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Ganadería

El engorde a corral es clave para sostener 3 millones de terneros, sostuvo Francisco Albisu

17 de enero de 2021

EXPECTATIVAS PARA 2021 |

El panorama climático, la suba de precio del ganado gordo y la baja de la reposición, pueden generar un negocio atractivo en los primeros meses del año que comienza

El sistema de engorde a corral “es clave para sostener una producción de 3 millones de terneros al año en Uruguay”, afirmó el empresario Francisco Albisu. Pero el invernador del departamento de Flores advirtió que “cuando más se necesita la herramienta corral de engorde, para mantener la productividad del criador, el negocio no tiene rentabilidad, y el panorama en el corto plazo no es alentador”. 

En ese sentido, Albisu consideró que “habrá menos animales terminados a corral en el 2021, que en los dos años anteriores”.

Para el empresario, “los corrales son uno de los mecanismos más eficientes para aumentar el índice de extracción, lo que le permitiría crecer, con la tranquilidad de llegar al fin del ciclo ganadero con carne de alta calidad”. Pero agregó que también “depende mucho de los mercados, tanto de reposición como de granos, y del producto final”. 

El productor repasó que desde fines de 2019 y hasta mediados de 2020, el precio del alimento estaba “en cuenta”, pero el del ganado de reposición era alto. Esto permitió que se volviera al “histórico margen ajustado del corral y, en algunos momentos, fue negativo”. 

Desde mediados de 2020, la baja de precios del ganado gordo, el aumento del costo de los alimentos y el arrastre de precios altos de la reposición, “hicieron que no haya márgenes positivos en los kilos producidos en corrales, ni en la cuenta final por reposición”, sostuvo.

Agregó que la cuota 481 “está operando a un ritmo lento, por la disminución del volumen de Uruguay en ese cupo. Está siendo cumplida casi que en su totalidad por los corrales de frigoríficos y, en menor medida, por productores exigidos al máximo, que deben asumir más de 100 días de una dieta de alto costo, y eso no termina siendo rentable”. 

En esa línea, indicó que “pueden aparecer mercados alternativos”, pero “eso está en manos de la industria. La carne de animales terminados a corral es un producto de mucha calidad y, por su estabilidad como aspecto destacado, se va a defender muy bien si logra ingresar en cualquier nicho de alta exigencia”.

El negocio en 2019

Albisu admitió que el negocio de la producción de carne a corral en 2019 “fue muy bueno, por el nivel de precios del producto final, ya sea ganado enviado a frigorífico o terneros enteros (para exportación en pie)”. 

También señaló el bajo costo de la alimentación que, “por primera vez en casi 25 años de actividad de los corrales de engorde en Uruguay, los márgenes en kilos de carne fueron muy buenos”. 

Oportunidades en 2021

El panorama climático, con el precio del ganado gordo en suba y la baja de precios de la reposición, puede generar un negocio atractivo para el corral en los primeros meses de 2021. “Puede ser una oportunidad, pero siempre corriendo los riesgos del desconocimiento de los mercados para esa carne. La pandemia golpea en todos los ámbitos y es bueno ser cauteloso.  Si bien la seca no deja margen para pensar mucho, y hay que confinar ganado aunque los costos sean altos, puede ser que el resultado no sea del todo malo”, analizó.

Recordó que hace 25 años las premisas para armar un corral de engorde se basaban en que los sistemas productivos no tenían fluidez en la salida, o presentaban dificultades al final de los ciclos. “Debemos recordar que los buenos agricultores, que hacían maíz o sorgo como principales cultivos de verano (la soja estaba en desarrollo), no tenían un mercado fluido y seguro, por lo que una buena opción fue utilizar esos granos para producir carne”, comentó.  

Además, “en la fase final de la ganadería de ciclo completo muchas veces había complicaciones climáticas en invierno. Los verdeos, en líneas generales, no siempre daban lo que se esperaba. No existía la siembra directa y las lluvias generaban grandes dificultades para el pastoreo; y las praderas tampoco tenían la vida útil que tienen hoy”. Albisu consideró que “esos fueron los dos principales motivos para la aparición de los corrales de engorde”. 

Destacó que otra ventaja era que se podía producir el mismo producto en cualquier zona del país. “Con los corrales de engorde desaparecieron las diferencias geográficas, que influían en la calidad del producto final, y se logran carcasas con las mismas condiciones y exigencias en cualquier zona”. 

Señaló que en otros países se instalaban corrales cerca de plantas industrializadoras de granos, para que los subproductos se usen en la alimentación animal. Y la industria frigorífica también instalaba sus corrales, algo que en Uruguay no sucedía.    

“La disminución de la edad de faena de los animales, la baja del stock de novillos adultos y el mejoramiento continuo del porcentaje de extracción del rodeo, vino de la mano de todos los sistemas intensivos de terminación de ganado. El engorde a corral, sin ser rentable en su base, lo es en el ciclo productivo”, sostuvo.


Revista VERDE N° 90

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