Biodigestores aportan energía, fertilizantes e impacto ambiental

La empresa brasileña Sansuy desarrolló un modelo adecuado a los sistemas productivos de Uruguay, que ya funciona en un predio lechero en el departamento de San José
Varias fueron las interrogantes planteadas antes de producir este artículo: ¿qué tan importante es para el productor agropecuario el uso de sistemas de ahorro de energía y generación de fertilizantes?, ¿cuáles son las ventajas de instalar un biodigestor en un predio rural?, ¿qué grado de expansión tuvo ese tipo de tratamientos de residuos en el agro brasileño? Para responderlas, VERDE consultó al desarrollador de la tecnología de biodigestores en Brasil, Jorge Lucas, de la Universidad Estadual Paulista, y consultor de la empresa Sansuy.
A inicios de la década de 1980 Lucas realizó un doctorado sobre los residuos en producción animal e industrial, como los del ganado, la producción de leche, carne, aves y porcinos. “En ese momento había pocos profesionales dedicados al estudio del problema de los desechos en la actividad productiva e industrial”, relató el consultor brasileño.
Contó que, por esos años, algunos estudiaban la generación de compost para la producción de biofertilizantes. También se refirió a un primer proyecto en Brasil, en 1975, vinculado a la selva amazónica, que luego se paró.
Destacó que las ventajas del uso de biodigestores comprenden aspectos energéticos y ambientales, señaló.
Confirmó que se verifica una eficiencia de eliminación de orgánicos que debe ser superior a 60% de patógenos, llegando a 99% de eliminación de patógenos orgánicos, así como la reducción en el número de moscas en los sistemas de producción, ya que en los biodigestores cerrados no hay un atractivo para esos insectos.
“El excedente de materia orgánica puede ser utilizado como un buen fertilizante, siempre y cuando se sigan los preceptos ambientales en cuanto a la ganancia en energía, en abono y en la reducción de olores”, explicó.
Acotó que en el año 2000 comenzó a estudiarse en Brasil la reducción de las emisiones de gas metano, porque tiene impacto en el efecto invernadero y en el calentamiento global. “El metano tiene un efecto mucho mayor que el dióxido de carbono en el calentamiento del medio ambiente”, sostuvo Lucas.
Expansión
En la producción agropecuaria brasileña hay 4.000 biodigestores instalados, de los cuales Sansuy desarrolló 3.000. Pero, ¿cómo se llegó a esa expansión del sistema?
Al respecto, el consultor relató que la instalación de pequeños biodigestores de origen chino e hindú, para emprendimientos de lotes chicos de animales como cerdos y bovinos en Brasil, comenzó en 1973. Luego del año 2003 se iniciaron proyectos vinculados con el mercado de carbono, para la reducción del efecto invernadero, mediante la utilización de un nuevo tipo de biodigestores.
Fue en ese momento que la firma Sansuy le pidió a Lucas realizar una consultoría, para desarrollar un modelo que se adaptó a las necesidades del mercado de carbono.
Tras la expansión de ese tipo de soluciones para los residuos en la producción agropecuaria, el profesor brasileño indicó que actualmente pasó a una siguiente fase, en la que se sumó la instalación de biodigestores en la agroindustria, así como para el tratamiento de la basura y de los lodos de aguas negras.
La mayor parte de los biodigestores instalados en Brasil por Sansuy fue en convenio con una firma de Canadá, lo que llevó a un número estimado de unos 4.000 sistemas de ese tipo que hoy están operativos, señaló.
Potencial uruguayo
Actualmente, en la producción agropecuaria uruguaya hay un solo biodigestor instalado por Sansuy, ubicado en el predio lechero del empresario Pablo Pérez, en San José. Se trata de un modelo adecuado a los sistemas productivos locales, desarrollado por la empresa brasileña.
El productor uruguayo “está muy contento” con los resultados y el desempeño del biodigestor que tiene operativo en su establecimiento, afirmó Lucas, tras una recorrida realizada por ese y otros predios locales.
Dijo que “Uruguay está avanzando rápidamente en dirección de mejoría de la economía circular y ambiental, y hay una nueva conciencia en cuanto al cuidado del medio ambiente y al ahorro de energía”.
Las alternativas de mayor potencial para el desarrollo de nuevos biodigestores en el mercado uruguayo están enfocadas en “la producción de pollos, de gallinas ponedoras y principalmente de cerdos, que genera una de las mejores aguas residuales para la producción de energía”, advirtió.
Respecto al impacto de esos sistemas en el factor fertilizantes, Lucas sostuvo que “en Brasil la inversión en la instalación de biodigestores se repaga en un 50%, por la energía generada, y el otro 50% por el fertilizante obtenido”, que favorece el incremento de la productividad.
“En Uruguay debemos verificar eso, porque los precios al productor rural son diferentes a los registrados en el mercado brasileño, pero el biofertilizante tiene la misma importancia que el ahorro de energía”, afirmó el consultor en su visita al país.
Revista VERDE Nº 89
