Agricultura

Entre canteras y raíces forestales, con la mira en el encalado de suelos

2 de octubre de 2024

La historia de la empresa Caleras Cycusa empezó en 1936, con un “pequeño horno de cal, que lo hacía producir mi padre (Brigido)”, quien fue “una persona bastante pobre en sus inicios y muy dinámico en todas sus cosas”, recordó Jorge Diano, exdirector de esa firma hasta 2021, cuando su hija Luciana asumió la dirección. En diálogo con VERDE, ambos repasaron la evolución del emprendimiento familiar y los principales logros alcanzados durante estos años.

Jorge Diano valoró la visión y el esfuerzo de su padre, principalmente por su dedicación y convencimiento de que “había que forestar, para tener leña como combustible” y que “él empezó a forestar para utilizar esa madera dentro de 10 años”. “A veces pienso: ¡qué alma había que tener!, ¡qué espíritu para pensar en si este negocio funcionara dentro de 10 años!”, reflexionó.

Acotó que eso “lo hizo pensando en el combustible, la leña necesaria para la fábrica de cal”, por lo que la forestación fue una “necesidad energética”, ya que hasta ese momento “las caleras de Uruguay funcionaban con carbón de coque, que se compraba en Montevideo, lo vendía la compañía del gas”, pero había complejidades de oferta y precios, comentó.

Por esos años Brigido Diano fue a Córdoba, Argentina, porque allí había “tecnología de leña” y “trajo el modelo de los hornos a leña”. En ese momento dio inicio la historia de la leña en el emprendimiento.

Con esa iniciativa arrancó la “aventura forestal de mi padre, que no era ingeniero forestal”, sino que “era un luchador” que para “subsistir y continuar” con el negocio de la cal, además de forestar, fue comprando montes”, lo que fue parte de “las primeras forestaciones importantes a nivel país”, afirmó. Resaltó que por eso “fue condecorado por el gobierno en ese momento, por ser la persona que más árboles había plantado”.

Contó que después continuó con su apuesta y forestó en varios departamentos, en Lavalleja, en Canelones, en Maldonado, en Rocha y en el sur de Brasil, en la frontera con Uruguay, en algunos balnearios.

“Cuando pasaron los años yo disfruté de esa forestación, la puede usar en la calera” y siempre “seguí al pie del cañón al lado de él, forestando y produciendo cal, no hice ningún invento, agarré los cimientos y seguí con el edificio para arriba”, destacó.

El árbol y el edificio

Respecto a cómo evolucionó el negocio de la empresa iniciada hace 88 años, Diano señaló que había “dos inconvenientes grandes” en esa época, que pasaban por “obtener una cal de calidad, para eso había que lograr una piedra de calidad, con buen porcentaje de carbonato de calcio, y de esa forma se lograba un excelente producto final, como lo fue y como lo ha sido, y ojalá que siga siéndolo siempre”. 

Pero admitió que “era algo muy difícil, porque era un trabajo muy artesanal, que requería de la experiencia de las personas en la selección de la piedra, una quema pareja en los hornos y otra selección después de calcinada”. Y además señaló que “había falta de combustible para los camiones”.

Recordó que en aquellos años “los camiones funcionaban a gasógeno, y a veces se podía ir a Montevideo –siempre el gran mercado fue la capital– y otros días no”, indicó. Y relató una anécdota. Un día su padre consiguió unos vales de combustible, cargó dos camiones, y salieron los camioneros para Montevideo, con cargas completas de cal, “se pusieron a correr una carrera, chocaron entre ellos, volcaron uno para cada lado y quedó toda la cal tirada”.

Luego, “llegó un momento en que las demás caleras que no hicieron lo que hizo mi padre, empezaron a tener problemas financieros graves, porque el combustible –el carbón de coque– era caro, y no generaba una producción tan buena como la de la leña”, explicó. Diano señaló que de 23 caleras que había en los alrededores de Minas (Lavalleja), quedaron entre seis y siete, y en 1950 se unieron para conformar Cycusa (Canteras y Caleras Unidas Sociedad Anónima), mientras que otros “colegas siguieron desapareciendo”, indicó.

Para el empresario los pilares fundamentales del emprendimiento fueron: “tener yacimientos y montes propios”, a partir de “la visión” de su padre se construyó “el edificio” del negocio, al que “continué sumándole” pisos.

Rememoró otra anécdota: “Él (su padre) hacía todo el trabajo, juntaba las semillas, hacía el vivero, lograba el árbol y lo plantaba. Un día andaba mirando unas plantas que iban a plantarse, y me dice: traeme una vara de mimbre. Salí corriendo, busqué un mimbre, le dí una vara y empezó a darle golpes con la vara a los plantines. Al ver mi cara de desconcierto me comentó: estos árboles acá tienen todo, agua, reparo, sol, sombra y se están muriendo, tengo que hacer que luchen por sobrevivir, porque sino no van a prosperar sin todos estos cuidados en el campo. Con esos golpes buscaba generar condiciones rústicas para enfrentar las adversidades del ambiente”. Y afirmó que todas esas prácticas se justificaban, a partir de los resultados obtenidos.

Tercera generación

Luciana Diano, que representa la tercera generación de la familia y mantiene viva la llama de un negocio empresarial, señaló que la firma sigue con las mismas concesiones que tuvo desde el comienzo para explotar las canteras, y puso especial énfasis en un aspecto clave para el futuro de Caleras Cycusa y de la agricultura en Uruguay.

Las diferentes explotaciones de la producción agropecuaria hacen que “los suelos se acidifiquen y en algún momento tendrán que recuperar los niveles de pH” en los campos, “para tener mejores producciones”, lo que demandará el uso de prácticas como el encalado, avizoró. Eso se realiza en otras partes del mundo, donde la producción agrícola requiere de este tipo de soluciones a los requerimientos de los suelos.

De la piedra caliza de las canteras de la empresa, que tienen un “alto contenido de carbonato de calcio”, se elaboran productos para utilizar en el agro, en las raciones y en la producción avícola, por lo que en 2015 la empresa instaló una nueva planta de procesamiento destinada a la producir ese insumo, comentó. Y destacó que la compañía “es referente” en esa área de producción y comercialización en el mercado uruguayo.

Los propios campos de la firma sirvieron de prueba para comprobar los beneficios del encalado en los suelos, ya que al utilizar sus productos se alcanzaron “excelentes resultados” en los niveles de pH antes de plantar, sostuvo Luciana Diano

La empresaria advirtió de la importancia de la logística, con el objetivo de asegurar la disponibilidad de los productos a la hora de tomar la decisión de encalar, para lo cual la compañía tiene un “stock permanente de 1.500 a 2.000 toneladas”. Entonces, “si el productor requiere cinco camiones por día, o si llueve, el producto estará disponible” y puede ser adecuado a los requerimientos de los aplicadores.

Otros productos que más movimiento tienen en el mercado local comprenden una variada gama, como la “cal viva”, que es empleada para las mezclas y el tratamiento de efluentes; y la “cal hidratada”, que es molida fina para clientes como UPM, que la utiliza en los lodos de residuos y para filtrar el agua. También se utiliza en las obras viales, considerando que favorece la elasticidad y evita que las rutas se quiebren por el impacto del clima, entre otros factores, explicó.

En su operativa, Caleras Cycusa tiene canteras y plantas de producción en Minas y en Montevideo, y está en proceso de explorar nuevos negocios en la región. 

Si bien en este caso fue un proceso paulatino, y que prácticamente no se sintió en la interna de la empresa, un tema no menor es el hecho de liderar la dirección de la compañía siendo mujer. Diano valoró la “sensibilidad” necesaria para estar en todas partes donde el negocio lo requiere, atendiendo las necesidades y obligaciones del funcionamiento del emprendimiento, así como la oportunidad que le otorgó el destino para ocupar el cargo actual.

Se refirió además al aporte de algunos operarios históricos de Caleras, como el excapataz Juan Molina, que estuvo unos 50 años en la empresa, y que transmitió sus conocimientos a las nuevas generaciones, tras haber acompañado a Brigido Diano en sus primeras experiencias en la forestación y el desarrollo del negocio.

“Me ayudó muchísimo”, es un “libro abierto”, que “sabía todo” de la empresa e incluso sorprendió a los técnicos del LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay) que llegaron a evaluar la gestión de calidad de la empresa para acceder a las normas ISO, destacó Luciana Diano. Y acotó, a modo de anécdota, que “una de las fortalezas” señaladas en el informe de esos técnicos fue Molina.

Productos y reservas

Caleras Cycusa cuenta con la única calera que produce cal viva dolomítica, para atender mercados muy exigentes en magnesio, y desarrollar distintos tipos de carbonatos de calcio y dolomíticos para la industria agropecuaria y alimenticia.

Esta empresa tiene yacimientos de caliza y dolomita en los departamentos de Lavalleja y Maldonado, además de montes forestales en las cercanías de las canteras. Esos yacimientos fueron analizados desde 1983 hasta la actualidad, obteniendo de esta un promedio fehaciente de 96% de carbonato de calcio y un promedio de magnesio en la dolomita de 39%, lo que representa resultados destacados en este sector de actividad, según destaca la empresa.

En la cartera de productos figuran cal Cristal, cal viva, cal hidratada Marfil, cal en pasta, carbonato de calcio, carbonato de magnesio, dolomita calcinada molida, cal hidratada vial, cal siderúrgica, calcáreo agrícola calcítico y dolomítico, entre otros artículos.

Nota de Revista Verde N°116

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