Evitar el sobrepastoreo y cuidar las pasturas para no “alargar” la seca

Procampo Semillas realizó una jornada en el campo experimental Los Nietitos, donde se plantearon una serie de recomendaciones de manejo para enfrentar la falta de lluvias
Considerando que los perfiles del suelo están “vacíos” y que las previsiones marcan que el déficit hídrico continuará en noviembre y diciembre, es fundamental “no sobre pastorear las pasturas para que no pierdan capacidad de respuesta”, comentó el investigador Fernando Lattanzi, en la actividad denominada Sembrador de Pasturas, ¿productor o estratega?
El profesional del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) fue uno de los expositores en esa jornada organizada por Procampo, de la que también participó el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Ignacio Buffa, además de los técnicos de la empresa, quienes mostraron distintos ensayos, pensando en el portafolio comercial de forrajeras para la zafra 2023.
Allí Lattanzi buscó poner sobre la mesa las diferentes alternativas que tiene el productor para posicionarse mejor ante el escenario déficit hídrico y que las consecuencias de la falta de lluvias no se extiendan “más de lo necesario”.
Cuando hay sequía se piensa en que lloverá y que la pastura se recuperará, por eso se sigue pastoreando y rápidamente “se ingresa en una etapa de sobre pastoreo”, y eso motiva que la planta no se recupere, señaló. “Ese aspecto es fundamental para que la pastura pueda devolver en kilos de materia seca cada milímetro de lluvia que nos llegue en noviembre y diciembre”. En ese contexto el pasto está creciendo, por eso “hay que prevenir y no sumar problemas”, agregó.
En la medida que se ingresa al verano hay que ser “especialmente cuidadosos” con las pasturas en base a dactylis y festucas, que son las que tienen potencial para durar muchos años. “Si a esas especies no se las cuida en verano, además de crecer poco, se afectará su persistencia”, provocando que el efecto de la sequía se alargue hasta junio o julio, acotó el especialista.
En cambio, si una pastura es bien cuidada, a los 20 días de una buena lluvia de febrero “empieza a tener un rebrote interesante”, confirmó. A veces, “es difícil pensar en esto porque tenemos los animales y falta pasto”, pero a mediano plazo “no es buen negocio pelar las pasturas, y menos en la entrada del verano”. Si no se toman las medidas necesarias, “el efecto de la sequía se prolongará durante el otoño y recién en la próxima primavera se obtendrá pasto de calidad”, advirtió.
Para las pasturas basadas en dactylis o festucas, el investigador de INIA sostuvo que “es fundamental” cuidar el remanente. “Necesitamos que quede ese colchón protector para que las plantas no sufran tanto calor durante el verano”. Cuando por déficit hídrico hay poco crecimiento en la primavera, “si lo pastoreamos en noviembre esperando que luego crezca para tener un remanente alto, y no llueve, ese remanente no se forma, y entramos al verano con poco volumen”, afirmó.
A su vez, aseguró que alfalfa y achicoria “son las especies que nos darán más pasto cuando haya sequía”, porque tienen una mezcla de sistemas radiculares profundos. “Mientras haya un poco de agua en el suelo ellas seguirán creciendo”, dijo.
Recomendó la siembra de sorgo para pastoreo, porque es muy eficiente en el uso del agua y nitrógeno, pero aseguró que “si no tiene nitrógeno, no produce”. Por más que existan pocas perspectivas de lluvias, “no podemos quedarnos cortos con el nitrógeno”, enfatizó.
Lattanzi sostuvo que luego de las lluvias, y durante febrero, es necesario realizar “una evaluación sincera” de cómo pasaron las pasturas, y es clave “tomar decisiones rápidas”. Si hay pasturas que quedaron “muy percudidas del verano hay que resembrarlas y armar rápido la base forrajera”.
Por último, indicó que en esta época del año las pasturas usan unos 3 milímetros de agua por día, y la demanda aumenta a medida que se incrementa la temperatura, “por lo cual una lluvia de 30 milímetros apenas dura 10 días”.
En tanto, Alfredo Silbermann, gerente técnico de Procampo, habló sobre la correcta elección de especies y su manejo, con una recorrida por el campo experimental Los Nietitos, donde la empresa tiene diferentes ensayos con el portafolio disponible en el mercado (dactylis, festucas, raigrás, avenas, achicoria, centeno, llantén) y las novedades. “Aquí fenotipamos las variedades para identificar cuáles son sus características de producción, de persistencia y sanidad, y así surgen las recomendaciones adecuadas para los clientes”, comentó.
Mencionó que en materia sanitaria, en las gramíneas perennes, “con una seca al comienzo de la primavera, los materiales que se enferman pierden hojas rápidamente y dejan de crecer; por lo cual es fundamental que tengan un buen comportamiento sanitario”.
En esa línea, Silbermann indicó que la producción anual “es muy importante”, porque la inversión que se realiza por año “la dividimos en los kilos de pasto que producen y ese es el costo real”. También se debe observar la distribución de la producción de pasto. “Hay materiales que se comportan muy bien produciendo pasto de manera temprana y en invierno, y otros que tienen una primavera muy prolongada y se puede seguir pastoreando hasta entrado diciembre y manteniendo los niveles de calidad”.
Por otro lado, destacó el lanzamiento de dos avenas sativas que tienen “altos niveles de productividad, pensadas para la producción doble propósito: cosecha de grano y pastoreo al comienzo del ciclo”. También anunció la presentación de nuevos raigrases italianos, como Rodillo, un material diploide, que viene liderando en la Evaluación Nacional de Cultivares.
Por su parte, el gerente general de Procampo, Federico Bellenda, recordó que la empresa se dedica a validar genética procedente de Europa, de Nueva Zelanda y de Estados Unidos, para volcarlas al mercado uruguayo. “Acá (en el campo experimental Los Nietitos) tenemos distintos tipos de ensayos pensando en el portafolio comercial de forrajeras para la zafra 2023”, comentó.
Para el verano allí se encuentran sembrados los diferentes ensayos de maíz con genética de KWS, y también los de sorgo San Pedro.
Más allá de la propuesta de productos de la empresa, el objetivo de la jornada estuvo orientado al manejo para paliar la situación de déficit hídrico. “Hoy el productor debe ser un estratega, cuidando el recurso forrajero, avizorando que se nos viene un período que se está complicando”, dijo Bellenda.
Nota de Revista Verde N°104