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Agricultura

Ajustes tecnológicos apropiados permitieron mejorar los resultados

17 de septiembre de 2019

Syngenta y Yalfín organizaron el 9º Simposio de Maíz, con más de 200 productores y técnicos, confirmándose el interés de incrementar el área de siembra para este año.

En los últimos años hubo un cambio muy grande en el manejo del maíz, porque “hemos aprendido a ajustar mucho mejor la genética que elegimos al ambiente que tenemos, con la densidad de siembra, la distancia entre surcos, la fecha de siembra y la nutrición del cultivo”, dijo a VERDE Gabriel Espósito, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina).

En el marco del 9º Simposio de Maíz de Syngenta y Yalfín, dijo que además se aplica “una nutrición balanceada, tratando de ajustar la oferta del suelo a su demanda”.

Eso ha motivado el levantamiento de los pisos de rendimientos de maíz. En la medida que se ajusta y mejora la densidad y se hace una fertilización balanceada, “nutrientes como el fósforo, que estimula el crecimiento de raíces, y el zinc, que inhibe la producción de radicales libres, se mitigan los problemas de estrés con una densidad apropiada y con una genética moderna, que es tolerante a alta densidad y por lo tanto tolerante a estrés”.

De esta manera, se observa que en la actualidad el piso de producción de maíz en años no extremos, se ubica en el rango de 5.000 kilos por hectárea a 7.000 kilos por hectárea. “Es un piso mucho más alto del que teníamos antes”, destacó Espósito.

Las compañías semilleristas han avanzado en el desarrollo de la tolerancia a la densidad, y de esa manera logran mayor tolerancia al estrés. Espósito explicó que “los híbridos que soportan unas 80.000, 90.000, o 100.000 plantas por hectárea en buenas condiciones, cuando se ponen con 30.000, 40.000 o 50.000 plantas en condiciones adversas logran un piso de producción muy bueno”.

Desde la Universidad Nacional de Río Cuarto se ha desarrollado una investigación basada en la interacción de nitrógeno por densidad en maíz, a través de la cual lograron descubrir que cada híbrido tiene una producción individual óptima. El especialista argentino sostuvo que la densidad óptima, que es característica de cada ambiente, cada híbrido la logra con una producción individual constante. Entonces, “si el híbrido A produce en su rango óptimo entre 120 y 180 gramos por planta, en un ambiente muy bueno de 10.000 kilos de rendimiento, al dividir el rendimiento promedio por la producción individual óptima de ese híbrido, obtengo la densidad óptima para esa producción. Y si me muevo a un ambiente de 5.000 kilos de rendimiento, la mitad de la densidad me va a garantizar esa producción óptima”, explicó.


LEE LA NOTA COMPLETA EN REVISTA VERDE N° 79
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