Cosecha de soja le ganó a los contratiempos generados por las lluvias
Por las lluvias se extendió a 80 días, se produjeron cerca de 2,9 mt, con un promedio de 2.200 kg/ha y alto porcentaje de humedad
El volumen de la cosecha de soja “se acercará a 2,9 millones de toneladas (mt)”, dijo a VERDE Piero Gelmini, gerente general de Control Union. Aunque “se esperaba más volumen”, de todos modos “hubo una recuperación importante” respecto a la “complicada” zafra 2022-2023, destacó. El ejecutivo explicó que “el dato” de Control Union surge del trabajo que realiza la compañía a lo largo de la cadena, desde los muestreos a campo, el control en acopios, los warrants, entre otros.
Gelmini indicó que la humedad promedio se ubicó en 18,2% y algo más del 95% del volumen de soja “tuvo que pasar por secado”, debido al clima durante la cosecha.
El contrato de comercialización Anec 41 establece un nivel de humedad de 14%, 1% de materia extraña, pero hasta 2% de tolerancia, y 8% de grano dañado. En la zafra pasada la media de materia extraña se ubicó en 1,25%. En el litoral y centro de Uruguay el promedio de grano dañado fue 4,9%, al tiempo que en el este la media trepó a 22%. Allí quedó “bien marcado el comportamiento entre ambas regiones, producto de lo sucedido con las lluvias”, dijo.
Además, se detectó la presencia de malezas cuarentenarias en el 32% de lo recibido, pero también hubo diferencias entre zonas. En el este se llegó al 15%, mientras que en litoral y centro la presencia llegó al 42%, informó el ejecutivo de Control Union.
Andrés Feuer, integrante de Smartway, dijo a VERDE que los registros de la empresa marcan que la cosecha de soja se extendió desde el 17 de abril hasta el 5 de julio, totalizando unos 80 días. Según los datos de Smartway, el rendimiento promedio de la soja se ubicó en 2.200 kilos por hectárea (ya corregido a seco), mientras que la humedad media del 18,5%.
También informó que el área perdida y/o no cosechada llegó al 0,75% del total. Si se toma en cuenta la superficie de soja proyectada por Urupov (1,34 millones de hectáreas), habrían quedado sin cosechar unas 10.000 hectáreas, fundamentalmente en el este y noreste.
Sobre el consumo de combustible de las cosechadoras, señaló que el promedio se ubicó en 15,1 litros de gasoil por hectárea, lo que marca un incremento del 40% respecto a 2021-2022 (no se contabilizó la zafra 2022-2023 por la sequía). El mayor consumo también se debe a las mayores distancias de los tolveos, a la situación climática y el impacto en la caminería interna y rural, que causaron serias dificultades para que los camiones se acerquen a las chacras.
Agregó que la velocidad promedio de cosecha fue de 6,3 kilómetros por hora (km/h) “No está tan lejos de lo habitual, que se ubica entre 7 km/h y 8 km/h”, esto muestra que “cuando se dieron las condiciones para cosechar, se pudo avanzar a un ritmo casi normal”, indicó.
Durante el ciclo del cultivo hubo 20 días con temperaturas superiores a los 35°C, mientra que en la campaña pasada fueron más de 50 días. Y el promedio de lluvias fue de 635 milímetros (mm), excluyendo lo que llovió cuando el cultivo ya estaba pronto, “con casos de 50 mm, 100 mm, 150 mm e incluso más”, señaló.
LOS MÁRGENES
El margen neto del negocio agrícola varía entre US$ 100 y US$ 130 por hectárea, comentó Echeverría. El director de Plus Agro agregó que los “márgenes netos”, después del pago de insumos, labores y costos comerciales –que este año en soja están 15% a 20% por encima de otras zafras– estarían en un nivel parecido “al promedio de los últimos 10 años”, con casos que pueden “estar por encima o por debajo”.
El margen neto “está entre US$ 100 y US$ 130 por hectárea” de “todo el conjunto” de productos, sumando los cultivos de invierno y de verano, pero “no debemos olvidar que venimos del peor año de la historia (2023), cuando las empresas prácticamente se comieron todo el circulante para financiar el agujero de la seca”.
En el ciclo agrícola 2023-2024 los resultados productivos indican que los “rindes de soja” quedaron “cerca del promedio”, hubo “muy buenos en maíz de primera” y los de segunda “tienen números dispares”, sostuvo.
Destacó que se viene de un “muy buen” invierno, impulsado por el trigo, que tuvo rendimientos “récord” en la mayoría de las zonas, con precios de venta que, en promedio, se ubicaron entre US$ 200 y US$ 210 por tonelada. Para la cebada, por rindes y calidad, el margen “no fue tan bueno” como el del trigo.
PROYECCIÓN 2024-2025
En el promedio de los últimos 10 años se observa que el doble cultivo –desde los puntos de vista productivo y económico– “tiene una relevancia más importante que una soja de primera”, sostuvo el director de PlusAgro, Joaquín Echeverría. El ingeniero agrónomo dijo a VERDE que ese sistema absorbe el 50% del costo del arrendamiento y el 50% del costo de la estructura.
Indicó que “al analizar el invierno y el verano se ve que las secuencias de cultivos de primera versus las de segunda”, es decir trigo, cebada, colza y soja, “tienen mucho mejor margen que una soja de primera pura”.
Echeverría calculó que para “un trigo de 4.000 kilos (por hectárea), con un precio de entre US$ 200 y US$ 210 por tonelada”, el margen neto “se acerca a cero”; pero la soja de segunda sobre ese trigo “estaría generando entre US$ 90 y US$ 100 por hectárea”, dijo. En el caso de la colza, con los números actuales, “ese margen es mayor”, agregó.
A continuación comparó ese número con el de una soja de primera, que “tiene que enfrentar toda la renta, la estructura y un cultivo de cobertura, estaría dejando una pérdida de unos US$ 70 por hectárea”.
Echeverría señaló que las proyecciones del negocio para el ejercicio 2024-2025 plantean un escenario similar al registrado en 2023-2024. De todas formas, recordó que por los precios y la productividad, el trigo representó cerca del 45% del margen global alcanzado por la secuencia trigo-soja, “algo que no estaba previsto en el Excel al arrancar el ejercicio pasado”, comentó.
PERSPECTIVAS GLOBALES
Para la nueva cosecha de soja de Estados Unidos, el Departamento de Agricultura de ese país (USDA, por sus siglas en inglés) proyectó una producción de 120,70 mt frente a los 120,38 mt estimados por los privados. “En esto influyó exclusivamente el ajuste de área hecho a finales de junio, de 35,01 a 34,84 millones de hectáreas, dado que el rinde promedio esperado fue sostenido en 3.497 kilos por hectárea”, indicó el análisis de Granar.
Para el resto de las variables comerciales se marca un leve ajuste de las existencias iniciales, de 9,53 a 9,40 mt; mientras que se mantuvo sin cambios la molienda en 66 mt, el uso total en 68,99 mt y las exportaciones en 49,67 mt, con lo cual el stock final fue ajustado a 11,85 mt.
El USDA mantuvo las estimaciones de cosecha en Brasil, Argentina y Paraguay en 169 mt, 51 mt y 10,7 mt, respectivamente. A la vez, mantuvo las estimaciones de importaciones de China en 109 mt. A nivel mundial, el USDA proyectó la producción de soja en 421,85 mt, contra los 422,26 millones del informe del mes pasado. Las existencias finales se proyectaron en 127,76 mt, frente a los 127,90 mt de junio y a los 127,19 mt previstos por los privados.
Por otra parte, el USDA proyectó para la nueva cosecha de maíz estadounidense una producción de 383,56 mt, por encima de los 377,46 mt de junio y de los 382,62 mt estimados por el sector privado. “En esto tuvo influencia el incremento del área sembrada, relevado por el organismo a finales del mes pasado, de 36,44 millones a 37,02 millones de hectáreas; el rinde promedio esperado se sostuvo en 11.361 kilos por hectárea”, analizó Granar.
El USDA proyectó las cosechas de maíz del ciclo 2024-2025 en Brasil y en Argentina en 127 mt y 51 mt. Para Ucrania tampoco hubo cambios, dado que marcó producción y exportaciones en 27,70 mt y en 24,50 mt.
Entre los principales compradores, el USDA elevó de 21,80 a 22 mt su estimación sobre las importaciones de México, mientras que mantuvo en 23 mt la previsión para China, en 18 mt para la Unión Europea y en 15,50 mt para Japón.
Sobre la producción de maíz del ciclo 2022-2023, mantuvo la producción de Brasil en 122 mt, al igual que la previsión de exportaciones en 50 mt. En tanto, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), de Brasil, proyectó una cosecha de 115,86 mt y las exportaciones en 33,50 mt. Para Argentina marcó 52 mt de maíz y 37 mt de exportaciones.
EL MERCADO CLIMÁTICO NO ASUSTA
La soja en Estados Unidos transita por una campaña con un clima que hasta el momento viene acompañando, lo que suma presión a las cotizaciones, analizó Nicolás Udaquiola, director de AZ Group. El consultor dijo a VERDE que “hay una pesadez importante”, lo que se refleja en el bajo nivel de ventas de Estados Unidos en la campaña 2024-2025, que “es el más bajo de los últimos años”.
Hay oferta en Estados Unidos y una demanda lenta. A la vez, Brasil está vendiendo a “muy buen ritmo, influenciado por el movimiento del real”. Argentina también está marcando nuevos negocios de poroto y subproductos, “aunque el productor está demorando las ventas”, acotó. El analista agregó que el dólar a nivel global “sigue fuerte”, los fondos de inversión “están muy vendidos” y todo eso conjuga “un escenario de pesadez, que se ve reflejado en los precios de la soja”.
Udaquiola también explicó que al mercado del maíz “le faltan varios factores por incorporar”, desde “el impacto de la chicharrita en Argentina, la brecha que tienen las estimaciones del USDA y la Conab en Brasil”. Planteó que “se deben incorporar ajustes a lo que marcan las exportaciones del cereal en ambos países, para alinearlas con la producción estimada por los actores locales en ambos países”.
Si las exportaciones argentinas son de 33 mt de maíz, como señala el USDA, y se confirma “la estimación de producción local, el cuadro de oferta y demanda queda en cero o negativo”, observó. Además, para la campaña 2024-2025 el USDA no está contemplando las lluvias por debajo de lo normal y temperaturas por encima de lo habitual en Ucrania, ni el impacto de la chicharrita en la superficie a sembrar en Argentina, sumado al año Niña. Con lo cual, el combo de noticias por incorporar en maíz durante las próximas semanas “es importante”, puntualizó.
El trigo está en plena cosecha en el hemisferio norte, zona que representa más del 90% de la oferta mundial. Con eso “tenemos que tirar” hasta la cosecha del hemisferio sur, dijo Udaquiola. Si bien los stocks subieron, “son los más bajos desde 2016-2017; y el stock en los países exportadores es el menor desde la zafra 2012-2013”.
Por lo tanto, cualquier noticia que afecte el trigo de primavera del hemisferio norte “puede generar movimientos”, consideró. Para Rusia el cereal de primavera representa el 30% del total. Allí el panorama climático “no es tan amigable” y la intención de siembra para el año que viene “no tiene motivación ni en precios ni en clima”.
Luego de terminarse la cosecha del hemisferio norte “se pueden marcar nuevas noticias, y una posición vendida de los fondos, que se podría recortar, provocaría nuevas oportunidades para el cereal. Quizás no sean los US$ 260 por tonelada, pero sí una mejora respecto a la foto actual”, concluyó Udaquiola.
Producción mundial de trigo 2024-2025
La nueva cosecha de trigo en Estados Unidos fue estimada por el Departamento de Agricultura de ese país (USDA, por sus siglas en inglés) en 54,66 millones de toneladas (mt), al incrementar el rinde promedio a 3.484 kilos por hectárea. Por su parte, Rusia mantuvo la cosecha en 83 mt y las exportaciones en 48 millones. Ucrania estimó la cosecha en 19,50 mt y las exportaciones en 13 mt. La Unión Europea redujo su producción de 130,50 a 130 mt. En Canadá se incrementó de 34 a 35 mt. En Argentina, pasa de 17,50 a 18 mt, pero las exportaciones quedan en 11,50 mt. En Australia, no hubo variaciones, la producción fue de 29 mt y las exportaciones de 22 mt. Mientras que las compras chinas se incrementaron de 11 a 12 mt. A nivel mundial se proyectó una producción de 796,19 mt y existencias finales por 257,24 mt.
Alta probabilidad de La Niña no significa que habrá sequía, sostuvo Baethgen
Las perspectivas climáticas para los próximos meses, específicamente en la primavera, con base en modelos de predicción, apuntan a la conformación de un año Niña, lo que indica una mayor probabilidad de que las lluvias sean inferiores a lo normal, señaló el vicepresidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Walter Baethgen.
Hay un fenómeno climático que sucede en el océano Pacífico, en las costas de Perú y Ecuador hacia Australia, y que en ciertos años, cuando las aguas registran temperaturas más altas de lo normal, se lo denomina Niño, y cuando son más bajas de lo normal se lo denomina Niña. Y para Uruguay, permite tener una idea de lo que puede ocurrir con las lluvias, cosa que otros países no tienen, explicó.
Comentó que los científicos desarrollaron un “modelo que permite prever lo que puede pasar en esa zona del Pacífico”, y este año “lo más probable es que el agua esté más fría”, por lo que sería un año Niña. En este caso hay “mayor probabilidad de que llueva menos” que en un año normal en Uruguay.
Pero Baethgen dejó en claro que eso “no quiere decir que en Uruguay no va a llover, que habrá una sequía y que será desfavorable para los cultivos de verano”. “Son cosas totalmente diferentes”, enfatizó el investigador. “Cuando uno escucha que en un año Niña hay sequía, está escuchando un disparate”, sostuvo.
Baethgen, quien también es investigador de la Universidad de Columbia, de Estados Unidos, se refirió a los registros históricos vinculados a estos fenómenos climatológicos y a su incidencia en la agricultura. Desde 2010 hasta la zafra 2022-2023 hubo siete años Niña. Señaló, por ejemplo, que en la zafra 2016-2017, que fue año Niña, el rinde promedio del maíz fue “récord”, con algo más de 7.000 kilos por hectárea.
A la vez, agregó que en las zafras 2020-2021 y 2021-2022, que también fueron años Niña, el rinde promedio estuvo “en el promedio” histórico del cultivo; mientras que en la zafra 2022-2023 fue un “desastre”, analizó.
Brasil, con récord de área, va rumbo a los 170 millones de toneladas de soja
Con márgenes ajustados y un crecimiento de superficie más tímido que en años anteriores, Safras & Mercados proyecta una zafra de soja récord en Brasil. La consultora prevé una superficie de 47,3 millones de hectáreas para el ciclo 2024-2025, que representan un crecimiento de 1,9% respecto a la zafra pasada. Sin problemas climáticos, la producción sería récord, al alcanzar los 171,5 millones de toneladas (mt), 13,2% por encima de los 151,5 mt de la zafra 2023-2024. “Se espera que la productividad aumente de 3.279 kilos por hectárea a 3.643 kilos por hectárea”, señala el informe.
Además, la superficie sojera crecerá en prácticamente todos los estados productores del país, pero a un ritmo menor respecto a zafras anteriores, “debido a la caída de los márgenes, por la baja de los precios en el mercado brasileño e internacional”, dijo el analista de la consultora, Luiz Fernando Gutiérrez Roque, a Canal Rural, de Brasil.
“La oleaginosa sigue siendo una opción más rentable que otros cultivos en la mayoría de los estados, por lo cual los productores volverán a optar por ampliar la superficie”, acotó.
En Rio Grande do Sul y Paraná, “esperamos un pequeño crecimiento de las áreas sembradas”, comentó, dado que en Rio Grande do Sul “muchos productores continúan teniendo dificultades financieras, debido a las pérdidas de producción registradas en los últimos años”. También señaló que algunas áreas de maíz y pasturas “podrían migrar a soja”.
En el centro de Brasil también se visualiza un leve incremento de la superficie, pero menor al que se ha venido dando. A la vez, las regiones noreste y norte nuevamente tendrán los mayores porcentajes de crecimiento, y se consolida el avance de la soja en la “nueva frontera agrícola”. El aumento de las exportaciones a través de los puertos del Arco Norte es un factor positivo para la expansión del área, al igual que la buena productividad registrada en las últimas zafras. Pese a ello, el ritmo de crecimiento también debería ser inferior al de zafras anteriores, debido a los márgenes “más ajustados”, dijo el analista.
Nota de Revista Verde N°115