Se trata de NKx21 IPRO STS, “con buenos datos”; y SY 5×1, del segmento 5 corto, una RR de porte medio; ambas tienen “muy alto potencial y estabilidad”, destacó Felipe Foglino.
Luego de un año sin actividades por la pandemia del Covid-19, NK presenta dos variedades para esta zafra de soja: NK 60×21 IPRO STS y SY 5×1. “El año pasado la pandemia nos impidió transmitir en jornadas todas las novedades. Lo más importante fue el cambio de marca. Hace dos años, luego de la adquisición de Nidera por parte de Syngenta, la genética de Syngenta pasó a utilizar la marca NK, tanto en soja como en maíz. Nidera y NK quedaron bajo el paraguas de Syngenta, y esto hace que tengamos un impulso muy grande en el largo plazo”, comentó a VERDE el ingeniero agrónomo Felipe Foglino, de Grupo Macció.
Sobre la nueva variedad NK 60×21 IPRO STS, destacó que “es de muy alto potencial, alta estabilidad, viene con muy buenos datos y muy prometedores en los últimos dos años, para estar jugando a primer nivel en el mercado”.
Para el segmento de los ciclos 5 cortos, anunció la SY 5×1. “Es una variedad RR, de muy alto potencial, de porte medio, ramifica y nos da mucha estabilidad de rendimientos”, señaló.
Foglino dijo que esas son las novedades comerciales, pero también hay lanzamientos. “Traemos dos variedades nuevas para la próxima zafra. Estamos teniendo un viento de cola muy grande en germoplasma, lanzamientos y lo que implica NK como empresa que está apostando a posicionarse. No se pretende que NK se quede como una segunda marca bajo el paraguas de Syngenta, sino que el objetivo es potenciar ambas marcas”, explicó.
Portafolio
Recordó que hasta el año pasado se ofrecían: SYN 1157, SYN 1560 y SYN 1561IPRO, “que nos daban mucha estabilidad. Las conocemos mucho, también las conoce el mercado, y a ellas podemos apostar”. Y agregó que “hoy también tenemos SY 5×1 y NK 60×21 IPRO STS.
“El 60% o 65% del mercado está dominado por los grupos 6, y estamos en ese segmento. Desde la SYN 1157, que es un ciclo 5.7, a la SYN 1561, que es un ciclo 6.1, pasando por SYN 1560 y NK 60×21; estamos en el gran mercado”, valoró el ingeniero agrónomo.
Foglino agregó que “son sojas que se comportan muy bien, desde los primeros días de noviembre, y nos podemos ir a mediados de diciembre con el mismo ciclo. Eso nos posiciona en variedades que pueden ser tanto de ciclos de primera como de segunda. Y más si consideramos que hoy la segunda puede ser relativamente temprana, con el área de colza que todos sabemos que hay en el país, que permite sembrar en noviembre una soja de segunda”.
Advirtió que SY 5×1 es una variedad un poco más acotada en la siembra. Sus fechas recomendadas van del 20 de noviembre al 10 de diciembre. “Es una variedad más corta y no por eso hay que cometer el error común de sembrarla tarde. Esta es una variedad que tiene potencial para el 25 o 30 de noviembre, y se debe apostar a los lugares de mejor potencial”, remarcó en su descripción.
Agregó que, si bien es muy estable y se comportó muy bien en lugares de no tan alto potencial, “nos focalizamos en ese nicho”.
Foglino destacó que “tenemos un portafolio muy amplio, lo que el mercado busca, y alguna opción más corta, para cultivos bajo riego”.
Protección de cultivos
Por otra parte, Foglino también destacó que se viene trabajando “hombro a hombro con la parte de Protección de Cultivos de Syngenta, siempre entendiendo que debemos poner al servicio del productor las mejores opciones de curasemillas”.
Destacó que “el 100% de nuestras semillas sale curada, independientemente del año se elige el fungicida, en función de cómo esté la sanidad, tanto de los cultivos como de las chacras o la calidad de la semilla”.
Además, enfatizó que se trata de ser lo más rápidos y eficientes en las entregas. “Ese es un plus en el que trabajamos mucho, ser rápidos al momento de tener las semillas, para que el productor pueda contar con ellas lo más rápido posible”, subrayó.
Novedades para el próximo año
Consultado sobre las novedades en las que se trabaja para el próximo año, el ingeniero agrónomo respondió que “estamos con variedades superadoras a lo que hoy tenemos en el mercado, como un ciclo 5.2, para darle un poco más de flexibilidad al 5.1 e irnos a un nicho un poco más grande”.
Además, el ingeniero agrónomo que integra Grupo Macció adelantó que “estaremos creciendo en carry over de herbicidas de invierno, de la mano de la genética y de la tecnología STS. Seguramente se suplantará alguna de las variedades, de ciclo 5.7 o 6, con variedades superadoras en ese segmento”.
Álvaro Pereira Ramela, jefe de Acceso e Inteligencia de Mercados de INAC, analizó la oportunidades de un tratado de libre comercio con China, las ventajas de acceder al Acuerdo Transpacífico y las perspectivas del Mercosur
El jefe de Acceso e Inteligencia de Mercados del Instituto Nacional de Carnes (INAC), economista Álvaro Pereira Ramela, destacó que “se ve una luz para que Uruguay empiece a cerrar esta desventaja arancelaria con los competidores”, al tiempo que señaló que “hubo un montón de acuerdos y el Mercosur ha estado ajeno a todos ellos”.
Este año Uruguay pagará cerca de US$ 150 millones en aranceles para ingresar con carnes rojas a China. Pereira señaló que si bien es un monto importante, el porcentaje que cobra el país asiático es razonable y “por eso se puede pagar”. Más allá del tratado de libre comercio (TLC) que se pueda firmar con China, Pereira señaló las oportunidades que genera el Acuerdo Transpacífico (CPTPP) como alternativa de diversificación de mercados.
Por otra parte, en relación a la agenda de vínculos que pueda establecer Uruguay con otros países, planteó la necesidad de “acercarnos a esos países que el Mercosur no tiene en la mira”. Dijo que Corea del Sur y Canadá “son las negociaciones activas (del Mercosur) que más ilusiones hacen”.
¿Cómo se ve desde el sector cárnico el posible TLC entre Uruguay y China?
Es muy importante. El acceso a mercados en materia arancelaria es uno de los elementos donde la cadena cárnica nacional venía quedando más rezagada. En materia de acceso a mercados hay dos elementos centrales: lo sanitario y lo arancelario. Lo sanitario se venía moviendo y apareciendo habilitaciones de mercados, cada vez más productos podían ingresar a más mercados; pero en materia arancelaria había una situación bastante estática, detenida, y no se terminaban de concretar logros. Los últimos logros de Uruguay en materia arancelaria tengan que ver con la Ronda Uruguay del GATT, en el año 1994, cuando se consolidó la cuota de Estados Unidos y la cuota Hilton. Desde ese momento se firmó algún TLC pero no con países eminentemente agroimportadores. También se firmaron acuerdos con Latinoamérica, con países que producen sus alimentos, y no se estaba dando la lógica de firmar acuerdos con países que importan lo que exportamos. Está ese rezago en estos 30 años. Nuestros competidores se han movido de forma dinámica y los países del Mercosur han quedado un escalón atrás. Uno siempre se compara con países de punta, como Australia y Nueva Zelanda, pero cuando uno pone otro tipo de métrica ve que también estamos peor que otros países, como Colombia. Otros países productores de alimentos se han firmado acuerdos, no solo los de origen anglosajón. En los últimos años se han firmado acuerdos muy importantes en la zona del Pacífico, como el CPTPP o el RCEP, que es muy similar y también incluye un conjunto de países del Pacífico; hay acuerdos entre Estados Unidos y Japón, entre el Reino Unido y Australia. Hubo un montón de acuerdos y el Mercosur ha estado ajeno a todos. En la cadena cárnica ahora se ve una luz para que Uruguay empiece a cerrar esta desventaja arancelaria con los competidores.
En China es donde Uruguay paga más aranceles en carne vacuna.
Correcto, y eso tiene que ver con un arancel de nivel medio. Hay países a los que Uruguay exporta, como Brasil o Chile, donde no paga aranceles. Eso funciona bien. Después hay otros países con aranceles tan altos que impiden participar, como Japón, donde es del 40% y el resto de los países paga en el eje del 25%; o Corea del Sur, donde la situación es similar. El arancel que se paga en Estados Unidos por fuera de la cuota es de 26% y los competidores extra Mercosur estan en 0%. Hay un conjunto de lugares donde es tal la hostilidad en materia arancelaria que la carne uruguaya no puede participar. Y después está China, con ese arancel del 12%, que implica un pago, pero que permite hacer negocios. Actualmente el 60% del volumen exportado va a China, porque la demanda es firme, tenemos habilitaciones sanitarias y el arancel no es tan hostil.
¿Se puede esperar una reducción del arancel del 12% de firmarse un TLC con China?
Sí. Cuando uno estudia los antecedentes y acuerdos que ha firmado China, hay una desgravación, y ese arancel siempre desaparece. Seríamos los primeros en quedarnos con un arancel en China si esto no fuera así. El margen de negociación es el horizonte temporal, que puede ser inmediato. Hay países que experimentaron una rebaja inmediata, otros que tuvieron expuestos a cinco años de desgravación, otros de 10 años de desgravación, y el arancel va cayendo lentamente. Ahí hay un poco más de margen de acción. El otro elemento a negociar es que exista o no una restricción cuantitativa, un cupo como el que tiene Australia, pero eso sucedió solo en ese caso, cuando China importaba menos carne, y con un país que exporta bastante más carne que Uruguay. Pero con las dimensiones de Uruguay y las de China, sería bastante llamativo que existiera una restricción cuantitativa.
O sea que no se imagina un cupo para Uruguay en China.
Sería raro. Cuando uno mira a un exportador de la misma dimensión que Uruguay, como Nueva Zelanda, no hay cupo; hubo una reducción de los aranceles en un plazo de 10 años, bajando 1,2% por año, hasta que en 10 años se elimina el 12%. Pero ese acuerdo se firmó en un momento de la historia en que China importaba mucho menos; tiene más de 10 años.
¿Cuánto estaría pagando Uruguay de aranceles en China este año?
Entre US$ 130 y US$ 135 millones por carne bovina, que es una cifra muy similar a la de 2019, el año previo a la pandemia del Covid-19. La novedad este año será un salto muy importante en los aranceles de carne ovina, del orden de US$ 15 millones; las menudencias, que serán otros US$ 5 millones; y los subproductos, como los huesos, que serán otros US$ 5 o US$ 10 millones. Cuando uno suma, tiene US$ 150 millones de carne roja y luego más de US$ 10 millones en otros subproductos y menudencias.
¿Cómo está la situación de acceso sanitario y de aranceles para los distintos productos uruguayos?
La situación es heterogénea. En la carne bovina tenemos una situación positiva, una gran cantidad de plantas habilitadas, podemos exportar carne con hueso y sin hueso. El hecho de poder exportar carne con hueso a China es un premio importante, Brasil no lo tiene y no todas las plantas argentinas lo tienen. En carne ovina la situación también es positiva. Menudencias nos faltan algunas, pero hay un acceso relevante. Las que faltan para poder acceder son: lengua, mondongo, carne de cabeza y carne de quijada. Son productos de los que se puede extraer valor, y están yendo a otros mercados, por razones sanitarias no van a China, que es su destino natural. Y luego hay productos cárnicos que no tienen acceso y que la habilitación combinada con un TLC tendría un impacto muy profundo. Ahí es básicamente la carne aviar y porcina. No están habilitadas y si se habilitaran hoy tendrían que pagar aranceles de entre 15% y 20%. Si se pudieran combinar las dos cosas, una habilitación y al mismo tiempo una rebaja arancelaria, sería una oportunidad muy importante para esos sectores.
¿La carne ovina qué arancel tiene en China?
Depende un poco del producto, pero en general lo que se exporta desde Uruguay paga 15%.
Así que hay oportunidades para todo el complejo cárnico uruguayo.
Sí. A veces uno se concentra en la rebaja arancelaria, porque quizás sea difícil aumentar los volúmenes de exportación, porque ya hay una exportación muy relevante a ese mercado. Lo que sí podría haber es un desvío del comercio desde otros destinos a China, pero hay un límite que está relativamente cercano. No se puede multiplicar por 10 la exportación a China en un par de años, pero sí hay un potencial muy importante en la rebaja arancelaria, que fue cuantificada anteriormente, y que en las carnes rojas el pago de aranceles este año estará muy cerca de los US$ 150 millones.
¿Cuál es el escenario para la carne vacuna en el CPTPP?
El CPTPP tiene un mecanismo de acceso a mercados muy distinto al que se plantea con China. Se trata de vincularse con países con los que actualmente no tenemos un vínculo tan profundo. En ese grupo, el 40% de las importaciones de carne bovina lo hace Japón; luego vienen Vietnam, Canadá, Malasia, Indonesia. Son países a los que les exportamos relativamente poco, por razones arancelarias, o a los que directamente no les exportamos, por razones sanitarias, como Vietnam o Indonesia. Uno de los principales atractivos de este acuerdo es presentar una alternativa de diversificación de mercados. Estamos hablando de 11 países, hay cuatro o cinco que son importadores de carne muy relevantes, donde Uruguay tiene una exposición relativamente baja. En los últimos meses se demostró el atractivo y la relevancia de este acuerdo, al que China y Taiwán solicitaron su inclusión, así como lo hizo el Reino Unido recientemente. Esto demuestra claramente que, ante la parálisis de la Organización Mundial del Comercio, los países siguen buscando otros ámbitos para vincularse y profundizar sus relaciones, y el CPTPP sigue demostrando que es un lugar muy atractivo para eso.
¿Japón, Canadá, Vietnam, Malasia e Indonesia serían los mercados más atractivos para la carne vacuna en ese acuerdo?
Correcto. Esta evaluación intentamos caracterizarla de la forma más objetiva posible. Estudiamos el mercado de carne vacuna y vemos cuáles son los países que importan más volumen, dónde están los precios más altos, dónde hay menor volatilidad de precios. Y todo esto lo cotejamos con la agenda Mercosur, que tiene negociaciones activas. Una de esas negociaciones del Mercosur, en buenos términos y que podría ser muy atractiva, es con Corea del Sur. Es fundamental que ese acuerdo concluya. Pero cuando uno mira el mercado mundial de carne vacuna hay una serie de países que están desatendidos por el Mercosur. Uno es China, otro es Estados Unidos y otro es Japón. El Mercosur no tiene respuestas para la vinculación con estos países. Por eso, el TLC con China es fundamental, porque el Mercosur no lo tiene en carpeta y es un importador muy relevante, entonces hay que buscar un vínculo bilateral. Japón tampoco está en la agenda del Mercosur, y por eso el CPTPP parece ser un mecanismo alternativo para vincularnos. Cuando uno piensa en la agenda de vínculos que pueda hacer Uruguay, la idea es acercarnos a esos países que el Mercosur no tiene en la mira.
¿Qué otro bloque o país podría significar una oportunidad?
Lo cierto es que Uruguay necesita algunos acuerdos comerciales. No es necesario que se firmen 150 acuerdos con todos los países del mundo, porque la importación está concentrada en algunos países. China tiene el atractivo de ser el principal mercado, donde estamos pagando la mayoría de los aranceles. En Japón y Corea están los precios más altos y la menor volatilidad. Allí casi todos los exportadores tienen preferencias arancelarias, pagan 25% para ir bajando a 0% en Corea y 9% en Japón, pero Uruguay paga 40%. Si Uruguay no hace algo ahí va a quedarse afuera, además de la desventaja geográfica, por lo lejos que estamos. Después está el Sudeste Asiático, integrado por países que importan el 10% de la carne bovina del mundo y a los que Uruguay casi no exporta. Esos países tienen una población musulmana que crece en cantidad y en poder adquisitivo, y hay un conjunto de oportunidades muy importante. Ahí están: Indonesia, Vietnam, Filipinas, Malasia y Tailandia. Es importante ver que Uruguay no tiene habilitaciones sanitarias en esos países, pero hay países del Mercosur que sí las tienen. Brasil le exporta a Indonesia; y Argentina a Filipinas. El Mercosur tiene en su agenda un TLC con Vietnam y con Indonesia. Ahí hay un polo importador muy relevante. Estados Unidos y el Reino Unido también son importadores relevantes, pero ninguno de los dos está en la agenda del Mercosur.
¿Qué países o bloques están en la agenda de negociación del Mercosur?
La Unión Europea, Suiza y Noruega. Son acuerdos que están escritos y se puede acceder a ellos. Con la Unión Europea están las 99.000 toneladas de carne vacuna, pero está en una situación anormal, poco frecuente en el comercio internacional, donde los negociadores se ponen de acuerdo pero luego el acuerdo no entra en vigor. Corea del Sur y Canadá son las negociaciones activas que más ilusiones hacen. Corea del Sur es un gran importador, que tiene altos precios y baja volatilidad. Canadá también es muy atractivo, tenemos una relación de varias décadas, exportamos mucho a través de una cuota para terceros países, que los usa casi exclusivamente Uruguay.
Allí son 11.000 toneladas.
Sí, 11.800 toneladas sin arancel. Esa cuota se termina y se acaba el comercio con Canadá, porque hay que pagar 26% de aranceles. Con Canadá hay un vínculo muy profundo. Además, muchos importadores canadienses también operan en Estados Unidos; hay relaciones que se podrían capitalizar. Y luego aparecen otros países en la agenda Mercosur, como Singapur, pero no cobra aranceles, así que en realidad un TLC no generaría un efecto dinamizador para la cadena cárnica nacional. También está el Líbano, que tampoco es un gran importador, así que no genera grandes expectativas. Luego, en etapa de evaluación o preevaluación, están Vietnam e Indonesia. Si se concluyen los acuerdos con Corea del Sur y Canadá, Vietnam e Indonesia pasarían a tener el foco de atención.
¿Medio Oriente representa oportunidades?
En la gran mayoría de los países de Medio Oriente lo sanitario está resuelto, no hay acuerdos comerciales, pero los aranceles por defecto no son tan altos. Uno tiene más necesidad de acuerdos comerciales cuando el arancel por defecto es muy alto. Uruguay no está exportando mucho a ese destino, y otros países que exportaban a Medio Oriente ahora empiezan a enviar esa mercadería a China. Lo vimos bastante en Brasil, que ahora, con el caso de vaca loca volvió a Medio Oriente; pero en contextos normales muchas plantas brasileñas dejaron de exportar a Medio Oriente para mandar a China. Por lo tanto, el acceso al mercado de Medio Oriente está resuelto y queda en el ámbito de acción del sector privado, que por razones comerciales puede optar o no por exportar a esa región.
¿Cuánto tiene por ganar la carne ovina en materia de mercados?
A veces la manejamos de forma muy análoga con la carne vacuna, pero tiene una diferencia fundamental: la gran mayoría del comercio es de carne con hueso. El mercado de la carne vacuna es 90% sin hueso, y en carne ovina es menos de 20%. A eso hay que agregarle que el costo de desosar un ovino es más alto por kilo que en la carne vacuna, porque el animal es más pequeño. Entonces, cuando uno combina esas dos cosas tiene una situación distinta en términos de acceso a mercados. Se vuelve mucho más importante tener acceso para carne ovina con hueso que para carne bovina con hueso. Cuando uno estudia las habilitaciones sanitarias que tiene Uruguay para todas las especies, ve que la carne bovina puede acceder al 73% del mercado importador; y la carne ovina al 39%. La diferencia es la dimensión de algunos mercados con hueso. Hay un conjunto de mercados importante para la carne ovina y no los tenemos. No estamos habilitados para entrar con hueso ni a Estados Unidos (solo de compartimento), la Unión Europea, Canadá, ni al Reino Unido.
¿Es solo una cuestión sanitaria o puede haber algún trabajo que se pueda hacer para avanzar?
El argumento sanitario es la vacunación contra la fiebre aftosa. Alegan que al vacunar contra esa enfermedad puede haber un activo en los huesos y no en la carne, y por eso se permite la exportación de carne desosada pero no con hueso. En carne ovina, por lo general, los aranceles son menos altos. En Estados Unidos es casi 0%. La situación es muy distinta a la de la carne bovina, que necesita un tratado comercial, porque lo sanitario está resuelto. Pero con la carne ovina pasa lo contrario, tenemos una restricción sanitaria que nos impide entrar, pero si eso estuviera resuelto el arancel no sería un problema.
¿Qué pasa con la carne porcina?
La carne bovina accede al 73% de los mercados; la carne ovina al 39%; 4% la carne aviar –la cifra rondaba el 30% y se fue erosionando–; y la carne porcina es 0%. No hay exportación de carne de esa especie sino que, por el contrario, se importa desde Brasil. Ahí hay toda una agenda por construirse.
¿El de la carne porcina es el mercado más importante del mundo?
Exacto, en materia de producción siempre fue el de mayor volumen, hasta la gripe porcina, cuando se pinchó. En materia de comercio, es un mercado de US$ 20.000 o US$ 25.000 millones, de un tamaño idéntico al aviar en términos económicos. Entre carne porcina y aviar tienen la mitad del comercio mundial de proteína animal. La otra mitad es con carne de rumiantes y sus menudencias. Es un mercado muy significativo. Uruguay tiene una situación bastante dicotómica, con un rol bastante destacado en la carne de los animales rumiantes, mientras que en la carne de los animales monogástricos nuestro rol como exportador es marginal o inexistente.
¿Y cuál es el panorama para la carne aviar que se produce en Uruguay?
Es una agenda que está en construcción, pero hay más expectativas, sobre todo en países donde ya tuvimos habilitación, como por ejemplo Arabia Saudita o Hong Kong. El objetivo es recuperar esas habilitaciones o entrar al principal mercado importador, que es China. En materia de acceso a mercados sería como pasar de la noche al día, ya que es un mercado con un potencial importador infinito en términos comparativos con nuestra producción.
Por lo tanto, un TLC con China podría significar un cambio drástico para la carne aviar.
Sí, es la combinación. Es pasar de no tener el principal mercado a tenerlo y, además, sin un arancel del 15% o 20%. Es un cambio de la noche al día.
¿Cómo están ingresando los competidores en carne aviar a China?
Los países del Mercosur suelen llevar los accesos a mercados más parejos para todas las carnes. Uno mira a Brasil y ve que es el país que más acceso tiene para carne aviar y uno de los mejores en carne porcina. Es un competidor muy dominante en carne bovina, pero también en carne de animales monogástricos. Su lógica es que los bienes públicos y los aprendizajes de una cadena cárnica específica van para la otra y viceversa. Sin embargo, en Uruguay se ven situaciones muy distintas entre los rumiantes versus la de los monogástricos. En Argentina, a menor escala, sucede algo similar a lo de Brasil. Argentina está en un 37% del mercado aviar, Uruguay está en 4%, Paraguay en 15% y Chile en 46%. Cuando aislamos el análisis para el monogástrico, vemos que nuestro acceso a mercados está bastante más atrás que el de los competidores regionales.
¿Hay que priorizar el acceso arancelario o el sanitario?
La idea es irlos llevando parejos, consiguiendo en paralelo las dos cosas, para que el mercado quede resuelto y sea posible su total aprovechamiento. Australia y Nueva Zelanda están en ese estado, tienen la mayoría de los mercados abiertos y TLC con la mayoría de esos mercados. Tienen todo resuelto. Después está Paraguay, que tiene pocas habilitaciones sanitarias, no está en los mercados grandes como China, Estados Unidos, Japón o Corea; le faltan mercados muy grandes. En términos arancelarios tampoco tiene las cosas resueltas, porque está en el Mercosur. Entonces, está en un punto opuesto. Después, en una situación asimétrica está Colombia, que tiene muchos TLC, pero no tiene las habilitaciones sanitarias. Y el caso contrario es Uruguay, que tiene lo sanitario pero no lo arancelario. Entonces, si Uruguay empieza a concretar acuerdos comerciales, si se ponen a tiro las agendas, además de entrar en ganancia por los aranceles que se van a dejar de pagar, por el flujo de comercio preexistente, vamos a empezar a aprovechar el valor de las habilitaciones sanitarias que ya se consiguieron. Uruguay consiguió una importante habilitación sanitaria en Japón, pero no se está aprovechando porque no tenemos acceso arancelario. Un caso similar es el de Corea del Sur.
¿Quedó estática la agenda de acceso a mercados de Uruguay mientras que evolucionó la sanitaria?
Sí, y eso tiene una explicación muy clara. Uruguay era totalmente responsable de la agenda sanitaria, pero no de la arancelaria. Esta última estaba en el Mercosur. Eso generó ese desfazaje. En lo que dependía 100% de Uruguay se fue avanzando, y lo otro no avanzó tanto. En gran medida, todos los países del bloque tuvieron avances sanitarios, menos Paraguay, que viene un poco más atrás.
¿Estados Unidos está en una situación similar a las de Australia y Nueva Zelanda en materia de acceso a mercados?
En gran medida sí. No tiene un acuerdo comercial con China, más bien todo lo contrario, le subieron los aranceles. Cuando Estados Unidos exporta a China paga 37% no 12%, porque le pusieron un castigo. Pero sacando esa situación muy particular, Estados Unidos tiene TLC con Corea, Japón, países del Sudeste Asiático, Canadá y con México. A esos países del Pacífico los trabaja muy bien.
TARJETA PERSONAL
Álvaro Pereira tiene 31 años. Es jefe de Acceso e Inteligencia de Mercados en el Instituto Nacional de Carnes (INAC). Es licenciado en Economía (ORT) y magíster en Economía (Barcelona School of Economics). Comenzó a trabajar en INAC en 2016, realizando evaluaciones económicas en proyectos de marketing e industriales. Actualmente asesora al INAC y a los ministerios de Ganadería y Relaciones Exteriores.
Esas son algunas de las estrategias del gobierno en materia de sostenibilidad ambiental, según explicaron los ministros de Ambiente, Economía y Ganadería y jerarcas del INIA
Mauro Florentín
maflorentin@gmail.com
No hay mejor defensa que un buen ataque, es una premisa que se suele manejar en el fútbol. Al parecer esa es la estrategia elegida por el gobierno y la institucionalidad agropecuaria para defender la producción del campo uruguayo, específicamente de la ganadería, ante los cuestionamientos por el impacto de esa actividad en el ambiente.
Con un arranque igualmente ofensivo se presentaron varios jerarcas del Poder Ejecutivo en sus exposiciones realizadas el martes 14 de setiembre en la Expo Prado 2021, cuando el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) organizó una mesa de debate bajo el título “Uruguay ¿un país diferente? Los desafíos de la sostenibilidad”.
El panel estuvo integrado por la titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche; el principal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos; el ministro de Ambiente, Adrián Peña, y el presidente y vicepresidente de INIA, José Bonica y Walter Baethgen, respectivamente.
El objetivo del debate fue analizar los principales diferenciales de Uruguay en materia de sostenibilidad, y conocer las perspectivas de cada autoridad sobre los desafíos y oportunidades que tienen la ciencia, la producción y las políticas públicas nacionales en este tema. Eso como premisa, con el propósito de abrir nuevos mercados y promover inversiones, según el INIA.
En esa ocasión el gobierno anunció el trabajo coordinado entre los ministerios de Economía, Industria, Ganadería y Ambiente para la “emisión de un bono soberano atado a indicadores ambientales”, que sean “medibles” y “reconocidos internacionalmente”.
Ese objetivo se suma a otras acciones, como la prevista en la Rendición de Cuentas, respecto a que una parte del Impuesto Específico Interno (Imesi) pasará a ser un tributo a las emisiones de dióxido de carbono.
Los drivers y la garra charrúa
Baethgen planteó un escenario en el que unas “700 millones de personas se van a dormir con hambre” en el mundo, al tiempo que otras “2.000 millones” registran casos de obesidad.
Igualmente, hay “gente con hambre escondida”, con “niños que quedan ciegos por falta de vitamina A” y “mujeres que mueren por no contar con el aporte de hierro” requerido, comentó.
Se refirió también a los cambios en los hábitos de consumo, la inocuidad, la trazabilidad y el valor nutritivo.
Y en ese sentido, “las nuevas generaciones no compran tal marca porque no quieren ser cómplices de la deforestación y el cambio climático”, sostuvo.
Consideró que, al analizar este asunto hay “dos grandes drivers”, que son los “problemas de salud pública” y la “creciente exigencia de sistemas de producción que no dañen el medio ambiente”.
“Uruguay produce granos rotando con pasturas y cuidando el suelo”, y “con una economía circular”; y además “produce carne y lana en pasturas naturales, que hace millones de años que está siendo pastadas por herbívoros grandes”, diferenció.
Sostuvo que en el campo uruguayo “se está produciendo carne no solamente con una huella de carbono baja, sino además manteniendo un ecosistema natural y ofreciendo servicios ecosistémicos”.
“La forestación se hace respetando un ordenamiento territorial” para que “los suelos destinados a forestar no compitan con los vinculados a la producción de alimentos”, aseguró el vicepresidente del INIA.
Planteó que esa posición diferencial de Uruguay “no sea simplemente un folleto o una buena campaña de promoción, sino que se le pueda agregar ciencia dura y buena”.
A su turno, Mattos habló de las “garantías” de producir y al mismo tiempo, “preservar” los recursos naturales.
“Uruguay se puede diferenciar en su sistema productivo, ya que no aumenta su frontera de producción a costa de la pérdida de su ecosistema natural”, dijo.
Planteó, a modo de ejemplo, lo que sucedió en las últimas décadas, con el sector forestal que se desarrolló y cambió el paisaje rural.
El titular de Ganadería resaltó la “oportunidad de mostrarse al mundo” las características de la producción de alimentos. “Las certificaciones demuestran ese concepto de la sostenibilidad, que respalda el discurso”, aseveró.
Lo que interpretó que es “casi que como un desafío a los mercados más exigentes”.
El titular de Ambiente arrancó su exposición con comentarios en tono irónico al señalar: “Soy el comisario de la sala”. Eso fue en alusión al rol de contralor de la producción agropecuaria en el cuidado de los asuntos ambientales. “Venimos muy bien”, afirmó Peña.
Destacó que la participación de los ministros de Ganadería, de Economía y de Ambiente en un tema vinculado a la producción sostenible “ya de por sí es una noticia” y “muestra lo diferente de Uruguay”.
La estrategia de mediano y largo plazo pasa por “demostrar cómo produce” el campo uruguayo, indicó.
“Acá no hay garra charrúa, ni celeste del alma que valga, lo que no se demuestra no existe en términos científicos”, graficó.
Luego, el jerarca se refirió a la intención del gobierno de emitir “un bono sostenible”, que “esté atado a la sostenibilidad ambiental, como beneficio para los que cumplen ciertas metas”.
Punto de inflexión
Arbeleche, por su parte, dijo que “la foto del panel habla por sí misma”, en el entendido de la señal que implica la participación conjunta de varios ministros en un evento sobre la sostenibilidad ambiental y productiva.
“Uruguay se encuentra en un punto de inflexión, con señales que muestran una recuperación, y es preciso aprovechar para que ese crecimiento esté relacionado a los requerimientos de los consumidores y de los inversores”, planteó.
También hay “elementos adicionales” vinculados a “lo ambiental, a lo social y a la gobernanza”, señaló.
Explicó que “el enfoque ambiental es mucho más que sólo el financiamiento que pueda hacer el gobierno con estas características (referidas al bono a emitir), sino que este sello de calidad lo está exigiendo el mundo entero y los mercados en todos lados”.
“Por eso, es que el rol del MEF es totalmente distinto, en este mundo que también tiene una inflexión al exigir responsabilidad hacia las generaciones futuras”, sostuvo.
Y se apoyó en el argumento de que en el Presupuesto Nacional la política económica se planteó de otra manera, ya no es la coordinación entre un ministerio y otro, sino que el diseño de la propia política económica tiene internalizado el tema ambiental”.
Arbeleche recordó que “el artículo 533 de esa ley presupuestal incorpora los Principios de Helsinki (Finlandia)”, establecidos en 2019 en el marco de una reunión anual del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional respecto a la acción climática, mediante el uso de las finanzas públicas y la política fiscal.
“No por casualidad parte del equipo económico está presente en esta sala”, mencionó como prueba de esa definición política.
Señaló que “Ambiente propondrá sendas de crecimiento sostenibles, y Economía medirá impactos de crecimiento, inversión y empleo, viendo cuál es la senda más costo-efectiva”.
“Economía tiene que administrar los recursos, y lo debe hacer de la manera más eficiente posible, porque no podemos desperdiciar recursos”, advirtió.
La titular del MEF se refirió a la importancia de determinar los apoyos específicos, para dar los “empujones” necesarios en cierta dirección. “Empujones en términos de movilidad eléctrica”, en “el impuesto a las emisiones de dióxido de carbono”, previsto en la Rendición de Cuentas, lo que “no es más carga tributaria sino que parte del Imesi a las naftas pasa a ser un tributo relacionado con las emisiones del CO2”, explicó.
Los inversores internacionales plantean consultas respecto a los bonos que emite el Estado uruguayo en los mercados globales, específicamente en los que puedan estar vinculados a indicadores ambientales en la producción de alimentos, según Arbeleche.
“Uruguay está trabajando para la emisión de un bono atado en su tasa de interés a indicadores ambientales reconocidos internacionalmente”, adelantó la ministra. Y dijo que “si nos va bien pagaremos menos, y si nos va mal ambientalmente seremos autocastigados y vamos a pagar más”.
Ese será “el primer bono soberano” que emitirá el gobierno uruguayo “con esas características” vinculadas al impacto ambiental, resaltó la ministra.
Al momento de las consultas del público, que siguió la actividad presencial y por vía virtual, se interrogó al ministro de Ganadería sobre las críticas a la producción de carne por el impacto en la emisión de gases de efecto invernadero, y la postura oficial de reaccionar ante las mismas en lugar de liderar una política en ese asunto.
Mattos respondió: “creo que hay que reaccionar dentro de lo razonable, no desconociendo la temática y la problemática, y siempre con el concepto de poder mejorar”.
“La ganadería es una (actividad) emisora de gases de efecto invernadero, (pero) el tema es cuánto emite y cuánto captura, y en ese juego de balances está el secreto de cuánto contribuimos nosotros”, señaló.
Y más adelante el ministro afirmó: “lo que no podemos aceptar bajo ningún concepto es que seamos responsabilizados en mayor grado de lo que hacemos en eventuales aportes al cambio climático”.
El titular del MGAP también se refirió a ciertos casos de agroindustrias que deben realizar inversiones para mejorar el tratamiento de sus efluentes. Al ser consultado sobre ese punto, Mattos prefirió no identificar a las empresas que todavía tienen pendientes esa tarea, y habló de la necesidad de facilitar herramientas financieras que estén destinadas a atender esas situaciones.
Mattos sí se refirió a que hay una “agenda importante” para que “en el sector lechero” algunos tambos puedan adecuarse en el tratamiento de las aguas residuales, mediante el posible “endeudamiento externo de organismos internacionales”.
Presentaron tres variedades que complementan la oferta de su portafolio; se trata de NS 5028 STS, NS 5421 STS y NS 6120 IPRO, destacadas por su tecnología y potencial
Agrocentro y Nidera presentan tres nuevas variedades de sojas que complementan la paleta de productos que venían trabajando en el mercado uruguayo. El ingeniero agrónomo Rafael Gil, responsable del área de Desarrollo de Agrocentro, empresa que representa a Nidera en Uruguay, dijo a VERDE que las novedades para la zafra 2021/22 son: NS 5028 STS, NS 5421 STS y NS 6120 IPRO.
Describió que la NS 5028 STS (tecnología RR1 y resistente a sulfonilureas) es una soja de muy alto potencial, ideal para ambientes de alta productividad o bajo riego. “Su ciclo es un poco más corto que el de NS 5258, una soja muy conocida y la variedad de grupo 5 corto más sembrada en Uruguay; sobre todo en el litoral, centro y sur, así como en sistemas bajo riego. La NS 5028 STS es la soja de mayor potencial de rendimiento del portafolio”, destacó.
Frente a la NS 5421 STS, señaló que “ha sido muy demandada en esta zafra. Viene a complementar nuestro portafolio en el segmento de los 5 medios, donde teníamos una variedad IPRO –NS 5419– pero ninguna variedad RR1”.
Agregó que “complementa muy bien a NS 5258, NS 5028 o NS 6248. Tiene muy buen potencial y responde muy bien a ambientes de alta productividad, pero también a suelos con alguna limitante. Tiene un ciclo de cinco a siete días más corto a floración que la reconocida Nidera NA 5909 RG, y a madurez fisiológica similar largo de ciclo”. Es ideal para siembras, de primera, de mediados de noviembre; y de segunda hasta el 15 de diciembre. Y cuenta con tecnología STS, resistente a sulfonilureas.
Dentro del grupo 6 corto se presenta NS 6120 IPRO, con alto potencial. “No teníamos ninguna variedad con esas características en el segmento de los grupos intermedios, y viene a complementar a la NA 5909 y NS 6248”, acotó.
PORTAFOLIO
Gil indicó que “el portafolio completo de Nidera para este año es realmente muy amplio. Está pensado para posicionarse en todos los ambientes productivos de Uruguay, desde el grupo 5 corto, pasando por los 5 medio, 5 largo y 6 corto, hasta el grupo 6 largo”.
En grupo de madurez 5 corto, “además del lanzamiento 5028 STS, nuestra soja más corta, tenemos la 5258, muy conocida y testigo de mercado. Son materiales más bien de porte bajo, muy ramificadoras, que cargan muchísima chaucha y tienen muy alto potencial de rendimiento”, destacó.
En el segmento 5 medio Nidera presenta, además del lanzamiento NS 5421, el material NS 5419 IPRO. En los materiales 5 largos le sigue Nidera NA 5909 RG, con 13 años en el mercado y aún muy demandada por su rusticidad y estabilidad para ambientes limitantes o en años climáticamente complicados. “En 2022 seguramente lanzaremos un nuevo material en este segmento con tecnología RR1”, adelantó.
“En el grupo 6 tenemos la NS 6248 RR1, que se complementa con el lanzamiento de NS 6120 IPRO. En 6 largo Nidera posee dos materiales muy demandados: NS 6483 y NS 6859 IPRO. La primera es una variedad con unos cuantos años en el mercado, que se destaca su por su potencial muy alto, que ramifica y carga mucho, ideal para campos más limitantes y siembras tempranas”, de fines de octubre a los primeros días de noviembre. Y destacó que ha tenido “mucho éxito en el este, noreste, y centro del país, en suelos donde hay un poco más de restricciones”.
INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
Sobre la investigación y desarrollo de nuevos materiales, Gil comentó que “se sigue trabajando para generar nuevas variedades, sobre todo en el segmento de 5 medio y 6”.
Anunció que “el año que viene tendremos tres novedades: un material 5 largo RR1 y dos con tecnología IPRO en grupo 6, corto y largo. En las evaluaciones demostraron un muy alto potencial, frente a los testigos de nuestra marca y a testigos comerciales del mercado”.
Destacó que Agrocentro “viene haciendo un trabajo muy importante con todo el equipo, con más de 15 técnicos en diferentes zonas productivas de Uruguay, y una cercanía muy estrecha con nuestros clientes. Tratamos de llegar y asesorar no solamente en la preventa, sino hacer un seguimiento posventa, acompañando todo el proceso productivo”.
“Con Nidera continuamos el desarrollo de los predios demostrativos para ensayos y evaluaciones, que incluye diferentes ambientes, densidad, fertilización y fechas de siembra, tanto en soja como en maíz. Eso nos permite generar información local, objetiva, que se vuelca a la base de Nidera, algo muy valioso para tomar decisiones de posicionamiento de cada material”, valoró.
Gil indicó que se está trabajando en la siembra y preparación de localidades demostrativas y experimentales denominadas Centros de Entrenamiento, “donde esperamos poder volver a realizar actividades presenciales en los primeros meses de 2022”.
Agrocentro, además de la comercialización de semillas para cultivos y pasturas, también participa del mercado de fertilizantes y agroquímicos. Cuenta con nueve puntos de ventas en todo el país, donde distirbuye productos de Nidera, PGG Wrightson Seeds, BASF y Timac Agro, entre otras marcas.
La presión inflacionaria, logística y energética impactan en la actividad comercial y desafían la recuperación pospandemia
Luego de la parálisis que generó el Covid-19 durante gran parte del año 2020, con vacunación mediante, el mundo comenzó a transitar hacia la normalidad. Pero ese proceso no ha sido tan simple como se esperaba, porque los desequilibrios fueron importantes.
Eso se vio reflejado en el transporte marítimo internacional, en la fabricación de microchips y en el mercado energético, que enfrentan un aumento de la demanda que la oferta no es capaz de satisfacer. Esto genera múltiples impactos en todas las actividades, desde la adquisición de fertilizante, un tractor, un auto, una computadora o un celular, entre otros; hasta la venta de productos hacia el exterior, que deben enfrentar altos costos de flete, que en muchos casos impide la concreción de negocios.
A la vez, genera un proceso inflacionario global. La inflación en Estados Unidos y Europa está en máximos de 13 años, al tiempo que China llega a los niveles más altos desde 2008.
POLÍTICA MONETARIA E INFLACIÓN
El economista Ramón Pampín, de PwC, dijo a VERDE que el mundo viene de una etapa prolongada de políticas monetarias expansivas. “Esto significa que hemos estado en un periodo de tasas de interés bajas, cercanas a cero, en el cual los gobiernos han intentado incentivar el consumo privado y la inversión, porque es más barato el acceso al financiamiento con tasas bajas”, señaló.
El economista agregó que estas medidas adoptadas por los gobiernos “se realizan con el objetivo de ejercer un contrapeso a una actividad económica que se deterioraba, estimulándola con mayor consumo e inversión. Esta fue una de las principales reacciones de política económica para enfrentar las consecuencias de la pandemia”.
“Ahora el mundo despega y parece dejar atrás el peor efecto económico de la pandemia, lockdowns que llevaban al cierre o limitaciones en diversas actividades productivas, lo que como efecto de segunda vuelta provocaba menor empleo y, por tanto, menor capacidad de consumo y gasto”, explicó.
Al despegar la actividad, por un lado aumenta la demanda de bienes y servicios, “pero estamos ante algunas restricciones de oferta, que presionan al alza el precio de los bienes ofrecidos, porque incrementan su costo”, dijo.
Pampín señaló que la afectación del comercio internacional provocó dificultades en la respuesta del transporte marítimo ante tal demanda. “Se complica acceder a espacios en bodega y su precio es alto”, indicó. Además, hay menos cantidad de contenedores y existe un desbalance entre las operaciones de importaciones secas y exportaciones refrigeradas, lo que se ha traducido en altos precios de fletes.
El encarecimiento energético es otra restricción de oferta que también provoca que suban los precios de los bienes.
¿Qué hace un banco central para definir su política monetaria en ese marco? Pampín explicó que lo primero es detectar cuál es el factor que está detrás del aumento de los precios, “porque no todos los factores ameritan que reaccione la política monetaria”.
En esa línea, citó un ejemplo local que se repite cada tanto: “¿El Banco Central del Uruguay debería subir las tasas porque el Índice de Precios al Consumo (IPC) crece debido a un incremento de frutas y verduras? No debería. Y frente o a la inflación mundial, tampoco deberían subir las tasas por un factor logístico circunstancial o por un efecto puntual en el incremento del precio de bienes energéticos”, explicó el integrante de PwC.
Por otro lado, si el factor que motiva el incremento de precios es una economía que crece a un ritmo importante, con consumidores y empresarios que ven que la inflación tendrá una importante dinámica hacia futuro, “es entendible que un banco central se plantee subir tasas”, con el objetivo de “desacelerar esa dinámica”, para “enfriar la economía”, señaló.
Pampín consideró que las autoridades bancocentralistas ven que los factores que generan suba de precios “son más circunstanciales que permanentes” y, por tanto, “deciden esperar para definir una suba de tasas”.
Así lo marcó la Reserva Federal de Estados Unidos cuando planificó suba de tasas para 2023. “Con esa resolución están dispuestos a sobrellevar estas circunstancias de oferta sin subir tasas”, indicó.
Pero desde PwC se interpreta que “mientras el crecimiento económico siga siendo dinámico y las economías crezcan a un ritmo importante”, se dará un “calentamiento” de los mercados, y “ante eso los bancos centrales deberán reaccionar subiendo tasas, incluso adelantando el cronograma previsto”.
En ese escenario aparece el dólar, la “otra cara de la moneda”. Cuando comience a reducirse el sesgo expansivo de la política monetaria estadounidense, “el precio del dólar expresado en moneda local subirá, como lo está haciendo”, explicó.
Pampín señaló que la política monetaria estadounidense “no solo se centró en bajar tasas sino en la compra de activos para aportar liquidez a empresas”. Esos activos “no eran tan líquidos y atractivos”, y estaban en manos del sistema financiero o empresas; “se recurrió a la vieja fórmula de la crisis de Lehman en 2008-09”, apuntó.
La Reserva Federal no moverá tasas en el corto plazo, pero ya anunció que reducirá su programa de compra de activos, “ese es el inicio del desarme de la política monetaria expansiva”, acotó Pampín.
LOS GRANOS Y LA INFLACIÓN
Diego de la Puente, socio de Nóvitas, dijo a VERDE que los programas de estímulos que se generaron a nivel global para sostener la economía “fueron enormes, pero el más importante fue el de Estados Unidos, que llegó a US$ 1,9 billones (US$ 1,9 millones de millones). Si el estímulo, entre otras cosas, consiste en bajar la tasas de interés y emitir una enorme cantidad de dólares, esa moneda se deprecia frente a otras. “Las economías demandantes con su moneda mejoran la capacidad de compra en contexto, que presenta una demanda genuina y creciendo, a pesar del Covid”, puntualizó.
Por otro lado, “la demanda especulativa con capital encuentra en los commodities un lugar atractivo para la inversión. Eso le agregó condimentos alcistas al mercado de granos, primero a la soja y luego al resto. Con una cosecha récord en Sudamérica la soja pasó de US$ 300 a US$ 550 (por tonelada)”, explicó Diego De la Puente.
Consideró que para los granos la presión inflacionaria “es un factor positivo, lo que termina transformándolo en negativo son las decisiones de política monetaria que toman los bancos centrales de las principales potencias del mundo”.
En la medida que avance el desarme del programa de estímulos y suba la tasa de interés, “habrá demanda por dólares, se incrementa el precio, los especuladores comenzarán a retirarse de los commodities y los granos perderán esa ventaja”, acotó.
Para De la Puente “esa es una variable negativa para los precios”, pero aclaró que “el dólar no define la tendencia del precio de los granos”; lo relevante siguen “siendo sus propios” fundamentos. “Si la soja enfrenta un problema climático en Sudamérica, los precios subirán porque estamos casi en un camino sin retorno. Aún con cosecha récord, los stocks no mejoran. Si hay un quiebre los precios racionarán la demanda”, ejemplificó.
LA CRISIS ENERGÉTICA EN EUROPA
“Se trata de un aumento de la demanda de energía a medida que salimos de las restricciones impuestas por la pandemia, combinado con una reducción de la oferta de gas en el mercado mundial”, dijo Tim Gore, jefe del programa de Economía Circular y Baja en Carbono del Instituto de Política Ambiental Europea (IEEP), a Euronews.
“Luego hay otros factores que agravan el problema, sobre todo en Europa. Hemos conseguido sacar el carbón de la red, y eso coincide con un periodo reciente en el que la energía eólica ha sido menor a causa de la meteorología” acotó Gore.
Aunque la Unión Europea (UE) está reduciendo gradualmente su larga dependencia de los combustibles fósiles –las energías renovables se convirtieron en la principal fuente de electricidad del bloque por primera vez en 2020–, el cambio no ha sido lo suficientemente rápido y generalizado como para contener las consecuencias de la crisis.
Juntos, el gas natural y el carbón siguen suministrando más del 35% de la producción total de la UE, y el gas representa más de una quinta parte. A medida que el carbón se va eliminando progresivamente, muchos países recurren al gas natural como recurso de transición para que sirva de puente antes de que se implanten alternativas ecológicas, como las turbinas eólicas y los paneles solares.
Los problemas empezaron a gestarse en el invierno europeo, cuando unas temperaturas más frías de lo previsto provocaron una demanda de energía para calefacción superior a la habitual. Esto, a su vez, indujo una notable disminución de las reservas de gas. En primavera, a medida que la campaña de vacunación ganaba terreno en todo el continente, la actividad comercial comenzó a intensificarse rápidamente, según Euronews.
La recuperación económica provocó una nueva oleada de demanda de energía, que aumentó aún más durante el verano, cuando las sofocantes temperaturas empujaron a la gente a utilizar el aire acondicionado y los sistemas de refrigeración.
Los países del este de Asia se unieron entonces a Europa en la búsqueda de energía para poner en marcha sus economías devastadas por la Covid-19, pero la creciente demanda no se vio correspondida con una oferta creciente.
“Los suministros por gasoducto hacia Europa, que recibimos de países como Rusia, Noruega y Argelia, a pesar de este mayor precio, no han aumentado. Los proveedores han mantenido sus volúmenes habituales, y eso es un poco extraño, porque normalmente si el precio sube y eres un proveedor y tienes capacidad de sobra, podrías aprovechar esta oportunidad para vender más gas a un precio más alto. Eso no ha ocurrido todavía”, comentó a Euronews el jefe del departamento de gas de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), Denis Hesseling.
En este contexto, Bruno Santos, de Stonex, señaló que es posible que la mayoría de los países europeos no tenga suficiente gas durante la temporada de invierno.
Dijo que Gazprom, una empresa rusa que suministra alrededor del 35% de todo el gas natural consumido en Europa, se vio sometida a una gran presión. Los políticos europeos afirman que la empresa tiene la capacidad de aumentar su producción para evitar un colapso en la cadena de suministro del producto en el continente europeo, a pesar de que ha cumplido con sus contratos de venta a largo plazo.
Según el primer ministro ruso, Alexander Novak, la certificación de Nord Stream 2, un gasoducto que une Rusia y Alemania, cuyas obras se completaron ese año, podría garantizar un mayor suministro del producto a los países europeos y, en consecuencia, una flexibilización de precios en la región.
Aun así, “hay expectativas de que los organismos reguladores demoren unos meses en certificar el gasoducto subterráneo, impidiendo su uso en el corto plazo”, señaló Santos.
Por su parte, el banco holandés ABN Amro advirtió que “es poco probable que los precios mayoristas europeos del gas natural vuelvan a niveles normales antes de 2023”.
LA CRISIS ENERGÉTICA EN CHINA
La crisis energética de China se profundiza y los precios del carbón alcanzan un máximo histórico a medida que el clima frío se apodera y los precios del gas se disparan. Esto llevó a las principales compañías energéticas a buscar acuerdos de largo plazo con proveedores estadounidenses, dijeron fuentes a Reuters.
La seguridad energética se ha disparado a la cima de las agendas gubernamentales en Asia y Europa, ya que la escasez de carbón y los disparados precios del gas han provocado cortes de energía y paralización de actividades en fábricas que suministran insumos a las principales marcas de distintos rubros, justo cuando la economía mundial se despierta de las restricciones del coronavirus.
Los costos de la producción industrial en China crecieron en setiembre a su mayor ritmo en 25 años, impactados por esa situación.
China, el principal exportador del mundo, se ha visto particularmente afectado, y las principales empresas de energía como Sinopec Corp y China National Offshore Oil Company (CNOOC) están en conversaciones avanzadas sobre contratos a largo plazo con exportadores estadounidenses de gas natural licuado (GNL), informó Reuters.
En un golpe a la lucha contra el calentamiento global, China y otros países se han volcado al carbón en el corto plazo. Pekín también tomó una serie de medidas para contener los aumentos de precios, incluido el aumento de la producción nacional de carbón y el recorte del suministro de energía a las industrias, lo que lleva a una menor producción de insumos y productos y también motiva problemas de abastecimiento en múltiples cadenas productivas, incrementando costos.
El contrato de futuros de carbón térmico de Zhengzhou, el viernes 15 de octubre, alcanzó un récord de US$ 259,42 por tonelada y muestra un aumento superior a 200% en lo que va del año.
China dijo a los consumidores que el suministro de energía estará asegurado para la temporada de calefacción invernal. Los compradores chinos están buscando envíos a corto plazo para cubrir esa demanda. Pero también buscan negocios de largo plazo, ya que la demanda de gas es considerada por Pekín como un puente clave antes de alcanzar su objetivo de carbono neutral para 2060, dijo Reuters.
EL PETRÓLEO
Para el petróleo la clave es lo que está ocurriendo con el gas natural, que también aumentó la tensión geopolítica, con Rusia recuperando un papel protagonista en el mundo y China acumulando reservas de esa y otras materias para prevenir los riesgos que afronta su industria. El precio del gas en Europa subió más de 400%, informó Bloomberg.
Agregó que dicha situación se está empezando a trasladar al precio del petróleo, porque recibe “más demanda como sustituto”. El Brent muestra un repunte de 65% desde los mínimos de la pandemia de coronavirus, en abril de 2020.
El costo de la energía en conjunto (petróleo, sobre todo el gas, carbón, generación verde, hidroeléctrica o nuclear), en porcentaje sobre la actividad económica global, alcanza máximos de la Gran Crisis Financiera de 2008 –cerca del 9%– y apunta a máximos desde la crisis del petróleo de la década de los 70 –en el 10%, según calcula Citi en un informe reciente, al que accedió Bloomberg–.
A medida que la crisis mundial del gas natural golpea tanto a los proveedores como a los consumidores, las naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) advierten sobre el impacto en los mercados petroleros. La OPEP y sus socios todavía tienen muchos suministros de crudo cerrados desde el año pasado.
El director de la petrolera estatal de Nigeria, Mele Kyari, predijo que la demanda de petróleo podría aumentar en 1 millón de barriles por día, y los precios podrían aumentar US$ 10 por barril durante los próximos seis meses, reportó Bloomberg.
Goldman Sachs Group estima que si en el hemisferio norte llega un invierno más frío de lo normal, la capacidad del mercado petrolero para compensar el suministro de gas que falta resultaría en un aumento de precios con repercusiones para la economía. En ese contexto, Jeff Currie, director global de materias primas del banco, dijo que el barril de petróleo podría superar los US$ 90, mientras que otros analistas sostienen que puede llegar a los US$ 100.
POR SI FUERA POCO, SALTARON LOS CHIPS
Otro elemento que está impactando en la economía global es la escasez de microchips, presente en millones de productos electrónicos, incluidos electrodomésticos, teléfonos, computadoras, automóviles y maquinaria. Esa situación está atrasando la disponibilidad y entrega de dichos productos al mercado.
La crisis por la escasez de semiconductores continúa, y el mundo depende del mayor fabricante del mundo: Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC). “Los chips de la compañía asiática están en todas partes, aunque la mayoría de los consumidores no lo saben”, señaló El Economista, de España.
Según la publicación Time, la empresa de US$ 550.000 millones controla más de la mitad del mercado mundial de chips hechos a medida y tiene un dominio aún más estricto sobre los procesadores más avanzados, con más del 90% de la cuota de mercado, según algunas estimaciones.
Las ventas globales de chips fueron de US$ 440.000 millones en 2020 y se prevé que crezcan más del 5% anual. El presidente estadounidense Joe Biden los llama “productos críticos”, cuyas “interrupciones en la cadena de suministro pueden poner en riesgo la vida y el sustento de los estadounidenses”, mientras que los gobiernos de Japón y Corea del Sur comparan la importancia de los semiconductores con el “arroz”, resaltó Time.
Una escasez global de chips afecta a 169 industrias, desde acero y concreto premezclado hasta unidades de aire acondicionado y cervecerías. Mientras que los fabricantes de automóviles se vieron obligados a desacelerar e incluso detener la producción. Por ese hecho, en 2021 se producirán 3,9 millones de vehículos menos que en el año precedente, según un análisis de Goldman Sachs.
La escasez global ante la falta de capacidad de producción para atender la demanda de bienes que requieren chips, desatada luego de la pandemia, se agravó como consecuencia de la peor sequía en 50 años en Taiwán, el mayor productor de chips del mundo. Esto llevó al gobierno a restringir el uso del agua.
“En un chip hay muchos miles de millones de transistores y necesitamos muchas capas de metal para interconectar todas las señales”, dijo Jefferey Chiu, ingeniero eléctrico de la Universidad Nacional de Taiwán a CNN Business. “Tenemos que limpiar la superficie una y otra vez después que termina cada proceso”, agregó el ingeniero.
El impacto del costo de los fletes y las materias primas
“El incremento de los precios del transporte y de las materias primas está añadiendo 11 puntos porcentuales a la inflación anual de los precios de las importaciones de bienes de las economías del G-20, y alrededor de 1,5% a la inflación de precios al consumo”, señala el documento denominado Mantener la recuperación encaminada, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El fuerte repunte de la demanda mundial, las interrupciones de la oferta y el agotamiento de los stocks hicieron subir los costos de transporte en todo el mundo, en particular del marítimo.
El documento agrega que el promedio de las tarifas de fletes de carga contenerizada se dispararon este año, continuando con el incremento que empezó en 2020. A principios de 2021 las tarifas spot eran 200% y 300% superiores a las del año anterior, y en algunos casos esa cifras aún es superior. “Los buques están siendo utilizados casi a plena capacidad y los contenedores siguen siendo escasos. La congestión de los puertos y la menor productividad de las terminales han influido en esta situación”, explicó.
Para la OCDE es probable que está situación permanezca durante algún tiempo, ya que hasta 2023 no habría un incremento significativo de la capacidad de transporte marítimo.
El trabajo señala que en julio y agosto los precios mundiales de las materias primas fueron 55% más altos que un año antes. Los precios del petróleo ya están en niveles prepandemia, los metales se han disparado por la demanda china y de las economías desarrolladas, y los precios mundiales de los alimentos han subido a su nivel más alto en una década
Se trata de AW 5920 IPRO y AW 6320 IPRO, que llegan a complementar el portafolio, abarcando más situaciones productivas, dan más estabilidad y sanidad de planta
Para la zafra de soja 2021-22 Agroterra lanza dos nuevas variedades de Asgrow con tecnología intacta RR2 PRO: AW 5920 IPRO y AW 6320 IPRO. Llegan a complementar el portafolio que estaba integrado por tres materiales: AW 6211 IPRO, AW 5815 IPRO y M 6410 IPRO, informó a VERDE el ingeniero agrónomo Gonzalo Reynoso, gerente comercial de Agroterra.
Sobre AW 5920 IPRO explicó que es un cultivar que tiene un grupo de madurez 5.9, “indeterminado y muy estable, muy competitivo en ambientes típicos de Uruguay, ya que logra un diferencial muy importante en las situaciones que van desde los 2.000 y hasta los 3.500 kilos por hectárea”.
“En ese tipo de ambientes marcó diferencias significativas en rinde frente a los principales testigos referentes del mercado. Es una soja que se puede sembrar en todas las fechas, tanto de primera como de segunda, y aporta gran estabilidad y potencial; es un material todo terreno”, acotó.
En tanto, AW 6320 IPRO, es un material de grupo 6.2, “una soja de altísimo potencial y que complementa muy bien a AW 5920 IPRO, porque para que pueda expresar su mayor potencial la posicionamos en ambientes de media y alta productividad”, explicó Reynoso.
Es una variedad que, “en la medida que va mejorando el ambiente va generando mayores diferenciales de rendimiento frente a los principales referentes del mismo grupo de madurez. Tenemos reportes entre 120 y 220 kilos más por hectárea en esos ambientes. Además, en los ensayos comparativos tiene altos porcentajes de victoria, que van entre 70% y 75%, lo que también marca su estabilidad”, destacó.
El gerente comercial de Agroterra señaló que ambos materiales complementan muy bien el portafolio de Asgrow. “Si bien los nuevos materiales tienen un grupo de madurez similar al de las variedades que venía comercializando Agroterra, hay un cambio, porque se abarcan más situaciones productivas, dan más estabilidad y sanidad en planta, con lo cual se amplía el posicionamiento”, detalló.
Reynoso explicó que AW 5815 IPRO era la variedad que “nos posicionaba en ambientes de mayor productividad y AW 6211 IPRO en ambientes de productividad media y alta, en función de la estabilidad que brinda”.
A partir de esta zafra, cuatro de los cinco materiales de Asgrow que comercializa Agroterra tienen un grupo de madurez que va de 5.8 a 6.2. “Con esos ciclos se siembra el 70% del área sojera del país, por tanto, hoy estamos con más opciones en la porción del mercado que predomina”, indicó el ingeniero agrónomo.
Señaló que M 6410 IPRO, es el material con ciclo más largo del portafolio. “Es un grupo 6.7 que nos permite ampliar el ciclo y se viene sembrando con una destacada participación en el este del país. Es una soja muy conocida del lado brasileño, donde se comercializa con la marca Monsoy. Por el ciclo que tiene, también la posicionamos en el centro y norte, para aportar mayor estabilidad productiva en esas zonas; no tanto en el litoral, que se inclinó claramente a los grupos de madurez 5 largos y 6 cortos”, explicó.
Detalló que el desarrollo de las variedades se hace de forma conjunta con el equipo de Bayer. Se establecen unos 15 ensayos nacionales de franjas comparativas en distintas zonas, que luego se suman a la red de ensayos Asgrow en Argentina. De ahí se definen los diferentes avances de precomerciales y posicionamiento futuro.
A su vez, “desde Agroterra trabajamos en aportar información comercial de chacra del productor, lo cual nos sirve para validar la información generada en etapas previas y, sobre todo, hacer distintos análisis de posicionamiento y manejo del cultivo para optimizar los rindes en condiciones reales”, dijo.
Sobre las expectativas para esta nueva zafra, Reynoso analizó que son “buenas”, más allá de las fluctuaciones del mercado de granos. A diferencia de los dos últimos años, “estamos viendo un incremento en la demanda por semillas, dado que se viene registrando una mayor concreción de negocios anticipadamente, lo que también está sucediendo con el resto de los insumos”.
Consideró que si bien hay semillas de uso propio en manos de los productores, “vemos que todos los años el agricultor destina un área significativa para renovar variedades, como también están los que se habituaron a recibir una semilla de calidad comprobada, con tratamiento profesional de curado e inoculado, realizado just in time (justo a tiempo, en inglés), que les acarrea menos complicaciones en el manejo, logística y a la larga, redundando en menores costos por hectárea”.
Esto, sumado a soluciones financieras, comerciales y de seguros, más las expectativas de precios, “contribuyen a definir más fácilmente inversiones como la incorporación de nuevo germoplasma, que quizás en años más desafiantes se van postergando”, acotó.
La crisis energética restringe la producción de fertilizantes y agroquímicos; el caos logístico impide la llegada de los productos en tiempo y forma; y los precios son récord
El precio de los fertilizantes, específicamente del nitrógeno, registró un fuerte incremento desde fines de 2020 hasta el presente. A nivel internacional, en el último año pasó de US$ 220 a US$ 708 por tonelada (t). En el mismo período en Uruguay pasó de US$ 340 a US$ 860.
El consultor privado Pablo Della Mea describió los diferentes elementos que motivaron ese comportamiento. “Se explica en gran parte por la salida de China del mercado de esos productos, debido al impacto de la pandemia Covid-19, que limitó la producción de fertilizantes”, dijo.
Agregó que Rusia es el principal exportador de nitrógeno, exporta cerca de 6 millones de toneladas (Mt); lo sigue China, con casi 5 Mt; y en tercer lugar aparece Canadá, que exporta cerca de 1 Mt.
A medida que avanza la pandemia, y a raíz de las cuarentenas en diferentes ciudades, “las fábricas chinas empezaron a trabajar por debajo de su capacidad, y eso mermó los volúmenes, entonces el gobierno chino le puso un parate a las exportaciones de nitrógeno”, señaló.
Della Mea destacó que “es muy importante el efecto que genera China al salir del mercado global”, provocando el “primer shock” en la oferta e incrementando el precio del producto.
Otro factor que incidió en la tendencia alcista de esos insumos agrícolas es el problema logística mundial, que encareció el costo de los fletes marítimos. Hasta marzo los valores estaban dentro de un escenario de “oscilación normal”, recordó.
Se sumó la crisis energética, desde agosto “fue impresionante cómo se disparó el índice relacionado a los fletes marítimos que elabora la agencia Bloomberg; se multiplicó por 2,5”, remarcó.
Un dato más que elocuente del encarecimiento de los fletes es que si se compara el valor actual de ese índice con el registrado entre marzo y mayo de 2020, se observa que se multiplicó 10 veces, dijo.
Della Mea describió la evolución del precio a nivel internacional. En octubre del año pasado el precio de la urea FOB del Golfo de México estaba en US$ 220 por t, mientras que al llegar a marzo de 2021 cotizó a US$ 430. “¡Prácticamente se duplicó!”, enfatizó.
Desde esa fecha y por unos meses, el precio hizo una meseta y China comenzó a reaparecer en el mercado internacional de nitrógeno, “específicamente para la venta a India o Brasil, que consume 5,5 Mt de nitrógeno”, señaló.
También se informó que el gobierno chino autorizó la venta de 120.000 t de nitrógeno, pero en una licitación en India vendieron 750.000 t.
Luego el gobierno chino volvió a limitar las exportaciones y con la crisis energética, “en la escalada de precios pasamos a un segundo escalón, de US$ 430 a US$ 708 por t”, afirmó.
La crisis energética frenó el proceso de recuperación de las fábricas de fertilizantes, ya que volvieron las restricciones.
Otros fertilizantes también registraron un incremento en sus precios, “pero no es tan fuerte como en el caso del nitrógeno”. El fósforo pasó de US$ 350 a US$ 650 entre un año y otro. Pero ese movimiento es menor al observado en nitrógeno, que en octubre de 2020 valía US$ 220 y ahora llegó a US$ 708, “se triplicó”, señaló.
El consultor se refirió, además, a la relación entre el precio de la urea y del maíz en Estados Unidos, considerando la posible sustitución del área del cereal por soja.
Dijo que en el último año la urea pasó de US$ 233 a US$ 708, mientras que el maíz tuvo un aumento de US$ 50 por tonelada. “Para la producción de 11.000 kilos de maíz, se requiere una inversión por hectárea de 300 kilos de urea, que tienen un costo de US$ 145; esto representa unos US$ 11 por tonelada de maíz. Por lo tanto, la suba del precio del cereal puede absorber el incremento de costo del nitrógeno”, explicó.
Della Mea indicó que ese “es un número, en una planilla”, pero se debe “tener en cuenta el abastecimiento o no del mercado”, ya que “preocupa la escasez del producto”.
El mercado de fertilizantes se ha visto afectado por huracanes, cierres de plantas, sanciones y la escasez de gas natural en Europa y China. En ese contexto, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal planificador económico de China, instó a las autoridades locales a garantizar precios estables, manteniendo las plantas de fertilizantes en funcionamiento a pesar de los cortes de energía generalizados. Ese llamado por un suministro adecuado de fertilizantes es fundamental para que el país mantenga la producción agrícola en medio de los crecientes riesgos para la seguridad alimentaria, informó Bloomberg.
Los analistas estiman que alrededor de tres cuartas partes de la urea producida en China se fabrica con carbón, mientras que para el resto se utiliza gas natural. Los suministros limitados de gas también podrían frenar la producción futura de urea, informó AgroFy.
LOS AGROQUÍMICOS
Al factor logístico se le suman problemas de oferta en China, vinculados a las restricciones energéticas y ambientales, lo que complica el abastecimiento de agroquímicos, dijo a VERDE Antonio Bazzino, director comercial de Proquimur.
“Hasta fines de setiembre, salvo en el glifosato, veníamos con una situación bastante estable, pero en China se empezó a complicar la mayoría de los activos, y no solo por el precio. Hay problemas de disponibilidad, no está la posibilidad de garantizar un embarque y han cambiado las condiciones comerciales”, acotó.
Señaló que “hasta fines de setiembre los problemas eran solo logísticos, pero luego se sumó la reducción de la oferta por la situación energética y ambiental”.
Esta situación internacional comienza a trasladarse al mercado local. “Hemos visto faltante de algunos productos en el mercado y la complejidad del caso la marcaran las condiciones climáticas del verano”, advirtió.
Dijo que “cuando pensábamos que el precio del glifosato no podía subir más, aparecieron nuevos elementos y la disponibilidad puede tener inconvenientes”. Sobre mediados de octubre el kilo de glifosato en China llegó a US$ 15,3 y marcó un récord histórico, mientras que en Uruguay el precio se duplicó o incluso aumentó más en el último año.
Agregó que esa situación también se está dando con activos como: 2.4 D, Clethodim o S-Metalaclor, que están mostrando niveles de precios que hace tiempo no se veían.
Sobre mediados de octubre la reposición de S-Metalaclor se ubicaba por encima de US$ 12, el glufosinato subió el doble y algo similar ocurrió con el 2.4 D.
Dijo que el glufosinato, el clorpirifos y el glifosato “están afectados por la baja disponibilidad de fósforo amarillo en China, algo que está influenciado por restricciones en las fábricas, y así el precio de esa materia prima se incrementó fuerte. Además, los fungicidas y los insecticidas “vienen presentando inconvenientes desde fines de agosto”.
Bazzino consideró que el panorama es “muy incierto, hay mucha especulación. Cuánto realmente falta en China y cuánto está en manos de brokers es algo que no se sabe. Esto se transforma en algo más peligroso, porque si algún elemento cambia, las caídas de precios pueden ser importantes”.
El director comercial de Proquimur acotó que “hay una responsabilidad con el abastecimiento y la cadena productiva que no podemos desatender. Pero no es sencillo, son momentos donde no se pueden tomar posiciones muy importantes, porque el riesgo es enorme”.
Indicó que desde la emisión de una orden de compra y la llegada del producto a Uruguay “pasaban 90 días, pero ahora pueden pasar 120, 150 o más días”, lo que aporta más incertidumbre de cara a los próximos meses”.