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La Unión Europea endurece sus estándares para el agro y las importaciones de alimentos

20 de febrero de 2025

La Unión Europea avanza en el endurecimiento de sus requisitos para las importaciones de productos agroalimentarios, con el objetivo de garantizar que los alimentos que ingresan al bloque cumplan con los mismos estándares de producción que rigen para los agricultores europeos. Según la Comisión Europea, esta medida busca evitar que los productores del bloque compitan en desventaja con aquellos de terceros países, al tiempo que refuerza la seguridad alimentaria y la sostenibilidad.

Las últimas encuestas del Eurobarómetro reflejan que los ciudadanos de la UE coinciden abrumadoramente en que es fundamental garantizar un suministro estable de alimentos en todo momento. En esta línea, la Comisión Europea planea una mayor alineación de los estándares de producción para los productos importados, con controles más estrictos en materia de pesticidas, seguridad alimentaria y bienestar animal.

Para asegurar el cumplimiento de estas regulaciones, se creará un grupo de trabajo especializado, encargado de fortalecer los controles de importación y vigilar la aplicación de la legislación comunitaria. «Las normas de la UE sobre productos son las más estrictas del mundo y garantizan la seguridad de todos los productos agroalimentarios importados», afirma el documento oficial. En ese sentido, la Comisión Europea reforzará su atención en el sector ganadero y tomará medidas en 2025 para garantizar la coherencia en la aplicación de prohibiciones sobre pesticidas peligrosos y normativas de bienestar animal.

Sin embargo, algunos expertos en comercio advierten que este endurecimiento de las normas podría tener un impacto negativo a largo plazo, generando presiones inflacionarias y afectando la seguridad alimentaria al restringir la oferta de ciertos productos. Pese a estas advertencias, el Comisario Europeo de Agricultura y Alimentación, Christophe Hansen, afirmó que la UE seguirá adelante con estas medidas, asegurando que la aplicación rigurosa de las normas seguirá siendo una prioridad innegociable.

Más allá de los controles sobre las importaciones, la estrategia presentada por la Comisión Europea plantea una visión a 2040 para el sector agroalimentario, basada en la sostenibilidad, la competitividad y la equidad. En lo que refiere a los agricultores europeos, se busca mejorar los ingresos del sector, reducir las desigualdades en la cadena de valor y disminuir la carga burocrática. También se fomentará la innovación mediante incentivos a la digitalización, la agricultura de precisión y la bioeconomía, además de reforzar las políticas de adaptación al cambio climático.

Uno de los aspectos clave de la nueva hoja de ruta es la implementación de una estrategia de proteínas, con la que la UE busca reducir su dependencia de importaciones de soja de Argentina, Brasil y Estados Unidos, promoviendo la producción local de cultivos ricos en proteínas y el uso de fuentes alternativas como proteínas microbianas, de insectos y algas. Esta estrategia responde a la creciente presión por reducir la deforestación vinculada a la producción de soja y a la necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería.

Además, la UE apunta a fortalecer su transición hacia una economía baja en carbono, incentivando el desarrollo de biopesticidas, biotecnología y producción de bioenergía. También se fomentará un sistema de créditos de carbono y naturaleza, que permitirá a los agricultores recibir compensaciones económicas por adoptar prácticas sostenibles. La Comisión Europea ha señalado que se avanzará con incentivos en lugar de regulaciones más estrictas, apostando por «más zanahorias y menos palos» en el diseño de la nueva Política Agrícola Común (PAC).

La iniciativa ha sido bien recibida por Copa Cogeca, la principal organización de productores agrícolas de la UE, que calificó el plan como un «reinicio pragmático» de la política agropecuaria. «El enfoque del Comisario Hansen reposiciona acertadamente la agricultura como un activo estratégico clave y un pilar de la soberanía europea», expresó el grupo en un comunicado. Sin embargo, también señalaron que el plan no aborda el problema del presupuesto necesario para financiar estas medidas, y advirtieron sobre los riesgos de fusionar fondos o establecer esquemas de financiamiento nacionales que puedan generar desigualdades entre los países miembros.

En un contexto de creciente competencia global y cambios en las demandas de los consumidores, la UE busca consolidar un modelo agroalimentario que asegure la seguridad alimentaria y la sostenibilidad sin comprometer la competitividad de sus productores. Sin embargo, las nuevas exigencias también podrían representar un desafío para los exportadores de alimentos que buscan acceder al mercado europeo, ya que deberán adaptarse a normativas cada vez más estrictas en los próximos años.

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