Agricultura

Detección de brassicas resistentes a glifosato y a herbicidas ALS, alerta al sector agrícola

29 de diciembre de 2023

El presidente de Inase destacó la importancia de mantener “abierto” el mercado europeo para la colza uruguaya, al tiempo que se toman medidas para evitar la propagación

Redacción
Mauro Florentín

La colza fue un cultivo agrícola que tuvo un crecimiento destacado en los últimos años y que generó expectativas alentadoras entre los productores en Uruguay. Por su rentabilidad e importancia en la rotación, entre otros factores, las chacras con floraciones amarillas se multiplicaron en el paisaje rural uruguayo. Tan es así que el área sembrada de esa oleaginosa pasó de unas 50.000 hectáreas a algo más de 350.000 hectáreas en pocos años, sumándose a la paleta de alternativas productivas del negocio agrícola.

Pero ahora el cultivo enfrenta algunos desafíos como la baja del precio, que incidió en una caída del área a unas 150.000 hectáreas en la zafra 2023/24. Sumado a la aparición de casos de contaminación con organismos genéticamente modificados (OGM) tolerantes a glifosato, que pueden llegar a representar un obstáculo para su exportación. 

El Instituto Nacional de Semillas (Inase) detectó la presencia de colza con resistencia a glifosato en “muy baja frecuencia”, en muestras de granos para exportar en la zafra 2022/23. Además, en esta zafra se detectaron brassicas con resistencia a glifosato en cultivos forrajeros. Eso puso en alerta a los productores ganaderos y también reforzó la preocupación del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), que ya venía desde hace tiempo monitoreando la presencia de colza contaminada con transgénicos. Claramente esta preocupación se basa en el impacto negativo que puede tener esa situación en el futuro de la producción de colza y en el acceso a los mercados que rechazan la presencia OGM no autorizados, dependiendo de los límites de tolerancia en cada país de destino.

Hipótesis reforzada

Inase, en coordinación con la Dirección General de Bioseguridad e Inocuidad Alimentaria (Digebia) del MGAP, ya para la zafra 2022/23 determinó el análisis obligatorio de semillas de colza libre de OGM para la siembra de esa zafra, por lo que ese cambio de estándar de colza define que la semilla tanto importada como la nacional que se distribuye en Uruguay debe “tener un certificado de libre de OGM”, dijo a VERDE el presidente de Inase, Álvaro Núnez.

Aclaró que la medida mencionada se debió a la detección de “niveles muy bajos de contaminación con el gen RR, que brinda tolerancia a glifosato” en algunos lotes de granos de exportación y también en algunos lotes de semillas de la zafra anterior.

“En colza no está autorizada la tecnología RR para ningún uso, o sea que ni la producción ni el consumo”, ni siquiera a nivel regional hay autorizaciones, aunque aclaró que “Argentina tiene un nivel de tolerancia dado por el límite de detección en el análisis” permitido, pero “en Uruguay es cero”, enfatizó el presidente de Inase.

Señaló que si se detectan OGM en las semillas de colza que ingresan a Uruguay, se tienen que reexportar o destruir, y que los lotes de semillas nacionales en la misma situación no pueden utilizarse y se destruyen. En este marco, “nos quedaba afuera la semilla de uso propio, pero se encontró presencia del gen RR en muy pocos lotes, que mostraron niveles de presencia muy bajos, casi trazas, en las inspecciones realizadas por Inase en plantas procesadoras de semillas”.

Núñez explicó que el gen RR podía entrar a través de contaminaciones en semillas de colza o como semillas de malezas contaminando lotes de semillas forrajeras. Este año, “en lotes de semillas de lotus importados de Argentina, si bien se encontraron dentro de los estándares permitidos para la comercialización, se detectó presencia de semillas de brassicas que fueron cultivadas. Luego de analizadas las plantas se identificó que “tenían el gen RR”, informó. Si bien estas confirmaciones son de este año, desde el año pasado, “el gen ya estaba en Uruguay”, ese “problema ya lo teníamos detectado desde la zafra 2022 en colza”, indicó.

Planteó que “la hipótesis hoy se vio reforzada con lo que se está viendo en contaminaciones de lotes de semillas de lotus”, y en “especies como trigo y avena que hayan entrado también importadas con niveles bajos de presencia de semillas de brassicas resistentes a glifosato, pero siempre encontrándose dentro del estándar de comercialización. Esas malezas van quedando en las chacras y ocupando su lugar, lentamente van aumentando su presencia,  y esto no es que ocurra de un día para el otro”.

“El año pasado hubo una explosión del área de colza” y “a nivel mundial la tolerancia a glifosato genéticamente modificada es una de las tecnologías que más se usa”, y “Europa a pesar de no tener el evento autorizado para siembra, también convive con él, y viendo lo que ha pasado en Uruguay, entendíamos que también era algo inevitable”, sostuvo el titular de Inase. 

Advirtió que hay presencia de brassicas “resistentes al glifosato por transgénesis y también por resistencia natural a los herbicidas ALS, por lo tanto, la situación se está haciendo más compleja”. Por ejemplo, también a los rábanos (Raphanus raphanistrun), “con el uso de determinados herbicidas y muchas veces no usados adecuadamente, en Uruguay le hemos generado esa misma resistencia”.

Al remarcar las medidas adoptadas de cara al futuro, Núñez hizo especial hincapié en el interés de mantener el mercado europeo “abierto” para la colza uruguaya, y para eso hay que tratar de que la circulación del gen se pueda “limitar”. La tolerancia de Europa es de 0,9%, por lo que si las trazas que hoy se detectan en grano llegan a 1% se rechaza, acotó.

Núñez aclaró que frente al problema del ingreso de la semilla de brassicas como contaminante en otros cultivos se adoptaron ciertas medidas. Una de ellas es que “los laboratorios tienen que determinar y reportar la cantidad de semilla de brassica que aparezca en lotes de las semillas forrajeras en general”, indicó.

Considerando que “las brassicas resistentes a glifosato ya están” en el campo, el jerarca señaló que se fijarán “límites” en ese sentido, porque si se pone un límite de cero presencia, las semillas que no dan dentro de la categoría comercial podrían entrar por un canal informal, lo que supone un “riesgo posiblemente mayor”.

“Lo que sí tienen que tener claro los productores es que en la etiqueta de la semilla hay un resumen del análisis”, pero “el productor tiene el derecho de pedir el análisis completo y tiene la libertad de optar por el límite que quiere” en la semilla que compra, planteó.

Exhortación y recomendaciones 

Frente a la presencia de malezas perteneciente a Brassica spp con resistencia a herbicidas en praderas y chacras agrícolas, el MGAP, a través de Digebia, divulgó un comunicado en el que informó en relación a las malezas que “podría tratarse de un biotipo de brassica con dos tipos de resistencia a herbicidas: a los inhibidores de ALS por mutación natural y a glifosato por presencia de un evento transgénico”.

“En Uruguay no hay eventos transgénicos aprobados en colza, por lo que la producción de dicho cultivo en el país es libre de OGM”, advirtió.

A efectos de “contener y evitar la propagación del evento transgénico potencialmente presente” en semillas de estas malezas, tanto hacia colza como hacia otras especies de la familia de las brassicas, el MGAP exhortó a productores, técnicos, proveedores de insumos, responsables de plantas de procesamiento y almacenamiento, compradores de grano de colza y demás actores del sector a “implementar y promover” algunas medidas.

Alguna de ellas vinculadas primeramente a las semillas de colza, como “en caso de haber utilizado semilla de colza reservada para uso propio sin análisis molecular (para la detección del evento transgénico) en la zafra actual, informarlo al momento de la venta del grano al intermediario, exportador o industria de destino”, recomendó. 

Pidió “utilizar semilla comercial o certificada libre de OGM para próximas siembras, en cumplimiento con el estándar específico aprobado en febrero de 2023”.

Igualmente, “en caso de contar con semilla reservada para uso propio de zafras anteriores, o tener previsto reservar semilla de la zafra actual, realizar análisis molecular para verificar su condición de libre de OGM”, estableció el MGAP.

En cuanto a semillas de especies forrajeras, esa secretaría de Estado recomendó “utilizar semilla comercial o certificada y solicitar conteo de semillas de Brassica spp en cada lote”.

“A partir de octubre de 2023, acceder al resultado del conteo de semillas de Brassica spp es un derecho del usuario, por lo que se recomienda especialmente exigirlo”, indicó.

Exhortó a que “en caso de tener semilla reservada para uso propio, realizar análisis para determinar con conteo de semillas de Brassica spp y confirmar la condición de libre de OGM”.

Respecto al manejo de chacras y praderas con presencia de Brassica spp, el MGAP aconsejó que “ante la presencia de plantas del biotipo de brassicas con resistencia a herbicidas, aplicar las medidas de manejo sugeridas por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) para el momento actual”.

Otra medida es “estar atento a nuevas recomendaciones de manejo que serán presentadas oportunamente para el manejo de estas malezas durante el fin de verano y el otoño”, señaló. 

Ante la presencia de plantas del biotipo de brassica con resistencia a herbicidas, próxima o en estado de semillazón, el MGAP pidió “asegurarse que la semilla permanezca en esa chacra o potrero, evitando enfardar o alimentar animales que puedan diseminarlas en otras zonas del establecimiento o de otros establecimientos”.

Recalcó la necesidad de “poner atención sobre el aspecto antes mencionado al momento de la compra de fardos de praderas”, y “en caso de contar con chacras con problemas de brassicas resistentes a herbicidas, comunicarse con INIA o Inase para una correcta identificación de la especie o biotipo, o realización de análisis molecular, y para recabar información de la ubicación e historia de la chacra”.

Del grado de acatamiento que se logre alcanzar de estas medidas entre los productores, así como de la función de control y seguimiento de los técnicos del MGAP, dependerá en gran medida la posibilidad de continuar con el canal de exportación habilitado, principalmente para la colza uruguaya con destino a Europa.

Nota de Revista Verde N°111

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