Agricultura

Biofertilizantes: El futuro ya llegó

17 de abril de 2024

Por Federico Lazbal, director de NutriAvanza

En un escenario cada vez más complejo y desafiante, el país debe dar un paso adelante para consolidar este gran salto tecnológico.

También llamados PGPR por sus siglas en inglés (Plant Growth Promoting Rhizobacteria) ó Probióticos por su similitud con la salud humana, los biofertilizantes son esencialmente los microorganismos que desde hace millones de años han ido evolucionando junto a las plantas, en el suelo con la raíz y también sobre las hojas, ayudándose mutuamente en una simbiosis tan perfecta como ancestral.

Si bien ya existen, la erosión biológica que sufren los suelos producto de la intensificación agrícola y en algunos países también los problemas de contaminación ambiental, que han llevado a restringir el uso de algunos fertilizantes, son el gran motor que impulsa estas nuevas tecnologías en el mundo.

Identificar, aislar, multiplicar y envasar a altísimas concentraciones ha sido el camino, desde el tradicional Rhizobium hasta el reciente Azospirillum, que se aplican a la semilla para realizar Fijación biológica del Nitrógeno y estimular el desarrollo radicular.

Lo innovador actualmente, es la identificación permanente de microorganismos cada vez más eficientes, que cumplen funciones específicas para el suministro natural de nutrientes y la bioestimulación de la planta. Con esto se logra complementar la fertilización tradicional, haciendo al cultivo más rentable y al sistema mucho más sustentable.

Nuestra reciente visita a Agronutrition en Francia, nos permitió conocer de primera mano los nuevos biofertilizantes con microorganismos específicos, capaces de solubilizar y liberar las enormes cantidades de fósforo que están retenidas en los suelos, productos con bacterias de la filósfera que son aplicadas en pulverización foliar para realizar fijación biológica del nitrógeno en las hojas y otras que aplicadas al suelo cumplen también con esta función, sin necesidad de hacer simbiosis con la planta.

Existe a su vez la posibilidad de agrandarle la boca a la planta, con microorgansimos generadores de hormonas para el desarrollo radicular, como así también a través de productos con Micorrizas, que colonizan la raíz y se extienden por el suelo, multiplicando de forma exponencial la capacidad de absorción de agua y nutrientes para el cultivo.

Otras funciones importantes asignadas que deberían de cumplir algunos microorganismos, son las de controlar patógenos, encargarse de la degradación de la mayoría de los herbicidas aplicados al suelo y suministrarle a la planta sustancias anti estrés para tolerar mejor la sequía.

Pero como dijimos al inicio, lo más interesante es que la gran mayoría de estos microorganismos ya están presentes y entonces, lo primero que debemos hacer es cuidar el suelo, monitorear su Microbioma y utilizar productos y manejos que revitalicen su vida microbiana nativa.

En este sentido, el balance de carbono, la descomposición microbiana de los rastrojos y la materia orgánica refinada son clave. Debido a esto, los bioestimulantes de suelo utilizados en el mundo contienen ácidos húmicos, ácidos fúlvicos, aminoácidos y hasta extractos de algas marinas, que además de promover la vida microbiana, le suman a la planta una cantidad importante de bioactivadores y promotores del crecimiento.

Finalmente hay que decir que muchas veces y sin darnos cuenta, la aplicación foliar de bioestimulantes como el Acrecio y de fertilizantes con determinados micronutrientes, mejoran de forma importante la actividad fotosintética de la planta, generando un flujo mayor de carbohidratos hacia la raíz, que la planta utiliza para alimentar y potenciar los beneficios que le dan los microorganismos, entre otras cosas una mayor absorción de nutrientes.

Esto último a priori tan teórico, ha podido llegar a ser medido con análisis del Microbioma del suelo y en otros casos hasta de alguna forma ser demostrado con ensayos experimentales a campo.

En este sentido por ejemplo, el invierno pasado se aplicó en colza un fertilizante foliar que solo contiene micronutrientes involucrados en la fotosíntesis, principalmente azufre. Los resultados mostraron que aplicando tan solo entre 2 y 3 litros por hectárea (lts/ha) de Thiomax-C (0,8-1,2 kg/ha de azufre) la planta aumentó significativamente la absorción de azufre desde el suelo y su contenido interno, alcanzando rendimientos similares a los alcanzados cuando se aplicaron 40 kg/ha de azufre al suelo. Esto probablemente ocurrió debido al estímulo en la mineralización microbiana de la materia orgánica, producto de la mayor generación y flujo de carbohidratos hacia la raíz.

Continuar investigando para desarrollar estas nuevas herramientas, es parte de la misión y objetivos de NutriAvanza. Flexibilizar y facilitar el ingreso al país, fomentar el desarrollo y la adopción de estas nuevas tecnologías, tan necesarias y beneficiosas para el sector agropecuario, es tarea de todos.

En la foto: Emmanuel Challet gerente técnico de Agronutrition, Carlos Zanotta gerente De Sangosse Latín América, Federico Lazbal director de Nutriavanza y el Dr. Hicham Ferhout gerente de investigación de Microbial Bioestimulantes.

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