Agricultura

Zafras de soja y papa fueron para el olvido en la zona de Libertad

15 de mayo de 2023

El productor Alessandro Mietto tuvo pérdidas totales de la oleaginosa y del 60% del tubérculo sembrado en diciembre, que le ocasionaron un gran impacto económico

El productor agrícola Alessandro Mietto, integrante de la empresa familiar Vicentina, indicó que en la zona se tuvo una zafra de verano para el olvido. La sequía le ocasionó pérdidas totales del cultivo de soja y una importante merma en la producción de papas. Resaltó a VERDE que por primera vez en la historia las sojas en la zona de Libertad (San José) tuvieron rendimiento “cero, ni un grano sacamos”. Confirmó que su empresa sufrió cuantiosas pérdidas, pero ya piensa en pasar la página y plantea la necesidad de que el precio de las semillas no “se vaya a las nubes” y que los proveedores “acompañen al productor” a salir de esta crisis.

Mietto confirmó que en la zona de Libertad este fue el tercer verano seco y el invierno anterior a este verano también fue deficitario en lluvias. Estuvimos dudando de esos cultivos de invierno que, al final, por la amplitud térmica que hubo, rindieron bastante bien”.

Recordó que incluso tomó una fotografía de una grieta en la chacra de cebada. “Plantamos totalmente en seco los cultivos de segunda”, porque el cultivo de invierno “había extraído todo lo que quedaba de humedad”, señaló. Recordó que a fines de diciembre llovieron unos 35 milímetros, lo que permitió que se implantara la soja. “De ahí en adelante prácticamente no llovió más, hasta marzo”, agregó.

Mietto describió que normalmente la soja en los campos que se siembra sobre rastrojo de trigo o cebada, nace entre las pajas y cuando supera esa altura se despliega en la hoja y se empieza a ver el campo más verde. Pero en esta zafra observó que la soja incluso “empezó a decrecer, se volvió a meter dentro del rastrojo”, dijo. 

Agregó que poco tiempo después se empezaron a encontrar plantas muertas, hojas deshidratadas y quemadas. “Hasta principio de febrero se anunciaban lluvias, y teníamos esperanza, pero siguió totalmente seco y por primera vez en la historia los cultivos de verano tuvieron rendimiento cero. Ni un grano sacamos”, lamentó. Y comentó que no sembró maíz por los pronósticos de sequía. 

Señaló que en su empresa toda la soja que sembró fue de segunda, sobre colza, cebada y trigo. Y que los resultados de la soja de primera en esa zona de San José “fue un poco mejor”, pero los rendimientos de todas formas fueron “muy escasos” y “la mitad es de mala calidad”. Entonces también fue malo para la soja de primera. En el caso nuestro era todo soja de segunda, sobre colza, cebada o trigo”.

Explicó que la soja que se sembró después de la colza no produjo “nada” y lo que se hizo sobre trigo o cebada “se pudo enfardar”. El productor precisó que en su zona “los campos son muy buenos y habitualmente se esperan más de 3.000 kilos por hectárea, incluso en los años buenos se pueden obtener hasta 4.000 kilos, pero este año fue cero”. 

Zafra de papa

La empresa de Mietto también es productora de papa, cultivo que no soportó la ola de calor de tres o cuatro días por encima de 40 grados. “Era algo que no habíamos visto, y no hay planta ni persona que aguante esa temperatura”, sostuvo el productor. 

Agregó que la papa que se sembró en diciembre, si bien tenían riego por goteo, “después de cierta temperatura no tuberiza”, y ese cultivo tuvo un rendimiento que fue “40% de lo esperado”. Sobre el potencial productivo de ese cultivo dijo que puede alcanzar los 30.000 kilos por hectárea, pero este año se obtuvieron solamente 12.000 kilos.

También señaló que las altas temperatura generaron las condiciones para que ocurra “un ataque de trips” que fue “impresionante”, además de insectos de suelo, que “perjudicaron la calidad de la papa”. Y fue enfático al señalar que la cosecha de papa “fue un fracaso”. 

Costos y pérdidas

Consultado sobre el costo de una hectárea de papa, Mietto respondió que depende si la semilla es importada o no, del riego y algunas prácticas de manejo. Pero indicó que los costos se ubican entre US$ 8.000 y US$ 12.000 por hectárea. Y estimó que las pérdidas de este año para muchos productores rondaron los US$ 6.000 por hectárea.

En el cultivo de soja las pérdidas también fueron importantes. “Con los fardos que salieron por hectárea algo se moderó, pero es un año complicado”, reconoció el productor. Y agregó que “lo peor es el poco ánimo que teníamos por la seca, ver los cultivos cada vez peores, no ver un horizonte claro de mejoría. En marzo llovió algo y a esa altura ya habíamos dado por perdida la soja. Los campos se habían mineralizado, tenían mucho nitrógeno, y con poca lluvia reverdeció todo. Al ver los campos verdes nos dio ánimo, pero en realidad la situación no había cambiado nada”. 

Afirmó que “la seca no terminó, no hay una aguada que se haya recuperado, están totalmente secas, como en enero o febrero. Sobre principios de mayo estamos regando la papa, porque falta agua. Estamos sembrando 50 hectáreas de colza y haciendo un laboreo superficial, para hacer cama de siembra, tratando de captar toda la humedad disponible”.

Dar vuelta la página

Pero el productor reflexionó que a los agricultores “no nos queda otra que seguir. Por suerte la agricultura da revancha en períodos relativamente cortos. En seis meses tienes la oportunidad de tener un resultado mejor. Lamentablemente los precios actuales de colza y cebada han bajado y no son tan atractivos. Lo más cerca que tenemos es plantar algo de invierno para tratar de llegar a fin de año y tener algo de ingreso”.

Consultado sobre si esta situación lo llevará a cambiar el área de siembra de cada cultivo, respondió que “venimos con una rotación bastante estable. En papa andamos en unas 200 o 250 hectáreas por año. En cultivos de verano depende si arrendamos un poco más o menos, pero sembramos unas 700 u 800 hectáreas de soja y maíz, de acuerdo a las perspectivas del año”.

Agregó que desde 2002 en invierno “hacíamos puente verde o cultivo de servicio, pero hace unos años los estamos cambiando por cultivos de invierno, que al menos pueden rentar algo, por eso estamos haciendo cebada, colza y el año pasado hicimos trigo”. Aunque explicó que “este año no vamos a hacer trigo, porque vamos a priorizar recibir los rastrojos antes; y esperar que tengamos posibilidades de conseguir semillas de soja o variedades probadas en Uruguay”. 

Oferta de semillas

El productor también se refirió a la decisión del Instituto Nacional de Semillas (Inase) para bajar los niveles de germinación, a pedido de los semilleristas. Mietto dijo que espera “que se puedan obtener semillas con buen poder germinativo, de variedades probadas, y que no se recurra a importar lo que haya de donde sea, sin saber cómo es la variedad”. Algo que podría determinar otro “fracaso”, advirtió.

También planteó que espera que los precios de las semillas de soja y maíz “no se vayan a las nubes”, aunque reconoció que “es difícil que los precios se mantengan bajos, porque también Argentina sufrió la seca”, y la menor oferta suele hacer que aumenten los precios”.

Planteó que será un año complicado para toda la cadena y que es de interés para todas las partes que esta situación se revierta rápidamente. “El productor va tener que trabajar el tiempo necesario para recuperar las pérdidas, pero también los proveedores van a tener que acompañar al productor. Las regalías también sería interesante que acompañaran. Uruguay es el país de la región que más respeta la propiedad intelectual, pero me parece que se va un poco de las manos lo que pretenden cobrar por tecnología que en muchos casos va perdiendo trascendencia”, sostuvo. 

A propósito, se refirió al caso del maíz. “Antes la semilla valía US$ 100 por bolsa, después vinieron los eventos y cada vez que aparece uno nuevo le ponen US$ 30 o US$ 40 arriba. Eso hace que se inflacione el precio. Pagas por resistencia del glifosato y el glifosato es cada vez menos eficiente. A la resistencia a insectos hay algunos que se les escapan. En definitiva, el productor está pagando por una acumulación de eventos que al productor le dan poca cosa. Estaría bueno que cuando salga un evento nuevo lo cobren, pero cuando deja de funcionar no lo cobren más”, concluyó.

Nota de Revista Verde N°107

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