Tras verano catástrofe, inicia zafra de invierno
Operadores del mercado estiman una reducción del 40% en el área de colza, por la caída de precios y planes de rotación de cultivos
Ruben Silvera
ruben@infoagro.com.uy
El ciclo agrícola 2023/24 comienza con las secuelas de la catástrofe productiva de la zafra de verano y el antecedente del invierno anterior, cuando se sembraron 861.000 hectáreas, 33% más que en el invierno precedente, según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). En la zafra 2022/23 la colza ocupó 348.145 hectáreas, el trigo 301.850 hectáreas y la cebada 211.002 hectáreas.
Para esta siembra de invierno se proyecta una reducción del área de colza que podría alcanzar el 40%, producto del gran incremento del año anterior que impide la repetición del cultivo por temas sanitarios y agronómicos, la caída de los precios y las condiciones del clima que han impedido avanzar con las labores y debe respetarse la ventana óptima de siembra. Parte de esa superficie será ocupada por cebada, trigo, avena y también se apunta a un maíz de primera, cultivo que había reducido su superficie producto del año Niña en la zafra pasada.
Emiliano Uribe, director de Cuatro hojas, se refirió a las estrategias de cara a la zafra de invierno, explicando que la empresa intenta diversificar sus áreas, aplicando un cuarto de área a cada cultivo (colza, cebada, trigo y cobertura para el año siguiente); aunque puntualizó que “el comportamiento del clima será clave para llegar a completar la intención”.
Además, subrayó que eso se maximizará este año, porque están intentando cubrir áreas con semilleros de leguminosas, debido a que “los cultivos que no produjeron nada no están cubriendo el suelo, sino vamos a tener problemas de erosión”, afirmó.
Por otro lado, explicó que el número “está difícil” y justo para la colza, pero por el efecto que tiene el cultivo en los sistemas se está haciendo de igual manera. “En cebada y trigo estamos con números interesantes, con márgenes proyectados que se acercan a los US$ 200 por hectárea, pero dependerá del clima”.
Por último, Uribe comentó que apuestan a un resultado óptimo a nivel económico, no solo en esta zafra sino también en las próximas dos, para poder “tapar el agujero” económico de los cultivos de este verano.
Franco Malán, gerente técnico de Cradeco, dijo a VERDE que “la intención de siembra en el área de influencia de la cooperativa “es máxima” y no hay productores que planteen dejar de sembrar por El Niño o los altos costos, sino que se va a completar el 100% del área con los cultivos habituales, como trigo, cebada y colza.
Dijo que el área “bajará un poco” con respecto al año pasado, “porque había crecido mucho por los precios internacionales y hubo gente que sembró tarde y mal, y el resultado no fue bueno”. Agregó que como el precio de esta zafra “es normal”, se va a llevar el cultivo a “chacras seleccionadas”, y el área se va completar con cebada y trigo.
Señaló que otro aspecto a tener en cuenta en esa zona es que “los predios mixtos están destinando área que habitualmente la incluían en su plan de invierno para hacer forrajeras y cubrir la escasez de pasturas y granos forrajeros, pero son áreas poco relevantes” en el total.
Nicolás Martínez, director de Agromotora Flores, advirtió en la edición 106 de VERDE que “el productor no puede pensar en ganar en la zafra de invierno lo que perdió en la de verano”. Sostuvo que “es preferible que se descapitalice a redoblar la apuesta, una experiencia de otra época, que generalmente no termina bien”.
INSUMOS Y GRANOS
El ciclo agrícola 2023/24 inicia con una fuerte caída de los precios de los granos, liderada por la colza (bajó 50% en el mercado internacional), el trigo (46%) y la soja (21%). Pero también se observa una reducción importante del precio de los fertilizantes, que desde hace un año están influenciados por la guerra entre Rusia y Ucrania, y por los niveles históricamente altos que mostraban las cotizaciones de los granos.
En abril de 2022 la tonelada de 7-40/40-0+5s (formulado con 7% de nitrógeno, 40% de fósforo y 5% de azufre), un fertilizante muy utilizado en cultivos extensivos y pasturas, cotizaba entre US$ 1.000 y US$ 1.050, y en abril de 2023 cotizaba entre US$ 590 y US$ 620 por tonelada a levantar; la diferencia es del 41%.
En el caso del DAP, un fertilizante fosfatado di amónico (18-46/46-0, formulado con 18% de nitrógeno y 46% de fósforo), muy difundido en Uruguay por el tipo de cultivos y la variedad de suelos, en abril de 2022 tenía un precio que se ubicaba entre US$ 1.100 y US$ 1.150 por tonelada, y en abril de 2023 cotizaba entre US$ 770 a US$ 790 por tonelada. En ese caso el ajuste a la baja fue de 31%.
A la vez, el Super Triple 0-46/47-0 (compuesto por 47% de fósforo total y 46% de fósforo con disponibilidad inmediata), un fertilizante fosfatado soluble, con un elevado contenido de fósforo, que pasó de US$ 1.050 o US$ 1.080 en abril del 2022 a valores entre US$ 590 y US$ 610; bajó 44%.
Por su parte, el cloruro de potasio cotizaba en el mercado local entre los US$ 980 y US$ 1020 por tonelada, y un año después llegó a un rango de precios de US$ 580 a US$ 600, bajando 49%.
En los fertilizantes nitrogenados, la urea pasó de valer entre US$ 980 y US$ 1.020 en abril de 2022 a US$ 480 y US$ 500 por tonelada un año después. La urea azufrada (N40) pasó de US$ 930 o US$ 950 a US$ 460 hasta US$ 480 por tonelada. En estos casos las bajas fueron de 51% y 50%, respectivamente.
El mercado internacional de fitosanitarios muestra que algunos herbicidas, como el glifosato, tuvieron una caída de 47% desde abril de 2022 hasta abril de 2023; el glufosinato de amonio cayó 49%; el clethodim 47%; y el 2.4D 34%. Esas bajas se ven reflejadas rápidamente en el mercado local.
José Inciarte, ejecutivo de Syngenta Uruguay, dijo en Punto de Equilibrio de radio Cave que hay una disminución “muy fuerte” en los precios de los agroquímicos. El glifosato pasó de US$ 10 a US$ 5 o US$ 6 por litro. Confirmó que “hay una fuerte tendencia a la baja en muchos productos” fitosanitarios, como herbicidas e insecticidas. Y aclaró que por ahora no hay dificultades para asegurar la oferta de estos productos para la zafra de cultivos de invierno.
LAS PÉRDIDAS
El aspecto financiero no será una limitante para enfrentar el nuevo ejercicio, porque el sector agrícola venía saneado producto de la profesionalización del sector y los buenos resultados de zafras anteriores. Esos elementos son dos de las grandes diferencias que aparecen cuando se compara los efectos de la sequía de esta zafra con la registrada en 2017/18.
En aquel momento se perdieron dos tercios de la cosecha de soja, y en esta zafra se perderán prácticamente cuartas quintas partes de la oleaginosa. Según datos del MGAP, en la zafra 2017/18 las pérdidas directas se ubicaron en torno de los US$ 600 millones, mientras que ahora superarían los US$ 1.000 millones, a las que se suman las pérdidas de los servicios que comienzan con la cosecha y continúan hasta la exportación de los granos.
La superficie de “cosecha cero” se acercaría al 35% del total, según datos de la Asociación Civil Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales (Urupov). La superficie de soja en la zafra 2022/23 llegó a 1,2 millones de hectáreas. Las zonas con mejores rendimientos son el este y también parte del litoral-norte, pero en un escenario marcado por la disparidad productiva. En cambio, lo más complejo desde el punto de vista productivo se encuentra en el litoral-oeste y centro-sur de Uruguay. Varios operadores consultados por VERDE estiman que el rinde promedio país podría ubicarse entre 600 y 800 kilos por hectárea. En la sequía del 2017/18 fue de 1.214 kilos por hectárea.
El gerente de la Unión Rural de Flores, Alejandro López, resaltó a VERDE la importancia de contar con herramientas alternativas en el financiamiento de la producción, tanto para los productores como para los proveedores. En esta zafra de soja “esperamos menos del 20% del volumen de granos en relación a un año normal”, considerando una caída del 80%, lo que trae “aparejado” un “golpe” en la cadena de servicios vinculada con el sector.
Malán –gerente técnico de Cradeco– también evaluó la zafra de cultivos de verano como “muy negativa” en esa zona del país, ya que ni en maíz ni en soja “se pudo cosechar”. Informó que el 100% del maíz se destinó a silos o fardos, lo que deja aproximadamente unos US$ 700 de pérdida por hectárea, “parejo entre lo sembrado de primera y lo de segunda”. En ambos casos “no se superan los 5.000 kilos de materia verde por hectárea”, lo que motivó que la pérdida “no fuera mayor”.
Con la soja la situación “no es distinta”, porque el 80% del área sembrada se pastoreó o se enfardó, en definitiva “se perdió”, confirmó. Señaló que el 20% de lo que se podía empezar a cosechar estaba dejando apenas 300 kilos por hectárea, “lo que en la práctica tiende a cero, y no justifica siquiera trillar”. Al ser consultado sobre el resultado económico, Malán señaló que la zafra dejó una pérdida de US$ 800 por hectárea.
El BROU ofrece refinanciación de hasta cuatro años para el sector agrícola
Con el objetivo de que el agro “no se detenga” y encare con “optimismo” la zafra de invierno pese a las consecuencias de la seca, el Banco de la República (BROU) resolvió un esquema de financiamiento para apoyar a aquellos clientes, productores y empresas vinculadas con el sector agrícola, dijo a VERDE, el presidente de la institución, Salvador Ferrer. El directorio del BROU aprobó un “marco general” para atender las necesidades de refinanciamiento del sector, que “le permita hacer frente al impacto de una frustrada cosecha de verano”.
En ese contexto, Ferrer indicó que aquellos clientes con dificultades de pago de los financiamientos tomados para la zafra de verano “podrán refinanciarlos en un plazo de hasta cuatro años, además de poder financiar su siembra de invierno”.
Asimismo, aquellos clientes del BROU que hayan tomado financiamiento con proveedores, o sea un tercero, para la siembra de verano, “podrán recibir apoyo para la cancelación del mismo, bajo el esquema de refinanciación hasta cuatro años de plazo” y “financiando la siembra de invierno con el BROU”. En esa línea, Ferrer indicó que en el sector agrícola la mayor parte del financiamiento proviene de proveedores de insumos, acopiadores o exportadores de granos, por lo cual, “productores clientes o no clientes que quieran acercarse al BROU, van a poder acceder a este refinanciamiento a plazo de lo que no se podrá repagar en esta zafra y al mismo tiempo financiar la siembra de invierno”.
Aclaró que esa medida implica el análisis “caso a caso” del cliente o potencial cliente, “no es algo que sea automático”, ya que el cliente “tiene que poder demostrar” capacidad de pago del financiamiento.
Ferrer señaló que la iniciativa tiene un “doble objetivo”, por un lado brindar apoyo al sector “para que no se detenga” y por otro buscar “reposicionarnos en el financiamiento” de la agricultura de secano, que es uno de los sectores donde la banca “ha perdido pie” desde hace algunos años.
El presidente del BROU indicó que se está previendo, dentro del mismo esquema, la posibilidad de proveedores de insumos o acopiadores que puedan enfrentar dificultades con el repago de sus créditos por el impacto de la seca en las cuentas de sus clientes. Y estos “podrán acceder” a igual tipo de financiamiento para “reestructurar” su situación, informó el jerarca del banco estatal.
Nota de Revista Verde N°107