Las tensiones entre la libertad de los productores y el control estatal
Ambiente afirma que su intención no es prohibir, pero exige el cuidado de los recursos naturales; algunos productores reclaman por imposiciones y otros ven oportunidades
Las tensiones entre la producción y el cuidado ambiental son tema de discusión en distintos ámbitos. Autoridades, instituciones y actores de relevancia no se quedan afuera del debate; e incluso entre las mismas instituciones se marcan diferencias. Esto último fue reconocido por el ministro de ambiente, Robert Bouvier, quién dijo a VERDE que “hay muchísimas tensiones que son naturales”. Por su parte, el subsecretario de la cartera, Gerardo Amarilla, sostuvo que a los productores “no les vamos a prohibir”, pero advirtió que “los recursos naturales son finitos, y si no los cuidamos se acaban”.
Durante el ciclo AgroNegocios, organizado por Búsqueda en Magnolio Sala, el asunto ambiental fue motivo de polémica entre las autoridades y los productores. El presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA), Alfredo Lago, y el representante de Regadores Unidos del Uruguay, Daniel Rubio.
Lago aludió a las buenas prácticas de sus antepasados y expresó que “ningún ambientalista me va a decir cómo tengo que hacer esas cosas”, que “seguramente sé mucho mejor que ellos”, en alusión a cómo hacer un uso sustentable del recurso suelo.
Por su parte, Rubio criticó el decreto que elaboró el Ministerio de Ambiente para fijar caudales ambientales y sostuvo que “no es cierto lo que dijo el subsecretario (en su disertación previa) de que no se ponen palos en la rueda” a la producción.
VERDE consultó al ministro de Ambiente sobre su visión respecto de estas tensiones, y respondió que “hay sectores productivos que quieren aumentar su productividad, que tienen al alcance algunos elementos que mejoran esa productividad, pero que a su vez son perjudiciales para el ambiente”. Sin embargo, aseguró que estas tensiones no impiden la colaboración. “Lo importante es que estamos trabajando juntos. Esas tensiones no inhabilitan el trabajo conjunto, poder sentarnos a discutir sanamente los temas, buscar las posiciones, y sobre todo buscar puntos de acuerdo, que es lo importante”, afirmó.
El jerarca mencionó que, a pesar de las diferencias, se han logrado acuerdos “significativos” con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). “Vamos a firmar un documento sobre fitosanitarios. Me parece que estamos trabajando muy bien, lo que no implica que no tengamos tensiones y que no tengamos en algunas cosas opiniones diferentes”, comentó.
El subsecretario, por su parte, destacó a VERDE que “se han derribado algunas barreras”, demostrando la sinergia entre la producción y el cuidado ambiental, como el reciente acuerdo del plan piloto para la preservación de polinizadores con Syngenta. “No quiero decir que estemos de acuerdo en todo, pero nos sentamos a una mesa de diálogo, con un intercambio fluido de información” indicó.
A su vez, dijo que “es fundamental medir el valor de los servicios ecosistémicos, que nos permiten producir, porque no se puede cuidar lo que uno no conoce”, opinó.
También resulta de interés observar cómo las visiones dentro del sector productivo pueden variar. Para Álvaro Méndez, productor ganadero en Salto, integrante de Fucrea, “sin duda hay una contradicción entre la producción y el ambiente”. Planteó que para poder sobrellavarla “el Estado tiene que, de alguna forma, empezar a mirar cómo usamos los recursos para no generar problemas graves”. Eso conlleva, según el productor, “una contradicción entre el Ministerio de Ambiente y el MGAP.
El productor opinó que “lo mejor para los productores” es buscar la manera de “disminuir el uso de insumos”, y que si bien eso podría implicar resignar rendimiento, también es una oportunidad de “bajar los costos” e “igualar el retorno económico”.
Del mito al agregado de valor
La falta de información o la estrategia política del discurso de los países desarrollados instala “mitos” sobre el impacto de la ganadería en el cambio climático, consideró el ganadero. “Estamos lejos de ser los culpables”, afirmó, y en ese sentido se refirió a “los datos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés)”.
De todas formas, Méndez dijo que se debe apuntar “a producir menos metano” por kilos de carne mediante mejoramiento genético y acortamiento de los ciclos productivos. El problema es que para eso “hay que intensificar la producción”, y entonces “hay mayores impactos, sobre todo en la biodiversidad”, lo que sitúa la producción en una disyuntiva.
Señaló que la mayor parte de la ganadería en Uruguay se realiza en sistemas de campo natural. Si bien hoy en día este sistema productivo “no es neutro, está bastante cerca de una neutralidad, sobre todo en comparación con sistemas foráneos”. Y destacó que es “una fortaleza” que esa forma de producir “todavía es rentable”.
El productor planteó que la primera etapa es “validar que producimos de forma amigable” para poder pasar al sello que lo compruebe. Consideró que para el productor es necesario poder certificar los modos de producir “en una segunda etapa”, para agregar valor a la producción. “No es solo decirlo, hay que salir a mostrarlo”, afirmó.
Sin embargo, opinó que esto “no puede ser a cualquier costo”. En la visión de Méndez, los bonos de carbono “permiten que grandes industrias contaminen” y “sigan emitiendo gases de efecto invernadero”, por lo que el beneficio social no redunda, ni se cumplen los objetivos “de un tipo de producción que nos permita seguir existiendo como civilización”.
Productores organizados miden el impacto
No obstante, hay voces dentro de la producción que reconocen las tensiones como un punto de partida necesario para lograr tres puntos principales: proteger la biodiversidad, sustentabilizar de forma integral la producción en el tiempo y dar respuestas a la sociedad.
Esto es explorado por Méndez, quien desde hace dos años integra una comisión de ambiente con otros productores de Fucrea. Opinó que “el desafío más grande es tener respuesta a los posibles cuestionamientos que se nos hagan como productores”.
Sobre el impacto de la producción en la biodiversidad afirmó: “no vi trabajos científicos importantes que nos demuestren cuál es el potencial problema que tendremos en el futuro por afectar la biodiversidad”. La comisión de ambiente de Fucrea trabaja desde hace dos años con el objetivo de mejorar el relacionamiento de los productores con el medio y la generación de impacto positivo en el territorio. El trabajo consiste en generar información, ya que en Uruguay “no teníamos datos de la incidencia de la producción en el ambiente”, señaló.
Amarilla enfatizó sobre la importancia del cuidado del ambiente en la producción agropecuaria. El subsecretario subrayó que, al producir en un espacio natural, “es esencial prestarle atención al cuidado del agua, del suelo y del aire, que son los escenarios de la vida”. Además de proteger los ecosistemas en lugar de eliminarlos.
Méndez reconoció la responsabilidad de la producción en problemas de alarma social, como las cianobacterias. A su vez, como productor que trabaja en un sistema de medianería con la producción de arroz en su predio, reconoce que esa actividad “modifica la estructura del suelo”. De todos modos, dijo que abandonarlo sería “barrer para bajo de la alfombra”. Consideró que “el tema es cómo trabajar para que afecte cada vez menos” y “para eso hay que medirlo”.
La comisión de ambiente de Fucrea trabaja en un Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA) con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), para lograr el monitoreo de datos prediales y “hacer una guía para la producción”. Parte de lo que se desarrolla junto a INIA es el Índice de Integridad Ecosistémica (IIE), creado por INIA bajo la dirección del investigador Óscar Blumetto, y difundido ampliamente con clases abiertas.
El IIE es una herramienta local que permite identificar los principales focos de riesgo ambiental en un predio. “A cada uno de los potreros se le pone un índice, de acuerdo a lo que se valora como más ambientalmente querido. Un mayor valor sería más sano en el punto de vista ambiental y un menor valor sería un sistema mucho más erosionado, más débil, más complejo desde el punto de vista ambiental”, explicó.
Aceitar los engranajes
Bouvier se refirió a la importancia de las certificaciones de producción sostenible de los commodities. El ministro de ambiente destacó que el mercado global está orientado a la sostenibilidad, y que cualquier proceso productivo que incorpore medidas ambientales y de sostenibilidad agrega un “valor significativo”. Sostuvo que “el mundo va hacia ahí. Hoy todo lo que sea un proceso productivo, que comprenda medidas ambientales, que tenga sostenibilidad y demás, agrega valor”.
Subrayó la importancia de impulsar procesos productivos que incluyan medidas ambientales, ya que ignorar ese enfoque sería contraproducente. “Sería pan para hoy y hambre para mañana”, expresó.
Amarilla indicó en Magnolio Sala que el Ministerio de Ambiente “quiere lograr sinergias que permitan certificar lo que hacemos bien, corregir lo que no hacemos tan bien y darle a nuestra producción un sello que perfectamente pueda ser auditable a nivel internacional, que nos permita ingresar a mejores mercados y con mejores precios”.
El integrante del Poder Ejecutivo también se refirió a la huella ambiental de la carne y el trabajo junto a Prenader para lograr una guía de buenas prácticas en cultivo de arroz, llevado a cabo en áreas protegidas Ramsar.
Méndez aseveró que el Ministerio de Ambiente “ha hecho aportes interesantes” para el trabajo de los temas con los productores, aunque “no existe un vínculo orgánico”. Opinó que “a veces se confunden los roles” con el MGAP, pero “es más que necesario coordinar los trabajos como país”, algo en lo que Uruguay “tiene bastante experiencia en determinados rubros”.
El productor también analizó que, aunque el Ministerio de Ambiente “es reciente y la gente que trabaja allí puede estar capacitada, no tiene recursos económicos para afrontar todos los problemas”. Señaló que el ministerio no solo enfrenta cuestiones productivas, sino también conflictos ambientales que abarcan aspectos como el ordenamiento territorial y otros temas ajenos a la producción agropecuaria. “El ministerio tiene muchos frentes, cada vez va a tener más”, y cuenta con “pocos recursos”, afirmó. Para mejorar la situación, Méndez sugirió que el gobierno “aumente el financiamiento o, al menos, incremente el presupuesto” destinado a los temas ambientales.
Y resaltó la importancia de “medir con información propia” lo que “se está haciendo bien”, para “poderlo demostrar”. Dijo que las condiciones productivas se “van a marcar” desde el consumidor final, y que habrá “cuestionamientos grandes a los sistemas productivos. Tenemos que tener respuesta”, advirtió.
Nota de Revista Verde N°116