañía, Gonzalo Lascombes, en el marco del Día LDC, realizado en la primera quincena de octubre, en Mercedes (Soriano). Allí señaló que no se exportará tanto trigo de diciembre a marzo, como en la zafra anterior, aunque estimó que “se pueden exportar unas 600.000 toneladas”. Y agregó que LDC apunta a “mantener el liderazgo en la exportación de trigo en Uruguay”.
Para esta zafra, salvo que “existan lluvias y afecten” el peso hectolítrico, “soy optimista con la calidad en Uruguay, no en Argentina”, comentó. Y analizó que eso le permitirá a la producción uruguaya “defender mejor su precio, en un contexto de valores deprimidos y mucha oferta”.
Lascombes indicó que “todo salió muy bien” desde el punto de vista productivo, en el hemisferio norte y en el hemisferio sur. “Hasta Rusia, que venía mal, viene ajustando al alza las proyecciones de producción”, las que LDC estima en “cerca de 90 Mt”. Australia “estará arriba de 30 Mt”, Argentina “apunta a una cosecha récord, en torno a 25 Mt” y Brasil a 10 MT, detalló.
“La mala noticia es que los precios son muy bajos, pero lo positivo es que hoy Argentina y Uruguay son los orígenes más competitivos del mundo”, valoró. Esa situación genera demanda regional, y además de Asia, especialmente de China, y de África. “Nunca se exportó trigo de la región a China, y será una novedad ver algún barco de trigo yendo hacia ese destino, no de Uruguay, pero sí de Argentina”, consideró.
Para el trader de LDC “no se venderá mucho trigo en cosecha, y esa parece ser la mejor estrategia, porque estamos competitivos en mercados que no precisamos estar competitivos”.
Estimó que “habrá oportunidades, no a corto plazo, pero sí quizás en febrero o marzo”. Y agregó: “los precios están bajos y no creo que bajen más (al momento de la nota el trigo nuevo en Uruguay cotizaba en torno a US$ 190 por tonelada). Al tiempo que proyectó que en el corto plazo el precio “no va a subir, por la presión de Argentina”.
Explicó que cuando los precios están muy bajos, por más que haya oferta, “el productor en el mundo no vende, lo que genera que el precio no pueda bajar más”. A los niveles actuales, “en Argentina y Uruguay el trigo compite con la demanda forrajera, y cuando eso sucede, demuestra que el trigo está barato”, explicó.
Lascombes recordó que un 80% del trigo originado por LDC en la zafra pasada se exportó entre diciembre y marzo, “cuando habitualmente se exporta entre el 50% y el 60%”. Señaló que “el productor vendió mucho trigo y otro elemento destacado fue la calidad, algo que ha venido evolucionando muy bien respecto a lo que pasaba hace algunos años”
Destacó que el trigo uruguayo “encontró un lugar, hay muchos molineros brasileños, sobre todo los del norte, que lo prefieren antes que el argentino”. El producto también sobresale en otros mercados internacionales, y eso permite “valorizar mejor”, ya que si tuviera inconvenientes en calidad debería apuntar a países del norte de África y al sudeste asiático, a menores precios, de US$ 10 a US$ 15 menos por tonelada”, detalló.
Además, recordó que hasta hace poco tiempo “se exportaba a Brasil y el resto a Argelia, que busca el trigo barato del mundo, y en los últimos años hizo embarques puntuales”. Pero “se han logrado buenos niveles de producción y de calidad, como en la zafra pasada”, indicó.
LAS ESTACIONES DEL DÍA LDC
El Día LDC contó con cuatro paradas. En una de ellas Macro Seed presentó el portafolio de semillas de soja, que “está compuesto por 10 variedades, y posicionado para cada ambiente productivo del Uruguay”, dijo a VERDE el responsable de Macro Seed –la marca de semillas de LDC–, Federico Hermida.
Agregó que “se está haciendo foco en las nuevas tecnologías Enlist y Conkesta, aportando soluciones a los productores”. En esa línea, describió que hay tres lanzamientos para está zafra: “dos con tecnología Conkesta y uno en RR más STS”. Son variedades que llegan “con muy buenos datos de rendimiento y estabilidad”, enfatizó.
Hermida indicó que el portafolio es “muy robusto y con materiales superadores en rinde”. Describió que son cuatro variedades: RR, dos variedades IPRO, dos Enlist y dos Conkesta.
En otra de las estaciones el foco estuvo en camelina, donde Ignacio Ferri, responsable de producción de Camelina Company en Uruguay –empresa que tiene un acuerdo global para el desarrollo del cultivo–, explicó a VERDE que este es el segundo año de la oleaginosa de invierno en el país, y que eso “permite compararnos con el año pasado”. Recordó que en la zafra pasada “se sembró más tarde, sobre mediados de julio, respecto a lo que estamos buscando, y este año le ganamos un mes o un mes y medio a la fecha de siembra”.
Planteó que esto “nos hace pensar en levantar los pisos de rendimiento, que es el objetivo que buscamos como compañía”. Además, hay dos localidades donde se realiza el trabajo de desarrollo, y “allí vemos productividades de 2.000 kilos por hectárea, e incluso hay materiales que están mostrando más rendimiento”.
Enfatizó que el objetivo “es achicar la brecha productiva que se registra entre esos ensayos de desarrollo y la chacra del productor”. Donde “la fertilización es un aspecto clave, y este año se ha venido ajustando, con un piso de 60 unidades nitrógeno, para aspirar a rendimientos de 1.500 a 1.700 kilos” por hectárea.
Para esta zafra, “consideramos que el rinde promedio debería estar por encima del año pasado, no solo por la fecha de siembra, sino también por manejo”, analizó. Otro elemento buscado es la fecha de cosecha, que “debe hacerse antes de 15 noviembre”, para no generar cambios en la siembra de soja, comentó.
En el punto orientado a la nutrición de los cultivos, Ignacio Moreira, responsable de Macro Fertil, la marca de fertilizantes de LDC, destacó a VERDE el crecimiento que viene mostrando ese negocio.
Macrofertil comercializa algo más de 600.000 toneladas de fertilizantes en Argentina, Uruguay y Paraguay, y “si bien Uruguay es el que representa el menor volumen, igualmente permite llegar a las ventajas de precio, disponibilidad y logística”, destacó.
En lo que va del año 2025 la empresa “ha comercializado unas 100.000 toneladas, y se cumplieron las expectativas”, informó. “El objetivo es seguir creciendo, de forma ordenada, cumpliendo las expectativas del cliente, tanto en precio como en la logística, y ser un jugador importante en el negocio”, resaltó.
Moreira informó que Macro Fertil opera “con toda la gama de nutrientes y sus respectivas mezclas, que se demandan en el agro uruguayo”. También destacó que se están introduciendo nuevos productos, como la Urea Pro, Macrophos y MacroZinc”.
Mauricio Gil, integrante de LDC, fue el responsable de describir lo que la compañía viene realizando en materia de sustentabilidad y su compromiso con el medioambiente. “Son temas muy importantes, que marcan los objetivos asumidos para el año 2030, como bajar las emisiones de gases de efecto invernadero”, comentó. Para eso “estamos con varias estrategias, que van desde el desarrollo de nuevos cultivos a las tecnologías que nos permitan alcanzar los objetivos establecidos”, dijo.
Gil indicó que la forma de trabajar determina que se generen soluciones para que el productor “pueda acceder a certificaciones de productos, como camelina y colza”, y quedar bajo el parámetro de una norma que pueda estar exigiendo el mercado global para adquirir esos productos”.
Explicó que “son tendencias que se van generalizando”, porque “los mercados exigen más información y productos sustentables”, y por eso “también estamos trabajando en otros cultivos, como soja, que en los próximos años va a demandar más información”.