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Agricultura

Área de colza bajará 20% este año respecto a 2022; cebada y trigo ganarán más espacio en la siembra

12 de abril de 2023

En términos generales los productores van a sembrar cultivos de invierno de una manera “más fuerte de lo que tenían pensado si la agricultura hubiese sido mejor” en cuanto a producción y que “la ecuación económica cerrara mejor”, pero a su vez “también el hecho de que muchos de los campos quedaron libres estimula” a definir los planes de siembra. Así lo señaló el director de la empresa Nuevo Surco, Pablo Engelhardt, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y revistaverde.com.uy.

Dijo que “uno de los pilares que tomaron los productores para la decisión de la siembra es el trabajo de investigación” respecto a “qué tipo de herbicidas se venían usando en los cultivos de verano”. Eso se hace para evitar efectos de algunas moléculas que puedan afectar a los próximos cultivos, como la carinata y la colza, acotó.

Estimó que el área de siembra de colza se reducirá, aunque planteó que igual iba a bajar por cuestiones técnicas como no sembrar colza sobre colza o carinata, además del precio inferior en relación a lo que sucedió el año pasado.

Calculó que la disminución de la superficie a sembrar de colza será de aproximadamente “20%”, en comparación a la zafra anterior cuando se registraron unas 350.000 hectáreas. A la vez, el área de carinata estaría entre las “15.000 y 20.000 hectáreas”, estimó.

En el caso de la colza el precio de referencia para el mercado local está en unos “US$ 430” por tonelada, como “sacar cuentas” porque aún no están los planes comerciales en el mercado. Las primas vinculadas a la colza se reducirán, porque cambió el valor de los fletes, entre otros factores, acotó.

Para Engelhardt, las malterías serían las ganadoras de la menor siembra de colza, porque el productor apunta a la cebada en lugar de la oleaginosa. Entre cebada y trigo se repartirán esas casi 80.000 hectáreas que dejará la canola. El punto de equilibrio para cubrir los costos productivos de cebada y trigo está en unos 3.000 kilos por hectárea, sin contar el costo de las rentas, dijo.

Habló además de la posibilidad de destinar parte de la producción de trigo o cebada a la alimentación animal en tambos y corrales de engorde, como una especie de plan b para el productor a la hora de comercializar sus gramíneas. “Me parece buenísimo que el productor pueda tener una amplia gama de opciones”, enfatizó.

Escuche a Pablo Engelhardt

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