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Agricultura

En Uruguay y en planteos de secano, la brecha productiva del maíz se ubica en 35%

3 de octubre de 2022

En la celebración de los 40 años de Yalfín, esa empresa y NK Semillas realizaron el 10° Simposio de maíz y girasol, donde se presentaron híbridos y avances de manejo.

En el marco de la celebración de los 40 años de Yalfín, esa empresa y NK Semillas realizaron el 10° Simposio de maíz y girasol, donde se presentaron híbridos y avances de manejo. En el caso del maíz se presentaron las estrategias de manejo para los cultivos de segunda, destacando que la productividad en esas fechas de siembra “también crece a un ritmo vertiginoso”, por lo que se ha transformado en una opción “más que válida” para los planteos de verano, señaló a VERDE el investigador de la Universidad de Buenos Aires, Gustavo Madoni.

En ese marco, dijo que las brechas productivas en maíz de primera y de segunda “no son tan distintas”, y llamó a los productores a “cuidar las fechas de siembra y la nutrición del cultivo”. 

En el caso de los maíces de segunda sostuvo que se debería pensar en bajar la densidad de siembra, ya que “es un ambiente más restrictivo desde el punto de vista hídrico”, debido a que sale de un perfil que no tiene un buen almacenamiento de agua. Agregó que “tiene que sobrellevar la primera parte del ciclo con poca carga de agua, y si a eso se le suma un año Niña, ese cultivo va a sufrir si no se le baja la densidad”.

Madoni consideró como elemento importante “no demorar demasiado las fechas de siembra”, para no perder potencialidad. “Lo conveniente es que lo antes posible, en diciembre, se siembre el maíz de segunda”. Si bien reconoció que la soja de segunda “compite” con el maíz de segunda, los rendimientos muestran que “se deben sembrar al mismo tiempo, para no perder potencialidad”. 

El investigador analizó las últimas zafras del cultivo e indicó que los rendimientos promedio de los maíces de primera están en torno de los 8.000 kilos por hectárea, mientras que los de segunda van de 6.000 a 7.000 kilos por hectárea. 

Para Madoni eso demuestra que “las brechas no son tan distintas”, porque los tardíos tienen menos potencial que los tempranos y, en promedio, “ambos están 35% por debajo de lo máximo que se podría alcanzar en Uruguay en planteos de secano”. Por lo tanto, consideró que todavía “existe una ventana para ajustar densidad, no demorar la fecha de siembra y cuidar la nutrición, lo que, a su entender, es un aspecto importante”. 

El investigador aseguró que es importante utilizar buena genética, con materiales que sean más tolerantes al estrés hídrico, pensados para ambientes más restrictivos y bajar la densidad de siembra. También consideró importante la búsqueda de la prolificidad, lo que permitiría que “una segunda espiga contribuya al rendimiento”. 

En el caso de los maíces de primera las fechas ideales deberían estar sobre mediados de setiembre porque, de lo contrario, en la medida que se demore la fecha de siembra “habría una penalidad de 46 kilos por día”. A su vez, sostuvo que hay que considerar la condición del año. De ser un año Niña, la recomendación es que el maíz de primera se haga tardío, para mejorar la condición de floración. 

Madoni destacó también el “quiebre tecnológico” que se ha dado en los últimos años, lo que queda demostrado en el incremento de las áreas de siembra, tanto de los maíces de primera como de los de segunda. “Vemos una adopción masiva de los híbridos simples”, señaló. 

Observó que en esta evolución del cultivo en Uruguay se dio un cambio drástico en las fechas de siembra, hacia las tardías. Aseguró que, “si bien había información de que el maíz con fechas tardías podía tener mejores rendimientos que el sembrado de forma temprana”, hasta hace unos años “no estaba la tecnología de los materiales”, por lo que “el control químico de las adversidades” era “muy costoso”, y con el evento Viptera “eso cambió”.

Esteban Hoffmann, director de Unicampo, destacó que en Uruguay el maíz de segunda tiene un área importante, que representa la mitad o incluso más que la de primera. “Con un nivel de productividad que crece a un ritmo vertiginoso”, que hizo que el cultivo se transforme en una opción “de verdad” y no en “un enamoramiento momentáneo por un buen año”. 

Hoffmann resaltó que el sistema está cambiando, y queda evidenciado en el paisaje. “Si uno mira la agricultura de hoy, con la cantidad de maíz y canola, y la compara con la de 10 años atrás, no tiene nada que ver”, señaló. 

Agregó que incluso en un año seco, como el de la zafra 2017/18, se obtienen rendimientos interesantes. En esa zafra el promedio fue de 4.600 kilos por hectárea, mientras que el déficit hídrico “casi mató a toda la soja”.

El director de Unicampo recordó que hace 10 años no se pensaba en sembrar maíz de segunda, mientras que hoy se logran entre 6.000 y 7.000 kilos por hectárea. 

A su vez, resaltó que hay un área relevante de maíces de estación corta. “Es como en Brasil, que tiene la zafrinha, que es el maíz de estación corta. Ese maíz en Uruguay, con una fecha de segunda, es un cultivo diferente, que se adapta a una menor población y menos cantidad de nitrógeno”; mientras aseguró que no cambia “la nutrición temprana”, sosteniendo que ese es un aspecto “clave”. 

Hoffman enfatizó que los maíces de segunda necesitan nutrición temprana, con fósforo y potasio, además del nitrógeno. “No hay que andar enloqueciéndose con maíces de alta productividad, aplicando nitrógeno tarde”, dijo. Y agregó que “debe aplicarse nitrógeno previo a la siembra y en los estados V5 y V6”. No obstante, puntualizó que es importante llevar a cabo estos cambios en el manejo, “a partir de los análisis de suelo y en planta”. 

Nuevos híbridos

En este simposio, NK Semillas lanzó nuevos materiales y presentó los trabajos en manejo específico. “Mostramos cómo podemos ayudar al productor para ambientar los lotes y ajustar la densidad de siembra por cada uno de los híbridos elegidos”, sostuvo Diego Agueci, técnico de Investigación y Desarrollo de NK Semillas.

El especialista explicó que NK cuenta con un sistema digital que, en conjunto con el productor, permite delimitar zonas en base a imágenes de índice verde, mapas de cosecha y la experiencia productiva. Y en función de esto, “delimitar diferentes ambientes y poder recomendar la densidad adecuada de cada uno de los híbridos”. 

La actividad se desarrolló en el hotel Sheraton de Colonia, donde se presentaron los híbridos NK 842 Viptera 3 y NK 870 Viptera 3. 

NK 842 Viptera 3 es un material adaptado a fechas de siembras tempranas y de segunda, destacándose por su fortaleza de caña, la que Agueci consideró un aspecto importante para las siembras de segunda que sufren por esta problemática. “Adaptado a todos los ambientes, expresa altísimo potencial de rinde, con alta estabilidad”, destacó. 

El NK 870 Viptera 3, en tanto, también es un material muy adaptable a todos los ambientes, por lo que en Uruguay se recomienda para fechas tempranas y tardías. “Es un material muy prolijo, con excelente relación pie-caña”, puntualizó. 

Agregó que sanitariamente también es muy bueno. “Nos sentimos muy cómodos con estos lanzamientos, tanto por el potencial que tienen como por su ciclo, ya que ambos tienen madureces relativas más cortas de lo que había en el portafolio, aportándole mucho al productor y a la zona”. 

El integrante del área de desarrollo de Yalfín, Pablo Leiva, destacó que el NK 842 Viptera 3 logra “acortar el ciclo con respecto a otros materiales de nuestra paleta”. Y aseguró que es un híbrido que aporta resultados superiores a los mejores competidores del mercado.

Aseguró que el NK 842 Viptera 3 muestra rindes por encima del promedio, con un incremento de 500 kilos sobre el promedio de lo alcanzado por los híbridos más destacados del mercado y en distintos ambientes evaluados. Leiva sostuvo que se observa una ventaja en ambientes limitantes, al tiempo que la mayor diferencia se registra en ambientes de alta productividad, como los que están bajo riego.

Leiva explicó que este material fue analizado por NK Semillas en 140 ambientes de Argentina y otros 30 de Uruguay, lo que permite tener una gran amplitud. A su vez, destacó el buen desempeño frente a quebrado de caña. A nivel sanitario resaltó su comportamiento con respecto a tizón, que se mejoró un punto en humedad y se avanzó en el potencial de rendimiento frente al NK 840. 

Sobre la densidad de siembra, Leiva aseguró que manejan niveles inferiores a los marcados por la competencia. “Cuando hablamos de ambientes más limitantes bajamos el número de plantas, y cuando sucede lo contrario hay una mejor respuesta en rendimiento; por tanto, aumentamos las plantas”. Leiva sostuvo que cuando se habla de maíz es fundamental manejar las poblaciones según el tipo de suelo y el ambiente esperado. 

Por otro lado, resaltó que, según datos del Instituto Nacional de Semillas, el híbrido se comportó muy bien en sistemas bajo riego, con rendimientos que superan en hasta 1.000 kilos por hectárea a los otros materiales.

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