Crece la preocupación de los productores de soja de Estados Unidos por la guerra comercial con China

Los productores de soja de Estados Unidos cerraron la semana con creciente preocupación ante la falta de avances en las negociaciones con China y la ausencia de medidas de apoyo por parte de la Casa Blanca, en medio de una nueva escalada en la guerra comercial entre ambas potencias.
Los farmers habían comenzado la semana con expectativas de un anuncio de ayudas para compensar las pérdidas generadas por los aranceles, y con la esperanza de que el encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y China permitiera reanudar el comercio agrícola entre ambos países. Sin embargo, el panorama se deterioró rápidamente: no hubo novedades sobre el paquete prometido por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping fue cancelado, tras el recrudecimiento de las tensiones bilaterales.
Todo ocurre mientras el tiempo seco en el Medio Oeste estadounidense favorece el rápido avance de la cosecha de soja, pero sin ofrecer alivio en los mercados, donde los precios continúan presionados por la incertidumbre política y comercial.
En un comunicado emitido tras la cancelación del encuentro, la Asociación Americana de la Soja (ASA) expresó su “profunda decepción” por la decisión y alertó sobre el impacto que la prolongación del conflicto tiene sobre los productores.
“La ASA esperaba que estas próximas conversaciones entre Estados Unidos y China culminaran en un acuerdo que restableciera las exportaciones de soja estadounidense a China. Las guerras comerciales son perjudiciales para todos y estos últimos acontecimientos son profundamente decepcionantes en un momento en que los productores de soja se enfrentan a una crisis financiera cada vez mayor”, señaló la entidad, que representa a unos 500.000 agricultores.
La organización confió en que las conversaciones puedan reanudarse en el corto plazo, al tiempo que insistió en la necesidad de restablecer los mercados y las relaciones comerciales entre ambos países, de los que depende una parte fundamental de las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.




