MGAP avanza en el objetivo de crear el Plan Nacional de Bioinsumos
Los bioinsumos “no son exclusivos de la producción orgánica, de la agroecología, ni de las transiciones agroecológicas”. Esto fue expresado por la directora general de Bioseguridad e Inocuidad Alimentaria (Digebia), Virginia Guardia. Su unidad es la encargada de coordinar y trabajar en conjunto con otras unidades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para la creación de un Plan Nacional de Bioinsumos, que consolide la implementación y uso eficaz de este tipo de fitosanitarios e insumos veterinarios en todo el sistema productivo uruguayo.
Guardia proporcionó a VERDE información sobre el crecimiento y la demanda de bioinsumos en Uruguay. Aunque el plan nacional aún está en elaboración, ya hay un número considerable de productos registrados. Estos incluyen vacunas, microorganismos promotores del crecimiento, productos de origen orgánico como fertilizantes, organominerales y estimulantes, probióticos, incoculantes para silos, extractos vegetales y agentes de control biológico. En los registros se encuentran productos de fabricación nacional e importados.
La antesala
Las direcciones de Desarrollo Rural (DGDR), de la Granja (Digegra), de Servicios Agrícolas (DGSA) y la Digebia recibían diversas demandas y consultas relacionadas con los bioinsumos. Estas llegaban desde diferentes lugares y eran transmitidas al ministro Fernando Mattos. A finales de 2022 se reconoció la importancia del tema y decidió abordarlo de manera integral, encomendando la creación de un grupo de trabajo. Hasta entonces cada dirección gestionaba estas consultas individualmente, hasta que se decidió consolidar un enfoque coordinado, recogiendo la demanda de productores y empresas.
La directora de la Digebia explicó que observaron iniciativas en la región y vieron que la disponibilidad de bioinsumos para la producción había crecido de una forma “muy significativa en Brasil”, y Argentina también estaba trabajando en ese ámbito. En 2021 se formó una comisión de bioinsumos en el Mercosur, con participación del MGAP y las autoridades equivalentes de los países miembros.
El grupo de trabajo se centró primero en definir oficialmente qué son los bioinsumos, un paso esencial que se concretó en la ley de rendición de cuentas de noviembre de 2023. Esa definición fue el puntapié para “declarar de interés nacional el uso de bioinsumos en la producción animal, vegetal y fúngica, y para fomentar su producción, desarrollo, innovación y registro” explicó Guardia.
La ingeniera agrónoma también mencionó que se realizó un taller con la participación de 120 personas, incluidos productores, empresas e investigadores. Se llevó a cabo una consultoría previa para relevar preocupaciones y restricciones relacionadas con los bioinsumos. Y el taller ayudó a identificar intereses y desafíos claves, impulsando el desarrollo del plan nacional.
Restricciones para el desarrollo industrial
Innovar para traer estos productos es tarea difícil, donde se necesita tiempo y dinero para obtener resultados. Del taller y la consultoría se desprendieron visiones sobre las restricciones. Una de ellas es la desarticulación entre la investigación y el sector privado.
Guardia mencionó la falta de “incentivos económicos y financiamiento específico” como obstáculos importantes, surgidos en la discusión. Las “pequeñas empresas” nacionales, que a menudo desarrollan enmiendas orgánicas o productos a base de hongos, enfrentan dificultades para sostenerse el “tiempo necesario” y “espalda financiera” para llegar al producto final y completar el proceso de registro. Para ello la jerarca indicó que falta “un marco normativo unificado”.
Otra de las principales restricciones es la falta de conocimiento. “El productor plantea que no sabe qué productos disponibles hay o cómo utilizarlos”, comentó. La variedad de categorías de bioinsumos, cada una con sus particularidades en la aplicación, contribuye a esta confusión.
La directora general también señaló que el proceso de registro de bioinsumos es percibido como complejo. “Muchas veces quienes trabajan en el desarrollo de estos productos son pequeñas empresas nacionales o desarrolladores que no tienen la gimnasia de lo que implica registrar un insumo”, lo que representa un gran desafío para ellos.
Importancia de bioinsumos según el MGAP
Guardia explicó que el interés del MGAP en los bioinsumos no se debe simplemente a una intención de estar a la par con la región, sino a una visión de sostenibilidad integral. “La producción tiene que seguir avanzando con un foco de sostenibilidad en todos sus aspectos: económica, social y ambiental”, afirmó.
La implementación de bioinsumos en Uruguay, con un marco normativo adaptado a las necesidades locales, tiene varias aristas. Se busca aprovechar desarrollos de productos que contribuyan a la producción sostenible y a la independencia de “insumos externos” que el país se ve obligado a importar.
Señaló que estos productos pueden minimizar el riesgo de “dejar residuos” en los alimentos, una exigencia “cada vez mayor de los mercados”, y por eso “esperamos la posibilidad de que esta herramienta se incorpore a los sistemas productivos de Uruguay”.
Una alternativa viable
Consultada por VERDE sobre si los bioinsumos se contraponen al uso de fitosanitarios convencionales en un mismo sistema productivo, Guardia respondió que “en algún caso sí puede ser la alternativa”, pero “los vemos más como herramientas complementarias”, señaló. La idea es reducir el uso de agroquímicos, sin necesariamente sustituirlos completamente; establecer eventuales sinergias.
El MGAP no proyecta cifras específicas de crecimiento esperado en el mercado. “Estamos trabajando en el plan, en definir las acciones, y según esas acciones será el impacto esperado”. El enfoque está en delinear cuatro ejes de acción.
El primero es la innovación e investigación, fomentando acciones concretas para avanzar en estos aspectos. El segundo eje se centra en la regulación y las capacidades para el registro, buscando fortalecer tanto las oficinas regulatorias del MGAP como las capacidades de las pequeñas empresas uruguayas que desean registrar bioinsumos.
El tercer eje aborda la gestión de la información y el conocimiento, capacitando a técnicos para asesorar a los productores sobre el uso adecuado de bioinsumos y cómo combinarlos con otros de manera efectiva. Y el cuarto eje se enfoca en generar incentivos para promover la producción y aplicación de bioinsumos.
El impacto en la disponibilidad de bioinsumos dependerá de las acciones definidas y de los incentivos que se determinen. Actualmente están en la fase de detectar debilidades y planificar cómo abordarlas. Estos datos surgen del taller de trabajo junto a productores y empresas. Una vez que tengan una definición preliminar del MGAP volverán a hacer un intercambio con los participantes del taller y otros posibles socios para ejecutar estas acciones. “Este es un plan nacional, la ley determina que es de interés nacional el uso de los bioinsumos”, afirmó Guardia.
El MGAP “tiene la responsabilidad de desarrollarlo y llevarlo adelante”, pero su carácter nacional “excede las capacidades del ministerio” y requiere colaboración con otros actores. Las debilidades identificadas están siendo abordadas a través de los cuatro ejes definidos, cada uno con actividades concretas para superar estas restricciones y promover el uso de bioinsumos en Uruguay.
Política enfocada en la adopción
El plan de bioinsumos se enmarca “dentro de la estrategia de bioeconomía del MGAP”, un concepto más amplio que incluye los bioinsumos. Guardia mencionó que aunque el plan de tiene su propia importancia debido a la ley, es parte del enfoque del ministerio en la estrategia “para el mediano y largo plazo”. “Es una herramienta más para avanzar en esto de la producción sostenible y seguir demostrando que el gobierno puede hacerlo y mejorando todo lo que tengamos que mejorar”, declaró.
La ingeniera agrónoma explicó que se buscó identificar por qué los bioinsumos no son adoptados masivamente y cuáles son las principales restricciones. Comparando con la cantidad de insumos químicos registrados, el porcentaje de bioinsumos es mucho menor “a los químicos”. La consultoría detectó varias limitaciones, como la falta de conocimiento sobre los bioinsumos y las complejidades del proceso de registro.
Los bioinsumos en los sitios más sensibles
Existen áreas con mayor sensibilidad que otras respecto a los desafíos o la urgencia en la transformación de prácticas productivas. La elaboración del plan nacional contó con el aporte de todas las direcciones generales del MGAP, incluyendo a las direcciones de Recursos Acuáticos (Dinara), de Recursos Naturales (DGRN), la DGSA, Servicios Ganaderos (DGSG), Digegra, DGDR, Forestal (DGF), la Digebia, la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) y el Plan Nacional de Agroecología (PNA). “Estamos todos juntos trabajando en esto”, remarcó Guardia.
Algunas direcciones tienen “más a flor de piel” el uso de bioinsumos y con otra se requiere otro tipo de trabajo para mejorar su adopción. Los productores agroecológicos son “una herramienta necesaria”, sostuvo. Y señaló que el MGAP “está impulsando fuertemente las transiciones agroecológicas” y para eso “tienen que haber bioinsumos disponibles para los productores”.
Afirmó que el plan de bioinsumos se considera para todas las áreas con demandas actuales, aunque sean distintas. “En algún momento se planteó que no avanza la oferta porque la demanda no es tan fuerte”, dijo. Agregó que en el sector de la granja la demanda y la oferta están presentes, pero el objetivo del plan es sensibilizar, crear oportunidades y avanzar en la disponibilidad de productos para que los productores los puedan usar. “Que eso retroalimente otra vez y la demanda empiece a ser más ávida”, planteó.
Nota de Revista Verde N°116