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Agricultura

CUS advierte sobre la relevancia del manejo de refugios en los cultivos

26 de noviembre de 2022

Los semilleristas advierten que el desarrollo de una tecnología como Bt lleva entre 10 y 15 años, y perder sus beneficios comprometería el futuro de las siembras de segunda

Con la mirada puesta en el “manejo de los refugios” en los cultivos, que deben ocupar un 10% del área total cuando se siembran maíces con tecnología Bt –como por ejemplo Viptera, VT Triple Pro, Powercore, entre otros– es que la Cámara Uruguaya de Semillas (CUS) continúa trabajando con “suma responsabilidad” en el cuidado estratégico de dicha tecnología, señaló a VERDE el gerente de esa gremial, Agustín Damboriarena.

Indicó que el avance de esas tecnologías ha sido “determinante” para atrasar o flexibilizar el manejo de las siembras de maíz, tanto de primera, con la aparición de la época tardía, como las de segunda, lo que brinda “estabilidad productiva” a esos planteos.

La tecnología Bt incluye un gen proveniente de la bacteria Bacillus thuringiensis, que protege a los cultivos frente a insectos lepidópteros y coleópteros a través de la expresión de proteínas insecticidas en los tejidos de las plantas. El impacto de plagas e insectos era una de las principales limitantes que tenía la búsqueda de otras fechas de siembra que no fueran las de primera, comentó. 

Para la CUS, cuidar las tecnologías disponibles es “determinante” para la consolidación de los cambios que viene mostrando el cereal. La biotecnología genera estos beneficios, pero “hay que cuidarla, y es necesario hacer un uso responsable”, por eso surge la importancia de las siembras de refugios en los cultivos genéticamente modificados, específicamente de los que ofrecen resistencia al ataque de insectos en las chacras, afirmó Damboriarena.

La CUS lleva adelante desde hace 19 años el “programa de refugios”, cuya adopción en Uruguay está algo por encima del “90%”, lo que es superior a muchos otros países, dijo.

Resaltó que el objetivo del programa es “asegurar una población de insectos susceptibles para que se crucen con los potenciales insectos resistentes, y que la descendencia sea susceptible”. De esta forma se busca mantener baja la frecuencia de insectos resistentes en el campo, y proteger la eficacia de la tecnología en el tiempo. 

Planteó que el desarrollo de las tecnologías de este tipo, así como su proceso evaluación, aprobación y su salida al mercado lleva entre 10 y 15 años. Por lo tanto, si se pierde ese beneficio “nos va a costar mucho volver a acceder a él. Y en las siembras de segunda, es donde hay mayor presión de plagas”, advirtió. 

“La tecnología Bt le brinda esa flexibilidad en el manejo de cultivos; sin ella no se podrían hacer siembras de maíz de segunda”, argumentó el gerente de la CUS.

Una migración a siembras de segunda, como la que está ocurriendo, ya sea por mayor área de los cultivos de invierno o por factores climáticos, hace que el uso de biotecnología sea “fundamental”, consideró. 

Los antecedentes 

Los primeros eventos Bt en maíz autorizados en Uruguay fueron: MON810 (MaizeGard) y BT11 (TDMax), en 2003 y 2004, respectivamente. En las resoluciones que aprobaron dichos eventos biotecnológicos, se estableció que la CUS debía implementar un programa de Manejo de Resistencia de Insectos (MRI), el cual sería fiscalizado por el Instituto Nacional de Semillas (Inase). Asimismo, debía contar con la participación de las empresas semilleristas y la institución debía informar a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) sobre las ventas de maíz Bt, híbridos utilizados, fecha de siembra y otros datos del cultivo. 

Con ese marco se trabajó hasta 2011, cuando el Gabinete Nacional de Bioseguridad estableció que la responsabilidad de llevar adelante el programa MRI debe ser del sector privado. 

Por tanto, las empresas proveedoras de la tecnología disponen que la CUS continúe con el liderazgo y responsabilidad de llevar adelante el programa de resistencia de insectos, asumiendo también la fiscalización de las áreas de refugios de maíz. 

La importancia de haber implementado un programa MRI quedó demostrada con la rápida adopción de la tecnología Bt por parte de los productores. En los primeros cinco años desde su lanzamiento, la tecnología Bt en maíz se incorporó en más del 80% de la superficie total sembrada a nivel país, alcanzando el 90% en la zafra 2009/10. Esos porcentajes permanecen hasta la actualidad. El 10% restante corresponde a la siembra de maíz no-Bt, llamado en este caso refugio, el que puede ser tolerante a herbicidas o disponer de otras propiedades. 

Damboriarena recordó que a partir de las primeras aprobaciones, en 2003 y 2004, diferentes eventos de maíz Bt se han ido aprobando para su cultivo y comercialización en Uruguay, lo que ha generado mayores opciones para los productores. 

En 2011 se presentó el GA21xBT11 (Agrisure TD/TG), también el TC1507 (Herculex), en 2012 llegó BT11xMIR162xGA21 (Agrisure Viptera), en 2013 fue el MON89034xTC1507xNK603 (Powercore), en 2017 el MON89034xMON88017 (VT Triple Pro), y continúan surgiendo nuevos eventos o mejoras de los ya mencionados, acotó.

A través de la expresión de diferentes proteínas con propiedades insecticidas, tales como Cry1Ab, Cry1Fa2, Cry3Bb1, Cry1A.105, Cry2AB, Vip3Aa20, la tecnología Bt es una herramienta fundamental, utilizada para controlar no solo plagas como el barrenador del tallo (Diatraea saccharalis) sino también a otros lepidópteros como la isoca de la espiga (Helicoverpa zea), la oruga cortadora (Agrotis spp), el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda); y en algunos casos también controla coleópteros, como la larva de vaquita (Diabrotica spp), indicó.

“Esta información deja en evidencia lo importante que es para el sector agropecuario invertir en el monitoreo de las principales plagas que dañan los cultivos y también la relevancia del control de las siembras del refugio en maíz. Proporcionar asesoramiento e información por parte de las gremiales, como la CUS, y trabajar en el fortalecimiento del compromiso de los actores involucrados, son elementos clave para el cuidado de las tecnologías”, concluyó.

Nota de Revista Verde N°104

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