Fueron genotipados 2.034 animales para crear la población de referencia; los datos fueron procesados por INIA y están publicados en la web www.geneticabovina.com.uy
Angus Uruguay presentó la introducción de información genómica en su evaluación genética. De esta forma se generan datos de Diferencia Esperada en la Progenie (DEP) enriquecidos y más certeros, para todas las características en la evaluación genética poblacional de la raza.
Esta novedad es producto de una serie de decisiones tomadas hace más de 10 años, dijo el presidente de Angus Uruguay, Diego Oribe, comenzando con el convenio entre la Asociación Rural del Uruguay (ARU) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) para el establecimiento de un banco de ADN genómico. Paralelamente, INIA promovió la formación en predicción genómica de varios de sus investigadores.
Con estas capacidades disponibles, se obtuvo financiamiento dentro del proyecto de Mejoramiento Genético Animal de INIA, para la construcción de la población de referencia.
Esto posibilitó genotipar 2.034 animales Angus con muestras provenientes de criadores distribuidos por todo el Uruguay, empresas comercializadoras de genética y muestras obtenidas en el banco de ADN de ARU. Estos animales son, en su mayoría, padres y madres con hijos evaluados en la población Angus del Uruguay, lo que permitió generar una población de referencia de la raza, muy conectada con la población Angus existente en el país.
Todo el proceso tiene una serie de complejidades técnicas que fue necesario superar, como la edición y control de la información genómica, modificaciones al modelo de análisis y al cálculo de las predicciones, así como el desarrollo de la base de datos donde se ingresa y almacena la información de los diferentes genotipados. Esa base de datos es gestionada en la estación experimental INIA Las Brujas, donde se almacena para ser utilizada por evaluaciones genéticas nacionales.
¿Qué es una evaluación genómica?
Una evaluación genómica es la predicción del valor de cría de un animal, haciendo uso de información molecular en conjunto con la información productiva y genealógica utilizada en las evaluaciones genéticas. La información genómica se obtiene a partir de marcadores moleculares presentes en paneles de SNP, polimorfismos de un solo nucleótido, que se encuentran distribuidos sobre todo en el genoma.
Estas predicciones son posibles solamente si hay una población de referencia conectada con los animales candidatos a la selección. Una población de referencia está constituida por genotipados de animales a los que se les conoce lo más certeramente el verdadero valor genético, o sea un DEP con precisión alta.
Ventajas en la selección
La genómica permite incrementar la precisión de los DEP de los animales genotipados y de sus parientes. Además, permite tener un DEP más preciso a edades más tempranas del animal, aspecto especialmente relevante en los caracteres que se miden más tarde en la vida del animal.
La genómica también posibilita tener un DEP más preciso en características que se expresan en un solo sexo o en otros animales, sin tener que esperar a la prueba de progenie, tanto en casos de la produccióin lechera como de características de canal.
Por otra parte, esta herramienta permite generar un DEP con información propia (genómica) de animales que no tienen información fenotípica y a los que solo se les podía calcular un promedio de padres.
En animales de transferencia embrionaria se logra mayor precisión que el promedio de padres; diferenciación de hermanos enteros; y DEP antes de que tengan hijos.
Evolución de la prueba SER
En 2022 Angus Uruguay celebrará los 30 años de la prueba de evaluación SER (Servicio de Evaluación de Reproductores). La sociedad de criadores destacó que “Angus fue la primera raza pura a nivel nacional en publicar una evaluación genética de reproductores”.
En la conferencia se recordó que en ese entonces eran muy pocos los criadores (cuatro cabañas), sin embargo, tuvieron el convencimiento de embarcarse en ese proyecto. “Hoy, siendo la raza mayoritaria a nivel nacional, el legado recibido nos anima a continuar en esta línea, redoblando esfuerzo”, se comunicó. En 2021 son 185 las cabañas que participan de la prueba SER, con 148.000 animales.
Juan Pablo Pérez Frontini, directivo y coordinador de la Comisión Técnica de Angus Uruguay, recordó que en sus inicios SER estuvo integrado por la Sociedad de Criadores de Angus del Uruguay, ARU y Facultad de Agronomía. En 2001 se incorporó INIA, que sigue participando en el procesamiento y análisis de datos de la raza.
Perez Frontini reconoció el trabajo realizado por Luis Carrau, criador de la raza que lideró durante varios años la Comisión Técnica, y de los demás directivos que estuvieron involucrados para recorrer el camino hasta llegar a la incorporación de la genómica.
“Para pensar en genómica primero debemos tener un banco de ADN, para lo cual contamos con el apoyo y la gestión de INIA. Y agradecemos el apoyo económico de INIA para formar esa población nacional de referencia”, dijo.
Agregó que se trató de “un proceso largo y trabajoso que tuvo cuatro etapas”. La primera consistió en el aporte de muestras de ADN por parte de ARU; una segunda etapa en coordinación con INIA, donde se solicitó a las empresas Alta Ciale, Fertigen, Gensur y Selecta la donación de dosis de semen de padres muy utilizados, para que sean parte de esa población de entrenamiento.
En la tercera etapa, en coordinación con INIA, se confeccionó una lista de determinados vientres de las cabañas; y en la cuarta se invitó a las cabañas a enviar muestras de los animales que consideraban genotipar. Luego de este proceso, se lograron genotipar 2.034 animales, que integran la población de referencia.
Trabajo de INIA
En INIA la evaluación genómica Angus está a cargo de un gran equipo que encabezan los ingenieros agrónomos Ignacio Aguilar, Olga Ravagnolo y Mario Lema.
Ravagnolo destacó el aporte de muestras de más de 400 animales por parte de más de 40 cabañas. Además dijo que el aporte de ARU fue muy importante para poder elegir los animales más interesantes, padres de muchos hijos, y utilizados por muchas cabañas, con DEP de precisiones altas. Incluso comentó que muchos de esos animales son mayores, ya no integran físicamente los rodeos, pero había muestras de pelo disponibles en ARU.
“Pudimos seleccionar los que más nos interesaban e incorporarlos a la prueba de entrenamiento. Fueron 177 genotipados y más de 2.000 muestras de animales”, destacó.
En resumen, la población de referencia está integrada por 1.875 animales con información de datos propios o de sus padres. Además de 160 animales de transferencia embrionaria, que no tienen datos propios ni fueron padres aún, pero que aportan a la población de referencia, siendo muy útiles para ver cómo funcionaba la predicción, explicó la investigadora.
También señaló que 61% son hembras, ya que en ARU hay mucha información de madres con muchos hijos, aunque aclaró que en este caso es importante que no sean de transferencia embrionaria. En toda la población de referencia participan 147 cabañas.
Los datos de la información de DEP con genómica ya están publicados en la página web www.geneticabovina.com.uy. Sobre los resultados, Lema informó que «no se ven grandes cambios en los animales, salvo algún incremento en DEP de peso al destete y de peso a los 18 meses”.
El potencial de la genómica
Oribe comentó que “la ganadería se enfrenta a nuevos desafíos, que tienen que ver con temas ambientales, nuevas tendencias del consumidor, seguir mejorando la eficiencia de nuestra gestión interna, los precios, a nivel económico y productivo, y estos desafíos tienen la demanda común de seguir profundizando el concepto de una ganadería de cada vez mayor precisión”.
Remarcó que “es ahí donde le vemos un potencial importante a esta herramienta, que nos va a permitir desde Angus Uruguay hacer un aporte valioso, tanto a nivel de los predios, para la mejora de los indicadores productivos, como también trabajar en calidad de carne, en lo que vamos a hacer especial hincapié”.
Informó que “estamos con dos consultorías en curso, una que tiene que ver con nuestro programa de evaluación genética y otra vinculada con nuestro programa de carne, a cargo de técnicos y profesionales importantes, con quienes estamos siguiendo y desarrollando herramientas que nos permitan hacer viables distintas acciones, que colaboren con el concepto de ganadería de precisión que creemos que se va a profundizar cada vez más”.
Angus Uruguay analiza que “se debe contar con una cadena cárnica cada vez más profesional, alineada, sustentable y diferenciada con nuestros competidores en el mercado mundial. Debemos contar con la participación de todos los eslabones de la cadena”, comentó Oribe.
En los últimos 20 años la superficie se multiplicó por tres, influenciada por el mejor manejo y la genética, explicó Hoffman en una actividad de KWS y Procampo Semillas
En los últimos 20 años la productividad del maíz creció a una tasa de 150 kilos por hectárea al año, destacó el ingeniero agrónomo Esteban Hoffman, director de Unicampo Uruguay, quien participó del lanzamiento de campaña de KWS y Procampo Semillas.
En las últimas dos décadas la superficie del cultivo se multiplicó por tres, de acuerdo a los datos de la Oficina de Programación y Políticas Agropecuarias (Opypa). En tanto, desde el año 1980 al 2000, la productividad creció en un nivel similar, pero la superficie se redujo tres veces.
El director de Unicampo Uruguay consideró que la productividad crece por el manejo, pero también está impactando fuertemente el cambio en la oferta genética. Agregó que en los últimos cinco años, que tuvieron una variabilidad climática marcada, incluyendo años “muy rigurosos”, el maíz muestra una media productiva de 6.135 kilos por hectárea, sin contemplar el área bajo riego.
El piso de rinde se dio en la zafra 2017/18, con 4.340 kilos por hectárea de promedio, en un año que fue el peor en mucho tiempo para todos los cultivos, no solo para los de verano. Mientras que el mejor rinde se registró en la zafra 2018/19, con casi 7.700 kilos por hectárea, “algo totalmente impensado hace 10 años para el maíz en Uruguay”, acotó.
“Es interesante el coeficiente de variación del rendimiento que tiene el maíz en los últimos cinco años, que se ubicó al mismo nivel que el trigo y la cebada. Siempre decimos que Uruguay es muy bueno produciendo ambos cultivos de invierno”, señaló.
Además, “el coeficiente de variación del maíz fue similar al del sorgo, y ambos quedan por debajo del que muestra la soja”. Por eso, “hoy no podríamos decir que el maíz es un cultivo de más alto riesgo, como lo señalábamos hace 15 años”, resaltó Hoffman.
Con la intensidad agrícola empujada por el crecimiento del área de los cultivos de invierno (llegando al 50% del área agrícola total), “donde el cambio más importante se da en distribución del área, el trigo ocupa 39% del área total de invierno, la cebada 35% y colza más carinata representan 26%. Esto lleva a un cambio relevante en los antecesores de los cultivos de segunda”, dijo.
Hoffman explicó que desde 2015 a la fecha se viene registrando un cambio muy notorio en el cultivo de maíz con el crecimiento del área de segunda. En la última zafra ocupó casi 40% del total y, al sumar los de segunda época (siembras de primera tardía), se supera el 50% del total.
A la hora de analizar la evolución de la productividad en secano y en diferentes fechas de siembra, Hoffman remarca que en los años de productividad baja (situaciones climáticas adversas) “no hay grandes diferencias en los rendimientos de la primera y la segunda”, aunque “los mínimos son superiores en los maíces sembrados en diciembre”.
Un trabajo publicado por el profesor Oswaldo Ernst en el año 2013 “ya daba cuenta de esta información”, recordó. En la zafra pasada “el promedio de rendimiento de los maíces de segunda estuvo 800 kilos por encima de los de primera”, señaló.
Dijo que los maíces de segunda época –de primera sembrados tarde– ubican el período crítico en febrero, al igual que los de segunda, “lo que ayuda a reducir el riesgo. Después del 15 de diciembre es mejor sembrar maíz que sorgo o soja”.
Al analizar la información generada por la Facultad de Agronomía, indicó que los maíces de setiembre y octubre “son los que ofrecen más potencial, pero precisan agua en diciembre y enero”. Cuando eso no pasa, “son los de menor productividad, además de tener mayores costos. En términos generales, si bien los maíces sembrados en diciembre tienen menor productividad, también tienen menor costo y un riesgo más bajo”.
Sobre la nutrición nitrogenada, indicó que es una de las variables de mayor peso en las gramíneas en general. En la actualidad la desnutrición nitrogenada “no disminuye a pesar del mayor agregado de nitrógeno (N)”. En general, “el N aparece en todos los casos explicando una porción importante de la brecha de rendimiento, sobre todo cuando el potencial no está limitado por el clima”, sostuvo.
En años secos “la información del maíz, desde 2012 a 2019, muestra que la brecha por la desnutrición nitrogenada llega a 300 kilos, pero en años neutros son 1.900 kilos y en un año Niño supera los 3.000 kilos”.
Hoffman aclaró que eso “no significa que se deba aplicar más fertilizante, porque es obvio que agregar mucho N cuando no hace falta siempre es mal negocio y se generan problemas ambientales”. Se debe “racionalizar la fertilización”, partiendo de que “el óptimo no depende únicamente del potencial”. Por eso, “debemos agregar la cantidad que hace falta y no lo que creemos que hace falta”.
El director de Unicampo consideró que para racionalizar hay que medir. “Si los maíces de segunda rinden menos no necesariamente es por la falta de N, porque falta saber el aporte del suelo y sobre todo cuándo lo brinda. La pregunta más importante a responder es: ¿cuánto N puede aportar el suelo en posemergencia? Y para tener certezas hay que medirlo, aunque sea en forma indirecta”.
Pero sostuvo que la clave en los maíces de segunda está en la nutrición temprana, porque “va todo muy rápido. Si fallamos en ese momento llegamos tarde fácilmente, si los cultivos llegan desnutridos al inicio del período crítico es muy difícil arreglar esa situación. En estos maíces de corto tiempo hasta el inicio del llenado de los granos, la respuesta al N puede ser igual o mayor que en los de primera. Tampoco se puede confundir potencial con respuesta al nitrógeno, tampoco respuesta al nitrógeno con cantidad de N necesario, ni confundir respuesta elevada con dosis elevada”, recalcó Hoffman.
Sostuvo que el error más frecuente es agregar nitrógeno en función de expectativas, sin saber lo que está pasando, “sin un diagnóstico profesional fino”. De todos modos, “vemos que está más aceitada la fertilización nitrogenada en maíz, aunque todavía hay mucho por hacer”. Además, señaló que el nitrógeno siempre debe ir acompañado por azufre, y a propósito “la información uruguaya es contundente”, enfatizó el ingeniero agrónomo.
En el caso del Zinc (Zn), Hoffman indicó que la información con la cual cuenta Unicampo Uruguay marca que 90% de las chacras presentan bajos niveles en suelo. “En soja, donde la respuesta es menor que en el maíz, los datos de Uruguay muestran que más del 80% de los experimentos registran, en promedio, una respuesta mayor a 15%. Eso significa que se pierde 1/6 del rinde como resultado de la limitante impuesta por este micronutriente”.
Los resultados para maíces de segunda “muestran que con los fertilizantes foliares correctos (dado que en el mercado hay algunos que no funcionan bien), en muchos casos la respuesta es mayor al 20%”.
En la actividad de KWS y Procampo Semillas, Hoffman explicó cómo manejar la fertilización con Zn y recalcó que los técnicos, a la hora de elegir las fuentes a usar, deben solicitar información local a las empresas acerca de lo que nos ofrecen”.
Posicionamiento de los productos KWS
KWS cuenta con “una amplia red de evaluaciones en Argentina, Uruguay y Brasil”, comentó a VERDE el gerente técnico de Procampo Semillas, ingeniero agrónomo Alfredo Silbermann. Allí surge la caracterización y posicionamiento de los productos para que los híbridos puedan brindar las mejores respuestas en cada situación.
“No existe un único material que pueda satisfacer todas las necesidades de las diferentes condiciones de producción; si fuera el caso, solo se sembraría ese híbrido”, planteó.
Para cuando el objetivo es alcanzar el potencial de rendimiento, en suelos profundos y fértiles, con adecuado manejo de rastrojo y barbecho, siembras de primera temprana, nutrición acorde y disponibilidad de agua (en muchos casos con riego), indicó los materiales KM 3916 Vip 3 y KM 3821 Vip 3.
“Pueden explotar al máximo y expresar en kilos de grano por hectárea las ventajas que el cultivo brinda. Demostraron muy altos rendimientos, tanto en siembras comerciales como en las evaluaciones de INASE”, dijo.
Cuando se apunta a siembras de primera pero en suelos de menor potencial de producción o con muchos años de agricultura, y se buscan planteos defensivos para asegurar un alto piso de producción, se posiciona a KM 3927 Vip 3. Es un material con una espiga flex que, a bajas poblaciones, aporta altos rendimientos”, señaló.
Pero agregó que, “si las condiciones son buenas, puede aumentar significativamente el número de granos por planta al incrementar el número de hileras por espiga. Además, es un híbrido con una excelente velocidad de secado, que unido a su ciclo medio, permite cosechas anticipadas”.
Silbermann señaló que en siembras tardías o de segunda, donde el llenado se produce mayormente en otoño o en chacras que tienen abundante rastrojo de maíz, las enfermedades y especialmente tizón del maíz (Exserohilum turcicum), “es una de las mayores limitantes”.
Allí el objetivo es la sanidad, y para esa situación “contamos con KM 4216 VIP3 y el KM 4580 VT3P, que se destacan por dos aspectos fundamentales en estas condiciones: resistencia a tizón y fortaleza de caña”.
En esas situaciones “contamos con inóculo, debido a la presencia de rastrojo en la chacra o cerca de ella. Por otro lado, las condiciones son favorables para la infección y una rápida propagación. Contar con una fortaleza en el tercer punto del triángulo de la enfermedad se hace indispensable para terminar el cultivo en forma exitosa”.
Pero advirtió que “los cultivos deben ser monitoreados, aunque con estos dos materiales las probabilidades de sobrepasar el umbral de daño es remota”.
Resaltó la fortaleza de caña, “algo fundamental en materiales que en ocasiones deben esperar largos períodos para ser cosechados, cosa que no recomendamos”.
Silbermann sostuvo que en planteos para silo se cuenta con KM 4020 Vip 3, “un material seleccionado no solo por su alto rendimiento en grano, sino también por la excelente calidad nutricional de su caña y hojas”.
En siembras de segunda o tardío para silo, el híbrido KM 4580 VT3P “es una excelente alternativa, debido a que combina la producción de una enorme cantidad de MS con una excelente resistencia a tizón del maíz”.
En la jornada de lanzamiento de la zafra maicera de Procampo y KWS también expuso el ingeniero agrónomo (MSc) Federico Larrosa, de KWS Argentina.
Se premió a los ganadores del concurso de silos 2020 con dos viajes a Alemania; y se analizó el manejo realizado de los participantes y las claves del ensilaje. Expusieron: Nicolás Rubio (Procampo), Santiago Vaca (KWS Argentina) y Luis Bertoia (Universidad Lomas de Zamora).
La AAD presentó el proyecto Encalado, que llevará adelante junto a Unicampo Uruguay, durante cuatro años, con el fin de enfrentar el proceso de acidificación de los suelos
La Asociación Agropecuaria de Dolores (AAD) presentó el proyecto Encalado, que llevará adelante con Unicampo Uruguay, y que tendrá una duración de cuatro años. La presentación fue realizada por los ingenieros agrónomos Diego Guigou y Juan Manuel Erro (ambos de la AAD) y Esteban Hoffman (de Unicampo); participaron el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Ignacio Buffa, y el director de Servicios Agrícolas, Leonardo Olivera.
Guigou dijo a VERDE que este proyecto que apunta a la investigación del encalado de suelos –denominación de la tecnología que busca neutralizar su acidez– “es muy importante para la AAD, porque se trata de una problemática que viene avanzando. Hoy se observan niveles de pH por debajo de 5,5, mientras que en muchos lugares del mundo donde se producen los mismos productos no bajan de 5,8 o 6”.
“En nuestro caso la acidificación se da por la intensificación del sistema y el manejo realizado. Por eso, el objetivo es generar información con la realidad uruguaya, que es distinta a la de otros países”, explicó.
Destacó el apoyo de los auspiciantes, que es “fundamental” para la financiación del trabajo, que demanda “una inversión importante”. La bibliografía señala que para levantar 0,4 o 0,5 el nivel de pH “habría que encalar con 2.000 kilos por hectárea, con la cual ya se parte de una inversión de US$ 200 por hectárea”, dijo.
Unicampo Uruguay realizará los ensayos en 10 chacras de productores, ubicadas en la zona de Dolores (Soriano). “Se descartaron suelos con valores de pH por encima de 5,4”, dijo Guigou, pero se le dará prioridad a los suelos con aluminio intercambiable y una alta intensidad agrícola. Los ensayos comenzarán en esta zafra, con la soja de primera, y luego se incluirá el resto de los cultivos de invierno y verano”.
Advirtió que la logística “puede ser un cuello de botella”. La agricultura uruguaya ocupa más de 1 millón de hectáreas, y “entre el 30% y 40% está mostrando síntomas de acidez, y seguramente se irán sumando más hectáreas en el correr de los años. Si tenemos que aplicar 2.000 kilos por hectárea habrá un desafío logístico muy importante. También hay que buscar el momento ideal, saber con qué máquina aplicar, entre otras cosas”, advirtió.
Explicó que el trabajo de encalado “nos hace cortar un año de siembra directa, pero necesariamente tiene que ser incorporado, porque si no se vuela”. Y resaltó que se trata de una problemática que “podemos resolver con productos nacionales”.
El hecho de tener suelos ácidos incide en la disponibilidad de los nutrientes y en el comportamiento de los cultivos, según la bibliografía científica. “Levantando el pH estaríamos bajando los niveles de fertilización; esa es la hipótesis y es lo queremos demostrar”, explicó.
Guigou dijo que es muy importante tener datos para generar información. “Hubo productores que tomaron la iniciativa de encalar, pero en esos casos es muy difícil realizar una investigación profunda. La apuesta del proyecto es grande, porque busca comprobar muchas cosas”, comentó.
Por su parte, Erro recordó que la AAD “planteó a las autoridades la inclusión del encalado en la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap), algo muy importante, porque se trata de una práctica costosa, que no es gasto sino inversión”.
Señaló que este proyecto “busca tener validez nacional, y persigue el objetivo de calibrar las dosis a utilizar y el tiempo que perdura la corrección del pH luego del encalado. Esto es muy importante, porque al saber los tiempos podremos tener clara la amortización de la inversión”.
Erro agregó que la bibliografía en el mundo muestra resultados muy buenos resultados productivos. “Estamos muy entusiasmados en ese punto, pero también en el ambiental, porque creemos que al corregir pH tendremos más nutrientes disponibles, que hoy están siendo retenidos. Si somos más eficiente por unidad de nutriente, tendremos un impacto económico positivo pero también ambiental”, afirmó.
Buffa recordó que desde el comienzo de la actual gestión se ha puesto foco en el encalado, porque se trata de una tecnología que, “con la problemática de acidificación de los suelos, puede ser muy beneficiosa”.
En ese sentido se promovió la inclusión en los proyectos de la Comisión de la Comap, “como una inversión elegible y eso creemos que es bien relevante”.
Hoy el encalado “ayuda a puntuar la inversión”, pero si solo se hace un proyecto de encalado no se puede deducir el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE) y, por lo tanto, estamos trabajando con el Ministerio de Economía y Finanzas para que se contemple como inversión. Es una tecnología que no puede considerarse gasto, porque se amortiza en varios años”, consideró.
El proyecto de la AAD “surge de actores privados, que han visto que es necesario ajustar la tecnología para que se pueda masificar”, valoró el subsecretario. Agregó que para el MGAP “es muy importante participar de estas iniciativas, porque es parte de la construcción que apunta a mejorar la competitividad de la agricultura, una actividad relevante, que mueve la economía del país”.
La ingeniera agrónoma Amalia Belgeri, consultora de Agroterra, señaló qué estrategias se deben tomar para atacar con eficacia a las distintas especies resistentes en Uruguay
Relevamientos recientes permiten estimar que entre 60% y 80% del área agrícola total de Uruguay tiene presencia de al menos una de las especies de malezas resistentes a herbicidas, una problemática que viene en aumento, dijo a VERDE la ingeniera agrónoma Amalia Belgeri, consultora de Agroterra. La especialista, con un doctorado en malezas en Australia, confirmó que la problemática en Uruguay “se viene complejizando muy rápido”.
Planteó que el manejo que se venía realizando no priorizaba el problema de malezas, “tal vez por los precios que tenían los granos, no se enfatizaba en invertir en las correctas aplicaciones de agroquímicos”.
Repasó que, saliendo de los cultivos de invierno hacia los de verano, las malezas que continúan complicando el manejo son raigrás y carnicera, porque “se siguen escapando a los controles en invierno. En el momento de iniciar el barbecho con malezas en estado de desarrollo avanzado y que ya han sobrevivido a herbicidas anteriores, son más difíciles de controlar, por lo que a veces llegan a producir semillas y a generar reinfestación”.
En verano lo que está empezando a complicar bastante es el yuyo colorado (Amaranthus spp.), que muestra resistencia múltiple a herbicidas, y se estima que entró al país con maquinaria importada de Estados Unidos.
Y en gramíneas de verano, mencionó a Echinochloa, Chloris y Eleusine, que “están empezando a complicar bastante los manejos, sobre todo en el Norte del país”.
Invierno
Para cualquiera de los cultivos, empezando por las malezas de invierno que hayan escapado los controles anteriores y estén en estados avanzados, la ingeniera Belgeri dijo que “lo ideal siempre es arrancar limpios, sembrar sin malezas, controlando eficientemente previo a la siembra del cultivo de verano y no haberlas dejado semillar”.
Agregó que “en raigrás estamos recomendando, cuando la población es importante, terminar los puentes verdes de manera adelantada, para no dejar que el banco de semillas se recargue”.
Señaló que estas dos especies de invierno “tienen bancos de semillas bastante transitorios y, por lo tanto, es primordial no dejar recargar el banco de semillas para empezar a quitarnos de arriba el problema”.
Belgeri indicó que “se deben hacer aplicaciones tempranas, en la terminación de los puentes verdes, y en situaciones muy complicadas, de carniceras sobre todo, cuando están elongadas, se deben hacer dos aplicaciones, en una táctica que se denomina doble golpe, que funciona muy bien. Ante años como el que se avecina, cuando se pronostica una primavera seca, esas aplicaciones por separado funcionan mejor que una aplicación única”.
Detalló que en la primera aplicación van herbicidas sistémicos, y en la segunda van herbicidas quemantes, que permiten que las yemas no vuelvan a brotar, para empezar con una chacra limpia.
Maíz
Explicó que, incluso para ir a maíces tempranos, “es un manejo que se puede hacer sin problemas, pero la estrategia de utilización de herbicidas preemergentes está un poco limitada en su efectividad, porque no comenzaron los flujos de emergencia de las especies de malezas de verano que son importantes, no se han dado las condiciones climáticas para que germinen, y por eso no tienen mucho sentido. La excepción es cuando la maleza principal es carnicera, que puede tener un flujo primaveral importante”.
Por lo tanto, sostuvo que “no estamos recomendando el uso de preemergentes en los cultivos de maíz temprano. Es preferible utilizarlos dentro del cultivo, en estadios de V2 o V6, cuando se pueden aplicar sin tener fitotoxicidad que llegue a afectar el rendimiento. Ahí prolongamos la residualidad y tenemos control cuando las condiciones edafo-climáticas son favorables para la germinación de estas especies de malezas”.
Para maíces tardíos, “las germinaciones se van a dar mucho antes, y allí tenemos las opciones de herbicidas postemergentes, que permiten controlar esos nacimientos previo a la siembra”.
Y agregó que “los herbicidas preemergentes deberían estar enfocados más bien a controlar gramíneas, que son las que tienen los flujos de emergencia más tardíos”.
Soja
En cuanto al cultivo de soja, la consultora de Agroterra dijo que al realizarse una siembra más hacia fines de octubre o en noviembre, “estamos en pleno período de nacimiento de estas especies complicadas. La utilización de preemergentes es casi obligatoria en las chacras con especies de difícil control. Por eso, la selección del herbicida preemergente, y con qué compañero se mezcla, depende mucho de las especies que esperamos que vayan a nacer”. Por eso, es importante “tener un conocimiento previo de la chacra, para saber qué semilló el año anterior”, comentó.
Belgeri también recordó que estos preemergentes siempre se recomiendan en mezclas, no en aplicaciones de un solo activo, sobre todo en un año Niña.
“La aplicación en mezcla favorece el control en varios aspectos, prolonga residualidades, aumenta la eficiencia de control, porque en general hay sinergismo de los dos activos. Y en el mediano y largo plazo enlentece la aparición de resistencias a otros modos de acción”, explicó la especialista en Malezas.
En cuanto al aspecto de manejo más cultural que químico, dijo que “hay charcas complicadas, donde se recomienda acortar el distanciamiento entre líneas. Es una práctica que favorece la competencia del cultivo, y afecta el desarrollo de malezas. Debemos utilizar este tipo de tácticas, ya que las aplicaciones de posemergentes de repaso suelen tener altas fitotoxicidades y, en general, los controles suelen ser pobres”.
Yuyo colorado
En cuanto al combate del yuyo colorado, señaló que hay herramientas básicas de manejo, que se desarrollaron en los países que empezaron a tener problemas de resistencia de esta especie, que “es la más complicada, agresiva, invasiva y genera mayores pérdidas de rendimiento”.
Describió que la investigación muestra que controlarlo bien requiere de tres herramientas básicas: “la primera es la utilización de herbicidas preemergentes; la segunda, en chacras con densidades muy altas de Amaranthus, se debe utilizar la técnica de solapamiento de herbicidas preemergentes, con una primera aplicación para atajar el primer flujo, y al momento de la siembra una segunda aplicación de herbicidas preemergentes en mezclas, para bajar los flujos siguientes; y la tercera herramienta, que en otros países ya se utiliza pero que en Uruguay se comenzará a usar en esta zafra, es la utilización de herbicidas posemergentes asociados a la tecnología Enlist”.
La tecnología Enlist brinda la posibilidad de utilizar 2.4-D y Glufosinato de Amonio dentro del cultivo. Si bien esta es una herramienta muy bienvenida, no debería ser la única en estas situaciones de chacras complicadas, porque una población de malezas nunca está toda en estado de desarrollo uniforme.
“Estos son herbicidas que juntos funcionan muy bien, pero que no controlan el 100% de la población por sí solos”, advirtió Belgeri. Por lo tanto, “las dos herramientas anteriores tienen que estar presentes, también pensando en la sustentabilidad de la tecnología, y que no se repita la historia que ya estamos viviendo con las sojas RR y la utilización muy frecuente de glifosato”, subrayó la ingeniera agrónoma.
Afirmó que para el combate de yuyo colorado en soja, “es casi indiscutible que el mejor preemergente, que funciona muy bien bajo un rango de condiciones climáticas y de suelo, es sulfentrazone. Recomendamos usarlo con otro principio activo, para darle sustentabilidad al producto y que no se genere resistencia. La elección del compañero depende de qué otras malezas tenemos que atacar en la chacra”.
Señaló que “si hay gramíneas, los mejores compañeros son las cloracetamidas”, en soja es el “metolaclor a una dosis de 1,5 litros”. Dijo que la dosis de sulfentrazone depende de la textura del suelo, pero en general va de 500 a 600 centímetros cúbicos por hectárea (cc/ha).
Y si las malezas acompañantes son de hoja ancha, tipo carnicera o alguna otra, “el compañero indiscutido es el metribuzin, también a dosis de 500 a 600 cc/ha”, indicó.
Desde la empresa de nutrición animal se destaca la intensificación productiva en la lechería y ganadería uruguaya, de forma responsable con el cuidado del ambiente
En un contexto de avidez por invertir e innovar, Agrifirm, empresa especializada en nutrición animal, hace una apuesta al agro uruguayo y valora el aprendizaje del productor para transitar ese camino. Ese fue uno de los principales mensajes que planteó el gerente general de la empresa, Javier Sabbia, en diálogo con VERDE.
Agrifirm es una cooperativa que tiene su origen en Países Bajos (Holanda), con más de 120 años de operativa. Se instaló en Uruguay en 2016, cuando adquirió Nutral. En un principio operó con el nombre Agrifirm-Nutral y luego, en 2017, la empresa cambió su estrategia global, adoptando el nombre Agrifirm en sus diferentes filiales en el mundo.
Entre las fortalezas de pertenecer a ese grupo, el ejecutivo destacó el apoyo de la cooperativa que le da “muchísimos contactos con diferentes proveedores”, lo cual “hace viable y eficiente la compra de insumos” y que adicionalmente, “le da inversión”. Además, el respaldo cooperativo pasa por la posibilidad de contar con “información en tiempo real y desde diferentes partes del mundo para la toma de decisiones”, valoró.
La compañía opera en los cinco continentes. En Latinoamérica trabaja en países con potencial de crecimiento, como Brasil y Uruguay, con capacidad de alimentar a 40 millones de personas.
En paralelo, Agrifirm opera en Asia, donde está concentrado el crecimiento de la demanda de los alimentos; también en países como Polonia, que muestra una tendencia creciente en su capacidad de producir, según Sabbia.
Respecto a la posibilidad de expandir los negocios en Uruguay, y desde aquí hacia la región, el ejecutivo marcó los altos costos de producción que existen en el mercado uruguayo. Eso limita su expansión, aunque la empresa realizó algunas exportaciones de productos a Paraguay. Por eso, el foco está en el crecimiento intrafrontera, comentó.
Al igual que el resto de las empresas privadas, Agrifirm enfrentó el desafío de mantener su operativa durante la pandemia del Covid-19. Para Sabbia este desafío se logró superar por “el compromiso de todos los integrantes” de la firma, ya que “hubo solamente siete casos” de coronavirus en esa empresa, que provinieron de focos de contagio de fuera de la planta de producción, explicó.
Por otra parte, el gerente general de Agrifirm indicó que la empresa cuenta con dos líneas de producción, una que está concentrada en la elaboración de sustitutos lácteos, y otra que se dedica a la producción de premezclas, núcleos y concentrados para ganadería de carne y leche.
“En el año móvil que va de agosto a agosto de cada año, la producción total de las dos líneas de fabricación se ubica en torno de las 30.000 toneladas de productos”, informó. Comentó que en julio de 2021 la producción llegó a unas 3.200 toneladas.
La operativa de la empresa comprende una plantilla de 68 trabajadores, que están distribuidos en las diferentes áreas de funcionamiento; y actualmente la planta de elaboración opera con dos turnos.
Aprendizaje y renovación
Al ser consultado sobre la situación y las perspectivas del negocio agropecuario en Uruguay, el gerente general de Agrifirm respondió que “es un momento súper interesante, con un dinamismo que no recuerdo en los 15 años que llevo en la actividad”.
Sabbia destacó que “hay mucha avidez por innovar y por trabajar a conciencia. Los productores están concentrados en producir más, para que su actividad sea rentable y al mismo tiempo sustentable, que no se haga de cualquier manera”.
A su parecer, el productor está “sacando provecho” de los precios al alza y de la creciente demanda, y “está invirtiendo a distintos niveles”, dependiendo de las posibilidades de cada uno. Pero aclaró que “no se hacen locuras, porque se aprendió que no es bueno depender tanto de un mercado externo, con los vaivenes que tiene”.
Considerando algunos sectores de actividad agropecuaria, el ejecutivo resaltó que la lechería “está invirtiendo mucho en infraestructura, la ganadería en todas las categorías, lo que revela un cambio de paradigma en el negocio y una nueva generación que innova y crece”, planteó. Además, destacó que “mejoró la calidad de vida del productor en general”.
Opinó que “los costos de alimentación y de la mano de obra”, entre otros factores e insumos, “apuran y obligan a sacar mayor producción. La productividad en todos los sectores es fundamental y hacia eso está apuntando la inversión”.
“Siempre hay gente que hace punta, pero ahora se achicó la brecha entre el que genera una nueva alternativa productiva y el que se mantenía con un perfil más conservador”, dijo. Reconoció que también “hay una mayor interacción entre productores”, para compartir experiencias y corregir situaciones.
En ese marco de interés por invertir, Agrifirm trata a sus clientes caso a caso, y ofrece asesoramiento en alternativas para buscar los mejores resultados. “Se trazan objetivos y se acompaña al productor durante todo el camino”, comentó.
El ambiente y la logística
Un asunto de especial atención en el agro local e internacional es el ambiental. Sabbia planteó la importancia de cuidar los recursos naturales, como la calidad del suelo y las fuentes de agua.
A modo de ejemplo, el gerente general de Agrifirm se refirió al asesor técnico de la firma, que está especializado en el manejo de residuos orgánicos y plásticos, además de la gestión en los establecimientos de engorde intensivo de ganado.
Otro tema destacado por Sabbia fue el de la dificultad que representa la logística global para el abastecimiento de los productos, además del incremento de los costos de los fletes. “Por un contenedor que traíamos de China con algunas materias primas y pagábamos unos US$ 1.800, hoy pagamos más de US$ 10.000 y encima demoran”, planteó.
Por eso, remarcó que “lo importante es la estrategia de anticiparse a la jugada”, como lo hizo Agrifirm para asegurarse la provisión de los diferentes productos.
Dijo que fue fundamental el manejo y la disponibilidad de información proveída por el grupo a nivel global, respecto a las distintas situaciones que puedan generar dificultades potenciales, como la actual.
Explicó que la empresa armó una estrategia de “escalonamiento de contenedores”, que permitiría que “este año no tengamos problemas de logística, más allá de los costos”.
Con una visión optimista de la producción agropecuaria uruguaya, Agrifirm tiende a tomar riesgos para no dejar de contar con los insumos requeridos por quienes se dedican con especial énfasis a la ganadería y la lechería.
Yalfín ofrece opciones para explorar altos rindes, aún en años con déficit hídrico, demostrando su gran rusticidad y estabilidad; todos cuentan con el evento Viptera 3
Es destacada la adaptación de los maíces NK a las condiciones de Uruguay, enfatizó el ingeniero agrónomo Gabriel Castiglioni, integrante del departamento técnico-comercial de Yalfín. “Es una genética que ofrece materiales para explorar altos rindes, pero se adapta muy bien a las condiciones de Uruguay, donde en la gran mayoría de los años tenemos algún inconveniente hídrico. Allí sobresale su rusticidad y estabilidad”, remarcó.
Todos los materiales cuentan con el evento Viptera 3 (Vip 3), que brinda resistencia a lepidópteros, gusano de la espiga, cogollera y barrenador del tallo, sumando resistencia a glifosato y glufosinato de amonio.
La gama de híbridos cubre las siembras de primera (tempranas y tardías) y las de segunda. SYN 979 Vip 3 “es el material de mayor potencial de rendimiento del portafolio”, destacó. Agregó que “tiene un ciclo largo y está posicionado como híbrido de grano húmedo y también para silo de planta entera, con alta tecnología. Reúne mucha producción de grano, mucha estabilidad y, a su vez, una planta con alto porte. Todo esto hizo que se posicionara en algunas zonas como un material para la producción de silo planta entera”.
Es un híbrido para sembrar a partir de setiembre y hasta octubre, “en función del momento en que se ubique la floración”, explicó. Sobre la densidad de siembra, señaló que depende del índice ambiental, algo que se compone por los resultados de años anteriores, tipo de suelo, proyección climática, y “todo eso nos permite acercarnos y proyectarnos a la cantidad de kilos que podríamos tener”, comentó.
Sobre esa base se recomiendan las poblaciones. A nivel general, SYN 979 Vip 3 se comporta “muy bien” con 60.000 o 65.000 plantas a cosecha, “para grano como para silo”, indicó.
Agregó que “es un híbrido estable, que tolera bastante bien el estrés y, ante una suba de la población no habría repercusiones en el rinde”.
Por otra parte, Castiglioni se refirió a SYN 897 Vip 3, un híbrido de ciclo intermedio y de grano colorado. “Tiene un perfil más granífero, con una buena sanidad de planta, muy alto potencial, con alta producción de grano, que se ha posicionado muy bien en esquemas bajo riego. Está recomendado para siembras de primera y también se lo puede utilizar en una segunda temprana, porque la sanidad lo permite; pero la fecha tope de siembra está sobre el 10 de diciembre. En ese caso tiene un nicho acotado”, explicó.
Consideró que es un material para explorar altos potenciales de rinde. “En secano apuntamos a una población en torno a las 55.000 plantas a cosecha. En los sistemas bajo riego la recomendación de población es caso a caso, en función del planteo buscado y los recursos disponibles. El híbrido en esos planteos ha logrado rindes de 15.000, 16.000 o 17.000 kilos por hectárea”, afirmó.
Sobre SYN 875 Vip 3 explicó que se trata de un material conocido, de ciclo intermedio y de grano colorado, “posicionado para siembras de primera y es muy estable”, sostuvo.
En ambientes de 5.000 kilos a 8.000 kilos, “tiene un comportamiento excelente y muy estable. Con esa virtud, y en función del crecimiento del área de maíz en zonas no tradicionales, es un material que se viene destacando. Es muy importante la estabilidad que viene mostrando en ese segmento. Es el maíz para zonas que buscan estabilidad en el correr de los años”, aseguró.
Y también señaló que, en siembras de secano, tolera poblaciones más altas, “desde 50.000 y hasta 65.000 plantas a cosecha”.
“El material más utilizado en siembras de segunda”, según Castiglioni, es SYN 840 Vip 3. “Tiene ciclo intermedio, muy buena sanidad y es muy estable”, destacó. Por eso y con el paso del tiempo, “el productor confía en el material”, porque cuando se dan las condiciones explora altos rindes, pero “nunca te deja a pata” cuando las condiciones no son las mejores, porque “tolera muy bien el estrés”, señaló.
En cuanto a la población, dijo que depende del ambiente y la decisión del técnico o productor, si es más o menos conservador. “Con esos elementos vemos que el rango puede ser amplio, y va desde las 50.000 a las 60.000 plantas a cosecha, dependiendo del índice ambiental y el objetivo buscado”, explicó.
Castiglioni sostuvo que se viene de una zafra con mucha disparidad, en función del comportamiento climático. “Por eso, la estabilidad en condiciones de estrés es un elemento muy importante, porque aporta rindes que sostienen al negocio”, dijo.
Comentó, además, que viene creciendo la siembra de segunda, sobre la base de la estabilidad que aporta al sistema. “Este año el promedio de rinde de los maíces de segunda está 1.000 kilos por encima del promedio de los cultivos de primera”, destacó.
Por último, agregó que el maíz “se viene expandiendo y vemos al cultivo en departamentos donde no se sembraba. Mejoró el planteo tecnológico, la calidad de siembra, la fertilización, el manejo de herbicidas, se sumó la biotecnología con la resistencia de insectos y el avance genético. Eso motivó que muchos productores hayan apostado al cultivo, lo incluyeran e incrementaran el área, porque los resultados obtenidos han sido buenos”.
Luciano Dabalá repasó la evolución de la tecnología en el país, y los ajustes que se han realizado para responder a las problemáticas que se han planteado en los últimos años
El primero y fundamental objetivo de la Asociación Uruguaya Pro Siembra Directa (AUSID) es cuidar el suelo. “En función de eso vino la siembra directa a Uruguay, y se fueron gestionando varias herramientas para cuidar mejor el suelo y los sistemas”, dijo a VERDE el licenciado Luciano Dabalá, quien está vinculado desde hace 14 años a AUSID.
Recordó que cuando se inició la siembra directa “veníamos de sistemas rotados de pasturas y agricultura, casi en su misma proporción, en tiempo y espacio. Después del año 2004, cuando arrancó el boom, la parte agrícola comenzó a pesar más y con eso se fue simplificando el sistema”.
Agregó que “ahí entró la soja, cultivo que no tiene responsabilidad por sí mismo, porque un cultivo funciona cuando uno lo hace funcionar. Nos pasábamos más en soja que en otro tipo de cultivos, y allí falló una de las claves de la siembra directa que es la rotación de cultivos. Siempre fue así y lo seguirá siendo”.
Dabalá comentó que en las diferentes jornadas y capacitaciones de AUSID “queremos mostrar a la siembra directa no como una herramienta en sí, que lo es, sino que intentamos mirarla como un sistema”.
Analizó que “nuestro sistema agrícola venía con una rotación relativamente baja. En invierno estaban los mismos sistemas radiculares, trigo y cebada. Pero ahora se está metiendo la canola, que aporta otro momento de siembra, otro momento para el control de malezas, otro tipo de raíz y crecimiento, que nos brinda muchas ventajas, más allá del cultivo en sí mismo”.
Con respecto al verano, Dabalá dijo que “se percibe un aumento del área de maíz, principalmente de segunda, pero que en definitiva le saca presión a los momentos para controlar malezas, fertilizar, sembrar y otros aspectos que terminan favoreciendo a todo el sistema”.
Con el objetivo de mantener los niveles de materia orgánica en el horizonte A del suelo, Dabalá sostuvo que mover el suelo es una amenaza para el sistema. “El movimiento de suelo es un manotón de ahogado. Puede ser una solución para el próximo cultivo, solucionando el enmalezamiento y brindando una mejor implantación, pero para adelante no solucionará nada. Mirándolo como sistema no es positivo, ya que lo principal es la pérdida de materia orgánica en el corto plazo, como consecuencia del movimiento” expresó.
“Hay que tratar de evitar hacer ese movimiento superficial, por mínimo que sea, ya que en realidad los problemas de la siembra directa hoy están entre los 15 y 20 centímetros del suelo, donde mayormente cualquier chacra tiene ciertos indicios de compactación. Por lo tanto, al mover arriba no va a solucionar mucho más de lo que estamos viendo”, comentó.
Con respecto a los desafíos, puntualizó que se reciben algunos comentarios que señalan que la siembra directa no funciona. En ese sentido, consideró que “al analizar, nos encontramos con errores en el enfoque. No es la siembra directa la que está fallando. En función de eso es que hemos ido modelando nuestro trabajo en los últimos tiempos”.
“Hoy miramos cada chacra por sí misma y no en el conjunto del establecimiento, como se venía haciendo. Ese fue uno de los grandes errores” admitió. Agregó que “el problema de enmalezamiento es claramente un reflejo de falta de rotación, independientemente de que exista resistencia”.
Con respecto a la compactación del suelo, aseguró que “sabemos cómo manejarla, el tema es cómo adecuarlo y hacerlo. Una fase de pasturas entraría a solucionar muchos de los problemas, pero allí incide la tenencia de la tierra. Además, los costos inciden. Porque es difícil asumir arrendamientos agrícolas con pasturas y la producción de carne”.
Subrayó que el agregado de pasturas a la rotación aporta “sistemas radiculares que logran mejorar y establecerse más abajo que los cultivos agrícolas. En seis meses es casi imposible que los cultivos puedan hacerlo. En dos o tres años la pastura logra tener un sistema radicular con mucha mayor exploración. Una vez que se muere la pastura, y se empiezan a morir esas raíces, empiezan a descompactar. Es ahí donde está el efecto más grande”, argumentó.