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Agricultura

La ganancia genética en Uruguay llega a 132 kilos por ha y por año

28 de julio de 2023

Es el país con mayor tasa de crecimiento productivo, el ajuste del manejo del cultivo por parte de los productores y la llegada de nuevos híbridos han sido determinantes

En los últimos 20 años Uruguay fue “el país productor que más ha crecido” en rendimiento promedio de maíz, “incluso por encima de Estados Unidos, Brasil y Argentina”, destacó a VERDE el responsable del área de Transferencia de Conocimiento y Agronomía (Knowledge Transfer & Agronomy Head) de Bayer para Latinoamérica, Juan Manuel de Santa Eduviges.

Informó que la ganancia genética en Uruguay se ubica en 132 kilos por hectárea y por año (kg/ha/año) y en Estados Unidos llega a 123 kg/ha/año. “Uruguay está casi 10 kilos por encima de Estados Unidos, seis kilos por encima de Brasil y muy por encima de la ganancia genética de Argentina”, remarcó.

Sostuvo que hay dos cosas que influyen en ese comportamiento. Por un lado se refirió al “incremento en las tecnologías aplicadas” para tener cada vez “mejores híbridos y materiales que permitan explorar mejor” los ambientes de producción en Uruguay. Y por otro, “esa oferta genética está acompañada por la inversión del productor en conocimiento e insumos para que el cultivo funcione cada vez mejor”. Indicó que el agricultor “se ha profesionalizado mucho, prestando cada vez más atención a variables como la densidad de siembra, la fertilización y manejo de los ambientes, entre otros. Esto permite que el productor pueda aprovechar la ganancia genética que logran las compañías”.

Previo a la sequía de la reciente zafra, el promedio de las 10 campañas anteriores alcanzó los 5.835 kg/ha. De todas formas, De Santa Eduviges sostuvo que “aún se puede seguir mejorando para maximizar los rendimientos”. En Uruguay, en condiciones de secano, los mejores productores logran rendimientos de 6.300 a 7.000 kg/ha de promedio. Pero “con las tecnologías que tenemos hoy, sin invertir más, podríamos llegar a 8.000 kg/ha”, que es el potencial de producción por hectárea que tiene Uruguay para esas condiciones, afirmó. 

Pero “si se adoptaran más niveles de fertilización u otras medidas de manejo más conservacionistas, ese potencial de rendimiento podría ser incluso entre 10% y 15% superior”, aseveró el ejecutivo de Bayer.

También aseguró que el impacto del mejoramiento genético “ha sido la base de la mejora de rendimiento, de 125 a 130 kg/ha/año que muestra el cultivo de maíz”. En 10 años “el rendimiento potencial de los materiales aumentó más de 1.300 kilos por hectárea”, algo que “no ocurre en muchas regiones del mundo”, dijo. En ese sentido, sostuvo que el país “está a la vanguardia en crecimiento del rendimiento potencial por ganancia genética”.

Indicó que las compañías trabajan para construir ese rendimiento potencial a través de la ganancia genética, “pero el manejo del productor es fundamental para acompañar esa mejora”. Todas las herramientas que se utilizan en el mejoramiento genético, incluidas las que se exploraron en el pasado, “nos permiten acelerar los procesos de mejora”, señaló. 

Recordó que hasta hace poco había “una zafra por año para seleccionar, pero ahora, por distintos avances, se pueden hacer tres generaciones por año, lo que acelera el proceso”. 

Además, se suma la edición génica, que “también acelera” el trabajo de mejoramiento, por lo cual “se espera que la tasa de innovación sea todavía más alta”.

Explicó que, si en los últimos 10 años hubo un avance de 1.300 kilos por hectárea, “con las nuevas tecnologías del mejoramiento genético ese incremento se logrará en cinco años. Los primeros resultados que se están observando son muy promisorios, se está acelerando notablemente la velocidad de la ganancia genética cuando en el pasado era más baja”.

El investigador recordó que a partir de los años 90 Bayer comenzó un plan estratégico que incluyó la expansión de los programas de mejoramiento de maíz hacia la región con inversiones “muy significativas en tecnologías y conocimientos para lograr mejores híbridos”. Agregó que hace siete años “comenzamos a ver el fruto de ese trabajo, lo que implica que hoy el agricultor uruguayo disponga de materiales superiores para producir más y mejor, de manera más sustentable y eficiente”. 

Con una visión de largo plazo se empezó a observar que el cultivo de maíz “tenía mucho por ganar”. Había una brecha “entre lo que producíamos, entre 3.000 y 5.000 kg/ha y el potencial que iba desde 8.000 a 15.000 kg/ha”. El objetivo fue “la reducción” de esa brecha, y para eso “se empezaron a conocer mejor los ambientes, entendiendo en qué tipo de ambiente productivo estábamos para utilizar el híbrido que más se adapte a esa condición. Ese fue el “primer gran cambio” que implicó un salto de 10% a 15% en la producción, señaló.

Maíz: el desafío de exportar

En el lanzamiento de la campaña Dekalb 2023/24, realizado por Bayer y Agroterra, el líder comercial de Bayer Cropscience Uruguay, Marcos Carrera, dijo a VERDE que “el gran desafío” del cultivo de maíz a nivel país es llegar a la “autosuficiencia” para “comenzar a exportar”.

Habló sobre la importancia de “dar el paso” y contar con “una pizarra de maíz que nos permita jugar en el mercado”. Planteó que “más allá del piso hay que pensar en cuál es el techo” de siembra del cultivo, y ahí “hay mucha tela para cortar”, por lo que “creo que este año se van a superar las 200.000 hectáreas”.

En “un escenario donde el consumo interno está en torno de 1,2 millones de toneladas de maíz”, debería “ser tentador” que se dispare la producción del cultivo y así poder “dar ese salto, llegando a ser autosuficientes”. 

Planteó que, “en la medida en la que se llegue a 250.000 a 300.000 hectáreas”, se pasará a “otro negocio y otro lugar”, para “jugar en el mercado exportador, como sucede en el resto de los cultivos”, valoró.

Respecto a la disponibilidad de semillas, el ejecutivo de Bayer dijo que “el impacto de disponibilidad varía según cada empresa”, y “puede estar afectado en alguna parte el abastecimiento” por el impacto de la sequía en la campaña pasada, lo que afecta los costos, y “porque hay una menor disponibilidad global de semillas en la región”, como en el caso de Argentina, donde “ya se acabó”. Cabe recordar que en ese país se produce la mayoría de la semilla de maíz que siembra Uruguay.

Considerando los diferentes factores que inciden en la actividad productiva, el precio de las semillas de maíz tiende a aumentar entre 10% y 15% para la próxima zafra del cultivo.

En la zafra anterior la superficie, según los datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), fue de 188.000 hectáreas; 47% del área que no llegó a cosecha y se destinó a pastoreo y/o reserva de forraje. Con ese panorama el rinde promedio fue de 1.145 kilos por hectárea.

Más área de primera

La superficie de primera crecerá por las perspectivas climáticas y porque hubo siembras de invierno que no se terminaron de concretar o fallaron, dijo a VERDE el gerente comercial de Agroterra, Gonzalo Reynoso. “El área total de maíz estará mucho más balanceada y la proporción entre siembras de primera y de segunda será similar”, estimó. 

Recordó que el año pasado la siembra de segunda ocupó casi 70% del total y agregó que un año Niño “permite capitalizar el clima en buenos rendimientos”, sobre todo en los maíces de primera, además de “tener una cosecha temprana, algo que genera muchas expectativas”.

En el lanzamiento de la campaña Dekalb 2023/24 de Bayer y Agroterra, se presentaron nuevos híbridos y la tecnología Trecepta, que amplía el control de insectos en hoja y espiga, que implica un “recambio tecnológico fuerte”, porque “más del 50% del portafolio” estará disponible con esa tecnología, anunció. “Eso nos permite reafirmarnos mucho más en siembras tardías y de segunda por la protección que le suma el cultivo”, acotó.

Reynoso resaltó que Uruguay, al contar con esa tecnología, “se sube al germoplasma más avanzado”, equiparándose con los lanzamientos que se realizan en Argentina. 

Señaló que se están presentando: DK72-72, un híbrido “para los ambientes donde se exploran los mayores rendimientos”; y DK73-03 “para ambientes medios y altos, incluso con riego”. Y agregó que ambos “se destacan por su sanidad”.

A la vez, consideró que el área bajo riego “seguirá creciendo”, pero explicó que la preocupación está en el llenado de las represas, por lo cual “es clave” que se continúen registrando precipitaciones. El riego “vino para quedarse y seguirá desarrollándose”, opinó. Actualmente, según un relevamiento de Agroterra, hay unas 23.000 hectáreas de maíz con riego.

Nota de Revista Verde N°108

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