El rol de la soja en los sistemas productivos del este de Uruguay
A pesar de la baja de precios, la oleaginosa sigue teniendo lugar, porque disminuye los costos del arroz y permite incrementar 10% los rendimientos cuando antecede al cereal
En Treinta y Tres, Barraca Erro organizó una jornada técnica donde se analizó el rol de la soja en los sistemas productivos del este uruguayo y las perspectivas del cultivo en el corto y mediano plazo. Allí el gerente agronómico de Casarone Agroindustrial, ingeniero agrónomo Daniel Gonnet, comentó a VERDE que se atraviesa “un momento de análisis”, porque la zafra pasada tuvo “un excelente resultado económico en arroz, pero un pésimo resultado en soja”. Ambos resultados fueron “excepcionales”, aunque “no creemos” que se repitan en las “mismas condiciones”.
A pesar de que el precio de la oleaginosa ha bajado entre US$ 70 y US$ 80 por tonelada en comparación con la zafra anterior, “la soja tiene un lugar, porque disminuye los costos que, al no estar, quedan cargados sobre el cultivo de arroz”. Y aporta un beneficio adicional en los rendimientos del cereal, que “mejoran un 10% cuando el cultivo antecesor fue soja”. Esta ventaja, sumada a la reducción de costos compartidos, “justifica la inclusión de la soja en el esquema de rotación”.
Sin embargo, Gonnet aclaró que en esta zafra “vamos a ser más exigentes” en las áreas donde se sembrará soja respecto a los “últimos tres o cuatro años”. En la zona este se ha producido un cambio en el tipo de productor y son los arroceros los que siembran soja, entonces se analiza en el sistema. “No hay sojeros puros, sino arroceros que hacen soja”, explicó.
Puntualizó que esta soja “es bien diferente” a la “del litoral o centro del país”, principalmente por las características del suelo, lo que requiere una operación exigente en términos de “drenajes y sistematización”, tareas en las que los arroceros tienen amplia experiencia.
El gerente agronómico explicó que “hemos logrado estabilizar rendimientos en el orden de 2.500 kilos por hectárea”, aunque se debe exceptuar a la última zafra, “por los excesos hídricos récord”. Al considerar los beneficios adicionales en la rotación, la soja sigue “manteniendo su lugar” en el sistema agrícola.
En el caso de Casarone, indicó que la superficie “tiene cambios”, pero en “cuestión de detalles”, dado que “vamos a ampliar algo el área de arroz y disminuir la de soja, tratando de ser más exigentes en el manejo”. “No nos corremos un día de la fecha límite de siembra y elegimos los campos que tengamos en mejores condiciones. Esos son los ajustes no hay cambios fuertes de pasar a cero soja”, afirmó.
LOS NÚMEROS
El integrante de la Consultora del Este, el ingeniero agrónomo Roberto Lima, dijo a VERDE que para un cultivo de soja, con un promedio de 2.500 kilos por hectárea, a un precio de US$ 350 por tonelada y costos de US$ 800 por hectárea, el margen directo se sitúa “entre US$ 75 y US$ 100 por hectárea”.
Pero aclaró que la soja “no importa únicamente por su margen”, por lo que es relevante sumar los beneficios para el arroz en términos de “ahorro de laboreo”, “amortizaciones”, “reparaciones” y “mejoras en el control de malezas”. Por lo tanto, el margen total en el sistema “se va prácticamente a US$ 350 por hectárea”.
Lima también mencionó la posibilidad de incrementar los márgenes mediante la incorporación de tecnologías, como la geonivelación y el riego. “Con estas mejoras los costos suben un poco, pero el margen aumenta sustancialmente”, aseguró. En ese caso, los márgenes directos de la soja podrían llegar a “US$ 120, US$ 130 e incluso hasta US$ 150” por hectárea, mientras que el margen total en el sistema “puede alcanzar los US$ 400” por hectárea.
En la coyuntura actual los productores arroceros buscan “maximizar el resultado a través de un aumento en el área en el arroz”, ya que el cereal atraviesa un “momento excepcional” en términos de precios, y a la vez “se espera una reducción en el área de soja”, indicó.
Lima destacó que buena parte del resultado del arroz “se explica por el antecesor soja”. Además, esa rotación no solo mejora los rendimientos del arroz, sino que también permite aprovechar los beneficios indirectos que la soja ofrece a la “tercera pata”, que es “la pastura sobre rastrojo”, que permite “una ganadería supereficiente”.
EL TRABAJO EN EL ESTE
“Cuando la cosa se complica es cuando más cerca hay que estar del productor”, dijo a VERDE el gerente comercial de Barraca Erro, el ingeniero agrónomo Germán Bremmerman, quién recordó que la zafra pasada “fue un desafío enorme”, debido a las complicaciones provocadas por el exceso de lluvias durante la cosecha de soja. “Tuvimos más de 60 días bajo agua, cosechando con altos niveles de humedad, lo que generó un problema importante en la calidad del grano”, comentó.
Indicó que armar este año una jornada técnica en el este, donde se viene haciendo esta actividad desde hace 15 años, “fue difícil”, porque el productor “está golpeado”. De todos modos, planteó que “hay que dar vuelta la página, mirar hacia adelante y tomar lo que pasó como una excepción”. En ese marco, Bremermann destacó la cantidad de productores que participaron de la actividad.
“Estamos convencidos de que la soja en el este y noreste llegó para quedarse, en un sistema estabilizado”, con las variaciones de superficie que “pueda tener de año a otro”, comentó. Para la próxima zafra se proyecta un aumento en el área de arroz, debido a las perspectivas favorables que tiene el cultivo, algo que calificó como “muy positivo”. En tanto, la superficie de soja disminuirá entre 15% y 30%. Sin embargo, “a nivel país, se podría recuperar parte de esa superficie”, estimó Bremermann.
Aunque habrá un ajuste a la baja en el área de soja en el este, y un incremento en la superficie destinada al arroz, la perspectiva para la soja en los planteos arroceros de cara al futuro es “muy fuerte”, debido a los beneficios que aporta al sistema productivo, señaló.
Bremermann adelantó que en la zona este se prevén más inversiones por parte de Barraca Erro, con una empresa importante del sector arrocero, específicamente en el acopio y acondicionamiento de granos, con el fin de “mejorar la logística”.
La inversión en capacidad de acopio reducirá la dependencia de los puertos, sobre todo de Montevideo, y “permitirá una cosecha más eficiente, donde situaciones como las que ocurrieron este año no tengan efectos tan agudos”, explicó. Los acopios locales “pasan a tener una importancia fuerte”, cuando los niveles de humedad son elevados y las cosechas se atrasan por efecto del clima.
Bremermann destacó que el enfoque de la empresa en esa región incluye la investigación y la “generación de información” para “mejorar el comportamiento” de las variedades de soja en suelos arroceros. “Seguimos generando información para que los productores puedan tomar las mejores decisiones y lograr una productividad que permita ser rentables a estos precios”, dijo. Agregó que “hay un foco fuerte” en la “adaptación de la genética” a estos suelos y que ya tienen materiales con tecnología Enlist y Conkesta adaptados a las condiciones del este.
Recordó que en 2017, en un momento “complicado” para la soja y el arroz, “cuando se achicaban presupuestos”, la empresa inauguró una sucursal en José Pedro Varela, “pensando en las fortalezas de la zona, poniendo foco en el cultivo de soja asociado al arroz y la ganadería”.
Nota de Revista Verde N°116