Agricultura

Ante lo difícil de competir con Brasil, el camino puede ser “diferenciarse”

1 de octubre de 2024

Brasil “se despegó de todos, incluso de Estados Unidos”, ya que “hoy tiene más de 45 millones de hectáreas”, “produce 150 millones de toneladas”, tiene “zonas agrícolas muy buenas”, por lo que es un “jugador cada vez más importante en soja”, tiene “tecnología”, “buenos profesionales” y “ambientes” productivos. Así lo destacó el presidente del directorio del Grupo Don Mario (GDM), Gerardo Bartolomé, en una entrevista con VERDE, que se realizó en el marco de la jornada anual de Barraca Erro, a fines de julio en el edificio corporativo de la empresa uruguaya, en la ciudad de Dolores, departamento de Soriano.

En este diálogo el empresario argentino se refirió a varios temas de actualidad y de importancia para la producción de granos, como el rol que juega hoy Brasil en la agricultura regional y mundial, así como el relevo generacional en las empresas, considerando que actualmente su hijo Ignacio Bartolomé pasó a asumir la responsabilidad de ser el gerente general de GDM.

¿Qué está haciendo Brasil en agricultura?, y ¿qué puede hacer Uruguay para diferenciar la producción de soja? En respuesta a estas interrogantes, el presidente del directorio de GDM valoró que “la política (del país norteño) es mucho más estable con respecto al agro, a pesar de los cambios de gobiernos y un poco de la política”.

“A Brasil lo veo como un jugador importante en soja y también en maíz, porque tiene 20 millones de hectáreas”, mientras que “Argentina tiene 8 millones de hectáreas”, y “con trigo está haciendo un trabajo interesante de tropicalizar” el cultivo, para llevarlo a “los cerrados (sierras en portugués)”, resaltó.

Para Bartolomé hay “algo de desconocimiento” en la región sobre lo que pasa en el mercado brasileño, pero “no se lo subestima, porque los números de Brasil son muy impresionantes, en superficie, producción y rendimiento por hectárea”. “Brasil tuvo un crecimiento exponencial”, todos saben que es “el líder, no solo sudamericano sino mundial”, y “con superficie para crecer”, enfatizó.

Bartolomé recordó que GDM comenzó a trabajar en Brasil en 2003, con 0% de participación en el mercado de semillas de soja y hoy cuenta con el 80%. “Al igual que en Uruguay, en Brasil rompimos un paradigma”, al incorporar los materiales indeterminados, destacó. Explicó que a Brasil “fuimos con una genética ofensiva y allí se utilizaba una defensiva”. Afirmó que allí lo que “el agricultor quiere son kilos por hectárea, por eso nos eligió”. 

A la hora de pensar y planificar en estrategias para competir y diferenciarse de la producción brasileña, la alternativa pasa “por el lado de los costos”, considerando que “Brasil tiene un problema de suelos”, sobre todo en los cerrados, que requieren “muchos insumos”, comentó. Sin embargo, admitió que “será muy difícil competir” con ese país, ya que sus productores y empresarios “son muy eficientes”. Es un “desafío importante para Argentina, Paraguay y Uruguay”, planteó.

Sugirió que para Uruguay “un camino puede ser” el de apuntar a “nichos”, para diferenciar la soja en los mercados del mundo. “Al contar con menos superficie puede tener trazabilidad” y generar elementos que le permitan diferenciarse, como los vinculados con la huella de carbono o la agricultura regenerativa, opinó.

“Los nichos son para poca superficie, con lo cual esta alternativa no corre para Argentina, porque tiene 15 millones de hectáreas sembradas de soja y creo que tampoco para Paraguay, que tiene 3 millones de hectáreas”, consideró.

Advirtió que las retenciones a las exportaciones de soja en Argentina representan una “mochila importante”, y sin ellas y con un tipo de cambio “más competitivo”, podría ser un jugador relevante del mercado global, pero “nunca va a competir con Brasil”.

La tecnología y el relevo

En cuanto al recambio generacional en las empresas, específicamente en el caso de esta firma, Bartolomé aludió a conversaciones que mantenía con su hijo al respecto. Este asunto es “muy importante” en la actualidad, porque hoy hay “mucha tecnología novedosa”, como “lo digital” y otras herramientas, por lo que con más de 65 años de edad “no estaba preparado para eso”, “le hubiese hecho daño a la compañía”, así que “Ignacio (Bartolomé) tomó la posta y está haciendo un excelente trabajo, fruto de su capacidad y de que entiende mejor la tecnología”, reflexionó.

“A cierta edad lo mejor es que alguien más joven y adecuado a esta realidad asuma la responsabilidad del cambio”, dijo. No obstante, reconoció que fue una decisión que le “costó bastante después de 40 años” de fundar la empresa, tener la “adrenalina de todos los días” y que pasó por un período de “duelo”, que ya superó al ver el “buen trabajo de Ignacio y que la empresa se mantenga dentro de la familia”.

Igualmente, al ser el presidente del directorio, participa de algunas decisiones de carácter “macro” y cada dos meses se reúnen para analizar los proyectos, además de tratar el “camino” trazado a “mediano y largo plazo”, de manera más “estratégica” que “operativa”.

Don Mario comenzó en 1982, al mudarse de Buenos Aires capital al interior de esa provincia. “Desde el comienzo se trató de ser muy profesional”, recordó Bartolomé, quien había sido ayudante en la cátedra de cultivos industriales en la Universidad de Buenos Aires y eso “me motivó a tener contacto con la soja”. 

“Fruto de profundizar en conocimiento, formación, visitas técnicas, me seguí enganchando”, pero “nunca me hubiese imaginado el camino recorrido, los objetivos alcanzados y la realidad” actual de la compañía, admitió. “Lo hice con la ayuda de mi mujer, la pasión y el gusto profesional que me motivó la soja”, dijo. En la actualidad, GDM tiene 2.000 empleados y opera en 15 países de diferentes regiones del mundo, con sus respectivas propuestas comerciales.

“Me saco el sombrero”, dijo Jorge Erro

Respecto a la relevancia que tuvo Gerardo Bartolomé en el sector agrícola, especialmente en el desarrollo del cultivo de soja en Uruguay, resulta válido tener en cuenta los comentarios que hizo el director de Barraca Erro, Jorge Erro, en el marco de la Jornada Anual de Actualización Técnica de la empresa, cuando fue reconocido con el Tero de Bronce, símbolo de los ingenieros agrónomos.

Como empresario “tengo que sacarme el sombrero”, por tres factores: el “foco en la genética”; el “saber a dónde iba” y la apuesta que hizo al invertir a fines de los años noventa en un “semillero argentino de grupos largos”, dijo Erro. 

También destacó que “tuvo el coraje de cruzarlos con los de ciclo corto americanos”, luego “ponerle todo el dinero que había que invertir durante muchos años”, para generar los materiales 5 largos, 6 cortos indeterminados, que han sido un “éxito” y bastión para el crecimiento  de soja en la agricultura uruguaya. 

De hecho, el área de siembra pasó de unas 10.000 hectáreas en el inicio de los 2000 a superar 1 millón de hectáreas. Y se transformó en el principal cultivo agrícola, dijo Jorge Erro.

Por su parte, Bartolomé afirmó que “lo que disparó esto fueron las personas, los valores y el conocimiento”. 

El empresario argentino recordó que “vinimos (a Uruguay) con un modelo de soja diferente a lo que había”, tratando de “darle al productor uruguayo productos que le agreguen valor”. Y “después de 25 años vemos con satisfacción donde llegamos junto con Erro, en la porción del mercado”, pero “fundamentalmente” en “la profesionalidad y el conocimiento” del equipo, “lo que permite generar un círculo virtuoso entre GDM, Erro y el productor. 

Siempre nuestro foco está en colaborar con el productor para que pueda mejorar la productividad, porque es lo que permite incrementar la rentabilidad”, dijo.

Nota de Revista Verde N°116

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