Agricultura

IBF adquirió Procampo Semillas que mantiene su proceso de desarrollo

2 de enero de 2024

Tras haber adquirido la mayoría del capital accionario de Procampo Semillas, la firma cuenta con 15 compañías en el país y apunta a seguir creciendo en el agronegocio

Con la adquisición de Procampo Semillas la compañía de inversiones IBF superó los US$ 100 millones de inversión en Uruguay y apunta a seguir creciendo en el agronegocio. Carlos Ameneiros, responsable de operaciones de negocios de IBF, destacó a VERDE que “el crecimiento significativo” experimentado durante los últimos años y “el profesionalismo” de Procampo Semillas fueron las claves para la concreción de la operación,  que en su momento había contratado a Daniel Rubio para reorganizar a la empresa de cara al futuro.

Procampo comenzó hace 33 años con la idea de crecer y desarrollar tecnologías que funcionen para los productores, con el objetivo de dedicarse exclusivamente al negocio semillerista. “Surgió esta oportunidad. Para nosotros es un orgullo que alguien valore nuestro trabajo y que, a su vez, nos deje a cargo de la empresa”, aseguró a VERDE Felipe González, fundador y director de Procampo. Agregó que el foco de la compañía seguirá siendo el mismo, y que ingresan dos nuevos directores que ayudarán a “ampliar el horizonte de inversiones”. 

El directorio quedará compuesto por el presidente de IBF Hugo Benedetti, el responsable de Agronegocios de IBF Carlos Ameneiros y Felipe González. A la vez, Federico Bellenda permanece como gerente general, Alfredo Silbermann continuará como gerente técnico de la empresa, Diego Rodríguez, seguirá como responsable de producción y abastecimiento de semillas, y en el área técnico comercial siguen: Federico Damboriarena en el norte, Roy Cooper en el litoral, y Agustín Aguirre en el centro y este del país. 

Además, el área de Investigación y Desarrollo seguirá a cargo de Silbermann y Rodríguez. Esa unidad tiene su base en el campo experimental Los Nietitos, ubicado en Mercedes (Soriano). Tanto Felipe González como Germán Verdier, fundadores de Procampo, continúan siendo socios de la compañía. Todo ese proceso “nos ayuda a levantar la mira y estar pensando con personas que no están directamente en el negocio, nos enriquece mucho”, resaltó Felipe González.  

Federico Bellenda explicó a VERDE que Procampo cuenta con dos grandes unidades de negocios, las forrajeras “donde representamos y licenciamos (semillas) de varias empresas del exterior”. Esa genética “se incorpora, se analiza y se desarrolla para posteriormente lanzar materiales al mercado con sus respectivas recomendaciones de manejo”. 

La otra unidad de negocios está focalizada en los cultivos de verano, donde hace más de 25 años Procampo representa a la empresa alemana KWS, la cuarta mayor empresa de semillas del mundo. “Allí el desafío está en el cultivo de maíz, que viene creciendo año a año y visualizamos una superficie de 300.000 hectáreas en poco tiempo”, dijo. A la vez, en sorgo la empresa representa al semillero San Pedro, “hoy se están abriendo nuevos horizontes con nuevos mercados, lo cual le puede permitir al cultivo ocupar el área que en algún momento tuvo en el país”, planteó. 

En cuanto al peso que tienen las forrajeras y los cultivos de verano, Bellenda sostuvo que cada una representa el 50% de la facturación. “Obviamente que últimamente el maíz, en lo que es el negocio de verano, ha tomado una relevancia importante por el crecimiento que tiene este cultivo en Uruguay”, puntualizó. 

Mirando hacia adelante, González sostuvo que se seguirán desarrollando las unidades que ya están y se vendrán nuevos híbridos de maíz y sorgo y también forrajeras y otras especies. “En Brasil hay un mercado para desarrollar, que es muy importante, donde tenemos una cantidad de productos ya evaluados”, dijo. Por lo cual, a mediano plazo el objetivo es llevar Procampo Semillas a la región. 

A su vez, afirmó que con KWS también se está buscando ampliar la oferta de productos. “Hemos trabajado solo en maíz pero también tenemos ensayos de remolacha”, recordando que KWS es la empresa “número uno” del mundo en esa especie. 

Además se están haciendo ensayos con centenos híbridos, al tiempo que la idea es incursionar también en los cultivos intensivos, ya que la empresa está invirtiendo fuerte en el área hortícola. “Si está KWS, nosotros vamos a estar”, acotó.

González aseguró que “el mercado y la competencia hacen que la empresa siempre tenga que estar mirando al futuro”, incursionando en nuevas áreas, productos y especies. Remarcó la importancia del trabajo conjunto y las alianzas con empresas internacionales. Recientemente, “hicimos una recorrida para contarle a cada una de las empresas que representamos los cambios societarios de Procampo, y asegurarles que en el horizonte sigue estando el crecimiento y el desarrollo de nuevos productos”, comentó.

Sobre el negocio de exportación de forrajeras, Bellenda recordó que hace tres años Procampo cambió su plan de abastecimiento, adquiriendo áreas de semillero propio, por lo que el abastecimiento de semillas pasó a depender de Procampo. “Eso fue un cambio contundente desde lo estructural en el negocio de forrajeras”, lo que le permitió a la empresa comenzar a generar contratos de exportación. 

Y estimó que incluso en unos años esta corriente se podría convertir en una unidad más dentro del negocio de forrajeras, pero “sin descuidar el abastecimiento interno de semillas en Uruguay”. 

Bellenda remarcó que la ganadería se ha ido profesionalizando por lo que la producción forrajera tiene margen para crecer en este sector. Analizó que “hay una gran oportunidad en el área extensiva, donde la ganadería ya viene tomando toda la tecnología forrajera, como lo ha hecho la lechería, con cada vez más productores sembrando verdeos y praderas”. 

Por eso, consideró que uno de los grandes desafíos de Procampo pasa por crecer en el mercado interno y, a su vez, aprovechar todo el negocio de semillas forrajeras que se demanda desde el exterior.  

LA VISIÓN DE IBF

Ameneiros afirmó que la posibilidad de adquirir parte del paquete accionario de Procampo se comenzó a visualizar hace un año atrás. “Este tipo de negociaciones en términos generales llevan unos cuantos meses”, comentó. 

El responsable de operaciones de negocios de IBF agregó que, si bien cuando llegaron a la compañía tenían conocimiento de la organización y del negocio con “un grado de detalle importante”, la visión general se empezó a construir más temprano, cuando IBF adquirió Agroenfoque. “En ese momento empezamos a mirar el agronegocio como un pilar de desarrollo. Miramos esta instancia de Procampo desde dos vertientes: la posibilidad de desarrollar un negocio en sí mismo y la mirada que Agroenfoque nos permitió tener del sector”. 

El ejecutivo aseguró que Procampo es una empresa que ha venido creciendo significativamente en los últimos cinco años y “con una profesionalización muy importante”, por lo que consideró que “no es casualidad el crecimiento en la facturación y en el posicionamiento”. Afirmó que la empresa ya viene con un ritmo predeterminado de trabajo, que le ha permitido tener un desarrollo y una evolución muy sana. “Si se miran los últimos cinco años se observa un crecimiento constante pero controlado. La facturación prácticamente se duplicó en cinco años, pero para eso hubo que ir año tras año”, describió. 

También aseguró que la compañía continuará con el actual proceso de desarrollo. “No hay un corte abrupto en lo que se venía haciendo ni en lo que se pretende hacer hacia adelante”, puntualizó. 

Destacó que cuando la compañía comienza a participar en una nueva empresa “nos gusta ponernos al costado para mirar y entender qué es lo que hace falta para poder agregarle”. A propósito, dijo que hay aspectos que “se pueden sumar”, que tienen que ver con la estrategia del negocio, con la estructuración financiera, con el orden en el reporte de la información y con el análisis del dato generado. 

“No porque no lo hagan, sino porque tal vez le podemos sumar un modelo de trabajo que sabemos que funciona y que nos permita validar y consolidar lo que las compañías vienen desarrollando”. Teniendo en cuenta la diversidad de inversiones que tiene IBF, ya que la compañía pasó a gestionar unas 15 empresas de distintos rubros en el mercado uruguayo, “hay una mirada más abarcativa, que va más allá del objetivo que cada empresa tiene. Esto nos permite tomar ejemplos y generar sinergias de negocios que contribuyan al desarrollo de las organizaciones en las que estamos involucrados”, remarcó. 

Los inversores que operan con IBF son mayoritariamente uruguayos, aunque hay algunos argentinos. El monto promedio de inversión va de US$ 100.000 a US$ 250.000 en cada uno de los negocios, comentó a VERDE Benedetti, fundador de la compañía (ver edición N° 109).

Nota de Revista Verde N°111

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