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Agricultura

Soja: Las variables de manejo “costo cero” y el impacto en la productividad

6 de octubre de 2022

Si bien la cosecha de soja de la zafra 2021-22 tuvo resultados positivos, en términos generales, esto no significó la ausencia de varios desafíos, en un año con pronóstico Niña

La zafra de soja 2021-22 fue muy buena a nivel productivo y también permitió llegar a conclusiones importantes a nivel de ensayos. Pero aunque el resultado final fue muy positivo, también se plantearon desafíos. “En la zafra pasada fue todo un desafío lograr instalar los cultivos por parte de los productores y en los ensayos también”, dijo a VERDE la ingeniera agrónoma Lucía Camelo, encargada del área de Investigación y Desarrollo (I+D) de la empresa Erro. 

Comentó que los cultivos se planificaron en base a un año Niña, en cuanto a las variedades a elegir, grupo de madurez (GM) y fecha de siembra. “La información que venimos generando es contundente y más en ese escenario. Había que concentrar las siembras en noviembre, no sembrar en octubre, y optar por variedades dentro del GM VI, como la DM 66R69 STS, DM 67i70 STS y no podía faltar la DM 60I62”, señaló. 

Sobre esta última, dijo que “es una variedad todo terreno, que luego de siete zafras y más de 90 ensayos siempre está por encima de la media explorada, en promedio 5,1%, como bien mostramos en la jornada de este año”, subrayó la investigadora. 

Y en una zafra con régimen hídrico deficitario, como fue la 2017/18, “nos levanta muchísimo los pisos de rendimiento, a un 11,7% (son aproximadamente 170 kilos por hectárea). O en caso contrario, si el año acompaña desde el punto de vista hídrico (como fue la zafra 2016/17), ese valor escala al 9,4% (son más de 200 kilos por hectárea). Por eso esta es de las variedades que no pueden faltar en el plan de siembra, y de las pocas que se adaptan a todas las regiones agrícolas del Uruguay”, enfatizó la ingeniera agrónoma. 

En cuanto al número de sitios evaluados, dijo que “si bien perdimos algunos por la falta de agua en el momento de la siembra, aun así logramos instalar una red de 20 ensayos comparativos de rendimiento. Eso nos permitió testear las variedades dentro de rendimientos medios que fueron bien variables”. 

A continuación planteó algunos ejemplos. En Salto, zona muy golpeada por el calor y la falta de lluvias durante el período crítico de la soja, la media registrada se ubicó en torno a 2.000 kilos por hectárea (kg/ha); en Durazno estuvo en 2.700 kg/ha; en el litoral-oeste y sur los rendimientos fueron en aumento, registrándose potenciales de más de 4.700 kg/ha en la zona de Dolores, Colonia y Rodríguez (San José), informó. 

En la zona este señaló que se obtuvieron rendimientos récords, de más de 3.700 kg/ha en los suelos bajos. “Mucho de esto se explica por el grado de especialización que los productores de soja y arroz están obteniendo, al optar por genética adaptada a esas condiciones de suelos con mal drenaje, como es el caso de DM Garra y DM 60i62. Así como todo el ingenio que aplican para lograr sistematizar el agua, lo que les permite sacar los excesos de las chacras o bien regar en caso que puedan hacerlo”, destacó. 

También dijo que la problemática de malezas, ya sea por Amaranthus, Conizas, Echinochloa o capines, “es una realidad creciente en todas las zonas”. Si bien el uso de estrategias químicas, como el uso de preemergentes son una alternativa muy válida, “no siempre termina siendo la solución más efectiva, ya que inevitablemente necesitan de lluvia para que se activen en suelo y cumplan su rol; por eso son tan variables y erráticos los controles”, dijo la investigadora. 

Explicó que, en chacras muy complicadas por Amaranthus, por ejemplo, gracias a los ensayos de manejo de la tecnología Enlist “pudimos valorar pérdidas cercanas a los 1.400 kg/ha versus el mejor tratamiento Enlist; cuando el estrés para el cultivo estaba dado por la alta competencia de las malezas, sumado a las bajas precipitaciones durante el período crítico del cultivo, con tan solo 127 milímetros en la zafra 2020/21”. 

Para esta zafra, en la misma situación de enmalezamiento pero con más agua en el período crítico (400 milímetros), “el cultivo colaboró mucho más y la diferencia entre la mejor estrategia Enlist versus glifosato más fomesafen fue de 330 kg/ha más. Si bien es menor, no es para nada despreciable”, señaló.  

Elementos que se consolidan en el manejo

Camelo destacó que se va consolidando información muy importante. Planteó, como ejemplo, el conocimiento de las variedades, cuál es el mejor rango de fecha de siembra, la población óptima, entre otras características. “Siempre nos gusta decir que es de costo cero y de gran impacto”, comentó. 

A propósito, agregó que “esto explica por qué tenemos un portafolio de más de 12 variedades para ofrecerles a nuestros clientes. Se debe a la diversidad de ambientes, cada una con sus limitantes, además de los objetivos productivos de cada empresa, que así lo exigen”.

En tal sentido, planteó varios ejemplos. Dijo que si es una producción en secano, en la zona del litoral-norte, sin problemas de malezas, se quiere comenzar con siembras a partir del 1° de noviembre, se puede optar por DM 66R69 STS o 67i70 STS. 

Pero si se quiere mantener esa misma fecha de siembra, y además hay problemas de malezas, se optaría por la nueva variedad DM 64E64 STS, que permite controlar esas malezas sin perder rendimiento. 

Otro caso puede ser el de suelos con presencia de tosca o calcáreo, donde se pretenden realizar siembras tempranas. Allí la opción es 67i70. Pero si se decide comenzar a sembrar a partir del 10 o 15 de noviembre, se puede optar por DM 55R20 STS o DM 60E60 STS, que son dos nuevas variedades que se agregan a 6.2i, “con un excelente comportamiento en suelos de tosca”, remarcó. 

En ambientes donde el objetivo es maximizar los rendimientos de soja, superando los 5.500 kg/ha, donde se dispone de riego exclusivo para ese cultivo, se puede optar por una variedad de GM IV medio, como DM 46I20 STS; en fechas de siembra temprana, desde el 15 de octubre hasta los primeros días de noviembre. “Esto nos va a maximizar la productividad en kilos por milímetros regados, además de adelantar la fecha de cosecha en unos 15 días versus una siembra de un GM VI”, detalló sobre este aspecto.

Pero también planteó que el universo de riego es amplio, y que en la gran mayoría de los casos la prioridad la tiene el maíz de primera. “En ese caso recomendamos DM 60I62, con fecha de siembra de mediados de noviembre, de manera de ubicar el período crítico a fines de enero o primeros días de febrero, que es cuando seguramente ya no necesite regar el cultivo de maíz”, señaló. 

Camelo resumió que “de esa forma vamos pensando diferentes estrategias, para las que son necesarias distintas piezas, para poder armar ese rompecabezas que es el plan de siembra de una empresa, con todas las complejidades que nos podemos encontrar”. 

En cuanto al ajuste de la densidad objetivo, luego de 10 años de hacer ensayos de población para los diferentes grupos de madurez, “logramos modelizar las curvas de población por ambiente productivo. La siembra de precisión y un tratamiento profesional de semillas nos permite ajustar aún más la población a lograr, aumentando entre 12% y 20% el coeficiente de logro, mejorando la velocidad y uniformidad de implantación, optimizando el número de semillas por hectárea”, explicó. 

El manejo de las variedades con la tecnología Enlist fue otro elemento que concentró la atención del área de I+D de Erro, que en las últimas dos zafras llevó adelante más de 10 ensayos, con el objetivo de valorar el aporte de esta tecnología. 

“Nos enfrentamos a problemas de enmalezamientos bien complejos, y eso nos permite recomendar estrategias ajustadas a cada realidad y obtener resultados excelentes. Logramos proteger el potencial que las variedades nos permiten lograr, siempre haciendo mucho foco en el cuidado de esta tecnología, para que sea sostenible en el tiempo y evitemos la generación de malezas resistentes”, comentó la integrante de la empresa Erro.  

Brechas productivas y cómo achicarlas

“Las brechas productivas en Uruguay son de las más altas de la región, superando el 30%. Esto quiere decir que hay una gran caja negra que se nos lleva mucho del potencial que la genética nos permite lograr”, planteó Camelo.

Decisiones como la selección de la variedad correcta y su fecha de siembra, “se puede reducir ese margen 14% en Uruguay; es un valor muy positivo, pero queda más por hacer”, sostuvo la ingeniera agrónoma.

Agregó que “este año, gracias al proyecto Optimus Beta de GDM, pudimos llevar adelante y evaluar si la combinación de genética dentro de una misma chacra nos permitía agregar valor, entendiendo cuáles eran las variables ambientales que hacían diferente cada ambiente de la chacra y cuáles atributos de las variedades se ajustaban bien en cada caso. Esto lo llevamos a cabo en unas 416 hectáreas para esta zafra en Uruguay”. 

Planteó el ejemplo de una chacra de 70 hectáreas, ubicaba en Soriano, con zonas de manejos bien diferenciadas. “En la zona de media a baja productividad (ambientes con tosquilla), posicionamos a DM 55R20 STS; y en la zona de alta productividad fuimos con DM 52R19. El resultado fue positivo para las zonas de media a baja productividad, en donde DM 55R20 STS agregó valor en el orden de 392 kg/ha. Eso significó un aumento del 15%, marcando una interacción positiva de la combinación de la genética por ambiente intra chacra. Si bien esto fue exploratorio, marca un antecedente y la idea es seguir profundizando”, comentó.

Portafolio con novedades

En el portafolio de semillas de Erro, representante en Uruguay de la marca Grupo Don Mario (GDM), se destacan como novedades las variedades con la tecnología Enlist, “que nos permite armar una buena estrategia para el control de las malezas, y con esto cuidar cada kilo y que la productividad no se caiga”, destacó. 

La empresa está lanzando para esta zafra un grupo VI medio-largo, que es DM 64E64 STS. Se trata de una variedad “con un altísimo potencial de rendimiento, con un ciclo más largo, que nos permite arrancar las siembras de primera a principios de noviembre”, describió. 

Se suman DM 65E65 STS y DM 60E60 STS en el GM VI medio-corto; DM 52E21 STS, “como una opción de muchísimo potencial en el GM V”, remarcó. 

En las tecnologías Intacta y RR1 se ofrecen ocho variedades, que van del GM V al VI. “Tenemos una excelente oferta varietal y tecnologías que nos permiten flexibilidad y adaptabilidad a la hora de armar un plan de siembra, sin perder potencial de rendimiento”, concluyó.

Nota de Revista Verde N°103

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