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Agricultura

Marcos Guigou: “Uruguay puede producir 20 millones de toneladas de granos por año”

6 de diciembre de 2019

Marcos Guigou planteó este desafío en ADP Zone; explicó que sería alcanzable con sustento en la agronomía, la ciencia, la nutrición y la logística, entre otros aspectos

Aplicando “ciencia, conocimiento, más neuronas por hectárea y más convicción, la agricultura será cada vez mejor”, dijo Marcos Guigou, director de Agronegocios de Plata (ADP).

El empresario entiende que el sector agropecuario tiene una gran responsabilidad. La población mundial es de 7.750 millones de personas, y por año suma más de 75 millones, “es como tener la población de Uruguay multiplicada por 20 todos los años. Esas personas demandan más alimentos, más servicios, más tecnología. Toda esa situación le imprime al mundo una velocidad impresionante, mientras que Uruguay avanza a otro ritmo”.

Pero planteó que “en Uruguay hay muchas cosas que se dan como naturales, y que en el mundo no lo son; es más, están siendo limitantes. Esto nos debe de servir para tener una mirada de largo plazo”.

Al respecto, señaló que “prácticamente se puede producir en todo el país, hay pasturas, hay agua, la producción está cerca de los puertos, tenemos un relieve ondulado, llueven 1.200 milímetros y si no capturamos el agua para transformarla en granos, para producir, se va al mar”.

Además, dijo que el hecho de que llueva “no es una característica destacable por sí misma”. Señaló que en la India llueve mucho más que en Uruguay, pero las perspectivas muestran que para el año 2030, el agua no les alcanzará para la producción que tienen que generar y tendrán que optar sobre el uso que le darán al agua, si la usan para producir carne, granos, productos industriales o la utilizan para beber.

Por lo tanto, en India y en China, los dos países con más población en el mundo, existe esa clase de restricciones, pero para Uruguay “son una oportunidad gigantesca”, dijo.

Si en Uruguay se utiliza el agua de la lluvia, “habrá menos erosión y menos riesgo de que los nutrientes vayan a los cursos de agua. Contamos con un clima templado para sembrar dos cultivos por año. Por supuesto que hay años cuando llueve menos y tenemos problemas, pero salvando esos aspectos, se tienen ventajas ambientales para la producción”.

Comentó que en ADP “nos hemos puesto un objetivo: producir una tonelada de grano cada 100 milímetros de lluvia, y aspiramos a lograr 10 toneladas de granos por hectárea y por año”.

Guigou fue más allá, al señalar que si ese objetivo se lleva a nivel nacional, sobre 2 millones de hectáreas agrícolas “estamos en condiciones de producir 20 millones de toneladas de granos, sustentado en aporte de la agronomía, la ciencia, la nutrición y la logística, entre otros aspectos”.

Eso permitiría producir prácticamente cuatro veces más que hoy, con una superficie algo superior a la que se siembra en la actualidad.

Explicó que esa superficie agrícola estimada es la que el país puede alcanzar pensando en una “agricultura de altísima calidad, en muy buenos suelos, pero más dispersos”, ya que la producción se concentró cerca de los puertos, por los costos relacionados con el transporte.

Esa superficie “puede generar 20 millones de toneladas, con una intensificación realmente destacable, que también sería favorable desde el punto de vista ambiental. Además, estaríamos exportando el doble, generando un impacto tremendo en la ganadería mediante los corrales de engorde, pero una agricultura más dispersa en el país impactaría también de forma positiva en los sistemas ganaderos pastoriles”.

El nivel que tiene la producción de terneros es uno de los temas a mejorar en Uruguay, “y eso no está influenciado por la genética, sino por la nutrición. Entonces, mediante modelos productivos más integrados, aparecen soluciones. Si la vaca de cría tuviera una suplementación cuando está amamantando, se preñaría más, y se lograrían porcentajes de preñez y de destete más altos”.

Agregó que si se induce el desarrollo de esos terneros con ración, la integración cobra sentido. “Con una logística bien diseñada, produciendo y consumiendo cerca, se genera un consumo de granos bien interesante, sin pensar en ir a una producción de cerdos o pollos. ¿Se imaginan una agricultura intensa, al lado de un área pasturas, más cercana, más integrada, más potente? Ese es el camino para dar un salto en cada una de las producciones del país” resaltó Guigou.

También señaló que lograr 1 millón de hectáreas forestales “genera un impacto enorme, muy positivo para un país que no tenía un área forestal de esa magnitud. Es algo que permite capturar carbono para mitigar el efecto invernadero, mejorando los aspectos ambientales”.

El empresario sostuvo que van apareciendo nuevas alternativas como la producción de cerdos o la de biogás, “que deben analizarse”.

Planteó, como ejemplo, que hay trabajos que muestran que un camión a biogás neutraliza tres camiones y medio con combustible fósil. “Eso es tremendo. Como país podemos imaginarnos cosas mucho más intensas y mejores”, remarcó.

Guigou entiende que, con una agricultura potenciada, se logra un país más activo y más rico. “¿Por qué no pensar en que el país pueda, eventualmente, donar alimentos a países que atraviesen problemas? Podemos hacerlo junto con la imagen de alguno de nuestros grandes futbolistas, que son personas conocidas a nivel mundial. Esas son cosas que sirven, para que nos conozcan como grandes y confiables productores de alimentos, así debemos posicionarnos en el mundo. Si hoy nos damos cuenta, podemos generar nuevas conexiones, nuevas cosas, una revolución para el país”.

ESCAPAR DE LOS COSTOS

La exposición de Marcos Guigou en el encuentro anual ADP Zone, realizado en Dolores, prosiguió con un análisis de la situación de los costos en Uruguay. “Todos sentimos que estamos en un país caro y realmente lo es. Desde que estoy en la actividad agrícola, el combustible en Uruguay siempre ha sido más caro que en la región. No sé si eso podrá cambiar, pero no tengo muchas expectativas”, admitió.

Agregó que en un momento, “apareció la siembra directa, y los agricultores tuvimos un gran cambio en el ahorro de combustible, pasando de utilizar 60 litros de gasoil por hectárea a 18 litros por hectárea. El gasoil no bajó de precio, pero el negocio cambió totalmente; además del resto de las ventajas de la siembra directa, que fue la base para el crecimiento agrícola del Uruguay”.

La siembra directa fue, en su momento, “la forma de escapar de la realidad de costos”. Luego de varios años, cuando la actividad agrícola creció fuerte en Uruguay, “nos encontramos con la caída brusca de precios, en la zafra 2014/15. La soja pasó de valer casi US$ 500 por tonelada a cerca de US$ 350, y en las últimas dos zafras el precio ha sido aun menor”.

En este escenario “empezamos a buscar cosas en el interior de las empresas, tratando de manejar lo que depende de nosotros, y adaptarnos al nuevo marco, de costos altos y precios agrícolas bajos”.

Fue así que en ADP se apuntó a la búsqueda de sistemas más competitivos. “Con la integración de nuestros granos a la ganadería, logramos que uno de los principales problemas del país, que es el de tener una logística cara, no fuera tan relevante, porque ahora la producción está cerca del consumo. Lo que movemos son vacunos, porque valen mucho más e impactan menos el flete”, explicó.

Esa lógica “debemos tenerla todo el tiempo presente, porque podemos trabajar años sobre la productividad, pero si después, porteras afuera no entendemos cómo funciona la economía y la lógica de estas cosas, tendremos un problema”.

El empresario se mostró encantado con el momento que atraviesa la ganadería, “pero cuando las hectáreas agrícolas pasan a ganadería y no hay ganado, presionamos y presionamos sobre un factor que es inelástico. Sube el precio pero no por eso podemos comprar más terneros”.

Por otro lado, dijo que “pasamos a producir pasto en lugares donde podríamos tener una agricultura pujante, y ese pasto vale muy poco por tonelada, por lo tanto, si no lo consumimos en ese lugar no se podrá mover”.

En esa línea, agregó que cuesta más trasladar una tonelada de maíz, trigo, cebada o sorgo, “que una tonelada de soja o de colza cuando el flete representa 10% del precio; en los granos forrajeros es 20%; pero en un forraje supera el 50%, por lo que mover pasto es inviable”.

Analizó que “Uruguay tiene un área pastoril que es la mayoritaria en superficie, y si todavía el sistema productivo apunta a más pasturas sobre áreas agrícolas, sin saber cómo será el consumo de ese forraje, seguramente estemos sobre un producto sin valor. Ese es un tema para analizar”.

LOS DEBERES AMBIENTALES

La agricultura es capturar energía solar, dióxido de carbono (CO2) y agua, “¿pero cuánto usamos?, ¿cuál es nuestra huella? Las plantas no toman ni el 1% de la energía solar y con solo 90 minutos en el año tendríamos toda la energía que consume la población mundial”, ejemplificó Guigou.

Sostuvo que la agricultura realiza una utilización minúscula de algunos recursos. Además, según datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), la producción ganadera en ese país solo genera 3,9% de los gases de efecto invernadero y la producción agrícola 4,7%, y agregó que “ambas producciones en Uruguay son mucho menos intensas”.

La agricultura y la ganadería son responsables de la generación del casi 9% de los gases de efecto invernadero, “por eso hay que relativizar las cosas. No nos podemos dejar poner etiquetas sin discusiones científicas”, reclamó.

Al respecto, agregó que hay muchos trabajos que marcan el año 2050 como meta. “Hay uno que habla de la agricultura regenerativa, la misma requiere una enorme cantidad de subsidios para que sea viable en los Estados Unidos, y plantea una mejora ambiental formidable. En el calentamiento global, el agro no es el problema mayor, pero puede mejorar su performance”, admitió.

Repasó que la base de la agricultura regenerativa es: labranza cero, diversos cultivos de cobertura, fertilización del propio establecimiento y no utilizar nutrientes externos, la no utilización de agroquímicos y fertilizantes sintéticos, y la múltiple rotación de cultivos

“De esos cinco puntos, hay tres que ya se hacen en Uruguay de forma excelente y desde hace mucho tiempo, sin subsidios ni aportes externos. El 60% de la agricultura regenerativa que plantea Estados Unidos como la opción del mundo, en Uruguay ya se hace. Ahora, hay que pelear el 40%, pero ya partimos de una excelente posición”, resaltó Guigou.

Agregó que “queda trabajar en la fertilización interna del establecimiento, pero los sistemas intensivos, que incluyen ganadería, brindan posibilidades de reciclar nutrientes. No me imagino una agricultura sin agroquímicos, pero sí podemos trabajar sobre las dosis mediante la agricultura de precisión”.

Según el director de ADP, el agricultor tiene una muy buena argumentación para enfrentar los cuestionamientos que surgen hacia la actividad agrícola. “Estamos por el buen camino, debemos sentirnos orgullosos”, dijo.

Recordó que en la evaluación de la última zafra de verano, “Sebastián Mazzilli (consultor) nos dijo que en fósforo tenemos balance cero, ponemos lo mismo que sacamos. Eso no fue buscado, pero en la medida que se van ajustando los procesos, eso se va logrando, eso va en el camino de una mayor eficiencia, mayor protección del ambiente”.

 ¿Qué es la agricultura para ADP?

Guigou sostuvo que la agricultura no está en su mejor momento. “Cuando nuestro negocio pierde fortaleza, nos volvemos más creativos y se gestan más opciones. El valor de continuar es lo importante. En esto los equipos de trabajo juegan un rol muy destacado. Hoy ADP genera más valor en carne que en granos, pero todo eso es posible porque el corazón está en la agricultura, sin esa actividad sería muy difícil desarrollar el negocio ganadero y otros negocios que hoy son más interesantes”, admitió.

La agricultura para ADP “es la oportunidad de avanzar hacia nuevas y renovadas cadenas de valor (proteína, energía, bioplásticos). Es escapar de lo que no manejamos gracias a la concentración energética de los granos y el conocimiento aplicado. Es generar trabajo de valor, más conocimiento por hectárea producida, lo que permite que podamos vivir mejor. La agricultura de hoy no solo está integrada por agrónomos y productores rurales, sino que es multidisciplinaria”, dijo.

El director de ADP señaló que “los próximos aprendizajes saldrán de nuestros propios campos, a través de la agricultura digital. En nuestro caso, detectamos en su momento que el orden de los factores altera el producto, no es como en matemática. Vimos que ordenando de diferente forma los cinco cultivos, en la rotación de tres años, mejorábamos la productividad entre 5% y 7%, y tenemos un caso de 10% de mejora”.

Consideró que hay un diseño renovado de las cadenas de valor, que incluye lo productivo porteras adentro y la asociación porteras afuera, donde la tecnología actúa.

“Estamos rompiendo algunos paradigmas, quizás nos llevemos algunos problemas. Venimos trabajando hacia la industria con la carne con marca, hemos despertado aptitudes y conocimiento en la interna y hacia afuera, algo que nos permite ser optimistas. Este camino es promisorio, porque el consumidor quiere datos, y nosotros los tenemos. Aparecen interacciones mediante la tecnología que hace 10 años no estaban”, destacó.

Informó que sobre mediados de este año la empresa definió la inversión en un nuevo corral de engorde, que estará operativo a principios de 2020. Se está construyendo al lado de la planta de silos que tiene la compañía en Caraguatá, Tacuarembó.

“Sigue el modelo que tiende a priorizar el uso, la tecnología y el conocimiento para alimentar ganado con granos producidos cerca del corral, para bajar los costos de logística. Hacer todo esto en un lugar nuevo es un desafío para ADP, pero entendemos que es algo que se puede extender en esa zona. La producción de carne a corral le puede dar viabilidad a zonas agrícolas que tienen todo para realizar una buena agricultura. Ahí llueven 200 milímetros más que en el sur, pero esa región está entrampada en un país caro”, concluyó.

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