En veranos con condiciones extremas se pierde hasta 50% de la urea aplicada, pero el producto de Nutrien permite reducirlas 95%, y así mejorar la eficiencia del uso
Nitrain es una tecnología que permite minimizar las pérdidas de nitrógeno por volatilización, provocadas por condiciones ambientales como temperaturas, humedad relativa, velocidad del viento, tipo de suelo, (si son suelos con más o menos materia orgánica) y capacidad buffer de los mismos. Al hidrolizarse la urea y levantar el ph del suelo, los que tengan mayor capacidad de amortiguar ese cambio de ph, tendrán menos pérdidas.
Nutrien Ag Solutions Uruguay realiza el tratamiento de la urea en su planta, y esta herramienta logra inhibir la ureasa, disminuyendo las pérdidas de nitrógeno por volatilización de la urea, explicó a VERDE el gerente de marketing de la compañía, ingeniero agrónomo Gonzalo López.
Esta tecnología está muy probada en la región, y “existe mucha información sobre este tema. Realizamos un couting (tratamiento de la urea) en nuestras sucursales, de manera muy precisa, buscando lograr un tratamiento correcto, que la urea esté bien tratada, y una vez en el campo se aplica normalmente, como urea o fertilizante”, detalló.
Recomendó “regular bien la máquina para tener una buena distribución, pero eso no implica ningún trabajo extra; no es engorroso”.
Señaló que “pérdidas por volatilización hay todo el año, pero en invierno es menos que en verano, por las altas temperaturas, humedad relativa, velocidad del viento y diferentes tipos de suelos”. Y aseguró que “la planta puede tomar más fácilmente el nitrógeno si se aplica esta tecnología, porque con Nitrain el nitrógeno permanecerá por más tiempo en la solución del suelo”.
Agregó que en nitrógeno líquido se puede mezclar en el tanque del mosquito, y “va a cumplir la misma función”.
Consultado sobre el impacto de este producto en la reducción de pérdidas de nitrógeno, López respondió que su eficiencia “depende mucho de cada año. Pérdidas por volatilización tenemos durante todo el año, tanto en invierno como en verano. En condiciones extremas, las pérdidas podrían alcanzar 40% o 50% de la urea aplicada, pero Nitrain permite reducirlas hasta 95%, y así mejorar la eficiencia del uso del nitrógeno.”.
Subrayó que se trata de “una tecnología importante, que no insume un costo extra al productor, sino que es como comprar un seguro, porque tiene menos pérdidas y, por ende, mayor cantidad de nitrógeno disponible para los cultivos”.
Plataformas digitales
Nutrien Uruguay trabaja con dos plataformas digitales. Una es Echelon, “que la usamos para hacer agronomía de precisión. Tiene una capacidad de almacenamiento de base de datos muy grande. Nos permite ayudar al productor a tomar decisiones objetivas, con datos del campo”, destacó.
Explicó que a partir de monitores de rinde o imágenes de NDVI, y posteriormente con muestreos de suelo georreferenciados, “podemos hacer o recomendar fertilización por extracción o reposición de nutrientes. También, por medio de HD Seed, podemos hacer siembras variables, según ambientes de suelo con Echelon”.
Agregó que “la segunda plataforma que utilizamos es Nutriscription, que permite tomar muestras de hojas de los cultivos, y luego procesamos esa información en un laboratorio. Es una plataforma que pertenece a Nutrien/Loveland y que determina los valores, visualizados claramente en barras de colores, según niveles, tanto de macro como de micronutrientes”.
Comentó, a modo de ejemplo, que “si está bajo de nitrógeno o de fósforo, da en color rojo; si hay una situación media, la tendencia en degradé es hacia verde; y azul en el caso de que haya valores mayores”.
Dijo que se trata de “dos tecnologías sumamente amigables para técnicos y productores, para trabajar de forma rápida y tomar las decisiones correctas. Con el cambio climático hay que tomar decisiones ágiles, certeras y claras”.
Tecnologías
Sobre la utilización de estas tecnologías por parte de los productores, López dijo que “buscamos hacer un muestreo georreferenciado y, en base a eso, hacer una recomendación de fertilización para corregir los niveles de nutrientes de los cultivos, ya sea por extracción o porque el campo lo está necesitando”.
Una vez que el cultivo está instalado en estadíos críticos, como los iniciales o cercanos a las floraciones, Nutriscription permite tomar muestreos, para complementar la fertilización basal con foliares –en caso de que lo necesite–, o para potenciar los cultivos.
El ingeniero agrónomo puntualizó que “esto no significa que el fertilizante foliar vaya a sustituir a la fertilización basal, pero sí puede complementarla, para mejorar el nivel nutricional del cultivo y tener éxito en el momento de la cosecha”.
López consideró que el productor uruguayo “es muy abierto; hemos tenido muy buenas aceptaciones. Cada vez se está mirando más las decisiones, porque se quiere afinar, porque quieren ser más eficientes en sus sistemas de producción, entonces están buscando diferentes herramientas”.
Agregó que “se busca tener mejores dividendos, y tratar de distribuir mejor los recursos. Es importante determinar dónde colocar más o menos fertilizantes, si aplicar o no el foliar, tomar decisiones agronómicas, certeras, para ser eficientes y sostenibles”.
Trayectoria y servicio
Gonzalo López trabaja en Nutrien Uruguay desde diciembre de 2012, y sobre el puesto que ocupa en la actualidad dijo: “me gusta mucho, por los desafíos personales y los de la empresa, siempre pensando en crecer, en nuevos proyectos, para no estancarnos. Buscando innovar en tecnología, brindándole soluciones al productor, apuntando mucho al servicio que brindamos en el campo, con los técnicos”.
Sobre el servicio, dijo que el método de trabajo consiste en “estar cerca del productor, algo que nos diferencia mucho. Apostamos a estar el 90% de nuestro tiempo en el campo, intercambiando, dando soluciones y con un soporte agronómico-comercial”, enfatizó.
En marketing dijo que se apunta mucho a “supervisar y trabajar en conjunto con las plantas y con los técnicos, buscándole soluciones a los productores, intercambiando herramientas y dándole apoyo a todas las sucursales, a las demandas que tengan”.
Comentó que, “si bien Uruguay es un país chico y el área agrícola está concentrada en el litoral y parte de Durazno, todas las sucursales de Nutrien tienen demandas y situaciones diferentes. Algunas tienen zonas más agrícolas que ganaderas, y otras a la inversa. Tratamos de supervisar y buscar las soluciones con nuestros técnicos”.
Además, sobre las tareas al frente del marketing de la empresa, mencionó la de posicionar la marca, proyectar, innovar con tecnologías, “viendo hacia dónde va el mercado y hacia dónde podemos seguir creciendo”.
También comentó que permanentemente se está investigando sobre tecnología que Nutrien Ag Solutions tiene a nivel global, para ver cuáles son más adecuadas a Uruguay, tanto desde Nutrien como de las empresas que le pertenecen, como Loveland, que incluye los fertilizantes foliares y las tecnologías como Nutriscription.
“Le damos un soporte a todas las plantas y tratamos de ver dónde podemos seguir creciendo, siendo diferentes, y aportando calidad y valor a la visita al productor”, remarcó durante su diálogo con VERDE.
El servicio es una apuesta fuerte de Nutrien. En ese sentido, señaló que la empresa cuenta con 18 agrónomos y tiene cinco sucursales: Constancia, Young, Dolores, Durazno y Tarariras. Además, de tres satélites: Mercedes, Ombúes de Lavalle y San José. “Para el año que viene pensamos instalarnos en Florida, para abarcar ese departamento y también la zona de la ruta 5 hacia Canelones”, anunció.
“La idea es seguir expandiéndonos, creciendo, aportándole soluciones al productor. Con las personas que trabajan con nosotros hacemos mucho énfasis en algunos principios básicos, como la integridad, la manera en que trabajamos, cómo desarrollamos los negocios. La seguridad es otro aspecto en el que la empresa hace mucho hincapié. Como nuestras familias nos esperan de regreso, queremos trabajar seguros. Si lo va hacer, hágalo seguro, de lo contrario no lo haga. Y en esto de la integridad, tratamos de que los buenos negocios se desprendan de brindarle un buen servicio al productor”, enfatizó López.
“Buscamos seguir creciendo desde el punto de vista técnico-comercial, aportando servicios, soluciones, nuevas ideas e investigación, tratando de innovar de la mano de la tecnología y del servicio para diferenciarnos”, concluyó.
Modificaciones en la cuota 481, el Brexit y mejores condiciones para los competidores de Uruguay en los mercados asiáticos, son algunos de los puntos más destacados.
El Instituto Nacional de Carnes (INAC) informó que en Europa se reducirá el volumen del cupo 481 y existirá menos flexibilidad en Hilton y otras cuotas que se utilizan para exportar carne uruguaya. Mientras tanto, en Asia habrá un aumento de la brecha arancelaria en comparación con los competidores del país. Advirtió que, en la medida que Uruguay no alcance acuerdos comerciales con esos países, las brechas seguirán aumentando.
Se estima que en 2021 ocurrirán cambios en las condiciones de acceso arancelario al mercado internacional de carne bovina. Se identifican varios que tendrán impacto en la cadena cárnica nacional. Algunas innovaciones afectan a Uruguay directamente, mientras que en otros casos el efecto es indirecto, por actuar a través de competidores.
Varias de ellas se darán en Europa, mientras que otras ocurrirán en Asia. Algunos de estos hechos responden a resoluciones tomadas años atrás, para las que se delineó una aplicación gradual (calendarios de desgravación). Otras derivan de cambios con entrada en vigor inmediata, como por ejemplo el Brexit, según indica el trabajo de INAC.
A pesar de sus diferencias, estos hechos cuentan con algunas características en común: los cambios ocurren como resultado de acuerdos y resoluciones entre terceros países, en los que Uruguay no ocupó un rol protagónico. Otra característica común, parcialmente derivada de la anterior, es que los cambios son negativos para la cadena cárnica nacional, resaltó INAC.
Reducción en el volumen de la cuota 481
El acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos a finales de 2019 resultó en que se garantice uso exclusivo a Estados Unidos de una porción del cupo 481. Esta cuotaparte aumenta en escalones anuales.
El cupo 481 tiene un volumen anual de 45.000 toneladas peso embarque (PE). En 2020, el subcontingente de uso exclusivo para Estados Unidos equivalía al 41% del volumen total. En 2021, esta cifra ascenderá hasta 51%. Esto implica una reducción de 4.500 toneladas en el subcontingente que pueden utilizar terceros países.
En 2020 Uruguay utilizó el 45% de este subcontingente, por lo que la pérdida de acceso estimada será de 2.000 toneladas PE, aproximadamente. Considerando el precio de exportación de los últimos años, esto equivale a una facturación de aproximadamente US$ 18 millones.
Cuota 481 y el Brexit
El Brexit cambia el escenario de acceso para la carne bovina en Europa. A partir del 1° de enero de 2021, la cuota 481 continuará siendo un mecanismo de acceso válido para la UE, pero la novedad es que el Reino Unido no será parte de dicha unidad aduanera. De este modo, el contingente que antes permitía colocar producto en 28 países, a partir del año nuevo será válido en 27 naciones, y no podrá utilizarse para exportar al Reino Unido.
La carne terminada a grano que utilizaba este contingente para acceder a las islas británicas, ahora deberá pagar aranceles de entre 40% y 50% del valor exportado. En este sentido, es relevante considerar que ha sido infrecuente que empresas uruguayas utilicen el cupo 481 para exportar al Reino Unido. Casi la totalidad de las toneladas que se han beneficiado de este mecanismo de acceso tuvieron como destino el continente europeo.
Uruguay exporta carne bovina y ovina a la UE a través de cuotas, que permiten reducir los aranceles a pagar. Algunas son de uso exclusivo del país, como la Hilton y la cuota ovina, mientras que otras son para todos los países habilitados (GATT y Bilan).
Como resultado del Brexit, la UE y el Reino Unido resolvieron dividirse el volumen de las cuotas existentes y administrarlas separadamente. Por ejemplo, el cupo Hilton de Uruguay es de 6.376 toneladas PE para UE 28. Luego del aporcionamiento, se podrá utilizar 5.606 toneladas PE en UE 27 y 770 toneladas PE en el Reino Unido. Esta división no reduce la cantidad de toneladas disponibles, pero sí afecta la flexibilidad, lo que genera menos renta que el estatus actual.
Menos aranceles a competidores en Asia
Australia verá reducirse el arancel que paga para exportar a China, de 4,8% a 3,6%. Esta es una consecuencia del acuerdo comercial firmado entre ambas naciones en 2015.
Uruguay, como los demás países del Mercosur, paga 12% de arancel para exportar carne a China. Esto hace que la brecha arancelaria en relación a un competidor directo, como Australia, aumente. Esta no es la peor desventaja arancelaria que se experimenta en este mercado, ya que Nueva Zelanda no paga aranceles.
Siete exportadores verán que el arancel que pagan para exportar carne a Japón se reducirá de 25,8% hasta 25%. Esos países son: Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, México, el bloque de la UE y el Reino Unido.
Adicionalmente, verán incrementos en el volumen de su salvaguarda y en el arancel aplicable cuando se supere la salvaguarda (cae de 38,5% a 30%). Esta rebaja está incluida en el calendario de desgravación del Acuerdo Transpacífico (CPTPP) y en varios acuerdos comerciales bilaterales (con Estados Unidos, con la UE y con Reino Unido). Estos acuerdos son posteriores a 2018.
Uruguay paga 38,5% de aranceles con su carne en Japón, por lo que la brecha será de 13,5% el año entrante. Uruguay es el único país exportador de carne a este mercado que no experimenta ventajas arancelarias, y representa menos de 1% del valor importado por Japón.
Argentina y Brasil no tienen acceso sanitario al mercado nipón, y en términos arancelarios, están en la misma situación que Uruguay.
Las rebajas arancelarias que ocurrirán en Corea del Sur involucran a menos exportadores, pero en una intensidad mayor. Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda experimentarán reducciones de 2,7% en los aranceles a pagar. Como resultado, estarán expuestos a alícuotas de 13,3%; 18,6% y 21,3%, respectivamente. Además, verán incrementos en el volumen de su salvaguarda. Estos tres países representan más de 97% del valor importado por Corea del Sur. Los acuerdos entre estos países tienen entre 5 y 15 años, dependiendo del caso.
Uruguay paga 40% de arancel para ingresar con su carne a este mercado. En Corea del Sur es donde se experimenta la mayor brecha arancelaria: entre 15% y 20%, aproximadamente, dependiendo del competidor. Y Uruguay representa entre 0,1% y 0,2% de la importación cárnica de ese país asiático.
Argentina y Brasil tampoco tienen acceso sanitario a este mercado, y en términos arancelarios, están en la misma situación que Uruguay.
Como conclusión, INAC señaló que se identifica que en Europa se reduce la flexibilidad y el volumen de algunas de las cuotas que la carne uruguaya utiliza para acceder a ese mercados. Por otra parte, en Asia, el menoscabo deriva de una mayor brecha arancelaria, que imprime presión bajista a los precios de exportación nacionales.
En la medida que Uruguay no alcance acuerdos comerciales con estos tres países, la brecha arancelaria continuará aumentando en los próximos años, concluye el documento elaborado por los técnicos del INAC.
En 2020 sumó a su portafolio de semillas la representación de la marca Stine, y apunta a llegar al productor con la experiencia registrada en la fase productiva de la empresa
L a convicción agrícola de ADP (Agronegocios del Plata), “nos lleva a posicionarnos como proveedores de semillas”, destacó el director de la compañía, Marcos Guigou. Al inicio de una charla que sostuvo con VERDE, cuando se lo consultó sobre el escenario agrícola, respondió que “a veces no nos permitimos disfrutar de las cosas buenas, por la propia ansiedad”, dijo.
Al describir los puntos positivos, marcó que “la cosecha invierno es muy buena, los precios firmes y entonados para todos los granos, en un país que tiene sus problemas pero que ha corregido en algo los costos. Hay promoción de inversiones, hay muchos temas buenos, pero la espada de Damocles es el comportamiento climático, que está presente todo el tiempo, y quita las posibilidades de disfrutar”.
Pero afirmó que el momento para el sector agrícola, “es bueno y si estuviéramos con un pronóstico de lluvias más fuerte, sería excelente”. En cambio, “para otros sectores, es un poco distinto. En la ganadería los precios han cambiado y fuerte”, señaló.
En relación a la participación que tienen los diferentes cultivos en la agricultura de Uruguay, y si puede haber cambios en función de los precios, el empresario describió que “la relación costo-precio tiene mucho que ver, y con una relación como la actual hay margen para que la superficie destinada a los diferentes cultivos crezca. Todo dependerá de la convicción. ¿Estamos convencidos de que el modelo agrícola puede funcionar en Uruguay de manera potente o no? Si no estamos convencidos, estamos en otro negocio o tenemos otra visión; pero si estamos convencidos seguramente pasará”.
Destacó que “hay resoluciones que pueden ayudar”. En esa línea, señaló la posibilidad de deducir la inversión del encalado, que “es una buena noticia”. La corrección del pH “es algo que vengo planteando desde hace varios años, y venimos haciendo cosas, pero no podemos hacerlo con la fuerza que deberíamos, porque no está ni la masa crítica de consumo, ni había incentivos fiscales como los hay ahora. Pero en la medida que se acorte esa línea, la agricultura uruguaya tendrá un escalón productivo importante y un ahorro de insumos. Hay una posibilidad muy interesante”.
A la vez, Guigou consideró que la genética “ha cambiado y está cambiando”, eso motiva a que haya “muchas cosas por hacer” en la medida que evoluciona la ambientación de los campos. “Al tener la definición del potencial de cada ambiente, podemos darle una vuelta al manejo”, agregó.
Dijo que el ajuste de la soja en Uruguay “se hizo en base al resultado promedio del país, e influenciado por el temor que generan los períodos secos. Esa es una realidad insoslayable”. Pero, sostuvo que “también es una realidad que pierde peso en la medida que vamos a los ambientes de más calidad, suelos más profundos, más planos, más bajos, y debe ingresar una genética con productividad y probablemente tenga menos ciclo y nuevas biotecnologías”.
En maíz dijo que ocurre lo mismo. “El cultivo está creciendo en Uruguay de manera importante, pero también se va ajustando cada vez más y la productividad viene mejorando. Vendrá algún año complejo, ojalá que no sea este, y que La Niña no sea tan fea como pinta”, dijo Guigou.
En la reciente edición de ADP Zone, Guigou puso énfasis en “las dos P”: potenciar el negocio y pivotear la actividad. En esa línea, dijo que hoy ADP está muy concentrada en la primera, “en proteger el corazón del negocio, que es la producción, y donde siempre hay cosas para ajustar. Hemos generado cambios importantes al pasar a la granelización de fertilizantes, semillas, para eso tuvimos que invertir en estructura, adaptación de equipos. Se cambió la forma en que manejamos los fertilizantes, estamos recibiendo muchos directo del barco, cosa que habíamos hecho en 2005 o 2006”.
Con relación a la segunda P, que es el pivoteo en la actividad, indicó que allí el modelo apunta a tener un pie en el lugar, “como se hace en el basquetbol, para poder tener una perspectiva de 360 grados. Eso nos permite tener una mirada mucho más amplia para visualizar las cosas que hay para hacer. En ADP también estamos trabajando mucho con este concepto. Hemos tratado de identificar las oportunidades y cómo enfocarnos en las mismas, dónde puede haber más rentabilidad y más futuro. Hay áreas que están más limitadas por las tendencias de consumo, cuestiones ambientales o porque existe una competencia. Pero hay partes del negocio en donde hay más espacio que hace cinco años atrás”.
Guigou indicó que los últimos años para la agricultura han sido duros y eso ha impactado en la cantidad de jugadores y en el tamaño del negocio. El sector quedó con las inversiones realizadas en el pasado, y hay disponibilidad y capital que pueden abrir espacios. También recalcó que tiene que estar la convicción de que la agricultura tiene sentido en el Uruguay agropecuario y que puede ser muy potente. Por eso, estamos muy firmes pensado en como capitalizar esas oportunidades”.
SEMILLAS
Este año ADP sumó a su oferta genética en los cultivos de maíz y soja a la marca Stine, de Estados Unidos, y complementa su portafolio que estaba integrado por genética de Florimond Desprez (trigo), Bioceres (trigo y soja) y TMG (soja).
En el comienzo, el trabajo con Stine está focalizado en el lanzamiento de tres híbridos de maíz. “Estamos con muchas expectativas para los próximos años, porque incorporamos un cultivo que no teníamos y creemos que el maíz crecerá, porque tiene mucho para dar en Uruguay”.
Y en soja hay “mucho por avanzar, ahí tenemos claramente una posibilidad si la genética brinda lo que promete. Vamos a tener un escalón realmente interesante con relación a lo que está presente hoy en Uruguay”.
Guigou considera que la semilla debe ir acompañada con múltiples productos y tecnologías. “Para eso en ADP contamos una planta (en Ombúes de Lavalle), que está muy equipada para ser un proveedor estupendo de semillas. No solo contamos con la mejor genética en cada uno de los productos relevantes, sino también protegida o acompañada por diferentes tratamientos. En todos esos temas estamos muy enfocados”.
Para Guigou la fortaleza del negocio “son las relaciones, y en eso estamos muy focalizados. A veces los modelos de negocio o el tiempo van pasando y, de repente, se dejan de lado algunas cosas que realmente son una fortaleza, como las relaciones. Es importante entender qué necesitan tus clientes. Los productores también tienen desafíos, quieren producir más, quieren ser más eficientes, quieren ser más cuidadosos del ambiente, buscan tecnología, buscan innovación, y el acercamiento que pensamos promover con nuestros clientes será cada vez más potente”.
Agregó que eso significa “enfocarse más en los clientes y tratar de ser un proveedor más completo y confiable, con la mirada puesta en lo que sabemos. Al corazón de nuestro negocio lo conocemos, y creemos que el modelo agrícola que llevamos adelante es una fortaleza”.
Admitió que se trata de consolidar a ADP como una empresa que se focalizará en la parte productiva, ya sea agrícola o agrícola-ganadera, pero “también dará un salto como proveedor de genética”, dijo Guigou.
Señaló que eso es posible “cuando se está con un modelo agrícola que explora los rendimientos máximos, que es intenso, que puede probar cosas en su gestión agrícola, puede medir, porque en ADP estamos muy acostumbrados a medir”.
Dijo que ese aspecto les permite “poder presentar productos con resultados muy probados y, de hecho, tenemos un volumen de ensayos a campo, de cosas distintas, que aportará información al sistema”.
Mencionó, por ejemplo, “resultados de curasemillas en los cultivos que estamos cosechando, hicimos un cambio relevante y los resultados son realmente muy buenos. O ensayos con los materiales de maíz en chacras de todo el litoral, incluso algo en el noreste y también lo haremos en soja. Las evaluaciones no se realizan en parcelas, algo que tiene absoluto valor, pero tienen el sentido o el valor de que se están probando cosas a nivel de producción con la utilización de tecnologías que están maduras, como es los monitores, las calibraciones de las máquinas, los mapas, mucha cosa que desde hace años venimos utilizando y actualmente están muy maduras, para obtener cada vez más datos de campo”.
Marcos Guigou indicó que este año “instalamos en los equipos técnicos la necesidad de ensayar. Entonces, cada producto nuevo o cada nueva combinación de cosas que estamos haciendo en la chacra tiene su espacio donde se va a poder medir el rendimiento; es algo que está siendo muy interesante. Eso es el corazón de nuestro negocio, es mucho valor para la compañía”.
La oferta de genética tendrá la visión productiva que impone ADP y “se constatará a campo, donde se analizará el comportamiento frente a sus competidores y a otras combinaciones”. En esa línea, puso de ejemplo lo que viene haciendo ADP con la siembra de cebada, donde se utiliza una plantadora a 38 centímetros, con doble pasada.
“Estamos convencidos de que en cebada anda muy bien, puede tener un sobrecosto, pero aprovechar la fecha de siembra es lo más importante. Cualquier productor tiene la sembradora de sembrar cultivos de invierno y tiene la de verano que, en general, en invierno está parada. Utilizando esa plantadora de verano podemos duplicar la capacidad, optimizando la fecha de siembra”, destacó.
Comentó que “este año hicimos un alto porcentaje del área de cebada con esta estrategia y los rendimientos están siendo impresionantes, también la masa de espigas. Lo veníamos constatando en áreas más chicas. Hay un montón de cosas que van pasando, que si en cierta medida las ves como una palanca o una oportunidad de acercamiento a tus clientes, nos agregará mucho valor a ambos”.
Francisco de los Santos, con su socio Enrique Martínez Haedo, siembra hace 14 años en campos arrendados en los departamentos de Soriano, Río Negro, Durazno y Florida
Francisco de los Santos y Enrique Martínez Haedo crearon hace 14 años una empresa focalizada en el negocio agrícola, que siembra en campos de terceros, ubicados en Soriano, Río Negro, Durazno y Florida. Apuntan a sistemas intensos, con mucha agronomía, planteos de alta tecnología, y para tareas específicas cuentan con maquinaria propia. Sostienen que la premisa básica es estar cerca de la chacra y el negocio.
La receta para haber resistido en la agricultura durante los últimos cinco años, que fueron muy difíciles, fue diversificar la siembra en cultivos y zonas, explicó a VERDE el ingeniero agrónomo Francisco de los Santos.
Recordó que hace tres años hubo una importante sequía en Soriano, que permitió cosechar apenas 800 kilos de soja por hectárea, sin embargo, “en Florida sacamos 2.800 kilos en soja de primera y 3.000 en segunda, porque recibieron más agua. Ese mismo año cosechamos maíces de 7.000 kilos, que se vendieron a US$ 230 por tonelada, a levantar. Por lo tanto, la diversificación de cultivos y de zonas nos ha servido”, sostuvo.
Si bien en su etapa de estudiante le gustaba más la ganadería, el destino lo llevó hacia la agricultura. “Tenemos muy poco ganado, solo 100 cabezas en un bajo. Manejamos mucha área separada, de 200 o 300 hectáreas, y es muy difícil hacer un plan ganadero en esas condiciones y, además, lleva tiempo”, explicó.
El área total donde siembran De los Santos y Martínez Haedo es de unas 3.300 hectáreas.
De los Santos comentó que fue asalariado, cerca de Nuevo Berlín. “Era encargado de producción de semillas híbridas de sorgo y maíz, que luego se exportaban a Europa”, recordó. Pero luego tuvo la oportunidad de emprender, y en 2007 comenzó a hacer agricultura con su socio.
Admitió que “los últimos cinco años fueron duros para la agricultura. Cuando arrancamos era una época de bonanza, porque los costos eran muy bajos, y tuvimos el precio de la soja a US$ 400 o US$ 450 por tonelada. Aunque se habla de US$ 500, nosotros solo una vez vendimos a ese precio”.
Pero reconoció que, si bien por un lado es bueno tener precios altos, eso también hace subir los costos de las rentas y de los insumos, y el margen se achica. Cuando el precio de la soja se ubicó en torno de los US$ 350 por tonelada, “el negocio fue interesante, porque se mantiene un equilibrio de precios”, sostuvo.
Sin embargo, también recordó que hubo momentos de precios muy bajos, de US$ 270 por tonelada, y ese “fue un momento duro, que lo fuimos llevando con rendimiento. Nos basamos en tratar de sacar rendimiento. A veces el tiempo nos ayuda y a veces no. Pero al estar diversificados, en algunos lugares llueve y en otros no”.
Rotaciones
De los Santos recordó que en 2010 llegaron a la conclusión de que no podían seguir haciendo soja-puente verde-soja. Entonces, “cuando venimos de rastrojos de soja tratamos de sembrar cultivos de invierno, pero a veces llueve mucho y no podemos sembrar”.
Explicó que hablaron con los dueños de los campos, sobre todo en el sur, que eran en aquel momento los que estaban más dispuestos a asociar precio de la renta con las rotaciones. “Les explicamos que nuestra idea era plantar sorgo, y cuidar el campo, y aceptaban la propuesta; a diferencia de lo que ocurría en el litoral, donde nos decían que querían cobrar tantos kilos de soja por hectárea y no estaban dispuestos a negociar”, comentó.
Pero el sorgo perdió lugar en las rotaciones porque “quedaba caro, competía con la cosecha y fletes de la soja, y eso hacía que se incrementaran los costos. También estaba el problema de la lluvia con el cultivo pronto, o las palomas”, explicó.
En ese contexto fue que la empresa comenzó a sembrar maíz. “Es algo más caro, pero no tiene los problemas de la negociación, de la espera, del flete, porque lo cosechamos después de la soja”, señaló.
De los Santos agregó que el cereal se incluyó en todas las chacras que opera la empresa, sin importar el departamento o la región donde esté ubicada, porque “le vemos beneficios para el suelo, para las malezas, para diferir la cosecha, para la siembra”.
Sobre los cultivos de invierno dijo que se pone una fecha límite para la siembra, que es el 15 de junio, pero no para los de verano.
“Cuando se ha complicado por el clima, hemos sembrado soja, pero sobre todo maíz, hasta el 15 de enero. Estas decisiones se toman porque tenemos una rotación armada, que nos puede dar una mano en una situación compleja”, aseguró.
Recordó que el año pasado, por ejemplo, “teníamos unos rastrojos de maíz preciosos, y terminamos sembrando soja a fines de diciembre y primeros días de enero, porque no llovía. Un vecino sembró sin lluvias y sacó 1.000 kilos por hectárea, y nosotros 2.300, a veces hay que saber esperar”.
Actualmente la rotación que plantea la empresa que lideran De los Santos y Martínez Haedo empieza con soja, cebada o trigo, maíz y también incluye semilleros de raigrás o de avena. Dependiendo de cuándo se trille el maíz, “también se siembra un verdeo de invierno, más guerrero, como un raigrás o una avena”, detalló el agricultor.
Pero que se concrete esa planificación también depende del volumen producido. “En un año muy llovedor, cuando hay mucho maíz, se hace más difícil sembrar, por el nivel de rastrojo, y allí va a una soja de primera. El año pasado, por ejemplo, en zonas secas como Florida, los maíces respondieron y dieron 5.300 kilos de grano seco. No perdimos plata, apenas ganamos algo, pero como había poco volumen de rastrojo, hicimos cultivos de invierno, que están respondiendo muy bien; pero eso no es lo normal”, comentó.
También señaló que, “luego de un maíz temprano, estamos introduciendo el trébol alejandrino, una leguminosa que está aportando actividad orgánica y nitrógeno al suelo y este año sembramos girasol”.
Por otra parte, dijo que “hemos comprobado que en los campos que no son tan buenos el doble cultivo también funciona. Cuanta más intensificación tengamos, mejor para el suelo y para la empresa. En algunos campos también tenemos acuerdos con los dueños, y vamos rotando con pasturas. Esto viene bárbaro, porque sacan muy buenas praderas, y los cultivos que se siembran después tienen muy buena respuesta”.
Por otra parte, “en los campos donde tenemos agricultura continua, llegamos a la conclusión de que las gramíneas de verano, con la rotación que definimos, hicieron que los rendimientos aumenten y se estabilicen”.
Comentó, además, que en general hace más de 10 años que siembran en los mismos campos. “De vez en cuando alguno se vende, pero en la mayoría seguimos”, señaló.
Las áreas
En cuanto a la distribución de las áreas por cultivo de verano, el ingeniero agrónomo señaló que la planificación del ciclo 2020/21 cuenta con 900 hectáreas de soja de primera, 830 de maíz de primera y unas 100 de girasol, además de un semillero de sorgo forrajero. Indicó que este año sembraron cerca de 1.000 hectáreas de cebada y poco más de 100 hectáreas de trigo, mientras que en el área de segunda habrá soja, maíz y algún semillero de sorgo granífero.
Sobre los cultivos de invierno, dijo que “somos de hacer trigo y cebada, porque nos gusta el rastrojo que queda en la superficie, consideramos que para el suelo es mejor. Y somos más cebaderos que trigueros. Nacimos en una zona cebadera y nos quedó”, comentó, y agregó que no han sembrado colza.
A propósito, agregó que “sembramos cebada en todos lados. Si bien se dice que en Soriano es más fácil, es un departamento grande y muy heterogéneo en suelos. Allí estamos también en una zona de suelos arenosos, donde descubrimos que la cebada y el trigo no andan, y ahí hacemos semilleros de avena y raigrás, entonces vamos eligiendo los campos adecuados”.
Señaló que en Florida siembran en “campos buenos, suelos 10, que responden mucho al cultivo de invierno, aunque la trilla se va hasta los primeros días de diciembre”. Admitió que “se complica la segunda, pero se sacan buenos rendimientos”.
Afirmó que el clima “es fundamental” en los cultivos de invierno. “El año es clave, si llueve mucho, si no llueve, la temperatura”, sostuvo De los Santos.
En cuanto a los resultados de rendimiento, admitió que, “por lo general, estamos arriba de los grupos Crea y del promedio nacional; o sea que venimos bastante bien”.
Manejo, costos y precios
De los Santos cree que “es necesario conocer y manejar herramientas innovadoras para poder subsistir” en la agricultura.
Explicó que, si bien no realizan agricultura por ambientes, sí manejan poblaciones “adecuadas para los suelos y el clima uruguayo; lo mismo se hace con la fertilización”.
Puso el ejemplo del maíz, que lo siembran con “poblaciones normales a bajas, unas 55.000 plantas por hectárea. Con eso descubrimos que en años llovedores da buenos resultados, y en años secos también responde”.
Por otra parte, dijo que se trata de “que no vengan las malezas resistentes”, realizando medidas de manejo, rotaciones y aplicando productos químicos. “Nuestra estrategia es estar presentes, cerquita”, enfatizó.
“Este año el productor pudo hacer la diferencia”, admitió De los Santos, y explicó que eso se debió a que “tuvo costos relativamente más bajos, y precios altos. La rentabilidad dependerá de si sacamos kilos o no ahora en verano”. Agregó que los precios de los cultivos de invierno “son muy buenos”, y que “los costos fueron más bajos que en la zafra anterior. Ahora, el tema es sacar la calidad necesaria”, planteó el productor.
Consultado sobre el rendimiento de equilibrio para el maíz, respondió que está calculado “en unos 5.000 kilos el primera, y 4.000 kilos el de segunda”, estimación realizada considerando un precio de US$ 160 por tonelada, a levantar.
Pero recordó que la empresa maneja poblaciones bajas, además de ajustar el nitrógeno de acuerdo al número de plantas; “no echamos por echar”, dijo, y eso les permite bajar el costo del cultivo.
Reconoció que “el maíz de segunda está siendo un muy buen negocio. Hay que saber esperar y venderlo más tarde. Manejamos la misma cantidad de plantas que en maíz de primera, e incluso estamos pensando en bajar la población de segunda, porque la planta tiene más crecimiento”.
Para la soja estima un punto de equilibrio de 2.200 a 2.300 kilos por hectárea, “aunque con precios por encima de US$ 400, ese costo queda levemente por debajo de los 2.000 kilos”, consideró.
De los Santos reconoció que la reciente suba de los precios, “ese cálculo no está bien ajustado”, pero que ahora “la prioridad es tratar de sembrar lo mejor posible”.
Consultado sobre la estrategia comercial en este año, respondió que algo de soja ya se vendió a US$ 380 por tonelada, aunque fue poco y con el objetivo de cubrir el pago de alguna renta.
Por otra parte, comentó que siempre aseguran el 100% de los cultivos, tanto de invierno como de verano.
El efecto multiplicador es muy superior al de otros rubros y, de alcanzarse esa mayor productividad, se generarían 42.000 nuevos empleos, según un informe de Ceres
El relato de la historia de Uruguay suele estar ligado, entre otros hechos relevantes, a la entrada de las primeras cabezas de ganado por parte de Hernandarias en el siglo XVII. La ganadería es, tal vez, la más tradicional actividad productiva que sustentó el desarrollo de la economía uruguaya. Y podría llegar a tener un carácter aún más preponderante si tuviera un impulso, en cuanto a su capacidad de generación y distribución de la riqueza.
“La producción de carne no solo posee la magnitud necesaria como para impulsar el crecimiento económico, sino que tiene buenas perspectivas de demanda internacional”, sostiene en ese sentido el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) en un informe divulgado en octubre.
En la búsqueda de alternativas para sustentar una reactivación de la economía uruguaya, y hacer andar los motores de la actividad productiva, Ceres profundizó en un análisis sobre los derrames y el efecto de un incremento de la producción de carne en el país.
El impacto total ascendería a $ 503.419 millones (US$ 11.800 millones), en todos los casos. En términos de valor bruto de producción y el impacto total contribuiría con el Producto Bruto Interno (PBI) en un monto aproximado de $ 209.786 millones (US$ 4.900 millones), estimó Ceres.
El documento sostiene que eso representa que “el PBI asociado a la duplicación de carne sería 10%”.
Derrames
Al argumentar el análisis, Ceres señala que cuando se mide el impacto de la producción de un sector, es necesario considerar no solo su producción propiamente dicha, sino los derrames que genera en el resto de la economía.
Un aumento en la actividad de un sector determina que sea necesario utilizar más insumos de muchos otros para satisfacerlo en la producción. De esta forma, otros sectores también se verán afectados, y ellos mismos necesitarán ser provistos de más insumos para satisfacer las nuevas necesidades productivas.
Así, para aumentar la producción de carne bovina será necesario más alimento para el ganado y mayor uso de fertilizantes. Y al aumentar la actividad del sector, se demandarán más fertilizantes, lo que también requerirá más gasto en químicos, que son insumos para el sector fertilizantes.
Por lo tanto, para cada unidad adicional que se necesite producir en un sector, también serán muchos los subsectores que deberán aumentar su producción.
Las principales áreas de la economía impactadas por el aumento de la producción cárnica serían los criadores de ganado, servicios ganaderos y actividad de frigoríficos, según Ceres.
El estudio señala que “los sectores más afectados positivamente por el derrame que genera el aumento de la producción de carne son los mayores vendedores de insumos para esta actividad”.
“La producción de cultivos utilizados como praderas –y servicios agrícolas que estos implican– sería de las más beneficiadas del derrame. El aumento en utilización intermedia de este sector sería de una magnitud equivalente al 14,4% del crecimiento en la producción de carne”, según se calculó.
En el documento se considera que “algo similar sucede con las ventas de abonos y químicos. Si sumamos el impacto en estos sectores, el aumento en utilización intermedia sería 13,2% del impacto directo”.
Respecto a otros servicios empresariales, Ceres señala que “la intermediación aumentaría 7,2%, mientras que el sector empresarial compuesto por alquileres de maquinaria y servicios informáticos se incrementaría 5,2% del aumento en la producción de carne”.
“Cuando se suma al modelo (de medición), el comportamiento de los hogares, aumenta notoriamente la actividad de sectores de consumo final”, valora dicho estudio.
Y apunta, después de incluir este impacto, que “uno de los sectores más afectados es el de servicios de alojamiento y suministro de comidas y bebidas (hotelería y restaurantes), que registra un aumento de su actividad del 14,6% del impacto en la carne (US$ 390 millones)”.
Otros sectores “muy beneficiados”, según detalla el estudio, serían: “los servicios inmobiliarios (27,3% del impacto directo, que corresponde a US$ 730 millones), correo y telecomunicaciones (8,1%, US$ 215 millones), ventas de comercios minoristas (7,8%, US$ 208 millones) y elaboración de bebidas (7,1%, US$ 190 millones)”.
Atendiendo a esos resultados, Ceres destaca que “los impactos del aumento en la ganadería se extienden a toda la economía, especialmente cuando se consideran los impactos inducidos –los resultantes de un mayor ingreso de los hogares–”.
Multiplicador
Para cada sector hay un multiplicador específico para los derrames que se generan por la utilización intermedia de insumos, y un multiplicador total que incluye el efecto inducido en el consumo, explicó Ceres.
A propósito, se precisó que “el multiplicador del sector productor de carne, cuando se considera únicamente la utilización intermedia, es de 1,67”. Eso significa que, “un impacto directo de $100 en el sector de la carne, tiene un impacto indirecto de $167”.
“Ese valor se encuentra por encima del promedio del resto de los sectores (1,40), lo que significa que, en utilización intermedia, la carne arrastra más que el promedio de los sectores”, plantea el informe.
Y compara que “el efecto es superior al generado por la elaboración de productos lácteos (1,59), los cultivos de cereales y oleaginosos (1,54), la construcción (1,21), el sector de hotelería y restaurantes (1,03) o el correo y las telecomunicaciones (0,82)”, entre otros.
De lo anterior se desprende que “cuando se agrega el impacto inducido, el multiplicador aumenta 1,05 en promedio; es decir que el impacto inducido es 105% del impacto directo”.
“Para el sector exportador de carne, la diferencia en los multiplicadores es de 1,76”, indica el informe. Sostiene que “como los hábitos de consumo de los hogares son iguales, independientemente del sector en que se generó el ingreso”, se puede inferir que “la producción de carne genera más ingresos que el promedio de los sectores de la Matriz Insumo Producto”.
Entre algunos datos relevantes del complejo cárnico, figura que la producción ganadera emplea a alrededor de 83.000 trabajadores agropecuarios y cerca de 18.000 en frigoríficos, lo que resulta en la generación de unos 100.000 puestos de trabajo.
Ceres reconoce que “por falta de datos precisos disponibles”, asume, “con base en entrevistas con informantes calificados”, que “una duplicación de la producción de carne incrementaría 20% los puestos de trabajo en los establecimientos ganaderos, 30% en los servicios asociados y 50% en los frigoríficos”.
“La duplicación de la producción de carne generaría cerca de 30.000 nuevos empleos”, destaca el documento.
Del análisis de los encadenamientos productivos, Ceres estima que “los puestos de trabajo generados indirectamente ascenderían a 9.000 y los inducidos a 3.000”.
Al considerar entonces todos los efectos conjuntamente, “la duplicación de la producción de carne generaría cerca de 42.000 empleos” en Uruguay, concluye.
Ceres resalta que en 2019 la carne fue el principal rubro de exportación del país, luego de estar en el segundo lugar desde 2015, cuando el turismo ocupó el primer puesto.
“Si Uruguay lograra duplicar la producción de carne, el impacto total que eso tendría en la economía local sería un aumento acumulado de 10% del PBI”, enfatiza.
Justifica que “la producción de carne posee un gran potencial de crecimiento y de arrastre de otros sectores de la economía”.
“El efecto multiplicador que genera es de una magnitud muy significativa”, sostiene.
El centro de estudios “siguiendo la metodología tradicional de cálculo de impacto total”, llegó a obtener “un multiplicador indirecto de 1,67 que genera la producción de carne a lo largo de toda la cadena de valor, y un multiplicador extra de 1,76, inducido por el impacto que generarían las remuneraciones sobre la economía uruguaya”.
“Estos valores son individualmente muy superiores al promedio de otros sectores económicos”, y “si se toman ambos multiplicadores conjuntamente (3,43)”, el resultado es un “gran impacto” en la actividad, argumenta.
Ceres asegura que “vale la pena todo el esfuerzo que se pueda hacer para lograr el objetivo de aumentar sustancialmente la producción de carne en Uruguay”.
El “malla oro” de la economía
Considerando que desde 2014 no crece la economía uruguaya en forma sustantiva, Ceres pretendió con ese informe buscar “el malla oro” que pueda ayudar a encender los motores de la actividad económica, dijo el economista Ignacio Munyo, director ejecutivo de ese centro, al ser entrevistado por Punto de Equilibrio en Carve y revistaverde.uy.
Argumentó que al cierre de 2019 los datos de exportaciones uruguayas mostraron que en ingresos generados el sector número uno es la carne, segundo el turismo, tercero la celulosa, cuatro la soja y quinto los lácteos.
“El derrame del sector cárnico en el resto de la economía local, superando incluso al de la lechería y al de la celulosa” fue destacado por Munyo, quien valoró el impacto positivo de la ganadería y de la industria cárnica en la generación de empleo.
“La clave es mejorar las condiciones de ingreso a los mercados, principalmente a los de mayor poder adquisitivo, como Estados Unidos, Japón y Corea del sur”, advirtió.
Consideró que se perdió mucho tiempo y las exportaciones cárnicas enfrentan una mayor competencia de otros países en los aranaceles aduaneros a pagar.
De 2014 a 2019, antes del Covid-19, se perdieron unos 60.000 puestos de trabajo en Uruguay, y el sector de la carne tiene capacidad de generar unos 40.000 empleos en caso de duplicar su producción.
Reoptimizar el modelo de negocios
“Para poder materializar el potencial del sector también hay deberes internos por hacer”, advierte Ceres, y considera que “muchos productores deberían reoptimizar su modelo de negocios.
El ciclo ganadero incluye la cría, la recría y el engorde. “Y, para aumentar la producción, se deberían mejorar indicadores en todas sus etapas”, plantea, y las tecnologías necesarias para incrementar la producción están disponibles en el país, “algunas son de bajo costo y otras requieren de cierta inversión, pero en todos los casos es necesario generar las condiciones adecuadas, que incentiven al productor a asumir los riesgos asociados”, sostiene.
Otro de aspectos clave para alcanzar el objetivo de incentivar la producción de carne es la inserción internacional del producto uruguayo.
Hay un “enorme potencial para expandir significativamente las exportaciones de carne”, según Ceres. Indica que “las perspectivas del consumo de carne en Asia, que hoy representa el 50% de las importaciones de carne del mundo, muestran un crecimiento tendencial sostenido”. China tiene potencial para seguir creciendo como mercado, pero el sudeste asiático también es muy importante”.
“Mercados como Japón y Corea son muy relevantes para ampliar las exportaciones, en la medida en que se mejoren las condiciones de ingreso”, sostiene. Y advierte que “los aranceles son muy dañinos, cuando competidores directos, como Australia, no los pagan”.
También se considera que “el mundo árabe tiene gran potencial y Uruguay está en condiciones de ingresar con fuerza”.
Plantea que se deben mejorar las condiciones de ingreso a EEUU, ya que el 26% de arancel por fuera de cuota es “muy elevado”. Y con la Unión Europea “gran parte del partido está jugado en el acuerdo con el Mercosur; habrá que esperar”.
En la jornada virtual Directo al Grano, se explicaron detalles del producto; y el experto argentino Roberto Peralta, brindó detalles para la estrategia de control de esta plaga
Proquimur realizó el lanzamiento de AcelanPRO, un producto diseñado para el control de chinches en soja, que une los activos Acetamiprid (neonicotinoide) y Bifentrin (piretroide). El producto se presentó en la jornada denominada Directo al Grano, actividad virtual, organizada por la empresa.
Lorena Caamaño, responsable de Investigación y Desarrollo de Proquimur, comentó a VERDE que hace algunos años observaron que comenzaban a haber restricciones de algunos neonicotinoides en la Unión Europea, “y consideramos que era necesario empezar a trabajar en una alternativa que tuviera un perfil ecotoxicológico más adecuado que el de los productos que se estaban utilizando para el control de chinches”.
Así surgió AcelanPRO, producto que ya está disponible comercialmente en Uruguay.
Caamaño detalló que se trata de un producto que “logra un rápido volteo, la velocidad de acción que se requiere para el control de chinche, que es una plaga que hace un daño directo sobre los cultivos y el grano. Necesitamos un producto que actúe rápido, acompañado de otro activo que le dé residualidad, para lograr controlar los nacimientos en los días posteriores a la aplicación”.
Aquellas restricciones europeas empezaron a regir el año pasado en Uruguay, y se empezó a exigir receta profesional para la venta de esos productos, pero “para AcelanPRO no es necesario”, comentó.
El rango de dosis recomendado es de 300 a 350 centímetros cúbicos. “La dosis recomendada en la mayoría de las situaciones es de 350 centímetros cúbicos, aunque depende del momento y de la presión de la plaga. Pero con esa dosis los controles son muy buenos, y la residualidad es muy alta”, señaló Caamaño.
Comentó que el producto pasó por varias fases: primero fue el desarrollo de la fórmula química, que se realizó en Uruguay; después fueron verificadas las especificaciones físicas y químicas; luego se pasó a una fase de validación a campo, en diferentes localidades, con diferentes dosis en áreas experimentales, con técnicos externos de referencia en área de entomología.
Y el año pasado se llevó a cabo la segunda fase de desarrollo, de validación a campo, pero a gran escala. Se realizaron aplicaciones demostrativas a nivel comercial, a grandes escalas y con equipos de aplicación convencionales, para reproducir las condiciones normales en chacra, considerando también las condiciones ambientales, de distintas especies y zonas, describió.
En esta última etapa de desarrollo “nos acompañaron técnicos y clientes, para validar el producto”, señaló Caamaño.
Sostuvo que “el objetivo principal de Proquimur, y de quienes trabajamos en el área de Desarrollo, es tratar de lanzar nuevas alternativas, acompañando los desafíos que se presentan en el manejo de los cultivos desde el punto de vista sanitario y adelantándonos a los futuros problemas que pueden ocurrir. No es un trabajo sencillo, porque además de acompañar las situaciones actuales hay que tratar de mirar más allá de lo que está pasando hoy. Hay que imaginarse posibles escenarios. Tratamos de estar en la vanguardia e innovar con nuevas soluciones”.
Persiguiendo ese mismo objetivo fue que surgió Único, una mezcla de Protioconazole con Piraclostrobin, fungicida lanzado para la campaña de invierno de 2019. Y en el verano pasado Proquimur también lanzó otro producto específico para chinche, Bacco Power, una mezcla de Dinotefuran con Bifentrin.
Diagnóstico y estrategia
El ingeniero agrónomo Roberto Peralta, asesor privado en Córdoba, Argentina, participó de la jornada virtual de Proquimur, e hizo hincapié en diagnosticar bien el problema de las chinches antes de realizar las aplicaciones.
“El primer objetivo fue dar a conocer la dinámica de las poblaciones de chinches en el cultivo de soja, para un manejo eficiente a la hora de hacer un control”, dijo después de la actividad a VERDE.
Señaló que “muchas veces se piensa en el control, sin pensar en cómo manejar la plaga, pero la base para manejarla es conocer la dinámica a lo largo del ciclo del cultivo. Esta es una especie que está siempre dentro del cultivo, por más que muchas veces la vemos al final”.
Indicó que “cada chinche tiene tres o cuatro generaciones. Si conozco esa dinámica, hago un monitoreo y sé cuáles son los momentos puntuales en que se expresan, y sé cuál es la dinámica del cultivo, sé realmente cuándo hacer el control”.
Agregó que “esa dinámica poblacional depende fundamentalmente de dos ambientes: el climático y el que le genero al lote. No es lo mismo siembra convencional que directa, tener cultivos de invierno que barbechos, lotes enmalezados o lotes sin malezas”.
Y si bien no se puede manejar la condición ambiental, sí la microambiental, a nivel de lote, “que influye muchísimo”, aseguró.
Por lo tanto, se puede generar un ambiente que evite la generación de chinches. Y muchas veces, “dependiendo del ambiente que tenga, puedo saber qué tipo de chinche voy a tener”, afirmó el especialista.
En cuanto al ambiente climático, comentó que “un año lluvioso favorece la presencia de chinches, principalmente en las especies que causan más daño en soja”.
Subrayó que la primera condición para la aplicación es conocer la población. “No podemos dejar de medir poblaciones, algo que tenemos prohibido es decir que hay mucho, porque para una persona mucho puede ser determinado número y para otra no. En el momento de decidir intervenir con el control químico, si no conozco la población no conozco su evolución”, sostuvo.
Aseguró que muchas veces se hacen aplicaciones sin medir bien la población desde un principio. “Tal vez había la cabecera de un lote con una gran población de chinche, con cuatro chinches por metro lineal. Aplico, hago un control y una semana después encuentro una chinche por metro lineal. Todo el mundo considera que hay una falla de aplicación, pero es falla de lo deseado no de aplicación, porque tuve 75% de eficiencia, que es un porcentaje altísimo”, explicó.
Por otro lado, dijo que hay que considerar el momento del día en que se va a medir, porque no es lo mismo medir de mañana temprano, que al mediodía o cuando está ventoso. El método para contabilizar las chinches es sacudir la soja con un paño vertical, indicó.
Después se pueden ajustar las técnicas de control, como elegir el tipo de pastilla, el tipo de gota, cómo aplicar, cómo penetrar y el coadyuvante, “que es algo que ayuda muchísimo. Pero si no tengo lo primero lo otro son discusiones muy vacías, porque no tengo un sustento de referencia para decir si algo funciona bien o mal”, insistió.
Remarcó que “en el caso de las malezas sé cuántas hay en un lote y su tamaño, y si será de difícil control o no. Con estos insectos pasa lo mismo, no es igual una densidad de población alta o baja. Teniendo en cuenta esa población sé cuánto le puedo exigir al control químico”.
Los daños
La chinche en soja causa, principalmente, aborto de vainas. “En la etapa inicial de formación de vainas no es tan grave, porque el cultivo seguirá produciendo otras, pero el inicio de formación de granos es el peor momento. Porque ahí ya concluyó el período de formación de vainas, y ese grano aborta, se descarta. Es algo que no se tiene en cuenta, porque no se ve en la tolva”, señaló Peralta.
Agregó que “cuando el grano está bastante desarrollado, la chinche hace daño en calidad, pero no tanto en kilos. Por lo tanto, en el inicio de formación de granos, la etapa R5, es el peor momento”.
Señaló que “las pérdidas pueden ir de 300 a 1.000 kilos por hectárea. Hay casos de pérdidas mayores, y otros extremos con lotes que se han abandonado, que no han tenido monitoreo, gente que se ha confiado y que ha tenido pérdida casi total. Pero en los últimos tiempos eso no pasa, porque el productor está arriba de los lotes”.
Venta de fitosanitarios con receta
La Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, “está tratando de hacer que la receta profesional se haga de la mejor manera posible, adecuada al producto, que se cumpla en base a lo que está indicado a la etiqueta”, dijo a VERDE la ingeniera agrónoma Natalia Queheille, Encargada de la División Control de Insumos de la DGSA.
Agregó que, “a raíz de la resolución 504, se está tratando de linkear la información de la receta, en cuanto a cantidad y uso indicado por el agrónomo, con el libro de compraventa que tiene el comercio y con los stocks”.
Queheille señaló que el pilar básico que se pretende cumplir con esa resolución es la trazabilidad de los productos comercializados. “Es la única manera que tenemos por el momento, con la colaboración que les estamos pidiendo a las empresas, importadores, fabricantes, distribuidores y consumidor final. A todos los actores de la cadena les pedimos que aporten información de cuánto tienen en stock, cuánto venden, ya sea materia prima o producto formulado. Luego, la DGSA realiza inspecciones en los comercios, y hace la verificación, considerando las recetas, libro de compraventa y stock”, explicó.
También se trabaja en crear un sistema informático, que permita gestionar de forma más eficiente esa información.
“Cuando desde la DGSA se comparó la cantidad importada y lo que se está recetando, y lo que supuestamente las empresas venden y hay en stock, los números no cierran”, advirtió la funcionaria del MGAP. Y explicó que fue por eso que surgió la resolución 504. “Hay baches que no pueden existir, o desvíos de uso que no se pueden dar”, sostuvo.
Puso el ejemplo del notorio desvío de uso de Paraquat. “Se está usando como desecante en colza y en Brassica Carinata, cuando ese uso no está autorizado para esos cultivos. Se está llevando adelante un monitoreo, con un muestreo en las plantas de recibo, de los viajes de los productores y silos para posterior análisis de residuos”, informó.
En caso de constatar un residuo positivo, “se va hacia atrás para ver qué productor lo usó y qué agrónomo lo recomendó”.
Señaló que la evaluación de riesgo de todos los productos, los registrados y los nuevos, es algo que se está por implementar a partir del próximo año en el Area de Registros de la DGSA.
La dirección está capacitando a todos los técnicos de los distintos sectores, a través de un curso que brinda la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a nivel regional.
“En base a esta evaluación se caracterizará el riesgo ambiental y de salud humana para determinar si el mismo es aceptable o requerirá medidas de mitigación o se rechazará”, comentó.
Una medida de mitigación que se considera es incorporar al producto a los que deben ser vendidos bajo receta profesional, y así tratar de controlar su uso.
“La premisa es que no se va a eliminar ninguna herramienta que al productor le sirva, siempre que tenga un nivel de riesgo aceptable o tolerable. En caso de que los productos presenten algún riesgo y que no tenga sustituto, una de las medidas que se puede plantear es que se venda con receta”, puntualizó.
Los productos que deben venderse con receta profesional son todos los categoría 1a y 1b, y los que contienen los ingredientes activos: clotianidina, tiamaetoxan, imidacloprid y clorpirifos.
El especialista argentino Octavio Caviglia participó de una jornada de NK Semillas y Yalfín, donde se analizaron distintos aspectos que inciden en los resultados del cultivo.
El maíz de segunda viene ganando lugar en los planes de siembra, y es por esa razón que NK Semillas y Yalfín realizaron una actividad focalizada en los elementos que marcan los resultados en dichos planteos.
De la actualización técnica focalizada en la siembra de maíz tardío y de segunda participó el ingeniero agrónomo Octavio Caviglia, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Entre Ríos, e investigador de Conicet.
Según el especialista, debe diferenciarse entre una siembra de maíz tardío y una de segunda, y cómo es el ambiente para cada caso. “Un maíz tardío luego de un barbecho largo, arranca con un suelo cargado de agua y nutrientes, mientras que el maíz de segunda comienza con menos disponibilidad de esos recursos, sobre todo si es sembrado luego de una gramínea, como un trigo o cebada, o bien sobre colza”, dijo Caviglia a VERDE.
El cultivo con la fecha de siembra de diciembre, “independientemente de si es maíz tardío o de segunda, estará expuesto a un ambiente distinto” al que se tiene en las siembras de septiembre. “Cuando nace el cultivo el día es mucho más largo, eso le permite generar entre una y tres hojas más, porque tiene respuesta al fotoperiodo. Al contar con más hojas, el porte de la planta será más grande y la espiga se insertará a mayor altura”.
Sostuvo, además, que en esa fecha de siembra “hay más predisposición a las adversidades, como enfermedades –la principal es tizón– y también aparecerán algunas plagas, siendo la más importante la isoca cogollera. Con ese ambiente hay que ajustar algunas prácticas de manejo, pero mucho se puede resolver a la hora de la elección del híbrido”.
Para el ingeniero agrónomo, se debe apuntar a un material que no tenga alta estatura, porque “con eso evitamos que la espiga se inserte más alto”. Por otro lado, “tenemos que buscar un híbrido que tenga la tecnología que brinde protección contra esos insectos, principalmente isoca cogollera e isoca de la espiga”. Además, “ese híbrido debe tener un buen comportamiento sanitario, fundamentalmente frente a tizón”.
Otro aspecto importante y destacado por Caviglia, es que después de la madurez del cultivo, a diferencia de lo que pasa con la fecha de siembra de setiembre, “la humedad relativa en el ambiente es mucho mayor, con lo cual el grano se secará mucho más lento. Por lo tanto, muchos productores optan por dejar ese maíz mucho tiempo en el campo, para cosecharlo con humedad comercial”. Eso lleva a que se tengan que elegir híbridos que “tengan buena caña, para pasar ese tiempo más prolongado en el campo”, indicó.
La otra opción “es buscar híbridos con buena capacidad de secado, que permitan cosecharlos antes o darles otro destino, como por ejemplo el silo de grano húmedo”, explicó.
También se refirió a que los problemas de hongos en la espiga aumentan a medida que se demora la cosecha. “también se incrementan los problemas de malezas, que nos pasarán factura en el cultivo siguiente, y podemos tener pérdidas de plantas por quebrado y por vuelco”.
Agregó que la densidad de plantas en un maíz tardío o de segunda “no tiene que ver con la fecha de siembra sino con el ambiente y el rendimiento esperado, así como con el híbrido a sembrar”. Ambientes de rendimientos esperados altos “llevan a una densidad alta, y en los ambientes con rendimientos esperados bajos podemos reducir la densidad de siembra, pero siempre en función del híbrido”, sostuvo.
Explicó que “si uno aspira a tener 7.000 kilos de maíz por hectárea, no se puede sembrar con 40.000 plantas por hectárea con cualquier híbrido. No se debe bajar la densidad en siembras tardías si se aspira a rendimientos similares a los de primera, porque al ambiente lo asociamos al rendimiento, no a la fecha de siembra. Es importante recalcar que al manejo lo define el ambiente. Son conceptos fuertes que queremos transmitir. La densidad depende del ambiente y los rangos los establece cada híbrido, porque tienen recomendaciones óptimas para cada situación”.
Caviglia resaltó que la fertilización nitrogenada “es clave, es crítica, mucho más de lo que se pensaba hace un tiempo”. El maíz tardío y el de segunda “responden muy bien a la fertilización nitrogenada, pero no hay que descuidar fósforo, potasio, azufre ni algunos micronutrientes como el zinc, que comienzan a tener respuesta. Es una práctica que debe considerarse, sobre todo si apuntamos a los máximos potenciales en cada uno de los ambientes con esa fecha de siembra”, insistió.
LA PROPUESTA DE NK
Diego Agueci, integrante del área de desarrollo de Producto de NK Semillas, dijo a VERDE que la compañía está recomendando SYN 840 Viptera 3, “un gran material que por su ciclo está adaptado a fechas de siembra tardías y también de segunda. Es un híbrido cuyo potencial acompaña al ambiente, destacándose en los de media y baja productividad, que son las situaciones en donde se posicionan los materiales cuando se opta por una siembra tardía o de segunda”.
En esos casos “ya tenemos una limitación ambiental, por la menor radiación incidente, que acompañará al cultivo, pero en esas situaciones es donde se destaca la estabilidad del SYN 840 Viptera3, con un potencial adecuado a esos ambientes”.
Dijo que SYN 840 Viptera 3 posee todas las características que requiere un material para estas fechas de siembra, “cuenta con la tecnología Viptera 3, cuyo aporte es muy conocido por el productor y el mercado, porque brinda los beneficios del control de lepidópteros en la parte aérea del cultivo, donde podemos mencionar a Spodoptera frugiperda, Helicoverpa zea, Agrotis ípsilon y Diatraea saccharalis (barrenador del tallo).
Además, “esta biotecnología aporta tolerancia al uso de herbicidas, como glifosato y glufosinato de amonio. Es una herramienta que tiene un plus en el manejo de malezas, teniendo en cuenta la problemática existente”.
Agueci también destacó las características agronómicas de SYN 840 Viptera 3. “Es una virtud necesaria a la hora de seleccionar un híbrido para siembras tardías o de segunda. Tiene excelente agronomía, donde se resalta pie y caña, provocando que el material esté parado en el campo, a la espera de la cosechadora. Nos da seguridad de cosecha sin sufrir efectos de vuelco o de quebrado. En esto siempre supera a los competidores y también al resto de los materiales de nuestro portafolio”.
El integrante del área de producto de NK Semillas dijo que desde lo sanitario dicho material “tiene un muy buen comportamiento a enfermedades, como roya, tizón y es muy bueno también en sanidad de la espiga”.
De esta forma, SYN 840 Viptera 3 “es un híbrido que cierra por todos los ángulos. Desde el potencial, la estabilidad, la protección contra insectos –que es una problemática seria o grave en siembras de segunda o tardías–, nos da una alternativa en el control de maleza y excelente comportamiento sanitario. Es una herramienta que al productor le aporta”.
Informó que la red de ensayos de NK Semillas muestra las recomendaciones para cada uno de los ambientes. En esa línea, SYN 840 Viptera 3 tiene una densidad recomendada que dependerá del ambiente, pero “en términos generales podemos marcar 46.000 plantas por hectárea para ambientes de 4.000 kilos, y de 71.000 plantas por hectárea para ambientes de 8.000 kilos. Pero es importante marcar que esa densidad se verá influenciada por la situación de chacra y objetivo de producción en función del año”.