Sanguinetti, Iglesias y Wang Gang valoraron relaciones Uruguay-China
Con una conferencia se conmemoró el 35° aniversario del vínculo diplomático entre ambos países, con la participación del expresidente, el excanciller y el embajador chino
Mauro Florentín
Redacción
En momentos en que el gobierno de Uruguay tiene la mira puesta en avanzar en un tratado de libre comercio (TLC) con la República Popular China, la conmemoración del 35° aniversario del restablecimiento de las relaciones políticas y económicas entre ambos países gana relevancia. En ese marco, la Cámara de Comercio Uruguay-China organizó una conferencia en la que se realizó un repaso del vínculo y se analizaron las potencialidades futuras del mismo, con exposiciones del embajador chino Wang Gang, del expresidente de la República Julio María Sanguinetti, y del excanciller Enrique Iglesias.
Esto es “tan importante”, como la apertura de ese “gran mercado” y la visita del canciller Francisco Bustillo, que estuvo en China celebrando los 35 años del vínculo, y una delegación “importante” del gobierno chino estuvo “negociando” con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, dijo Iglesias.
Celebró la “dinámica” que ha tomado esta relación entre China y Uruguay respecto a que “se puede hacer en conjunto, y hay muchas posibilidades”. “El mundo está cambiando en materia económica, en forma mucho más rápida y preocupante de lo que hubiera pensado jamás, estamos con interferencias en el tema de las aperturas comerciales que abrió la Ronda Uruguay, lo que es muy preocupante porque nos costó mucho lograrlas”, advirtió.
Y puntualizó que “hoy en día aparecen arriba de la mesa conceptos que son bastante preocupantes, como el friendshoring o nearshoring”, que son alianzas entre países o empresas ubicadas en zonas cercanas o vecinas, así como de perfil político alineado. “Estamos entrando a un peligroso período en el que podríamos poner en cuestión la apertura comercial al mundo en forma abierta y competitiva”, sostuvo.
El excanciller señaló que “es muy importante insistir en que las relaciones deben estar concentradas, fundamentalmente en los aspectos económicos y comerciales y las ventajas que para un país u otro puede significar el comercio”.
“América Latina tiene una posición muy importante en el mundo y se convierte en un importante factor de contribución al progreso económico del mundo, considerando que la alimentación se convierte en uno de los grandes problemas de la humanidad. Uruguay tiene abundancia en tierras, en agua, en reservas forestales, energéticas”, entre otros, valoró.
En ese contexto planteó: “soy muy partidario del Mercosur, lo digo con total honestidad, sé muy bien las críticas y los problemas que rodean a la ineficiencia existente, pero en el mundo que vendrá actuar juntos favorece la capacidad de negociación y de aporte positivo al diálogo internacional”.
Las negociaciones y las relaciones con China “se van a acelerar a través de los mecanismos del Mercosur”, según Iglesias. La experiencia (en las relaciones entre Uruguay y China) “fue muy rica y el diálogo que se mantiene es muy productivo. Cuando iniciamos ese proceso veíamos a China como una gran oportunidad y realmente fue una gran oportunidad”, reconoció.
“Espero que en este clima internacional existente no se produzcan interferencias”, y que “no se rompa una de las grandes ilusiones”, ya que la “ilusión de un comercio abierto de la Organización Mundial del Comercio está en peligro, en crisis, y eso es malo para la humanidad”. Por eso lo más apropiado es generar un “diálogo, en paz, que sea constructivo”, sugirió.
Confianza y estabilidad
Al recordar que el 3 de febrero de 1988 comenzó el vínculo entre ambos países, el embajador chino en Uruguay, Wang Gang, señaló que se cumplen 35 años de una relación “muy sólida, caracterizada por la confianza política y la gran estabilidad, no hubo ningún altibajo”, no hubo una montaña rusa en nuestras relaciones, sino que ha sido “basada en un respeto mutuo a rajatabla”.
“A través de esa confianza y respeto entre países, con grandes diferencias en población, en territorio, en sistema político y social, hemos logrado un gran avance sustancial político” en este período, destacó.
Acotó que todos los presidentes de Uruguay, desde 1988, visitaron China y en el caso de Sanguinetti lo hizo en dos oportunidades, e igualmente todos los mandatarios chinos vinieron al país y dos de ellos antes de asumir su cargo. Y “el presidente Lacalle Pou no será la excepción, esperemos que pueda concretar (la visita oficial) antes de fin de año”, dijo.
En 2016 Uruguay llegó a ser “socio estratégico” de China y fue el primer país del Mercosur en adherirse al proyecto de la Franja y la Ruta, iniciada por el presidente chino Xi Jingping. Estas son “muestras más que fehacientes” de la “solidez” de las relaciones políticas, afirmó.
El diplomático del gigante asiático valoró la reciente visita del canciller Bustillo para firmar un acuerdo de inversiones y de la última gira “histórica” de casi “tres semanas” que realizó el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, junto a jerarcas de esa cartera de Estado y un grupo de empresarios del sector agroexportador.
Citó palabras del denominado Benemérito de las Américas, el jurista y expresidente mexicano, Benito Juárez: “los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, el embajador chino resaltó que esa es la base de las relaciones políticas entre Uruguay y China.
Los vínculos comerciales entre ambos países significaron un ganar-ganar. En 1988 el comercio bilateral era de apenas US$ 124 millones, prácticamente solo exportaciones de lana, y ahora se perfila durante 11 años consecutivos como el mayor socio comercial y el mayor mercado para Uruguay de los principales productos de exportación, como la carne, la soja, la celulosa, la lana y los lácteos.
“Existe todavía una gran potencialidad”, porque en 2022 el comercio bilateral alcanzó unos “US$ 7.500 millones, batiendo otro récord histórico” superando “contra viento y marea” el impacto de la pandemia, y así logró un monto que equivale en “60 veces” el comercio registrado en 1988, resaltó Wang Gang.
Se refirió a que en los últimos cinco años, desde que llegó al cargo de embajador en Montevideo, el intercambio comercial entre los mercados chino y uruguayo aumentó 50%, pero “no hay” que “dormirse en los laureles” porque hay potencial para explorar. China “desde hace varios años es la segunda economía del mundo y tiene la mayor población de renta media del planeta, son más de 400 millones de personas”, señaló.
Dijo que Uruguay “todavía está lejos de alcanzar una de las 10.000 partes de inversiones chinas, lo que nos ha transformado en uno de los principales emisores de inversión directa a nivel global”. Pero “nuestro nivel de inversión en Uruguay todavía deja mucho que desear, hace poco se inauguró una nueva planta biotecnológica en Zonamérica, que surge de una inversión privada de China”, comentó.
El diplomático dijo que “Uruguay es un país pequeño, con un mercado reducido, sin embargo, estudiando y explorando bien se podrán encontrar nuevas oportunidades”, como en este caso “con la biotecnología, que es la tecnología del futuro”.
Una “pequeña chispa puede incendiar la pradera”, y “la pequeña chispa” de la Cámara de Comercio Uruguay-China “encendió toda la pradera oriental” en los 37 años de actividad que tiene esa iniciativa gremial, que nuclea a empresas de ambos países y que fue creada dos años antes de restablecerse el vínculo diplomático entre ambas naciones, reconoció.
“Salvo el alma”
Sanguinetti, a su turno, aludió a la estructura del edificio de la Cámara Mercantil y a su entorno lleno de “grandes barracas”, una zona que fue histórica en el comercio de los denominados “frutos del país”, como la lana, cueros o carne, y era el sitio donde se realizaban las jornadas de cotizaciones y compras de productos.
Estos “no son ejercicios de nostalgia sino evocaciones históricas imprescindibles para entender el presente, porque normalmente la ignorancia del pasado es lo que lleva casi siempre a la incomprensión del presente”, dijo.
Siguiendo esa línea de exposición, habló de gestiones realizadas por el expresidente uruguayo Luis Batlle Berres (1947-1951), durante una visita oficial a Estados Unidos, para lograr mejores condiciones de exportación de productos uruguayos, como los tops de lana, entre otros. En esa oportunidad, ante la pregunta de un periodista sobre las posibilidades de mantener negociaciones políticas y comerciales con China, Batlle respondió que “salvo el alma”, él “estaba dispuesto a venderle todo” a los chinos.
Al recordar la definición política adoptada durante su primer gobierno respecto a iniciar conversaciones y luego negociaciones con el gigante asiático, Sanguinetti afirmó que fue una decisión “muy polémica”, con una “fuerte oposición”, y requirió de un “trabajo muy fino”.
El ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001 se transformó en un “factor cualitativamente muy relevante”, porque ubica a ese país en otro escenario, actuando dentro de las reglas comerciales de Occidente, indicó. Sanguinetti también afirmó que “nadie aprovechó tanto la libertad comercial como China”, considerando el posicionamiento global que ganó esa nación asiática.
Por el peso que adquirió el mercado chino en la canasta exportadora, eso significó un “cambio cualitativo fundamental” en las exportaciones uruguayas, el Mercosur, Europa y otros países que, “de algún modo” generaron una “diferenciación” y una “dependencia mayor”, porque las exportaciones de Uruguay a ese destino comprenden principalmente a los productos agrícolas, comentó.
Se manifestó optimista sobre la probabilidad de “avanzar” en las negociaciones comerciales entre ambos gobiernos, al tiempo que planteó la situación política “compleja” en Latinoamérica, por los cuestionamientos a los partidos políticos, además de aludir a las recientes elecciones en Paraguay y las próximas elecciones en Argentina. Finalmente, el exmandatario y actual secretario general del Partido Colorado enfatizó que “la relación con China es, sin duda, para siempre”.
Nota de Revista Verde N°107