El 12 de agosto de 2025, la Comisión del Arancel de Aduanas del Consejo de Estado de China emitió el Anuncio N° 8 [2025], mediante el cual resolvió extender por 90 días la suspensión del arancel adicional de 24% aplicado a las importaciones originarias de Estados Unidos.
La medida, que entró en vigor a las 12:01 horas del mismo día, mantiene vigente la tasa adicional de 10%. Según el comunicado oficial, la decisión busca implementar el consenso alcanzado en las recientes consultas económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, y fue aprobada por el Consejo de Estado.
En paralelo, el presidente de EEUU, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que frena hasta el 10 de noviembre la suba de aranceles a las importaciones chinas, manteniendo una tasa del 30% en lugar del 145% previsto. El Ministerio de Comercio de China también prorrogó la suspensión de sus propias medidas, evitando que sus tarifas a los bienes estadounidenses trepen al 125%, según informó Reuters.
La prórroga, que coincide con la temporada de compras navideñas, da margen a importadores y minoristas para incrementar inventarios con aranceles más bajos. Para el agro estadounidense, el acuerdo mantiene abierto un canal comercial clave para soja, maíz, carne vacuna, porcina y aviar, aunque fuentes consultadas señalan que China no ha concretado compras significativas de soja a EEUU en las últimas horas, pese a que Trump llegó a exigir que se cuadruplicaran los volúmenes.
Pekín calificó la extensión como “una medida para implementar el importante consenso alcanzado por los dos jefes de Estado” en su llamada del 5 de junio, mientras que Trump afirmó que ambas partes están cerca de un nuevo acuerdo y podría reunirse con Xi Jinping antes de fin de año, indicó Reuters.
Analistas como Wendy Cutler, ex alta funcionaria comercial estadounidense, ven la decisión como una señal de distensión que podría allanar el camino para un entendimiento más amplio en el otoño boreal.
Entre enero y julio de 2025, Uruguay importó un total de 57.782 toneladas de carne (bovina, porcina y aviar), por un valor de US$ 229,46 millones, según datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC). Esto representa un incremento de 13,0% en volumen y de 33,5% en facturación frente a igual período de 2024, cuando se registraron 51.117 toneladas por US$ 171,92 millones. Del total importado la carne porcina representó el 55%, el 42,5% fue carne bovina y el 2,5% fue carne aviar.
La carne bovina totalizó 24.518 toneladas importadas por US$ 130,3 millones, frente a las 21.102 toneladas por un monto de US$ 95,96 millones del mismo período de 2024. Esto implica un crecimiento de 16,2% en volumen y de 35,8% en facturación, con un precio promedio que pasó de US$ 4.547 a US$ 5.315 por tonelada.
La carne porcina fue la categoría más importada en volumen, con 31.871 toneladas y un valor total de US$ 95,95 millones, lo que significó incrementos de 15,0% en volumen y de 35,9% en valor respecto a las 27.714 toneladas y US$ 70,62 millones de un año atrás.
La carne aviar sumó 1.393 toneladas por US$ 3,21 millones entre enero y julio de 2025, por debajo de las 2.301 toneladas y los US$ 5,34 millones de igual período de 2024. Esto implica caídas de 39,5% en volumen y de 39,9% en facturación; el precio promedio pasó de US$ 2.321 por tonelada a US$ 2.304 (-0,7%).
Brasil se mantuvo como el principal proveedor, con 52.346 toneladas enviadas a Uruguay en el período, seguido por Paraguay con 3.827 toneladas. Argentina, que en los primeros siete meses de 2024 había exportado 3.715 toneladas, redujo su participación a 1.270 toneladas en igual período de 2025. También se registraron envíos menores desde Chile, España, Dinamarca y Estados Unidos, de acuerdo a la información de INAC.
La faena de vacunos totalizó 48.119 cabezas en la semana del 3 al 9 de agosto de 2025, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC). Esto representó un aumento de 1.085 cabezas (+2,3%) frente a las 47.034 registradas en la semana anterior. Los novillos representaron el 52% del total semanal, con 25.161 cabezas, seguidos por las vacas con 15.201 (32%) y las vaquillonas con 7.102 (15%).
Entre las plantas con mayor actividad se ubicaron Tacuarembó con 7.042 cabezas, Las Piedras con 6.192, Ontilcor con 4.336, Carrasco con 4.333, San Jacinto-Nirea con 4.215 y Pulsa con 3.753. En conjunto, las diez industrias más activas concentraron el 75,4% del total faenado en la semana.
En lo que va del año, la faena acumulada asciende a 1.487.292 cabezas, lo que implica un aumento de 6,4% respecto al mismo período de 2024. Del total anual, se llevan faenados 734.554 novillos (49%), 518.011 vacas (35%) y 209.766 vaquillonas (14%).
Los frigoríficos con mayor volumen de faena en lo que va de 2025 son Tacuarembó con 161.801 cabezas, Las Piedras con 140.528, Ontilcor con 123.546, San Jacinto-Nirea con 120.742, Pulsa con 120.425, Canelones con 90.482, Cledinor con 90.966, Inaler con 89.101, Carrasco con 85.387 y Establecimientos Colonia con 82.468. Estas diez plantas acumulan 1.105.066 animales, lo que representa el 74,3% de la faena total del año.
Un mensaje del presidente en Truth Social, exigiendo que Pekín cuadruplique sus compras, llevó a fuertes subas en el mercado. Sin embargo, China no ha adquirido soja estadounidense 2025/2026, algo inédito en dos décadas.
Tras cerrar el viernes su tercera semana consecutiva con bajas, la soja registró hoy un importante repunte en la plaza de Chicago, impulsada por un mensaje del presidente Donald Trump en la red Truth Social, donde expresó su deseo –o exigencia– de que China “cuadruplique rápidamente sus pedidos de soja”, con el argumento de que así reduciría “sustancialmente su déficit comercial con EEUU”. En este contexto, el contrato septiembre subió a US$ 364,41 por tonelada y la posición noviembre concluyó en US$ 371,58.
Mañana vence la tregua comercial entre ambos países y se espera que se defina una nueva prórroga arancelaria por 90 días. Aunque el gobierno chino no respondió al mensaje de Trump, el mercado sostuvo las subas por compras de oportunidad de los inversores, en la previa del informe mensual del USDA y ante pronósticos que no anticipan lluvias relevantes para el Medio Oeste en los próximos días.
Lo concreto es que, hasta el momento, China no ha comprado –al menos de forma nominal– soja estadounidense 2025/2026, un hecho inédito en los últimos 20 años. Ni siquiera en la anterior guerra comercial ocurrió algo similar. En el ciclo que termina a fin de mes, el gigante asiático adquirió cerca de 22 millones de toneladas, por lo que pensar en cuadruplicar ese volumen resulta una excentricidad de Trump y algo inviable en la práctica.
“Han habido varias señales de que China está dispuesta a renunciar por completo a la soja estadounidense este año, incluida la reserva de esos cargamentos de prueba de harina de soja de Argentina”, dijo a Reuters Even Rogers Pay, analista agrícola de Trivium China. No obstante, consideró que la demanda china probablemente aparezca en el mercado estadounidense, aunque para comprar volúmenes que, como mucho, se aproximarán a los del ciclo anterior.
En el frente alcista también influyó el informe semanal de inspecciones de embarques del USDA, que para el período del 1 al 7 de agosto relevó despachos de soja por 518.066 toneladas, por debajo de las 628.110 toneladas de la semana anterior, pero por encima del rango previsto por los privados, que iba de 200.000 a 500.000 toneladas.
En cuanto al estado de los cultivos, en la semana finalizada el 10 de agosto el 68% del área de soja en Estados Unidos se calificó en condición buena a excelente, un punto menos que la semana anterior y el mismo nivel que hace un año, mientras que el 7% se ubicó entre muy pobre y pobre, sin cambios semanales pero un punto por debajo del registro interanual. El 91% de los lotes está en floración y el 71% en formación de vainas, valores prácticamente en línea con el promedio de los últimos cinco años, sin avance de cosecha en esta etapa de la campaña.
El fuerte crecimiento de las exportaciones chinas de agroquímicos en la última década estuvo acompañado de una mayor complejidad en la gestión de riesgos comerciales, particularmente en destinos clave como Brasil y Argentina, donde la caída de grandes empresas ha dejado deudas de varios millones de dólares con proveedores chinos.
En ese contexto, Sinosure, la aseguradora estatal china de créditos a la exportación, juega un rol estratégico: no solo cubre impagos y riesgos operativos, sino que actúa como instrumento de política pública para proteger los intereses del país en sectores sensibles como el agrícola.
Durante el 12° Foro Internacional sobre Comercio y Desarrollo de la Industria de Protección de Cultivos, organizado en China por la Ccpia, Sinosure presentó su esquema de aseguramiento “cadena por cadena”.
Este modelo contempla la cobertura integral de toda la operación: desde el productor chino, pasando por los exportadores y formuladores locales en el extranjero, hasta el usuario final.
Ejemplos como el de Syngenta –que importa soja desde Argentina y vende productos formulados a agricultores de diversos países– ilustran la complejidad de estas operaciones integradas, que requieren soluciones de cobertura flexibles y multietapa.
Sinosure describió que, tras la pandemia y la crisis energética, los precios de los agroquímicos comenzaron a ceder en 2023, algo que junto a la acumulación de stocks y la caída de márgenes generó riesgos crecientes en la cadena de pagos.
En 2024 la tasa de cobertura estuvo por encima del 2%. Sin embargo, el deterioro en los márgenes provocó un aumento significativo en los reclamos, con tasas de indemnización cercanas al 45%, muy por encima de los niveles históricos.
Brasil sigue siendo el principal mercado para los agroquímicos chinos. En 2022 se aseguraron más de US$ 1.233 millones en ese destino, pero los últimos dos años han mostrado señales de alerta. La caída de rentabilidad de la soja brasileña entre 2023 y 2024 debilitó la capacidad de pago de distribuidores y cooperativas.
A esto se suma el modelo de ventas B2C –entre empresa y productor final– que, si bien permite mayores márgenes, también implica mayores riesgos de incobrabilidad.
Uno de los casos más críticos fue la reorganización judicial de un importante grupo distribuidor brasileño, con pérdidas para los exportadores chinos que superaban los US$ 600 millones.
Argentina, por su parte, representa un mercado históricamente activo para los agroquímicos chinos, pero con alta volatilidad cambiaria y creciente exposición al riesgo.
Entre 2018 y 2019, la obligación de liquidar divisas al tipo de cambio oficial provocó pérdidas cambiarias para los exportadores. En 2023, nuevas restricciones cambiarias sumadas a la caída de precios derivaron en deudas por más de US$ 320 millones, acompañadas de miles de reclamos. El primer trimestre de 2024 fue especialmente problemático, con siniestros por más de US$ 80 millones, lo que encendió señales de alerta en el sistema de cobertura chino.
Ante este escenario, Sinosure reafirmó su papel como herramienta clave del Estado para mitigar los riesgos del comercio exterior agroquímico, con un enfoque que combina estrategia política, cobertura operativa, gestión preventiva y garantías para el cobro y repatriación de divisas.
Hoy el negocio agrícola requiere “el máximo rendimiento o se pierde plata”. Esto sucede en varias regiones del mundo, salvo en algunos países de África donde la producción está vinculada a una “cuestión de subsistencia”, señaló Carballal en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.
Carballal, secretario de la Global Farmer Network —red integrada por agricultores de 69 países—, estuvo recientemente en Estados Unidos (EE. UU.) por su actividad en la organización.
Advirtió que los “costos son altísimos y los precios de los commodities agrícolas son muy bajos”, y que, corregidos por inflación, se ubican entre “los más bajos de la historia”.
El desafío, dijo, es el mismo para todos los productores del mundo, pero la diferencia está en “las herramientas” con que cuentan en cada país. En EE. UU. existen seguros agrícolas fuertemente subsidiados y pagos directos del gobierno.
Acotó que en Europa también hay subsidios, mientras que en Brasil se ha utilizado la devaluación para mejorar la competitividad de los agricultores.
En Argentina, señaló, los productores son castigados por las retenciones, aunque su reducción “es una mejora” respecto a lo que existía.
En el caso de Uruguay, con “menores aptitudes agrícolas y costos más altos”, los agricultores deben recurrir a la creatividad productiva para enfrentar el actual escenario del negocio. “Hay que sacarse el sombrero con el agricultor uruguayo”.
En la Jornada de Cultivos y Sistemas 2025, que organizó Fucrea el 6 de agosto, dicha institución destacó la “cosecha récord en todos los cultivos” en la zafra de verano y “el año económico lo salvaron los rendimientos porque los precios no nos ayudaron”, principalmente en soja que superó los 3.000 kilos por hectárea, dijo el presidente de Fucrea, Pablo Sánchez, en el programa Punto de Equilibrio en Carve y en verdenews.com.uy.
Señaló que el resultado económico global de los cultivos es “bueno”, considerando que en casi todas las zonas agrícolas el rinde de la soja fue el máximo histórico.
Un tema central para el sector es que “la rotación agrícola la salvan los cultivos de verano”, cuando se analiza el conjunto de secuencia de cultivos con los de invierno, sostuvo.
Sánchez afirmó que «no se puede hacer una agricultura de machetes», sino una de producción de punta para captar los altos rendimientos sobre todo en estos momentos donde los precios agrícolas no pasan por el mejor momento.